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EL SISTEMA DE NUMERACIÓN EGIPCIO

En el Antiguo Egipto, alrededor del año 3000 a.C., se creó un sistema de numeración
jeroglífico del cual se conocen los símbolos que mostramos a continuación:

Actualmente no hay acuerdos sobre las razones por las cuales se crearon estos
símbolos, pero en cambio existen varias hipótesis. Por ejemplo, algunos historiadores
creen que el símbolo que representa al 1000 –una flor de loto– podría provenir de la
semejanza fonética entre las palabras mil y flor de loto en esa cultura. Otros estudiosos
postulan que, dado que esta flor era la más abundante, con ella intentaban simbolizar
un número “grande”.
El sistema egipcio era aditivo y solo disponía de símbolos para las potencias de 10.
Para escribir otros números había que combinar los símbolos existentes repitiendo los
que fueran necesarios hasta nueve veces, para que la suma de todos ellos alcanzara la
cantidad que se quería representar. De este modo, para escribir el número 19 debían
utilizar un símbolo de 10 y nueve símbolos de 1; mientras que para representar el 20,
usarían dos símbolos de 10. Los egipcios no siempre siguieron un orden muy preciso
para escribir los números. Inicialmente dibujaban los símbolos uno a continuación de
otro, pero luego la notación se hizo más regular, probablemente para facilitar su
lectura. Es así como se formaban dos o tres líneas superpuestas de pequeños grupos
de dos, tres o cuatro signos idénticos.

Debido a que la cantidad total representada por una escritura siempre resulta de
sumar el valor que porta cada símbolo, su ubicación relativa no afecta el valor que se
quiere representar. De esta manera, podemos aseverar que estas dos notaciones
corresponden al número 3.453:

El sistema egipcio es no posicional. Esto significa que los símbolos tienen siempre el
mismo valor, independientemente del lugar en el que se encuentren dentro de la
escritura.
El sistema egipcio tiene base diez. Esto significa que cada diez unidades de un orden,
se forma otra de un orden superior. En este caso, al agrupar diez “unos” se forma un
diez, para el cual se introduce un nuevo símbolo; al agrupar diez “dieces”, se forma un
cien que tiene un símbolo nuevo; etcétera.
Un sistema como el egipcio es casi una “traducción” de las acciones de contar y
agrupar. Otros sistemas inventados en otras culturas ocultaron algunas de estas
acciones, resultando en escrituras un poco más económicas y, a la vez, un poco menos
transparentes.

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