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HOMICIDIO,RIESGO, SIGNIFICADO Y CASTIGO

Luis Gerardo Gabaldón (edición e introducción)

Universidad Católica Andrés Bello


Montalbán. Caracas (1020)
Apartado 20.332

Diseño y producción: abediciones


Corrección de pruebas: Ricardo Tavares Lourenço
Diagramación y diseño de portada: Reyna Contreras M.
Depósito Legal: DC2020000750
ISBN: 978-980-244-971-2
Impresión: Gráficas Lauki, C. A.

© Universidad Católica Andrés Bello


Primera edición, 2020

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titulares de los derechos de la propiedad intelectual.
La victimización por homicidio: tendencias y
variables demográficas y situacionales1

Luis Gerardo Gabaldón


Isabel Bayuelo
Raquel Fernández
Franklin Reina

1 Este artículo destaca los antecedentes, aspectos conceptuales, metodológicos y


principales hallazgos del Estudio de Delitos Violentos del Eje Centro Norte Costero
Venezuela 2015, Grupo de Investigaciones Criminológicas de la Universidad de Los
Andes e Imacib 1, C.A., Caracas, julio 2016, pp. 218. El proyecto tuvo el soporte del
Programa de la Open Society Foundation para América Latina, Subvención OR2015-
21759.
1. Antecedentes
Los delitos violentos vienen aumentando, según todas las estimaciones
disponibles, sostenidamente desde la década de 1990 en Venezuela. La
información confiable sobre estas tendencias y sobre variables cruciales para
entender sus características, modalidades y factores de riesgo asociados a la
victimización, se hace cada vez más problemática debido a la multiplicidad
de fuentes, la inconsistencia de los registros y la carencia de criterios
estandarizados para la recolección de los datos. A partir de 2006 se aplicaron
en Venezuela encuestas nacionales de victimización que contemplaron,
además del registro de los delitos convencionales contra las personas y la
propiedad, que con variantes se recogen en los diversos instrumentos a nivel
mundial, el registro de los homicidios, una novedad a nivel internacional.
Esta forma extrema de violencia no se incorpora a los estudios de
victimización debido a que su ocurrencia relativamente escasa plantea
cuestiones de pertinencia y confiabilidad en el registro. Sin embargo, en el
caso venezolano, las estimaciones de los homicidios registrados en encuestas
de victimización se han venido haciendo más consistentes al descender los
coeficientes de variación, un importante indicador que mide la calidad de las
estimaciones para garantizar mejor precisión en las predicciones.
Actualmente se cuenta en Venezuela con al menos tres fuentes para el
registro de homicidios a nivel nacional: la estadística delictiva, que es
recopilada por la policía de investigación (Cuerpo de Investigaciones
Científicas, Penales y Criminalísticas, CICPC), la estadística de salud,
recopilada por el Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS), y la
información de las Encuestas Nacionales de Victimización, que fueron
aplicadas con el apoyo del Instituto Nacional de Estadística (INE) de manera
trienal entre 2006 y 2012. Los datos que se discuten a continuación
provienen de una cuarta encuesta de victimización, circunscrita a un área
regional que concentraba, para 2012, la mitad de la victimización por
homicidio del país. Este estudio continúa la tradición de encuestas de
victimización venezolanas con muestras representativas que permiten
realizar estimaciones sobre diversas manifestaciones delictivas, tanto en lo
relativo a su incidencia como en lo referente a variables demográficas y
situacionales asociadas a la victimización interpersonal.
Las encuestas de victimización adelantadas con cobertura nacional entre
2006 y 2012 han permitido contar con información relevante y facilitan la
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comparación de determinadas tendencias de la criminalidad en el tiempo,


una necesidad particularmente apremiante cuando la información oficial
sobre los homicidios, de la estadística policial en mayor medida, aunque
también de la estadística de salud, ha venido desapareciendo de la discusión
pública. Según los registros de salud, para 2009, 15.023 muertes estuvieron
vinculadas a las armas de fuego, mientras para 2008, 95,6% de las muertes
ocasionadas por armas de fuego correspondieron a hombres y el grupo etario
entre 18 y 44 años representó el 83% de las muertes de los hombres y el 70%
de las mujeres con esta modalidad (Chacón, 2012: 53 y 62). Estas muertes no
comprenden solamente homicidios, pues las estadísticas de salud incluyen
agresiones, lesiones auto causadas, eventos de intención no determinada,
intervención legal y otras causas por traumatismos accidentales. Los
registros policiales han mostrado que los homicidios con armas de fuego
representaron en 2011, para el grupo etario entre 18 y 44 años, el 75%, y
para los hombres el 95% de las víctimas (Fernández y Tabares, 2012: 92), lo
cual sugiere, comparando los datos de la Encuesta Nacional de Victimización
de 2012, reportando 23% de víctimas femeninas, que por alguna razón las
mujeres están sub representadas en los registros policiales de homicidio en
Venezuela. También se ha determinado, según la última Encuesta Nacional
de Victimización de 2012, que los homicidios ocurren en 55,3% de los casos
entre desconocidos y en un 96% con armas de fuego. Los hombres
representan el 77% de la víctimas y el 78% de los victimarios, mientras el
grupo etario entre 15 y 29 años el 70,7% de las víctimas y el 46,6% de los
victimarios (INE, 2013).
la victimización por homicidio: tendencias y variables
demográficas y situacionales

Las encuestas de victimización también han explorado en Venezuela la


vulnerabilidad a la violencia según el estrato socioeconómico. En la
Encuesta de 2012, los grupos de pobreza extrema representaban el 15,6 % de
la población y su cuota en la victimización por homicidio fue del 9%,
mientras los sectores pobres, representando el 53,9 de la población,
contribuyeron con el 61,6% de las víctimas de homicidio. Los grupos socio
económicos mejor colocados, representando el 13% de la población,
contribuyen con el 5,6% de las víctimas de homicidio (INE, 2013). Por lo
que se refiere a variables situacionales, las encuestas nacionales de
victimización han arrojado datos sobre concentración espacial y temporal de
los homicidios. Para 2006, el 73% ocurrió en el propio barrio o urbanización
y el 94% entre 6 de la tarde y 6 de la mañana (Gabaldón, Benavides y Parra,
2007). En 2009 las proporciones fueron 62% y 72%, respectivamente (INE
2010), y en 2012, 56% y 64%, respectivamente (INE, 2013).

2. Una encuesta para el eje centro-norte-costero del país


La propuesta de esta encuesta definió dos propósitos fundamentales. En
primer lugar, conocer información de hechos delictivos, incluyendo los
homicidios, lesiones y robos ocurridos en Venezuela en el periodo julio
2014-julio 2015, que permitiesen estimar tasas para el Eje Centro Norte
costero del país (Estados Aragua, Carabobo, Miranda, Vargas y Distrito
Capital), que concentraba el 50% de los homicidios del país con solo 30% de
su población (Fernández y Tabares, 2012), así como estimar características
demográficas de víctimas y victimarios, variables situacionales y
modalidades de ejecución, facilitando la comparación con anteriores
periodos (2006, 2009 y 2012). Por otro lado, recopilar información, sobre
percepciones de la violencia, factores asociados y posibles medidas para
reducirla, planes e iniciativas de control delictivo y seguridad ciudadana
adelantados por el Gobierno nacional, vinculación de la delincuencia con las
armas de fuego, así como propuestas de desarme, e implementación de
métodos de resolución de conflictos.
El primer objetivo corresponde al módulo de victimización y el segundo
al módulo de percepción social de la violencia, que desde el año 2006 divide
en dos secciones bien diferenciadas las Encuestas de Victimización
realizadas. En esta oportunidad el registro situacional se expandió para
recoger información de contexto antes no incorporada, manteniendo una
sección común para homicidio y lesiones (contra las personas) y otra para
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robo (contra la propiedad). La sección de percepción se mantuvo,


incorporando preguntas sobre aspectos vinculados a la violencia delictiva,
percepción de incremento o decremento de la misma, apreciación de
incidencia en el municipio de residencia, así como aproximación, a través
escalas ordinales de cuatro intervalos, a la percepción pública sobre medidas
para enfrentar la violencia delictiva, el patrullaje combinado, las armas de
fuego y su vinculación con la delincuencia, la justicia de paz y los métodos
de resolución de conflictos. Esta parte del estudio no es discutida en el
presente artículo.
El dominio territorial de la Encuesta de 2015 corresponde a las áreas
urbanas de los estados Aragua, Carabobo, Miranda y Vargas, y la
correspondiente al Distrito Capital. Se abordó en profundidad un registro
situacional limitado a los hogares victimizados por homicidio, lesiones o
robo. Se decidió avanzar hacia un modelo que distinguiese, dentro de las
relaciones interpersonales: a) el vínculo de proximidad relacional, que ha
sido explorado en las encuestas de victimización en Venezuela mediante el
conocimiento y la relación familiar entre víctima y victimario; b) el vínculo
asociado al interés laboral o de negocios compartido entre víctima y
victimario; c) el desarrollo de la interacción con ocasión de la victimización
que se expresa en el encuentro violento (si hubo o no cruce de palabras,
provocación o no, evento premeditado o espontáneo, agravio próximo o
resentimiento acumulado), con la finalidad de caracterizar mejor la situación
de victimización. De este modo se avanzó hacia una mejor caracterización de
la dinámica situacional. También se incorporó mayor especificación sobre la
proximidad de la victimización a la residencia de la víctima, dado que se
sugerido que los delincuentes se desplazan menos en los delitos contra las
personas que contra la propiedad, y que en aquéllos, el desplazamiento sería
menor cuando se trata de hechos contra relacionados que contra extraños
(Tita y Griffiths, 2005). La nueva encuesta incluye información de la
dinámica situacional a través de identificación de posibles reclamos o
agravios previos entre víctima y victimario y provocación inmediata,
impulsividad, respuesta a insultos o encargo.
Por lo que se refiere al sitio de comisión del delito, conforme a la
perspectiva situacional y de la movilidad, se decidió estimar distancias antes
que divisiones geográficas, preguntando si el hecho se produjo a menos de
dos cuadras de la residencia de la víctima, entre dos y 6 cuadras, más de 6
la victimización por homicidio: tendencias y variables
demográficas y situacionales

hasta 12 cuadras, y a más de 12 cuadras. Con estas especificaciones se


procura identificar patrones de desplazamiento y cercanía entre víctimas y
victimarios, antes que establecer con precisión los límites simbólico
territoriales de determinadas áreas urbanas de posible exclusión para algunas
personas, cuestión que, por lo demás, ha sido también problematizada en
otros países (Sampson, 2003).
Con el objetivo de explorar la dimensión expresiva de la violencia, que
algunos vinculan mayormente a la violencia intrafamiliar, y la dimensión
instrumental, mayormente asociada a vencer obstáculos que dificultan el
acceso al objeto deseado (Last y Fritzon, 2005), se investigó el resultado del
daño físico sufrido en la victimización violenta: solo golpes, una herida o
fractura, de dos a tres heridas o fracturas y más de tres heridas o fracturas o
desfiguración y signos de ensañamiento.
El período de referencia del dato individual sobre los hechos delictivos
violentos corresponde al lapso comprendido entre las vacaciones escolares
de julio 2014 y julio 2015, utilizado como referente para facilitar la
delimitación temporal y controlar el efecto telescópico en los entrevistados.

3. Alcance, cobertura y muestreo


El universo estadístico debe definirse en términos del contenido, las
unidades, la extensión y el tiempo (Kish, 1972). Los datos en este estudio se
refieren a delitos2 y a delitos violentos3 de personas victimizadas. Para todos
los delitos se registró información general referida al número de veces en que
ocurrió la victimización y se amplió el registro situacional para los delitos
violentos. Se indagó sobre hechos ocurridos en los últimos cinco años para
homicidios, a fin de ampliar la cobertura de un hecho relativamente escaso, y
en el último año para el resto de los delitos. El período de tiempo del
levantamiento de la información fue entre agosto y octubre de 2015. Se
procuró identificar la victimización entre personas que habitaban en hogares
principales, dentro de viviendas residenciales. La información se obtuvo
directamente de la víctima (con excepción de los homicidios), en caso que
fuera posible y en cualquier otro caso a partir de un informante calificado,

2 Los delitos en este estudio comprendieron homicidios, lesiones personales, robo, abuso
sexual, secuestro, extorsión, corrupción, hurto, estafa y amenaza.
3 Se consideraron delitos violentos en este estudio, a los efectos de los análisis
demográficos y situacionales, los homicidios, las lesiones personales y los robos.
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definido como cualquier persona o familiar de 16 años o más, residente de la


vivienda y que conociera suficientemente el hecho ocurrido.
El tipo de muestreo fue probabilístico, lo cual garantizó que todos los
elementos del universo estadístico de este estudio tuviesen una probabilidad
conocida y distinta de cero de ser seleccionados. La clase de muestreo fue
estratificado por conglomerado sistemático bifásico. Los conglomerados son
áreas de levantamiento de 45 viviendas aproximadamente, ubicadas en las
zonas seleccionadas y definidas por grupos de 300 viviendas
aproximadamente. Se operó en forma descendente considerando municipios,
parroquias y zonas de levantamiento según la densidad poblacional. En la
primera fase se entrevistó en todas las viviendas residenciales, que contenían
a los hogares principales, y se identificó a las personas víctimas de algún
delito ocurridos en los últimos cinco (5) años para los homicidios y en el
último año para el resto de los delitos. En la segunda fase se seleccionaron
aquellas viviendas residenciales que contenían los hogares principales en los
que habitaban personas que fueron víctimas de los delitos violentos, que
hubiesen ocurrido en los últimos cinco (5) años para homicidios y en el
último año para lesiones y robo.
Se estimó un tamaño de muestra para el Eje Centro Norte Costero de
Venezuela y se calculó para cada uno de los elementos de estudio definido
por áreas a levantar, viviendas residenciales y total de personas. Se trata de
conglomerados compactos (Naciones Unidas, 2007), a los cuales se aplicó
actualización cartográfica antes de proceder al levantamiento en el terreno.
Esto permitió que los casos de viviendas de construcciones recientes, tales
como la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV), urbanismos privados,
asentamientos habitacionales, fueran considerados en el proceso de
selección.
El procedimiento de cálculo estadístico consistió en estimar la muestra de
personas, viviendas, y áreas a levantar de la siguiente manera:
la victimización por homicidio: tendencias y variables
demográficas y situacionales

Se ajustaron las cifras, tomando como base 520 áreas a levantar, 45


viviendas en promedio por área y 3,9 personas en promedio por vivienda,
para obtener los valores exactos de las muestras de los distintos elementos, a
saber:
nal = 520 áreas a levantar

nviv= nal ¯val = (520)(45) = 23.400 viviendas


nper = nviv ¯pviv = (23.400)(3,9) = 91.260
persona Donde, nper = Total de personas de
la muestra
Kα Percentil asociado a la distribución normal = 1,96

¯2 = Proporción de víctimas de lesiones


persona-
les, según datos de la Encuesta de Victimización 2012 (INE, 2013),
considerando que es un valor intermedio entre la escasa frecuencia del
homicidio y la alta frecuenta del robo. d le=Total de delitos de lesiones
personales
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N2012per =Total de personas del país de la Encuesta de Victimización 2012. qˆ

=1pˆ =Proporción de no víctimas de lesiones personales = 1-0,0031 =

0,9969
CV(p) = Coeficiente de variación de la proporción estimada de víctimas de
lesiones = 13% efd = Efecto de diseño = 1,115 (Estimación de los datos
preliminares de la Encuesta de Victimización 2012). ˆ f nr
=Factor de
corrección por no respuesta =1,12. 4 nal= Total de áreas a levantar en la
muestra nviv = Total de viviendas en la muestra
¯val = Viviendas promedio por área a levantar = 45 viviendas promedio por
área a levantar.
¯pviv = Promedio de personas por vivienda = 3,9 personas por vivienda.

Tabla 1. Muestra planificada de áreas a levantar, viviendas y personas según


entidad

4. Resultados
A continuación se presentan las tablas y gráficos más relevantes del
Estudio. La primera tabla corresponde a la frecuencia expandida de la
ocurrencia según los elementos de ponderación de la población estimada y
los tipos delictivos considerados en la fase 1 del Estudio. Los gráficos
siguientes corresponden a los datos de la fase 2 para los delitos violentos
(homicidios, lesiones personales y robos), donde fue recabada información
la victimización por homicidio: tendencias y variables
demográficas y situacionales

situacional y de contexto en cada hogar victimizado para cada delito


violento, uno solo de ellos registrado por cada hogar, para facilitar
concentración del informante y con el siguiente criterio: en casos de múltiple
victimización, el homicidio excluye lesiones y robos y las lesiones excluyen
robos, a los efectos del registro pormenorizado.
Tabla 2. Registro victimal del último año (julio 2014-julio 2015). Tasa por cada
100.000 habitantes
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demográficas y situacionales

5. Apreciación de conjunto
5.1. Tasas de victimización, con particular referencia al homicidio
Las tasas de victimización para los principales delitos violentos en el Eje
Centro Norte Costero de Venezuela, con la excepción de las lesiones
personales, manifiestan un incremento notable con relación a los datos
históricos de victimización según las encuestas nacionales adelantadas desde
2006. A continuación se presenta esa serie para cinco delitos violentos que
fueron objeto de réplica en esta última encuesta, según los datos de 2006,
2009 y 2012:
Tabla 3. Tasas de delitos violentos, encuestas de victimización (por cada 100.000
habitantes)
Delitos violentos\Años 2006 2009 2012
Homicidios 49,6 75 77,5
Lesiones 435 272 310
Robos 3882 5076 6138
Secuestros 38 95 97
Extorsiones 54 71 120
Fuentes: Gabaldón, Benavides y Parra, 2007; INE, 2010, 2013
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Por lo que se refiere a la tasa de homicidio, se ha sido lo más riguroso


posible para descartar casos que: a) no hubiesen ocurrido en el último año de
referencia; b) incluyesen víctimas cuyas características no coincidiesen
exactamente con alguno de los miembros del hogar listados en la planilla de
registro victimal; c) mediante información colateral de la planilla de registro
victimal presentasen alguna otra inconsistencia, incluyendo la exclusión de
todos los casos que fueron denunciados ante la Dirección de Tránsito
Terrestre, por presumirse homicidios no intencionales. Con estos controles,
la tasa final de homicidio se sitúa en 125/100.000, debiéndose destacar que
una estimación muy reciente de los datos de la policía de investigación penal
(CICPC), para 2015, la sitúan en 90/100.000 para la misma circunscripción
territorial (González, 2016). Esta diferencia es apenas algo más elevada que
la discrepancia observada entre las tasas de victimización de homicidios
obtenidas en 2009 y 2012 y las registradas para esos mismos años según
datos del CICPC (Gabaldón, 2016), por lo cual la estimación del presente
estudio es consistente con datos obtenidos en investigaciones precedentes.
En esta oportunidad, comparadas con el registro victimal más reciente
(2012), la tasa de homicidio se situó en 125 (> 61%), la de lesiones
personales en 378 (>22%), la de robo en 8.616 (>40%), la del secuestro en
287 (>197%) y la de extorsión en 326 (>172%). Ello demuestra un sustancial
incremento de la delincuencia violenta en dicha zona geográfica con relación
al resto del país. Aunque el incremento en los homicidios no es el más
notable en términos comparativos, sí constituye el más dramático, por el bien
jurídico comprometido. En todo caso, en el elevado registro de esta tasa
influye indudablemente que el Eje Centro Norte Costero de Venezuela
concentraba el 50% de todos los homicidios del país mientras albergaba solo
el 30% de la población (Fernández y Tabares, 2012), además que su
estimación debe observarse con prudencia, pues pese a que el coeficiente de
variación ha descendido con relación a encuestas anteriores, haciendo más
confiable la estimación, es posible que se haya reportado como homicidios
intencionales una porción que no lo es, y el dato de denunciabilidad a
tránsito terrestre sugiere esta posibilidad.

5.2. Variables demográficas y situacionales en la victimización por


homicidio y su relación con otros delitos violentos
Como se ha destacado anteriormente, una de las particularidades del
presente estudio es el registro situacional detallado de los delitos de
la victimización por homicidio: tendencias y variables
demográficas y situacionales

homicidio, lesiones personales y robo, con la finalidad de expandir el


conocimiento sobre su variabilidad y condicionantes en cuanto a
características demográficas y de tiempo, lugar y circunstancias de comisión.
Por lo que se refiere a las variables demográficas, la victimización por
sexos muestra que se incrementó la proporción de víctimas masculinas de
homicidio y lesiones con relación a la estimación de la encuesta de 2012
(84% vs 77% para homicidios y 60% vs 51% para lesiones personales),
aunque regresando a los valores aproximados de la encuesta de 2009 (81% y
58%, respectivamente). Por lo que se refiere a la victimización por robo, la
proporción entre hombres y mujeres (52% vs 48%) se ha equilibrado más
que conforme a la estimación de 2012 (55% vs 45%) y aún más que
conforme al estimado de 2009 (62% vs 38%). Por lo que se refiere al estrato
socioeconómico, el dato más notable es la desproporción del homicidio para
el estrato más bajo, que representando el 15% de la población, registra el
27% de dicha victimización, mientras los estratos I-II, III y IV registran una
victimización por homicidio inferior a su cuota proporcional dentro de la
población, mayormente apreciable para los estratos intermedios (menor de
5%, III y menor de 6%, IV) que para el superior (menor de 1%, I-II). En
cuanto a lesiones personales y robos, todos los grupos socioeconómicos
registran una victimización equivalente a su proporción dentro de la
población.
En cuanto a los grupos etarios se observa relativa homogeneidad entre las
víctimas, aunque predomina el grupo de 21 a 30 años en los homicidios, con
cerca de 40%, mientras predomina el grupo de más de 31 años para lesiones
y robos (40% y 49%, respectivamente). Esta tendencia se observa en general
para los victimarios, aunque prevaleciendo los más jóvenes, en un 46%, para
los robos. Por lo que se refiere a la condición laboral, predominan entre las
víctimas los empleados o trabajadores estables, seguidos de los
independientes, mientras los informales no superan el 7% y los
desempleados el 15%, distribución bastante similar para los tres delitos. Por
otra parte, los victimarios son hombres en las ¾ partes de los casos,
tendiendo a predominar más para robos y homicidios que para lesiones
personales, en comparación con las mujeres. Un hallazgo que parece haberse
venido acentuando con el tiempo es la cuota de desconocidos entre los
victimarios, proporcionalmente menor en las lesiones personales (2/3) que en
los homicidios (3/4) y en los robos (9/10), no sorprendiendo en el último
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caso dada la naturaleza fundamentalmente anónima de la victimización


predatoria. Debe destacarse que para los homicidios, los datos sobre
conocimiento previo entre víctima y victimario no son totalmente confiables,
dado que quien reporta como informante subrogado podría no saber, o no
querer decir, el tipo de relación existente entre ambos.
Por lo que se refiere a las variables situacionales, la distribución de la
victimización según la distancia del lugar de residencia de la víctima tiende a
ser pareja para los tres delitos, no superando el 21% en la inmediatez
espacial de las 2 cuadras, mientras las mayores a 12 cuadras se acercan al
50% de los casos. La victimización en el área de residencia local, en el
propio barrio o zona aledaña de residencia, se sitúa en torno al 60% para los
homicidios y lesiones y en 50% para los robos, así como en sitios públicos.
Entre 60% y 50% de los victimarios residen a más de 12 cuadras de las
víctimas. Estas tendencias sugieren un cierto desplazamiento de la
victimización violenta inmediata, que ha sido asociada a conflictos
interpersonales íntimos, probablemente con una creciente participación de
otros factores de distancia social y relacional entre victimarios y víctimas.
También en las horas de ocurrencia se observa un predominio de las
nocturnas para el homicidio (75%), y para lesiones personales (53%), más
acentuado que para los robos (46%).
Como antecedentes de la victimización, los reclamos de la víctima al
victimario o el temor de una venganza son las razones mayormente
esgrimidas en los homicidios y las lesiones y en cuanto a la dinámica del
evento, para homicidios y robos predominan los ataques sin palabras,
mientras para las lesiones la discusión previa.
Una proporción de ¾ de la victimización ocurre con armas, de las cuales
las de fuego representan 84% para el homicidio, 55% para las lesiones y 81%
para los robos, confirmando hallazgos previos, aunque la proporción de
dicho uso haya disminuido algo en relación a estudios anteriores. En cuanto
al tipo de daños corporales experimentados, para los homicidios, 69%
declara se produjeron de 2 a más de 3 heridas, para las lesiones personales
54% declara de una a tres heridas, mientras para robos, entre quienes
declaran haber recibido alguna lesión, el 76% constituyen golpes o traumas
sin sangramiento.
la victimización por homicidio: tendencias y variables
demográficas y situacionales

6. Perspectivas
Las recomendaciones propuestas luego de evaluar los resultados tienen
que ver con aspectos sustantivos y procedimentales en el estudio realizado.
En cuanto a los aspectos sustantivos probablemente proceda un refinamiento
de las preguntas indicativas de variables situacionales que se pretende
vincular a la delincuencia, así como una mayor especificación de
descriptores para delitos críticos, como el homicidio. Todo ello con la
finalidad de hacer más precisas las mediciones de frecuencia y la
consistencia de datos entre sí, particularmente en los casos en que quien
reporta el hecho no es la víctima directa sino un informante subrogado. Por
otro lado, se consideró una decisión apropiada concentrar el registro
situacional en un solo delito, el más violento y más reciente, ya que esto
permite enfocar la atención del informante en las características de un solo
hecho victimal, incrementando la confiabilidad del registro. Además, el
haber aumentado el periodo de referencia de los homicidios a cinco (5) años
trajo como consecuencia que se recogiera mayor cantidad de casos, con lo
cual se incrementó la calidad de la estimación para el registro situacional
permitiendo obtener mayores frecuencias para un hecho proporcionalmente
muy escaso, lo cual repercute en la mejora del coeficiente de variación.

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Apéndice
Observaciones sobre trabajo de campo y levantamiento de la
información: la relevancia de las encuestas de victimización por
muestreo de hogares
A continuación se presenta un resumen de relatos y comentarios del
personal que realizó el levantamiento de los datos. Se trata de un resumen de
3 sesiones independientes convocadas por la Dirección de la Encuesta, que
permiten apreciar la experiencia del trabajo de campo realizado mediante
entrevistas personales en viviendas de áreas residenciales de diverso perfil
socio demográfico. Cada participante expuso, mediante un relato libre, su
vivencia a la aproximación al entorno y a las personas que fueron
entrevistadas, enfatizando el registro de los hechos más graves de violencia,
con lo cual se procuraba información contextualizada sobre la recolección de
los datos. Los directivos del proyecto procedieron luego a condensar y
ordenar, para cada nodo de levantamiento por separado, los comentarios y
particularidades que guardan relación, tanto con las características de cada
equipo encuestador como con las condiciones de acceso al medio físico y a
la población allí residente.
Para el nodo del Distrito Capital y los estados Miranda y Vargas, la sesión
de discusión se efectuó en Caracas el 23 de noviembre de 2015, entre 9.30
a.m. y 12.15 m., con la asistencia de tres directivos, un supervisor y ocho
encuestadores. En general fueron destacadas como zonas problemáticas
Antímano, Coche y Mamera, entre las áreas de perfil popular. El Supervisor
destacó que ayudó al acceso la mención de que se trataba de un estudio
universitario. Las denominadas Operaciones de Liberación del Pueblo
(OLP), promovidas por el gobierno como tácticas de ocupación policial y
militar oportunista e intensiva, seguidas de repliegue, desde mediados de
2015, produjeron un efecto de suspicacia frente a los encuestadores, y los
delincuentes dispusieron, incluso, toques de queda para evitar que entraran
los policías y militares. En dos casos, a unos encuestadores los intimidó un
principal (líder delictivo). Hay percepciones de inseguridad que no coinciden
68 luis gerardo gabaldón / isabel bayuelo / raquel fernández / franklin reina

necesariamente con la victimización efectiva. Comentó sobre existencia,


entre los delincuentes en ciertas zonas, de armamento de guerra, fusiles,
granadas e incluso cohetes tierra-aire, mencionando que a una Ministra se le
había sugerido que no sobrevolar esa zona en helicóptero pues podrían
derribarlo. Piensa que este trabajo será muy útil para definir políticas
públicas para controlar la violencia.
Varios encuestadores comentaron sobre el peligro que constituía
desplazarse por diversas zonas debido a la reacción frente a las OLP,
llegando algunos residentes a preguntarles por qué se hallaban allí luego que
dichas operaciones se hubiesen llevado a cabo; en alguna oportunidad fueron
hostigados por considerarlos partícipes o auxiliares de dicha iniciativa, en
diversas zonas del Distrito Capital. También comentaron sobre episodios
cruentos de muertes y lesiones que no fueron registrados como hechos
victimales, incluyendo decesos por balas perdidas, bien por la imprecisión de
los datos o porque no correspondían a víctimas residentes en el hogar
encuestado. Uno de los encuestadores mencionó situaciones tumultuarias,
donde riñen muchas personas, lo cual agravan la violencia. Sin embargo
muchos de ellos reportaron también ayuda de los vecinos para aclarar
direcciones de los inmuebles seleccionados, orientación sobre el acceso y
sitios peligrosos o de alto riesgo e incluso ofrecimiento de alimentos y
bebidas mientras efectuaban el trabajo de recolección de los datos. En otras
oportunidades, el hostigamiento inicial, proveniente principalmente de
jóvenes, cedió luego de la explicación del propósito y alcance del estudio,
habiendo manifestado algunos vecinos que se requería un inventario
detallado más amplio, no circunscrito a los homicidios, lesiones y robos.
Para el nodo del estado Aragua, la sesión de discusión se efectuó en
Maracay el 18 de septiembre de 2015, entre 10 a.m. y 12.30 m., con la
asistencia de dos directivos, un supervisor y doce encuestadores. El
supervisor manifestó que la cartografía entregada no coincidió siempre con
la realidad, por haberse demolido viviendas y levantado otras, o por la
presencia de muchos barrios de invasión. Fue difícil encuestar en los
apartamentos, y se logró que los encuestados, en algunos de ellos, bajaran a
un área común para responder al encuestador. Debieron sustituir áreas
vecinales por otras para lograr penetración. En algunos casos otros vecinos
indicaron que en tal o cual casa habían sufrido victimización, para orientar el
levantamiento. El despliegue de armas es notorio en los barrios, y en un caso,
la victimización por homicidio: tendencias y variables
demográficas y situacionales

en plena calle, unos individuos jugaban con una granada de mano pasándola
de mano en mano, como para amedrentar. Sugirió que el desarrollo de la
OLP hizo que muchas personas pensaran que los encuestadores actuaban
como inteligencia social al servicio de la policía, para detectar malandros.
Comentó que el trabajo es muy interesante y que están seguros que
contribuirá para generar políticas públicas de contención de la delincuencia.
Una encuestadora se apoyó con enlaces de las alcaldías y consejos
comunales, de orientación oficialista, para lograr mejor acceso a las áreas a
encuestar.
Manifestó que la gente dice no denunciar los hechos (a la policía) porque no
les hacen caso. Los policías, a juicio de los vecinos, extorsionan y dejan
sueltos a los delincuentes que agarran a cambio de plata. No se meten con “la
gente divina”, o que tiene dinero. A otra le agradó la experiencia, y como
deseaba dedicarse a la odontología forense, pensó que podía aprender y serle
útil el conocimiento de la victimización violenta, aparte de contar con
clientela para la odontología en estas zonas. Otra de ellas, de unos 55 años,
dijo haberle favorecido la condición de su edad por ser percibida como
inofensiva, facilitando incluso protección al grupo, cuando iban en barrido,
esto es, peinando la zona para potenciar el registro en las viviendas. Una
señora le confesó que sus hijos eran delincuentes y le daba pena hablar, por
lo cual no siguió la entrevista y descartó la vivienda. Una encuestadora,
abogada de unos 50 años, percibió que este trabajo le sirvió de complemento
a su labor profesional, aparentemente vinculada a la defensa penal. Otra
comentó que los motorizados marcan a los encuestadores (pasan varias veces
por su lado, y los miran feo) y que en una vivienda tuvo que retirarse por la
situación de amenaza de un atraco inminente; pero también indicó que la
UBCH (Unidades de Batalla Chavistas), que integran malandros, les
prestaron protección a los encuestadores. Según sus comentarios, quienes
presencian los homicidios no cuentan nada ni informan a la policía, por
temor a represalias y las personas no se sienten protegidas por el Estado,
indicando que muchas personas se metían en las casas, al ver a los
encuestadores, por temor a ser asaltados.
El encuestador que más comentó su experiencia estuvo en Los Guayos,
Carabobo, una zona muy intensa. Los intimidó un grupo de motorizados, que
eran del CICPC (es el único comentario sobre interferencia policial en todo
el grupo). En Yagua las cloacas estaban desbordadas y el olor era muy fétido.
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El carnet de los encuestadores no convencía por carecer de un sello húmedo.


En San Francisco, Magdaleno y Tocorón fue muy difícil por la lluvia y el
barro, frecuentemente resbalaban. No pudieron subir a Las Brisas, y fue
sustituida por Las Tablitas. La mayoría de los homicidios serían cometidos
por victimarios entre 17 y 25 años, y son frecuentes procurando los
teléfonos. En casos hubo que explicar que ellos no tenían ninguna relación
con la OLP y que estaban realizando su tesis de grado en la universidad, por
lo cual requerían colaboración, pues si no obtenían los datos no se podrían
graduar; las personas se quejaban de que en estos operativos los golpeaban y
les rompían las cosas, no tanto por matar. También pedían plata para facilitar
el registro en el catastro de las viviendas que no estaban registradas. Estos
comentarios son interesantes pues permiten reconstruir la modalidad inicial
de la OLP, que ha venido con el tiempo transformándose en un operativo más
selectivo y más letal (Véase Ávila, en este volumen).
Para el nodo del estado Carabobo, la sesión de discusión se efectuó en
Valencia el 1 de octubre de 2015, entre 11.30 a.m. y 1 p.m., con la asistencia
de dos directivos, un supervisor y tres encuestadores. El supervisor de
Carabobo es una persona singular, extremadamente coloquial, dirigente del
PSUV, promotor y miembro del equipo de campaña de una candidata que se
postulaba a la Asamblea Nacional por el estado Aragua. Encuestó en
Naguanagua y Valencia. En la primera localidad viven los boli burgueses, y
cuando se le preguntó qué entendía por ellos aclaró que la gente de dinero.
Es difícil encuestar a gente de clase media y alta, dado que obstaculiza el
acceso por desconfianza e inseguridad mental. Comenta que debió
interrumpir una entrevista con una chica pues salió un hermano en una
actitud arisca, dado que unos supuestos encuestadores habían practicado con
anterioridad un secuestro. La junta de condominio en los edificios requería
autorizaciones y por ello se trasladaron a zonas vecinas. En zonas populares
de Valencia los identificaban como investigadores (inteligencia social) de la
OLP. En Naguanagua predominan hurtos en casas, secuestros y robos,
especialmente de celulares. En Valencia son comunes los robos, y también se
registran homicidios. En la Fundación K, municipio Miguel Peña, no entra
nadie sin ser requisado por muchachos de 12 a 13 años con pistolas.
Comentando sobre la violencia, refiere que en una oportunidad, trabajando
en Puerto Cabello como “testigo” de la OLP, donde asistía también gente del
Instituto de Niños y Adolescentes, Defensoría del Pueblo e incluso fiscales,
los funcionarios les dijeron que se tenían que llevar al jefe de una banda, un
la victimización por homicidio: tendencias y variables
demográficas y situacionales

muchacho de 16 años, “con las patas para adelante”, es decir, cadáver. Y que
él entiende que en esos casos, dado que tienen mucho malandraje y
homicidios acumulados, no hay otra cosa qué hacer. Menciona que lo que
predomina hoy es: moda (estar con ropa de marca), modismo (aparentar,
echar pinta), música (rap, reggaetón, a gran volumen) y putismo (las mujeres
jóvenes se entregan por dinero, que rueda fácil). Registró varios homicidios.
Una de las encuestadoras entrevistó en San Diego, San Joaquín y
Libertador. En las urbanizaciones la confundieron con una DISIP (SEBIN) y
cuestionaban la credencial. Dijo haber visto mucha violencia, que habría que
rescatar a los jóvenes, quienes tienen mente débil y se dejan llevar por las
carencias que sufren, sin proponer nada constructivo. Estuvo satisfecha con
el trabajo realizado, cursaba Estudios Jurídicos en la UBV y pensaba que
esta experiencia la ayudaría en su trabajo legal con los consejos comunales.
Otro encuestador entrevistó en La Begoña, Naguanagua, municipio Miguel
Peña; allí fueron más receptivos. La gente ignoraba las casas de paz y centros
de resolución de conflictos. En los apartamentos pensaban que los
encuestadores venían de parte del gobierno. Mencionó mucha corrupción
policial: en una estación del Metro él vio cómo la policía tenía detenidos a
unos ladrones de celulares, y uno de los policías le comentó que el jefe les
iba a pedir dinero a cambio y los dejaría ir. Otro encuestador entrevistó en
San Diego, Naguanagua y Miguel Peña. En San Diego había que hablarle a
la gente con mucha educación, y llegaron a sospechar de los encuestadores
como atracadores, pues hace algún tiempo atracaron en una casa haciéndose
pasar por encuestadores. En la Bocaína, municipio Miguel Peña, vio
personas amenazantes en la calle, y en la primera casa en la que entró lo
confundieron con un policía. Cree que la delincuencia está extendida.
Observó casas lujosas en zonas populares, e incluso decidió continuar una
entrevista afuera, pues se veía que introducían paquetes sospechosos, y no
quiso ser detenido en un allanamiento policial. También observó una casa
lujosa sin nada adentro, pues la habían desvalijado mientras los residentes
estuvieron fuera unos días. Comentó que conoce a un amigo que vive del
robo de joyas que practican su padre y sus hermanos, quienes cada cierto
tiempo asaltan joyerías y se reparten los beneficios; el amigo le comenta que
con estos proventos puede hacer en un rato una suma considerable.
De los anteriores comentarios emergen con persistencia tres cuestiones
importantes. En primer lugar, el riesgo y la dificultad, y por consiguiente, el
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gran valor agregado, de un estudio de victimización con el procedimiento de


encuesta por hogares, lo cual requiere destrezas psicosociales de parte de los
planificadores, supervisores y entrevistadores, dadas las condiciones de
precariedad ambiental e institucional, amenaza física, estrés emocional y
rechazo, que varían según los diversos entornos socio demográficos dentro
de los cuales se mueven los investigadores. Esto permite apreciar la calidad y
valor de la información recabada sobre hechos sensibles de violencia, que
viene siendo suplantada, a nivel internacional, por encuestas sobre hechos
delictivos banales, con poco énfasis en la victimización y mucho mayor en
las percepciones, y con metodologías asociadas a la asistencia automatizada
de teléfonos y computadores, lo cual elimina la relación de contigüidad entre
entrevistador y entrevistado, como control metodológico y emocional frente
al suministro de la información. Esto indica que la calidad y densidad de los
datos obtenidos a través de esta metodología de encuesta por muestreo en
hogares, que se sigue aplicando en Venezuela para los estudios más serios y
rigurosos, es, probablemente, insustituible, aunque, a la vez, cada vez más
costosa y difícil de aplicar.
En segundo lugar, la complejidad del delito y la violencia según son
manifiestos y percibidos por diversos actores, sujetos activos y pasivos de
control social, públicos y privados, formales e informales, coactivos e
inductivos, en ambientes de diversa composición socio demográfica, lo cual
determina patrones diversos de vulnerabilidad y respuesta social a la
victimización delictiva. Con ello se patentiza la oportunidad y conveniencia
de integrar enfoques cuantitativos y cualitativos para comprender mejor los
riesgos, significaciones y castigos de conductas delictivas de diversa índole,
en particular de aquellas asociadas a la violencia.
En tercer lugar, la importancia de la política pública para el control de la
delincuencia, apoyada en datos, informes, sistematización, validación,
discusión y transparencia, mediante la colocación, en la agenda de la
discusión ciudadana, de elementos que permitan consensos, acuerdos,
programas, metas e indicadores que faciliten la evaluación y corrección en
beneficio colectivo.

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