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PLANES DE DESARROLLO NACIONAL

Por: Miroslava Silva Magdaleno, Areli Guadalupe Garcia Flores, Maria Luisa Ruiz
Lara, Kimberley Vásquez Tovar, Roxana Patricia Vega Rios.

OBJETIVOS DEL PLAN DE DESARROLLO NACIONAL 2006-2012


Felipe Calderón Hinojosa

Garantizar la certeza jurídica y predicibilidad en la aplicación de la ley para toda la


población.
Garantizar el acceso de todos los ciudadanos a un sistema de justicia eficaz.
Garantizar la protección a los derechos de propiedad.
Modernizar el sistema de justicia penal encaminado a lograr un marco
normativo que garantice justicia pronta y eficaz.
Combatir la impunidad para disminuir los niveles de incidencia delictiva. Fortalecer
el sistema penitenciario para garantizar que se haga respetar la ley y se apoye la
readaptación social de manera eficaz.
Establecer mecanismos y procesos que permitan conocer sistemáticamente las
características y patrones del fenómeno delictivo en México, y aseguren la
disponibilidad de información confiable y oportuna.
Recuperar la fortaleza del Estado y la seguridad en la convivencia social mediante
el combate frontal y eficaz al narcotráfico y otras expresiones del crimen
organizado.
Generalizar la confianza de los habitantes en las instituciones públicas,
particularmente en las de seguridad pública, procuración e impartición de justicia.
Combatir a la corrupción de forma frontal.
Fomentar el desarrollo de una cultura de la legalidad.
Asegurar el respeto irrestricto a los derechos humanos y pugnar por su promoción
y defensa.
Garantizar la seguridad nacional y preservar la integridad física y el patrimonio de
los mexicanos por encima de cualquier otro interés.
Salvaguardar la seguridad en las fronteras, así como la integridad y el respeto a
los derechos humanos tanto de los habitantes de estas zonas, como de los
migrantes.
Fortalecer la cooperación internacional para contribuir a los esfuerzos nacionales
en materia de seguridad y defensa de la soberanía.
Fomentar un mayor nivel de desarrollo y mejores condiciones de vida que
prevengan conductas delictivas en las comunidades y espacios urbanos, y que
garanticen a toda la población el goce de sus derechos y libertades.
Desarrollar un cuerpo policial único a nivel federal, que se conduzca éticamente,
que esté capacitado, que rinda cuentas y garantice los derechos humanos.
Fomentar la participación ciudadana en la prevención y combate del delito.
Económico
Elevar el nivel de desarrollo humano y patrimonial de los mexicanos que viven en
las zonas rurales y costeras.
Abastecer el mercado interno con alimentos de calidad, sanos y accesibles
provenientes de nuestros campos y mares.
Mejorar los ingresos de los productores incrementando nuestra presencia en los
mercados globales, vinculándolos con los procesos de agregación de valor y
vinculándolo con la producción de bioenergéticos.
Revertir el deterioro de los ecosistemas, a través de acciones para preservar el
agua, el suelo y la biodiversidad.
Conducir el desarrollo armónico del medio rural mediante acciones
concertadas, tomando acuerdos con todos los actores de la sociedad rural y
promoviendo acciones que propicien la certidumbre legal en el medio rural. Hacer
de México un país líder en la actividad turística a través de la diversificación de
sus mercados, productos y destinos, así como del fomento a la competitividad de
las empresas del sector de forma que brinden un servicio de calidad
internacional.
Superar los desequilibrios regionales aprovechando las ventajas competitivas de
cada región, en coordinación y colaboración con actores políticos, económicos y
sociales al interior de cada región, entre regiones y a nivel nacional.
Garantizar el acceso y ampliar la cobertura de infraestructura y servicios de
transporte y comunicaciones, tanto a nivel nacional como regional, a fin de que los
mexicanos puedan comunicarse y trasladarse de manera ágil y oportuna en todo
el país y con el mundo, así como hacer más eficiente el transporte de mercancías
y las telecomunicaciones hacia el interior y el exterior del país, de manera que
estos sectores contribuyan a aprovechar las ventajas comparativas con las que
cuenta México.
Asegurar un suministro confiable, de calidad y a precios competitivos de los
insumos energéticos que demandan los consumidores. Sector de hidrocarburos.
Incrementar la cobertura de agua potable y alcantarillado para todos los hogares
mexicanos, así como lograr un manejo integrado y sustentable del agua en
cuencas y acuíferos.
Ampliar el acceso al financiamiento para vivienda de los segmentos de la
población más desfavorecidos así como para emprender proyectos de
construcción en un contexto de desarrollo ordenado, racional y sustentable de los
asentamientos humanos.
OBJETIVOS DEL PLAN DE DESARROLLO NACIONAL 2012-2018
Enrique Peña Nieto

1. “Mexico en Paz”
2. Fortalecer el pacto social, reforzar la confianza en el gobierno, alentar la
participación social en la vida democrática y reducir los índices de
inseguridad.
Una sociedad donde todas las personas puedan ejercer plenamente sus derechos,
que participen activamente y cumplan sus obligaciones en el marco de una
democracia plena; y que, por lo mismo, ninguna persona en México se enfrente a
la falta de seguridad, a un inadecuado Sistema de Justicia Penal o a la opacidad
en la rendición de cuentas.
3. “Mexico incluyente”
Enfocar la acción del Estado en garantizar el ejercicio de los derechos sociales y
cerrar las brechas de desigualdad social que aún nos dividen. El objetivo es que el
país se integre por una sociedad con equidad, cohesión social e igualdad
sustantiva.
4. “México con Educación de Calidad”
Propone implementar políticas de estado que garanticen el derecho a la educación
de calidad para todos los mexicanos, fortalezcan la articulación entre niveles
educativos, y los vinculen con el quehacer científico, el desarrollo tecnológico y el
sector productivo, con el fin de generar un capital humano de calidad que detone
la innovación nacional.
4. ”México Próspero”
Busca proveer condiciones favorables para el desarrollo económico a través de
fomentar una regulación que permita una competencia sana entre las empresas y
el desarrollo de una política moderna de fomento económico enfocada a generar
innovación y desarrollo en sectores estratégicos.
5. “México con Responsabilidad Global”
Comprende las políticas del Gobierno de la República encaminadas a defender y
promover el interés nacional en el exterior, y a contribuir al cumplimiento de los
objetivos de desarrollo de México, a través de relaciones cercanas, mutuamente
benéficas y productivas con otros países, sustentadas en una política exterior
vigorosa, sustantiva y activa.
PLAN DE DESARROLLO NACIONAL 2019-2024
Andrés Manuel López Obrador

El presente Plan Nacional de Desarrollo es un instrumento de planificación


estratégica, de alcance nacional, relativo al período 2019-2024, que tiene como
finalidad establecer los objetivos nacionales, las estrategias y las prioridades que
durante la Administración deberán regir la acción del gobierno, con la visión de
hacer de México un país más próspero, justo e incluyente para todas y todos. El
documento representa el compromiso que el Gobierno Federal establece con los
ciudadanos y establece los objetivos y estrategias nacionales que serán la base
para los programas sectoriales, especiales, institucionales y regionales que
emanan de éste. El documento está construido en base a tres Ejes generales
(Justicia y Estado de Derecho; Bienestar; Desarrollo económico) y tres Ejes
transversales (Igualdad de género, no discriminación e inclusión; Combate a la
corrupción y mejora de la gestión pública; Territorio y desarrollo sostenible).

El eje general Bienestar busca garantizar el ejercicio efectivo de los derechos


económicos, sociales, culturales y ambientales, con énfasis en la reducción de
brechas de desigualdad y condiciones de vulnerabilidad y discriminación en
poblaciones y territorios. En este contexto, el Plan busca ayudar a eliminar el
hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición. Uno de los objetivos es
precisamente promover y garantizar el derecho a la alimentación nutritiva,
suficiente y de calidad. Para ello se prevé: a) apoyar el ingreso de las familias en
situación de vulnerabilidad, discriminación y desventaja mediante acciones que
permitan la adquisición de alimentos básicos; b) articular las políticas y programas
orientados a la producción sostenible para promover la oferta de alimentos a
precios accesibles de preferencia en localidades de alta marginación, pueblos y
comunidades indígenas y afromexicanas, y con altos niveles de violencia; c)
fortalecer el marco normativo aplicable a todos los actores que intervienen en la
formación de hábitos alimenticios saludables, con especial énfasis en niñas, niños,
adolescentes y jóvenes; d) garantizar la disponibilidad de alimentos en los hogares
que respondan a las necesidades nutricionales, diversidad y cultura.

Además, el Plan se propone erradicar la pobreza, incluidas las zonas rurales. Se


contemplan las siguientes estrategias: a) diseñar, desarrollar e implementar una
política pública integral, multisectorial dirigida a la primera infancia, basada en
atención especializada con énfasis en salud, nutrición,
educación y cuidados; b) priorizar las políticas y programas de bienestar que
tengan como objetivo salvaguardar los derechos de niñas, niños, jóvenes,
mujeres, adultos mayores, personas con discapacidad, pueblos y comunidades
indígenas y afromexicanas; c) instrumentar las pensiones solidarias no
contributivas y otras acciones afirmativas a favor de grupos en situación de
discriminación, desventaja, rezago social y precariedad económica; d) priorizar la
atención de los programas sociales de bienestar del Gobierno de México entre los
pueblos y comunidades indígenas y afromexicanas; e) implementar acciones que
otorguen protección social integral a niñas, niños, jóvenes, mujeres, adultos
mayores, personas con discapacidad y pueblos y comunidades indígenas y
afromexicanas, con especial atención a aquellas que viven en situación de
vulnerabilidad; f) desarrollar políticas integrales que contribuyan a detener la
transmisión intergeneracional de la pobreza, dirigidas principalmente a grupos en
situación de vulnerabilidad históricamente excluidos y/o discriminados.

METRICAS PARA MEDIR AVANCES Y LINEAS DE ACCIÓN


Las líneas de acción se conciben como estrategias de orientación y organización
de diferentes actividades relacionadas con un campo de acción, de tal forma que se
pueda garantizar la integración, articulación y continuidad de esfuerzos, de manera
ordenada, coherente y sistemática.

¿Cómo diseñar un plan de acción?

 Define tu objetivo final. Si no tienes claro lo que quieres hacer y lo que


quieres lograr, te estás preparando para el fracaso.
 Enumera los pasos a seguir.
 Prioriza las tareas y agrega fechas límite.
 Identifica los recursos necesarios.
 Visualiza tu plan de acción.

¿Que son las metricas para medir avances?

Una métrica de gestión de proyectos es por definición cualquier tipo de variable que
pueda ser usada para medir el desempeño de algún aspecto del proyecto que sea
importante y queramos controlar.

Entre los indicadores clave para evaluar un proyecto que pueden ayudar a mantener tu
proyecto a tiempo incluyen:

 Porcentaje de tareas completadas.


 Tareas pendientes del proyecto.
 Hitos perdidos.
 Índice de rendimiento de programa: Valor de terminación (EV) / valor planificado
(PV)

Metricas de evaluación del PDN 2019-2024.

El plan de desarrollo debe servir como una guía para orientar las acciones y medidas
del gobierno; el plan actual sin embargo tiene ausencias importantes tanto de
temas como de acciones concretas para alcanzar los
objetivos El 30 de abril, la Cámara de Diputados recibió el Plan Nacional de
Desarrollo 2019- 2024 (PND) que se publicó en la Gaceta Parlamentaria. Se trata de
un documento de 64 páginas donde el presidente López Obrador expone los
objetivos que espera alcanzar en su gobierno: fortalecer al Estado de derecho,
impulsar el desarrollo económico sostenible y garantizar el bienestar de todos los
mexicanos. Como anexo, se incluye un documento de 225 páginas elaborado por la
Administración Pública Federal, encabezada por la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público (SHCP), que incluye objetivos, indicadores y estrategias para atender algunos
de los problemas más serios del país. El documento elaborado por el presidente
contempla tres pilares en los que actuará: Política y Gobierno, Política Social y
Economía. En el desglose de estos se encuentran los apartados sobre corrupción,
política exterior, el cambio de paradigma en seguridad, educación, salud y sus
proyectos de infraestructura.
En seis años, el presidente se ha puesto como metas una tasa de crecimiento del PIB
de 6%, con un promedio sexenal del 4%; empleos suficientes para los jóvenes que
ingresen al mercado laboral; una recuperación del 20% del poder adquisitivo en los
salarios; la erradicación de la pobreza extrema; mejores pensiones para los adultos
mayores; alcanzar la autosuficiencia en maíz, frijol, arroz, carne de cerdo y de res; la
reforestación del territorio nacional; la disminución de la migración hacia Estados
Unidos y una reducción al 50% de los delitos
Para lograr el crecimiento económico esperado, el gobierno federal contempla una
mayor inversión, mejor recaudación de impuestos y un gasto más eficiente. Sin
embargo, existen dudas sobre cómo se logrará esto. El apartado dedicado a la
economía critica las medidas impulsadas por las administraciones anteriores, pero no
ofrece estrategias específicas sobre cómo se financiarán los planes del sexenio.
Tampoco incluye información sobre los costos, tiempos de construcción ni
responsables de los proyectos. En el caso del Tren Maya, el proyecto de infraestructura
más importante del sexenio, se estima que costará “entre 120 mil y 150 mil millones
de pesos que provendrán de fuentes públicas, privadas y sociales” sin que se
especifique cuáles son o cómo serán seleccionadas.
De acuerdo con Sergio Luna, director del Departamento de Estudios Económicos de
Citibanamex, el objetivo de un crecimiento del PIB a un 6% para el 2024 es “agresivo”,
sobre todo si se considera que el promedio de crecimiento de la última administración
federal fue de 1.4%. Para lograr la tasa contemplada, el gobierno no puede ser el único
impulsor del crecimiento. El economista afirma que es necesario atraer más inversión
extranjera y para que esto suceda se debe ofrecer certidumbre.

Uno de los grandes desafíos es el nivel de deuda que tiene el país. Mientras que Peña
Nieto recibió el gobierno con un margen de deuda del 42% del PIB, López Obrador
heredó una deuda pública alta, equivalente al 54%. Como consecuencia, el margen de
maniobra en las finanzas públicas es reducido. A su vez, el presidente no podrá
mantener la promesa de no incrementar los impuestos y conservar la disciplina fiscal
porque si lo hace, no le alcanzará el dinero para sus programas sociales y sus
proyectos de infraestructura.

Por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos


(OCDE) redujo la expectativa de crecimiento del PIB del país para 2019, de 2.0 a 1.6%
y para 2020, de 2.3 a 2.0%. Las razones detrás de esto son la desaceleración
económica internacional, las relaciones tensas entre México y Estados Unidos y la
transición política mexicana. El organismo advierte que Pemex es un factor de riesgo
para la calificación crediticia del país, que podría provocar el incremento del interés de
la deuda y la reducción de recursos para invertir en salud, educación y en los
programas sociales del gobierno. Por otro lado, los principales desafíos que el
organismo ve son los bajos niveles de educación y los altos niveles de pobreza y
desigualdad. Dentro del PND, el presidente se comprometió a mejorar las
escuelas, revertir la reforma educativa peñista y garantizar el acceso a la educación.
En el anexo se leen como objetivos elevar la calidad del Sistema Educativo
Nacional, fortalecer la profesionalización docente a través de las evaluaciones
diagnósticas y las mejoras en los procesos de selección, un punto que entra en
conflicto con la reforma educativa que el Congreso discutirá en un periodo
extraordinario. La Confederación Patronal de
la República Mexicana considera que en materia educativa no existen estrategias,
rutas de acción, metas e indicadores sobre lo que se pretende conseguir a lo
largo del sexenio. “Sin ello, el camino al éxito es imposible”, concluye en su
comunicado. Aunque uno de los objetivos de la actual administración es garantizar el
bienestar para todos los mexicanos, la salud recibe muy poca atención en el PND.
Solamente se menciona la necesidad de garantizar el acceso efectivo, universal y
gratuito a servicios de salud y medicamentos “bajo los principios de participación
social, competencia técnica, calidad médica, pertinencia cultural y trato no
discriminatorio”. Para cumplir esto, se trazaron ocho estrategias que contemplan la
profesionalización del personal de salud, la mejora de la infraestructura y
equipamiento médico, el fomento a la cultura de la prevención, la atención a la salud
mental y sexual y el diseño de políticas públicas para atender enfermedades como la
diabetes y el cáncer. Si el presidente desea un sistema de salud comparable al de
los países nórdicos, necesita aumentar el monto de inversión en materia de salud, lo
cual no está contemplado en su plan estratégico. La cultura es otra de los
olvidadas en el PND. Son solo dos los compromisos que se plantean en esta
materia: llevar actividades artísticas y culturales al 92.9% de los municipios con
una tasa de incidencia delictiva alta y muy alta y que los mexicanos no tengan que
desplazarse más de 5 kilómetros de su casa para asistir a algún evento cultural
organizado por la Secretaría de Cultura. No obstante, no se proyecta el
incremento de infraestructura cultural ni del presupuesto destinado a la
secretaría. María Carina Navarro, coordinadora nacional de Desarrollo
Institucional de la SC, reconoce que en el plan hay omisiones, como los estímulos
a la creación y a las industrias creativas. La funcionaria justificó su ausencia en el
documento afirmando que se trata de “un sector amplio y es difícil incluir todo en un
objetivo y ocho estrategias. Por eso está tan comprimido”, pero que en
las modificaciones futuras se contemplarán. Arturo Saucedo, especialista en
legislación cultural, opina que es un documento plagado de “buenas intenciones”,
pero donde no están definidos los programas, estrategias y políticas
que beneficiarán a los creadores. La ciencia y la tecnología
tampoco se consideraron en la planeación del sexenio. En el texto de Presidencia
solo se dedica un párrafo para dicho rubro. El gobierno federal proveerá becas para
el desarrollo de la investigación mientras que el Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología (CONACyT) coordinará el Plan Nacional de Innovación entre
universidades, científicos, pueblos y empresas. En el anexo ninguno de estos puntos
se elaboran. Sin presupuesto para becas, desarrollo tecnológico o innovación resulta
difícil lograr el crecimiento planeado. El anacronismo del PND de López Obrador
podría explicarse si se considera que sus principales inspiraciones fueron los
programas del Partido Liberal Mexicano, redactado en 1906, y el Plan Sexenal del
gobierno de Lázaro Cárdenas (1936-1940). Pese a que los planes de desarrollo de las
administraciones deben ser una guía para los objetivos y medidas que se
implementarán a lo largo de seis años, en realidad tienen poca incidencia en la toma
de decisiones. Por ejemplo, el PND del sexenio de Enrique Peña Nieto planteaba cinco
metas y ocho estrategias transversales de los que se desprendían sus programas
sociales y presupuestarios, así como diagnósticos, indicadores y mecanismos de
evaluación para darle seguimiento. Al final, el desempeño de la política social entre
2013 y 2018 fue calificado por el CONEVAL como insuficiente. El PND pierde
importancia a lo largo del sexenio, y sus programas y
presupuesto dejan de coincidir con los planteados al inicio del mandato. En
su columna en El Universal, el ministro en retiro José Ramón Cossío Díaz afirma que la
dualidad de documentos podría generar problemas. En primer lugar, para los
diputados que tendrán que determinar las normas y presupuestos que podrán
establecerse y, en segundo, para el gobierno federal, los gobiernos locales y el sector
privado al coordinar sus acciones. Como señala el ministro en retiro, “el Plan Nacional
de Desarrollo es un instrumento de control del Congreso de la Unión al Presidente de
la República”. Al aprobarse, se genera una relación de reciprocidad: el presidente debe
acotar su acción a lo aceptado por el Congreso y este a su vez tendrá que exigirle que
cumpla. Pero si son dos documentos con incongruencias en las cifras, ¿cómo
determinar cuál tendrá que respetarse? Mientras que el documento elaborado por
Presidencia proyecta terminar con la mitad del índice delictivo, la administración pública
federal se plantea un objetivo más realista al reducirlos un 15.6%. El presidente se
propone terminar con la pobreza extrema, pero sus secretarios consideran que al final
del sexenio solo habrá 5 millones de mexicanos viviendo en dicha situación. A su vez,
algunos temas que incluyó el presidente, como la revocación de mandato y las
consultas ciudadanas, no están incluidos en el segundo documento.
Ante la presencia de dos documentos y la falta de claridad de las metas y acciones
concretas para alcanzarlas, la Cámara de Diputados tiene ante sí la responsabilidad de
hacer ajustes antes del 1 de junio para que el rumbo que tome el sexenio sea en
beneficio de los mexicanos y no de los intereses del presidente.

Metricas de evaluación del PND de 2006-2012

Economía competitiva y generadora de empleos

La finalidad de la política económica de la presente Administración será lograr un


crecimiento sostenido más acelerado y generar los empleos formales que permitan
mejorar la calidad de vida de todos los mexicanos. Mejorar las condiciones de vida y
las oportunidades de todos, especialmente de aquellos que viven en la pobreza,
es un imperativo social
La estrategia integral propuesta en este Plan, basada en cinco grandes objetivos y ejes
de acción, busca alcanzar un mejor desempeño económico. Una economía nacional
más competitiva brindará mejores condiciones para las inversiones y la creación
de empleos que permitan a los individuos alcanzar un mayor nivel de bienestar
económico.
Los problemas sociales, políticos y económicos del país están íntimamente
relacionados.

Diagnóstico.

En los últimos años, el crecimiento promedio de la economía mexicana ha sido


insuficiente para abatir los rezagos económicos y sociales a la velocidad deseada.
Como resultado de los esfuerzos para fortalecer la economía del país esperamos lograr
un crecimiento anual del PIB del 5% al final del sexenio. En ausencia de cambios
importantes, el crecimiento de la economía mexicana será, en promedio, de alrededor
de 3.5 % por año, lo que implica un incremento per cápita cercano a 2.4%. De
mantenerse esta situación, tomaría 30 años duplicar el nivel de ingreso por habitante.
Al mismo tiempo, la competencia internacional implica que se necesitan acciones
decididas para mantener la competitividad: la pasividad sólo llevaría a un mayor
rezago. Las estrategias delineadas en este Plan buscan un crecimiento del PIB per
cápita de por lo menos 20% de 2006 al 2012.

Metricas de evaluación del PDN de 2013-2018.

La planeación nacional requiere de respuestas concretas a cuestionamientos como qué


tanto logramos avanzar y con qué rumbo. La orientación de la administración pública
hacia la medición de sus resultados y la creciente demanda ciudadana de información
sobre las acciones del gobierno hacen posible que contemos hoy con mecanismos de
seguimiento del avance en el cumplimiento de los objetivos nacionales En
este escenario, ante la inminencia del cambio de administración y la transición hacia un
nuevo modelo de país, resulta oportuno preguntarnos: ¿cuáles fueron las
prioridades de gobierno en materia de desarrollo y cuáles son sus principales
resultados?
El 20 de mayo de 2013, bajo la visión de “Un México donde cada quien pueda escribir
su propia historia de éxito y sea feliz”, Enrique Peña Nieto (EPN) presentó el Plan
Nacional de Desarrollo 2013-2018 (PND). El plan centra sus objetivos en alcanzar un
México en paz, incluyente, con educación de calidad, próspero y con responsabilidad
global, e incorpora estrategias transversales para democratizar la productividad,
modernizar y acercar el gobierno a la población e incorporar la perspectiva de género.
De este plan, rector de los ejes de desarrollo, se derivaron programas sectoriales,
especiales e institucionales: hojas de ruta para las entidades y dependencias del
gobierno federal en las cuales se establecían los objetivos específicos para el combate a
la problemática de cada sector de desarrollo. Al terminar el primer año de gobierno de
la actual administración, el país contaba con un conjunto intrincado de cientos de
objetivos, estrategias, líneas de acción e indicadores para el seguimiento del
cumplimiento de las metas y objetivos nacionales. Las metas, en el mejor de los casos,
se establecieron con base en el diagnóstico de la problemática social y ponderando
el nivel de complejidad, las trayectorias del problema, así como los recursos
humanos y materiales destinados a su atención.
El rumbo del país se encontraba definido, no quedaba más que seguir
meticulosamente el programa trazado con detenimiento. La reciente publicación del
CONEVAL sobre los Avances de las prioridades nacionales al quinto año de la
administración nos brinda un panorama general sobre el desempeño de la política
social respecto a los objetivos y metas que el actual gobierno se planteó al inicio de su
administración.
Resalta que, del total de indicadores definidos para el seguimiento de los principales
objetivos de desarrollo (salud, educación, bienestar económico, productividad y
competitividad, seguridad alimentaria, ciencia y tecnología, medio ambiente, seguridad,
urbanización y vivienda, seguridad social y equidad de género), sólo cuatro de cada
diez lograrán alcanzar su meta al final de este sexenio.
Según el mismo informe, los indicadores relacionados con seguridad social, seguridad
alimentaria y educación reportaron el mayor avance promedio al quinto año de
gobierno. En tanto que los indicadores asociados a bienestar económico,
productividad, competitividad, urbanización y vivienda alcanzaron un desempeño
rezagado respecto al valor esperado al cierre de esta administración.
De las metas establecidas para los distintos objetivos de desarrollo, los indicadores
alcanzaron en promedio un 60% de cumplimiento. Avanzamos, pero no lo suficiente
para alcanzar el máximo potencial del país que profetizaba el PND en sus páginas
inaugurales. Aunado a ello, el avance no se dio en piso parejo. Como menciona el
informe del CONEVAL, los indicadores orientados a medir los objetivos del gobierno en
seguridad social tuvieron un avance adecuado en su conjunto; no obstante,
indicadores como el porcentaje de población en situación de pobreza sin acceso a la
seguridad social muy probablemente no alcanzará la meta del 30 por ciento a finalizar
del sexenio: de 2012 a 2016 sólo se lograron reducir dos puntos porcentuales,
pasando de 38 a 36 por ciento en cuatro años.

Seguridad alimentaria es otro de los objetivos donde se logró avanzar conforme a lo


planeado: el porcentaje de población con seguridad alimentaria se encuentra a un paso
de alcanzar la meta estimada para 2018 de 60 por ciento de la población con
acceso a alimentos seguros, nutritivos, con calidad y en cantidad suficiente para una
vida sana. De manera contrastante, la estrategia de combate al hambre en el país,
objetivo central de la política social que buscaba erradicar el hambre en el transcurso
de seis años, reporta resultados desalentadores: la población en pobreza extrema de
alimentación, que se encuentra en la intersección del hambre y el abandono social,
sumará cerca de cinco millones de personas al finalizar este gobierno. Por
otro lado, el documento de CONEVAL señala que la recuperación del ingreso de la
población constituye uno de los principales retos para la consecución de los objetivos
de desarrollo. Si bien se identificaron avances en la creación de empleos para jóvenes
y la inclusión laboral de personas con discapacidad, el ingreso de los grupos
vulnerables no alcanza un nivel que contribuya al abatimiento de la pobreza desde la
dimensión del bienestar económico. La tasa de variación real del ingreso promedio de
los hogares en pobreza extrema de alimentación, por citar un ejemplo, se encuentra a
mitad del camino respecto a la meta esperada al finalizar el sexenio.
Adicionalmente, el informe ofrece un análisis detallado sobre el avance de los objetivos
de la planeación nacional vinculados a sectores específicos de población en situación
de vulnerabilidad, rezago o exclusión. Se destaca un adecuado avance en el
cumplimiento de las metas nacionales sobre el bienestar de la población indígena,
adultos mayores y personas con discapacidad, y la persistencia de desafíos a la
inclusión de las mujeres, jóvenes y niños al desarrollo.

El progreso de las mujeres en diversos ámbitos de desarrollo fue un aspecto


especialmente monitoreado durante esta administración. Al quinto año de gobierno se
reportan avances importantes en indicadores relacionados con la salud (reducción en
la tasa de mortalidad por cáncer de mama o cérvicouterino), así como la permanencia
de obstáculos para su inclusión laboral y remuneración
igualitaria.La perspectiva de protección de niñas, niños y adolescentes se formalizó
durante este gobierno a través de la creación de un sistema nacional para su atención
y seguimiento. Si bien se redujo de forma importante la carencia por acceso a la
alimentación en este grupo de población, se documentó un incremento en los
niveles de obesidad y sobrepeso infantil. Estos resultados nos llevan a un
punto de suma cero.

El análisis sobre el cumplimiento de los objetivos de planeación nacional del gobierno


de EPN podría extenderse otras tantas páginas, desagregarse o agruparse para
ahondar en su estudio. Aun así, sería complejo emitir un fallo sobre el éxito o
fracaso de la política social con base en los resultados contrastantes que arrojan
sus indicadores. No obstante, podemos decir que el país que deja EPN se parece a
aquel que recibió en los albores de su investidura. Los retos para la superación de la
pobreza, la desigualdad y la inclusión de los grupos en situación de vulnerabilidad
persisten y, en muchos casos, han visto aparecer nuevos desafíos al
desarrollo A fin de cuentas, el veredicto sobre el desempeño de la administración
que concluye se emitió de manera tajante e irrevocable, recientemente, ante las
urnas. En el mismo sentido, el reto que tiene frente a sí Andrés Manuel López Obrador
es casi tan grande como la urgencia de los más de 30 millones de personas que lo
votaron el pasado primero de julio y que reclaman una vida
digna y en paz. A unos meses de iniciar el proceso de definición de las
nuevas prioridades nacionales y de construcción del plan nacional de desarrollo 2018-
2024, resulta crucial hacer una pausa y considerar el tamaño de este desafío. Si
bien la definición de un proyecto de nación no es novedad, existen valiosos
aprendizajes que se desprenden del ejercicio de planeación para el desarrollo de la
actual administración. Es posible mencionar, en estas breves
líneas, algunos de ellos. Las
prioridades nacionales deberán responder a la realidad del país, sin matices ni
atenuantes, e ir de la mano con el sentir de la comunidad que la padece. Deberá
considerar la complejidad del sistema de actores y mecanismos que se entretejen,
refuerzan y, algunas veces, se contraponen en el camino por el desarrollo social
inclusivo.
Se requiere una visión transversal y estratégica del desarrollo, una perspectiva desde
todos los sectores: la pobreza emana desde todos los ámbitos y requiere la suma
de esfuerzos coordinados. El enfoque sectorizado de combate a la pobreza podría
estar ya superado.

El Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 en México permite una mejor


evaluación de metas por varias razones:

1. Objetivos específicos: El plan estableció metas y objetivos claros y específicos


para cada uno de los cinco ejes estratégicos: México en Paz, México Incluyente,
México con Educación de Calidad, México Próspero y México con
Responsabilidad Global. Estos objetivos fueron detallados y cuantificables, lo que
facilita su seguimiento y evaluación.

2. Indicadores medibles: El plan incluyó la definición de indicadores medibles para


evaluar el avance hacia las metas establecidas. Estos indicadores permiten
realizar un seguimiento sistemático de los resultados y determinar si se están
logrando los objetivos planteados.

3. Plazos y seguimiento: El plan estableció plazos y cronogramas para el logro de


las metas. Esto brinda un marco temporal claro para evaluar el progreso en la
implementación de las políticas y programas. Además, se promovió el seguimiento
periódico de los avances a través de la participación de organismos como el
Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).

4. Evaluación periódica: El plan promovió la evaluación periódica de los resultados


y la rendición de cuentas. Se estableció un sistema de seguimiento y evaluación
que permitió medir y analizar el impacto de las políticas implementadas. Esto
brinda información valiosa para ajustar y mejorar las estrategias en función de los
resultados obtenidos.

5. Participación y transparencia: El plan fomentó la participación ciudadana y la


transparencia en la implementación de las políticas. Se buscó involucrar a la
sociedad civil, organismos internacionales y expertos en el seguimiento y
evaluación de las metas establecidas, lo que brinda una visión más integral y
objetiva de los resultados.

En general, el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 en México permitió una


mejor evaluación de metas debido a su enfoque en objetivos específicos y
medibles, la definición de indicadores claros, el establecimiento de plazos y
seguimiento, la evaluación periódica y la promoción de la participación ciudadana
y la transparencia. Estas características brindaron un marco sólido para evaluar el
progreso y el impacto de las políticas implementadas durante ese periodo.

La claridad y especificidad de los objetivos permitieron que tanto el gobierno como


la sociedad pudieran tener una comprensión clara de lo que se buscaba lograr en
cada uno de los ejes estratégicos. Esto facilitó la identificación de los resultados
esperados y la asignación de recursos adecuados para su consecución. Los
indicadores medibles establecidos en el plan proporcionaron una base sólida para
evaluar el avance hacia las metas. Estos indicadores permitieron realizar un
seguimiento cuantitativo y cualitativo de los resultados, lo que facilitó la
identificación de las áreas en las que se estaban logrando avances y aquellas que
requerían mayor atención.

El establecimiento de plazos y cronogramas para el logro de las metas fue


fundamental para darle un sentido de urgencia y responsabilidad a la
implementación de las políticas. Esto permitió evaluar el progreso en función de
los tiempos establecidos y realizar ajustes necesarios para asegurar el
cumplimiento de los objetivos en el periodo estipulado. La evaluación periódica de
los resultados, respaldada por organismos como el CONEVAL, garantizó que se
llevara a cabo un seguimiento sistemático y objetivo del progreso alcanzado. Esto
permitió identificar los logros obtenidos, los desafíos encontrados y las lecciones
aprendidas para mejorar la implementación de políticas futuras. La participación
ciudadana y la transparencia fueron elementos fundamentales en la evaluación de
metas del plan. La apertura a la participación de la sociedad civil, la consulta
pública y la rendición de cuentas contribuyeron a una evaluación más integral y
objetiva de los resultados. Además, la transparencia en la implementación de las
políticas permitió una mayor confianza en los procesos y resultados evaluados.

En resumen, el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 en México permitió una


mejor evaluación de metas debido a la claridad y especificidad de los objetivos, el
establecimiento de indicadores medibles, la definición de plazos y seguimiento, la
evaluación periódica, la participación ciudadana y la transparencia. Estas
características proporcionaron un marco sólido para evaluar el progreso y el
impacto de las políticas implementadas durante ese periodo y para mejorar la
toma de decisiones en el futuro.

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