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Ciudad Blanca

En la tierra de altiva de Arequipa brillante,


donde el sol y el sillar se abrazan con arte,
las montañas y valles forman un instante,
de belleza y cultura que a todos cautiva.

Arequipa, ciudad blanca de esplendor sereno,


tus calles emiten historia y misterio ameno,
tus plazas y tus patios susurran cuentos llenos,
de valientes antaño y sueños que hoy vemos.

El Misti imponente, guardián de horizontes,


se alzan majestuosas en el cielo, sin montes,
el Chili serpentea, cantando sus canciones,
en cada rincón de la ciudad, sus brotes.

En el sillar, la esencia colonial revive,


en cada iglesia, en cada puerta, se escribe,
la herencia que en las piedras sobrevive,
y en el alma del pueblo siempre se avive.

En tus calles encuentro mi historia,


en tus muros se alzan mis sueños,
Arequipa, siempre serás mi hogar,
donde mi corazón encuentra sus dueños.

En Yanahuara se erige el mirador,


un balcón al valle y al volcán,
donde el paisaje se vuelve poesía,
y el corazón encuentra su afán
en un oasis de paz sin igual.

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