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TODO HOMBRE ES POTENCIALMENTE UN CRISTO

.  Después de llevar una vida virtuosamente exotérica, el aspirante podrá comenzar el


viaje o el camino hacia la Iniciación,  la senda probacionista (la que conduce hacia
la «puerta angosta», el camino de la Santidad, el Camino de la Cruz). El aspirante
debe adquirir las siete
virtudes para «anhelar la felicidad de ver a Dios y unirse con El» (Mateo 5:8).

 El Espíritu que mora en el cuerpo es un invisible fragmento de Dios. Por ser Dios, es
trino. Es Poder, Amor y Saber. El Padre es el Poder; el Hijo es el Amor; y el Yo Soy es
el Saber.

La Iniciación consiste en dejar al Ser Intimo en completa


libertad para que obre por medio de sus tres atributos.

El Cristo Místico es, pues, el SER INTERNO del hombre y, por consiguiente,  es
DOBLE.  Es el Logos, Verbo o Segunda
Persona de la Trinidad, que baja a la Materia. A continuación, el Amor, segundo
aspecto del Espíritu Divino, hace evolucionar al hombre.

Uno representa los procesos cósmicos en el Mito Solar; el otro representa el proceso
que ocurre en el
individuo. Ambas fases, la Solar y la Individual, se encuentran en el relato de los
Evangelios; su unión nos presenta una imagen del Cristo Místico. El Cristo Cósmico,
la Divinidad que se envuelve en la materia, es la encarnación del Logos o Dios hecho
carne. Esta Materia Madre recibe, de la Tercera Persona de la Divinidad —del Espíritu
Santo— la vida que la anima y le permite tomar forma. La Materia condensada es
modelada, a continuación, por el HIJO, segundo Logos, quien se sacrifica
encerrándose o crucificándose, a fin de volverse «HOMBRE CELESTE».

Todas las formas constituyen su cuerpo. Tal es el proceso cósmico


representado dramáticamente en los Misterios.

Una vez que el trabajo del Espíritu terminó, el Cristo Cósmico y Místico puede
revestirse de materia, entrando en el seno de la Virgen Materia. Esta Materia fue
vivificada por el Espíritu Santo a fin de recibir el segundo Logos y, de esta manera.
Cristo encarna: «se hace carne»; la vida y la materia Le envuelven con una vestimenta
doble. Tal es el descenso del Logos en la materia, descripto con el Cristo que nació de
una
Virgen. Esto se convierte en Mito Solar: ése es el nacimiento del Dios-Sol en el
momento en el que el Signo de VIRGO o la Virgen se eleva en el horizonte. El Niño
que nació está sujeto a todas las debilidades infantiles. Entonces, representa AL
ALMA FRÁGIL que NACE PARA EVOLUCIONAR. La Materia le aprisiona para
matarle, pero él triunfa lentamente y modela
el cuerpo para un destino sublime. Consigue la madurez del cuerpo y se crucifica en
esa materia con la finalidad de derramar desde la cruz todas las energías de su
vida sacrificada en beneficio del progreso de la Creación.
Padece, después muere para los sentidos y es sepultado; pero se levanta con el cuerpo
astral radiante que se convierte en vehículo (o vestimenta) del alma que vive a través de
las edades. La crucifixión del Cristo es una parte del gran sacrificio cósmico. Todas
esas alegorías de la crucifixión, que aparecen en los Misterios.

350.    EL CRISTO ERA Y SERA SIEMPRE, PARA LOS INICIADOS, EL DE LOS


MISTERIOS, QUIEN ESTA LIGADO INTIMAMENTE CON EL CORAZÓN
HUMANO: EL CRISTO DEL ESPÍRITU HUMANO, EL CRISTO QUE EXISTE EN
CADA UNO DE NOSOTROS, QUE AHÍ NACE, QUE AHÍ VIVE Y ES
CRUCIFICADO. RESUCITA DE ENTRE LOS MUERTOS Y SUBE AL CIELO. EN
MEDIO DE LOS SUFRIMIENTOS Y DEL TRIUNFO DE TODO -HIJO DEL
HOMBRE»

354. Cinco grandes Iniciaciones esperan al aspirante a Cristo. La primera ES EL


SEGUNDO NACIMIENTO DEL CRISTO EN EL CORAZÓN, PUES EL
DISCÍPULO NACE EN EL REINO INTERIOR DE DIOS, COMO UN NIÑO. Dijo
Jesús: «SI NO OS VOLVÉIS Y HACÉIS COMO NIÑOS,  NO ENTRAREIS EN EL
REINO DE LOS CIELOS» {Mateo 18:3}. Jesús nació en la caverna
(se trata de la gruta de la Iniciación, conocida por los antiguos como la «Caverna
de la Iniciación»). Encima de la gruta brilla la ESTRELLA DE LA INICIACIÓN,
cuya Luz resplandece por el nacimiento de la LUZ INEFABLE!. Su vida esta en
peligro, debido a las tenebrosas potencias del mal. A pesar de todo el peligro, llega
a la edad viril, porque una vez que nació, el Cristo no puede morir y tiene que
terminar su evolución en el hombre. Su vida se expande en belleza y fuerza,
creciendo en sabiduría y espiritualidad hasta alcanzar la Segunda Iniciación.

355.    La Segunda Iniciación es el Bautismo del Agua o el Dominio de todos los


deseos, el cual le confiere los poderes que un instructor necesita. Entonces, el Espíritu
Divino descendió sobre El con la gloria del Padre Invisible y Le iluminó. Así llega a ser
«EL HIJO BIENAMADO», A QUIEN SE DEBE ESCUCHAR.

Después, es llevado al desierto de la Materia para ser tentado. El enemigo


secreto, que reside en el bajo vientre o en el infierno (parte inferior del cuerpo) se
esfuerza en mostrarle la dificultad de seguir la senda y le invita a servirlo, para su propia
tranquilidad y provecho personal. Sin embargo. El vence al Tentador y a la Tentación,
y vuelve a los hombres, a fin de alimentarlos con el pan de la vida y curarles las
dolencias.

356.  Después de tantos servicios impersonales y tantos su frimientos, trepa la


montaña sagrada de la Tercera Iniciación y allí se transfigura, volviéndose tan
radiante como el Sol.

357.  Entonces se hallará preparado para el

 
 

BAUTISMO DEL FUEGO o el BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO y para entrar en


la última etapa del camino de la Cruz. A la sazón, es perseguido y vituperado; con
todo, no deja de crecer la vida
del amor. Bebe el amargo cáliz de la traición y del abandono, y es negado por todos los
suyos. Marcha despreciado por los hombres, carga la cruz en la cual debe morir y
renuncia a la vida del mundo inferior. Cercado por enemigos triunfantes, su
heroico corazón lanza un grito al Padre, quien parece haberlo abandonado y, entonces,
abandona el cuerpo de deseos. El el Iniciado, desciende a los Infiernos para poder
salvar a quienes piden auxilio y a los átomos que desean trabajar bajo
el estandarte del YO SUPERIOR3. Después vuelve a la Luz, abandonando las tinieblas

inferiores con el sentimiento de que él es el HIJO INSEPARABLE del Padre

358.  Una vez que concluyó sus deberes en la vida terrestre. El sube hacia el Padre
por medio de la Quinta Iniciación, porque ya está unido con el Dios Intimo.

Esta es la historia de los Cristos y de los Misterios, o del Cristo de los Misterios
bajo el doble aspecto: Logos y hombre.

Cósmico e individual.

El Iniciado Jesus es considerado el Cristo Místico y Humano que lucha, sufre y,


finalmente, triunfa: es el hombre en quien la humanidad se ve crucificada y resucitada,
cuya historia promete una victoria a todos los que, como El, sean fieles hasta la
muerte y hasta más allá de la muerte.

 FUENTES:" Del Sexo a la Divinidad" por Jorge Adoum,Editorial Kier

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