Está en la página 1de 24

La psiquiatría clásica y sus dos clínicas: Manuel Zlotnik

INTRODUCCION

Durante muchos años la psiquiatría prescindió de la psicopatología al reducir a los fenómenos a una mera descripción objetiva
(clínica de la mirada). Esta limitada perspectiva es lo que luego permitió la constitución del campo de la clínica, propio de la
psicopatología.

Los locos no eran considerados como enfermos pertenecientes a la medicina. En el siglo XVII surge el asilo como lugar de
encierro y allí se alojaban todos los marginados del sistema (personas consideradas improductivas, locos, mendigos, criminales,
etc). Estos lugares no se ocupaban ni de un diagnostico, ni de un tratamiento, solo encerraban a la gente marginada de la
sociedad.
Con la revolución francesa se introduce la diferenciación entre los locos de aquellos que no lo son.
Pinel, el primero dedicado al diagnostico, tratamiento y atención de quienes comienzan a ser llamados alienados. Se constituye
la medicalizacion de la locura: la entrada de la locura como enfermedad en la medicina.

Siguiendo a Bercherie existen dos tiempos en la historia de la psiquiatría: el primero, el periodo de la CLINICA SINCRONICA
(referentes: Pinel y Esquirol); el segundo, el periodo de la CLINICA DIACRONICA (referentes: Falret y Bayle).

CONCEPTOS DE SINCRONIA Y DIACRONIA

SINCRONIA: Aspecto estático de un fenómeno, designa un estado de cosas en una relación de simultaneidad que excluye
intervención del tiempo, cuando el objeto estudiado lo es en su estructura actual o efectiva, cuando todos los elementos y
factores que se ponen en juego pertenecen a un solo momento de una misma lengua (a un mismo estado).
DIACRONIA: Consiste en tomar un objeto y estudiar sus modificaciones a través del tiempo (evolución y sucesión). Cuando
hace intervenir elementos y factores que pertenecen a estados de desarrollo diferentes de una misma lengua

La clínica psiquiatrita sustituirá los conceptos de “elementos y factores” por el de síntomas y el de “lengua” por el de
enfermedad mental.

LA CLINICA SINCRONICA

Toma a la enf. mental en el momento preciso en que se la esta abordando, sin tener en cuenta sus antecedentes, ni el tipo de
evolución. Estudia en AQUÍ y el AHORA de la evaluación de la enf. Clínica fundada en la descripción sindrómica de la patología
(conjunto de síntomas que se presentan en determinado tiempo).
La locura es tomada como un género único. La causa de la locura no podía ser determinada.

Pinel y las especies de la locura

La tradición hipocrática consiste en poner el acento en la observación clínica y la descripción objetiva de los fenómenos.
Dentro de esa corriente se inscribe Pinel. Desde su perspectiva se trata de observar no para explicar sino para describir lo real.
En 1800 considera la alineación mental como una perturbación de las funciones intelectuales, se trata de afecciones
producidas en condiciones normales.
Existen dos tipos de neurosis cerebrales:

1
1) Las comatosas, anulación de las funciones mentales tales como memoria, entendimiento, atención, inteligencia,
voluntad, efectividad y juicio.
2) Las vesanias, ubica a la locura o alineación mental, que no implican la abolición de esas facultades sino solo su
perturbación. Existen otras tres entidades que forman parte de este tipo de neurosis: hidrofobia, sonambulismo y la
hipocondría.

La locura es concebida como única y dentro de ella encuentra distintos síntomas o síndromes que son entendidos como
distintas apariencias de ese fenómeno único (Locura).

La nosología de Pinel es desplegada en cuatro especies de síndromes para la locura:

1) Manía, se define como un delirio generalizado, cubre todos los objetos del mundo que rodean al sujeto. Perturbación
de las funciones del entendimiento como la afectividad, el juicio, la imaginación, la percepción y la memoria. Viene
acompañado por una viva agitación. Describe la manía sin delirio, una subversión de manía, mas conocida como manía
razonante. Solo se altera la afectividad y la excitación.
2) Melancolía, El delirio esta acotado a un objeto en particular. Fuera de ese núcleo delirante las facultades mentales
permanecen intactas.
3) Demencia o abolición del pensamiento, incoherencia en la manifestación de las facultades mentales, desorden y
movilidad, existencia automática y destrucción de la función de síntesis.
4) Idiotismo, obliteración de las facultades intelectuales y afectivas. Pinel la plantea como adquirida.

Pinel determina tres tipos de causas:

 Causas físicas, traumatismo o causas simpáticas.


 La herencia.
 Causas morales.

Pinel propone el tratamiento moral. El sujeto se ve afectado por el contexto, por eso es necesario incluirlo en un contexto sano,
mas ordenado y con cuidados especiales. Libera a los locos de las cadenas. Es contexto mas sano es la internación.
El tratamiento moral da lugar a la institución curativa, antecedente de los psiquiátricos. El alienado era sometido a una
disciplina severa y paterna, a una tutela médica y a la ley colectiva de la institución. Dominar al alienado poniéndolo en
estrecha dependencia de un hombre apto (por sus cualidades físicas y morales). Para lograr el resultado esperado había que
suscitar el respeto del alienado y su confianza.

Esquirol y la culminación de la clínica sincrónica

La locura es definida por Esquirol como una afección cerebral ordinariamente crónica, sin fiebre, caracterizada por desordenes
en la sensibilidad, inteligencia y voluntad.

Sigue el mismo modelo de descripción sindrómica de un género único y su nosología es:

1) Idiotez, es congénita. Describe tres grados: imbecilidad, idiotez y cretinismo. Queda por fuera de la locura, como una
alteración de base orgánica.
2) Demencia, esta divida en forma aguda (demencia aguda y curable) y dos formas crónicas e incurables.
3) Manía, Ídem Pinel. Pero excluye la forma sin delirio razonante: la ubica dentro de las monomanías. La manía es una
alteración y exaltación del conjunto de facultades mentales, como un delirio total, la alteración intelectual es primaria.

2
4) Monomanía, a nivel de los afectos existen dos formas: la lipemanía (pasión triste) y la monomanía (pasión alegre). A
nivel de la perturbación intelectual: monomanía intelectual (ilusiones, delirio y alucinaciones), monomanía afectiva
(alteraciones en el carácter, la afectividad y el comportamiento), monomanía instintiva o sin delirio (enfermo es llevado
a actos que la conciencia no acepta, no lo puede evitar, categoría del inimputable. La lipemanía corresponde a
trastornos del humor y la monomanía a trastornos del juicio.

Esquirol hace la distinción entre alucinación e ilusión, la primera consiste en una percepción sin objeto y la segunda, en una
percepción deformada del objeto.
La etiología de la enf. mental también tiene causas físicas y causas morales, predominando las morales.

LA CLINICA DIACRONICA

Se caracteriza por la observación clínica, la descripción precisa y el gusto por los detalles que caracteriza a los franceses, en
contraposición de los rasgos globales y ordenados de los alemanes que tendieron a sistematizar la nosografía organizando los
fenómenos observables en torno a principios directrices.
Se comienza a abandonar la idea de la locura como género único, para pasar a la idea de enfermedades mentales.
Se tiene en cuenta la evolución de la enfermedad, su inicio y desarrollo.

El descubrimiento de Bayle: un punto de viraje

Bayle se concentra en encontrar la patogenia de la alineación mental. La meningitis crónica desencadena una alineación mental
acompañada de perturbaciones motoras (parálisis general) que evoluciona en tres fases:

1) Delirio monomaniático con exaltación.


2) Delirio maniaco general con agitación.
3) Demencia.

Intenta extender su descubrimiento a la mayoría de las enfermedades mentales.


Se describe por primera vez, una entidad mórbida como un proceso secuencial desarrollando en el tiempo cuadros clínicos
sucesivos que reposan sobre una base anatomo-patológica univoca.
La locura como género homogéneo deja de ser estudiada a partir de un corte transversal, que describe sus cuadros desde una
clínica sincrónica y desde este momento pasan a considerarse cuestiones como la evolución y sus etapas. Se lleva a cabo la
investigación de sus antecedentes y se intenta formular el pronóstico de curso futuro

La clínica diacrónica no comienza con Bayle, sino 20 años después con la aceptación de su descubrimiento.

A partir de la clínica diacrónica, la locura deja de ser un género homogéneo para convertirse en un conjunto de enfermedades
yuxtapuestas, clasificables en su diferencia, donde prevalece la noción de enfermedades mentales como unidades clínico
evolutivas.

Etiopatogenia y evolución en los clínicos franceses

Falret
Pone a punto esta nueva concepción de la clínica. Se considera la evolución de cada paciente, no solo se refiere al cuadro que
presenta en el momento de la observación y de la evaluación, sino también el pasado, los antecedentes y su forma terminal.
Permite vincular el cuadro clínico con su periferia.

3
Falret sienta las bases de la nueva clínica (Diacrónica), estudio de la evolución de la enfermedad (pasado, presente y futuro del
enfermo) búsqueda de su patogenia especifica, recuento de los signos principales y secundarios.

Morel
Toda desviación es una degradación y la posibilidad de esta desviación surge de la acción de circunstancias exteriores nocivas
sobre el hombre. Teoría de la degeneración, sostiene no solo la transmisión hereditaria de la degeneración una vez adquirida,
sino que además señala el carácter de herencia progresiva.
A medida que el germen patológico se transmite, sus efectos se agravan y los grados de decadencia física y moral de los
descendientes se agravan incrementando hasta la esterilidad, la imbecibilidad, la idiotez y finalmente la degeneración cretinosa.
Aparece el concepto de predisposición.

Magnan
Desmitifica a Morel, trata de situar la degeneración en la morfología cerebral. Introduce el concepto de delirio crónico de
evolución sistemática, cuyo curso tiene cuatro períodos delimitados: de incubación (malestar cenestésico general), de
persecución (primero, alucinación elemental y luego la verbal, además se presentan alteraciones de la sensibilidad en general
que completan el cuadro implicando la coordinación y posterior sistematización del delirio que termina por estereotiparse
modificando la personalidad del enfermo), de grandeza (se va borrando el delirio de persecución y aparecen ideas de grandeza
por deducción lógica o por vía alucinatoria. Manifestación de ideas ambiciosas) y de demencia (disminución de actividad
intelectual, repetición de formulas estereotipadas. Enfermo indiferente al medio y con un discurso ininteligible). Es una
descripción clínica evolutiva de una secuencia de cuadros con inicio, desarrollo y final.

Los delirios crónicos en la escuela alemana

Grienssinger
El fundador de la escuela alemana de psiquiatría. Introduce una revolución pineliana adoptando el principio etiológico y el
método de observación de los franceses. Es un intermediario entre los dos tipos de clínicas. Presenta una nosología edificada
sobre la idea de la evolución de las formas clínicas o fases dentro de un mismo proceso. Plantea la MONOPSICOSIS: nosología
edificada sobre la idea de la evolución de las formas clínicas o fases dentro de un mismo proceso. Esta nosología permite
aislar los delirios crónicos. Habla de LOCURA SISTEMATIZADA: formación delirante secundaria a una forma de locura aguda.
La “locura sistematizada” es el objeto del debate.

Kahlbaum
Considera la locura sistematizada como un delirio de forma primaria que cuenta con un delirio sistematizado, sin alteraciones
de las facultades mentales y no como secundaria de una forma aguda de la locura. A forma primaria la llamara Paranoia.
Enfatiza las diferencias entre los estados terminales de cada enf.

Snell
Describe la locura sistematizada como un estado delirante y alucinatorio primitivo, no secundario a perturbaciones afectivas, la
persecución precede a la grandeza, la evolución es crónica y raramente es demencial. Esta descripción es admitida por
Grienssinger.

Kraepelin y la 6º edición

Kraepelin ordena las entidades clínicas, síndromes y patologías de la época, es un claro representante de la escuela alemana
porque se propone el orden y la sistematización de las enfermedades nosológicas. La primera edición de su manual de
psiquiatría es de 1883. Su sexta edición es un hito en la historia de la psiquiatría: establece una serie de trece enfermedades

4
ordenadas de acuerdo a su etiología: las primeras exógenas (hay un agente exterior preciso), y las segundas endógenas (el
agente causal ya no se puede precisar con claridad). Estas son:

1. Locuras infecciosas,
2. Locuras por agotamiento,
3. Intoxicaciones,
4. Locuras tiroideas,
5. Demencia precoz,
6. Demencia paralítica,
7. Locura de las lesiones del cerebro,
8. Locura de involución,
9. Locura maníaco – depresiva,
10. Paranoias,
11. Neurosis generales,
12. Estados psicóticos,
13. Detenciones de desarrollo psíquico.

Introduce la diacronía como elemento esencial para la distinción del cuadro.


Los síntomas son clasificados en: elementales o basales (elementos que siempre forman parte del cuadro clínico, el curso de la
enfermedad en el tiempo: inicio, desarrollo y forma terminal, estado de las funciones mentales al inicio y al final); y accesorios
(fenómenos clínicos más evidentes en la patología pero que no necesariamente están presentes en todos los casos). Va a
delimitar los elementos esenciales en: 1) el curso de la enf. en el tiempo. 2) el estado de las facultades mentales al inicio y al
final de la enf.

Con respecto a la paranoia crea un grupo homogéneo definido como delirio primitivo y crónico. Desarrollo dependiente de
causas internas y su evolución continúa en un sistema delirante duradero e inquebrantable; conservando claridad, orden de
pensamiento, voluntad y acción. No hay alteración de facultades mentales. Se instala un sistema producido por un delirio o por
una manera especial de interpretar todo por medio del delirio. El ritmo es crónico y lento. Los pacientes comienzan teniendo
sospechas que luego se vuelven certezas, para finalizar en una convicción inquebrantable. No hay alucinaciones sensitivas,
pero se perciben errores de memoria. El delirio está sistematizado, tiene una lógica interna, rígida y rigurosa, que se extiende al
objeto de la realidad.

En cambio, en la demencia precoz no logra producir un grupo homogéneo. Se define como una perturbación de las

facultades mentales, la voluntad y al afecto, inicio temprano de la enf. en la juventud. La evolución es discontinua y crónica, y
termina en la demencia. Existen cuatro formas diferentes:

1- la hebefrenia: donde predominan las alucinaciones, las ideas delirantes son fragmentadas y pobre, y la perturbación del
afecto y la voluntad. Suele atacar en la juventud y el pronóstico es negativo.
2- la catatonia: suelen enfermar en la juventud generalmente, y el pronóstico es desfavorecedor. Hay un mayor compromiso
corporal: estados de rigidez corporal y de gran excitación psicomotriz. La voluntad, la afectividad se encuentran perturbadas.
Aparece el mutismo, que puede devenir en autismo.
3- demencia paranoide: el comienzo es más tardío. Predominan las alucinaciones auditivas, el delirio está sistematizado. Hay
poca perturbación de la voluntad y el afecto. Es más leve que las anteriores, y el pronóstico es más favorecedor.

4- demencia fantástica: es muy similar a la paranoide solo que los temas delirantes son más extravagantes.

5
Para Kraepelin los trastornos fundamentales son aquellos que conforman el síndrome basal, que es común en estas cuatro
formas clínicas. Cuando hace referencias a los signos secundarios (alucinaciones o delirios) se está refiriendo a los elementos
accesorios.
Los fundamentos de la clínica diacrónica intervienen en la conformación de la demencia precoz, en tanto la fase terminal de la
enf. es crucial para su delimitación.

La locura maníaco depresiva consiste en una entidad clínica que incluye los trastornos de estado de ánimo, con

evolución recurrencial que va desde La manía y euforia a la depresión (es el actual trastorno bipolar).

La noción de demencia precoz fue criticada porque no todas terminan en una demencia, no todas comienzan precozmente (hay
casos de inicios tardíos), y porque son cuatro formas clínicas muy disímiles como para agruparse en una misma entidad clínica.
Kraepelin creía que las cuatro formas clínicas son disímiles en función a sus elementos accesorios, porque los electos
esenciales son comunes en las cuatro y por este motivo las agrupaba en una misma entidad.

Ballet plantea que, aunque la demencia sea el estado terminal de las cuatro formas clínicas, no es suficiente para agruparlas
bajo un mismo cuadro. Dice que se sintetizó demasiado uniendo los distintos tipos. El terreno conflictivo son las formas

paranoides de la demencia precoz. Propone como entidad clínica la psicosis alucinatoria crónica, que se superpone
con el campo de la demencia precoz paranoide aunque su evolución no conduzca necesariamente a la demencia. La evolución
se da en cuatro etapas: 1- estado cenestésico penoso e inquietud; 2- ideas de persecución y alucinaciones auditivas; 3-
sustitución o agregado de ideas pretenciosas o de grandeza; 4- demencia. Lo toma de Magnan, pero se diferencia porque no
sostiene que las cuatro tienen que estar presentes sí o sí. La base está conformada por la desagregación de la personalidad y
por las alucinaciones. La persona pierde su unidad de conciencia, sus actos y pensamientos son adjudicados a una
personalidad extranjera y a prueba de este fenómeno es el eco de pensamiento (se quejan de la repetición de su pensamiento).

Bleuer llama síntomas fundamentales a los que Kraepelin llamaba basales. Es de la corriente psicodinámica alemana. Esta

influenciado por el psicoanálisis, y pone el acento en el mecanismo de disociación. El término esquizofrenia sustituye la
demencia precoz de Kraepelin porque considera que es impreciso, porque no siempre termina en demencia y no siempre es
precoz el comienzo. Los síntomas fundamentales incluyen: - perturbación del curso del pensamiento, - perturbaciones
afectivas (ambivalencia, indiferencia aparente), - autismo (desapego de la realidad y predominancia de la vida interior). En la
esquizofrenia simple solo hay perturbación de afecto, voluntad y lenguaje (sin alucinaciones ni delirios, que son síntomas
secundarios). Presenta solo los síntomas más silenciosos y fundamentales.

En su 8º edición Kraepelin toma estas críticas y realiza modificaciones creando un nuevo grupo: las demencias endógenas
(grupo mas amplio y heterogéneo), la demencia precoz pasa a ser un subgrupo con sus formas: la hebefrénica, catatónica y
paranoide). La fantástica pasa a formar parte de las parafrenias otro subgrupo, formado por cuadros delirantes que se
diferencian de la paranoia por tener menor grado de sistematización y menor deterioro que la demencia precoz. Tiene cuatro
formas: sistemática, expansiva, confabulatoria y fantástica.

La paranoia en los clásicos franceses

Seglás comienza a problematizar la homogeneidad de la paranoia de Kreapelin. Intenta la unificación genérica de los delirios
sistematizados. No le importa tanto la fórmula, sino la génesis de las ideas delirantes, que es el elemento capital para el
diagnóstico. Centra el interés en el mecanismo de producción del fenómeno delirante. Influyente en la escuela francesa para el
estudio de los delirios sistematizados.

6
Dos exponentes de la tradición que marcó Seglás, son Serieux y Capgras que proponen dos delirios:

- Delirio de interpretación: psicosis sistematizada crónica. Las características incluyen: multiplicidad y


organización de interpretaciones delirantes como sistema, contingencia de alucinaciones, persistencia de
lucidez y actividad psíquica, evolución por extensión progresiva de interpretaciones, incurabilidad, pero sin
demencia terminal, ausencia de síntomas negativos, no se ve alterada la afectividad ni el orden intelectual
fuera del dominio de las ideas delirantes, no se presentan estereotipos ni neologismos. La evolución se da en
tres períodos: 1- fase de incubación meditativa, 2- periodo de sistematización, 3- periodo terminal de
resignación. Las formas clínicas incluyen el delirio de suposición (abundancia de interpretaciones, el enfermo
permanece indeciso, dudas delirantes y sospechas), y el delirio fabulatorio (sistematización precisa y compleja,
no hay duda ni vacilación, explicaciones clara y certeza absoluta).
- Delirio de reivindicación: es una psicosis sistematizada. Las principales características incluyen: carácter
primario de una idea obsesiva, prevalente y sectorizada, interpretaciones raras y circunscriptas a la idea,
exaltación maníaca, pasional, crónica, ausencia de ideas delirantes absurdas, evolución caracterizada por un
inicio brusco y brotes sucesivos, finaliza en la senilidad. Existen dos formas clínicas: egoísta y altruista.

Estos autores incluyen en dentro de los delirios sistematizados de Kraepelin, estos dos delirios. En su 8º edición Kraepelin,
denomina delirio de querulancia (dentro de la paranoia) al delirio de reivindicación.

Clerambault fue el último autor de los clásicos. Disoció el grupo de los paranoicos a través de la Erotomanía (delirio amoroso
basado en un postulado: es el objeto quien ama al sujeto. Se despliega en tres estados: 1- ideas de persecución generadas
por esperanza, para separar al sujeto del objeto. 2- estado de despecho, paciente se siente humillado. 3- estado de rencor y
resentimiento por falta de correspondencia a sus sentimientos, se parece a un reivindicador pero se diferencia en su evolución.
Bajo las psicosis pasionales (reúne síndromes erotomaníacos, delirio de celos y delirio de reivindicación, son pasiones mórbidas
y desproporcionadas que producen una cristalización delirante) y delirio de interpretación (es más acotado). Clerambault
plantea como queda disociado el grupo paranoico de Serieux y Capgras, agrupándola de una manera más específica.

La psicopatologia: De la Psiquiatría al Psicoanálisis: Claudio Godoy

Lacan dice que la historia no es el pasado, sino que es la lectura que se hace a posteriori, desde el presente, que ordena y da
su razón de ese pasado. El pasado no cambia, pero la historia puede renovarse. Hay una clínica desde que hay tipos clínicos.
La clínica es anterior al psicoanálisis, es lo que construyeron los clásicos ordenando y nominando los tipos clínicos. Los
términos que utilizaron Freud y Lacan provienen de la psiquiatría clásica. A través de la psicopatología el psicoanálisis incide en
la psiquiatría. Los tipos clínicos no son especies naturales, sino que son el recorte, producido en el campo de la clínica, a partir
de ciertos conceptos que, explícita o implícitamente, agrupan un conjunto de síntomas. Solo a través del conocimiento de los
criterios y la lógica que opera en cada distinción nosológica es posible sostener una clínica diferencial y la posibilidad de un
diagnostico.

Los Paradigmas de la Psiquiatría

Lanteri-Laura, propone la utilización del concepto paradigma para realizar una lectura de la historia de la Psiquiatría, desde sus
orígenes hasta la actualidad. Aplica el término de paradigma a la psicopatología, y aclara que el pasaje de un paradigma a otro
no es absoluto, sino que con discontinuidades y residuos.

7
Khun, La estructura de las revoluciones científicas, distingue la ciencia normal de la ciencia en crisis (problemas sin resolver).
Paradigma para el autor implica “que algunos ejemplos aceptados de la practica científica real proporcionan modelos de los
que surgen tradiciones coherentes de investigación científica”. No se trata de una teoría en particular sino de un marco en el
interior del cual son posibles un conjunto de teorías. La eficacia de un paradigma se mantiene mientras no surjan problemas
que lo pongan en crisis.

Lanteri-Laura, le hará dos rectificaciones al concepto de PARADIGMA, al aplicarlo a la Psiquiatría:

1) La constitución de un nuevo paradigma y una nueva ciencia normal no es sin un arrastre residual de ciertas
concepciones provenientes del paradigma anterior
2) Dialéctica entre los paradigmas, nociones y problemas de un paradigma superado pueden permanecer latentes,
manifestándose en otro. Pueden quedar “residuos o restos” del paradigma anterior que “retornan” en el paradigma actual.

Distingue tres paradigmas:

1-Alineación mental (Se corresponde con Sincronía de P. Bercherie)


2-Enfermedades Mentales, (Se corresponde con Diacronía de P. Bercherie)
3-Las Grandes Estructuras Psicopatológicas.

Paradigma de la Alineación Mental

Corresponde al pasaje de la noción social y cultural de locura al concepto medico de alineación mental. Es el paso fundacional
de la psiquiatría que introduce a la locura dentro del campo de la medicina, pasa a concebirla como una enfermedad.
La alineación mental se constituye en una especialidad autónoma, opuesta a todas las otras enfermedades de la medicina y
sus manifestaciones no constituyen para Pinel enfermedades irreductibles sino simples variedades. Está representada por
autores como Pinel y Esquirol. Se destaca el singular de “la” alineación mental. Sus variedades de presentación no le quitan el
carácter de enfermedad única.
Se propone una única forma de tratamiento: el tratamiento moral (surge el dispositivo de internación, un ambiente racional
podría volver la razón al alienado, con el fin de aislarlo de los lazos familiares y los problemas del mundo, a fin de evitar un
agravamiento de la enfermedad)

La crisis de este paradigma puede ubicarse a mitad del siglo XIX a partir de la obra de Falret. Sostuvo que lejos de tratarse de
una enfermedad única, la patología mental se constituía de una serie de especies mórbidas (específicas e irreductibles)
caracterizadas por síntomas y una marcha determinada. Esto otorga las bases para el segundo paradigma.

Paradigma de las Enfermedades Mentales (“las” según Lanteri-Laura)

Habla de las enfermedades mentales, en plural. Pone el acento en la semiología y la observación clínica del paciente. Se
multiplican las entidades mórbidas. Empieza la evaluación diagnóstica, a fin de elucidar que enfermedad padece el sujeto.
Se despliega la semiología psiquiatrica para poder establecer su pronóstico y un tratamiento adecuado. (Desde el S. XVIII se
crea una rama de la medicina para describir y definir los signos de las enfermedades).
Se produce un desarrollo marcado de la clínica, la constitución de las grandes nosografías y de un tesoro semiológico cuyo
valor sigue vigente.
Se establece el empirismo estricto, hace valer la observación en oposición a los presupuestos, la clínica como distinta y
opuesta a la psicopatología. Se establece una tensión entre la clínica y a la psicopatología.

8
La crisis se produce por la multiplicación de las especies mórbidas y se tornan difíciles de clasificar. Cuestionamiento de las
teorías de las localizaciones cerebrales como etiología certera.
La obra de Freud inaugura este tercer paradigma, por la noción de hipótesis psicopatológicas y la distinción entre neurosis y
psicosis. La crisis del segundo paradigma, y el pasaje al tercero esta marcado por Bleuer cuando, para marcar una diferencia
con Kraepelin, introduce el concepto de esquizofrenia.

Las Grandes Estructuras Psicopatológicas

Psicopatología fue utilizado por primera vez por Emminghaus en 1878 como equivalente a psiquiatría clínica. Nace luego como
método y disciplina propia.
Ribot, crea el método patológico, buscaba comprender la psicología normal a partir del estudio del hecho patológico.
Psicología patológica como rama de la psicología científica que nacía conjuntamente con la psicología experimental. Su
formación era teórica.
Janet, fundador del a psicología dinámica, introduce la noción estructuración de tipo evolutiva del aparato psíquico. Patología
como una desestructuracion que va en el orden inverso de la evolución jerárquica de las funciones.
Jaspers (Alemania), opone la psiquiatría como profesión practica a la psicopatología como ciencia. Establece una
fenomenológica entendida como un procedimiento empírico mantenido en marcha por la comunicación por parte del enfermo.
Propone estudiar los estados como los enfermos los experimentan, este tipo de estudio le permitirá distinguir los fenómenos
comprensibles, como desarrollo de la personalidad y de la biografía del paciente, de aquellos que están en ruptura con la
personalidad previa, en discontinuidad y son calificados de proceso.
La psicopatología nace como disciplina teórica, opuesta a la psiquiatría como práctica.

Lanteri-Laura, ubica el surgimiento del paradigma de las grandes estructuras psicopatológicas en 1926 con la intervención de
Bleuer en el colegio de psiquiatría, y finaliza con la muerte de Henry Ey en 1977.

La noción de de estructura que gobernó en los 20 y 40, tiene su origen en la teoría de la forma (Gestalt). La cual realizo una
severa critica a los métodos y conclusiones de la psicología experimental Wundt. Cabe destacar que Kraepelin fue discípulo de
Wundt y la semiología de este último se baso en los desarrollos de su maestro. Con la noción de estructura se invierte la
relación: la psiquiatría clínica pasará a segundo plano, muy empírico y carente de amplitud. La psicopatología devendrá
dominante

La oposición entre neurosis y psicosis se impondrá en este momento. Esta distinción le permitirá a la psiquiatría organizar
todo lo que no corresponde a lesiones cerebrales evidentes ni a factores exógenos indudables.

Kraepelin, con su concepción de demencia precoz reencuentra de lleno en el segundo paradigma. Bleuler marca el pasaje del
segundo al tercero a partir de su concepto de esquizofrenia.

Kraepelin, la demencia precoz, constituía una enfermedad que podía ser abordada a partir de la descripción clínica y cuya
evolución asegura su unicidad.
Bleuler, por el contrario, introduce hipótesis psicopatológicas y no descriptivas-semiológicas, poniendo en cuestión el valor
paradigmático de las enfermedades mentales. Esto trae una reducción de las enfermedades mentales y una ampliación del
concepto de esquizofrenia.
Clerambault, Automatismo, critica la noción etiológica organicista, propone que todos los síntomas que forman el síndrome del
automatismo mental seria una única modificación subyacente a la personalidad humana. Singular relación de la personalidad

9
con el mundo exterior: los pensamientos y actos son repetidos, impuestos a distancia. Permite situar los síntomas en un
análisis estructural.

Los psiquiatras de los ’30 conforman “l’ evolution psychiatrique”. Entre ellos se encuentra H. Ey que realiza una crítica a la
psiquiatría del segundo paradigma. La psiquiatría objetiva es insuficiente y analiza los elementos psíquicos artificialmente
aislados a los se les atribuye falsamente una realidad propia.
Henri Ey, propone “el síndrome mental”, no como una simple asociación de síntomas, sino como la expresión de una
modificación profunda y característica de la persona humana entera. El diagnóstico estructural consistirá, entonces, en la
identificación del trastorno generador que corresponde a que es la base anatomofísiológica de los síndromes somáticos,
tomando la personalidad viviente como una e indivisible. El problema central de este paradigma es que se entiende por
estructura. H. Ey fue el ultimo en dotar a la psiquiatría de sistematicidad y homogeneidad. Propone un orden jerárquico y
dinámico de instancias superiores e inferiores. Lo superior contiene e integra a lo inferior y lo normal contiene a lo patológico
potencial.
1- En lo superior ubica a la cc que debe conducir y dominar a las instancias inferiores con son automáticas e Icc. las
cuales aprovecharían cualquier descenso de su actividad para escapar de su control. (cc función regulativa y adaptativa).
2- Todo proceso patológico daría por resultado síntomas positivos y negativos, (- disolución de las funciones superiores,
+ consecuencia de la liberación de los niveles inferiores)
3- Introduce una estratificación de los estados patológicos según el grado de degradación (trastornos neuróticos, leve-
demencias, grave)
4- Modelo organicista, acción determ. a un proceso cerebral o somático.

Crisis del paradigma estructural.

1- Se debe al abusivo uso del concepto de estructura, el cual perdió precisión.


2- Por la introducción de la utilización de los psicofármacos y la introducción de nuevos dispositivos psicoterapéuticos los
que introducen nuevos problemas prácticos que ponen en cuestión el paradigma estructural.

¿Cuarto paradigma?: es una pregunta por la fragmentación y pérdida de la homogeneidad progresiva en la psiquiatría. DSM,
concepción sindromica de Schneider, introdujo la noción de síntomas de primer orden. Cada síndrome posee síntomas que
pueden servir para el diagnostico. Valor diagnostico del consenso. Se deja de lado la etiología y la evolución misma es
relativizada.

El paradigma lacaniano

Lacan propone una conjunción entre el segundo y el tercer paradigma: buscar la estructura en el fenómeno. Introduce la
diferencia entre el significante y el significado. La psiquiatría excluye el campo del goce y trata de dar descripciones objetivas.

El psicoanálisis, en cambio, enseña que la consideración de la envoltura formal del síntoma es inseparable
del goce, y cree en la clínica bajo transferencia. Cree en la moción de “describir y explicar”.
El psicoanálisis ha jugado un papel determinante en el pasaje del segundo al tercer paradigma, a partir de las hipótesis de
Freud introducidas en la psiquiatría por Bleuler. Como así también por la distinción entre neurosis y psicosis.

Lacan comienza su trabajo en el seno del tercer paradigma y lo articula de un modo singular con el segundo. Introduce una
noción de estructura completamente diferente. Estructura del lenguaje y buscara articular dicha estructura el efecto del
lenguaje.

10
Lee a los autores clásicos y pone el acento en la estructura formal del síntoma. El estudio del automatismo mental
(Clerambault) presenta un valor singular al aislar la estructura presente en el síntoma, aquello que luego definió como el
SIGNIFICANTE. En lo real de la psicosis.
En los años 60 diferencia el SUJETO DEL SIGNIFICANTE del SUJETO DEL GOCE.
La búsqueda de Lacan por precisar las localizaciones y tratamientos del goce en la estructura constituyen su modo de operar
sobre el problema freudiano de los destinos de la pulsión.
La psiquiatría excluye de su campo al goce, mientras que el psicoanálisis lo considera una problemática inseparable para
estudiar la envoltura formal del síntoma.
El psicoanálisis considera la transferencia, incluye al analista, alejándose de la posición objetivante de la psiquiatría.
El tercer paradigma es más bien de psiquiatría que de psicoanálisis (aunque nace en ese paradigma).
La posición que se toma desde el psicoanálisis resulta fundamental resaltar la importancia de los trabajos de Freud para la
constitución del campo de la psicopatología, al inducir hipótesis sobre la formación de síntomas. Posición distinta a la de
Lanteri-Laura para ubicar a la psicopatología, porque a este autor le interesa marcar el momento en el que la psicopatología se
impone en el pensamiento psiquiátrico a partir de la distinción de las grandes estructuras y de la creación de sistemas (como el
órgano-dinámico).
Desde el psicoanálisis se toma lo psicopatológico más allá de un plano meramente descriptivo: reúne lo distinto, diferencia lo
parecido.
Es así como puede verse en el trabajo de Freud: Psicopatología de la vida cotidiana, abre un campo no contemplado por la
psiquiatría ni por la Psicopatología tradicional.

Diferencia entre DESCRIBIR la sintomatología (PSIQUIATRIA) y EXPLICAR (PSICONALISIS).

Introducción a los tres registros: Fabián Schejtman

Los tres Freud y los tres Lacan

La triada lacaniana consiste de lo simbólico, lo imaginario y lo real. Esta triada no es la misma que la de Freud. Los primeros
tres de Freud consisten del inconsciente, el preconciente y la conciencia. Tampoco coincide la triada lacaniana con la última
tripartición de Freud: Yo, Ello y Súper yo. La concepción de los tres registros lacanianos se inauguran en la conferencia ante la
sociedad psicoanalítica francesa, en Julio de 1953. La triada lacaniana queda ligada con el retorno a Freud, y lo hace desde
esos tres registros.

El retorno a Freud

Los tres registros son ubicados como la puerta de acceso de la enseñanza de Lacan. Lacan propone, desde su enseñanza, un
retorno a Freud y a sus escritos. Pero se puede decir que Lacan retorna a Freud armado de sus tres registros. Lacan supone
entre sus contemporáneos, el llamado “posfreudismo”, una suerte de “ida de Freud”, y por eso propone recuperar sus
concepciones. En primer lugar, el retorno a Freud lacaniano es una corrección de un estrechamiento y degradación del modo
en que se leía a Freud. En segundo lugar, el retorno a Freud es un intento de recuperar un abordaje racional de la experiencia
analítica. El retorno de Lacan a Freud es también un retorno a la racionalidad y una oposición a cualquier perspectiva
oscurantista en el abordaje de la experiencia analítica. En tercer lugar, el retorno a los textos de Freud no debe entenderse
como una reiteración del texto freudiano. Lacan propone diversos abordajes del texto de Freud, “Operación Lacan”: A) aquel
por el cual Lacan continúa el trayecto freudiano extendiendo sus planteos en la misma dirección sostenida por Freud; muchas
veces extrayendo consecuencias que no se hallaban del todo explicitadas, por ej., la oposición estructural neurosis-psicosis,
Lacan termina por asentar la oposición determinando sus fundamentos. B) Lacan se encarga de hacer pasar la letra de Freud

11
por un aparato lógico de su misma autoría: el aparato constituido por sus tres registros. El abordaje de algunos conceptos
freudianos se esclarece, se ordena lógicamente a partir de su captura por la poderosa triada lacaniana. C) Pero también puede
encontrarse, en determinados momentos, un Lacan sosteniendo una posición completamente diferente o extremadamente
crítica frente a los planteos freudianos. Desarrollos lacanianos sobre el fin del análisis y la institución analítica. Por esta razón,
conviene leer la obra de Lacan como un largo debate sostenido con Freud. El retorno a Freud es uno que continúa pero marca
una suerte de discontinuidad con Freud.

De la prevalencia de lo simbólico a la equivalencia de los registros

La tripartición lacaniana de lo simbólico, lo imaginario y lo real se modifica completamente de un extremo a otro de su obra.
Cada uno de los registros, y las relaciones que se establecen entre ellos, sufren modificaciones a lo largo de los veinte años de
enseñanza de Lacan. Hubo dos cortes en la enseñanza de los tres registros de Lacan: el primero se ubica en los años ’50 en
el inicio de su enseñanza, y el segundo en los años ’70, cerca del final de la misma. En los años ’50 existe una evidente
prevalencia de los simbólico por sobre lo real e imaginario. Esta prevalencia de lo simbólico puede ser atribuida a la corrección
de la desviación posfreudiana. Los posfreudianos, según Lacan, olvidaron del registro simbólico como eje crucial de la
experiencia analítica y de la lectura de Freud; perdieron el hilo del descubrimiento fundamental de Freud el perderse en el
frondoso bosque de lo imaginario. Lacan toma La interpretación de los sueños, Psicopatología de la vida cotidiana y El chiste y
su relación con el inconsciente como las tres grandes obras de Freud, anticipatorios de la lingüística moderna. Hace notar que
las formaciones del inconsciente (el chiste, el sueño, los síntomas, el acto fallido) son hechos del lenguaje y solo se resuelven
por su relación con el registro de lo simbólico. En los años ’50 Lacan plantea que el inconsciente está estructurado como un
lenguaje; un inconsciente que se haya más ligado al significante (simbólico) que al significado (imaginario). Veinte años
después, Lacan termina suponiendo a los tres registros como homogéneos: ninguno debe considerarse como previo ni como
prevaleciendo por sobre los demás. Lo que le permite dar cuenta de la relación entre sus tres en esta época es el nudo
borromeo. En la cadena borronea los eslabones están engarzados de una manera tal que si se suelta alguno de ellos,
cualquiera sea, se suelta el resto.

Se puede observar en la figura que ninguno de los redondeles penetra al otro y, sin embargo, se mantienen encadenados.
Lacan se refiere a esta propiedad del borromeo diciendo que los eslabones se anudan de no anudarse. El tercer anillo es la
garantía que sostiene al nudo sin que se desarme. Lo que explica que el borromeo mínimo precise de tres eslabones y que si
se corta uno, cualquiera de ellos, la cadena se desarma. El último Lacan supone entonces que sus tres se hallan anudados al
estilo de borromeo. Y se sirve de ese anudamiento para destacar que esos tres son homogéneos. No hay prevalencia, primacía
o superioridad de uno por sobre los demás. El planteo de Lacan descarta la posibilidad de una cadena simple de dos eslabones
que se asocian pasando cada uno por el agujero del otro. El planteo de Lacan descarta tal posibilidad para los seres hablantes.
Establece que no hay relación sexual, impugnando por completo la idea de que los seres son complementarios. Lacan no cree
que de dos pueda hacerse uno. Los seres hablantes se enlazan, se anudan, al estilo del nudo borromeo. El nudo entre los sexos
se establece a forma de nudo borromeo. Destacando el lazo borromeo entre los sexos, no deja de ponerse en manifiesto la
función necesaria que en tal anudamiento cumple un tercero. El borromeo, donde el mínimo es de tres, es el encadenamiento
obligatorio entre los sexos, allí donde falta la complementariedad, donde no hay relación sexual.

12
Insistencia de lo simbólico

En el comienzo de su enseñanza, Lacan hace hincapié en considerar a las formaciones del inconsciente (sueños, lapsus,
síntomas, etc), aquellas que el inconsciente produce como fruto de su trabajo, del lado de lo simbólico, como hechos del
lenguaje. El avance freudiano no consiste en establecer que el sueño porta un mensaje, sino en establecer que ese mensaje
puede ser descifrado como se descifra un jeroglífico. Lacan dice que el inconsciente está estructurado como un lenguaje, la
materia de sus formaciones, de los productos de su trabajo, es el lenguaje mismo, y puede conocerse su sentido descifrándolo.
Lacan sostiene que lo que hace Freud es un análisis lingüístico, que lo encuentra en los sueños, los chistes, los olvidos, los
síntomas; es decir, lo que encuentra al nivel del retorno de lo reprimido. Es una insistencia palabrera la del inconsciente
estructurado como lenguaje. Las formaciones del inconsciente comporta la insistencia propia de un mensaje que quiere
hacerse oír, y ese mensaje, ese saber no sabido que es lo reprimido, se hace oír de manera simbólica. Lo simbólico se asocia a
esa insistencia propia de de esa memoria significante que es el inconsciente.

Resistencia de lo Imaginario

Hay insistencia pero sobre el fondo de algo que resiste. La resistencia es conceptual izada por Lacan en los años ’50 como
imaginaria. Así tendríamos insistencia de lo inconsciente, del retorno de lo reprimido, del lado de lo simbólico, y resistencia a
nivel de lo imaginario. Entonces insistencia del icc, insistencia del retorno de los reprimido, del lado de los SIMBÓLICO y la
resistencia, un primer abordaje de lo que resiste, del lado de lo IMAGINARIO. Y el YO, se presenta como aquello que resiste allí
donde lo imaginario se interpone frente a esa palabra que quiere hacerse oír, que intenta pasar. Los síntomas analíticos se
producen en la corriente de una palabra que intenta pasar. Los síntomas, como formaciones del inconsciente, situados del lado
de lo simbólico de una palabra que insiste, que intenta pasar. Esta palabra encuentra siempre la doble resistencia del ego del
sujeto y de su imagen. Como contrapunto de esta insistencia simbólica que se manifiesta en lo sintomático del retorno de lo
reprimido, a la pareja del yo (el ego del sujeto) y su imagen, del lado de la resistencia, como aquello que se interpone en el
camino de esa palabra que intenta pasar. En este esquema se distinguen y se oponen lo simbólico y lo imaginario. En este
esquema no hay lugar para lo real.

S a

a’ A

Esta oposición se construye a partir de dos ejes:


 a – a’: El eje imaginario, en el que se condensan todas la relaciones del yo con el semejante, del yo con el otro con
minúscula, del yo con su imagen especular, a partir de la que se constituye como tal y por lo que es designado con la
misma letra: a minúscula. Es el lugar de la resistencia en tanto que imaginaria: la doble resistencia del ego del sujeto
y su imagen.
 A – S: es el eje simbólico donde puede ubicarse la insistencia palabrera del inconsciente. Esa palabra que desde el
Otro con mayúscula, el inconsciente es el discurso del Otro dice Lacan, se dirige al sujeto, convocándolo desde el

13
lapsus, el síntoma o el sueño. Retorno de lo reprimido, palabra plena que viene del Otro, que se hace oír quebrando la
cháchara de la palabra vacía del eje imaginario, con la irrupción de alguna formación del inconsciente.
El sujeto solo recibe el mensaje que le viene del otro, en el momento en que ese eje imaginario a – a’ trastadilla y se le revela,
a aquel que supone un dominio sobre su hablar, que más que hablar, él es hablado. Se hace lugar a esa palabra plena que
comporta a cualquiera de las formaciones del inconsciente en el momento mismo en que se desbarata la convicción que hace
que creamos que somos nosotros los que comandamos nuestro discurso. a – a’ es el eje donde cada uno supone que dice lo
que quiere decir. Es el discurso del yo. Corresponde al punto en el que nos reconocemos en lo que decimos y en el que
creemos comprendernos, al semejante y a nosotros mismos. Pero eso no es más que palabra vacía, cháchara en la que el ego
del sujeto se reconoce y se ensalza, puesto que allí se sitúa el narcisismo.

Relectura del estadio del espejo: el sostén simbólico del yo y del narcisismo

L constitución del yo en la fase del narcisismo es un resultado de la elaboración freudiana. Lo esencial del planteo freudiano
consiste en que el yo no es un dato primario, se construye, como el cuerpo y la realidad. Lo primario es el autoerotismo, en el
que reina la satisfacción anárquica de las pulsiones parciales. El empuje de unificación de las mismas, nunca completado de
forma absoluta, comienza en la etapa del narcisismo en la que el yo se constituye como anhelo de unidad. El pasaje del
autoerotismo al narcisismo se consuma por el nuevo acto psíquico. El estadio del espejo lacaniano permite esclarecer el nuevo
acto psíquico: una identificación debe producirse para que el yo se constituya como tal. Esta identificación es una
identificación imaginaria. El yo se constituye sobre la base de la identificación con el semejante. El yo es, desde el comienzo,
otro. El júbilo que despierta esa captura narcisista de la imagen especular es resultado directo de la ilusión de unidad con la
que asoma esa instancia recién construida: el yo. El estadio del espejo es del año 1949, antes del comienzo de la enseñaza
lacaniana de psicoanálisis. El Lacan más viejo hace una relectura de su estadio del espejo y estable que la identificación
imaginaria con la imagen especular, debe estar hecha sobre la base del sostén simbólico. Lo imaginario deja de ser lo primario,
a lo que se le suma lo simbólico. Los esquemas ópticos sirven para explicar la forma en que lo simbólico sostiene y regula las
relaciones de lo imaginario en la construcción de la realidad. El guía que dirige desde lo simbólico el plano imaginario es el
ideal del yo, y lo hace a través de los intercambios verbales entre los seres humanos. La función del ideal del yo como instancia
simbólica regula las interacciones del yo con sus objetos. Si bien es imaginaria la identificación con el otro especular, no sería
posible sin el soporte del ideal del yo. Es decisiva la separación entre ideal del yo como simbólico, y yo ideal como imaginario.
El ideal del yo es simétricamente opuesto al yo ideal. La exigencia del ideal del yo encuentra su lugar en el conjunto de las
exigencias de la ley. El ideal del yo dirige el juego de relaciones de las que depende toda relación con el otro. Y de esta
relación con el otro depende el carácter más o menos satisfactorio de la estructuración imaginaria.
De la relectura del estadio del espejo se distingue:

1- El ideal del yo I(A), instancia simbólica que regula y sostiene la identificación imaginaria
2- El yo ideal i(a), se trata de la imagen amable, que, aunque imaginaria, se le ofrece al yo desde el lugar simbólico del
ideal del yo para que con ella se identifique.
3- El yo i(a) ´, se constituye a partir de la imagen pregnante del semejante, del otro, del yo ideal.

i(a)

i(a)´ I(A)

14
La identificación imaginaria especular se soporta de la instancia simbólica, y Lacan al volver sobre el estadio del espejo,
destaca ese movimiento porque el niño frente al espejo no duda un instante en voltear para hacerse garantizar el
reconocimiento de su imagen por quien lo sostiene en sus brazos. No hay identificación imaginaria sin esta garantía que lo
simbólico del lugar del Ideal del yo provee. El sujeto se constituye en el lugar del Otro, se constituye por su marca en la relación
con el significante.
Se distingue: *El otro imaginario donde se posiciona al yo ideal, la imagen del semejante a partir de la cual el yo cobra
consistencia.
*Del lugar del Otro, instancia simbólica del Ideal del yo que avala la identificación del yo con aquella imagen
amable.

En “Psicología de las masas y análisis del yo” se puede apreciar que la identificación que le da consistencia a la masa no se
distingue en nada, en su estructura, de la que describe Lacan, para el estadio del espejo.

En la masa los miembros se identifican entre si, de yo a yo, y lo hacen a partir, del sostén del ideal del yo. La línea vertical que
une al yo de un miembro con el yo de otro miembro, es homologable al eje imaginario a – a´, que señala la identificación
especular, imaginaria del yo con el semejante. También el ideal del yo es el responsable de sostener esa identificación. Al ubicar
el mismo objeto en el lugar del ideal lo que surge en la masa, es la ilusión de ser amados todos por igual y a partir de esta
ilusión los miembros de la masa se identifican, se igualan y la masa se unifica. La ilusión de unidad en la masa es la misma que
encuentra el yo en la identificación imaginaria con el semejante sostenida desde el lugar simbólico del ideal del yo. Cada vez
que el ser hablante se dispone a reconocerse frente a un espejo, hace masa. No hay que confundir la masa con la multitud.
Freud no dudo en volver equivalente la hipnosis con el fenómeno de masa, aun realizándose entre el hipnotizador y el
hipnotizado: allí también son necesarios tres: el hipnotizador, como ideal del yo, el hipnotizado como yo y la imagen que le
devuelve el hipnotizador al hipnotizado, como yo ideal. Se trata de la imagen cautivadora del yo ideal que desde el lugar del
ideal del yo se le ofrece al yo y por la cual éste queda cautivo, alienado, encarcelado.
Conclusión: en el estadio del espejo, en la masa, en la hipnosis se reencuentran tres términos: la pareja imaginaria del yo con el
semejante -la identificación del yo con el yo ideal- y el sostén simbólico que la hace posible -el lugar del ideal del yo-.

Significante y significado: el significante en cuanto tal no significa nada

Lacan establece la separación tajante entre el orden del significado y del significante. Declara la independencia y la prevalencia
del significante sobre el significado, es decir, la supremacía de lo simbólico del significante respecto de lo imaginario del
significado.
Los sgtes en cuantos tales, sueltos, no significan nada, articulados con otros engendran efectos de significación. Para que surja
un sgdo es necesario que un sgte se articule con otro. Una función del sgte es que prescinde por completo de la relación que
puede tener éste con el campo del sgdo. Un sgte es lo que representa para un sujeto para otro sgte.
El significado es un efecto en lo imaginario, de la articulación significante, simbólica.

15
El sgte afirma su autonomía respecto de la significación. El sgte suelto, no significa nada. En la articulación con otro se
engendra ese efecto en lo imaginario que es la significación. Es lo que Lacan escribe en su enseñanza como: S1-S2. La cadena
mínima constituida por el par sgte. Lo que se agrega el efecto retroactivo que permite el surgimiento del sgdo.

El sgdo depende de la articulación de dos sgtes. El sgdo imaginario es un efecto de la articulación sgte, simbólica.
Lo que existe es la COPULACIÓN de los sgtes en el icc. Esta copulación es fecunda: el sgte al articularse con otro, siempre se
embaraza de sgdo o de sentido, engendra efectos de significación. El icc no será para Lacan una serie de sgdos ocultos para
el ser hablante, puesto que es del lado de lo simbólico, de la instancia de sgte, en el retorno de lo reprimido donde conviene
situarlo. El icc supone la instancia de la cadena sgte. El yo se sitúa para Lacan, del lado de lo imaginario aunque es un efecto
del sgte, por lo tanto, el sgdo, también, en lo imaginario, es efecto de una operación simbólica.

La Metáfora Paterna

Permite dar cuenta de la relación expuesta entre sgte (simbólico) y sgdo (Imaginario). La metáfora paterna puede plantearse
como el paradigma mismo de la producción de significación a partir de la articulación significante. La metáfora paterna
constituye un intento de formalización del complejo de Edipo, de su reducción a sus puntos de apoyo simbólicos mínimos.
El padre es un sgte que sustituye a otro sgte. Toda la cuestión de los callejones sin salida del complejo de Edipo reducida a una
operación metafórica, a un único mecanismo de intervención del padre, a la sustitución sgte, a un artilugio simbólico. Se trata
aquí de los efectos que produce, no el padre del sujeto, sino la operación simbólica de aquello que Lacan denominó “NOMBRE
DEL PADRE”. El nombre del padre es un sgte, es un sgte señalado como esencial como soporte de la ley.
Su operatoria entraña la sustitución de otro sgte: aquel que es nombrado “DESEO DE LA MADRE”. Comprende la sustitución
del sgte “deseo de la madre” por el sgte “nombre del padre” y sus efectos.

Para presentar la metáfora paterna se supone un primer tiempo lógico,


1- Simbolización que se efectúa a partir de las idas y venidas de la madre.
2- Se da una oposición significante que opera el hecho de que la madre se ausenta. Presencia-Ausencia, núcleo
fundamental en el fort-da freudiano.
3- Simbolización de esa ausencia, captación en ese ausentarse de un deseo. (DM), como un significante, S1
4- Un solo sgte no produce significación, S1 no produce significación, entonces se designa X lo enigmático del deseo
materno- de la significación de ese deseo-, desde la perspectiva del niño.

5- Esta X, en este primer tiempo lógico, indica que no hay razón “aun” para ese deseo. El deseo de la madre se presenta
como un deseo sin razón. (caprichoso, ilimitado, absoluto: insensato). El niño se encuentra en este primer tiempo,
menos como sujeto -un sujeto es lo que representa un sgte para otro sgte- que como sujetado.
6- Sigue la operación de un segundo sgte, S2 un abroche, el cual produce un efecto de significación por la sustitución de
aquel primer sgte insensato.
7- Opera el sgte nombre del padre, (NP) sustituye, hace caer bajo la barra del deseo de la madre, tachándolo, limitándolo
al interpretarlo y otorgándole significación.
8- La operación metafórica, NP, induce la irrupción de significación s en el lugar de X. Ahora se trata de la significación
del falo, la significación fálica.

16
s

El NP fija la razón del deseo materno en el falo. El NP interpreta que lo que desea la madre es el falo: responde el enigma del
deseo de la madre. La falta ya se ha registrado en la estructura por esa primera operación de simbolización que supone la
ausencia de la madre. El niño en ese primer tiempo no halla la clave de esa ausencia, la significación de esa falta, la razón de
ese deseo.
El NP no introduce la falta en la estructura. Debe ser concebido como el sgte que inscribe, por su operatoria en lo simbólico, el
nombre de la falta. El NP indica que a lo que la madre le falta es el falo.
El NP castra el deseo de la madre. La castración deviene la operación simbólica que, por el NP, induce la limitación del
caprichoso deseo materno, amortiguándolo por la significación del falo, significándolo como deseo fálico.

Una vez que el niño vislumbra, por la operación del NP, que lo que la madre desea es el falo, solo debe dar un paso para poder
identificarse con el mismo y hacerse, con el falo, un ser.
Esta es la base de la posibilidad de que el niño se identifique con el objeto imaginario del deseo materno.

Entonces, en este primer tiempo, esta el niño sujetado, capturado por el insondable deseo materno, que está a la espera de
recibir significación, y no sólo esto, sino el ser mismo del sujeto también está a la espera de ser significado.

NP, es un sgte.
La MP, la operación de sustitución de ese sgte en el lugar primeramente simbolizado por la ausencia de la madre.
Significación fálica, el efecto en lo imaginario producto de esa sustitución.
En la psicosis, este código compartido que supone la significación fálica, se halla al margen. Se exceptúa del delirio edípico y
por una razón: es que no habiéndose inscripto para él, en el lugar del Otro, el nombre del padre, no se produce la operación de
la metáfora paterna y por ello, tampoco la significación del falo.

Lo real y la realidad

Ejemplos de los tres mapas: uno político, uno de las vías de comunicación y otro del mundo físico:

En el mapa del mundo físico, verán cosas inscritas en la naturaleza, ciertamente dispuestas a jugar un papel, pero aún en estado
natural. Vean enfrente un mapa político: encontrarán en él, en forma de huellas, aluviones, sedimentos, toda la historia de las
significaciones humanas manteniéndose en una suerte de equilibrio, y trazando esas líneas enigmáticas que son los límites
políticos de las tierras. Tomen un mapa de las grandes vías de comunicación, y vean como se trazo de sur a norte la vía que
atraviesa los países para enlazar una cuenca con otra, una planicie con otra planicie, cruzar una serranía, pasar sobre puentes,
organizarse. Verán que ese mapa es el que mejor expresa, en la relación del hombre con la tierra, el papel del significante.

El mapa político es el registro imaginario, las significaciones se ubican en ese registro.


El mapa de las vías de comunicación es el registro simbólico, la carretera principal.
El mapa físico es lo real, un real que no se distingue de la realidad.

17
En los ´50 Lacan no distingue entre real y realidad. A partir del seminario 2 (Sueño de la inyección de Irma) La angustia es el
signo mismo que indica la presencia de lo real. A partir del seminario X, agrega que ese real, que se revela en el nivel de este
descubrimiento angustiante, es como tal innombrable. Ese innombrable es situado por fuera de lo imaginario y de lo simbólico.
Oposición entre real y realidad.
Realidad, compone una serie de mediaciones imaginarias y simbólicas que están allí para vedar el acceso a ese real ultimo.
Lo real, es aquello en que en la realidad queda elidido, velado, oculto.
Más adelante, este real tomará la forma de un objeto, lo que será el objeto a: el objeto de angustia por excelencia.
Anticipa también su formulación posterior: “lo forcluido -o lo rechazado- de lo simbólico retorna- o reaparece- en lo real”
Entonces, lo simbólico se ubica del lado de la palabra plena, en la insistencia misma del sgte en las formaciones del icc, también
en el nivel de la operación de la metáfora paterna. Lo imaginario en relación con una primer versión de la resistencia, del lado de
la significación-fálica, gracias al nombre del padre- y de la identificación especular por la que el yo se consituye – no sin
soporte simbólico: el ideal del yo-. Y lo real, superpuesto en este primer Lacan con la realidad, otras anticipando sus desarrollos
posteriores.

La causa real de la insistencia simbólica

Lo real comenzara siendo señalado como aquello que resiste a la simbolización.


Este mismo real que resiste a la simbolización es aquello que, como causa, provocara el insistente trabajo del Icc por
simbolizarlo.
Seminario XI, automaton, (Aristóteles), en relación con el retorno de lo reprimido, las formaciones el Icc o la red de sgtes, no
deja de indicar que la causa de automaticidad, no es ni imaginaria ni simbólica, sino real.
Freudianamente, Lacan localiza al automaton, la automaticidad del Icc al servicio del principio de placer. La automaticidad tiene
por función velar o tramitar aquello que lo ocasiona: lo real. ¿De que real se trata? Sitúa lo real del trauma. Y del lado de lo
traumático entra otra noción aristotélica, la noción de tyche, que Lacan propone encuentro con lo real.
“Proyecto de psicología para neurólogos”, meta del trabajo del aparato es el mantenimiento de la homeostasis. “Interpretación
de los sueños”, el trabajo del sueño no tiene otro fin que ligar la energía libre con el fin de preservar el dormir.
Lacan, propone que el principio del placer al que somete al sueño el trabajo laborioso del Icc, no logra del todo tramitar
adecuadamente lo real.
Lo real no es la realidad. La realidad, aguanta, soporta, sufre. Y es que inesperadamente puede acontecer el encuentro con lo
real (tyche)… traumático: allí la realidad desfallece.
Compulsión de repetición (Freud), “el automatismo de repetición toma su principio en lo que hemos llamado la insistencia en la
cadena sgte”, “La presencia del sgte en el Otro es en efecto una presencia cerrada la sujeto, por lo general, puesto que por lo
general es en estado reprimido como persiste allí, como de allí persiste para representarse en el sgdo por su automatismo de
repetición”.
En Seminario XI, “Lógica del fantasma”, pone en relación compulsión de repetición, mas allá del principio de placer y pulsión de
muerte.

Dos formas de la repetición:


1- La insistencia del sgte en el retorno de lo reprimido, se trata de la repetición simbólica, de la automaticidad del Icc.
Determinismo simbólico de la cadena de sgte que hace que nadie pueda soltar al nada al azar, están determinados por
el Icc. Automaton que se hace oír en los lapsus, sueños, olvidos.
2- La compulsión de repetición: cara real de la repetición. Lo real, en esta perspectiva, puede ser abordado incluso como
lo que siempre vuelve del mismo lugar. Se trata de una repetición que no tiene otro fundamento más que el encuentro
contingente, el encuentro azaroso, traumático, con lo real (tyche).
Articulación: El trabajo del Icc es simbólico, pero su causa es real. El Icc no deja de inscribir… lo que lo real no cesa de no
escribirse.

18
La escritura del nudo borromeo de tres

En los ´70 Lacan propone una visión homogénea de los tres registros, presenta un encadenamiento borromeo de los tres
registros en una conferencia que dicta en Roma en 1974 bajo el titulo: “La tercera”. La escritura del nudo borromeo implica su
aplastamiento, con la consecuencia de la constitución de campos que son indistinguibles ante la puesta en el plano, estos
campos son siete.

Lacan asigna cuerpo a lo imaginario, muerte a lo simbólico y vida a lo real. Entre lo simbólico e imaginario se encuentra el
sentido (s). Entre lo simbólico y real esta J (J: goce; : falo), el goce fálico. Y entre real e imaginario: JA, el goce del Otro. En
la intersección de los tres registros: el objeto a.

Cuerpo, Muerte, Vida

Se corresponden con lo imaginario, lo simbólico y lo real.


El cuerpo esta asociado al registro de lo imaginario (se mantiene constante en la obra de Lacan). En los ´70 lo imaginario es
asimilado por Lacan a lo que denomina consistencia.
En el Seminario XXII, Lacan asocia lo imaginario con la consistencia, lo real con la ex - sistencia y lo simbólico con el agujero.
La consistencia del cuerpo en tanto que resiste antes de disolverse.

¿Cómo se relaciona la muerte con lo simbólico?


Lacan se refiere al carácter mortificante, desvitalizante del lenguaje. Es el efecto primero y más brutal que tiene el lenguaje
sobre el organismo vivo: un efecto de desvitalizacion, de mortificación. El sgte, desvitaliza, apaga el goce de la vida, mortifica la
carne.

El goce del lado de lo real de la vida.


Si el goce en ultima instancia es goce de la vida, entonces es un hecho que el lenguaje, como un aparato inerte, al captar al
organismo vivo en sus redes significantes, opera en el sentido de discurrir ese goce, expulsándolo del cuerpo, intentando una
suerte de desertificación, de vaciado de goce.

“El sgte nos espera, nos hace un lugar en el mundo, aun antes de que lleguemos y nos sobrevive”

Los goces.
Lacan en los años ´70: el sgte es lo que hace alto al goce, además de ser su límite, el sgte es la causa del goce. Por el sgte se
pierde goce… por el sgte se lo recupera.

19
“Malestar en la cultura” (Freud) paradoja del súper-yo. La obediencia al súper-yo compele a la renuncia de la satisfacción
pulsional. Por resultado, la satisfacción abandonada es suplida por otra, y no por cualquiera: la que se encuentra en la renuncia
misma. Se puede gozar de la renuncia del goce.
Siempre se trata más de una transformación producida en el goce, que de su destrucción o desaparición absoluta.
Para Lacan, el sgte es la causa de los goces y se van articulando hasta formar un conjunto heteróclito de difícil articulación.
Estos goces son un sustituto del goce perdido; del goce de la complementariedad entre los sexos.

Son tres
1- El sentido, se aloja entre simbólico e imaginario. Lo llama por un neologismo jouis-sens, goce-sentido o gosentido. El
sentido debe ser considerado un efecto de lo simbólico sobre lo imaginario. Lo real se constituye fuera de sentido. Lo real
se guarece de sentido.
2- El goce falico, lo localiza entre real y simbólico, deviene así fuera de cuerpo.
A) Puede ser un goce ordenado por el NP y sus regulaciones. Resultado de la operación de la MP, no en el sentido de la
significación, sino en aquel goce. Goce moderado por transitar por la carretera principal.
B) Es esbozado como un goce traumático.
3- El goce del Otro, se sitúa entre imaginario y real o fuera de simbólico. Lacan sostiene que no existe porque no hay relación
sexual. No hay goce del Otro. Este goce no existe… mas que soñado, imaginado, fantaseado.
4- Plus de gozar, el objeto a, ubicado n l nudo de los tres registros. Cualquiera de los tres goces lo supone, o se conecta con
él, por lo que se vuelve su condición.

Esta indistinción de los tres registros en el borromeo lo empuja a Lacan a pasar al BORROMEO DE CUATRO ESLABONES (en
sus estudios de los Seminarios XXII y XXIII), en el que real, simbólico e imaginario no se encadenan, sino por un cuatro redondel,
que termina nombrado sinthome y que introduce el principio de una diferenciación posible entre los registros.

Ética, psicopatología y psicoanálisis: Roberto Mazzuca

La psicopatología surge a partir de la psicología patológica. Los conceptos de salud y enfermedad, así como lo patológico y lo
normal cuentan con un componente ético irreductible. En la psicopatología es sumamente importante el tema de las
clasificaciones y de los trastornos por las implicancias éticas que acarrean. La ética de la ciencia actual surgida junto a los
ideales de la modernidad es distinta a la ética griega de la contemplación, el que nunca hubiera podido acompañar el
nacimiento de la ciencia que es un fenómeno moderno. Más tarde, con el positivismo, la armonía entre ciencia y ética
constituía un supuesto indiscutible, no se dudaba que el supuesto de la ciencia solo podría acarrear un bien para la humanidad.
Freud y su obra respondían a este ideal cientificista.
Hoy en día, son frecuentes las ocasiones en que el avance científico plantea nuevos problemas éticos. Se ha planteado la duda
sobre si la ciencia y la tecnología que ella induce no traerán más males que bienes. La psicopatología no es ajena a esta

20
problemática ética, la definición misma de su campo se establece por criterios inescindibles de una apreciación moral., la cual
interviene en cada una de las categorías diferenciales que han surgido en el campo de la psicopatología, ya sea en las diversas
entidades clínicas (neurosis, psicosis, perversiones) o en las nociones fundamentales con que se las aborda (síntoma, trastorno).
Por ejemplo, la homosexualidad, era considerada como una enfermedad y con el paso del tiempo, se la fue abordando como
una orientación sexual, una elección subjetiva. Las psicosis y neurosis también son elecciones subjetivas. En las neurosis hay
una indeterminación subjetiva que evita la resolución de los conflictos. Esta elección se produce tempranamente y no es ni
deliberada ni cc. El sujeto es mas bien un resultado de su elección y no tanto su agente. El psicoanálisis consiste en hacerse
responsable del icc, es la posición ética necesaria para comenzar y sostener la experiencia psicoanalítica. El goce es un
componente esencial en la def. de todas las categorías psicopatológicas, este ocupa un lugar preponderante en la perversión.
La noción de neurosis y sus diferentes formas fueron surgidas como formas patológicas y posteriormente se ha ampliado su
campo de aplicación y son teorizados como diferentes estilos de ser o de variedades de la conducta, etc., según las diferentes
variedades teóricas. La perspectiva de Freud de delimitar mecanismos psíquicos en la formación de sus síntomas, difiera con la
concepción psiquiatrita que las consideraba enfermedades de origen organizo, pero al delimitarlas como neurosis y definirlas
por sus síntomas las sigue presentando como enfermedades. En la posición de Lacan, las diferentes categorías clínicas son
abordadas como modos de subjetividad que se categorizar por sus posiciones diferenciales en relación con el deseo, con el
goce, la función del fantasma, etc. Estas estructuras subjetivas no implican necesariamente que se haya desencadenado una
neurosis. Las elaboraciones aplicadas inicialmente sólo a formas patológicas se generalizaron, se cumple así el propósito de
los fundadores de esta disciplina que la consideraron no solo un campo sino un método, el de utilizar las formas patológicas
para entender el funcionamiento psicológico general. En cuanto a la noción de síntoma, era inicialmente, el índice de una
patología. Freud explicó la formación de síntomas a partir del mecanismo de a represión: como un retorno (deformado) y una
satisfacción (sustitutiva) de las representaciones y de los impulsos reprimidos. De este modo la posición del síntoma en el
psicoanálisis, sin dejar de constituir una forma patológica, es también un componente esencial y una herramienta para la cura
ya que por su intermedio y elaboración permite recuperar los elementos icc divorciados por la represión. Lacan reconoce que
no hay otra forma de satisfacción pulsional más que la del síntoma, que asume una función en la realización del sujeto. Puede
ser entendido como una creación singular de cada sujeto (similar a la sublimación), más ampliamente como la supremacía de
la RELACIÓN SEXUAL QUE NO EXISTE. La depresión es un síntoma pero no un retorno de lo reprimido (Freud). Hay que
diferenciar los síntomas psiconeuróticos de los actuales que son efecto directo de ciertas formas de vida. La neurosis
constituye el índice de que algo anda mal y hay que cambiarlo. Es muy diferente proponerse suprimir el síntoma a través de un
medicamento para adaptarse que considerar el malestar como índice para rectificar la acción. Eso no significa estar en contra
de los psicofármacos. Los progresos de la psicofármacología han permitido el acceso a la psicoterapia en casos en que
(psicosis) sin ellos es muy difícil o imposible operar solo a través de la palabra. La noción de neutralidad terapéutica alude a
que el psicólogo debe suspender los juicios e valor y ciertos ideales, para no juzgar sobre la forma de vida y de goce del sujeto,
y sobretodo no debe decidir por el. Sin embargo, esa NEUTRALIDAD, no existe, siempre la acción terapéutica se sostiene en
ppios éticos. Se actúa en cierta posición ética, lo que implica la intervención del deseo.

Lo normal y lo patológico

La noción de salud y enfermedad, y la de normalidad y patología están cargadas fuertemente por un componen ideológico, y de
este depende su delimitación.
Canguilhem plantea una clasificación de las diferentes teorías de la enfermedad.
Lo desarrolla de manera sistemática, distribuye las concepciones en dos vertientes:
1) Concepción dinámica, herencia griega, la enfermedad es considerada una ruptura de un equilibrio, de una armonía
2) Concepción ontológica, antecedentes en la cultura egipcia, enfermar esta referido al efecto de sustancias dañinas
exteriores al cuerpo. Oposición exterior-interior. El interior del organismo puede luchar contra agentes patógenos, que
provienen del exterior. La curación esta concebida con el modelo de expulsión: expeler la sustancia portadora del mal.

21
Las nociones freudianas corresponden a la concepción dinámica. Las circunstancias exteriores no son causas, solo
desencadenamientos, como ocasiones. La concepción dinámica adquirió una versión cuantitativa a lo largo del siglo XIX, que se
convirtió en un dogma científico generalizado: la única diferencia entre fenómenos patológicos y normales es cuantitativa.
Dentro de esta concepción Freud desarrolla su obra. Al alterarse las proposiciones de cantidad en la enfermedad se pueden
distinguir y apreciar mejor los diferentes componentes, el estudio de la patología privilegia el acceso al estudio de los
fenómenos normales.

Canguilhem, busca una definición de salud por la vía estadística, después la vía normativa. La demostración de que es
imposible delimitar unívocamente la noción de salud y enfermedad se debe a que tienen un componente ideológico ineliminable.
Ideológico incluye diferentes registros:
1- Político
2- Económico
3- Moral
Cuando se cree que se esta dando una definición científica de salud y de enfermedad, de normal y patológico, se esta dando
una definición moral que corresponde a algún sistema ético no explicitado, que permanece oculto.

La diversidad de las éticas

Lacan, en la propuesta de retorno a Freud, intenta rescatar la dimensión ética que anima la obra freudiana, semioculta por el
estilo cientificista de aquella época. Se puede observar esa dimensión en las desviaciones del psicoanálisis en relación del
psicoanálisis freudiano, en lo que Lacan llama ideas moralizantes. Por ejemplo, el ppio de placer como el ppio máximo del
funcionamiento del aparato psíquico, había sido formulado antes de Freud como un sistema de ética hedonista (ubica al placer
como objetivo, en su justa medida debe regir la conducta del sujeto). Pero la experiencia psicoanalítica termino por mostrar
que el placer no es el ppio máximo que rige el acontecer subjetivo, hay un más allá evidenciado en la compulsión de repetición.
La ética que guía esta práctica es entonces hedonista. Es decir: Antes del intento freudiano de definición en términos de una
teoría científica, el concepto de principio de placer había sido formulado como un sistema ético que conocemos como ética
hedonista. Ubican el placer como meta, como objetivo, como principio máximo que debe regir la conducta. Se puede
considerar el primer Freud intenta traducir en términos científicos el sistema moral de la ética hedonista. Pero la experiencia ps
demostró que el placer no es el principio máximo que rige el acontecer subjetivo, de allí que el segundo Freud se haya visto
obligado a formular el más allá del principio de placer, para tener en cuento los fenómenos del compulsión a la repetición que
la practica ps mostraba.
Por eso de ningún modo se puede afirmar que el sistema de Freud es un sistema hedonista. (Las éticas hedonistas se
encargaron de incluir a Freud en esa categoría).
Ética es la disciplina que reflexiona sobre la conducta moral. Y la moral la que reflexiona sobre la conducta.

La ética de bienes; hipótesis de que hay una articulación entre el bien y el bienestar. En tanto la ética del psicoanálisis no es
hedonista, no tanto como ppio máximo de la conducta moral, el bienestar o la felicidad (el sujeto que procedería guiándose por
esa ética, orientándola hacia el bien, obtendría de bienestar: la felicidad). Por su parte, Freud, en “El malestar en la Cultura”, la
felicidad es alcanzable solo por momentos, es un estado frágil. El malestar es ineliminable.
Kant (ética formal); El sistema de la ética kantiana no toma en cuenta ningún contenido, es un sistema formal que no hace
referencia a ningún objeto en particular. Imperativo categórico: (principio máximo), no un bien sino un imperativo, un mandato,
el cual no se refiere a ningún contenido en particular y esta enunciado de manera universal.
Lacan, (deseo resuelto); haciendo referencia al concepto kantiano, una cura psicoanalítica conduce a que el sujeto llegue a
ubicar el deseo en el lugar del imperativo categórico. No se hace referencia a ningún deseo en particular sino a la función
misma del deseo.

22
Sade (ética del goce); plantea una reflexión sobre la conducta moral en la que construye un sistema ético. El sistema sadiano
ubica el goce en el lugar del imperativo: sostiene como máxima absoluta el imperativo de gozar. Esta paradoja de convertir el
goce en un deber, se encarna en el concepto sicoanalítico de súper-yo. El súper-yo es una instancia que habla en el sujeto
y que le dice: ¡goza!
Se define la ética del psicoanálisis por oposición a estos dos sistemas (al de Kant y el de Sade): no es una ética del goce sino
una ética del deseo.
Ética utilitarista; es la ética predominante en la cultura actual que ubica como principio máximo la cuestión del bienestar pero a
escala social: el bienestar para la mayoría. Es la ética que sostiene a la organización capitalista. El bienestar para la mayoría
oculta la verdad de un bienestar para pocos (Marx).
Esta ética entra en colisión con la del psicoanálisis en tanto este excluye el criterio de supresión del síntoma. Los síntomas no
tienen valor alguno en una organización social regida por una ética utilitarista.

La ética del Psicoanálisis

Lacan propone centrar la atención en la figura de Edipo para conocer el fundamento ético del psicoanálisis. El acto de Edipo
en el que se arranca los ojos, puede describirse como su renuncia a todos los bienes y a las condiciones que lo han cautivado
hasta el momento. Franquea ese límite e ingresa a la zona en la que busca su deseo. Edipo no renunció a nada, a nada de lo
que realmente le importa, que es la libertad de perseverar en ese deseo que es el suyo, el deseo de saber. Edipo ha querido
saber, ha sabido y ante esa revelación no se detiene, franquea ese límite y quiere saber más. La máxima que rige la ética del
psicoanálisis es ¿has actuado conforme al deseo que te habita? (Lacan). Es decir, la fuente principal por la cual se puede ser
culpable es haber cedido al deseo.

Freud, (Formulas):
1) Advenimiento Cc de lo Icc, (como meta del análisis) el deseo que es el núcleo y la fuerza originaria del sistema Icc
debe asumirse concientemente.
2) Anular las represiones, se trata de levantar las represiones que apartaron el deseo el deseo de la vida de la acción
(aunque la represión sea un mecanismo constitutivo).
3) A partir de la 2ª tópica: Donde ello era (o donde eso estaba) allí debo advenir, el deseo debe advenir, para hacerse
cargo de ese deseo reprimido. Donde eso estaba (un icc, desconocido, inhibido, disociado) debe advenir uno
asumiéndose como sujeto deseante.

Las fórmulas de Freud tienen las mismas referencias que las de Lacan: no ceder ante el deseo, actuar según el deseo.
Modula esta formula con algunas restricciones que son análogas a las objeciones que podrían hacerse a la propuesta
freudiana de suprimir todas las represiones. Conviene mitigar ese carácter absoluto ya que en esas condiciones el deseo queda
al servicio de la pulsión de muerte. Justamente por ir más allá del principio de placer, el deseo como imperativo categórico
implica ese riesgo.
El deseo que rige un psicoanálisis no es un deseo puro, esta limitado y moderado por la decisión del sujeto que debe hacerse
responsable de su deseo y de su goce. La renuncia pulsional y la inhibición consecuente de la represión es una cosa distinta de
la decisión cc del sujeto (después de levantada la represión) de renunciar a determinadas satisfacciones pulsionales: las que
entran en conflicto con sus ppios morales Esto implica que recién en el final de su análisis el sujeto esta en condiciones de
sumir una posición plenamente ética desde lo que se haga responsable de las condiciones de su goce y de su deseo,
asumiendo algunas y rechazando otras. Otra cuestión decisiva es señalar que la meta de la cura psicoanalítica esta planteada
de un modo tal que incluye la singularidad del sujeto y no hace referencia a ningún modelo uniforme ni a ningún tipo ideal (del
yo), ni identificación. Cada sujeto debe en cierto sentido incrementar una solución singular a partir de su síntoma. Que la
noción de icc ocupe un lugar de privilegio.

23
24

También podría gustarte