Está en la página 1de 246

John Mraz

FOTOGRAFIAR
LA REVOLUCIÓN MEXICANA
Compromisos e iconos

INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA


FOTOGRAFIAR
LA REVOLUCIÓN MEXICANA:

Compromisos e iconos
FOTOGRAFIAR
LA REVOLUCIÓN MEXICANA:

Compromisos e iconos

John Mraz

INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA


Mraz, John.
Fotografiar la Revolución Mexicana: compromisos e iconos / John Mraz. – México: Ins-
tituto Nacional de Antropología e Historia, 2010.
248 p.: fotos; 21 x 25 cm. —(Colección especial).

ISBN: 978-607-484-115-2

1. Revolución Mexicana, 1910-1920 – Historia – Obras ilustradas. 2. Fotografía histórica


– México – 1910-1920. 3. Fotógrafos mexicanos – Siglo XX. 4. Fotografía en perio-
dismo – México. 5. Revolucionarios – México – Historia – Fotografías. I. t. II. Serie.

LC: F1234 / M72

Primera edición: 2010

D. R. © 2010, Instituto Nacional de Antropología e Historia


Córdoba 45, Col. Roma, 06700, México, D. F.
sub_fomento.cncpbs@inah.gob.mx

Diseño: Ediciones de Buena Tinta, S. A. de C. V.

Portada: Fotógrafos y muerto en Nuevo León después del ataque huertista, 5 de


julio de 1913; Eustacio Montoya.
© Archivo Gonzalez Garza, Universidad Panamericana.

ISBN 978-607-484-115-2

Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial


de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía
y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa autoriza-
ción por escrito de los titulares de los derechos de esta edición.

Impreso y hecho en México


Índice

Agradecimientos 9

Introducción 11

El Porfiriato: del estudio a la calle 23

Representar la Revolución 43

El mito de los Casasola 49

Hacia una fotografía de guerra 57

El movimiento zapatista y las cámaras surianas 93

Fotografiar la reacción 119

¿El caudillo de las cámaras? 161

Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista 183

Epílogo: los iconos de la Revolución mexicana 219


Fotografiar a la Revolución Mexicana: compromisos e íconos
Introducción

Agradecimientos

La existencia de este libro se debe a la generosi­ gráfica sobre la Revolución. Otra entidad que des­
dad de muchas personas e instituciones mexica­ empeñó un papel importante fue el inah­More­
nas. Antes que nada, es un producto del Instituto los, y expreso mi reconocimiento a su director,
Nacional de Antropología e Historia, bajo cuyos Eduardo López Calzada, y a Paloma Corona por
auspicios se realizó, a invitación del director Al­ haber organizado dos congresos que me aporta­
fonso de Maria y Campos, como uno de los pro­ ron mucho.
yectos del Centenario de la Revolución Mexicana. Las investigaciones en otros archivos fueron
Luis Ignacio Sáinz, secretario administrativo del importantes y estoy agradecido con la participa­
inah, ha sido una figura clave en llevar a cabo este ción de los siguientes fondos: el Archivo General
proyecto que sale de la curaduría para la exposi­ de la Nación; Archivo Roque González Garza de
ción, “Testimonios de una guerra. Imágenes de la la Universidad Panamericana; Fondo Andrés An­
Revolución Mexicana”. Asimismo, agradezco a Mi­ gulo, inah­Tlaxcala; Instituto de Investigaciones
guel Ángel Echegaray y a Abraham Guerrero, am­ sobre la Universidad y la Educación, unam; Ha­
bos también del inah, por sus contribuciones a rry Ransom Humanities Research Center, Uni­
este esfuerzo. Tanto el libro como la exposición versity of Texas; Departamento de Información y
están basados, en gran medida, en el acervo de la Documentación de la Cultura Audiovisual, Bene­
Fototeca Nacional. Estoy agradecido al director Juan mérita Universidad Autónoma de Puebla; Colec­
Carlos Valdez por su apoyo, como también a su ción Gráfica y de Sonido del Instituto Nacional
equipo, entre ellos Mayra Mendoza y Heladio Vera. de Estudios Históricos de las Revoluciones Mexi­
El investigador que más ha contribuido a este pro­ canas; Fototeca del Centro de las Artes.
yecto es Daniel Escorza, quien ha buscado imáge­ En el transcurso de este proyecto he consultado
nes en relación a los temas que le he propuesto, ha con varias personas, quienes han correspondido de
ofrecido generosamente información de sus inves­ manera generosa. A quien más he atormentado
tigaciones en los medios ilustrados, ha contestado con mis preguntas ha sido a Samuel Villela, y me ha
a inumerables preguntas mías y ha proporciona­ tratado con el altruismo con el que se lo conoce.
do sus artículos como referencias. Además, agra­ Entre los investigadores que me han ayudado en
dezco a Escorza y a la investigadora Patricia Massé este proyecto se encuentran Ricardo Pérez Mont­
Zendejas que me permitieron ver una selección fort, Ariel Arnal, Fernando del Moral, Arturo Gue­
que habían preparado para una exposición foto­ vara Escobar, Miguel Ángel Berumen, José Anto­

9
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

nio Rodríguez, Max Parra, Jack Womack, Miguel de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vé­
Ángel Morales, Jesús Vargas, Ángel Miquel, Jorge lez Pliego”, de la Benemérita Universidad Autó­
Carretero, Paul Vanderwood, John Turner, Fernan­ noma de Puebla, mostró su liderazgo y compren­
do Osorio, Acacia Maldonado Valera y Jaime Vé­ sión de siempre al permitir que me dedicara a este
lez; a todos les agradezco su colaboración desinte­ proyecto durante el periodo 2008­2010. Gustavo
resada. Cubero fue imprescindible como asistente en un li­
Ha sido posible escribir este libro gracias a bro más y para la exhibición. Finalmente, Eli Bartra
varias constantes que la suerte ha mantenido en escuchó las ideas, corrigió todo el texto, ofreció
mi vida. Agustín Grajales, el director del Insituto sugerencias y sorportó mis berrinches.

10
Fotografiar a la Revolución Mexicana: compromisos e íconos
Introducción

Introducción

La lucha armada en México entre 1910 y 1920 ofre- Comúnmente, el concepto “fotografía revolu-
ce un caso excepcional de fotografía revolucio- cionaria” ha sido aplicado en relación con la que se
naria. Pero antes de examinar en qué consistía la ha hecho después del periodo de conflicto. En sen-
singularidad de la experiencia mexicana tenemos tido estricto, esa es fotografía “posrevolucionaria”,
que preguntarnos: ¿de qué estamos hablando cuan- porque las personas que la hacen no han tenido
do hablamos de “fotografía revolucionaria”? Una que arriesgar la vida al momento de decidir a cuál
primera instancia —y la relevante para la tarea que grupo pertenecen. Ahora bien, se ha considerado
llevo a cabo en este libro— sería la producida du- a esa fotografía “revolucionaria” por el hecho de que
rante movimientos armados que tienen el objeti- las sociedades están en proceso de construir siste-
vo de transformar radicalmente la estructura socio- mas profundamente diferentes a los que existían
política y económica de lo existente y que alcanzan antes de los inicios del combate. En esos casos, los
a derrotar al viejo régimen para implantar un nue- y las fotógrafas participarían de las efervescencias
vo orden. Ahora bien, no toda la fotografía de ese culturales, al identificar problemas sociales, suge-
periodo está hecha por “fotógrafos y fotógrafas re- rir maneras de resolverlos y celebrar —o en conta-
volucionarias”, porque ese concepto se limitaría a dos casos, criticar constructivamente— los avan-
los que se comprometen con fuerzas que cuentan ces de las nuevas sociedades. En México, la figura
con genuinas movilizaciones populares. Ha habido sobre la cual se ha escrito más en relación con este
pocas revoluciones verdaderas, y menos las cubier- tipo de imágenes es Tina Modotti; en la Unión So-
tas extensivamente por medio de la fotografía; viética el fotógrafo que ha recibido más atención es
podría ser que no se llegara más allá de la mexica-
na, la soviética, la china, la vietnamita y la cubana. sobre la revolución vietnamita es el catálogo de la exposición
Además, la fotografía de esos conflictos ha sido Vietnam, 1954-1975, Tokio, Tokyo Metropolitan Museum of
Photography, 2006. No he encontrado un libro dedicado a la
poco estudiada en términos de autores, compro- fotografía de la revolución comunista en China. No hay un libro
misos o aun del contenido de sus imágenes.1 sobre la fotografía de la revolución cubana, aunque debe existir
una buena colección de imágenes —tanto de las guerrillas en las
montañas como de la lucha urbana— en la Oficina de Asuntos
1
Acerca de la fotografía de la Revolución mexicana véase el libro Históricos, a juzgar por las fotos publicadas de ese fondo en Ju-
coordinado por Miguel Ángel Berumen, México: fotografía y re- lia Sweig, Inside the Cuban Revolution: Fidel Castro and the Ur-
volución, México, Fundación Televisa y Lunwerg, 2009. Respec- ban Underground, Cambridge, Harvard University Press, 2002.
to a la soviética, véase Eric Baschet, Russia, 1904-1924: The Re- Uno de los fotógrafos importantes de la lucha urbana fue Cons-
volutionary Years, Zug, Suiza, Swan, 1989. El único que conozco tantino Arias (véase Cuba, dos épocas, México, fce, 1987).

11
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Alejandro Rodchenko; y en Cuba resaltan los fotó- nos de ellos se comprometieron con ciertas fuer-
grafos Korda (Alejandro Díaz Gutiérrez), Raúl Co- zas y en el transcurso de este proyecto he encontrado
rrales, Osvaldo Salas y Mayito (Mario García Joya).2 un patrón de compromiso pocas veces comenta-
También se ha empleado ese término de una do en estudios previos. Aventuradamente diría
manera intrínseca, en relación con los y las fotó- que se podría vincular a ciertos fotógrafos con las
grafas que han metamorfoseado el medio mismo. fuerzas contendientes, a grandes pinceladas —y
A veces están vinculados con situaciones trans- con amplias posibilidades de equivocarme— de
formativas, como Modotti y Rodchenko; en otras la siguiente manera: Manuel Ramos fue el fotope-
ocasiones han estado influenciados por esos climas riodista del Porfiriato por excelencia; la agencia
visuales de opinión, como fueron Edward Weston de Heliodoro J. Gutiérrez se unió al movimiento
y Paul Strand al encontrarse en el México de los maderista tanto en la frontera norte como en el
años veinte y treinta. Manuel Álvarez Bravo es el Distrito Federal y, así, constituyó el primer prota-
mexicano quien mejor representa esta tercera ins- gonista fotográfico del lado de la Revolución; Ge-
tancia, porque su fotografía antipintoresca es la rónimo Hernández fue un fotógrafo maderista
manera más progresista de incorporar los elemen- importante durante la presidencia truncada; el fo-
tos indigenistas y folcloristas que encarnan “lo tógrafo más vinculado con la rebelión orozquista
mexicano” en el periodo de la posrevolución.3 parece haber sido “El gran lente” (Ignacio Medra-
No es mi intención en este libro tratar ni de la no Chávez); Amando Salmerón fue el fotógrafo
fotografía posrevolucionaria ni de la que transfor- de Emiliano Zapata, pero había otros fotógrafos de
ma al medio. Está centrado en la fotografía, sobre la revolución suriana, entre ellos, Cruz Sánchez y
todo la de los mexicanos, que se hizo durante el Sara Castrejón; Eduardo Melhado fotografió re-
periodo 1910 a 1920, para intentar descubrir quié- construcciones de la Decena Trágica y así podría
nes tomaron esas imágenes, por qué y para quiénes ser considerado como un huertista; los hermanos
las hicieron. Resulta claro —una vez que dejemos Antonio y Juan Cachú fueron los fotógrafos más
atrás el mito de que Agustín Víctor Casasola fue vinculados con Pancho Villa; los constitucionalis-
“El fotógrafo de la Revolución”— que fueron mu- tas tenían muchos fotógrafos, aunque se conoce a
chos quienes cubrieron la larga guerra civil. Algu- Jesús H. Abitia como “el fotógrafo constitucio-
nalista”.
2
La bibliografía acerca de Tina Modotti crece diariamente; en
español, véase Mariana Figarella, Edward Weston y Tina Modotti Ahora bien, ¿cómo expresaron sus compromi-
en México. Su inserción dentro de las estrategias estéticas del arte sos visualmente? ¿Cuáles fueron las estrategias es-
posrevolucionario, México, unam, 2002. Sobre ese periodo en la
Unión Soviética, véase Margaret Tupitsyn, The Soviet Photogra-
téticas que emplearon para tomar partido y ofrecer
ph, 1924-1937, New Haven, Yale University Press, 1996; respecto su granito de arena a la contienda? ¿Qué identifi-
a Rodchenko, véase Alexander Lavrentiev, Rodchenko: Photogra- caciones e identidades se generaron con las imá-
phy, 1924-1954, Edison, Knickerbocker Press, 1995. Para una
introducción a lo que llamo el “fotoperiodismo épico” de la re- genes? ¿Qué tipo de miedos deben haberse asociado
volución cubana, véase John Mraz, “Fotografía cubana: contex- con el hecho de aparecer en las fotos, de tomarlas,
to y significado”, La Jornada Semanal, 24 de julio de 1994.
3
Véase John Mraz, “Manuel Álvarez Bravo. Ironizar a México”,
de firmarlas y de difundirlas? ¿Cómo funcionaba
www.zonezero.com, 2002. la “economía visual” en términos de la produc-

12
Introducción

ción, la distribución, el consumo y la conservación, químicos, cámaras, tripiés, asistentes y equipo.5


tanto la inmediata como la de largo alcance?4 Así, podríamos parafrasear la famosa pregunta que
Lo realmente novedoso de la fotografía mexi- Jean-Paul Sartre hacía sobre la escritura: ¿para
cana durante la lucha armada es el hecho de que quién se fotografía?6 La manera más directa para
se encuentran fotógrafos y fotógrafas comprome- demostrar su compromiso y tenerlo pagado fue es-
tidas con grupos revolucionarios que están en gue- tar subsidiado por un caudillo; obviamente, los que
rra entre sí. Así, el término mismo de “fotografía tenían más dinero para armas, municiones y uni-
revolucionaria” está por definirse, porque son tan formes también tenían más dinero para la fotogra-
“revolucionarias” las imágenes de la agencia Gu- fía.7 Sin embargo, había otras maneras de ganarse
tiérrez como las de Medrano Chávez, las de Abitia la vida con la fotografía y, quizás, expresar un pun-
como las de Salmerón o las de los hermanos Cachú, to de vista: laborar para las revistas ilustradas o en
a pesar de que las fuerzas que representaban esta- una agencia de fotoperiodismo, tener un estudio
ban en conflicto. Al mismo tiempo, parecería que fo-tográfico o un negocio cinematográfico, ser em-
había muchos fotoperiodistas que querían aparen- pleado de una institución como la Cruz Blanca Na-
tar ser “neutrales” en este cataclismo que redefinía cional con un interés en documentar la guerra y,
a la nación. Muchos laboraban en revistas ilustra- además, andar vendiendo sus postales a una publi-
das cuyos dueños y editores eran en general con- cación, en una tienda o a la misma gente que allí
servadores, hasta porfiristas; sin embargo, las líneas aparece como recuerdos. Asimismo, aunque “la co-
de las publicaciones cambiaban como camaleones bertura fotográfica de la revolución la hicieron
para adaptarse a una situación turbulenta. Quizá fotógrafos más o menos profesionales”, hay foto-
los únicos que pudieron haber sido realmente im- grafías producidas por aficionados que las pudie-
parciales fueron los extranjeros (y no siempre); en- ron hacer gracias a los famosos aparatos Kodak
tre ellos la fotografía de Hugo Brehme brilla. Brownie.8
En este estudio destaco a los fotógrafos compro- Para los y las fotógrafas con una conciencia
metidos que he podido identificar. Era una situa- política, la Revolución debe haber representado
ción revolucionaria que requería, en ocasiones, que una oportunidad única. Hacer fotografías es una
los fotógrafos se identificaran con un grupo o el
otro y, al mismo tiempo, les ofrecía la oportunidad 5
El término “imágenes técnicas” para referirse a las de fotografía
y del cine, es de Vilém Flusser, Towards a Philospphy of Photogra-
de utilizar su arte y capacidad técnica para expre- phy, Göttingen, European Photography, 1984, p. 5.
sarse, además de tener su material pagado. Hay 6
Jean-Paul Sartre, “For Whom Does One Write?”, Literature and
Existentialism, trad. de Bernard Frechtman, Nueva York, Citadel
una diferencia fundamental entre los que escriben Press, 1949.
y los que hacen fotografía: a los que trabajan con 7
Martín Luis Guzmán se refería al “agosto de los fotógrafos” que
imágenes técnicas les cuesta dinero expresarse y, representaba retratar a Carranza, El águila y la serpiente, Méxi-
co, Colección Málaga, 1978 [1928], p. 338. Exploro con más de-
por eso, tienen que cobrar los gastos de película, talle esta cuestión al hablar de la fotografía del movimiento cons-
titucionalista.
4
Respecto al concepto de “economía visual”, véase Deborah 8
Laura González Flores, “Técnica fotográfica y mirada. La foto-
Poole, Vision, Race, and Modernity: A Visual Economy of the An- grafía en el país de la metralla”, en Miguel Ángel Berumen, op.
dean Image World, Princeton, Princeton University Press, 1997. cit., p. 55.

13
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

ocupación apasionante y, aunque la evidencia de de las fotos más impactantes de la invasión de Ve-
los compromisos de los fotógrafos es, a veces, cir- racruz. La imagen de un marinero norteamerica-
cunstancial, podemos imaginar que muchos pen- no con su fusil apuntando hacia unos mexicanos
saban de una manera similar a lo expresado por el muertos, como si fuera un cazador en un safari en
cineasta Salvador Toscano cuando se dirigió a Ca- los portales del Hotel Diligencias, ha aparecido
rranza para insistir en la importancia de contrarres- constantemente en las historias gráficas editadas
tar los efectos de las películas producidas por otros por Gustavo Casasola (foto 1). Aunque la práctica
grupos, como los villistas: “Las películas impresio- común de los Casasola de no dar crédito a otros
nan fácilmente a las masas por sus escenas reales fotógrafos insinúa que la escena fue tomada por
copia fiel de la vida. Su resultado puede ser mayor Agustín Víctor, el grano de la foto publicada en
que el que diera la propaganda por medio de cien esas obras indica que fue copiada de una revista
periódicos”.9 Así, debe haber habido, en grandes de la época. De todas maneras, Casasola no firmó
y pequeños grados, compromisos que se hacían, esta foto, mientras otros fotógrafos sí. Por ejemplo,
que se fortalecían y que se debilitaban, según la el lado izquierdo de otra versión lleva la siguiente
relación con el caudillo, la suerte del movimiento leyenda: “No. 33. Muertos en Diligencias. Abril
y el mercado de las imágenes. 21, 1914. P. Flores Perez, Fot.”, lo cual indicaría que
Ahora bien, es necesario tener en cuenta que la hizo el porteño Ponciano Flores Pérez, activo
la tarea de establecer los compromisos de los dife- durante la ocupación (foto 2). Según Bernardo Gar-
rentes fotógrafos se vuelve compleja por la dificul- cía Díaz, el Diligencias fue “uno de los núcleos más
tad en identificar la autoría de las imágenes. La in- fuertes de oposición al invasor”, comentario que
vestigación llevada a cabo por Ignacio Gutiérrez puso en el pie de esta foto.11 Sin embargo, la ima-
Ruvalcaba en relación con el Archivo Casasola, fuen- gen que publicó este historiador fue evidentemen-
te fundamental para fotografías de la Revolución, te hecha por Walter P. Hadsell, ya que lleva escrita
ha dejado claro que Agustín Víctor “borró los nom- en la parte izquierda la siguiente inscripción,
bres de los fotógrafos de la emulsión de muchos “Hadsell. Veracruz. 3371. Killed in Front of Hotel
miles de negativos”; además, según Gutiérrez, el Diligencias” (foto 3).
Archivo mismo está compuesto por las imágenes Plagiar imágenes —al borrar el nombre an-
de por lo menos 483 fotógrafos.10 Sin embargo, el terior y firmarlas— fue una constante durante la
problema de determinar la autoría no es privativo Revolución Mexicana (y en el amplio mundo de
de Casasola, como demuestra el ejemplo de una la fotografía internacional).12 Sin embargo, la con-

9
Carta citada en Ángel Miquel, Salvador Toscano, México, Uni- 11
Bernardo García Díaz, Puerto de Veracruz, vol. 8, Veracruz: imá-
versidad de Guadalajara/Universidad Veracruzana/Gobierno del genes de su historia, Veracruz, Archivo General del Estado de
Estado de Puebla/unam, 1997, p. 72. He decidido enfocarme en Veracruz, 1992, p. 157.
la fotografía y dejar a un lado el cine hecho durante la lucha ar- 12
El historiador Paul Vanderwood afirma que “Había todo tipo de
mada, aun el cine realizado por fotógrafos que fueron cineastas piratería y no se podía controlarla. Kodak produjo una impre-
también. sora de tarjetas postales en 1910 que era barata y rápida; im-
10
Ignacio Gutiérrez Ruvalcaba, “A Fresh Look at the Casasola Ar- primía postales de gran calidad, que otros podían copiar sin
chive”, History of Photography, vol. 20, núm. 3, 1996, p. 191. ningún problema”, comunicación personal, enero de 2009. El

14
Introducción

Foto 1. Marineros norteamericanos con mexicanos muertos; Hotel Diligencias,


Veracruz, abril de 1914; anónimo. inah 627284.

Foto 2. Marineros norteamericanos con mexicanos muertos; Hotel Diligencias,


Veracruz, abril de 1914; Ponciano Flores Pérez. agn.

15
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 3. Marineros norteamericanos con mexicanos muertos; Hotel Diligencias,


Veracruz, abril de 1914; ¿Walter P. Hadsell? Bernardo García Díaz.

fusión generada alrededor de la autoría de la ima- llevara una mención del autor, ésta no aseguraría
gen en los portales de Veracruz no acaba con las que esa persona fue quien realmente hizo la foto
inscripciones sobre la emulsión. Según el investi- porque se encuentran imágenes en las revistas ilus-
gador de fotografía Daniel Escorza, la primera vez tradas de la época que parecen haber sido acre-
que esa foto fue publicada fue en La Ilustración ditadas a fotógrafos que no las hicieron. No obs-
Semanal, en mayo de 1914; aunque esa revista a tante esa observación, vale la pena señalar que, en
veces dio crédito a sus “corresponsales” como Sa- general, su publicación con crédito (en una revista
muel Tinoco, en este caso no lleva indicación al- nacional) ofrece una pista sobre autoría más se-
guna en cuanto a quién hizo la foto.13 Aunque si gura que la firma en la foto misma, porque el me-
dio y el fotoperiodista se exponían públicamente
historiador de fotografía, John Turner, mencionó que hay varios a un reclamo, algo que no pasaría con las tarjetas
casos de fotógrafos neozelandeses que adquirieron estudios es-
tablecidos y borraron los nombres de las fotos de archivo para
postales. Se encuentran varios casos en los cuales
poner los suyos; comunicación personal, enero de 2009. las revistas se quejaban de que otras publicacio-
13
Agradezco a Daniel Escorza esta información, 2009. Aunque el nes habían reproducido fotos de su propiedad.14
número del 4 de mayo de 1914 no lleva identificación de los fo-
tógrafos, una semana después La Ilustración Semanal especificó
que las imágenes de Veracruz fueron “Fots. de nuestro Corres- tomó esta interesante información” y que aparece en una foto;
ponsal”, “Fots. Tinoco” y “Fots. Tinoco y Garduño”. No está cla- La Ilustración Semanal, 11 de mayo de 1914.
ro a quién se refiere con el “corresponsal”, aunque pudo haber 14
Véase, por ejemplo, la respuesta de Novedades a La Semana Ilus-
sido “el inteligente y activo corresponsal Sr. Torresilla quien trada cuando se le acusó de haber publicado fotos hechas origi-

16
Introducción

La imagen del Diligencias no tardó en entrar ción Semanal la publicó “por si alguno lo duda-
en círculos internacionales: fue publicada en la re”— como pensar que un invasor la hizo para
revista ilustrada francesa L’Illustration, sin dar cré- mostrar a los cazadores con sus trofeos.
dito a nadie en mayo de 1914.15 Años después fue He intentado enfrentarme a este reto a través de
incluida en el libro ya clásico que Anita Brenner una metodología que utiliza referencias cruzadas
publicó en 1943, The Wind that Swept Mexico, en entre las fotografías de archivos, las imágenes impre-
el cual se dio crédito a la agencia de los Brown sas en revistas ilustradas e historias gráficas, en-
Bros.; el contraste y el retoque hacen aparente que trevistas publicadas con los fotógrafos, artículos
la imagen que aparece en esta obra es una copia y, escritos durante el periodo de la Revolución y, ade-
además, está recortado el lado izquierdo que pudo más, investigaciones llevadas a cabo después, tanto
haber llevado la firma de Flores Pérez o de Hadsell.16 en historias de la fotografía como en historias de
Finalmente, pudo haber sido tomada por uno de la Revolución. Privilegio las imágenes y he cons-
los invasores, ya que fue “una postal popular com- truido una narrativa impulsada consistentemente
prada y enviada por participantes de los dos lados por lo visual, ya que se construyó con base en la
de la línea de fuego”.17 Estos ejemplos de su publi- exposición fotográfica, “Testimonios de una gue-
cación tanto en la época como años después per- rra. Imágenes de la Revolución Mexicana”. En este
miten reconocer lo problemático que es confiar sentido, no ha sido una investigación de largo pla-
en lo que encontramos en la superficie de las fotos zo, de unos veinte o treinta años, como merecería
mismas o los créditos que otorgan las publicacio- la fotografía de la Revolución, sino un estudio que
nes. Además, la debilidad semántica de la fotogra- sintetiza el trabajo de investigaciones anteriores y
fía en general es demostrada, en este caso, por el las mías propias; si veo más lejos que los investiga-
hecho de que no podemos identificar de qué lado dores que me han precedido, es porque estoy pa-
estaba quien la tomó: sería tan fácil imaginar que rado sobre sus hombros. Asimismo, he escrito esta
un mexicano la sacó como denuncia —La Ilustra- obra en una situación que tenía sus ventajas y des-
ventajas: pude entrar en archivos desconocidos,
pero he tenido que escribir dentro de un periodo
nalmente para La Semana Ilustrada: “Con todo derecho las
hemos reproducido, puesto que son del archivo bastante abun- de tiempo muy limitado para un historiador.
dante de fotografías tomadas por el señor Tinoco”, Novedades, Me doy cuenta de que se presentan palabras
12 de marzo de 1913. La nota nos informa que se tenían en la
mira los créditos para las fotos publicadas en las revistas y, ade- como “parecería” o “parece haber sido” una y otra
más, que Tinoco tenía un archivo al nivel “de los señores Casa- vez en la narrativa. Podrían pensar las y los lecto-
sola y Herrerías”.
15
L’Illustration, 9 de mayo de 1914, p. 397.
res que mis observaciones están basadas en escasa
16
Anita Brenner, The Wind that Swept Mexico. The History of the evidencia, pero es lo que hay en este momento. Aun-
Mexican Revolution 1910-1942, Nueva York, Harper & Brothers, que es muy importante descubrir nuevos archivos
1943, núm. 97. Este libro ha sido publicado en español como
La Revolución en blanco y negro: la historia de la Revolución me- y abrirlos —así como conservar y difundir las fo-
xicana entre 1910 y 1942, trad. de Mariluz Caso, México, fce, tos que contienen— para tener las “fotos inéditas”
1985.
17
Paul Vanderwood, “The Picture Postcard as Historical Evidence:
de las cuales se ha hecho mucho alarde en este Cen-
Veracruz, 1914”, The Americas, vol. 45, núm. 2, 1988, p. 214. tenario, pienso que no es tan importante como las

17
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

investigaciones y los análisis inéditos que pode- he procurado producir una especie de fotohisto-
mos llevar a cabo con los archivos que conocemos. ria en la cual pretendo descubrir qué pueden apor-
Estamos trabajando en un campo cargado de di- tar las imágenes técnicas y su capacidad de “re-
ficultades y la única manera de avanzar es formu- producción mecánica” a la historia social de la
lar hipótesis e intentar identificar tanto a los y las Revolución.18 Las fotografías embalsaman la pre-
fotógrafas como los acontecimientos fotografiados. sencia de grupos muchas veces ausentes de la his-
Tenemos que ser capaces de tomar riesgos y come- toria escrita, como las mujeres y los infantes. Ade-
ter errores, de los cuales seguramente aprendemos más, plasman la diferencia en armamento entre
más que de los aciertos. He señalado varias de las los ejércitos, la destrucción de los bombardeos, la
equivocaciones de mis amigos y colegas, pero las que vida en los campamentos y en los vagones de tren,
más he indicado son las mías de trabajos anterio- entre otras cosas. En este empeño, he tenido que
res. No considero este libro, de ninguna manera, basarme en las identificaciones de Gustavo Casa-
una historia definitiva (¿es posible tal cosa?) de las sola, en sus historias gráficas; él vivió la Revolu-
fotografías y los fotógrafos de la Revolución, sino ción y sabía cómo había fichado las fotos de su
un mapa de posibles caminos para avanzar en su papá, Agustín Víctor. Aunque reconozco que hay
estudio. errores significativos en sus obras, han sido un
El análisis que llevo a cabo es una mezcla de punto de partida que he ido corrigiendo con otras
historia de la fotografía y de fotohistoria. Hasta fuentes. Tanto en la historia de la fotografía como
donde me fue posible, examiné los compromisos en la fotohistoria nos enfrentamos a un problema
de los y las fotógrafas en relación con sus historias causado por el hecho de que las fotografías son
personales, sus estéticas, sus equipos y sus expe- polisémicas: son convenencieras y se prestan a lo
riencias durante la lucha armada. Hacer una his- que sea. Así, la única solución es empotrarlas en
toria de la fotografía implica, además, estudiar la los contextos de los cuales vienen y que les han
circulación de las imágenes. En general, me he en- dado sus significaciones.
focado en las revistas ilustradas, porque ellas tam- La Revolución mexicana ocurrió en un mo-
bién tenían sus compromisos y revisar las imáge- mento en el cual se estaba definiendo la fotografía
nes publicadas con los textos que las acompañan como medio. De la misma manera en que se encon-
nos abre ventanas importantes. La cuestión de la traban caballos junto a aviones, o cañones anti-
difusión va aún más allá del periodo del combate, guos en el campo de batalla con artillería de lo
al realizar historias de cinco de los iconos de la más moderna, se nota una gran variedad de equi-
Revolución. pos fotográficos, cámaras viejas y pesadas junto a
Al mismo tiempo que he escrito una historia
de los fotógrafos y sus imágenes —y su circula- 18
La referencia es al clásico ensayo de Walter Benjamin, “La obra
ción—, he estado involucrado en un esfuerzo por de arte en la edad de la reproducción mecánica”. He explorado
historiar con fotografías, al utilizarlas como docu- lo que ofrece esta capacidad de documentar “un contenido no
intencional” en John Mraz, “¿Fotohistoria o historia gráfica? El
mentos que testifican las relaciones sociales y los pasado mexicano en fotografía”, Cuicuilco, vol. 14, núm. 41,
detalles de la vida cotidiana y material. Es decir, 2007, p. 12.

18
Introducción

las nuevas más ligeras y portátiles, que entraron fotografías espontáneas o dirigidas.22 Ahora bien,
en la medida en que avanzaba la guerra. Muchos si las divergencias entre las cámaras produjeron
fotoperiodistas cargaban las cámaras Reflex (slr), diferentes tipos de fotos con estéticas que varían,
que se podían operar a mano y así ir a la noticia en su difusión había mucha filtración entre los
en lugar de esperar a que llegara el evento al apa- géneros, con imágenes fotoperiodísticas circulan-
rato estacionario.19 Las Reflex otorgaban más mo- do como postales y viceversa.
vilidad y ofrecían la capacidad de captar escenas De igual importancia que las cuestiones tec-
de acción; el visor superior permitía enfocar a los nológicas fueron las actitudes de los fotógrafos y
sujetos sin tener que cubrirse con el paño oscuro. su público. Para aquellos con pretensiones e infor-
La otra cámara utilizada por profesionales duran- mados sobre los movimientos internacionales, el
te la Revolución fue la View, con su visor adosado pictorialismo representaba la manera de elevar la
y plegadizas de fuelle que requerían tripiés.20 Algu- fotografía al nivel de arte para legitimarla, sobre
nos fotoperiodistas, sobre todo los más viejos como todo la que se hacía en los estudios.23 Por ejemplo,
Manuel Ramos, utilizaban las View; pero, en ge- el fotoperiodista Ezequiel Álvarez Tostado, editor
neral, estas cámaras fueron favorecidas por los de la revista La Ilustración Semanal, publicaba por-
fotógrafos de estudio y de postales, probablemen- tadas de soldados posando en medio de cactus y
te porque “eran un instrumento de gran sensibili- la bandera nacional que no tienen ninguna credi-
dad y precisión, siempre que el sujeto se quedara bilidad a nuestros ojos.24 La investigadora de foto-
inmóvil”.21 Finalmente, las Kodak Brownie fueron grafía Marion Gautreau ha explicado este fenó-
populares entre los usuarios de clase acomodada, meno de la siguiente manera: “Era habitual para
aunque parece que éstos prácticamente no docu- los fotógrafos hacer posar a los soldados (o indi-
mentaron la guerra y no hay evidencia de que los viduos disfrazados como tales), con el fin de ofre-
soldados rasos de la Revolución mexicana hicie- cer imágenes más acordes con lo que las mesas de
ron la cantidad de fotos de pequeño formato que redacción y aun los propios lectores esperaban
se encuentran en los álbumes recopilados por sol- ver de la lucha armada, imágenes que eran casi
dados de naciones más prósperas. A las diferen- imposible captar en el terreno mismo de los en-
cias entre las cámaras se debe la posibilidad de cap-
tar escenas de combate o de limitarse a grupos 22
A través de este estudio empleo el concepto “dirigido” para refe-
posando, como también las posibilidades de hacer rirme a un género de fotografía documental que se caracteriza
por la intervención del fotógrafo (o fotógrafa) en la escena foto-
grafiada; véase John Mraz, “¿Qué tiene la fotografía de docu-
19
Mi discusión sobre la tecnología de la fotografía durante la Revo- mental? Del fotorreportaje dirigido al fotoperiodismo digital”,
lución tiene una deuda con Daniel Escorza. Véase su ponencia Revista Zonezero, www.zonezero.com, 2002.
“Las cámaras fotográficas en los inicios del proceso revolucio- 23
Estoy empleando el concepto “Pictorialism” como el movimien-
nario, 1910-1911”, Segundo Encuentro Regional de Fototecas, to que dominó la fotografía de arte entre 1902 y 1920, no la
“La Revolución mexicana. Imagen, sonido y movimiento”, 2009. tendencia de hacer fotografía pintoresca.
20
Véase Guevara Escobar, “Reflex o View”, http://fotografosdela- 24
Véanse las portadas reproducidas en Marion Gautreau, “Ques-
revolucion.blogspot.com. tionnement d’un symbole: Agustín Victor Casasola, Photogra-
21
Naomi Rosenblum, A World History of Photography, Nueva York, phe de la Revolution Mexicaine”, tesis de maestría, Université
Abbeville Press, 1984, p. 443. Paris Sorbonne, 2002, pp. 96-97.

19
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

frentamientos”.25 No obstante, al mismo tiempo, “intentaría recopilar el material de noticieros de


el fotoperiodismo estaba creando un espacio pro- este evento que sacudió el mundo, filmado por ca-
pio, gracias al nuevo equipo, los formatos innova- marógrafos enviados por cada país que producía
dores de las publicaciones ilustradas y el apetito cine. Soñé hasta en hacer un tour fascinante del
que tiene la cultura moderna para el efecto realis- mundo, escarbando en los archivos de los noticie-
ta. Esta confrontación entre el arte y lo documen- ros en Londres y Nueva York, para encontrar ma-
tal resultó en códigos del realismo que variaban terial sobre México en Copenhague y Estocolmo…
mucho entre ellos, de una manera similar a la cual en Berlín y Viena”.27
los elementos premodernos y modernos se codean George Leighton, el historiador de la fotogra-
en las imágenes mismas de la Revolución. fía quien seleccionó las imágenes para el libro de
Lo que queda claro es que tenemos que andar Anita Brenner, afirmó que, “Ninguna revolución
con pies de plomo al investigar la fotografía de la ha sido tan ampliamente fotografiada”.28 Olivier
Revolución mexicana, sobre todo porque recibió Debroise manifiesta estar de acuerdo con Leighton
una cobertura extraordinaria por fotógrafos y ci- al escribir que, “Pocas guerras han marcado tanto
neastas, tanto comercial como aficionada, tanto na- la imaginación como la Revolución mexicana,
cional como internacional, desde sus principios. pocas también han sido tan extensamente repre-
La batalla de Ciudad Juárez en mayo de 1911 atrajo sentadas, tan intensamente observadas”.29 Ahora
unos 1 500 “fanáticos de la Kodak” (Kodak fiends) bien, es imposible saber si la Revolución mexica-
de El Paso, quienes diariamente llegaban al río na fue la más fotografiada porque, al investigar
Bravo o paraban sobre los techos de casas cerca- la fotografía, siempre estamos trabajando con las
nas en una seguridad relativa para fotografiar la imágenes existentes. Sin embargo, hay razones
acción.26 En la medida en que la lucha se desarro- para pensar que la mexicana fue la más fotogra-
lló, fotógrafos y cineastas entraron en abundancia fiada. La Revolución mexicana fue muy larga en
en México para documentar la primera gran con- el tiempo comparada con la soviética, que duró
flagración social del mundo, aprovechándose de aproximadamente un año (de febrero de 1917 a
un acceso relativamente libre, sobre todo cuando marzo de 1918), la cubana que duró dos años (de
se compara con la censura estricta de la Primera diciembre de 1956 al 1 de enero de 1959), o la
Guerra Mundial. El historiador de cine Jay Leyda, china que duró casi tres (de 1946 al 1 de octubre
reflexionó sobre la documentación excepcional de 1949). También, la cercanía con Estados Uni-
de la Revolución por los medios modernos y con- dos significaba que podían entrar materiales y
tó que había fantaseado en hacer una película que equipo, además de fotógrafos, cuyo acceso fue

25
Marion Gautreau, “La Revolución mexicana a los ojos del mun-
do. Diferentes perspectivas en la prensa ilustrada”, en Miguel 27
Jay Leyda, Films Beget Films. A Study of the Compilation Film,
Ángel Berumen, op. cit., p. 262. Nueva York, Hill & Wang, 1964, p. 113.
26
Paul J. Vanderwood y Frank N. Samponaro, Los rostros de la ba- 28
Leighton, “The Photographic History of the Mexican Revolu-
talla. Furia en la frontera. México en 1910-1917, trad. de María tion”, en Miguel Ángel Brenner, op. cit., p. 288.
Elisa Moreno C., México, Grijalbo/Conaculta, 1993, pp. 34, 35, 29
Olivier Debroise, Fuga mexicana. Un recorrido por la fotografía
145 y 146. en México, México, Conaculta, 1994, p. 146.

20
Introducción

asegurado por la larga frontera con un país desa- ma que se sacaron muchas más fotografías de Pa-
rrollado. blo González, Venustiano Carranza y Álvaro Obre-
Lo que podemos aseverar sin titubeos es que gón que de Pancho Villa y, además, que las fotos
la mexicana es la revolución de la cual se conser- de Emiliano Zapata son un cinco por ciento de
van más imágenes. En parte, ese afán de conserva- las de Villa.31
ción se debe a la demanda popular por historias Los retos de esta investigación fueron varios.
gráficas, pero también es resultado de la impor- Nuestra visión de la fotografía de la Revolución
tancia que “la dictadura perfecta” (feliz frase del está necesariamente mediatizada por el hecho de
novelista Mario Vargas Llosa en 1990) otorgó a la que estamos limitados a analizar las imágenes
construcción de una historia en imágenes que re- existentes en los archivos fotográficos y en las pu-
presentaría al Partido Revolucionario Institucio- blicaciones tanto del periodo de la lucha armada
nal (pri) como el heredero legítimo del doloroso como después. Las fotos que encontramos son las
proceso que produjo el México del siglo xx. Obvia- que un fotoperiodista metropolitano acumulaba
mente, los vencedores son quienes escriben la his- con una visión de sus usos posteriores o que fue-
toria y, así, no es sorprendente que existan muchas ron conservadas por un ejército victorioso; ¿dónde
más fotografías del movimiento constitucionalis- están las que se escondieron al temer que iban a
ta que de los otros ejércitos; por la misma razón, servir como evidencia en su contra de un vínculo
se encuentran muy pocas imágenes en la Fototeca con una causa perdida?32 La competencia entre los
Nacional de manifestaciones en apoyo a Porfirio fotógrafos para acreditarse las imágenes complica
Díaz, a pesar de que Agustín Víctor Casasola debe aún más el proyecto, como también lo problemá-
haber hecho varias como fotoperiodista del perió- tico que son las identificaciones que se han gene-
dico oficial, El Imparcial.30 La historiografía oficial rado en relación a su autoría y, además, lo que ha
del periodo posrevolucionario otorgó prioridad quedado documentado en las fotos mismas. So-
al constitucionalismo entre las fuerzas revolucio- bre todo, el número extraordinario de imágenes
narias y envió al Porfiriato al sótano de la leyenda que hicieron tantos fotógrafos de la lucha armada
negra. La economía visual de la Revolución ase- impone su propio desafío. Hasta cierto punto, la
guraba, asimismo, que se hicieron más fotos del variedad visual de los ojos mecánicos es un para-
constitucionalismo; Miguel Ángel Berumen afir- lelo a la cacofonía de las voces revolucionarias.

31
Anasella Acosta, “Miguel Ángel Berumen: Villa sabía que el po-
der militar no lo es todo”, Cuartoscuro, núm. 98, 2009, p. 47.
32
Berumen se quedó sorprendido al no encontrar negativos de
Villa en el archivo de los hermanos Cachú, a pesar de su filiación
con la causa villista, y especula, “Tampoco habría sido raro que
en cierto momento se deshicieran de ellas, igual que de cual-
30
Agradezco a Daniel Escorza la información sobre la falta de fo- quier documento que los vinculara con él y pusiera en riesgo su
tos de manifestaciones a favor de Díaz. integridad y la de sus familias”, op. cit., p. 283.

21
Fotografiar
El Porfiriato: del a la Revolución
estudio a la calle Mexicana: compromisos e íconos

El Porfiriato:
del estudio a la calle

Como la Revolución misma, la fotografía de la lu- ros, quienes miran a los que tienen encima. La
cha armada tenía sus raíces en el Porfiriato, ya que foto encarna las extremas diferencias de clase au-
la gran mayoría de los fotógrafos profesionales mentadas por la vertiginosa modernización: los
que la cubrieron se formaron en la prensa ilustra- que están en primer plano, pero fuera de foco,
da y los estudios fotográficos de ese periodo. Ade- pronto serán el enfoque en las cámaras revolucio-
más, aunque los sujetos que aparecen en las imá- narias. Asimismo, esta foto es una muestra del
genes se transformaron radicalmente, parecería que fotoperiodismo moderno, por el hecho de que el fo-
la manera de fotografiarlos fue establecida con an- tógrafo la hizo espontáneamente, sin pedir que los
terioridad a la Revolución. Como ejemplo, hay una sujetos posaran. Junto con otras imágenes que se en-
foto que evocaba el progreso tecnológico que ca- cuentran en el Archivo Casasola, contradice una
racterizó el Porfiriato: el ministro de Hacienda, perogrullada de la fotografía porfiriana que se ha
José Yves Limantour, contempla las obras para repetido a menudo: “Todavía hay que pedir que
traer agua potable de Xochimilco a la capital; su ‘la historia se detenga’ para hacer una foto. Por esa
cabeza se halla protegida del sol tropical con el razón, la fotografía de finales del Porfiriato seguía
paraguas que un asistente sostiene. Hacer llegar conformándose con las poses formales y estáticas
agua potable a la ciudad y llevar a cabo el desagüe establecidas por los estudios”.2
del Valle de México para prevenir inundaciones Podría ser que la crítica implícita en la foto de
estuvieron entre los logros de ingeniería más signi- Limantour fuera evidente para Rafael Reyes Es-
ficativos del régimen. Fueron considerados de tal píndola, el editor de los primeros medios masivos
importancia que el gobierno de la ciudad contra- en México y los más propicios para el fotoperio-
tó a Miguel Casasola para registrar este proceso, y dismo, porque no la publicó durante 1910. Incon-
bien podría ser que él tomó esta foto1 (foto 4).
2
Olivier Debroise, Fuga mexicana. Un recorrido por la fotografía
En la imagen, Limantour y otros hombres en México, México, Conaculta, 1994, p. 155 y Mexican Suite: A
—vestidos para el calor de primavera en trajes os- History of Photography in Mexico, trad. de Stella de Sá Rego, Aus-
curos, camisas con cuellos duros, chalecos y cor- tin, University of Texas Press, p. 185. Ignacio Gutiérrez Ruvalca-
ba cuestiona la idea de que la fotografía porfiriana está domina-
batas— están parados arriba y aparte de los obre- da por poses formales y estáticas, op. cit., p. 191, como tambíen
lo hace Daniel Escorza Rodríguez, “Los inicios de Agustín V. Ca-
sasola como reporter-fotógrafo”, Alquimia, núm. 27, 2005, p. 27,
1
Ignacio Gutiérrez Ruvalcaba, “A Fresh Look at the Casasola Ar- y “El itinerario fotoperiodístico de Agustín Víctor Casasola,
chive”, History of Photography, vol. 20, núm. 3, 1996, p. 194. 1910-1910”, História, vol. 26, núm. 2, 2007. São Paulo, Brasil, p. 21.

23
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 4. Los ministros José Yves Limantour y Leandro Fernández en la inauguración


de las obras para traer agua potable de Xochimilco a la capital;
Distrito Federal, 18 de marzo de 1910; ¿Miguel Casasola? inah 35001.

dicional de Díaz, Reyes Espíndola fundó, entre cho de que la imparcialidad no fuera una priori-
otras publicaciones, la revista El Mundo Ilustrado dad para las publicaciones de Reyes Espíndola que-
y el periódico El Imparcial. Para poder privilegiar da contastado en otra foto espontánea, la de su
a la fotografía, el editor importó de Europa las hermano, Luis Reyes Espíndola, quien encabeza
mejores prensas de alto volumen de rotograbado una manifestación de papeleros de El Imparcial, aca-
y máquinas de linotipo, tecnología de punta que rreados para apoyar a la quinta (y última) reelec-
pudo adquirir gracias al hecho de que recibía un ción de Díaz (foto 5). El periódico dio “la tónica
subsidio de mil pesos a la semana que le daba de lo que era el diarismo” durante el Porfiriato;4
una ventaja insuperable sobre sus rivales.3 El he- transformaba fundamentalmente el periodismo
mexicano, empleando la objetividad aparente de
3
Esta cantidad del subsidio parece ser correcta y otros periódicos
recibían mucho menos, Clara Guadalupe García, El periódico El Im- pués del Porfiriato sobre el subsidio. Aunque hay debate sobre su
parcial. Primer diario moderno de México (1896-1914), México, importancia, creo que fue fundamental para permitir a Reyes Es-
Centro de Estudios Históricos del Porfiriato, 2003, p. 59. Tanto píndola establecer su preeminencia.
Reyes Espíndola como Limantour hablaban abiertamente des- 4
“Periodismo”, Mañana, 12 de mayo de 1951, p. 318.

24
El Porfiriato: del estudio a la calle

Foto 5. Desfile de la prensa reeleccionista. Papeleros encabezados por el periodista


Luis Reyes Espíndola se manifiestan a favor de la reelección de Porfirio Díaz;
Distrito Federal, 2 de abril de 1909. inah 663555.

la fotografía para que pareciera que estaba involu- ilustrado de la mañana”6 (foto 6). Aunque el pe-
crado en una búsqueda ostensible de la verdad ob- riódico cubría actos oficiales del presidente, go-
via. La proyección de la imagen de objetividad es- bernadores, ministros y diplomáticos, e incluía ac-
taba en la misma línea de los preceptos positivistas tividades culturales de la clase acomodada, la nota
de los científicos, quienes apoyaron al diario y, ade- roja fue su centro. Así, sus páginas estuvieron lle-
más, de acuerdo con el “fin de la ideología” esta- nas de noticias de desastres, choques de trenes,
blecido por la dictadura de Díaz.5 accidentes de tranvías, fuegos, robos, homicidios,
Diseñado para dar prioridad a lo ocular, El suicidios y asaltos que sembraban miedo a través
Imparcial fue originalmente subtitulado “Diario de “noticias” que demostraban que el país necesi-
taba la mano firme de un dictador. Un ejemplo
macabro es la cobertura del fusilamiento de tres
5
Alan Knight comenta sobre el “fin de la ideología” durante el
Porfiriato, en The Mexican Revolution. Vol. 1. Porfirians, Liberals 6
El subtítulo desapareció dos años después, Clara Guadalupe Gar-
and Peasants, Lincoln: University of Nebraska Press, 1990, p. 15. cía, op. cit., p. 31.

25
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 6. Niños leyendo El Imparcial junto a un retrato


de Porfirio Díaz, ca. 1910. inah 5067.

campesinos en Chalco por haber matado a un po- tran la sed de sangre del periódico: “Los cuerpos
licía (foto 7). La imagen combinaba el hecho es- cayeron simultáneamente, lentos, flojos, hacia atrás.
pectacular de una ejecución triple con lo exótico Leves contracciones empezaron a sacudirlos; un
del campo mexicano y, tal vez, fue una lección tan- ronco murmullo salía no sé si de los enormes agu-
to para los mexicanos que intentaran perturbar la jeros que hicieran las balas, o de los labios apreta-
paz porfiriana —“de ejemplar y de estímulo para dos fuertemente. Las contracciones denotaban un
que en lo adelante se respeten la ley, los intereses y sufrimiento cruelísimo y un estertor como de car-
a las personas”—7 como para los extranjeros que nero degollado salía de los tres cuerpos. Las fami-
requerían del orden para sus inversiones. El Im- lias sollozaban y sus gritos llenaban el campo. El
parcial puso la noticia en primera plana durante cuadro de horror se agrandaba, los que lo presen-
tres días y proporcionó un reportaje gráfico am- ciamos no lo olvidaremos jamás”.8
plio con seis fotos, además de textos que demues-
8
El Imparcial, 29 de abril de 1909, p. 8. Por los escritos en las fo-
tos, parecen haber sido tomadas por Agustín Víctor Casasola,
7
El País, 30 de abril de 1909, p. 2. aunque el periódico no dio crédito a ningún fotógrafo.

26
El Porfiriato: del estudio a la calle

Foto 7. Ejecución de Marcelino Martínez, Arcadio Jiménez e Hilario Silva por homicidio;
Chalco, Estado de México, 28 de abril de 1909; ¿Agustín Víctor Casasola? inah 196863.

Mientras el sensacionalismo de El Imparcial más, se enfocaba a las actividades caritativas como


complacía los instintos más bajos del público, la las kermeses y las jamaicas que servían como de-
revista El Mundo Ilustrado fue dirigida a la clase aco- mostraciones del interés de los afortunados para
modada: “Nuestro semanario es y ha sido siempre los menos privilegiados (aunque a veces la presen-
para la gente elegante e ilustrada de México, por cia accidental de los de abajo en esos eventos po-
consiguiente debe ser un eco de las reuniones y dría producir una reacción de incomodidad, como
espectáculos a que concurre”.9 Así, la revista pu- queda registrado en la foto 8). Sin embargo, los
blicaba fotos de sociales: banquetes, bailes, fiestas pobres fueron excluidos de las páginas de El Mun-
y deportes de una cultura estable y progresista, re- do Ilustrado: por ejemplo, el único indígena que
lajada y armónica en un merecido bienestar. Ade- apareció en la revista estaba muerto.10 Al centro
de El Mundo Ilustrado se encontraban los grandes
9
Citado de El Mundo Ilustrado de 1898, por Judith de la Torre
Rendón, “Las imágenes fotográficas de la sociedad mexicana en la 10
Alberto del Castillo, “El surgimiento del reportaje policiaco en
prensa gráfica del Porfiriato”, Historia mexicana, vol. 48, núm. 2, México. Los inicios de un nuevo lenguaje gráfico (1888-1910)”,
1998, p. 354. Cuicuilco, vol. 5, núm. 13, 1998, p. 186.

27
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

hombres que habían hecho al México porfiriano tó.13 Aunque había laborado anteriormente como
y la presencia de Díaz era ubicua, sea al inaugu- reportero-fotógrafo en varias publicaciones, al en-
rar nuevos mercados, escuelas de medicina, plan- trar en El Imparcial pudo dedicarse de tiempo
tas eléctricas, teatros y cárceles, o al recibir home- completo a su nueva profesión como fotoperio-
najes de gobiernos extranjeros, al encabezar fiestas dista.14 Recibió un premio de 25 pesos de Reyes
benéficas, hacer viajes por la República, otorgar Espíndola por “exceso en el cumplimiento de su
premios a los mejores estudiantes militares, cele- deber” cuando brincó a la plaza de toros para fo-
brar los aniversarios de su boda y aparecer en des- tografiar la faena de cerca, “casi en el mismo terre-
files de tropas, como también en bailes y banque- no del matador” en 1910.15 Seguramente, fue la
tes para celebrar sus reelecciones.11 El Porfiriato entrega de Agustín Víctor con las publicaciones
fue un régimen de imagen y al cento se encontra- de Reyes Espíndola lo que llevó al historiador de
ba Porfirio Díaz. arte Olivier Debroise a afirmar que Casasola fue
El fotoperiodismo del Porfiriato tomó un lu- “el fotógrafo oficial de Porfirio Díaz”, ya que la
gar en un contexto dominado por las publicacio- única evidencia que ofrece es el hecho de que el
nes de Rafael Reyes Espíndola. El editor fue un co- fotoperiodista acompañó al dictador a Veracruz
nocedor de agudo talento y había formado un grupo
impresionante de colaboradores gráficos, entre ellos 13
Recordaba Dolores Casasola Zapata, “Mi padre no soltaba su
Manuel Ramos, Ezequiel Álvarez Tostado, Abraham cámara […] era un verdadero apasionado de su oficio”, Adriana
Lupercio y Gerónimo Hernández, además de co- Malvido, “Archivo Casasola: 100 años de historia fotográfica en
México”, La Jornada, 19 de noviembre de 1991, p. 36.
rresponsales por diversas partes de la República, 14
Daniel Escorza describe bien la trayectoria de Casasola en El
como José María Lupercio en Guadalajara. Entre Tiempo y el Semanario Literario Ilustrado. En una entrevista de
1926, Casasola hablaba de su trabajo en El Mundo Ilustrado an-
los fotógrafos que documentaban el progreso por- tes de entrar en El Imparcial; Luis G. Moreno Irázabal, “Figuras
firista para El Mundo Ilustrado se encontraba del periodismo mexicano. Don Agustín Víctor Casasola”, El De-
mócrata, 11 de abril de 1926, p. 6.
el alemán Guillermo Kahlo, quien proporciona- 15
Luis G. Moreno Irázabal, op.cit., p. 6. Varios escritores han atri-
ba imágenes de modernidad como la del tren buido ese premio a la cobertura que hizo Casasola de un fusila-
parado para el retrato en el Puente de Metlac miento en 1907, empezando con Gustavo Casasola, Historia
gráfica de la Revolución Mexicana, vol. IV, México, Trillas, 1960,
(foto 9). pp. 2321-2323. Véase Mario Luis Altúzar, “Agustín Víctor Casa-
En 1905, Agustín Víctor Casasola fue invitado sola. Cazador de instantes históricos”, en Agustín Víctor Casaso-
la. El hombre que retrató una época, México, Editorial Gustavo
a trabajar en El Imparcial.12 Casasola tenía instin- Casasola, 1988, p. 28; Olivier Debroise, Fuga mexicana. Un reco-
tos comerciales similares a Reyes Espíndola, com- rrido por la fotografía de México, México, Conaculta, 1994, p.
155; Sergio Raúl Arroyo y Rosa Casanova, “Los Casasola. La épi-
binado con un amor por la fotografía; una vez que ca cotidiana”, en Mirada y memoria. Archivo fotográfico Casasola.
descubrió que la cámara era su medio, no la sol- México: 1900-1940, México, Conaculta/inah/Turner, 2002, p. 205.
Sin embargo, el fotógrafo de la ejecución está identificado como
José Soriano en el artículo, “Fusilamiento de los asesinos del Gral.
11
La lista está tomada de la descripción proporcionada por Fran- Barillas”, El Imparcial, 10 de septiembre de 1907, p. 1. Además, el
cisco Mejía en Antonio Saborit, El Mundo Ilustrado de Rafael vale del premio está reproducido, con fecha de 31 de octubre de
Reyes Espíndola, México, Centro de Estudios de Historia de 1910, en la Historia gráfica de la Revolución Mexicana, p. 2323.
México Condumex, 2003, pp. 245-273. Al recorrer el reconocimiento tres años, Gustavo otorgó a Agustín
12
Daniel Escorza, “El itinerario…”, op.cit. Víctor un protagonismo durante el Porfiriato que quizá no tuvo.

28
El Porfiriato: del estudio a la calle

Foto 8. Mujeres en kermés de Tacubaya se cruzan con unas niñas pobres;


Distrito Federal, ca. 1904. inah 276381.

Foto 9. Tren en el puente de Metlac, 1903; Guillermo Kahlo. inah 843539.

29
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

cuando salió exiliado.16 No obstante, el compro- en El Imparcial como en El Mundo Ilustrado.20


miso con el Porfiriato fue compartido por casi la Luego fotografió la Revolución, aunque “no sim-
totalidad de los fotoperiodistas capitalinos. Asi- patizó con Madero ni con los villistas y zapatis-
mismo, aunque ha sido habitual considerar a Agus- tas”. 21 Así, su obra nos abre ventanas sobre el ima-
tín Víctor como referencia obligada de la fotografía ginario que dominaba el Porfiriato y, además, nos
porfiriana, mis investigaciones indican que otros permite acercarnos a una experiencia que debe de
fotoperiodistas fueron más reconocidos.17 Ade- haber sido relativamente típica del fotoperiodis-
más, a juzgar por un artículo de 1906 en El Tiempo mo capitalino. Los actos oficiales del dictador es-
Ilustrado, no figuraba Casasola entre “los fotógra- tuvieron en el meollo de las fotos de Ramos; por
fos mexicanos que han conseguido elevar a verda- ejemplo, viajó a la frontera para cubrir la reunión
dero arte lo que anteriormente era una mera afi- entre Díaz y el presidente de Estados Unidos, Wi-
ción o un ‘modus viviendi’”.18 lliam Howard Taft (foto 10).
Obviamente, el artículo sobre los “Artistas fo- En esa ocasión Ramos fue enviado por la re-
tógrafos mexicanos” pinta una raya entre los “ar- vista Arte y Letras, y la publicación afirmaba que el
tistas” de la cámara y los fotoperiodistas, quienes primer presidente norteamericano en visitar Méxi-
son excluidos por tener que vivir de su profesión. co venía “prodigando alabanzas a nuestro progre-
Esa tensión continuará durante la Revolución, pero so, a nuestra paz, a nuestras conquistas liberales”.22
si tuviera que nombrar a un fotoperiodista como En un clima ya repleto de contradicciones por la
el “oficial” del Porfiriato, probablemente sería Ma- oposición a una dictadura que parecía intermi-
nuel Ramos, de quien su hija, Teresa Ramos Sán- nable —y dada la debilidad semántica de la fo-
chez, comentaba, “Debió ser el fotógrafo de don tografía como medio— la imagen de un general
Porfirio […] siempre que hablaba de él se quitaba cargado de medallas y rodeado de una escolta mi-
el sombrero”.19 Ramos fue jefe de fotografía tanto litar multitudinaria presentaba un fuerte contras-
te con un presidente progresista, vestido de civil,
16
Olivier Debroise, Fuga mexicana…, op. cit., p. 155. Altúzar afir- democráticamente electo y acompañado por sólo
ma que Casasola se trasladó al puerto por una orden de trabajo dos ayudantes; según el revolucionario Salvador
de El Imparcial, op. cit., p. 29.
17
Por ejemplo, Alejandro Castellanos escribía, “Sin duda el fotó- Alvarado, “por un lado, toda la sencillez de una
grafo más importante de principios de siglo en México fue Agus- democracia verdadera, por el otro, la pompa y va-
tín Víctor Casasola”, “Del México postal a la Revolución ico-
nográfica (1900-1920)”, Foto Zoom, núm. 101, febrero de 1984, nagloria de un sultanato oriental. Un presidente
p. 17. Escorza está desarrollando una investigación sobre las
actividades del fotoperiodista durante el Porfiriato que promete
profundizar en el conocimiento de este periodo; véase “El itine- pios de siglo, 1897-1913”, tesis de licenciatura de Historia, unam,
rario…”, op. cit. 2005, p. 44.
18
“Artistas fotógrafos mexicanos”, El Tiempo Ilustrado, núm. 1, 20
Acacia Ligia Maldonado Valera, op. cit., p. 222; Antonio Saborit
1 de enero de 1906, pp. 21-22. Los fotógrafos que sí merecían comenta que Ramos fue el “fotógrafo de la casa” en la revista,
mención eran el señor Moreno, Manuel Torres, Ramón Peón op. cit., p. 190.
del Valle, Antíoco Cruces, Frank Clarke, Emilio Lange y Emilio 21
Teresa Ramos Sánchez, citada por Acacia Ligia Maldonado Va-
Rivoire. lera, op. cit., p. 44.
19
Teresa Ramos Sánchez, citada por Acacia Ligia Maldonado Va- 22
Arte y Letras, 31 de octubre de 1909; citado en Acacia Ligia Mal-
lera, “Manuel Ramos en la prensa ilustrada capitalina de princi- donado Valera, op. cit., p. 117.

30
El Porfiriato: del estudio a la calle

Foto 10. Porfirio Díaz en uniforme con W. H. Taft, presidente de Estados Unidos;
El Paso, Texas, 11 de octubre de 1909; Manuel Ramos. inah 33925.

31
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

—el demócrata— sencillamente vestido […]. El El hecho de que Ramos vistiera a los miem-
otro presidente constelado de cruces, medallas, cor- bros de su familia para que parecieran gente del
dones, placas, joyas y entorchados […]. En suma, pueblo indica el grado en que los medios margi-
todo el boato y el esplendor de un monarca orien- naban a la gran mayoría de la población. Así, los
tal”.23 de abajo fueron excluidos de la nación de orden y
Como los demás fotoperiodistas capitalinos, progreso construida por los periódicos y revistas
Ramos retrataba el progreso encarnado en las obras ilustrados, que reducían el panorama amplio de
públicas y los nuevos edificios inaugurados por la variedad social y étnica de la sociedad mexicana
Díaz. Ofreció testimonios visuales —y ostensible- a los exitosos y los criminales. No existía (quizás
mente objetivos— de calles limpias y bien pavi- en ninguna parte de América Latina) la fotografía
mentadas, siempre tomadas en la zona central crítica hecha en Estados Unidos durante ese pe-
para construir una ilusión de que parecía una ciu- riodo por Jacob Riis y Lewis Hine. Eso se puede
dad europea, cuando la capital en ese periodo era atribuir a las dificultades económicas que tenían
“una cloaca”, según el historiador Manuel Gonzá- las publicaciones independientes en México para
lez Navarro.24 Asimismo, Ramos cubría extensiva- obtener el equipo para hacer el fotograbado, lo
mente las actividades sociales como los deportes que dejó a los y las fotógrafas que pudieran haber
elitistas de equitación y polo, además de las cari- tenido interés en criticar al régimen porfiriano sin
tativas: kermeses, romerías, zarzuelas, fiestas, tea- un lugar donde publicarlas. Así, se puede encon-
tro y obras de beneficencia.25 Ramos fue, desde trar una que otra imagen en el Archivo Casasola
luego, uno de los fotoperiodistas más reconocidos que retrata la pobreza, como la foto 11, que mues-
del Porfiriato y ganó premios por sus imágenes tra a una familia de vendedores de verduras en las
pintorescas en concursos fotográficos, tanto por afueras de un mercado. No obstante, esta foto no
sus paisajes románticos como por sus tipos popu- parece tener la intención de hacer una denuncia
lares. Ya que la situación real de los de abajo fue social, ya que los sujetos sonríen para la cámara,
vetada por las revistas ilustradas, Ramos vestía a involucrados en una tarea evidentemente reditua-
sus familiares como gente humilde, bien portada y ble y gratificante. Más bien, las fotografías críticas
limpia; recordaba su hija que el fotoperiodista pi- del Porfiriato se limitan a las hechas por extran-
dió muchas veces que su esposa se disfrazara de jeros como C. B. Waite y Winfield Scott, quienes
“indita”.26 tomaban imágenes para promover las oportuni-
dades de negocios como plantaciones de hule y
23
Salvador Alvarado, La reconstrucción de México. Un mensaje a
los pueblos de América, México, inehrm, 1985 [1919], p. 32. Res-
café, minas, bienes raíces y turismo, muchas veces
pecto a la imagen de Díaz como militar, véase Marion Gautreau, creadas por inversionistas extranjeros.27
“Militar o político: la imagen del presidente durante la Revolu-
ción”, Historias, núm. 68, 2007.
24
Moisés González Navarro, Sociedad y cultura en el Porfiriato,
México, Conaculta, 1994, p. 28. 27
Acerca de Waite, véase Francisco Montellano, C. B. Waite, Fotó-
25
Acacia Ligia Maldonado Valera, op. cit., p. 147. grafo. Una mirada diversa sobre el México de principios del siglo
26
Teresa Ramos Sánchez, citada por Acacia Ligia Maldonado Va- xx, México, Grijalbo, 1994. Respecto a Scott, véase Beatriz Ma-
lera, op. cit., p. 154. lagón Girón, “La fotografía de Winfield Scott. Entre la produc-

32
El Porfiriato: del estudio a la calle

Foto 11. Vendedores de verduras, ca. 1905. inah 6030.

Aunque sus motivos fueron los de celebrar la La suerte de los infantes atraía la atención es-
creación de un nuevo y dinámico México, además pecial de los fotógrafos extranjeros: niñas y niños
de atraer turistas a lugares exóticos (pero seguros), en harapos se acurrucan tanto en el campo como en
algunas de las fotos de Waite y Scott fueron al mis- las calles de la ciudad; familias enteras se encuen-
mo tiempo índices de la pobreza y el subdesarro- tran ocupadas en un despiojamiento colectivo; un
llo aplastantes en el cual vivía mucha gente en Mé- niño minero se para en medio de una foto toma-
xico. No faltaban imágenes que celebraban el lujo da en la profundidad de la mina28 (foto 15). Varias
de los hacendados, como el dueño de la hacienda de imágenes apuntan hacia un complejo entretejido
Ataquiza (foto 12). Pero fotos de campesinos des- de pobreza y pornografía todavía sin investigar:
calzos parados en medio de tal opulencia, con sus un niño cubierto con sólo un saquito pide con la
mujeres atrás limpiando el piso de rodillas (foto 13), mano extendida “Déme un centavo”; dos niños
o sentados enfrente de su sencilla choza (foto 14), están de pie en medio de un escenario de miseria,
documentaban las abismales diferencias de clase los genitales del niño expuestos por falta de ropa;
del Porfiriato. niñas bañándose en un riachuelo cubren penosa-

ción comercial y la calidad estética de la fotografía”, tesis de doc-


torado, unam, 2003. 28
Véanse las fotos en Francisco Montellano, op. cit., pp. 41-44.

33
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 12. Hacienda de Ataquiza, Jalisco, ca. 1905; Winfield Scott. inah 120452.

Foto 13. Campesinos en el patio de una hacienda; ¿C. B. Waite? inah 120001.

34
El Porfiriato: del estudio a la calle

mente sus genitales y sus pechos aún sin desarro- cial, porque el fotógrafo fue liberado y el perió-
llar29 (foto 16). dico explicaba que todo fue debido a “una mala
No se sabe si imágenes como éstas entraron interpretación”; al mismo tiempo daba ejemplos
en el bien-desarrollado mercado de la pornogra- de la fotografía preferida por el régimen: “El se-
fía de Europa, donde las tarjetas postales eróticas ñor Waite no se dedica a ese género de trabajos,
de niñas quintuplicaban las de adultas.30 El caso es sino que por el contrario, hace tiempo que se da a
que C. B. Waite fue arrestado en 1901 por intentar recorrer el país para tomar vistas de los más her-
mandar a través del correo mexicano fotografías mosos y notables monumentos, de los paisajes más
de niños “desnudos completamente, presentando pintorescos y los mejores edificios de México”.32
sus deformados cuerpos sin velo alguno” y pasó El Centenario de la Independencia, celebrado
tres días en la cárcel para violar el código postal durante el mes de septiembre de 1910, constituía
en contra de imágenes “indecentes”.31 El articulis- “el último vals” del Porfiriato. El régimen gastó
ta de El Imparcial fustigaba en contra de “excur- una fortuna para demostrar a invitados extranje-
sionistas [que] andan buscando lo más ridículo, lo ros lo desarrollado, moderno y cosmopolita que
más degenerado y lo más miserable, exhibiéndo- era la ciudad de México. La participación de mu-
nos en un estado de falta de cultura y barbarie, en chos fotoperiodistas que pronto estarían fotogra-
que no nos encontramos por fortuna” y acusaba fiando la Revolución fue clave, entre ellos, Manuel
a un tal “J. G. Wheite” de haber buscado escenas Ramos, Agustín Víctor y Miguel Casasola, Geróni-
“que seguramente hablaban de México muy mal[:] mo Hernández, Samuel Tinoco, Ezequiel Álvarez
[…] chozas miserables, la imprescindible molen- Tostado, Eduardo Melhado y Heliodoro J. Gutié-
dera, el mecapalero, al aguador o el ebrio de todos rrez, quienes publicaron sus imágenes en los pe-
los excursionistas”. Según El Imparcial, Waite “ha- riódicos, las revistas ilustradas y los múltiples vo-
bía procurado encontrar tipos de mujeres desgre- lúmenes suntuosos dedicados a la celebración.33
ñadas, sucias, desgarradas en sus ropas y hombres La iluminación de ciertas partes de la ciudad fue
degenerados por todos los vicios”. Sin embargo, un protagonista central y una metáfora visual del
un funcionario del gobierno, consciente de los Centenario, ya que la nueva ciudad “ideal” había
servicios que Waite había proporcionado al Porfi- sido extensamente electrificada y muchos edificios
riato, debe haber llamado a la policía y a El Impar- oficiales fueron profusamente iluminados por “to-
rrentes de electricidad”; como escribió Genaro Gar-
29
Véase Georgina Rodríguez Hernández, “Niños desnudos en el cía en la Crónica Oficial: “La ciudad se envolvía en
Porfiriato”, Luna Córnea, núm. 9, 1996, y Francisco Montellano,
op. cit., p. 81.
un manto de brocados cintilantes, de pedrerías
30
Acerca de la pornografía infantil en Europa, véase Susan H. Ed-
wards, “Pretty Babies. Art, Erotica or Kiddie Porn?”, History of
Photography, vol. 18, núm. 1, 1994, pp. 38-46. 32
“El asunto del fotógrafo Waite”, El Imparcial, 8 de junio de 1901,
31
“Las hazañas de un fotógrafo. Circulación de retratos pornográ- p. 2.
ficos”, El Imparcial, 5 de junio de 1901, p. 2. Winfield Scott fue 33
Véase la lista en Eduardo Ancira, “Fotógrafos de la luz aprisio-
acusado en Estados Unidos de haber fotografiado desnudas a nada”, en Fernando Aguayo y Lourdes Roca (eds.), Imágenes e
jóvenes inmigrantes chinas; véase Beatriz Malagón Girón, op. investigación social, México, Instituto de Investigaciones Dr. José
cit., pp. 279-285. María Luis Mora, 2005, p. 347.

35
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 14. Campesinos, altiplano central, ca. 1907; Winfield Scott. inah 458159.

Foto 15. Mineros, ca. 1905; ¿Winfield Scott? agn.

36
El Porfiriato: del estudio a la calle

Foto 16. Niñas bañándose, ca. 1905; C. B. Waite o Winfield Scott. inah 120026.

37
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

que fulguraban como collares de esmeraldas, como blos alrededor del Distrito Federal y, además, a los
sartas de diamantes, como hileras de rubíes: un zapatistas.36 En los años veinte y treinta, construyó
verdadero manto de luz, cuyas inmensas lenguas lo que algunos estudiosos de la fotografía mexica-
de fuego ascendían al cielo, cual si la ciudad se na han considerado “un sistema gráfico de lo me-
consumiera en un vasto incendio o consagrara en xicano” y un “vocabulario visual mexicanista” que
una pira colosal el recuerdo de sus héroes”.34 constituye “las bases para la formación de la iden-
Las fotografías de la ciudad iluminada deben tidad mexicana”.37 Su visión romántica y bucólica
haber ofrecido una muestra doble de la moderni- se plasmó en un estilo decimonónico que se en-
dad: testificaban tanto la capacidad eléctrica de frentará fundamentalmente con la fotografía mo-
México como demostraban las aptitudes de los fo- derna de Edward Weston, Tina Modotti y Manuel
tógrafos que tomaron las imágenes (foto 17). Hugo Álvarez Bravo. Quizá Brehme empezó a explorar
Brehme era especialmente dotado en sus habi- esa veta folclórica durante el Centenario, con sus
lidades técnicas. Llegó de Alemania en 1906 y en los fotos de indígenas vestidos de “Gran Señor Mexi-
años venideros volvería a ser uno de los fotógrafos ca” que captó en medio del Gran Desfile Histó-
más importantes en México.35 Aunque falta inves- rico38 (foto 18).
tigación, se puede apreciar por las fotos que sobre- Entrar disfrazado como aristócrata de una ci-
vivieron que hizo bastantes imágenes durante vilización antigua fue una de las pocas maneras
la Revolución: cubrió los tumultos en la Plaza de la en que un indígena pudo ver las actividades del
Constitución al caer Díaz, el maderismo en el po- Centenario, porque los menos privilegiados de la
der, la Decena Trágica, la invasión norteamerica- sociedad porfiriana fueron en gran parte exclui-
na de Veracruz, la entrada de los constitucionalis- dos de las festividades.39 Sin embargo, no era una
tas y de los convencionistas en la ciudad de México experiencia nueva para ellos, ya que habían sido
en 1914; fotografiaba diferentes grupos de los pue-
36
Véase una selección de fotos en Claudia Cabrera Luna, Mayra
Mendoza Avilés, Friedhelm Schmidt-Welle y Arnold Spitta, (eds.),
34
Genaro García (ed.), Crónica oficial de las fiestas del primer cen- Hugo Brehme y la Revolución Mexicana/und die Mexikanische
tenario de la independencia de México, México, Centro de Estu- Revolution, México-Alemania, daad/inah/Sinafo, 2009.
dios de Historia de México Condumex, 1991, facs. de la publi- 37
Las referencias a la importancia de Brehme en la construcción
cación de 1911 por el Museo Nacional, p. 150. Véase también, de un nacionalismo visual son numerosas. Véase José Antonio
Alfonso Morales, “Luces y sombras del Centenario I”, Luna Cór- Rodríguez, “La construcción de un imaginario”, Hugo Brehme.
nea, núm. 12, 1997, pp. 67-71. Fotograf-Fotógrafo, op. cit., p. 39; Jesse Lerner, “La exportación
35
Véase mi discusión de Brehme en Looking for Mexico: Modern de lo mexicano: Hugo Brehme en casa y en el extranjero”, y Ma-
Visual Culture and National Identity, Durham, Duke University yra Mendoza Avilés, “La colección Hugo Brehme”, en “Hugo
Press, 2009, pp. 77-82. La bibliografía sobre Brehme empieza a Brehme. Los prototipos mexicanistas”, op. cit., pp. 30 y 43, como
crecer, pero falta mucha investigación sobre esta figura clave de también Blanca Garduño Pulido, “Persistentes imágenes de Mé-
la fotografía mexicana. Véase fotografías de Brehme en México xico”, en México: una nación persistente…, op. cit., p. 15.
pintoresco, México, Porrúa/inah, 1990 [1923]; Pueblos y paisajes de 38
Esta y otras fotos de Brehme son parte de una importante colec-
México, México, Porrúa/inah, 1992; México: una nación persis- ción desconocida, el Hoffman que fue adquirido por el inah en
tente. Hugo Brehme, fotografías, México, Conaculta/inba, 1995; el transcurso de las actividades para el Centenario.
Hugo Brehme. Fotograf-Fotógrafo, Berlín, Verlag Willmuth Aren- 39
Véase la foto de las tropas que separan el pueblo de los ricos,
hövel, 2004, y “Hugo Brehme. Los prototipos mexicanistas”, un quienes tienen los mejores puestos para ver el desfile histórico,
número monográfico de Alquimia, núm. 16, México, inah, “La fiesta interrumpida”, Proceso Bi-Centenario, 6, septiembre
2002-2003. de 2009, pp. 28-29.

38
El Porfiriato: del estudio a la calle

Foto 17. Compañía de Luz y Fuerza iluminada para el Centenario;


Distrito Federal, septiembre de 1910; Hugo Brehme. inah Hoffman-Brehme, 004.

Foto 18. “Un gran señor mexica”, gran desfile histórico, Fiestas
del Centenario, Distrito Federal, 15 de septiembre de 1910;
Hugo Brehme. inah Hoffman-Brehme, 017.

39
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 19. Policía y pobres enfrente de un baño público;


Distrito Federal, ca. 1910. inah 673264.

vetados del imaginario construido por la prensa Green, dueño de la Cananea Copper Company,
porfiriana desde mucho antes. Dada su ausencia y Rafael Izábal, gobernador de Sonora, intentan
del mundo mediático porfiriano, ¿quién sabe qué convencer a los obreros para que vuelvan a las mi-
motivó al fotógrafo a sacar esta imagen enigmáti- nas (foto 20). No se sabe quién fue el fotógrafo,
ca de los pobres y la policía afuera de un baño pú- aunque bien podría haber sido un norteameri-
blico? (foto 19). ¿Fue para alabar el trabajo de las cano que acompañaba a los vigilantes norteame-
fuerzas del orden, que mantenían a los pobres a ricanos armados, parados enfrente de la tienda
raya? ¿O fue una denuncia de cómo los de abajo de raya en un testimonio a la injerencia neoco-
eran acorrolados y hostigados por la policía? Ha- lonial. La imagen fue hecha como parte de una
bía poco espacio para las masas en los medios del serie de veinte postales que circulaban amplia-
Porfiriato, pero un mar de fondo de rebeldía pre- mente y el autor fue sin duda un colega y ante-
paraba el escenario para su aparición. cedente de Walter Horne, quien pronto estaría
Una imagen que muestra esa incipiente su- produciendo cinco mil postales al día sobre la Re-
blevación es la foto en la cual el coronel William volución y las tropas norteamericanas en la fron-

40
El Porfiriato: del estudio a la calle

Foto 20. Coronel William Green, dueño de la Cananea Copper Company, y Rafael Izábal,
gobernador de Sonora, intentan convencer a los obreros para que vuelvan a las minas. Detrás de ellos,
frente a la tienda de raya, se encuentra un grupo de rangers y voluntarios norteamericanos armados;
Comisaría de El Ronquillo, Cananea, Sonora, 2 de junio de 1906. Archivo de John Mraz.

tera.40 Las postales de Cananea pudieron haber foto.41 Así, esta foto adelanta varias cosas: la rebe-
sido recuerdos para los voluntarios de Arizona, lión de masas que pronto estallaría en el país, la
pero para el editor del periódico El Correo de debilidad semántica de las fotografías que se pres-
Chihuahua tenían otro significado: Silvestre Te- tará a utilizarlas según el contexto y la infiltración
rrazas publicaba una imagen de los norteameri- de fotógrafos y cineastas de Estados Unidos que
canos para criticar la versión oficial de la huelga; vendrán a cubrir la primera gran revolución so-
fue la primera vez que su periódico imprimía una cial en el mundo moderno.

40
Paul J. Vanderwood y Frank N. Samponaro, Los rostros de la ba-
talla. Furia en la frontera. México en 1910-1917, trad. de María 41
Rodney D. Anderson, Outcasts in Their Own Land: Mexican In-
Elisa Moreno C., México, Grijalbo/Conaculta, 1993, pp. 86-87; dustrial Workers, 1906-1911, DeKalb, Northern Illinois Univer-
véase las postales, 32, 139 y 140. sity Press, 1976, p. 177.

41
Representar la Revolución

Representar la Revolución

La Revolución Mexicana cambió la faz del país. Porfirio Díaz en mayo de 1911. Combatientes con
De repente, la gente común aparecía en fotogra- cananas cruzadas fueron sólo las apariciones más
fías, periódicos, revistas ilustradas y películas do- espectaculares (foto 23). En la medida en que la di-
cumentales, con una fuerza tal que salieron del pa- sidencia e inquietud se esparcía, acontecimientos
pel de “tipo popular” dentro del cual habían sido espontáneos reemplazaron los eventos mediáti-
metidos con calzador (foto 21). Ahora bien, las con- cos previamente planeados: imágenes de costure-
venciones de la fotografía de estudio seguían para ras en huelga y pueblerinos protestando en contra de
los que las conocían, como se puede apreciar en la los caciques tradicionales aparecieron junto con las
pose que Roque González Garza (apodado el Divi- bien conocidas fotos de las actividades de los aco-
no Rostro) asumía al poner su cabeza en el ángulo modados en las revistas ilustradas.3
altanero preferido por los Grandes Hombres, como La gran mayoría de los fotoperiodistas —so-
si fuera indiferente a la cámara o a los espectado- bre todo en la capital— compartían las posiciones
res; los otros, los nuevos protagonistas ignorantes conservadoras, pero siempre oportunistas, de los
de las poses requeridas, devolvían la mirada de la periódicos y las revistas que pagaban sus salarios
cámara.1 Además, al principio, las formas estable- y proporcionaban tanto los materiales como un lu-
cidas pesaban tanto que algunos fotógrafos, como gar en donde publicar sus imágenes. Otros fotó-
E. Herrerías, pensaban en el mercado para “tipos grafos se vincularon con los movimientos revo-
revolucionarios”2 (foto 22). Los de abajo empeza- lucionarios, comprometiéndose con líderes que
ron a juntarse en las publicaciones con los trajea- rápidamente reconocieron la importancia de dis-
dos y los vestidos victorianos que habían dominado tribuir sus semblantes como propaganda para sí
tanto en las representaciones porfirianas, aunque mismos y sus causas; los caudillos emplearon a fo-
las revistas seguían refiriéndose a los maderistas tógrafos y cineastas, comúnmente mexicanos, y
como bandidos y sediciosos hasta la renuncia de los incluían en sus filas. Extranjeros con cámaras
venían en tropel para cubrir una guerra que fue
noticia en todo el mundo y en la cual la falta de
1
El apodo de González Garza fue mencionado por Miguel Ángel
Berumen en, 1911. La batalla de Ciudad Juárez/II. Las imágenes, censura les permitía acceso a todos los frentes. Las
Ciudad Juárez, Cuadro por Cuadro, 2003, p. 192.
2
E. Herrerías tomó otras fotos más documentalistas: la caballería 3
Véase La Semana Ilustrada, núm. 108, 24 de noviembre de 1911,
de Lucio Blanco (inah 373894) y maderistas “volando un puen- que documenta la huelga, “inusitado en México”, y las protestas
te” (inah 373892). en Huatusco.

43
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 21. Pascual Orozco y su Estado Mayor; Chihuahua, abril de 1911. inah 34289.

Foto 22. “Tipos revolucionarios”. Ciudad Juárez, Chihuahua,


mayo de 1911; E. Herrerías. inah 373891.

44
Representar la Revolución

Foto 23. Herculano de la Rodia y Clara Rodia de Peña, ricos mineros de Durango
que se alzaron en contra de la dictadura, 1911. inah 186519.

45
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 24. Leonides Corral, líder villista; Bustillos,


Chihuahua, mayo de 1911; E. Herrerías. inah 373897.

fotografías fueron publicadas en periódicos y re- dos para hacerlo, como queda documentado en
vistas ilustradas y, además, en forma de postales las imágenes de El jefe Corral en el norte y de Jesús
que constituía un enorme mercado tanto dentro Figueroa, miembro de una familia de caciques en
como fuera del país. Los noticieros y las compila- Guerrero (fotos 24 y 25). Aunque mucha de la
ciones documentales se volvieron muy populares evidencia de tal obsesión es circunstancial —por
y algunos fotógrafos trabajaban tanto en el cine ejemplo, las múltiples fotos hechas por José Mora
como en la fotografía. de Pablo González vestido como aviador para de-
mostrar su modernidad o trepado en las pirámides
para vincularlo con las raíces más profundas de la
Los caudillos y la fotografía mexicanidad— existen unos pocos testimonios que
la demuestran.4 Un observador particularmente
Los líderes parecen no sólo haber entendido el
4
Agradezco a Abraham Guerrero sus investigaciones en archivos
poder de los medios modernos, sino haber tenido de Monterrey y Coahuila que revelaron este aspecto de Gonzá-
una fascinación por retratarse, además de los fon- lez, además de nuestras conversaciones sobre el tema.

46
Representar la Revolución

Foto 25. Jesús Figueroa y sus soldados, Guerrero, 1911. inah 36793.

agudo fue Martín Luis Guzmán, un intelectual bien que el Primer Jefe, molesto de topar a cada
que estuvo cercano a muchos de los líderes revo- paso con los retratos de Madero, aspiraba a susti-
lucionarios. Fue Guzmán quien describió mejor la tuirlos por otros?5
insistencia de Venustiano Carranza en hacerse re-
presentar: La atracción que ejercía la cámara para Ca-
rranza es conocida; en muchas fotos asume la
La Historia no determina aún lo que había en el pose clásica de mirar para otro lado, como Gon-
fondo de la afición de don Venustiano a retratar- zález Garza hace en la foto 21. Quizá la afinidad
se: si un sentimiento primario o un recurso po- de Salvador Alvarado es menos divulgada, pero
lítico de naturaleza oculta y trascendente. ¿Se Guzmán es quien, otra vez, nos proporciona una
complacía Carranza en su propia imagen, cono- descripción apta:
cedor tal vez del poder atractivo descubierto en
sus rasgos por la oratoria de la “barba florida”? 5
Martín Luis Guzmán, El águila y la serpiente, México, Colección
¡Tierno narcisismo de sesenta años! ¿O sería más Málaga, 1978 [1928], p. 337.

47
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Se conocía a primera vista que Alvarado era me- […] Durante la hora siguiente estuve tomando
galómano, pero megalómano honrado, es decir, fotografías del general Urbina de pie, con espada y
de los que no ocultan la megalomanía ni la disfra- sin ella; el general Urbina cabalgando sobre tres
zan: tenía sobre su escritorio un completo arsenal caballos distintos; el general Urbina con su familia
de fotografías suyas, en multitud de tamaños, pos- y sin ella; los tres niños del general Urbina, a caba-
turas y formas; las había de formato “imperial” y llo y a pie; la madre del general Urbina; la amante
formato “visita”, en tarjeta y sin ella, de uniforme del general Urbina; toda la familia armada con es-
y de paisano, de busto y de cuerpo entero, de kepis y padas y pistolas; también el fonógrafo —traído a
sin kepis. […] Y ya a punto de despedirnos resol- propósito—, y uno de los niños sosteniendo un
vió, espontáneamente, regalarnos sendas fotogra- cartel donde estaba escrito con tinta: “General To-
fías suyas. Para esto nos miró en grupo a los tres y más Urbina R”.7
luego, considerándonos despacio, uno en pos de
otro, dijo con llaneza: “A ver: ¿cuál debo darle a Así, la fotografía de la Revolución se producía
cada quién?” En uno de los de mayor formato es- por una variedad de razones complejas y dialécti-
tampó enorme firma y se lo tendió a Miguel Ale- cas. Por un lado, los caudillos entendían la necesi-
ssio Robles. Otro, no tan grande, lo firmó con cierta dad de emplear los medios modernos para pro-
mesura y se lo dio a [Eduardo] Hay; y, por último, mover sus causas y, al mismo tiempo, su amor
me alargó a mí, tras de escribir una pequeña firma propio y egolatría les impulsaba a tener a los fotó-
cuidadosa, uno de los más pequeños y de menor grafos a la mano, documentando sus hazañas his-
aparato escénico. A su juicio, nos había calado, aca- tóricas. Por otro lado, los fotógrafos y las fotógra-
baba de pesarnos, con los ojos, como en balanza fas con una conciencia política veían la posibilidad
de precisión.6 de poner su arte al servicio de los principios en los
cuales creían. Asimismo, en la medida en que la
Para John Reed bastaban unos meses en el nor- Revolución se alargaba y se hacía más cruenta, la po-
te de México para enterarse de la disposición de larización de las fuerzas requería que se tomara
los caudillos para hacerse retratar. Narraba sus partido, que se declarara de qué lado se estaba, y a
experiencias con Tomás Urbina de la siguiente cuál caudillo o ideas servían. En algunos casos, los
manera: compromisos de los fotógrafos y fotógrafas son
transparentes; en otros aparecen velados por la
El general Urbina estaba platicando en el patio “neutralidad” ostensible de la prensa. Sin embar-
con su querida, una bellísima y al parecer aristo- go, en una situación revolucionaria, nadie se pue-
crática mujer, con una voz que recordaba a un se- de dar el lujo de mantenerse al margen, de quedar-
rrucho. Cuando me vio vino y me estrechó la mano se afuera de la contienda; la pregunta insistente es:
diciendo que deseaba le tomara algunas fotogra- ¿de qué lado estás?
fías. Le contesté que ése era mi objetivo en la vida.
7
John Reed, México insurgente, trad. de Manuel Dávila, México,
6
Ibidem, pp. 89-90. Océano, 2004, pp. 57-58.

48
Fotografiar a la
El mito de los Revolución Mexicana: compromisos e íconos
Casasola

El mito de los Casasola

La historia se construye, se desconstruye y se re- El mito de los Casasola empezó a establecerse


construye en un proceso interminable. Así, para en México durante los años veinte, pero tenía su
entender los muy variados papeles que desempe- génesis en las prácticas de Agustín Víctor Casasola
ñaron los fotógrafos dentro de la Revolución Mexi- durante la lucha armada. Parece que el fotoperio-
cana, tenemos que empezar por una reflexión crí- dista estaba menos interesado en hacer un com-
tica de lo que hemos aceptado como una verdad promiso con una causa que en desarrollar estrate-
indiscutible, que el investigador Ignacio Gutiérrez gias para competir con la miríada de fotógrafos
resumía en pocas palabras: “Hasta la fecha se afir- extranjeros y en asegurar que las fotografías esta-
ma genéricamente que ‘Los Casasola son los fotó- rían accesibles para futuros usos, tanto comercia-
grafos de la Revolución mexicana’”.1 Quizá no sería les como históricos. En 1912 fundó la Agencia Me-
muy exagerado decir que los Casasola acapararon xicana de Información Gráfica, donde acumulaba
la fotografía de la lucha armada como el partido imágenes de muchas fuentes, empezando por el
gobernante acaparó la Revolución misma. Así, la archivo de El Imparcial, que cerró en 1914.
historia oficial inventaba a la Familia Revoluciona- Agustín Víctor fue tanto un empresario como
ria para tapar el hecho de que la lucha armada se un fotoperiodista; contrataba a trabajadores de la len-
definió por la guerra entre los revolucionarios, quie- te y, además, compraba y copiaba fotos. Esto in-
nes luchaban entre sí hasta la muerte.2 De una ma- vita a la comparación con el norteamericano Ma-
nera similar, la “objetividad” de la fotografía de thew Brady, quien se refería a sí mismo como un
los Casasola escondía el hecho de que muchas de las “impresario” mientras organizaba un cuerpo de
imágenes de la Revolución más interesantes fue- veinte fotógrafos para cubrir la Guerra Civil en Es-
ron producidas por fotógrafos comprometidos con tados Unidos (1861-1865).3 Asimismo, podría-
las diferentes fuerzas. mos decir de Agustín Víctor lo que el historiador
Alan Trachtenberg dijo de Brady: “Más que nin-
gún otro norteamericano, Brady dio forma al pa-
1
Ignacio Gutiérrez Rubalcava, “Los Casasola durante la posrevo- pel del fotógrafo como historiador de la nación”.4
lución”, Alquimia, México, inah, núm. 1, 1997, p. 37.
2
Sobre la historia oficial, véase Adolfo Gilly, “Memoria y olvido,
razón y esperanza: sugerencias para el estudio de la historia de las 3
Naomi Rosenblum, A World History of Photography, Nueva York,
revoluciones”, Brecha, núm. 1, 1986; respecto a la creación de la Abbeville Press, 1989, p. 184.
Familia Revolucionaria, véase Thomas Benjamin, La Revolución 4
Alan Trachtenberg, Reading American Photographs. Images as
Mexicana: Memoria, Mito e Historia, México, Taurus, 2003. History: Mathew Brady to Walker Evans, Nueva York, Hill and

49
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

El negocio de los Casasola fue típicamente mexi- sentado en ese papel —por lo menos implícita-
cano, creado en torno a la familia. Agustín Víctor mente— cuando en 1921 no dio crédito a los fo-
fundó la agencia con su primo, Gonzalo Herre- tógrafos cuyas imágenes están en el Albúm histórico
rías, e incorporó a miembros de la familia: sus hi- gráfico, práctica que Gustavo seguía con todas las
jos, Gustavo, Ismael, Agustín y Mario, además de publicaciones que salían del Archivo Casasola.8
sus hijas, Dolores y Piedad, y a su hermano Mi- Sin embargo, parece que fue hasta 1926 cuando
guel. Entre los fotógrafos que parecen haber tra- Agustín Víctor se presentara como el fotógrafo
bajado para él o haberle vendido imágenes se en- que había documentado la Revolución en su to-
cuentran Eduardo Melhado, Abraham y José María talidad, al afirmar en una entrevista que había par-
Lupercio, Samuel Tinoco, Gerónimo Hernández, ticipado en “todas las fases de la época revolu-
Víctor León, Luis Santamaría, Manuel Ramos, An- cionaria y muy particularmente en la actuación
tonio Garduño y Hugo Brehme.5 Además, una re- del constituyente y la de don Venustiano Carran-
visión de las imágenes en el Fondo Casasola deja za, en Querétaro, adonde fui a pasar una larga tem-
claro que Agustín Víctor sistemáticamente repro- porada”.9 Con la muerte de Agustín Víctor en
grafiaba fotos impresas e imágenes de las revistas 1938, el escritor del obituario hizo su contribu-
ilustradas —práctica común entre los fotoperio- ción: “Desde que la Revolución se inició, Casaso-
distas establecidos— como la de los niños lloran- la, llevando su cámara a cuestas, y como ‘cirineos’
do, tomada por Samuel Tinoco y originalmente a sus hijos y a su hermano Miguel, se convirtió
publicada en Novedades 6 (foto 26). en el fotógrafo oficial de diferentes Divisiones y
El hecho de que Agustín Víctor no fuera muy Brigadas revolucionarios”.10 En 1988 el pri con-
abierto al identificar a los autores de las imáge- sagró el mito de Casasola, al elogiarlo en un li-
nes de su archivo es la razón por la cual él fuera bro, Agustín Víctor Casasola, que era parte de una
considerado durante años como “El fotógrafo por serie, “Nacionalismo cultural. Forjadores de Mé-
antonomasia de la Revolución”.7 Se había pre-
8
Álbum histórico gráfico: contiene los principales sucesos acaecidos
Wang, 1989, p. 33. durante las épocas de Díaz, De la Barra, Madero, Huerta y Obre-
5
Olivier Debroise, Fuga mexicana. Un recorrido por la fotografía gón, México, Agustín V. Casasola e Hijos, 1921. Ignacio Gutié-
en México, México, Conaculta, 1994, 156; Sergio Raúl Arroyo y rrez argumenta que, “Agustín Víctor Casasola afirmaba en el pró-
Rosa Casanova, “Los Casasola. La épica cotidiana”, en Mirada y me- logo de su Álbum histórico gráfico ser el fotógrafo de la Revolución
moria. Archivo fotográfico Casasola. México: 1900-1940, México, Mexicana”, Gutiérrez Rubalcava, op. cit., p. 37. Sin embargo, las
Conaculta/inah/Turner, 2002, p. 207. copias del Álbum que yo he visto no contienen esa afirmación.
6
Novedades, 22 de enero de 1913. Para un ejemplo de otro foto- Además, es dificil imaginar que él hubiera escrito algo así muy
periodista que también refotografiaba imágenes, véase la copia pocos años después de haber terminado la lucha armada, por-
que hizo (y firmó) Antonio Garduño de una de las fotos de la que los fotoperiodistas cuyas imágenes se encuentran en el ar-
famosa reunión de Madero en la Casa de Adobe (inah 33506), chivo de Casasola hubieran protestado.
publicada en Alejandro Rosas, “El primer jefe”, Relatos e histo- 9
Luis G. Moreno Irázabal, “Figuras del periodismo mexicano.
rias en México, núm. 9, 2009, pp. 40-41; Miguel Ángel Berumen Don Agustín Víctor Casasola”, El Demócrata, 11 de abril de
publica la misma foto firmada por “fk”, 1911. La batalla de Ciu- 1926, Sección revista, p. 6. Obviamente, cuando se hizo el con-
dad Juárez/II. Las imágenes, Ciudad Juárez, Cuadro por Cuadro, greso de Querétaro, la lucha armada había acabado en gran par-
2005, p. 86. te y los constitucionalistas habían ganado.
7
Marion Gautreau, “La Ilustración Semanal y el Archivo Casaso- 10
“Murió ayer Agustín Víctor Casasola, el decano de los fotógra-
la”, Cuicuilco, vol. 14, núm. 41, 2007, p. 115. fos de México”, La Prensa, 31 de marzo de 1938, p. 21.

50
El mito de los Casasola

Foto 26. Niños lloran junto a zapatistas fusilados en Ayotzingo, enero de 1913;
Samuel Tinoco; Novedades, 22 de enero de 1913. inah 63752.

xico”.11 Allí se le nombró, “El cronista gráfico de cha épica: “Casasola estuvo en todas partes, con
la Revolución Mexicana”, y se insistió en que “Ca- Pascual Orozco y con Felipe Ángeles, ahora fren-
sasola llevó la cámara a todos los rincones donde te a Huerta, y más tarde junto a Carranza; pero
la historia se desarrolló […] y en toda actividad cuando el don de la ubicuidad le fallaba, buscaba
cívica y militar del movimiento armado”.12 Anto- a los compañeros más afortunados y, sin comple-
nio Rodríguez, un agudo crítico de arte portugués jos de inferioridad, adquiría sus fotos pensando
exiliado en México, intuía que Agustín Víctor en la colección documental que proyectaba do-
debía haber adquirido imágenes de otros fotó- nar al futuro para que una página de la historia
grafos, y le dio crédito por la previsión histórica de México no quedara vacía”.13
de construir un archivo con el cual contar la lu- Otra estrategia para explicar las dificultades
que tales peregrinaciones hubieran representado
11
Agustín Víctor Casasola, México, Partido Revolucionario Insti-
tucional, 1988.
12
Ibidem, pp. 7 y 12. 13
Citado en Agustín Víctor Casasola, op. cit., p. 11.

51
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

era extender la tarea a toda la familia. Gustavo Ca- Víctor salió del Distrito Federal para acompañar a
sasola inició esa táctica en 1960, cuando afirmó Porfirio Díaz cuando el dictador partió al exilio
que “Los Casasola lo mismo estaban en el Norte, en desde Veracruz en 1911 y, según Ignacio Gutié-
el Occidente, en el Sur o en Veracruz durante la rrez, él y/o Miguel tomaron fotos en Morelos du-
Intervención norteamericana captando interesan- rante 1912 de las tropas federales peleando contra
tes escenas de campaña”.14 Un texto en la revista los zapatistas.17 Eventualmente, Agustín Víctor fue
Siempre! seguía esa línea en 1974, insistiendo en a Querétaro vinculado con los constitucionalistas.18
que “Vino la Revolución Mexicana y ya entonces Miguel Casasola aparentemente prefirió dinami-
varios miembros de la familia tomaron parte di- tar trenes para el ejército de Obregón que ser fo-
recta en el trabajo. Unos andaban en el norte de la tógrafo y abandonó su cámara en 1914; sólo re-
república, otros en el sur, otros más en el noroeste gresó a la fotografía en los años veinte.19 Gustavo
y los demás cubrían la capital de México. En mu- fue a cubrir la Convención de Aguascalientes a
chas ocasiones don Agustín, que formaba parte la edad de 14, pero los otros hijos de Agustín Víc-
como fotógrafo de la 24 Brigada que estaba a car- tor eran demasiado jóvenes para poder hacer cual-
go del general Federico Monte, se desconectaba quier cosa excepto ayudar en el laboratorio. Mis
por las circunstancias con el Ejército Constitu- propias experiencias en el Archivo Casasola me
cionalista y quedaba cortado en el campo militar han dejado con la impresión de que la fotografía
de las fuerzas de Villa”.15 El escritor chambista del de Agustín Víctor durante la Revolución fue una
libro que el pri publicó sobre Agustín Víctor tam- extensión de las imágenes político-sociales que
bién intentó extender la cobertura a la familia en- había hecho de la clase en el poder para El Impar-
tera: “Los miembros de la familia Casasola toma- cial: el caudillo en turno —Díaz, Madero, Huerta,
ron parte directa en el trabajo. Unos se fueron al Villa, Zapata, Carranza, Obregón— y sus estados
norte del país, al sur, al noreste y otros en la capi- mayores, así como fotos de sus seguidores y muje-
tal cubrieron ampliamente el movimiento arma- res. Han confirmado mis sospechas estudios que
do”.16 Sin embargo, aunque se repite este mito has- comparan los negativos del archivo con los crédi-
ta el cansancio, la estrategia es problemática, ya que tos que se dieron a las fotos publicadas en su mo-
sólo Miguel y Gustavo (nacido en 1900) hubieran mento.20 Mis investigaciones en las revistas ilus-
tenido la edad para poder participar durante la lu-
cha armada. 17
Ignacio Gutiérrez Ruvalcaba, “A Fresh Look at the Casasola Ar-
Estudios recientes parecen indicar que la fo- chive”, History of Photography, vol. 20, núm, 3, 1996, p. 193.
18
Sergio Raúl Arroyo y Rosa Casanova, op. cit., p. 205; Ignacio Gu-
tografía de la Revolución por los Casasola se limi- tiérrez Ruvalcaba, “A Fresh Look…”, op. cit., pp. 193-194.
tó mayormente a la ciudad de México. Agustín 19
Adriana Malvido, “Relata la familia Casasola el devenir de su
archivo de fotos”, La Jornada, 21 de noviembre de 1991, p. 24.
20
Véase Ignacio Gutiérrez Ruvalcaba, “A Fresh Look…”, op. cit., p.
14
Gustavo Casasola, Historia gráfica de la Revolución Mexicana, 193; Marion Gautreau, “La Ilustración Semanal”, op. cit., p. 130,
vol. 4, México, Trillas, 1960, p. 2323. “El Archivo Casasola y la representación de la Revolución Mexi-
15
“Don Agustín Casasola Velasco”, Siempre!, 31 de julio de 1974, p. cana”, inédito, 2006, y “Questionnement d’un symbole: Agustin
67. Victor Casasola, Photographe de la Revolution Mexicaine”, tesis
16
Agustín Víctor Casasola, op. cit., p. 11. de maestría, Université Paris Sorbonne, 2007.

52
El mito de los Casasola

tradas del periodo indican algo aún más impor- sidera vital para la cuestión de la historia y la
tante: que los fotoperiodistas Abraham Lupercio identidad nacionales: “Están en nuestra vida, en
y Antonio Garduño recibieron muchos más cré- nuestra historia, porque se han integrado ya, indi-
ditos para fotos que Agustín Víctor, y que figuras solublemente, a nuestro patrimonio mexicano”.22
como Ezequiel Álvarez Tostado y Samuel Tinoco El uso que Agustín Víctor hizo del archivo con el
fueron más destacadas que él en el mundo de los Albúm histórico gráfico puso en marcha el proceso
medios modernos. de mitificarlo, pero se consolidó con las grandes
En por lo menos una ocasión parecería que series que Gustavo publica y republica durante más
Agustín Víctor fotografió un combate, cuando él, de cincuenta años: Historia gráfica de la Revolu-
Miguel y otros fotoperiodistas documentaban la ción, Historia gráfica de la Revolución Mexicana y
Decena Trágica. Podría ser que esas imágenes es- Seis siglos de historia gráfica de México.23 El discurso
tén entre las instancias tempranas de fotografía de
combate, aunque fueron anticipadas por las reali- 22
“Casasola”, Siempre!, 3 de julio de 1974, p. 100.
zadas por Jimmy Hare en Cuba durante 1898, la
23
Para un principio de una historia de los libros publicados por
los Casasola —una tarea formidable— véase John Mraz, Loo-
guerra Japón-Rusia de 1905 y las que Hare y otros king for Mexico: Modern Visual Culture and National Identity,
norteamericanos hicieron durante la rebelión de Durham, Duke University Press, pp. 72-76, 192-200 y 226-228;
“Representing the Mexican Revolution: Bending Photographs
Madero en la frontera norte en 1911.21 Sin embar- to the Will of Historia Gráfica”, en Marcy Schwartz y Mary Beth
go, en lugar de considerar a Agustín Víctor como Tierney-Tello (eds.), Photography and Writing in Latin America,
un “fotógrafo revolucionario” habría que concep- Albuquerque, University of New Mexico Press, 2006; “Picturing
Mexico’s Past: Photography and Historia Gráfica”, South Central
tualizarlo como un empresario comprometido Review 21: 3, 2004. Miguel Ángel Berumen ha llevado a cabo
con el negocio, un amante de la fotografía, un vi- nuevas investigaciones en las historias gráficas; véase México:
fotografía y revolución, México, Fundación Televisa/Lunwerg,
sionario de las historias gráficas que han ocupado 2009, pp. 297-301, donde afirma que el Álbum histórico gráfico
un sitio central en la construcción de la identidad fue reeditado en 1933.
Historia gráfica de la Revolución fue publicada por vez pri-
nacional y un fotoperiodista excelente que proba- mera en 1942 y cubría el periodo 1900-1940; véase la entrevista
blemente se sentía más cómodo en publicaciones “Gustavo Casasola: todos nuestros ayeres”, en Cristina Pacheco,
conservadoras. Lo excepcional de Agustín Víctor La luz de México. Entrevistas con pintores y fotógrafos, México:
fce, 1988, pp. 116-125. En los créditos de Historia gráfica de la
fueron sus capacidades organizativas, sus hábitos Revolución, Gustavo Casasola atribuye la recolección de mate-
de trabajo y su habilidad de llevarse bien con todos, riales y la fotografía a Agustín Víctor, haciendo notar que él
(Gustavo) la dirigió y terminó; en los 1950 se publicó una ver-
sobre todo con los del poder. sión de este trabajo. En los 1960, la serie se convirtió en la His-
Antes, Agustín Víctor Casasola fue “El Fotó- toria gráfica de la Revolución Mexicana, con una colección de
cinco volúmenes publicados por Trillas, que cubría el periodo
grafo de la Revolución”; hoy es un signo de in- hasta 1960. En 1973, Trillas lo extendió a un conjunto de diez
terrogación. No obstante, fundó un archivo que volúmenes, que volvió a publicar en 1992; esta serie llevó la
contiene medio millón de imágenes y que se con- Revolución hasta 1970.
Parece que Seis siglos de historia gráfica de México apareció
por vez primera en 1962, y siempre ha sido publicada por Gus-
21
Véase Lewis Gould y Richard Greffe, Photojournalist: The Ca- tavo Casasola. El segundo conjunto fue publicado en 1967-1969;
reer of Jimmy Hare, Austin, University of Texas Press, 1977, pp. la tercera serie apareció en 1971; la cuarta versión fue publicada
100-115. Más recientemente, Miguel Ángel Berumen ha anali- en 1978; la versión más reciente surgió en 1989 y fue publicada
zado la fotografía de este combate, véase 1911…, op. cit. por la Editorial Gustavo Casasola en conjunto con el Consejo

53
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

creado en estas series por la prosa al estilo de los de la Revolución, ¡porque no pueden ser manipu-
almanaques, y la multitud de fotografías (que son ladas como las palabras!27 El formato moderno
presentadas como ventanas al pasado) es eminen- que utiliza Gustavo permite que las fotografías pa-
temente positivista, expresión de la creencia de rezcan como si fueran transparentes y pudieran
Gustavo en su propia capacidad de “observación hablar por sí mismas, aunque —como siempre—
objetiva”.24 Aunque Gustavo dijo que intentó en el contexto creado por la selección de imágenes y
un principio solicitar la ayuda de los historiado- los textos determinan los significados de las fotos.
res, eventualmente decidió que “todos eran ten- Sea cual fuera el compromiso de Agustín Víctor
denciosos y escribían según sus intereses polí- durante la Revolución, las fotos de su archivo han
ticos”; así resolvió escribir él mismo todos los sido empaquetadas en las historias gráficas de una
textos, en una labor “hecha con una idea docu- manera que crea tanto el mito de su autoría como
mental más que política” y “sin aceptar consejos la mentira de su objetividad.
ni ideas de nadie”.25 En un libro que Gustavo publi- Durante el periodo de la lucha armada, Agus-
có acerca de su padre, los artículos que comisionó tín Víctor se enfocó en lograr el reconocimiento
hacen referencia una y otra vez a la “objectividad” para fotoperiodistas, quienes aparentemente no re-
del proyecto Casasola: “La tarea de selección de cibían mucho respeto en el porfiriato. En 1911, fue
las gráficas seguía fiel a la original idea del perio- uno de los fundadores de la primera organización
dista: La objetividad antes que nada”.26 Se afirma de fotoperiodistas, la Asociación de Fotógrafos de
que la intención original de Agustín Víctor en co- Prensa de la Ciudad de México. Al reunirse con el
leccionar un archivo tan vasto ha sido la de pro- presidente interino Francisco León de la Barra, ex-
ducir “una historia objetiva de la historia del presó su adherencia al régimen y su gratitud por
país”; la naturaleza misma de la fotografía ofrece haber “inaugurado la etapa de la libertad de la fo-
un “equilibrio” que va más allá de las “destructi- tografía periodística, casi desconocida aquí”.28
vas” batallas historiográficas sobre el significado Aseguró a De la Barra que el propósito de la Aso-
ciación era el de proporcionar ayuda fraternal, en
Nacional para la Cultura y las Artes. Otras publicaciones de
Gustavo Casasola incluyen Efemérides ilustradas de México de 27
Véanse los ensayos por Mario Luis Altúzar y Mario Orozco Ri-
ayer, México, Editorial Gustavo Casasola, 195?, y Hechos y hom- vera; se encuentran las citas en las páginas 18, 36 y 78. Altúzar
bres de México, anales gráficos de la historia militar de México, escribió el ensayo clave del libro y, sin duda, fue el portavoz de
1810-1980, México, Editorial Gustavo Casasola, 1980, así como Gustavo, ya que su contacto anterior con el Archivo Casasola
al menos cinco biografías ilustradas de Venustiano Carranza, fue cuando vio las fotos en el libro de John Womack, Zapata and
Álvaro Obregón, Emiliano Zapata, Lázaro Cárdenas y Plutarco the Mexican Revolution, NY, Knopf, 1968, p. 37.
Elías Calles, que fueron publicadas en 1974-1975 por la Edito- 28
El discurso de Casasola fue publicado en La Semana Ilustrada, 3
rial Gustavo Casasola. de noviembre de 1911, donde está acompañado por una foto de
24
Gustavo Casasola, “Palabras del autor”, Historia gráfica de la Re- Casasola parado junto al Presidente. Se reproduce en Agustín
volución Mexicana, vol. 1, México, Trillas, 1973, p. vi. Víctor Casasola. El hombre que retrató una época, op. cit., p. 61, y
25
Cristina Pacheco, op. cit., p. 123; Historia gráfica de la Revolución Eduardo Ancira, “Fotógrafos de la luz aprisionada. Asociación
Mexicana, vol. 4, México, Trillas, 1960, p. 2324. de fotógrafos de la prensa metropolitana de la Ciudad de México,
26
Agustín Víctor Casasola. El hombre que retrató una época, 1900- octubre-diciembre de 1911”, Fernando Aguayo y Lourdes Roca
1938, México, Editorial Gustavo Casasola, 1988, passim, p. 34. (eds.), Imágenes e investigación social, México, Instituto de Inves-
Este libro fue subsidiado por Chrysler de México. tigaciones Dr. José María Luis Mora, 2005, p. 348.

54
El mito de los Casasola

Foto 27. El presidente Francisco I. Madero en la primera exposición de fotoperiodismo, con el


fotoperiodista Ezequiel Álvarez Tostado; Distrito Federal, 15 de diciembre de 1911. inah 36629.

55
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

el espíritu de las viejas organizaciones mutualistas presidencial y para desasociarse de los sentimien-
(y no de los nuevos sindicatos que empezaban a tos antimaderistas de sus vínculos en El Imparcial;
aparecer): “No es un block el que queremos for- en la foto del grupo está sentado junto a Madero30
mar, no es la masa industrial que oponga su fuer- (foto 27).
za productora contra las empresas que necesitan y Cuando los fotoperiodistas enfrentaban una
ocupan nuestros servicios, es una cordial agrupa- amenaza, Agustín Víctor salía en su defensa. In-
ción de hombres de bien, de gentes honradas, que tentó entrevistar a Emiliano Zapata en 1912, pero
por trabajar en el mismo ramo […] se han unido dijo que el caudillo rehusó recibirlo y le avisó que
con el lazo de mutualismo, teniendo como base la saliera inmediatamente.31 Así se hizo, pero un tren
fraternidad y la corrección”.29 La actividad princi- en que viajaban otros periodistas fue atacado y
pal de la Asociación parece haber sido la organi- mataron a tres de ellos: Ignacio Herrerías (una fi-
zación de la primera exposición del fotoperiodis- gura importante del periodismo mexicano y pri-
mo en México, a través de la cual Agustín Víctor mo de Agustín Víctor), Humberto León Strauss y
acompañaba al recién elegido Francisco I. Ma- un fotógrafo con el nombre de Rivera. Casasola
dero en un esfuerzo por estar cerca a la figura encabezó la protesta en contra de sus muertes.32

30
Véase la foto publicada en La Semanal Ilustrada, 20 de octubre
de 1911.
31
Luis G. Moreno Irázabal, op. cit., p. 15. Examino este caso en
más detalle en el capítulo “El movimiento zapatista y las cáma-
ras surianas”, pp. 91-115.
32
Véase la foto de Agustín Víctor con la bandera al centro de la
29
La Semana Ilustrada, 3 de noviembre de 1911. protesta, en Agustín Víctor Casasola. El hombre que…, op. cit., p. 63.

56
Fotografiar a la Revolución
Hacia una fotografía de guerra Mexicana: compromisos e íconos

Hacia una fotografía de guerra

El maderismo es uno de los movimientos más fo- escenificar cuidadosamente la reunión de la Junta
tografiados de la Revolución. Eso se debe principal- Revolucionaria en la Casa de Adobe, en Ciudad
mente a la cercanía con Estados Unidos, aunque Juárez, el 30 de abril de 1911, a la cual llegaron
también fue importante el desarrollo de la concien- hasta catorce fotógrafos. Como comentó de ese
cia de Francisco I. Madero de la importancia de los evento el historiador de la fotografía Miguel Ángel
medios modernos. En un principio, Madero fue Berumen: “Madero sabía que las imágenes de él y
hombre de palabras: el libro, La sucesión presiden- su equipo serían publicadas, así que la cara que
cial en 1910; la proclamación de “El plan de San Luis dieran a los fotógrafos jugaría un papel preponde-
Potosí”; sus discursos numerosos. “El Apóstol de rante”.2 En algunas ocasiones el contacto de Ma-
la Democracia” había ganado su apodo por sus ex- dero con la fotografía fue aún más importante que
tensas giras a través de la República y se podría ima- cuestiones de representación. En enero de 1910 la
ginar que su contacto con las masas lo iban con- campaña de Madero llegó a Hermosillo, donde el
venciendo de la importancia de los nuevos medios fotógrafo Jesús H. Abitia logró reunir a unos par-
visuales. Durante sus giras de 1909 y 1910 fundó tidarios que se atrevieron a recibirlo en la estación
clubes antirreeleccionistas por todos lados, y el he- ferroviaria, “a pesar de la hostilidad manifiesta de
cho de publicar fotografías celebrando las nuevas los elementos de Limpia del Ayuntamiento y esbi-
asociaciones servía para cimentar los lazos entre rros y policías disfrazados que el prefecto y demás
los participantes al identificarse públicamente con el caciques enviaron”.3 A Madero y a su esposa les
maderismo (foto 28). Al mismo tiempo, salir en la fue negado alojamiento por parte de los hotele-
fotografía era tomar una posición frente al régimen ros, con la excepción del Sonora Hotel, “un lugar
y tenía sus riesgos, porque las imágenes fueron em- de citas”. El único fotógrafo en Hermosillo, Abitia,
pleadas, en ocasiones, para fichar a los sediciosos.1 tenía contactos con todo el mundo y, así, “llegó
Se imagina que a veces pudo haber representado a mi conocimiento que se tramaba un complot
un problema para los fotógrafos también. para asesinar al señor Madero”. Abitia lo arregló
Luego, en abierta rebelión, Madero mostraría
el respeto que tenía por la imaginería fotográfica al 2
Ibidem, p. 85.
3
Jesús H. Abitia Garcés, “Memorias de un fotógrafo constitucio-
1
Véanse los casos descritos por Miguel Ángel Berumen en 1911. nalista”, El Universal (Revista de la Semana), 22 de febrero de
La Batalla de Ciudad Juárez/II. Las imágenes, Ciudad Juárez, 1959, p. 1. Todas las citas en este y el siguiente párrafo vienen
Cuadro por Cuadro, 2003, p. 50. de estas memorias.

57
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 28. Francisco I. Madero con la mesa directiva del club antirreeleccionista de Culiacán, Sinaloa, 1909; A. Zazueta. inah 641904.

para que Madero y su esposa salieran del hotel que no cesaban de injuriar al señor Madero y aun
bajo el manto de la noche y los puso en su casa, a mi y mis hermanos”. Abitia y su familia fueron
donde “durmieron tranquilamente. Mientras tan- objeto de persecución y él huyó a Arizona, para
to yo, armado de un rifle 30-30, estuve vigilando luego reunirse con Madero en Ciudad Juárez. Con
toda la noche, acompañado de mis hermanos”. la renuncia de Díaz, Madero invitó a Abitia a acom-
Al día siguiente, los maderistas intentaron pañarlo al Distrito Federal, pero prefirió regre-
llevar a cabo una reunión, pero “un grupo del Go- sar a Hermosillo. Allí, se quedó hasta el golpe de
bierno impidió el mítin insultando al señor Ma- Huerta a principios de 1913; huyendo de la repre-
dero con palabras obcenas y gritándole: ¡muera sión se juntó con su amigo de la juventud, Álva-
Madero!, ¡cállate loco! Indignado, se enfrentó con ro Obregón, para volverse un fotógrafo consti-
el grupo de esbirros y los increpó diciéndoles: ‘Ya tucionalista.
sabía que esto iba a suceder, pero vine para que Una vez alzado en revolución, Madero estu-
sepan que no les tengo miedo’. […] Viendo que no vo consciente de que el éxito de su movimiento
era posible efectuar el mítin, nos fuimos a la es- dependía, en parte, de la imagen que generaba, in-
tación, seguidos de los esbirros y grupo hostil cluso en Estados Unidos. Como ha escrito Beru-

58
Hacia una fotografía de guerra

men: “Madero no desperdiciaba ninguna opor- (véase la foto 34).7 Las revistas mexicanas temían la
tunidad para ganar terreno en el campo de la censura y tenían poca simpatía por el maderismo,
opinión pública, pues sabía muy bien lo impor- pero la atracción de las actividades revoluciona-
tante que podía resultarle una buena imagen de rias para las publicaciones norteamericanas se pue-
la Revolución, sobre todo para lograr el recono- de medir por el hecho de que, para junio de 1911,
cimiento de fuerza beligerante por parte de los Es- en sólo una revista, Collier’s, ya habían salido unas
tados Unidos”.4 De hecho, la cercanía con Esta- cien fotos sobre estos eventos. Con un mercado
dos Unidos y el interés en los acontecimientos de de esta naturaleza y un acceso abierto, los fotógra-
parte de las publicaciones norteamericanas dio fos profesionales como Otis Aultman, Homer Scott,
como resultado que la mayoría de las fotografías Walter Horne, Jim Alexander, Harvey Kiefer, Fred
del maderismo fueran hechas por norteamerica- Feldman y Hare produjeron una cantidad signifi-
nos, particularmente las de la frontera.5 Así, para cativa de fotografías.
cubrir la batalla venidera de Ciudad Juárez, la Ciudad Juárez fue inundada por norteameri-
revista Collier’s asignó al fotoperiodista famoso canos que querían participar en el fenómeno me-
Jimmy Hare, quien llegó el 15 de abril de 1911, un diático que la revolución maderista representaba.
día antes que el ejército maderista; en contraste, Berumen ha descrito bien “La gran cantidad de
La Semana Ilustrada mandó a Samuel Tinoco más fotógrafos y de las fotografías que se generaban en
de un mes después, el 18 de mayo, y el mexicano un mismo instante alrededor de los líderes revo-
llegó ocho días después de que el combate había lucionarios, de tal suerte que podíamos ver fotó-
terminado.6 grafos fotografiando a fotógrafos que tomaban
Algunos periódicos mexicanos mostraban más fotografías a fotógrafos”.8 Entre las que cargaron
interés que las revistas; así, El Tiempo —un perió- cámaras se encuentran dos mujeres, Esther Eva
dico católico que hacía una crítica moderada al Strauss y Clara Goodman. La primera fue una pro-
Porfirismo desde la derecha— nombró a Ignacio fesional que trabajaba en el estudio de Fred Feld-
Herrerías corresponsal de guerra, y él salió hacia man y hacía imágenes que captaban la perspectiva
el norte el 13 de abril, donde entrevistó a Madero.
Herrerías publicaba las entrevistas en su famosa
columna diaria “En el campo revolucionario”, y en 7
Respecto a Herrerías, véase Miguel Ángel Berumen, México: fo-
tografía y revolución, México, Televisa/Lunwerg, 2009, p. 382.
ellas se ve su compromiso con el maderismo, den- Se ve a Herrerías con su cámara en Miguel Ángel Berumen,
tro de su neutralidad de periodista; además, tomó 1911…, op. cit., p. 25, pero es dificil saber cuáles tomó, porque
menciona que le regalaban imágenes; véase Adrián Aguirre Be-
fotos de los líderes revolucionarios, aunque con navides, Madero el inmaculado. Historia de la Revolución de
una cámara Kodak 3“A” folding no profesional 1910, México, Diana, 1962, p. 228. El agn tiene 24 fotos de He-
rrerías hechas durante 1911 de personajes en Ciudad Juárez.
Véase una foto suya en Gustavo Casasola, Historia gráfica de la
4
Miguel Ángel Berumen, 1911…, op. cit., p. 41. Revolución Mexicana, México, Trillas, 1967, p. 250 y, además,
5
Miguel Ángel Berumen afirma que sólo diez por ciento de las otra foto evidentemente de él, de Madero y Orozco, p. 293. Sin
fotos que encontraron para analizar la batalla de Ciudad Juárez embargo, es problemático, ya que estas dos fotos llevan textos
fueron tomadas por mexicanos, ibidem, p. 22. diferentes.
6
Ibidem, p. 58. 8
Miguel Ángel Berumen, 1911…, op. cit., p. 25.

59
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

femenina de la lucha, sea la de mujeres en lo que se Me parece que la debe haber hecho un fotoperio-
volvería la pose clásica —cargando rifles y vesti- dista experimentado en la guerra, porque (aun-
das con cananas— o la de la pesadumbre captada que me parece dirigida, no espontánea) sabía re-
espontáneamente cuando venían a recoger a sus crear una pose que produjera credibilidad de que
hombres muertos.9 Goodman era una aficionada era una foto enmedio de un combate.12
que se encontraba de visita en El Paso y cruzó la Las fotografías de situaciones que se podría
frontera para tomar fotos del campamento ma- identificar como de combate en Ciudad Juárez fue-
derista y el centro de Ciudad Juárez; el caso de ron sacadas por norteamericanos. Jimmy Hare lle-
Goodman podría no ser atípico, ya que muchas gó con la experiencia de haber documentado gue-
de las imágenes que se han encontrado en álbu- rras previas, entre ellas la de Cuba-España-Estados
mes familiares fueron hechas por mujeres.10 Otro Unidos en 1898 y la de Rusia y Japón en 1904-1905.
aficionado, “ilusionado como muchos paseños por El periódico El Paso Daily Herald celebraba su
retratar a los miembros del ejército revoluciona- presencia al anunciar que “Ninguna guerra es ofi-
rio”, fue Melville Jean Herskovits, que luego se cial hasta que no ha tenido la cobertura de la cá-
volvió un antropólogo famoso.11 mara de Jimmy Hare”.13 Así, no es sorprendente
Es probable que la imagen de un tirador insu- que él hiciera las mejores imágenes del combate,
rrecto fuera tomada por uno de los fotoperiodis- demonstrando su más que conocida valentía al cru-
tas norteamericanos (foto 29). La foto fue publica- zar la línea de fuego para tomar desde diferentes
da en La Semana Ilustrada el 31 de marzo de 1911, ángulos un grupo de revolucionarios que avanza-
antes de que llegara Tinoco a la frontera, y no lleva ba sobre el cuartel, al cual Hare llegó antes que los
inscripciones que la identifique como el trabajo rebeldes14 (foto 30). Preocupado, el editor de la re-
de H. J. Gutiérrez, Carlos Harris, Ignacio Herre- vista Collier’s escribió a Hare: “No tomes más ries-
rías o E. Herrerías. Asimismo, reproduce un mito gos tontos. Te mandamos para sacar fotos, no para
norteamericano del francotirador indomable y consentirte en heroismos falsos. No vas a servir ni
solitario, que reina desde que los guerrilleros con a tu familia ni a Collier’s si estás muerto o herido”;
sus rifles largos ganaron la independencia de In- Hare contestó: “Evidentemente, he malentendido
glaterra y los fusiles de los pioneros desempe- mi orden. Te mandaré fotos del paisaje de El Paso
ñaron un papel determinante en la conquista del
Oeste. Es una representación fotoperiodística- 12
Esta foto se encuentra en Gustavo Casasola, op. cit., p. 696, pero
mente muy moderna —bien posada, encuadrada se presenta como si fuera un constitucionalista en combate con-
tra los huertistas, como otra que parece ser de la misma serie: es
y enfocada— con un acercamiento sobre un indi- de tres revolucionarios norteños sentados en unas rocas (inah
viduo que rara vez se encuentra en las fotografías 33510); en la p. 549 están identificados como carrancistas en
de la Revolución, ya que la mayoría son de grupo. Espinazo, Coahuila, durante 1913.
13
El periódico está citado en Willivaldo Delgadillo, “Legionarios
de la luz. Fotógrafos, revolucionarios y filibusteros durante la
9
Véanse estas fotos de Strauss en Miguel Ángel Berumen, 1911…, toma de Juárez de 1911”, cap. dos, p. 1, http://docentes.uacj.mx/
op. cit., pp. 161 y 215. willi/.htm.
10
Ibidem, p. 157. 14
Miguel Ángel Berumen, México: fotografía y revolución, op. cit.,
11
Ibidem, p. 30. p. 293.

60
Hacia una fotografía de guerra

Foto 29. Tirador del ejército revolucionario; Chihuahua, mayo de 1911;


La Semana Ilustrada, 31 de marzo de 1911. inah 643393.

Foto 30. Combatientes maderistas; Ciudad Juárez, mayo de 1911; Jimmy Hare. ut Collection.

61
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 31. Prisioneros maderistas conducidos por los federales;


Chihuahua, noviembre de 1911. inah 34327.

y de unas flores bonitas del parque”.15 Otis Ault- tran escenas espontáneas que son preferibles para
man y Homer Scott también hicieron fotos du- nuestros ojos modernos que las posadas de caci-
rante la batalla de Ciudad Juárez, y hay varias en ques revolucionarios con sus seguidores.
las cuales el peligro inminente que corrían es ob- Aparte de las de combate, hay pocas fotos del
vio; de hecho, comenta Berumen: “Era conocida movimiento maderista que parecen ser espontá-
la fascinación de Homer Scott por la línea de fue- neas; una es la del prisionero maderista en manos
go”.16 Sin embargo, el hecho de que fueran fotó- de las fuerzas federales (foto 31). La mayoría de las
grafos de estudio de El Paso, más acostumbrados imágenes del maderismo siguen la estética esta-
a hacer retratos que a cubrir acontecimientos, dio blecida por la fotografía de estudio (o de postales)
como resultado que sus tomas fueran menos lo- y muestran líderes como Rafael Cepeda en San Luis
gradas que las de Hare. De cualquier manera, las Potosí (o Pancho Villa en Chihuahua, Ignacio Bo-
fotos de combate de Hare, Scott y Aultman mues- nilla en Culiacán, Jesús Figueroa en Oaxaca) po-
sando junto a otros revolucionarios (foto 32). Aho-
15
Citado en Lewis L. Gould y Richard Greffe, Photojournalist: The ra, algunas de esas fotos nos permiten apreciar
Career of Jimmy Hare, Austin, University of Texas Press, 1977, aspectos del desarrollo de la conciencia de los me-
p. 74.
16
Miguel Ángel Berumen, México: fotografía y revolución, op. cit.,
dios modernos por parte de los líderes revolucio-
p. 38. narios. Así, Berumen afirma: “Es en Ciudad Juá-

62
Hacia una fotografía de guerra

Foto 32. Rafael Cepeda y otros revolucionarios en San Luis Potosí,


ca. 1911; García. inah 37901.

rez el lugar donde Villa empieza a entender el de ranchero por uno citadino, y su sombrero ne-
valor y la importancia de la imagen fotográfica”.17 gro de charro por el americano beige”, como po-
Cuenta el investigador que el parteaguas fue el 26 demos ver en esta foto hecha luego por Ignacio
de abril de 1911, cuando Villa recibió el grado de Herrerías (foto 34). Villa acabará poniéndose el uni-
coronel de manos de Madero, “frente a la mirada forme diseñado por la Mutual Film Corporation,
atenta y escrupulosa de decenas de reporteros y pero su proyección mediática como jefe revolu-
fotógrafos, además de casi dos mil ‘espectadores’ cionario empezó en Ciudad Juárez.18
en ambos lados de la frontera”. De esa fecha en ade- Otras fotos nos hacen preguntar sobre las in-
lante, cambió de vestimienta para proyectar una tenciones detrás de su producción. ¿Por qué posó
nueva imagen que lo diferenciara del resto de su Policarpo Pruneda con los chamulas enanos (y, en
tropa. Vemos a Pancho Villa vestido con la misma otra foto, con un chamula gigante) en un escena-
ropa que llevan sus seguidores (foto 33). Este he- rio con un telón de fondo improvisado que inten-
cho nos informa que la foto se hizo antes del 26 de
abril, fecha en la cual Villa cambió “su traje negro 18
Ahora bien, uno podría argumentar que el cambio de ropa fue
un resultado normal por el hecho de subir en los grados y no
una reacción provocada por la cámara. Vale la pena señalar que
17
Miguel Ángel Berumen, 1911…, op. cit., p. 26. Todas las citas de Emiliano Zapata siempre se vistió de manera diferente que sus
este párrafo vienen de ese libro. seguidores; él como charro, ellos como campesinos.

63
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 33. Pancho Villa con miembros de su ejército en un campamento maderista;


Ciudad Juárez, Chihuahua, abril de 1911. inah 6194.

Foto 34. Pancho Villa; Ciudad Juárez,


mayo de 1911; Ignacio Herrerías. agn.

64
Hacia una fotografía de guerra

Foto 35. Policarpo Rueda con dos revolucionarios


chamulas enanos; Chiapas, ca. 1910. inah 34261.

taba recrear el ambiente de un estudio?19 (foto 35). foto de Yucatán tiene la ventaja de haber sido he-
¿A qué público iban dirigidas estas fotos? ¿A qué cha al aire libre; la de Tomás Garza Flores y sus
propósito pensaban servir —qué mensaje que- soldados fue claramente armada en un estudio (y
rían mandar— con estas imágenes folclóricas de unos meses después del triunfo del maderismo).
los indígenas fenómeno, que parecen freaks de un (foto 37). Ahora bien, hay que tener presente que
circo, junto a un hombre eminentemente moder- los códigos del realismo se transformaron en la
no? Muchas imágenes del maderismo muestran a permutación del estudio a la calle.
soldados que están en escenarios sin credibilidad Sean posadas o espontáneas, algunas de las fo-
(para nosotros); un ejemplo es la de los yucatecos tos de la lucha maderista nos pueden proporcio-
que fingen proteger una estación de tren, bajo las nar información sobre determinados elementos
órdenes de José Cantón (foto 36). Por lo menos, la de facetas sociales y materiales de la guerra. De-
muestran claramente las diferencias entre el ejér-
19
La foto con el gigante es inah 34260. Las dos fotos están publi-
cito federal y los movimientos revolucionarios en
cadas en Gustavo Casasola, op. cit., p. 260. términos de equipamiento, discrepancias inmedia-

65
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 36. Revolucionarios maderistas bajo las órdenes de José Cantón;


¿Temax?, Yucatán, 1911. inah 641407.

Foto 37. Tomás Garza Flores y soldados; Monterrey, N. L.,


12 de agosto de 1911. Fototeca del Centro de las Artes, 10069.

66
Hacia una fotografía de guerra

Foto 38. Ejército federal acampando; Ciudad Juárez, mayo de 1911. inah 34255.

tamente visibles al comparar sus campamentos: tas (foto 40). Asimismo, imágenes de la destruc-
las ordenadas fuerzas porfiristas, bien equipadas y ción de Ciudad Juárez por la artillería informan
con todas las facilidades de vivir a la intemperie sobre la devastación que sería una constante du-
(foto 38); los maderistas en campamentos impro- rante los siguientes años, como también lo serían
visados y con sus familias (foto 39). También el con- las fotos de refugiados; en este caso muchos de ellos
traste entre las armas que utilizaron es evidente tuvieron que huir a Estados Unidos.20
en las fotos. La variedad de fusiles que los figue- El fotógrafo mexicano más destacado del mo-
roistas cargan en la foto 25 del capítulo “Repre- vimiento maderista fue el que hizo las imágenes
sentar la Revolución” (p. 47) es una muestra de los que llevan la firma de “H. J. Gutiérrez”. Anterior-
problemas que los revolucionarios experimenta- mente, se pensaba que Heliodoro Juan Gutiérrez
ban, ya que dificultaba mucho el intercambio de Escobar se había unido al maderismo en la fron-
municiones en el campo de batalla, comparado tera norte; así dijo Berumen, el mejor historiador
con el ejército oficial en el cual todos llevan el mis- de la fotografía de la Revolución norteña: “Gutié-
mo tipo de armas. La foto del viejo cañón de la
época de la intervención francesa es otro recorda- 20
Véanse los refugiados en la frontera en Paul J. Vanderwood y
torio de las deficiencias de los rebeldes, aunque Frank N. Samponaro, Los rostros de la batalla. Furia en la frontera.
México en 1910-1917, trad. de María Elisa Moreno C., México,
esta foto sirve, además, para demostrar que la Vir- Grijalbo/Conaculta, 1993, pp. 100, 145 y 158; y en Miguel Ángel
gen de Guadalupe no era privativa de los zapatis- Berumen, México: fotografía y revolución, op. cit., pp. 171-173.

67
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 39. Campamento de tropas maderistas; Chihuahua, mayo de 1911. inah 5893.

Foto 40. Cañón de la época de las intervenciones y el estandarte con la Virgen de Guadalupe,
en la costa de Sinaloa o Tepic, 1911. inah 37995.

68
Hacia una fotografía de guerra

rrez dejó su trabajo como fotógrafo en El País maderista y el de Gutiérrez para tener material
para viajar al norte e incorporarse al ejército revo- nuevo para postales.24 El compromiso de Escobar
lucionario”.21 Investigaciones recientes de Arturo con el maderismo parecería comprobarse más tar-
Guevara Escobar parecen haber cambiado la his- de: huyó del país poco después de que Huerta lle-
toria: él argumenta que las fotos firmadas “H. J. vara a cabo su golpe de Estado, pero regresó con
Gutiérrez” fueron hechas por una agencia de fo- su caída y estaba en el “Estudio H. J. Gutiérrez”
tografía —Fotografía H. J. Gutiérrez, The Chicago cuando Zapata fue para una sesión fotográfica.25
Photo Studio— dedicada, en general, a la produc- Los fotoperiodistas de las publicaciones del Dis-
ción de tarjetas postales, aunque desarrolló una am- trito Federal llegaron tarde a cubrir la Revolución,
plia gama de actividades que incluía fotografías ya que los medios no tenían mucho interés en
publicitarias, eventos sociales, registros históricos anunciar desafíos al régimen. Para los estudios de
y el duplicado fotográfico de documentos, ade- postales fue diferente, porque estaban motivados
más de la venta de marcos y dibujos.22 Heliodoro por las ganancias en lugar de los subsidios guber-
J. Gutiérrez había fundado el estudio durante la mentales que financiaban la prensa. Las postales
primera década del siglo y empleaba a sus familia- fueron una manía pasajera típica de la cultura vi-
res, los tres hermanos Escobar, como fotógrafos. sual moderna; disfrutaron de una enorme popula-
Parece que era Aurelio Escobar Castellanos quien ridad entre 1890 y 1920, porque trajeron el mun-
se fue al norte en una situación similar a la de An- do y sus acontecimientos a la mesa de la sala, donde
tonio Ocañas, el cineasta que trabajaba para Sal- cada familia tenía sus preciados álbumes. No te-
vador Toscano. Ocañas —“antirreeleccionista de nemos información sobre la circulación de posta-
corazón y a muerte” (así escribía a Toscano)— era les en México, pero las cifras de Estados Unidos
entusiasta del maderismo y, según Toscano, “si- nos dan una idea de su atracción: en 1906 circula-
guió con el chincual de irse a Ciudad Juárez” has- ron 770 500 000 postales; en 1913, el número había
ta que le dio permiso y, además, dinero, películas llegado a 968 000 000.26
y cámara para filmar.23 Ocañas quería hacer pro- Es por lo menos irónico que las postales lle-
paganda para la causa maderista; a Toscano le in- garan a publicitar el desafío de los maderistas al
teresaban las posibilidades monetarias de cintas Porfirismo, porque “las primeras postales mexi-
con palpitantes actualidades. canas dedicaban atención desmesurada a la admi-
Así, la decisión de mandar a Aurelio Escobar nistración de Porfirio Díaz: lo glorificaban y ala-
al norte podría haber correspondido a dos intere-
24
Acerca de Escobar, véase http://fotografosdelarevolucion.blogs-
ses: el de Escobar para vincularse al movimiento pot.com, y Miguel Ángel Berumen, México: fotografía y revolu-
ción, op. cit., pp. 314-319 y 382.
21
Miguel Ángel Berumen, 1911…, op. cit., p. 59. 25
Véase Arturo Guevara Escobar, “El exilio”, http://fotografosde-
22
Véase los ensayos publicados por Arturo Guevara Escobar en larevolucion.blogspot.com, y “La fotografía de Emiliano Zapa-
http://fotografosdelarevolucion.blogspot.com, y Miguel Ángel ta”, Relatos e historias en México, núm. 9, 2009, p. 23. Guevara
Berumen, México: fotografía y revolución, op. cit., p. 383. Escobar reconstruye el relato que contaba su abuela de lo que
23
Ocañas y Toscano están citados en Ángel Miquel, Salvador Tos- pasó en el estudio.
cano, México, Universidad de Guadalajara/Universidad Veracru- 26
George y Dorothy Miller, Picture Postcards in the United States,
zana/Gobierno del Estado de Puebla/unam, 1997, pp. 49 y 56. 1893-1918, Nueva York, Clarkson N. Potter Publisher, 1976, p. 22.

69
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 41. Revolucionarios maderistas, retrato de grupo; Chihuahua, abril de 1911;


Aurelio Escobar Castellanos para la agencia H. J. Gutiérrez. inah 373835.

baban el progreso del país bajo su mandato”.27 Sin vestidos, dos de ellos con corbata, en una escena
embargo, el medio ya iba a servir a otros maestros construida con una mezcla del armamento moder-
porque Escobar llegó al norte a principios de abril, no y clásico de ametralladora y espada (foto 42).
y la primera foto que registra la actuación de la Esta foto es parte de una serie de tres que muestra
agencia H. J. Gutiérrez en la Revolución la hizo a a estos hombres en lo que parece ser una fábrica
mediados de ese mes en Casas Grandes, Chihua- de armas.29 No es común ver combatientes vesti-
hua, al documentar a un grupo de maderistas en- dos así en otras fotos de Ciudad Juárez, y quizá
frente de lo que debe ser una oficina de mensaje- fue un intento de Escobar por representar a los
ría y transporte de Wells Fargo28 (foto 41). maderistas como gente decente en lugar de bandi-
Más enigmática es otra fotografía que lleva la dos, como solía hacer la prensa porfiriana. Ahora
firma de H. J. Gutiérrez: vemos a tres jóvenes bien bien, podría ser que los fotografiados fueran quie-
nes mandaron hacer las fotos. Tal vez sean mexi-
canos que querían demostrar su fervor revolucio-
27
Gloria Fraser Griffiths, “La postal mexicana”, “La tarjeta postal”,
número monográfico de Artes de México, núm. 48, 1999, p. 11. nario como un recuerdo, después del triunfo del
28
Véase otra foto de esta escena, inah 373856. En ese periodo, maderismo. También podrían haber venido del otro
Wells Fargo tenía oficinas de mensajería y transporte en México,
pero no sucursales de su banco; véase “History of Wells Fargo
Bank”, en Wikipedia, The Free Encyclopedia, wikipedia.org. 29
inah 373836, inah 373854.

70
Hacia una fotografía de guerra

Foto 42. Maderistas con ametralladora; Ciudad Juárez, Chihuahua, mayo de 1911;
Aurelio Escobar Castellanos para la agencia H. J. Gutiérrez. inah 373853.

lado de la frontera, ya que, como ha descrito Wi- tudio, pero ocurre al aire libre. Otras fotos hechas
llivaldo Delgadillo: “El campamento revoluciona- por la agencia Gutiérrez en este estilo incluyen va-
rio se convirtió en una suerte de parque de diver- rias de Madero y de los líderes maderistas, como
siones para los niños y los jóvenes fronterizos. José de la Luz Blanco y Samuel Vázquez, además
Durante semanas muchas personas convivieron de una de socorristas de la Cruz Blanca, bien ves-
con los revolucionarios y en algunos casos el gra- tidos para presentarse como la encarnación de una
do de confianza fue tal que les permitieron tomar- organización moderna y eficiente.31 Quizá son ex-
se fotografías portando carrilleras y maussers”.30 presión de la experiencia y el entrenamiento de Es-
A pesar de las diferencias obvias entre una foto cobar, además del mercado de la agencia Gutié-
de revolucionarios (que incluye a Eduardo Hay) y rrez. Asimismo, pueden ser un producto del equipo
una de oficinistas jugando a la guerra, la estética que llevaba Escobar, porque los fotógrafos del es-
de estas dos imágenes es la de las postales y no la tudio Gutiérrez utilizaban las cámaras View, mien-
del fotoperiodismo; los participantes están clara- tras los fotoperiodistas prefirieron las Reflex.32
mente posando para el fotógrafo, como en un es-
31
inah 373828.
30
Willivaldo Delgadillo, cap. tres, p. 9, http://docentes.uacj.mx/ 32
Véase Arturo Guevara Escobar, “Reflex o View”, http://fotogra-
willi/.htm. fosdelarevolucion.blogspot.com.

71
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 43. Retrato de Herlinda Perry; Ciudad Juárez,


Chihuahua, mayo de 1911; Aurelio Escobar Castellanos
para la agencia H. J. Gutiérrez. inah 373880.

Los retratos hechos por la agencia H. J. Gutié- las armas y repartieron el Plan de San Luis Potosí.
rrez de Herlinda Perry también son en el estilo de De ellas, sus hijas y dos hermanas. Herlinda, la ma-
postales y, además, ofrecen pistas sobre un caso yor, las dirigía y Rebeca la menor tenía 7 años. Ma-
fascinante todavía por investigar (foto 43). Apare- ría, mi hermana, maestra titulada dirigía la Escue-
ce esta mujer en Ciudad Juárez con una carabina la San Diego, Chihuahua, junio de 1911”34 (foto
30-30 y cargada de cananas en los hombros y la 44). Esta foto está en el Archivo de Roque Gonzá-
cintura, sin que sepamos nada más de ella.33 Po- lez Garza y un estudioso ha aventurado que Gu-
dría ser la misma persona que se encuentra en tiérrez fue “el fotógrafo favorito” de ese líder revo-
otra foto junto con unas mujeres armadas, ya que lucionario.35 Sin embargo, hay una posibilidad de
sobre esa foto se encuentra escrito a máquina la
siguiente frase: “Orozco y Villa equiparon a estas 34
Archivo González Garza, Universidad Panamericana. Ahora
señoritas, sabiendo que ayudarían al partido anti- bien, la Herlinda de esta foto es evidentemente Herlinda Gon-
zález, por lo que se encuentra escrito por su papá, Francisco
rreeleccionista en la Revolución. Tenían ocultas González, en el reverso. Sin embargo, la coincidencia de que ha-
brá dos “Herlindas” quienes gustaban vestirse con cananas y pis-
tolas me parece intrigante.
33
Véase también la foto de Perry tomada unos minutos antes (por- 35
Douglas C. Nance, “Contador, asaltabancos, mercenario, héroe
que lleva el número 147), que se encuentra en el agn. revolucionario: ¿De cualquier modo, quién es ese hombre en la

72
Hacia una fotografía de guerra

Foto 44. Señoritas antirreeleccionistas, Chihuahua, junio de 1911;


¿Eustasio Montoya? Archivo González Garza, Universidad Panamericana.

que la hizo Eustasio Montoya, ya que la escritura deberíamos tener presente que había mucha con-
sobre la foto es similar a otras imágenes que son taminación entre las postales, el fotoperiodismo y
de su factura; pero, sea ésa una foto de la agencia la fotografía del estudio.36 Hay muchas imágenes
Gutiérrez o de Montoya (o de otro u otra fotógra- panorámicas con un campo muy amplio, hechas
fa), tiene un estilo de postal y estudio. desde muy arriba de tropas maderistas en forma-
Ahora bien, la gran mayoría de las fotos que ciones, reunidas frente a lugares estratégicos, mar-
se conocen del norte hechas por la agencia Gutié- chando alineados o celebrando el triunfo de la bata-
rrez no están en lo que yo he denominado el estilo lla de Ciudad Juárez, fotos que son buenos ejemplos
de postales; una imagen espléndidamente fotope- de la afirmación de Berumen de que Gutiérrez fue
riodística es la de Pascual Orozco recibiendo feli- “amante de los emplazamientos altos”.37 Otras
citaciones momentos después de la toma de Ciu-
dad Juárez, 10 de mayo de 1911 (foto 45). Podría
36
Según Daniel Escorza, todas las imágenes de la H. J. Gutiérrez
en la Fototeca Nacional son postales; comunicación del 27 de
ser, de hecho, que todas fueran postales; y siempre octubre de 2009.
37
Curiosamente, todas las fotos de la celebración del triunfo lle-
postal?”, ponencia en el congreso “Los usos documentales de la fo- van una numeración a mano en lugar de la letra estampada que
tografía en la investigación social”, Instituto de Investigaciones es lo común en las fotos de la H. J. Gutiérrez; Miguel Ángel
Dr. José María Luis Mora, 2002. Berumen, 1911…, op. cit., p. 210.

73
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 45. Pascual Orozco recibe felicitaciones momentos después de la toma de Ciudad Juárez, mayo de 1911;
Aurelio Escobar Castellanos para la Agencia H. J. Gutiérrez. Archivo González Garza, Universidad Panamericana.

fotos muestran edificios públicos en Ciudad Juá- fotos— asociado con la agencia Gutiérrez) vino
rez, usualmente con revolucionarios parados afue- en el tren de Madero al Distrito Federal.38 Allí do-
ra, pero tomadas a distancias, lo cual hace difícil cumentó (documentaron) la recepción triunfal
apreciar las figuras humanas. Para nosotros, con en la estación de ferrocarril y las multitudes que
tantos medios de información, no es fácil imaginar se aglomeraron afuera de la residencia de Madero
muchas de estas imágenes en forma de postales. en fotos que son mucho más congestionadas que
Sin embargo, tenemos que entender que las pos- las del norte, sea por el contexto del acto fotográ-
tales servían para proporcionar imágenes de acon- fico o por una decisión del fotógrafo.
tecimientos en un periodo en que no había tele- La escasa evidencia ofrecida por las fotos mis-
visión o Internet. Las fotos de la destrucción de mas indica que el interés por el antirreeleccionis-
Ciudad Juárez deben haber encontrado un públi- mo fue compartido por fotógrafos del estudio Gu-
co ávido de ver los efectos de la guerra y, así, hay tiérrez en el Distrito Federal. La agencia cubría la
varias que llevan el título encima de la foto mis- Convención Antirreeleccionista; hizo imágenes
ma: “Ruinas en C. Juárez”. de Madero y Emilio Vázquez Gómez, además de
Con el triunfo del movimiento maderista, pa- varias tomas del Partido Nacionalista Democráti-
rece que Escobar (o quien fuera el fotógrafo —o
los fotógrafos, dadas las diferentes escrituras en las 38
Véanse las fotos inah 373862 e inah 373849.

74
Hacia una fotografía de guerra

Foto 46. Manifestantes piden la renuncia de Porfirio Díaz; Distrito Federal,


23-25 de mayo de 1911; Agencia H. J. Gutiérrez. inah 373882.

co, uno de los grupos que surgieron con el made- agencia Gutiérrez a favor del maderismo son las
rismo.39 El estudio Gutiérrez obviamente tenía in- inscripciones que se encuentran en varias fotos.
terés en cubrir las protestas populares en contra de En una del norte se refiere a los retratados como
Porfirio Díaz en los últimos días de su régimen. Al- “Oficiales del Ejército Libertador”.41
gunas fotos están en el estilo de postales, con gente Otras fotos de la agencia Gutiérrez, de la cam-
posando, empoderada por el ángulo ligeramente paña de Madero para Presidente en 1911, llevan
contrapicado (foto 46).40 Otras muestran escenas inscripciones que describen unas escenas en el Dis-
desde lo alto, documentando manifestaciones en trito Federal como parte de una “Manifestación al
la calle y frente a la Cámara de Diputados, además popular candidato Francisco I. Madero”, y señala
de los soldados resguardando la residencia de Díaz. una situación en Morelos de la siguiente manera:
Aún más indicativo de la toma de posición de la “El pueblo de Cuernavaca ovacionando al Sr. Ma-
dero”.42 Finalmente, se puede encontrar más razón
39
Véanse las fotos en Así fue la revolución mexicana, vol. 2, México,
Senado de la República, 1985, pp. 202, 203 y 199. Las fotos del
pnd son: inah 373924, inah 373928 e inah 373930; se encuen- 41
Se encuentra en el Archivo González Garza, Universidad Pana-
tran en Gustavo Casasola, op. cit., pp. 110 y 111, pero las fotos es- mericana.
tán recortadas para eliminar la identificación de H. J. Gutiérrez. 42
Las fotos que refieren al “popular candidato” son inah 373922,
40
Véase otra versión de esta escena en la cual el joven al centro se inah 373933 e inah 373925. La foto de Cuernavaca se encuen-
lanza hacia la cámara, inah 373867. tra en el Archivo González Garza, Universidad Panamericana.

75
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

para pensar que el estudio Gutiérrez apoyaba el las fotos hechas (o por lo menos firmadas) por
maderismo en fotos del general Gabriel M. Her- Yáñez se encuentran varias de los caudillos de esa
nández después de haber tomado la ciudad de Pa- región: Conrado M. Antuna a caballo en Sinaloa;
chuca, además de revolucionarios en Jalisco.43 En Melquiades Meléndez (o Justo Tirado) frente a sus
suma, las fotografías que tenemos que llevan la tropas revolucionarios en las calles de Culiacán;
inscripción “H. J. Gutiérrez” comprueban dos hi- Manuel Bonilla, acompañado por Juan Banderas
pótesis: una, que había varios fotógrafos trabajan- (el agachado) y otros revolucionarios, en Culiacán
do al mismo tiempo para lo que ahora entendemos durante 191145 (foto 47).
que fue una agencia; dos, que la agencia Gutiérrez La foto más interesante que tenemos de Yáñez
fue la primera protagonista fotográfica del lado es la del general Ramón F. Iturbe en el Mineral de
de la Revolución por su participación comprome- Topia, “acompañado de su Estado Mayor Femeni-
tida en el movimiento maderista en varias partes no”, según La Semana Ilustrada46 (foto 48). Años
de la República. después, Iturbe contaba la historia de esta imagen:
El antirreeleccionismo despertó una serie de
rebeliones a través de la República y se puede ima- Aquí surge una anécdota simpática: las mucha-
ginar que los líderes locales buscaban publicitarse chas más bonitas de la población se habían refu-
al mismo tiempo que los fotógrafos se vincularon giado en el consulado de los Estados Unidos. Los
a los movimientos o simplemente se ganaban la federales me habían dado la mala fama de que me
vida con su oficio. Aunque los nombres (y las imá- robaba a las muchachas y estaban asustadas. Eso
genes) de la gran mayoría de esos fotógrafos y fo- no era verdad. Nunca robé una muchacha. Iturbe
tógrafas están por encontrarse, uno del cual sabe- era para ellas un bandido. El cónsul me las presen-
mos un poco es Mauricio Yáñez, de Sinaloa.44 De tó. Así fue como ellas se dieron cuenta de que yo
no era como decía la gente. Nos hicimos amigos y
43
Véase Hernández en inah 373879 e inah 373830; las de Jalisco
cuatro de ellas quisieron retratarse conmigo to-
están en inah 373871. mando algunas armas para hacerlo. Total que por
44
Parecería ser el mismo Mauricio Yáñez que luego hace fotogra- esa foto nació otra leyenda: que Iturbe, jefe rebel-
fía en Monterrey, según las firmas en las fotos reproducidas en
160 años de fotografía en México, México, Conaculta, 2004, pp. de, tenía un Estado Mayor femenino. La foto se
629 y 630. Las fotos de Mauricio Yáñez publicadas en el libro hizo famosa en la capital, publicándose en revistas
Monterrey en 400 fotografías llevan otra firma, Monterrey, Mu-
seo de Arte Contemporáneo de Monterrey, 1996, pp. 35 y 40. y periódicos.47
Sin embargo, según el investigador de fotografía, José Antonio
Rodríguez, Yáñez firmaba de una manera en su primera época
y después cambió la firma en los años treinta; comunicación —estuvo en Zacatecas, Guadalajara, Chiapas, etc.— haciendo
personal, 30 de octubre de 2009. Véase la información acerca de retratos y postales”.
Yáñez en el ensayo de Rodríguez, “Testimonios de la fotografía 45
Véase las fotos de Antuna y Meléndez (o Tirado, ya que la foto
en Monterrey”, en el libro sobre la fotografía regiomontana. lleva la identificación de Meléndez, pero el pie del libro dice que
Berumen distingue entre el estudio de “Yáñez y Guillén” de Ma- es Tirado) en Gustavo Casasola, op. cit., pp. 489 y 273.
zatlán, Sinaloa, y Mauricio Yáñez, quien llega a Monterrey en 46
Véase el pie de esta foto en La Semana Ilustrada, 28 de abril de
1917 y se asocia con Jesús Sandoval, México: fotografía y revolu- 1911. La foto publicada no lleva la firma de Yáñez.
ción, op. cit., p. 386. Sin embargo, Rodríguez dice que no conoce 47
Crónica ilustrada Revolución Mexicana, núm. 5, México, Publex,
a otro Yáñez y, además, este fotógrafo “viajó mucho en México 1966-1967, p. 19.

76
Hacia una fotografía de guerra

Foto 47. Manuel Bonilla, acompañado de Juan Banderas (el agachado)


y otros revolucionarios; Culiacán, Sinaloa, 1911; Mauricio Yáñez. inah 34262.

Foto 48. General Ramón Iturbe acompañado por lo que se decía era su “Estado Mayor Femenino”;
Topia, Durango, marzo de 1911; Mauricio Yáñez; La Semana Ilustrada, 28 de abril de 1911.
inah 186666.

77
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Si Yáñez estuvo comprometido con el made- fotógrafo de estudio en el Distrito Federal y cola-
rismo, o con movimientos más locales, es difícil borador de El Universal Ilustrado.51 Aunque no
decirlo. Entre las otras fotos de la Revolución que está claro cuándo llegó, estuvo en Ciudad Juárez
he visto de él están las de una rebelión en Culia- durante la rebelión maderista y existen unas fotos
cán en abril de 1912, probablemente una expre- del campamento de Madero cerca de Ciudad Juá-
sión de la tendencia centrífuga que se produjo du- rez.52 Manuel L. Andrade hizo varias fotos de los
rante la presidencia de Madero; se ven los alzados maderistas, incluyendo una en la cual se dirigían
en la ciudad, uno de los participantes (Roberto a Cerro Grande, Chihuahua.53 Hay una foto de re-
Almada) y los cadáveres de unos sublevados en volucionarios en El Saub, Durango, firmada por J.
Huanacatle, Sinaloa.48 Otras fotos conocidas son Z. García.54 Un tal García, probablemente otro fo-
de huertistas en 1914: unos oficiales del cañonero tógrafo, tomó una foto de Rafael Cepeda y otros
“Guerrero” y unos líderes a caballo y sus prisione- revolucionarios en San Luis Potosí durante 1911
ros, “Facciosos aprehendidos en el combate de los (foto 32). También, parece que anduvo en Ciudad
Conchis, Mazatlán”.49 Juárez un fotógrafo quien se firmaba “F. K. Méxi-
Había otros fotógrafos regionales involucrados co” (que indicaría que era un mexicano) durante
con el maderismo que están todavía por descu- la rebelión y quien hizo varias fotos de los líderes
brir. Existen varias imágenes firmadas por Car- maderistas.55 Finalmente, después del triunfo de
los Harris quien, según Berumen: “Radicaba en la Madero en las elecciones de 1911, un V. Carmona,
ciudad de Chihuahua cuando estalló la revolu- colaborador de La Semana Ilustrada, y un Villalo-
ción. Desde noviembre de 1910, tomó fotografías bos hicieron fotos de su recepción en Saltillo y
de la lucha armada y fue uno de los primeros en Guadalajara (respectivamente).56
documentarla. Siguió muy activo cuando Madero
encabezó personalmente al movimiento en mar- 51
Miguel Ángel Berumen, México: fotografía y revolución, op. cit.,
p. 381.
zo de 1911. En 1912, fundó la agencia ‘La Roches- 52
El agn tiene siete fotos de Arriaga tomadas en la frontera. Véase
ter’, mediante la cual documentó gran parte de la Así fue la revolución mexicana, op. cit., p. 257; 160 años…, op. cit.,
rebellión orozquista, sobre todo el frente federal”.50 p. 98. Willivaldo Delgadillo dice que fue Jesús Arriaga quien hizo
fotos del maderismo, op. cit., cap. dos, p. 6; Miguel Ángel Beru-
Otro nombre que sale es el de un José P. Arriaga, men dice que fue José Arriaga, México: fotografía y revolución,
op. cit., p. 381.
53
El agn tiene cuatro fotos de Andrade. Véase la foto en 160…, op.
48
Gustavo Casasola, op. cit., pp. 490 y 489; la foto de la sublevación cit., p. 90.
es inah 36869, y la del retrato de Almada a caballo, inah 36804. 54
inah 186665.
49
Ibidem, p. 784; La Ilustración Semanal, 17 de febrero de 1914. 55
“F. K. México” podría ser una agencia que, como las de Casasola
Yáñez cubría la presencia norteamericana en el puerto de Ma- y Gutiérrez, empleaba diferentes fotógrafos y adquiría fotos;
zatlán, La Ilustración Semanal, 6 de julio de 1914. véanse las fotos del Centenario en Proceso Bi-Centenario, núm. 3,
50
Miguel Ángel Berumen, México: fotografía y revolución, op. cit., junio de 2009, pp. 6 y 10, además de una de la frontera y una de
p. 383; comunicación personal, 27 de octubre de 2009. Entre las una coronela revolucionaria, pp. 3 y 17. Se encuentran otras re-
fotos de Harris, véase “Madero en caballo, Chihuahua, febrero producciones de la frontera en Pedro Siller, “La batalla de Ciu-
de 1911” (inah 34358) y “Revolucionarios en Santiago” (inah dad Juárez: los hijos desobedientes”, Relatos e historias de México,
373890). Esta última foto está publicada en 160 años…, op. cit., núm. 4, 2009, p. 23; Miguel Ángel Berumen, 1911…, op. cit., p. 86.
en donde se afirma que Harris estuvo activo en el Distriti Fede- 56
Miguel Ángel Berumen señala la afiliación de Carmona, Méxi-
ral durante 1912, pp. 311 y 672. co: fotografía y revolución, op. cit., p. 386. Véanse las fotos en Gus-

78
Hacia una fotografía de guerra

Son contados los fotógrafos mexicanos que nes militares del general José González Salas
se pueden identificar con el maderismo, pero es rumbo a combatir en contra de los orozquis-
aún más dificil encontrar fotógrafos que hicie- tas.61
ron imágenes para el otro lado. Entre los can- Algunas revistas como La Semana Ilustrada
didatos se encuentra un N. González, de quien publicaron una amplia cantidad de fotos de la Re-
conocemos una foto de lo que parece ser armas volución en el norte, empezando en marzo de
y banderas de los maderistas capturadas por los 1911. No está claro quiénes hicieron esas fotos
rurales que posan juntos a ellas.57 Otro podría —si fueron mexicanos de la región y/o fotope-
ser Luis Ramírez Pimentel, quien hizo imáge- riodistas norteamericanos—, pero los editores
nes de las fuerzas federales después de su triun- de las revistas ilustradas seguramente se sentían
fo en la emboscada de Aldama; ahí se ven po- atrapados entre varios factores: la creciente de-
sando orgullosamente, los oficiales con sus manos manda por saber qué estaba sucediendo en el nor-
sobre sus sables y los soldados sosteniendo sus te, sus intereses de clase y la posibilidad de cen-
fusiles.58 Según Berumen: “Establecido en la ciu- sura por parte del régimen. Por esas razones se
dad de Chihuahua, fue otro de los fotógrafos expresó así: “Atendiendo al programa de servir a
pioneros del conflicto armado en la zona, con nuestros lectores la actualidad en cualesquiera
imágenes que datan de 1910. Las fotografías de sus manifestaciones y exclusivamente por esto,
que tomó en 1911 y 1912, se comercializaron en continuamos en nuestra labor de presentar en La
forma masiva”.59 No es fácil saber cuál era el Semana Ilustrada información gráfica de la revo-
compromiso de Ramírez Pimentel —si es que lución que tiene lugar en el norte de la Repú-
lo tuvo— porque la poca evidencia que existe blica. […] Nuestro ahinco único es complacer al
es contradictoria. Así, hay una foto con “Jefes público”.62 Las imágenes de los maderistas co-
revolucionarios”, maderistas con nombres, pero múnmente llevaban pies que los identificaban
no se sabe si fue la foto que se utilizó para iden- como “revoltosos” y “sediciosos”, mientras los lí-
tificar a sus dirigentes, los hermanos Portillo, deres eran invariablemente nombrados “cabeci-
tenderles una trampa y matarlos.60 Otra imagen llas”, a veces de “hordas”. No parece que manda-
que tenemos de este fotógrafo es de un “Tren ran fotoperiodistas hasta mucho después, pero
revolucionario en el cañón de Bachimba, 3 de las revistas insistían en su empeño de proporcio-
julio de 1912”, el cual debía ser uno de los tre- nar “la última palabra en lo relativo a informa-
ción gráfica de la revolución”.63 Cuando al fin lle-
tavo Casasola, op. cit., p. 403; una de Villalobos de esa recepción
fue publicada en El Mundo Ilustrado, 15 de octubre de 1911.
garon los corresponsales —“todavía el ambiente
57
Gustavo Casasola, op. cit., p. 261. olía a pólvora y se escuchaban los últimos dispa-
58
La Semana Ilustrada, 14 de abril de 1911. Véanse las publicadas ros sueltos”— las revistas hicieron alarde de su
en Miguel Ángel Berumen, 1911…, op. cit., p. 112, y Gustavo
Casasola, op. cit., p. 245.
59
Miguel Ángel Berumen, México: fotografía y revolución, op. cit., 61
inah, 32479; Gustavo Casasola, op. cit., p. 453.
p. 384. 62
La Semana Ilustrada, 14 de abril de 1911 (cursivas mías); La
60
La foto es del inah Chihuahua, 2026; Miguel Ángel Berumen Semana Ilustrada, 5 de mayo de 1911.
menciona el caso, 1911…, op. cit., p. 50. 63
La Semana Ilustrada, 31 de marzo de 1911.

79
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

proeza al publicar fotos de ellos mismos, como bre del día” había posado “para nuestra Revista”.68
Samuel Tinoco e Ignacio Herrerías.64 El Mundo Ilustrado publicaba fotos de Madero
En general, las revistas porfirianas empleaban con alumnos de ingeniería; el encuentro fue “una
las fotos para proporcionar evidencia en contra del agradable sorpresa” para los jóvenes, quienes “ento-
movimiento maderista. Así, eran un testimonio naron canciones alusivas a la política, encomian-
de la destrucción desatada por la Revolución: “Para do la obra democrática del señor Madero”.69 La
los que crean que ha habido exageración en las no- misma revista mostraba imágenes de las multitu-
ticias dadas del asalto sobre Ciudad Juárez, las des que recibieron a Madero en Puebla, donde “fue
fotografías les demostrarán, con su horrible sin- objeto de toda clase de agasajos y manifestaciones
ceridad, hasta dónde llegó el exterminio. La arti- de cariño”, y en Xochimilco, lugar donde “fue re-
llería destruyó totalmente muchos edificios, se- cibido con un entusiasmo y un cariño sin límites
gando centenares de vidas humanas”.65 Asimismo, por parte de los simpáticos indígenas”.70
servían para desprestigiar al maderismo, recurrien- Entre los fotoperiodistas capitalinos, Geróni-
do al nacionalismo al documentar la participa- mo Hernández era un “decidido maderista desde
ción de norteamericanos en ese movimiento: “Un la época de Porfirio Díaz”;71 quizá fue él quién hi-
grupo de estos hombre fue sorprendido por la zo una foto de gran dinamismo de Madero en el
cámara fotográfica de nuestro corresponsal poco momento de votar en las elecciones federales de
antes de la toma de Ciudad Juárez. Este elemento octubre de 1911 (foto 50). Los reporteros gráficos
extranjero en las filas maderistas ha causado, en hicieron intentos por acercarse al ganador: le in-
medio de muchas simpatía, mal efecto”.66 vitaron a su exposición fotográfica y él llegó para
Con la victoria de Madero se impuso su ima- retratarse con ellos y hacer el recorrido, quedán-
gen en la calle por el fervor democrático y su pro- dose un momento enfrente de una foto de él ha-
pia capacidad de promoverse visualmente; decía blando con el general Bernardo Reyes (foto 27 del
Martín Luis Guzmán que era cosa “de topar a cada capítulo “El mito de los Casasola”, p. 55).72
paso con los retratos de Madero”67 (foto 49). Siem- Unos fotógrafos comprometidos con el movi-
pre oportunista, la prensa ilustrada cambió de tono. miento maderista salvaron de nuevo la vida del
La Semana Ilustrada se ufanaba de que “El hom- Apóstol. Los hermanos Rousset —Antonio, Gui-
llermo y Benito— tenían un taller de fotografía
64
La Semana Ilustrada, 26 de mayo de 1911; las fotos de Tinoco y
Herrerías aparecieron en este número de la revista. 68
La Semana Ilustrada, 9 de junio de 1911.
65
La Semana Ilustrada, 26 de mayo de 1911. Gonzalo Rivero, co- 69
El Mundo Ilustrado, 3 de septiembre de 1911.
rresponsal de La Semana Ilustrada, publicó un libro en 1911 70
El Mundo Ilustrado, 23 de julio de 1911; El Mundo Ilustrado, 22
sobre las secuelas de la batalla de Ciudad Juárez, Hacia la ver- de octubre de 1911.
dad: episodios de la revolución, ilustrado con las fotografías de 71
Marcos G. Larrain, “Historia de la fotografía de prensa”, Mañana,
Tinoco; Willivaldo Delgadillo, op. cit., cap. dos, p. 5. 19 de septiembre de 1953, p. 63. Cuando se jubiló del fotoperio-
66
La Semana Ilustrada, 19 de mayo de 1911. Aunque la revista dismo, Hernández regaló su archivo a Agustín Víctor y se hizo
afirmaba que su corresponsal había tomado las fotos, no llegó parte del Archivo Casasola, en el cual se encuentra esta foto; Mi-
Tinoco hasta después de la batalla de Ciudad Juárez. guel Ángel Berumen, México: fotografía y revolución, op. cit., p.383.
67
Martín Luis Guzmán, El águila y la serpiente, México, Colección 72
Véase Madero con los fotoperiodistas en La Semana Ilustrada,
Málaga, 1978 [1928], p. 337. 22 de diciembre de 1911, y en Gustavo Casasola, op. cit., p. 431.

80
Hacia una fotografía de guerra

Foto 49. Partidarios maderistas; Distrito Federal, 1911. inah 186139.

Foto 50. Francisco I. Madero votando; Distrito Federal, 1 de octubre de 1911. inah 68491.

81
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

en Puebla. Según Gildardo Magaña, eran de “filia- nueva libertad produjo un frenesí de actividades
ción revolucionaria y compañeros de Aquiles Ser- sindicales; entre ellas, la más importante e impug-
dán, en días de prueba” y habían escondido algunas nadora organización fue la Casa del Obrero, cu-
de las armas que usó Serdán.73 Como consecuen- yos miembros se atrevieron a pedir lujos como el
cia, su taller “fue saqueado por los esbirros del por- descanso dominical (foto 51). Fuera del Distrito
firismo y en estas circunstancias, imposibilitados Federal reinaba el efecto centrífugo de una revo-
para trabajar y careciendo de otros medios de vida, lución que parecía ofrecer la oportunidad de li-
los hermanos Rousset huyeron rumbo al norte, cru- berarse tanto del control federal como de los go-
zaron la frontera y se presentaron a la Junta Re- biernos estatales. Los nuevos líderes sacaban a los
volucionaria Maderista que funcionaba en San caciques impuestos por Porfirio Díaz, que habían
Antonio, Texas”.74 Después de la salida de Díaz re- sido agentes del centralismo, e intentaron reem-
gresaron a Puebla, donde en julio de 1911 ocupa- plazarlos. Un ejemplo fue el movimiento chego-
ron un cuarto contiguo de unos políticos poblanos mista en Juchitán, organizado por José Gómez con
que tramaban un complot para asesinar a Made- el fin de llegar a un nivel de autonomía e indepen-
ro. Avisaron a los maderistas, que aprehendieron dencia; “al fin de 1911 constituía el movimiento
a los reaccionarios. Sin embargo, el gobierno inte- armado más grande en el país”77 (foto 52).
rino de Francisco León de la Barra tenía pocas ga- El desafío más frontal a la presidencia de Ma-
nas de meterse con intereses poderosos en Puebla. dero vino de uno de sus viejos compañeros de
El papel del periodismo, “que nunca vio con buenos armas, Pascual Orozco. El movimiento orozquista
ojos a los líderes revolucionarios”, fue decisivo.75 fue —al principio, por lo menos— una extensión
“La prensa porfirista puso el grito en el cielo en con- del maderismo. El fotógrafo más comprometido
tra de Madero” y los detenidos fueron liberados.76 con el orozquismo pudo haber sido el que se llamó
En la medida en que avanzaba su presidencia, “El gran lente” (Ignacio Medrano Chávez), quien,
la prensa se volvía más y más problemática para según el historiador Jesús Vargas: “Fue tan oroz-
Madero. En parte se entiende: después de unos quista como lo fue todo Chihuahua en 1912, [aun-
treinta años de asfixiante paz porfiriana, las múl- que] no tuvo una posición definida como fue el
tiples manifestaciones de un pueblo, al fin con po- caso de otros artistas”.78 Medrano Chávez era ci-
sibilidades de ser su propia autoridad, debe haber neasta además de fotógrafo y había filmado la en-
parecido a los acomodados dueños de las publica- trada de fuerzas maderistas a Chihuahua en 1911.79
ciones como un caos. En el Distrito Federal, la Vargas sostiene: “Fue el fotógrafo más importante

73
Gildardo Magaña, Emiliano Zapata y el agrarismo en México, Mé- 77
Alan Knight, The Mexican Revolution, vol. 1, Lincoln, University
xico, inehrm, 1985, vol. 1, p. 209. Se encuentra una foto de Ma- of Nebraska Press, 1990, p. 376. Véanse las fotos del ejército fe-
dero hecha por “Rousset y Magaña” en 160 años…, op. cit., p. 534. deral en Juchitán en 1912, tomadas por un fotógrafo de nombre
74
Rafael Sánchez Escobar, “Episodios de la Revolución en el sur, Mumm; Colección José F. Gómez, Museo de Arte Contemporá-
VII. En defensa de la vida del caudillo”, Revista de Revistas, núm. neo de Oaxaca.
1173, 6 de noviembre de 1932. 78
Jesús Vargas, comunicación personal, 22 de enero de 2010.
75
Idem. 79
Miguel Ángel Berumen, México: fotografía y revolución, op. cit.,
76
Gildardo Magaña, op. cit., p. 211. p. 384.

82
Hacia una fotografía de guerra

Foto 51. Protesta de los miembros de la Casa del Obrero en demanda de los domingos libres,
Distrito Federal, verano de 1912. inah 36373.

Foto 52. Che Gómez en Juchitán,


noviembre de 1911. inah 16945.

83
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 53. Fuerzas orozquistas en espera de Orozco para firmar el “Pacto de la Empacadora”,
el general David de la Fuente parado sobre la silla; Chihuahua, 6 de marzo de 1912;
“El Gran Lente” (Ignacio Chávez Medrano). inah 36809.

en Chihuahua durante la primera mitad del siglo da, donde fabricaban las municiones para el ejér-
xx. Muchas de las fotos que se conocieron duran- cito de Orozco; la letra me hace pensar que esta
te la Revolución tienen la firma de este laborato- foto también la hizo, aunque no la firmó, sea por
rio-estudio”.80 Parecería que tuvo una relación razones estéticas o por esconder su identidad aún
estrecha con los rebeldes, ya que hizo unas fotos más de lo proporcionado por su apodo (foto 54);
en Chihuahua, el 6 de marzo de 1912, de fuerzas en mayo fotografió la toma de San Diego.82 Entre
orozquistas esperando a su jefe y del general José las imágenes hechas por orozquistas, encontra-
Inés Salazar firmando la protesta de Orozco con- mos una de un grupo armado con su coche en el
tra Madero81 (foto 53). En abril, Medrano Chávez patio de una hacienda, que tiene aspecto de ser
tenía acceso al taller mecánico de Benjamín Aran- una postal que se mandó a tomar como recuerdo
(foto 55).
80
160 años…, op. cit., p. 678. La fotografía del otro lado del conflicto Ma-
81
La foto de la firma de la protesta es inah 36799; verla en Gusta-
vo Casasola, op. cit., p. 451. Véanse otras fotos hechas por él, de la dero-Orozco tiene indicaciones de que fue hecha,
sepultura de A. González en 1913, inah 67948 e inah 68211, y
en 160 años…, op. cit., p. 413, En 1919 hizo una foto del funeral nio Bustamante Martínez, de quien Marta Acevedo y Alfonso
de Felipe Ángeles en Chihuahua (Archivo González Garza, Uni- Morales publicaron el libro El gran lente, México, sep, 1992.
versidad Panamericana). Quizá sobra decir que no es José Anto- 82
inah 36800.

84
Hacia una fotografía de guerra

Foto 54. “Taller mecánico de Benjamín Aranda, donde se fabrican las municiones para la artillería
insurrecta”, Chihuahua, abril de 1912; “El Gran Lente” (Ignacio Chávez Medrano). inah 36818.

en gran medida, por fotoperiodistas profesiona- ble la cobertura innovadora de la Guerra Civil
les. Por ejemplo, la imagen de un telefonista y ofi- Española por fotógrafos y fotógrafas como Ro-
ciales federales representa, tanto por la tecnología bert Capa y Gerda Taro, que crearon la nueva es-
documentada como por la forma de fotografiar, tética del fotoperiodismo encarnada en el lema
las ventajas de las fuerzas federales (foto 56). La foto de Capa: “Si tus fotos no son lo bastante buenas,
es de una modernidad sorprendente, en términos no estás lo bastante cerca” (“If your photos aren’t
de ser un acercamiento que capta espontáneamen- good enough, you’re not close enough”).84 Otra
te a los soldados en medio de lo que parece ser un foto que se piensa fue tomada por un fotoperio-
combate y fue tomada, probablemente, con una dista es la del médico que sostiene una pierna am-
cámara relativamente ligera de formato medio de putada en sus brazos; la nota roja tenía ya una
5 x 7.83 A pesar del desarrollo evidenciado en esta trayectoria en México, gracias a El Imparcial, y se
foto, no se vería esa manera de fotografiar hasta puede especular que esta imagen se hizo con ese pú-
que las cámaras chicas de 35 mm hicieron posi- blico en mente (foto 57). Este periódico hizo una
83
Véase Laura González Flores, “Técnica fotográfica y mirada. La
fotografía en el país de la metralla”, en Miguel Ángel Berumen, 84
Sobre esta frase de Capa, véase Richard Whelan, Robert Capa: A
México: fotografía y revolución, op. cit., pp. 55 y 57. Biography, Nueva York, Alfred Knopf, 1985, p. 211.

85
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 55. Orozquistas en su coche, ¿Chihuahua?, 1912. inah 36773.

Foto 56. Telefonista de oficiales federales en combate


en contra de los orozquistas, Chihuahua, 1912. inah 36700.

86
Hacia una fotografía de guerra

Foto 57. Médico con la pierna amputada


de un federal, Chihuahua, 1912. inah 36758.

crítica visual a los rebeldes, al publicar en su pri- los alzados86 (foto 59). La foto que tomó Manuel
mera plana un grabado creado con una foto de Ramos del abrazo entre Pascual Orozco y Victo-
algunos orozquistas con guitarra y botella, en riano Huerta le debe haber dado satisfacción al
Chihuahua durante junio de 191285 (foto 58). decano (y más porfirista) de los fotoperiodistas
Charles Harris formó su compañía, “La Roches- mexicanos, ya que señalaba el posible fin de la
ter”, y cubrió extensamente la respuesta al oroz- guerra en la unión de la revolución y la reacción
quismo en el norte; en una foto documentaba a (foto 60).
unos voluntarios de Coahuila (quizá dinamite- Se percibe un desarrollo en la fotografía pe-
ros) que se enlistaban para pelear en contra de riodística mexicana entre la del movimiento ma-
derista y la del orozquista. Sin embargo, una de las
85
Agradezco a Daniel Escorza la información acerca de la publica-
ción de esta imagen que apareció en El Imparcial, 27 de junio de
imágenes más intrigantes de ese conflicto fue la
1912, y, además, nuestra conversación. Gustavo Casasola identi- tomada por un aficionado, el médico de la Divi-
ficó a estos soldados como “Las aguerridas fuerzas de la Divi- sión del Norte, doctor Alemán Pérez. Es posible
sión del Norte”, op. cit., 1016. Sin embargo, Villa era abstemio y
no toleraba que sus tropas tomaran alcohol. Así, cuando el pie que el atractivo de esta rebanda de tiempo y espa-
de la foto en el periódico refiere a “los revolucionarios”, está des-
cribiendo orozquistas y se puede imaginar que retratarlos como 86
Se encuentran 36 fotos de ese periodo con la identificación de
borrachos era una manera de criticar ese movimiento. También “La Rochester” en el agn; se pueden ver algunas en Así fue la
doy gracias a Jaime Vélez por su lectura atinada de esta imagen. revolución mexicana, op. cit., pp. 370, 372 y 377.

87
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 58. Orozquistas con guitarra y botella, Chihuahua,


junio de 1912; A. Ruiz Sandoval. inah 643310.

Foto 59. Voluntarios, que podrían ser dinamiteros, del estado de Coahuila,
durante la campaña contra el orozquismo, 1912; La Rochester. inah 643412.

88
Hacia una fotografía de guerra

Foto 60. Pascual Orozco y Victoriano Huerta; Distrito Federal,


14 de marzo de 1913; Manuel Ramos. inah 455163.

cio en la cual vemos a Villa a punto de ser fusilado Navarrete que fusilara a Villa y él recordó: “En-
reside no tanto en la estética como en esa capaci- contré a Villa hincado y llorando, suplicando en
dad única de la fotografía para embalsamar “eso voz alta que no se le fusilara. […] Estaba de ro-
que ha sido”87 (foto 61). Las circunstancias de esta dillas teniendo cogido de una pierna al coronel
imagen son las siguientes: existía una lucha de poder O’Horan, y detrás del grupo que formaban estos
entre Victoriano Huerta y Pancho Villa, exacerba- dos y el coronel Castro, estaba el pelotón de ejecu-
da por las diferencias entre un oficial profesional ción con sus armas descansadas”.88 Esta escena
y un revolucionario; derrotado Orozco, Villa ya debe haber pasado a ser objeto de comentarios, ya
no era necesario y Huerta encontró cualquier ex- que después Villa hizo una referencia a ella: “No
cusa para mandarlo ejecutar en Jiménez, Chihua- pude continuar porque las lágrimas se me roda-
hua, a principios de junio de 1912. Los testimo- ban de los ojos, no sé si del sentimiento de verme
nios que sirven para elucidar este incidente fueron tratado de aquella manera sin merecerlo, o quizá
recopilados por el historiador Friedrich Katz. Huer- de cobardía, como han gritado tanto mis enemi-
ta había ordenado al general Guillermo Rubio gos cuando me han huido. Yo dejo que el mundo
87
Véase Roland Barthes, Camera Lucida: Reflections on Photogra- 88
General Guillermo Rubio Navarrete, carta sin fecha, citada por
phy, trad. de Richard Howard, Nueva York, Hill and Wang, 1981, Friedrich Katz, Pancho Villa, trad. de Paloma Villegas, México,
p. 80. Era, 1999, pp. 197 y 198.

89
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 61. Villa a punto de ser fusilado por órdenes de Victoriano Huerta, Jiménez, Chihuahua,
junio de 1912; doctor Alemán Pérez (médico de la División del Norte). inah 68170.

juzgue de mis lágrimas en aquellos supremos mo- No obstante su conservadurismo, el poeta Juan
mentos y […] si la cobardía las hizo brotar, o la José Tablada avisó al vicepresidente José María
desesperación de ver que me iban a matar sin que Pino Suárez del peligro que encaraban de la ma-
yo supiera por qué”.89 nera más contundente:
A pesar de su triunfo sobre Orozco, Madero
parecía demasiado débil a la prensa (todavía) por- Por fin, exaltándose más y más, el señor Pino Suá-
firiana para controlar las nuevas fuerzas que ame- rez me preguntó que si a mi juicio la situación era
nazaban sus privilegios. Una vez que se percató de peligrosa. Sin vacilar, animado por la buena fe de
que Madero realmente creía en la libertad de pren- aquel hombre y por la confianza que me demos-
sa, lo atacaron “en términos amargados, calum- trara, le contesté que sí, que la situación no sólo
niosos y obscenos; por primera vez en la historia era peligrosa sino que cada día se hacía más, ya
de México, el público letrado disfrutaba el espec- que el gobierno parecía tolerar los desmanes de cier-
táculo no sólo de una prensa libre, sino de una pren- ta prensa que sistemáticamente solivianta los áni-
sa que satirizaba sin merced al jefe del Estado”.90 mos de los militares, excitándolos casi a la rebe-
lión. No bien había yo dicho esto cuando el señor
89
Pancho Villa, en conversación con Manuel Bauche Alcalde, sin
fecha; Friedrich Katz, op. cit., p. 199.
Pino Suárez, levantándose de su asiento y alzando
90
Alan Knight, op. cit., p. 390. los brazos al cielo, prorrumpió: “¡Es claro! ¡Es evi-

90
Hacia una fotografía de guerra

Foto 62. Protestas contra la prensa del Distrito Federal por su crítica irresponsable
a Francisco I. Madero, 1 de enero de 1912. inah 36982.

dente! ¡Si yo me he cansado ya de decirle al señor contra de la irresponsabilidad de periódicos como


Presidente que esa negligencia nos va a costar la El Imparcial en una manifestación del 1 de enero
vida; que vamos a pagar con nuestras cabezas!”91 de 1912 (foto 62). Sin embargo, la prensa desem-
peñaría un papel clave en envenenar a la opinión
Los maderistas se organizaron para defender- pública en contra de Madero y crear el clima para
se y los porros de Gustavo Madero protestaron en una revolución que era la última cosa que deseaba.

91
Diario, 5 de febrero de 1913; José Juan Tablada, Obras-IV, Diario
(1900-1944), Guillermo Sheridan (ed.), México, unam, 1992, p. 78.

91
Fotografiar
El movimiento zapatistaayla
lasRevolución Mexicana: compromisos e íconos
cámaras surianas

El movimiento zapatista
y las cámaras surianas

Historiar la fotografía de la revolución suriana y 190 del capítulo “Epílogo: los iconos de la Revo-
ha significado, para mí, la necesidad de rectificar lución Mexicana”, pp. 234 y 237).
una impresión equivocada que tuve de una expe- Durante un buen tiempo, me he dedicado a
riencia cinematográfica. Hace varios años, vi la pe- advertir a los investigadores de la historia gráfica
lícula Memorias de un mexicano, en la cual aparece de los peligros de rendirse a la tentación de inten-
una secuencia de Emiliano Zapata y Pancho Villa tar tales lecturas psicológicas por medio de la foto-
comiendo con Eulalio Gutiérrez en una mesa lar- grafía, sin que me diera cuenta de que llevaba un
ga en el comedor del Palacio Nacional durante el prejuicio inducido por la cámara.3 Así, mi idea de
breve periodo en que las fuerzas convencionistas que Zapata tenía una conciencia limitada en rela-
ocuparon el Distrito Federal.1 Me parecía obvio: ción con los medios modernos seguía igual hasta
por un lado, el norteño, sonriente y relajado al es- leer el libro parteaguas de Blanca Jiménez y Samuel
tar acostumbrado a encontrarse bajo la mirada de Villela que demuestra cómo Amando Salmerón
la cámara; por el otro, el campesino que vino del se volvió “El fotógrafo de la Revolución en el sur”,
México profundo —tímido, nervioso y huraño en a invitación de Zapata.4 Aún más sorprendente es
frente de los medios modernos. Pensaba que Villa
Revolución mexicana a los ojos del mundo. Diferentes perspec-
era el gran publicista y que Zapata había sido re- tivas en la prensa ilustrada”, en Miguel Ángel Berumen, México:
sistente a la necesidad de proyectar su imagen. En fotografía y revolución, México, Fundación Televisa/Lunwerg,
uno de los íconos revolucionarios, es Villa quien 2009, p. 228; Felipe Arturo Ávila Espinosa, “Se ve a Villa son-
riente, festivo, desinhibido, sentado en la silla presidencial. A su
se sienta en la silla presidencial, Zapata a su lado; lado, la mirada oblicua, incómoda, hostil, desconfiada de Zapa-
según Ricardo Pérez Montfort, “Villa fanfarrón ta”, “Villa y Zapata en la Ciudad de México”, Relatos e Historias
en México, núm. 43, 2009, pp. 45-46.
y sonriente, Zapata receloso y cohibido”2 (fotos 188 3
Véase John Mraz, “De la fotografía histórica: particularidad y nos-
talgia”, Nexos, núm. 91, 1985, y “¿Fotohistoria o historia gráfica?
1
La película se hizo con material filmado por Salvador Toscano, El pasado mexicano en fotografía”, Cuicuilco, vol. 14, núm. 41, 2007.
editada por su hija, Carmen Toscano, y estrenada en 1950. 4
Blanca Jiménez y Samuel Villela, Los Salmerón. Un siglo de foto-
2
Ricardo Pérez Montfort, “Zapata y Villa en la ciudad de México, grafía en Guerrero, México, inah, 1998, pp. 31 y 42.
1914-1915. Un tema popular con variaciones y fuga”, en Coti- La idea de que el zapatismo dio la espalda a los medios mo-
dianidades, imaginarios y contextos: ensayos de historia y cultura dernos sigue vigente entre colegas distinguidos. En junio de 2009,
en México, 1850-1950, México, ciesas, 2008, p. 235. Varios auto- Ángel Miquel sostuvo que fue el único movimiento que no de-
res han hecho observaciones similares: Marion Gautreau, “Pone mostró un interés marcado en promovéasese con imágenes, Se-
de relieve otra diferencia de los dos líderes: la actitud sonriente gundo Congreso Regional de Fototecas, La Revolución Mexica-
y confiada de Francisco Villa, al parecer cómodo en la silla pre- na: imagen, sonido y movimiento, inah-Morelos, 2009. En
sidencial, y el rostro más bien austero de Emiliano Zapata”, “La diciembre de 2009, Paco Ignacio Taibo II afirmó en su presenta-

93
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

el hecho de que parece que no fue sólo Salmerón car la naturaleza de su lucha”.7 Ariel Arnal ha rea-
quien se comprometió con las fuerzas zapatistas: lizado un análisis minucioso de la representación
fotógrafos y fotógrafas como Cruz Sánchez, Sara fotográfica generada sobre Zapata y ha demostra-
Castrejón y un tal Hernández han surgido como do que “La imagen que del líder suriano se pu-
otros protagonistas de la cámara suriana. Además, blica en la prensa pretende ubicar a Emiliano Za-
la única película realizada durante la lucha arma- pata en un cuadro ya tradicional, el tipo iconográfico
da sobre una causa que eventualmente se perdió del bandolero”.8
fue La revolución zapatista, que celebraba ese mo- Generalmente se podía afirmar que los edi-
vimiento.5 tores actuaban en términos tanto de sus intereses
Fue importante que los revolucionarios del de clase como de su repulsión metropolitana ha-
sur tuvieran sus propios medios visuales porque cia los campesinos para asegurar que no salieran
fueron vilipendiados sin respiro en los del Distri- imágenes favorables al zapatismo. No obstante, de
to Federal. Pérez Montfort ha resumido el retrato vez en cuando era necesario que el gobierno mis-
ofrecido de las fuerzas sureñas de la siguiente ma- mo tomara cartas en el asunto. Así, cuando Geró-
nera: “La imagen, tanto de Emiliano Zapata como nimo Hernández intentó registrar tres fotos de
de los zapatistas, estuvo cargada de elucubracio- Emiliano Zapata en medio del régimen huertista
nes, alocuciones agresivas, epítetos y descalifi- en el Departamento de Bellas Artes para estable-
caciones”.6 En la prensa ilustrada, el zapatismo cer su autoría, fue rechazado. Para la dependencia
siempre fue retratado como el enemigo mayor y gubermental encargada de cuestiones de derechos
se referían una y otra vez a los zapatistas como de autor no era un problema de plagio sino de po-
bandidos, mala hierba y hordas de criminales. lítica: “Siendo público y notorio que el referido
Según la historiadora de fotografía, Marion Gau- Zapata es reo de rebelión y que la circulación de las
treau: “Tanto los zapatistas como su jefe fueron fotografías produciría una excitación a la comi-
objeto de una estigmatización sistemática: las me- sión de este delito, siendo punibles estos hechos,
sas de redacción subrayaban invariablemente la dicha circulación carece de objeto lícito”.9
ferocidad y la barbarie de las huestes sureñas, sin Se podría pensar que la visión construida en
mencionar nunca sus ideales agrarios ni reivindi- las revistas y periódicos era una expresión más de
su tendencia a estar del lado de los que mandan y,
ción en la Feria Internacional del Libro que “Los líderes sureños al entrar en el poder los zapatistas, las cosas cam-
no estuvieron conscientes de los medios modernos”, Guadalaja- biarían. Cuando los zapatistas se acercaban al Dis-
ra, 2009. Vale la pena señalar que no sólo hay menos fotos so-
brevivientes de los zapatistas que de otros movimientos, sino
trito Federal en agosto de 1914, tal parecía ser el
que también se ha estudiado más la fotografía de otros ejércitos. caso, a juzgar por el temor expresado por la re-
5
Aleksandra Jablonska y Juan Felipe Leal, La revolución mexicana
en el cine nacional, 1911-1917, México, Universidad Pedagógica
Nacional, 1997, p. 27. 7
Marion Gautreau, op. cit., p. 224.
6
Ricardo Pérez Montfort, “Imágenes del zapatismo entre 1911 y 8
Ariel Arnal, “Fotografía del zapatismo en la prensa de la Ciudad
1913”, en Laura Espejel (ed.), Estudios sobre el zapatismo, México, de México, 1910-1915”, tesis de maestría, Universidad Iberoame-
inah, 2000, p. 163. Agradezco a Ricardo nuestras conversaciones ricana, 2002, p. 45.
sobre este tema y su generosidad en prestarme materiales. 9
Miguel Ángel Berumen, op. cit., p. 282.

94
El movimiento zapatista y las cámaras surianas

vista Novedades de que la prensa estaba abando- lucha armada: “Aún durante el periodo conven-
nando la línea que consistentemente había seguido: cionalista, la prensa define la lucha contra el zapa-
tismo como un enfrentamiento entre el salvaje
Los tiempos cambian: los zapatistas que hasta externo, allende fronteras, y la civilización simbo-
hace muy breves días fueron considerados como lizada por la ciudad de México”.12 Gautreau tam-
bandidos, y cuyo solo nombre era en el mundo bién afirma que el discurso antizapatista sólo “cam-
entero emblema de barbarie y de salvajismo, co- bia radicalmente en los años veinte”, irónicamente,
mienzan a ser llamados con adjetivos que los enal- “con el apoyo de las mismas fotografías” que se
tecen. Ya se dice en letra de molde que Emiliano habían empleado para atacar a la revolución su-
Zapata es Generalísimo del Ejército Libertador de riana.13 Este último caso muestra, una vez más, la
la República, y que son sus fines altos y nobles; muy polisemia de las fotografías y lo determinante de
pronto habrá que considerar a esos dignos ciuda- los contextos en los cuales aparecen.
danos como honradísimos y generosos. Tal hace pen- Ahora bien, hay ciertas fisuras en la ideología
sar la lectura de periódicos durante estos días que oficial que dan para pensar. Arnal se ha enfocado
van corriendo tan triste, tan amargamente. Los que en unas imágenes de zapatistas capturados, ya que
eran hace un mes sanguinarios cabecillas, bando- “Abundan en la prensa ilustrada fotografías de pri-
leros y asesinos, empiezan ya a ser llamados seño- sioneros amarrados posando a la fuerza junto a
res y generales.10 sus captores”14 (foto 63). Tal abundancia me hace
pensar que las fotografías del “prisionero zapatis-
Según Pérez Montfort hubo una transición ta” deberían contemplarse como un tropo de la
significativa en medio de la Revolución: “Después nota roja, un género desarrollado por la prensa
de 1914 dicho movimiento fue cada vez más reco- porfiriana. Arnal compara dos fotos que parece-
nocido hasta adquirir el rango de ‘revolucionario’. rían pertenecer a este tropo. El estudioso analiza
Emiliano Zapata dejaría de ser el ‘Atila’ para con- una imagen publicada en La Ilustración Semanal;
vertirse en el ‘Caudillo del Sur’”.11 Sin embargo, yo en una foto que probablemente fue dirigida por
creo que la ideología racista y clasista de los due- Abraham Lupercio, vemos lo que quizá sea un lé-
ños de la prensa ilustrada se expresó en represen- pero urbano posando como si fuera un cautivo en
taciones antiindígenas y anticampesinas que esen- medio de sus “captores” (foto 64). Los federalistas
cialmente no cambiaron, hasta que la muerte de encarnan a los distintos cuerpos de las fuerzas ar-
Zapata en 1919 permitió que entrara en el pan- madas —dos oficiales de diferentes tropas del ejér-
teón de los héroes de la Revolución. Arnal, por cito, un marino y un voluntario civil armado como
ejemplo, no encuentra cambio alguno durante la milicia ciudadana— en una representación de la
unidad nacional, requisito imprescindible para
10
“Intentonas de los zapatistas para llegar a la capital”, Novedades,
5 de agosto de 1914. Las fotos están acreditadas a Antonio Gar-
duño. 12
Ariel Arnal, op. cit., p. 107.
11
Ricardo Pérez Montfort, “Imágenes del zapatismo”, op. cit., 13
Marion Gautreau, op. cit., p. 193.
p. 205. 14
Ariel Arnal, op. cit., p. 62.

95
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 63. Prisioneros zapatistas llevados a la ciudad de México,


Distrito Federal, 1911. inah 36324.

Foto 64. Grupo con “prisionero zapatista”; Distrito Federal,


La Ilustración Semanal, 27 de julio de 1914; Abraham Lupercio.

96
El movimiento zapatista y las cámaras surianas

Foto 65. Prisionero zapatista; Distrito Federal, ca. 1911. inah 6031.

afrontar la otredad del zapatismo.15 Arnal compa- ñarla con una referencia a “los bandidos zapatis-
ra esta imagen de sumisión escenificada con otra tas fusilados en ese mismo pueblo en que tantas
foto que parece espontánea (foto 65). Nunca en- fechorías cometieron”.17 Según Gautreau, la pren-
contró esta segunda foto publicada y especula que sa ilustrada exhibía recurrentemente los cádaveres
es porque no proporciona la imagen requerida por de zapatistas, “sin gran pudor por parte de las re-
las revistas ilustradas: “La actitud y estatura del pri- dacciones”.18 No obstante, hay una disyuntiva en-
sionero se impone, a pesar de su condición de reo, tre el pie de la revista y la imagen de Samuel Tino-
por encima de sus captores. Ni la risa de ellos, ni co, que captura a los niños en una escena que hoy
la cuerda que lo ata, ni la vestimenta mucho más en día estamos muy acostumbrados a ver en fotos
pobre que de quienes lo muestran como trofeo lo- de Vietnam, Yugoslavia, Iraq u otra parte desgra-
gra intimidar la mirada que lanza hacia la cámara”.16 ciada del mundo, pero que es insólita, en mi expe-
Otra imagen que ofrece la posibilidad de ser riencia, dentro de la fotografía de la Revolución
un mensaje fuera del discurso oficial es la de los Mexicana. Es casi imposible imaginar que Tinoco
niños llorando (foto 66). La revista Novedades in- se quedara inmune ante la escena de los hijos so-
tentó dictaminar la lectura de la foto al acompa- llozando, sus caras llenas de terror, junto al cadá-
17
“La bestia humana en Ayotzingo”, Novedades, 22 de enero de
15
Ibidem, pp. 125-130. 1913.
16
Ibidem, p. 129. 18
Marion Gautreau, op. cit., pp. 193 y 189.

97
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 66. Niños lloran junto a zapatistas fusilados en Ayotzingo, enero de 1913;
Samuel Tinoco; Novedades, 22 de enero de 1913. inah 63752 (detalle).

ver de su papá. Es mejor concebir esta foto como los medios capitalinos y los zapatistas, capturada
un intento de humanizar la percepción de los za- en esta foto de un grupo de fotoperiodistas y re-
patistas entre el público defeño, en lugar de pen- beldes durante la gira de Madero por Morelos y
sar que los prejuicios antizapatistas de los fotope- Guerrero en junio de 1911 (foto 67). Sin embargo,
riodistas metropolitanos estaban tan enraizados ya para agosto de 1912 las diferencias de clase y
que no permitirían ver con sus corazones.19 cultura se habían restablecido, y de la lucha entre
Según la prensa ilustrada, los periodistas debe- el nuevo gobierno maderista y el zapatismo sur-
rían haber tenido varias razones para sentir poca gió un caso fascinante. Lo describió Agustín Víc-
simpatía para los zapatistas, dado que fue el único tor Casasola catorce años después: “La fiebre pe-
grupo revolucionario del cual decía que atacaban riodística había hecho que los reporteros buscaran
a reporteros. Hubo una breve luna de miel entre nuevas sensaciones y así pretendieron en la época
de auge zapatista, entrevistar al propio Emiliano
19
Para un análisis sobre un fotoperiodista que hizo imágenes que Zapata en sus cubiles”.20 Un grupo de periodistas
iban a contracorriente de las líneas de las revistas que las publi-
caron —y cómo las revistas utilizaban sus fotos a veces de ma- salió con esa idea, entre los cuales se encontraban
neras contradictorias a las entendidas— véase mis libros: Nacho
López y el fotoperiodismo mexicano en los años cincuenta, Méxi- 20
Luis G. Moreno Irázabal, “Figuras del periodismo mexicano. Don
co, Océano/inah, 1999, y Nacho López, Mexican Photographer, Agustín Víctor Casasola”, El Demócrata, 11 de abril de 1926, Sec-
Minneapolis, University of Minnesota Press, 2003. ción de Revista, p. 15.

98
El movimiento zapatista y las cámaras surianas

Foto 67. Revolucionarios sureños en un retrato de grupo con cámara; Morelos, ca. 1911. En la foto se ve a Heliodoro J. Gutiérrez
(sentado con la cámara) y a Manuel Ramos (junto a Gutiérrez, con bigote). inah 5710.

los fotógrafos Agustín Víctor Casasola, José Soria- ver siquiera a los periodistas, mucho menos reci-
no y Gerónimo Hernández. Llegaron hasta El Jil- birlos, y que cuanto antes se retiraran del campa-
guero y, por la cantidad de fotos que han sobrevi- mento si no querían sufrir un susto. La amenaza
vido de ese encuentro, es evidente que se sentían fue hecha en tal forma, que decidieron salir más
con la libertad de documentarlo en imágenes que que corriendo de aquel lugar peligroso”.23 Al dejar
muestran a zapatistas y periodistas interactuando, el territorio zapatista se toparon con otros perio-
hasta montados juntos en un jaripeo.21 Se tomó distas que iban a entrevistar a Zapata, entre ellos,
por lo menos una foto en la cual aparecen con Za- Ignacio Herrerías, el primo de Casasola, quien ha-
pata: él sentado con su escolta y ellos parados bía entrevistado a Francisco I. Madero en abril de
atrás.22 Sin embargo, Agustín Víctor pintó un cua- 1911; “No obstante las indicaciones que les hicie-
dro contrariado por las fotos, al contar que el cau- ron para que no siguieran adelante, los periodis-
dillo “Con indignación, contestaba que no quería tas llenos de entusiasmo y amor propio continua-
ron su camino en el tren”.24 Ese mismo tren fue
21
Véase las fotos publicadas en Gustavo Casasola, Historia gráfica volado por los zapatistas y ahí murieron He-
de la Revolución Mexicana, México, Trillas, 1967, pp. 492-494. Véa-
se las siguientes imágenes: inah 5930, inah 5933, inah 5935,
inah 5936 e inah 5937. 23
Luis G. Moreno Irázabal, op. cit., p. 15.
22
inah 5853. 24
Idem.

99
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

rrerías, Rivera (un fotógrafo) y Humberto León En 1913 La Semana Ilustrada publicó una pla-
Strauss. Retratos de los “Mártires de la prensa” na entera sobre el “Asalto a un tren de Periodistas
aparecieron en la revista Artes y Letras y el texto por las hordas de Zapata”, en la cual describía
pone al descubierto la manera en la cual los zapa- cómo esa “horda de criminales […] trataba a los
tistas ni siquiera recibieron un reconocimiento periodistas de una manera brutal e infame”.28 Sin
como humanos: “La muerte bárbara, el asesinato embargo, un año después, otro caso de la relación
vil arrancó la vida de nuestros colegas en una in- entre periodistas y zapatistas surgió y fue tan com-
solente crueldad digna de zulús y caníbales. La ci- plejo como el de la entrevista en El Jilguero. La
vilización ha gritado con todas sus voces: el ene- Ilustración Semanal relataba el drama de “Los que
migo no es político, no es social, no es humano vieron el mausser por la punta” en 1914.29 Uno de
casi; es zoológico”.25 Es revelador que Agustín Víc- los fotoperiodistas más destacados en ese pe-
tor tomó la voladura de un tren personalmente: riodo, Abraham Lupercio, fue capturado con sus
“Esto era lo que el señor Zapata nos preparaba a acompañantes: “Estos cuatro bravos compañeros
nosotros. El golpe iba dirigido contra nosotros, y se aventuraron por los campos zapatistas hasta
no contra aquellos muchachos”.26 Para Gildardo ser aprehendidos y llevados a la plaza de San Ni-
Magaña fue simplemente un “desgraciado inci- colás Totolapa para ser fusilados; escaparon por
dente de guerra”: su diplomacia” (foto 68). De página entera, la foto
muestra a los siete zapatistas que capturaron a los
Fue atacado el tren dirigiendo el fuego al carro de periodistas, quienes aparecen en cuatro óvalos in-
la escolta que contestó también con las balas de sertados arriba de los zapatistas. Estamos, otra vez,
sus fusiles. ¿Quién iba, en esos momentos de tre- frente a la polisemia de las fotografías y de su do-
menda excitación, cuando al ruido de los fusiles se cumentalismo intransigente. Aunque la mesa me-
mezclaban las maldiciones, a saber que tres indivi- diática está puesta para que esta historia sea otra
duos que estaban entre los soldados eran tres pe- del barbarismo de los zapatistas, el hecho de que
riodistas que si atacaban a la Revolución era desde ellos posan tranquilamente para Lupercio los per-
las columnas de los diarios metropolitanos? ¡Cuán- sonaliza; en lugar de verlos como tipos de salvajes,
tas veces los mismos periódicos, a los que servían, la cámara revela su individualidad y, lo más im-
atacaron cruelmente a la Revolución y desfigura- portante, su humanidad.
ron los hechos y atenuaron los crímenes que co- Comenta Arnal: “La prensa de la ciudad de
metían los soldados federales. […] Y jamás los México rara vez publica zapatistas en sus terri-
tildaron de salvajes!27 torios”.30 Según él, eso se debe a dos razones: por
un lado, “no cualquier fotógrafo era capaz de in-
troducirse en campo zapatista para llevar a cabo
un reportaje”; por otro lado, la posibilidad de
25
Artes y Letras, 18 de agosto de 1912.
26
Luis G. Moreno Irázabal, op. cit., p. 15. 28
La Semana Ilustrada, 7 de octubre de 1913.
27
Gildardo Magaña, Emiliano Zapata y el agrarismo en México, 29
La Ilustración Semanal, 3 de agosto de 1914.
México, inehrm, 1985, p. 208. 30
Ariel Arnal, op. cit., pp. 90-91.

100
El movimiento zapatista y las cámaras surianas

Foto 68. Periodistas y zapatistas; San Nicolás Totolapa, agosto de 1914;


La Ilustración Semanal, 3 de agosoto de 1914; Abraham Lupercio.

censura si “se mostrara el enemigo tal y como es, sencia en la línea de fuego, los revolucionarios de-
o mejor dicho, tal y como él —el enemigo— hu- sistieron del fusilamiento, posando después para
biera querido salir”. Si el propósito de Lupercio una de las fotografías”.32 Así, tanto esta foto como
hubiera sido el de representar a los zapatistas de la de Tinoco de los niños sollozando ofrecen posi-
una manera que intentara cambiar la predisposi- bilidades intrigantes de lecturas alternativas.
ción de la mente metropolitana de verlos como Entre las fotografías oficiales del zapatismo
salvajes —como “ese ‘otro’-campesino-indio in- encontramos unas tomadas literalmente del lado
domable, vicioso, armado”—31 no se sabe todavía. del ejército federal; algunas de ellas podrían ser de
Se podría sospechar que Lupercio se quedó con combate. La que aparece frecuentemente, siempre
una buen impresión de los zapatistas, ya que libe- atribuida a Casasola, es una sobre la cual tenemos
raron a los periodistas en el momento en que ellos información limitada, pero con contradicciones
se identificaron; no se mencionó ese detalle en la
revista, pero un libro reciente cuenta que “Cuan- 32
Gerardo Camacho de la Rosa, Raíz y razón de Totolapan: el dra-
do Lupercio expuso la verdadera razón de su pre- ma de la guerra zapatista, México, Secretaría de Desarrollo So-
cial-Gobierno del Distrito Federal/CeÁcatl, 2007, p. 57; citado
en Samuel Villela, “La fotografía de la Revolución Mexicana”,
31
Ricardo Pérez Montfort, “Imágenes del zapatismo”, op. cit., p. 20/10. Memoria de las Revoluciones en México, núm. 5, 2009, pp.
190. 83-84; también se puede consultar en www.terra.com.

101
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 69. Combate (o evento mediático o ejercicio militar) entre federales y zapatistas
(o federales vestidos como zapatistas); Morelos, 1912; León Salinas. inah 643135.

que nos abren unas preguntas (foto 69). La foto ha podría haber sido un ejercicio entre unos sol-
sido empleada para ilustrar diferentes periodos, dados vestidos en uniformes y otros que llevaban
pero fue evidentemente hecha en Jonacatepec, el ropa campesina (o unos campesinos reclutados
18 de agosto de 1912, y publicada dos días des- para el escenario). El hecho es que nadie se ex-
pués en El Imparcial.33 Así, servía para ilustrar la pondría en combate como los participantes lo es-
ofensiva del régimen maderista en contra de los tán haciendo para la foto, sobre todo guerrilleros
zapatistas, en el momento preciso en que la pren- que sobreviven por su capacidad de esconderse.
sa atacaba con más ferocidad a ese movimiento Lo realmente interesante de esta foto es el tex-
por las muertes de Herrerías, Rivera y Strauss. A to que el periódico pensó que era necesario para
nuestros ojos, la imagen es claramente dirigida: que su público se la tragaría como verídica. El pie
podría haber sido una colaboración entre la pren- de la foto remarca su veracidad —“Valiosa foto-
sa y el ejército para armar un evento mediático, o grafía, tomada en el momento preciso del comba-
te entre zapatistas y federales”— y proporciona
una larga narrativa que parece un despacho man-
33
El Imparcial, 20 de agosto de 1912, p. 1. Debo aclarar que la foto
que incluyo aquí (inah 643135) no es la publicada (inah dado del frente: describe la batalla (y victoria) de
643006); sin embargo, es obvio que se hicieron las dos fotos al unos federales, muy inferiores en número, contra
mismo tiempo. Se publicaron las dos fotos en Gustavo Casasola,
donde se presentan como si representaran el levantamiento za-
los zapatistas y, sobre todo, la situación del fotó-
patistas en contra de Díaz en 1911, op. cit., p. 254. grafo, un ingeniero León Salinas. El propósito de

102
El movimiento zapatista y las cámaras surianas

Salinas “era obtener una instantánea para El Im- que los periodistas querían vengarse mediática-
parcial”: mente por la muerte de sus colegas y, además, los
medios siempre podrían aumentar ventas al po-
Jonacatepec, 18 de agosto de 1912. 20 federales ner en la primera plana una buena foto de com-
contra 200 zapatistas. Francisco Mendoza y Felipe bate —de las cuales hay muy pocas—, acompaña-
Neri contra el 37vo. al mando del capitán Emilio da por una nota explicativa. Añade un toque de
Guillemín. Foto del Ingeniero León Salinas. Se realismo decir que las “instantáneas” fueron to-
aproximan los zapatistas: hacia el sureste y entre madas por un aficionado, como el ingeniero Sali-
los breñales se veían las siluetas de un compacto nas, cuando de hecho parece que fue un fotope-
grupo de individuos armados, con sus cananas riodista experimentado.36
terciadas, sus sombreros enormes arriscados y sus Tanto trabajar para hacer creíble la imagen
fusiles listos para el combate. El señor Salinas co- me hace preguntar: ¿era el público de El Imparcial
locaba su cámara sobre el terrocal cuando sonó el de tal sofisticación visual como para requerirlo?
primer disparo […] Instantáneas: se pudieron ob- De ser así, ¿cómo podemos explicar que otras pu-
tener dos instantáneas, una de ellas bien lograda blicaciones como El Mundo Ilustrado y La Ilustra-
en un espacio de tiempo relativamente corto, pues ción Semanal pondrían en sus portadas fotos de
no se había acabado de colocar la cámara sobre el soldados burdamente posadas como si estuvieran
terrocal, cuando una bala pegó con una piedra tirando al enemigo en medio de escenarios de ma-
cerca del aparto. Esto hizo que se prescindiera de gueyes y la bandera nacional?37 (foto 109 del capí-
la empresa, y después de dos horas de fuego, cesó tulo “Fotografiar la reacción”, p. 147). La foto de
éste, escuchándose entonces vivas de los federales Salinas y el texto representan un desafío a la no-
triunfantes.34 ción de que hay un desarrollo lineal del alfabetis-
mo visual, una sofisticación creciente que produ-
Este texto bien podría ser la narrativa más lar- ce cambios en los códigos del realismo. En 1912,
ga sobre el acto de fotografiar durante la Revolu- esta foto evidentemente requería de una larga
ción que se publicó en un periódico o revista de la apología; hoy en día, estudiosos con experiencia
época. ¿A qué se debe? Como las películas que em- en el manejo de fuentes visuales la siguen publi-
piezan con “Basada en una historia verdadera”, cando como si fuera una foto tomada en el ojo del
una foto que requiere mucho pie para legitimarse huracán de combate.38
es sospechosa en sí. Quizá fue, como Arnal sugie-
36
Daniel Escorza dice que el negativo de la foto inah 643006 es
re, una idea del capitán Guillemín, quien colabo- una placa de cristal. Por lo tanto, no fue hecha con una Kodak y
ró con el fotógrafo y/o reportero para hacer un lo más probable es que fuera un fotógrafo profesional, fuera
ensayo que le promoviera a él.35 Sin embargo, el fotoperiodista o de postales, con su cámara View; le agradezco
esta información.
interés de la prensa seguramente fue otro. Pienso 37
Véase la discusión de esta disyuntiva en la introducción y a tra-
vés del libro.
34
Es de notar que el texto menciona dos fotos, ya que son dos las 38
Ricardo Pérez Montfort, “Imágenes del zapatismo”, op. cit., p.
que sobreviven en el Fondo Casasola de la Fototeca Nacional. 187. En la republicación de este ensayo, Pérez Montfort pone el
35
Ariel Arnal, op. cit., p. 161. siguiente pie a esta imagen, “Las fotos evidenciaban la diferencia

103
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 70. Federales atacando a los zapatistas; Amecameca, 1911. inah 64398.

Una de las pocas fotos hechas durante la Re- focadas”.39 Es en sí una anomalía en la fotografía
volución Mexicana que podría ser de combate es de la Revolución, ya que las fotos a que estamos
la de las tropas federales que parecen estar cargan-
do contra los zapatistas (foto 70). Ahora bien, no
39
Esta frase adquiere un significado en el contexto de la foto más
hay evidencia contundente de que no sea un ejer- famosa de Robert Capa, que ha adquirido el título de “El mili-
cicio, pero la pobre composición, los elementos ciano en su momento de muerte, España, 1936”. El periodista O.
que entran desde afuera del encuadre y el hecho D. Gallagher fue uno de los primeros en cuestionar la veracidad
de la foto; contó que Capa le había dicho: “Si quieres obtener
de estar tan cerca de las tropas en acción dan la buenas fotos de acción, no deberían estar enfocadas. Si tu mano
impresión de que sea una foto tomada bajo con- tiembla un poco, obtendrás una excelente toma de acción”, ci-
tado en Phillip Knightly, The First Casualty. From the Crimea to
diciones difíciles; sólo años después se les ocurri- Vietnam: The War Correspondent as Hero, Propagandist, and Myth
ría a los fotoperiodistas imitar la crudeza de las Maker, Nueva York, Harcourt Brace Jovanovich, 1975, p. 212. Capa
tituló su autobiografía, Slightly Out of Focus (Ligeramente desen-
fotos espontáneas para hacerlas aparecer como si focado, Madrid, La Fábrica Editorial, 2009), como una burla a la
fueran de guerra, sacándolas “ligeramente desen- noción de que él necesitaba “trucos” para hacer fotos de comba-
te; acerca de Capa, véase Richard Whelan, Robert Capa, Nueva
York, Knopf, 1985. Whelan es también el autor del ensayo más
inteligente sobre la polémica foto, “Proving that Robert Capa’s
entre los campesinos zapatistas mal armados y las tropas bien ‘Falling Soldier’ is Authentic”, Aperture, 166, 2002; estoy citando
pertrechadas de los pelones”, Cotidianidades, imaginarios y con- de una versión extensivamente revisada y ampliada de 2004 que
textos: ensayos de historia y cultura en México, 1850-1950, Méxi- Whelan me mandó, pero parece no haberse llegado a publicar
co, ciesas, 2008, p. 169. antes de su muerte.

104
El movimiento zapatista y las cámaras surianas

Foto 71. Artillería federal contra zapatistas; Morelos, 1912. inah 36839.

acostumbrados —de ejercicios— están tomadas a guel tomaron fotos en Morelos durante 1912 de
más distancia y con mucho mejores composicio- batallas entre los federales y los zapatistas; mas
nes. Asimismo, el hecho de que se identifique un esta imagen no fue una de ellas.41
lugar particular, Amecameca, en la Historia gráfi- Sin saber quiénes las tomaron, hay fotos en las
ca de la Revolución Mexicana, indicaría que se pu- cuales podemos encontrar detalles materiales y so-
blicó inicialmente en relación con unos combates ciales de esta lucha entre los zapatistas y los fede-
en esa región.40 Su aparición en la Historia gráfica ralistas. La diferencia en armamento se hace evi-
la atribuye implícitamente a Agustín Víctor Casa- dente al comparar la artillería del ejército federal
sola, pero al ver la imagen original en la Fototeca (foto 71) con el pobre cañón zapatista (foto 72). Es
Nacional —pegada en la pared con tachuelas para difícil saber la razón por la cual los oficiales fede-
reprografiarla— es obvio que él reprodujo la foto rales, vestidos de civil, y el general zapatista, Jesús
de una revista o periódico y de ahí la identifica- Gil, se encuentran en el patio de la estación de San
ción del lugar. Saber quién tomó la foto podría Lázaro en enero de 1912.42 Lo más probable es que
dar una pista sobre el fotoperiodismo en ese pe-
riodo y la cobertura de la Revolución. Ignacio
Gutiérrez ha afirmado que Agustín Víctor y/o Mi 41
Ignacio Gutiérrez Ruvalcaba, “A Fresh Look at the Casasola Ar-
chive”, History of Photography, vol. 20, núm, 3, 1996, p. 193.
42
Las identificaciones en la foto se encontraron escritas en una
40
Gustavo Casasola, op. cit., p. 400. copia en el Fondo Dr. Andrés Angulo del inah-Tlaxcala.

105
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 72. Cañon zapatista; (de izquierda a derecha) mayor Foto 73. Zapatista, ca. 1915. inah 4930.
Edmundo Bazán, coronel Eduardo Reyes, general zapatista
Jesús Gil; patio de la estación de San Lázaro, Distrito Federal;
enero de 1912. inah 186448.

la imagen pertenezca al tropo de las fotos de “pri- prepotentes). Lo interesante es cómo la debilidad
sioneros zapatistas” que abundaban en la prensa semántica de la foto nos permite verla o como de-
capitalina. El cañón fue presumiblemente captu- mostración de la victoria federal o como un docu-
rado en la guerra contra los zapatistas que empe- mento de la enorme desigualdad de recursos en-
zó en noviembre de 1911 y traído al Distrito Fe- tre el ejército libertador y el federal. Aun cuando
deral. Quizá muestran el arma como parte de un encontramos a un zapatista con un arma moder-
evento mediático para documentar los éxitos del na, como este guerrillero con su fusil de cerrojo que
ejército federal, pero falta el público y no se en- carga clips —que parece ser una carabina Steyr-
tiende por qué los oficiales están vestidos de civil Mannlicher, del tipo que llevaban ciertos grupos
si quieren visualmente celebrar al ejército. La pre- constitucionalistas (foto 166 del capítulo “Las ven-
sencia del general zapatista es igualmente enig- tajas de fotografiar el movimiento constitucio-
mática, ya que debería estar acompañado de sus nalista”, p. 209)—, la ropa desgastada y los pies
captores, que tendrían que ser identificados como enguarachados documentan esa asimetría de las
tales por sus armas y uniformes (y sus actitudes fuerzas (foto 73). La imagen de un zapatista dan-

106
El movimiento zapatista y las cámaras surianas

Foto 74. Zapatista alimenta a su caballo; Morelos, ca. 1914. inah 5929.

do de comer a su caballo nos encara con uno de zó de joven en el estudio paterno y paulatinamen-
los detalles más mundanos e imprescindibles, en- te reemplazó a Protasio; ya para 1910 el negocio
carnado en lo dicho por Napoleón: “Un ejército era suyo. Hacía fotos oficialistas de la visita de Por-
marcha sobre su panza” (foto 74). Además de ser firio Díaz a Chilpancingo y de las festividades del
un documento social, representa al zapatista como Centenario de la Independencia con el goberna-
un ser humano, en medio de un acto generoso; dor Damián Flores. Sin embargo, era el momento
quizá fue hecha por un fotógrafo del lado suriano. de buscar caminos de resistencia y Salmerón en-
El fotógrafo zapatista del cual tenemos más tró como corresponsal del El Tiempo, el periódico
información es Amando Salmerón, miembro de católico de oposición derechista al régimen de
una dinastía fotográfica fundada por su padre, Porfirio Díaz. Así, sus verdaderas simpatías fue-
Protasio Salmerón, en Chilapa, Guerrero.43 Empe- ron expresadas en la fotografía de estudio que
hizo de Eucaria Apreza, “la prócer de la Revolu-
43
Mi análisis de Amando Salmerón está basado en el libro de
Blanca Jiménez y Samuel Villela, op. cit., además de las fotos que
ción en Guerrero y un símbolo de la participación
allí aparecen. femenina en el estallido de la Revolución en el

107
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

sur”.44 La fotografió con un diario en la mano para apreciar en las imágenes de las tropas formadas
que pareciera como una persona que se mantenía para su cámara, a veces con arcos y flechas. Se co-
informada de los acontecimientos nacionales. Se- nocen varias fotos espontáneas de Salmerón, en-
gún Villela, así era ella: pertenecía “a un club an- tre ellas una de un prisionero rumbo al pelotón
tirreeleccionista, tuvo contactos personales con y otra de unos acomodados encabezados por el
Madero, con los Serdán en Puebla y apoyó el pri- obispo Campos y Ángeles que huyen del teatro de
mer levantamiento en Chilapa”.45 Pronto, Salme- operaciones (Salmerón los describía como “capi-
rón se encontró fotografiando a los campesinos talistas” en el pie que puso a la foto).48 No obstan-
en abierta rebelión en imágenes como la que cele- te, sus imágenes artificiales de “combate” indican
bra la toma de Chilapa por los hermanos Ramírez que su concepción del realismo documentalista
en abril de 1911. Al triunfo del maderismo, el fo- (o su experiencia en el campo de batalla) no era
tógrafo se dedicó a hacer retratos como el de los muy desarrollada; puso a los soldados amontona-
congresistas en el XXII Congreso Constitucional dos en posiciones que nunca ocurrirían en reali-
y el de “Don Eladio Miranda, primer presidente dad.49 No obstante, Zapata reconoció su compro-
municipal maderista en Chilapa, con los nuevos miso y su utilidad a la causa; su amistad quedó
jefes, oficiales y paisanos [que] celebran el triunfo demostrada en las dedicatorias que escribió al re-
de la revolución maderista”.46 verso de algunas fotografías y en la carabina 30-30
Con el golpe de Estado de Victoriano Huerta, que regaló a Salmerón.
Salmerón no perdió tiempo en alinearse con la El fotógrafo retrató al caudillo varias veces,
oposición carrancista y zapatista. Fotografió a Ju- entre ellas a caballo; aunque hay muchas fotos de
lián Blanco y a otros que seguían la causa consti- Zapata en su cabalgadura, pocas son retratos (foto
tucionalista. No obstante, su corazón fue zapatis- 75). Ahora bien, no era inusual que Zapata se re-
ta e hizo muchas imágenes de líderes y soldados tratara, ya que varios fotógrafos lo hicieron, entre
comunes posando tanto en su estudio como en ellos Abraham Lupercio, Heliodoro J. Gutiérrez y
escenarios “reales”, entre ellas una boda zapatista Antonio Garduño, un hecho que, en sí, demuestra
celebrada en el patio de una casa y el consejo de su conciencia del valor del medio. En todos sus
guerra de un huertista.47 La proclividad de Salme- retratos sale vestido de charro —pantalones ajus-
rón para la pose —y la colaboración de los zapa- tados, camisa blanca, mascada de seda, chaqueti-
tistas con su proyecto fotográfico— se puede lla corta y a veces bordada, botas de montar y
sombrero jarano de fieltro—, lo que le distinguía
44
Blanca Jiménez y Samuel Villela, op. cit., pp. 32-33; véase la foto
de ella, p. 36.
45
Samuel Villela, “Imágenes de la Revolución en Guerrero”, en 48
Samuel Villela, “Imágenes…”, op. cit., p. 179.
Samuel Villela, Obra de un pueblo, Chilpancingo, Gobierno del 49
Blanca Jiménez y Samuel Villela, op. cit., p. 53. En una comuni-
Estado de Guerrero, 2004, p. 171. cación personal, Villela hace referencia a otra foto de Salmerón
46
Pie de foto escrito por Amando Salmerón; citado por Blanca de unos zapatistas al lado de unas trincheras, que podría abrir
Jiménez y Samuel Villela, op. cit., p. 37. otras posibilidades: “Aquí no hay pose ni se trata de un entre-
47
Sin conocer el archivo no queda claro cuánto fotografió Salme- namiento sino que es una foto tomada directamente del teatro
rón a las fuerzas antizapatistas; un ejemplo es una foto de oficia- de los acontecimientos, aunque no hay escenas de batalla”, 31 de
les federales; Blanca Jiménez y Samuel Villela, op. cit., p. 53. diciembre de 2000.

108
El movimiento zapatista y las cámaras surianas

Foto 75. Emiliano Zapata a caballo, Chilapa, marzo de 1914; Amando Salmerón. inah 63434.

109
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

de sus tropas, que llevaban uniforme de calzón y Se podría decir que es la colaboración entre Za-
camisa de manta; no parece que la decisión de di- pata y Salmerón lo que le da la legitimidad al co-
ferenciarse fuera el resultado del contacto con los mandante a través de la estética fotográfica. La cer-
medios modernos, como en el caso de Pancho Vi- canía de ellos (y la astucia del líder en cuanto a la
lla, porque siempre se había vestido de esa mane- importancia de la fotografía) produjo uno de los
ra.50 Al comparar esta foto con una del general Ig- pocos documentos en los cuales un caudillo revo-
nacio Maya (montado sobre el mismo caballo) lucionario manifiesta expresamente su deseo de
tomada al mismo tiempo en el patio de las caba- que el fotógrafo sirva a su causa. Rescatada por
llerizas del Hotel Álvarez en Chilapa, Arnal argu- Jiménez y Villela, la carta dirigida a Salmerón des-
menta que Salmerón también desigualaba —fo- pués de la toma de Chilpancingo dice:
tográficamente— al líder de sus seguidores:
Cuartel General en Chilpancingo
La composición de ambas fotos, así como el án-
gulo desde donde se realiza la toma, favorece ine- marzo 26 de 1914
vitablemente al caudillo suriano por encima de su
subalterno. Mientras la imagen de Maya está to- Señor Amando Salmerón Chilapa
mada casi al mismo nivel que la montura, la foto- Muy estimado señor y amigo:
grafía de Zapata ha sido enfocada desde un ángu- Con motivo de la toma de la Capital del Estado
lo ligeramente contrapicado, lo que en lenguaje por las tropas insurgentes y de la completa derrota
fotográfico convencional equivale a aumentar la del enemigo, recomiendo a usted se sirva marchar-
sensación de poder visual del sujeto. Además de se en el acto para esta ciudad, desde luego que
esto, Maya se ha encorvado ligeramente sobre el reciba la presente, trayendo consigo su cámara y
caballo, lo que se agudiza aún más con el fusil que demás útiles necesarios para que tome usted las
sostiene entre las manos, por delante de la curva vistas de la ciudad de Chilpancingo, de los puntos
que forma su espalda. En cambio, Zapata se ha principales considerados en el combate y de los
sentado completamente derecho sobre la montu- jefes, oficiales y soldados del mal Gobierno, que
ra, sosteniendo al mismo tiempo esa rigidez vi- cayeron prisioneros.
sual con la suave fortaleza que marca su brazo, Lo saludo y quedo esperándolo mañana mismo.
descansando con tranquilidad sobre su muslo. El Sin más por el momento y esperando su pun-
charro Emiliano Zapata ha demostrado estética- tualidad me repito su afmo. atto. amigo y seguro
mente que merece el lugar que ocupa en el movi- servidor.
miento suriano.51
El General
50
Francois Chevalier, “Un factor decisivo de la revolución agraria Emiliano Zapata
de México”, en El levantamiento de Emiliano Zapata, Morelos,
Cuadernos Zapatistas, 1979, p. 18.
51
Ariel Arnal, op. cit., pp. 73-74. Las fotos que Ariel Arnal analiza
Nota.- En Tixtla le espero mañana, espero su pun-
aparecen en Blanca Jiménez y Samuel Villela, op. cit., p. 44-45. tualidad. Se trae usted las placas fotográficas del

110
El movimiento zapatista y las cámaras surianas

grupo que sacó usted en ésa para que en Tixtla, se dedicó a la fotografía, la cual en un tiempo llegó a
saquen unas dos docenas.52 dominar. En 1917 estuvo a punto de ser fusilado
por jefes carrancistas subordinados a Pablo Gon-
Una de las investigaciones pendientes más apre- zález.55
miantes es la relativa a Cruz Sánchez, un fotógra-
fo profesional que fue, además, presidente muni- Es obvio que Sánchez era un fotógrafo zapatis-
cipal de Yautepec, Morelos.53 No se sabe casi nada ta. Temprana evidencia de sus actividades en fa-
de Sánchez y poco sobre su fotografía, aunque el vor de la justicia agraria es un retrato de Jovito
coronel zapatista Octavio Magaña escribió al re- Serrano, quién en 1905 fue hecho prisionero por
verso del retrato del fotógrafo lo siguiente: “Este reclamar los derechos de los campesinos y murió
es el fotógrafo señor Cruz Sánchez, Presidente Mu- en prisión, “una de las primeras víctimas del caci-
nicipal de Yautepec, quien defendió valientemen- cazgo morelense”.56 Miguel Ángel Berumen afir-
te los intereses de su pueblo y a quien se debe gran ma de Sánchez: “Tal vez fue el autor que más re-
parte del material gráfico de la Revolución del trató a los integrantes del ejército libertador. En
Sur”.54 En vista de esa carencia, vale la pena repro- muchos casos, sus imágenes constituyen los úni-
ducir un texto que apareció acerca del fotógrafo cos testimonios visuales de algunos oficiales zapa-
en 1932, cuando todavía estaba fresca la memoria tistas”.57 No hay duda del valor de los retratos de
de sus actividades en la Revolución: individuos que probablemente dejaron pocos tra-
zos escritos de sus existencias, pero parecería que
El artista fotógrafo Cruz Sánchez combatió a los Sánchez tenía una concepción de la fotografía
latifundistas y defendió los derechos que asistían a más allá del estudio. Sorprende pensarlo, pero pa-
los pueblos despojados de sus ejidos. Electo presi- recería que podría haber utilizado su cámara para
dente municipal de Yautepec, por varios años de- documentar la expansión de las haciendas que se
sempeñó ese puesto con probidad y honradez, me- apoderaron de los terrenos de los pueblos; por lo
reciendo la gratitud de sus coterráneos. El señor menos, eso hace especular una foto de la “Hacien-
Sánchez es un hombre de carácter: se formó por sí da de Atihuyán, propiedad de don Pablo Escan-
solo; y deseando ejercer una honrada profesión, se dón, la que absorbió las tierras de Yautepec”.58 La
revolución suriana fue producto precisamente de
52
La carta está reproducida en Samuel Villela, “La fotografía…”, la expansión de las haciendas, que se quedaron
op. cit., pp. 84-85 y en www.terra.com. con la tierra e, ipso facto, con la mano de obra de
53
Véase la breve nota en Miguel Ángel Berumen, op. cit., p. 385. Se
encuentran entre veinte y treinta fotografías de Sánchez en el Ins-
campesinos que ya no tenían cómo alimentarse.
tituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación-
unam. Se publicaron unas reproducciones en Paulina Michel,
“Cruz Sánchez y su estudio ambulante”, 20/10. Memoria de las 55
Rafael Sánchez Escobar, “Episodios de la revolución en el sur,
Revoluciones, núm. 6, p. 2010. XIV. Antecedentes sobre la toma de Yautepec”, Revista de revis-
54
Archivo Gildardo y Octavio Magaña, Archivo Histórico de la tas, 25 de diciembre de 1932. México.
unam, citado en Gustavo Adolfo Cubero Piña, “Catálogo foto- 56
Idem.
gráfico Fondo Magaña Cerda”, tesis de licenciatura, Historia, 57
Miguel Ángel Berumen, op. cit., p. 385.
unam, 1990, p. 359. 58
Rafael Sánchez Escobar, op. cit.

111
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

¿Tenía Sánchez conciencia de que las fotografías gunto si Hernández fue el fotógrafo de Domingo
podrían servir como testigos capaces de grabar Arenas, el líder revolucionario agrarista más im-
esas ampliaciones de las haciendas a través del portante de Puebla-Tlaxcala. Hay varias fotos de
tiempo y así poder ofrecerlas como testimonios los hermanos Arenas y de sus tropas: Domingo y
en las innumerables disputas jurídicas que los Cirilio están elegantemente vestidos para sus re-
campesinos entablaron en contra de los latifun- tratos, en trajes, chalecos y corbatas; los soldados
distas, antes que explotara la Revolución? No sabe- llevan el familiar calzón y camisa de manta. Her-
mos todavía, pero durante la lucha armada empleó nández seguía a Arenas en diferentes situaciones,
su cámara para plasmar las atrocidades cometidas tanto cuando fue zapatista como después de cam-
por los federales en contra de las comunidades biarse al lado constitucionalista. Lo fotografiaba
como parte de la campaña para forzar a los cam- hasta en la “Última cena del General Arenas”, poco
pesinos a entrar en campos de concentración y antes de que fuera “traicionado y asesinado por
minimizar el apoyo que dieron a los zapatistas. fanáticos zapatistas”, como escribió Angulo en un
Fotografiaba “Vecinos pacíficos colgados en las retrato de Domingo y Cirilio. El proyecto más ra-
inmediaciones de Yautepec, por la soldadesca de dical de Domingo Arenas fue el de establecer co-
Juvencio Robles”, además de las casas incendiadas lonias agrícolas, el único líder revolucionario en
y las huellas de balaceras.59 Documentalista zapa- desarrollar esta estrategia ordenada para redistri-
tista, Sánchez ofrece un campo fértil para explorar. buir los terrenos de las haciendas y organizar los
Hay por lo menos otras dos, quizá tres, perso- nuevos pueblos, con sus autoridades, calles, vivien-
nas de la lente que parecen haber estado vincula- das y escuelas.61 Hernández documentó cuidado-
das con las revoluciones surianas: Sara Castrejón samente la colocación de la primera piedra de la
de Guerrero, un Hernández de la ciudad de Pue- Colonia Hidalgo en Texmelucan, Puebla, por el
bla y un Herrera de Texmelucan, Puebla. Conoce- líder y capturó la ceremonia en varias tomas (foto
mos a Hernández sólo a través de sus fotografías 76). De Herrera tenemos un par de fotos que cele-
que se encuentran en el Fondo Dr. Andrés Angulo bran la toma de Tlaxcala en mayo de 1911 por los
del inah-Tlaxcala.60 Basándome en la evidencia agraristas revolucionarios, Benigno Zenteno y
limitada de unas veinte fotos existentes, me pre- Victorio Meneses, con sus tropas.62
Según Samuel Villela, Sara Castrejón es “la
59
Véase el colgado en Gildardo Magaña, op. cit., p. 81; Rafael Sán-
chez Escobar, op. cit. única mexicana que fotografió la Revolución”; sin
60
Angulo participó en la Revolución, llegando a ser un Teniente embargo, habría que incluir a las hermanas Adria-
Coronel en las fuerzas de Arenas. Digitalizar y conservar las
imágenes de este fondo ha sido uno de los logros de este proyec-
na y Dolores Ehlers, cineastas veracruzanas vincu-
to; agradezco al historiador Nazario Sánchez su colaboración. ladas con el constitucionalismo, quienes hicieron
En algunas de las fotos de Hernández aparecen los siguientes
datos: “Fotografía Hernández, 4ª Calle de Juan A. de la Fuente,
Núm. 3” y, a veces, “Concepción 3, Puebla”. El historiador de la comunicación personal, 4 de enero de 2010. Agradezco a Carre-
fotografía poblana, Jorge Carretero, me comunicó que había un tero esta información.
fotógrafo de nombre Juan Hernández E. durante los años veinte 61
Véase Mario Ramírez Rancaño, La revolución en los volcanes:
que formó parte del Club Fotográfico de Puebla; si es o no el Domingo y Cirilo Arenas, México, unam, 1995, p. 103.
mismo Hernández que hizo las fotos de Arenas no está claro; 62
Fondo Dr. Andrés Angulo, inah-Tlaxcala.

112
El movimiento zapatista y las cámaras surianas

Foto 76. General Domingo Arenas, después de colocar la primera piedra para la
Colonia Hidalgo; Texmelucan, Puebla; Hernández. inah-Tlaxcala, Fondo Andrés Angulo.

fotografías además de cine documental.63 Castre- armar un escenario en su estudio que representa-
jón tenía un estudio en Teloloapan, Guerrero, jun- ba la entrega de un donativo por parte del doctor
to con su hermana Dorotea, y es posible que estu- Severo Herrera García a la causa revolucionaria.
viera vinculada con la rebelión de Jesús H. Salgado, Quizá fue la conciencia de género de Castrejón,
un ranchero acomodado del mismo pueblo que además de su vínculo con el salgadismo, lo que la
se metió en el movimiento maderista y luego fue llevó a fotografiar a la combatiente coronela Am-
uno de los zapatistas más importante de Guerre- paro Salgado en 1911, vestida con carrilleras y con
ro.64 Así, la fotógrafa colaboró con Salgado para el fusil en la mano (foto 77). Al triunfo de los ma-
deristas en 1911, Castrejón documentó su campa-
63
Samuel Villela, “La fotografía…”, op. cit., pp. 81-82; “Imáge- mento, su entrada en la ciudad y los jefes militares
nes…”, op. cit., p. 168. Respecto a las Ehlers, véase José María
Sánchez García, “Apuntes para la historia de nuestro cine. Las
que encabezaron la revuelta. Los líderes maderis-
Hermanas Ehlers”, Novedades, 25 de febrero de 1945, Sección 3, tas posaron enfrente de un telón de fondo impro-
p. 7, y José María Sánchez García, “Apuntes para la historia de visado —una foto de estudio hecha afuera—, en-
nuestro cine. Primeros fotógrafos”, Novedades, 11 de febrero
de 1945, Sección 3, p. 8. Exploro la historia de las Ehlers en el tre ellos Salgado.
capítulo “Las ventajas de fotografiar al movimiento constitucio-
nalista”, p. 192.
64
La información de este párrafo viene de Samuel Villela, “Imáge- nuscrito de un libro, “Sara Castrejón, fotógrafa de la Revo-
nes…”, op. cit. En este momento, Villela está acabando un ma- lución”.

113
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 77. Coronela Amparo Salgado, Teloloapan, Guerrero,


1911; Sara Castrejón. Cortesía de Samuel Villela.

Aunque se perdió una buena parte de su ar- Miguel Ángel Berumen ha resaltado las contribu-
chivo, es evidente que la fotógrafa seguía haciendo ciones de las norteamericanas Esther Eva Strauss
imágenes durante la Revolución, captando tanto y Clara Goodman en la frontera durante el movi-
“pronunciados” a caballo como el otro lado: ofi- miento maderista, pero las contribuciones de las
ciales huertistas y tropas federales en poses de com- mexicanas detrás de la cámara están aún por des-
bate. Entre las tareas que le tocó hacer a la fotó- cubrirse.
grafa durante la lucha armada fue la de fotografiar La participación de las mujeres en la Revolu-
los fusilamientos; a veces, previamente hacía re- ción Mexicana es un tema que ha sido tristemente
tratos de los que se iban a ejecutar porque, según ignorado.66 En cuanto se vaya escribiendo, me ima-
Villela, “las fotos se hacían a pedido de los fami- gino que las fotografías van a proporcionar infor-
liares del condenado para poder contar con el
postrer recuerdo del ser querido”.65 Fue una situa- 66
Para una introducción, véase Gabriela Cano, “Las mujeres como
ción en algunos sentidos similar a la de los her- sujetos de la Revolución Mexicana. Una mirada historiográfica”,
en Jaime Bailón, Carlos Martínez Assad y Pablo Serrano Álvarez
manos Cachú, quienes fotografiaron a los ahorca- (eds.), El siglo de la Revolución Mexicana, vol. I, México, inehrm,
dos para sus parientes (véase el capítulo siguiente). 2000, pp. 275-286. Véase Ana Lau y Carmen Ramos, Mujeres y
Revolución, 1900-1917, México, inehrm/Conaculta/inah, 1993,
para un estudio preliminar, una selección de fotografías y una
65
Samuel Villela, “Imágenes…”, op. cit., p. 181. antología de textos del periodo revolucionario.

114
El movimiento zapatista y las cámaras surianas

Foto 78. Carmen Robles, coronela zapatista, Guerrero, ca. 1913. inah 33833.

mación valiosa. Así, en relación al ejército liberta- sido importante para rescatar a las dos Robles del
dor, embalsaman insistentemente la presencia de olvido y para demostrar que “Varias mujeres te-
mujeres como oficiales y como combatientes; por nían posiciones de mando dentro del ejército za-
ejemplo, esta imagen de la coronela zapatista Car- patista”.69
men Robles, en Guerrero, después de la batalla de A veces parece que la fuerza de las mujeres za-
Iguala en mayo de 191167 (foto 78). La relación en- patistas resultó en imágenes inesperadas. Así, Ar-
tre Carmen y otra coronela zapatista llamada Ro- nal desmenuza la representación de la familia nu-
bles —Amelia, quien se convirtió en Amelio— no clear —encerrada entre los codos en jarras de las
está clara.68 De todas maneras, la fotografía ha mujeres— en una foto hecha por Hugo Brehme
de los hermanos Zapata y sus esposas (foto 79).
67
El nombre de la mujer está escrito en la copia de la foto publica-
da en la portada de Proceso Bi-Centenario, núm. 3, 2009. Existe
Señala Arnal que es importante analizar esta foto
otra foto de esta mujer, tomada en otro momento y sentada en- contra el telón de “la soldadera y su Juan”, a lo
frente de un improvisado telón de fondo, inah 186387. Agra-
dezco a Samuel Villela la información sobre la batalla de Iguala.
68
Véase Amelia/Amelio Robles vestido de hombre, inah 63944. litics, and Power in Modern Mexico, Durham, Duke University
Acerca de este caso fascinante, véase Gabriela Cano, “Unconcea- Press, 2006, pp. 35-56.
lable Realities of Desire: Amelio Robles’s (Transgender) Mascu- 69
Gabriela Cano, Soldaderas and Coronelas”, en Michael Werner
linity in the Mexican Revolution”, en Jocelyn Olcott, Mary Key (ed.), Encyclopedia of Mexico: History, Society & Culture, vol. II,
Vaughan y Gabriela Cano (eds.), Sex in Revolution: Gender, Po- Chicago, Fitzroy Dearborn Publishers, 1997, p. 1358.

115
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 79. Emiliano y Eufemio Zapata con sus esposas (Josefa Espejo y ¿?);
Cuernavaca, junio de 1911; Hugo Brehme. inah 5672.

cual la prensa capitalina recurría constantemente librado definitivamente del control del fotógra-
para representar a las mujeres en la Revolución: fo— enfatiza la sensación de inseguridad en la pose
fotográfica de los dos personajes principales: los
La actitud de las tres mujeres que aparecen en la hermanos Zapata. Es por todo ello que considero
fotografía representan maneras distintas de dialo- que esta fotografía es, paradójicamente, una ima-
gar con la cámara. La mujer al costado izquierdo gen de reivindicación femenina antes que una fo-
de Eufemio Zapata se encuentra en una posición tografía de política masculina. La mujer impone,
relajada, reafirmando eso por la posición de sus en la medida de sus posibilidades, el orden y la
brazos, la mirada y la leve sonrisa. Este modo de dignidad por medio del lenguaje gestual. Las mu-
posar asume un diálogo sereno con el fotógrafo, jeres desafían, a su manera, la presencia del fotó-
pleno de dignidad y confianza. Por otro lado, la co- grafo y su máquina cazadora de personalidad.70
quetería desafiante de la mujer de Emiliano, Josefa
Espejo, sobrepasa el control de Brehme, lo que Hugo Brehme (y el contexto del control suria-
permite a su vez a la modelo “controlar visual- no) permitía que las mujeres zapatistas se pro-
mente” el evento. Finalmente, la sonrisa franca yectaran poderosas; un fotoperiodista capitalino,
(casi carcajada) de la mujer sentada en el marco
izquierdo del cuadro —la única persona que se ha 70
Ariel Arnal, op. cit., pp. 143-144.

116
El movimiento zapatista y las cámaras surianas

Luis Santamaría, capturó el lado opuesto en su del capítulo “Epílogo: los iconos de la Revolución
contribución a la imaginería del “prisionero zapa- mexicana”, p. 220), no hay duda de que Brehme
tista”; mujeres en una situación muy diferente: la estuvo presente en Cuernavaca en 1911 y que sacó
familia de Emiliano Zapata aprehendida por fuer- varias imágenes como la entrada de los zapatistas
zas huertistas.71 Brehme bien podría ser el fotó- en la ciudad, aunque esta última foto es común-
grafo más logrado de la Revolución Mexicana. mente fechada en el año de 1913.74 Sospecho que
Había estudiado fotografía en Erfurt, Alemania, a Brehme fue a Morelos a fotografiar a los zapatis-
principios del siglo y después se unió a una expe- tas en el momento de la victoria maderista, cuan-
dición geográfica a las colonias alemanas en Áfri- do todavía eran aliados los dos grupos. Creo que
ca, pero se enfermó de malaria y tuvo que regresar no había compromiso con ninguno de los gru-
a su país natal.72 Su gusto por tierras calientes lo pos revolucionarios de parte de “una persona tan
llevó a viajar a Veracruz en 1906; después se fue a apolítica como Hugo”, sino la necesidad de ganar-
la ciudad de México y allí se quedó. Tomó fotos se la vida vendiendo imágenes como postales y a
del Centenario y de los tumultos del 25 de mayo de las revistas ilustradas.75 Además, Brehme se consi-
1911, cuando cayó Porfirio Díaz. Se podría imagi- deraba artista: su compromiso era con la estética:
nar que su atracción por lo exótico (y lo vendible) por ejemplo, las tomas de altura de los zapatistas,
es lo que lo hizo viajar a Morelos para documen- que después se vería en sus fotos de la Decena
tar a los zapatistas en 1911. Es difícil saber cuál era Trágica y la invasión norteamericana de Vera-
la relación de Brehme con los zapatistas, pero pa- cruz; en una foto muy reproducida, vemos tropas
rece que pudo acercarse bastante a ellos, a juzgar zapatistas extenderse por los llanos, hasta perder-
por las fotos en que posan para él.73 Podría ser que se en la distancia.76 El periodo entre el triunfo ma-
Zapata sintiera que un extranjero sería más neu- derista y la elección de Madero a la Presidencia
tro que los fotoperiodistas capitalinos y que la fue un momento mágico en el cual parecía que todo
imagen podría llegar más allá de México y, por el pueblo estaba unido en contra del viejo régimen.
eso, le facilitó a Brehme el acceso. Un fotógrafo atrevido, como Brehme, podría sen-
Si hizo o no el famoso ícono del guerrillero tirse relativamente seguro con los temidos zapa-
que hemos asociado con este fotógrafo (foto 175 tistas, a pesar de encontrarse con una cultura que
le debe haber parecido chocantemente diferente.
71
La foto fue publicada en La Semana Ilustrada, 15 de junio de Después de sufrir un serio susto durante la Dece-
1913; véase Gustavo Casasola, op. cit., p. 656. Santamaría se jun- na Trágica, Brehme decidirá irse con su familia a
tó con el movimiento carrancista; Marcos G. Larrain, “Historia de
la fotografía de prensa”, Mañana, 19 de septiembre de 1953, p. 63.
Estados Unidos.
72
Dennis Brehme, “Hugo Brehme. Una vida entre la tradición y la
modernidad”, en Hugo Brehme. Fotograf-Fotógrafo, Berlín, Ver- 74
Véase la foto mencionada en México: una nación persistente. Hugo
lag Willmuth Arenhövel, 2004, p. 13. Brehme, fotografías, México, Conaculta/inba, 1995, p. 41.
73
Véase el grupo que posa en varias tomas, inah Brehme-Hoffman; 75
Dennis Brehme, op. cit., p. 15.
una de esas fotos ha sido muy reproducida, aunque con la iden- 76
inah 5130; Gustavo Casasola, op. cit., p. 306. Véase otra foto de
tificación de que es en la Hacienda de San Ángel durante 1914. zapatistas tomada desde arriba en Fotografía latinoamericana,
Parece que Berumen está en lo cierto al afirmar que fue tomada en desde 1860 hasta nuestros días, Barcelona, Ediciones El Viso, 1982,
Amecameca, en 1911; Miguel Ángel Berumen, op. cit., pp. 106-107. p. 142.

117
Fotografiar
Fotografiarala la Revolución Mexicana: compromisos e íconos
reacción

Fotografiar la reacción

Los diez días entre el 9 y el 18 de febrero de 1913 distas y productores de postales más experimen-
son los sucesos de la Revolución más fotografia- tados hasta los aficionados. Entre los fotoperiodistas
dos por mexicanos.1 El golpe de Estado que derro- capitalinos se encuentran Samuel Tinoco, Eduar-
có al gobierno de Francisco I. Madero empezó con do Melhado, Ezequiel Álvarez Tostado, Manuel
el complot de Félix Díaz, Manuel Mondragón y Ber- Ramos, Abraham Lupercio, Agustín Víctor Casa-
nardo Reyes; el último murió en la primera bata- sola, Miguel Casasola, Gerónimo Hernández y An-
lla, para tomar el Palacio Nacional. Fue, en cierto tonio Garduño. Además, fue una atracción para
sentido, otra instancia de los militares latinoame- los fotógrafos que funcionaban de manera más li-
ricanos destruyendo una democracia naciente, con bre, vendiendo sus imágenes como postales o a las
la connivencia de Estados Unidos. Hay un aura de revistas ilustradas, tanto nacionales como inter-
incertidumbre creada por la máscara que llevó Vic- nacionales; entre los que estuvieron presentes se
toriano Huerta como el encargado de defender a encuentran Sabino Osuna, Hugo Brehme, Félix
Madero; realizó una guerra “falsa”, diseñada para Miret, C. B. Waite y el estudio de Heliodoro J. Gu-
reducir las tropas leales a Madero y posicionarse tiérrez. Ahora bien, la constante filtración de me-
entre los golpistas para tomar el control; al mismo dios seguía: Tinoco y Melhado se asociaron para
tiempo, sometió a la población civil a un bombar- comercializar postales de los acontecimientos que
deo despiadado para asegurar su eventual compla- cubrieron para sus revistas y los firmaron con un
cencia con el derrocamiento de Madero.2 El desor- “tm”.3 Con tantos fotógrafos, no es sorprendente
den generado por un cañoneo que no parecía tener que se produjeran “tiros cruzados”: con su cáma-
sentido fue acompañado por el desconcierto de ver ra Réflex, Gerónimo Hernández corre para bus-
pelear soldados de diferentes bandos, pero con el car otro emplazamiento mientras, detrás, Madero
mismo uniforme; el caos y el peligro reinaban. va llegando al Palacio Nacional, en el primer día
La Decena Trágica fue documentada extensi- de la Decena Trágica (foto 80).
vamente por los fotógrafos, desde los fotoperio-

1
Véase la lista proporcionada por Arturo Guevara Escobar, “La 3
Miguel Ángel Berumen, México: fotografía y revolución, México,
Decena Trágica, los fotógrafos”, http://fotografosdelarevolucion. Fundación Televisa/Lunwerg, 2009, p. 384; Miguel Ángel Mora-
blogspot.com/2009/01/la-decena-trágica-los-fotografos.html. les, “Eduardo Melhado”, Fotografía en México, http://miguelan-
2
Friedrich Katz comentó sobre la “guerra falsa” en La guerra secre- gelmorales-fotografos.blogspot.com/2009/03/eduardo-melha-
ta en México, vol. 1, trad. de Isabel Fraire, México, Era, 1982, p. 121. do.html.

119
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 80. Gerónimo Hernández corriendo con su cámara Reflex; detrás, Madero llega al Palacio Nacional
el primer día de la Decena Trágica, Distrito Federal, 9 de febrero de 1913. inah 37276.

La confusión que caracterizó los diez días es, de la foto4 (foto 81). Una imagen de un puesto de
en cierto sentido, reproducida en las representacio- federales con su cañón fue firmada por Osuna y
nes fotográficas. Es difícil determinar si algunos de Miret; también existe una copia sin firma.5 Entre
los fotógrafos tuvieron compromiso con un gru- las otras fotos que Osuna y Miret firmaron hay dos
po o el otro durante el combate, aunque pudieran que merecen mención especial por su enfoque
haber tomado partido después, como hicieron las duro, su composición cuidadosa que individuali-
revistas ilustradas (siempre en función de sus in- za a los soldados y las poses que dejan una sensa-
tereses de clase y según quién estuviera en el po- ción de espontaneidad: una de federalistas con su
der). Cuando intentamos desenredar las identi- ametralladora y otra de alumnos del Colegio Mi-
dades de ellos a través de sus firmas en las fotos o
los créditos en las publicaciones, descubrimos con- 4
Véase la foto firmada por Osuna en Enrique Krauze, Madero
tradicciones. Así, tanto Osuna como Miret firma- vivo, México, Clío, 1993, p. 71.
5
Se encuentra la foto firmada por Osuna en Enrique Krauze, op.
ron esta imagen de unas mujeres “dando de beber cit., p. 42; la firmada por Miret es inah 451497, y la sin firma es
a los sedientos”, como escribió Osuna en su copia inah 451462.

120
Fotografiar la reacción

Foto 81. Mujeres ofrecen agua a militares; Distrito Federal,


febrero de 1913; Félix Miret. inah 455220.

litar.6 Este “mano a mano” entre Miret y Osuna lle- Tiendo a pensar que Osuna hizo las imágenes
ga a su extremo con una imagen de un grupo de en cuestión.8 La investigadora de fotografía Rebe-
soldados tirando desde una esquina: para Osuna, ca Monroy afirma que este productor de postales
son “Federales haciendo fuego”, pero Miret escri- “fue uno de los fotógrafos que cubrió con mayor
bió sobre su copia que son de una “Avanzada feli- amplitud los hechos. Realizó cerca de trescientas
cista”, el nombre que llevaban los sublevados por placas […] En todas sus imágenes se hace eviden-
Félix Díaz, quien durante los diez días fue el líder te la experiencia de Osuna, y es aún más notorio
más identificado con la rebelión.7 en los retratos de soldados y jefes de división re-
beldes, por las actitudes posadas —influencia de
6
La primera, firmada por Osuna, está en La ciudadela de fuego. A la fotografía de gabinete— que estos personajes
ochenta años de la Decena Trágica, México, Conculta/agn/inah/
inehrm, 1993, p. 98, y, firmada por Miret, inah 451488. La se-
gunda foto, firmada por Osuna, está en Enrique Krauze, op. cit.,
p. 48, y la copia firmada por Miret es inah 451489. 8
Miret tenía un estudio llamado “La Nobleza”, y allí vendía una
7
La copia por Osuna está en Enrique Krauze, op. cit., p. 73; la por serie de 48 postales de la Decena Trágica; Miguel Ángel Beru-
Miret es inah 451505. men, op. cit., p. 384.

121
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

presentan ante la cámara”.9 Miguel Ángel Beru- Arturo Guevara Escobar afirma que Aurelio Esco-
men alaba la “extraordinaria calidad técnica” de bar Castellanos es quien hizo la fotografía para
Osuna, quien “legó quizás algunos de los mejores la agencia Gutiérrez durante este acontecimiento,
testimonios gráficos de la Revolución”.10 Pensan- junto con su ayudante, Enrique Escobar Castella-
do en sacar un álbum sobre los acontecimientos, nos.13 De ser así, tendríamos que preguntarnos
Osuna empezó a documentar la Decena Trágica des- por qué alguien tan comprometido con el made-
de la marcha del Presidente para retomar el Pala- rismo —Aurelio Escobar fue entre los primeros
cio Nacional en la mañana del 9 de febrero hasta en ir a cubrir la rebelión en la frontera durante
“La última manifestación maderista”, como escri- 1911 y salió exiliado pocos días después de la De-
bió sobre su copia de la foto 82.11 Fotografió a los cena Trágica— hubiera querido hacer una foto cla-
sublevados dentro de la Ciudadela e hizo tomas ramente escenificada para comunicar un mensaje
del lado de los soldados leales; sacó en la calle lle- político que le debe haber sido repugnante.
na de muertos, tanto humanos como animales, y El conocido fotógrafo de postales que repre-
dentro de los edificios destrozados; captó a los sol- sentaban el progreso y lo pintoresco del porfiria-
dados tirando y descansando. Finalmente, hizo to, C. B. Waite, se encontraba en el Distrito Fede-
un retrato de los jefes del cuartelazo después de su ral, aunque su familia había huido a Estados
victoria. Unidos casi un año antes. En 1912, su hermano
Otros fotógrafos de postales también traían fue decapitado por indígenas de Magdalena Etla,
su experiencia para documentar la Decena Trági- Oaxaca, quienes quemaron el rancho del gerente
ca. Colaboradores de la agencia “H. J. Gutiérrez” de “The Esmeraldas Mining Company”. Segura-
anduvieron en las calles retratando los edificios en mente fue una de muchas disputas agrarias vuel-
ruinas, los escombros, los artilleros federalistas y tas violentas por las expectativas creadas por la
unos felicistas que posaron en la Ciudadela (foto rebelión maderista, porque el periódico reportó:
83). Esta foto fue hecha el 18 de febrero, después de “La causa del ataque de los indios de Magdalena
la detención de Madero; armar un escenario con estriba en que pelean con el dueño del rancho el
representantes de diferentes facciones de infiden- agua que aquél adquirió por 10 años”.14 A pesar de
tes —soldados, estudiantes de la Escuela Militar la tragedia de su hermano, la salida de su familia y
de Aspirantes y civiles— parece diseñado para in- el hecho de que ya no era fotógrafo en activo, C. B.
dicar la amplitud del descontento con Madero.12 Waite seguía viviendo en México, probablemente

9
Rebeca Monroy Nasr, “El tripié y la cámara como galardón”, en blogspot.com/2009/01/la-decena-trágica-los-fotografos.html,
La ciudadela de fuego, op. cit., p. 48. Parece que el análisis de donde proporciona la copia firmada por la agencia Gutiérrez.
Monroy está basado en las 70 u 80 fotos firmadas por Osuna 13
Arturo Guevara Escobar, “La Decena Trágica, los fotógrafos”,
que se encuentran en el Archivo General de la Nación. op. cit.
10
Miguel Ángel Berumen, op. cit., p. 384. 14
El recorte aparece en Francisco Montellano, C. B. Waite, fotógra-
11
Véase el fotomontaje para un probable álbum en La ciudadela fo. Una mirada diversa sobre el México de principios del siglo xx,
de fuego, op. cit., p. 53; la copia de Osuna, p. 100. México, Conaculta/Grijalbo, 1994, p. 65. No está claro de qué
12
Véase la discusión de esta foto en Arturo Guevara Escobar, “La periódico fue recortado. Véanse las imágenes que hizo Waite
Decena Trágica, la competencia”, http://fotografosdelarevolucion. durante la Decena Trágica en la Fototeca Nacional y el agn.

122
Fotografiar la reacción

Foto 82. La última manifestación de apoyo a Francisco I. Madero;


Distrito Federal, 17 de febrero de 1913. inah 451478.

Foto 83. Felicistas armados posando (soldados, estudiantes de la Escuela Militar de Aspirantes y civiles); Distrito
Federal, 18 de febrero de 1913. ¿Aurelio Escobar Castellanos? para la agencia H.J. Gutiérrez. inah 641936.

123
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

para administrar sus propiedades. Parecería que se para que le abrieran, pero éstas permanecían ce-
cuidó durante la Decena Trágica, pero una vez con- rradas. Entonces, empezó a correr, para luego pa-
sumado el cuartelazo registró los daños sufridos rarse un momento y tocar más puertas, y así suce-
en diferentes puntos. Puso especial atención en el sivamente hasta que por fin un buen samaritano
edificio de la Asociación Cristiana de Jóvenes (ymca), abrió la suya.16
quizá porque se imaginaba que habría interés en
esa faceta por parte de los editores de las revistas No sabemos si la historia es verdad o uno de
ilustradas norteamericanas. Dentro del inmueble esos cuentos de familia que tanto divierten. Hay
dañado, reconstruyó un escenario en el cual plas- una foto etiquetada con la fecha del 9 de febrero
maba su visión reaccionaria de la Revolución: un y el lugar es la Ciudadela; muestra una fila de solda-
civil —representando el apoyo popular a los gol- dos leales muertos.17 Así, parecería que el fotógra-
pistas— apunta con una ametralladora a un ene- fo se recuperó rápidamente del susto. Sin embar-
migo imaginario hacia una ventana cerrada.15 Según go, ya que el asalto de los federales a la Ciudadela
la representación de Waite, las fuerzas antidemo- no empieza hasta la mañana del 11 de febrero por
cráticas son con las que los extranjeros deberían las tácticas dilatorias de Huerta, podría ser que lo
contar; son ellos quienes luchan para proteger sus señalado en la foto esté equivocado (o que los muer-
intereses y están dispuestos a pagar el precio, a juz- tos resultaron de la toma de la Ciudadela el medio-
gar por el soldado felicista “muerto” en el piso de día del 9 de febrero). De cualquier manera, Brehme
la ymca. fotografiaba la muerte en la calle y la destrucción;
Hugo Brehme es uno de los más destacados se podría decir que lo hizo de una manera más in-
productores de postales. Cuenta su nieto que la timista, ya que documentaba una recámara destrui-
Decena Trágica sorprendió al fotógrafo regresan- da por los fragmentos de bombas, en lugar de hacer
do de trabajar: imágenes más amplias de los edificios en ruinas.
Parecería que tomó más fotos de las tropas leales
Una mañana en febrero de 1913, Hugo salía de su que de los rebeldes; así capturaba la ansiedad y el
estudio en el centro para tomar el tranvía y diri- desconcierto en las caras de las familias en la Rin-
girse a su casa. De pronto, las calles quedaron de- conada de San Diego, una de las principales posi-
siertas: los comercios bajaron las cortinas metá- ciones de las fuerzas del gobierno (foto 84). En otra
licas y las casas cerraron puertas y ventanas. Por foto retrataba una de las escenas tan típicas de la
primera vez, Hugo se percató de que su vida peli- guerra, la calma entre las batallas y la necesidad de
graba, y comenzó desesperado a tocar puertas pasar el aburrimiento jugando a las cartas o verlas
jugar (foto 85). El susto que el fotógrafo pasó en
la Decena Trágica, y la situación que constante-
15
Véase la foto con el civil, un uniformado parado y un “muerto”,
inah 466631. Osuna o un fotoperiodista posó algunos soldados
y civiles en el mismo lugar y con la misma ametralladora, pero 16
Dennis Brehme, “Hugo Brehme. Una vida entre la tradición y la
la ventana está abierta para que salga la boca del arma; véase modernidad”, en Hugo Brehme. Fotograf-Fotógrafo, Berlín, Ver-
Enrique Krauze, op. cit., p. 55, por la foto firmada por Osuna, e lag Willmuth Arenhövel, 2004, pp. 15-17.
inah 37290 por la foto sin firma. 17
Véase la foto 073 en inah Hoffman-Brehme.

124
Fotografiar la reacción

Foto 84. Maderistas; Rinconada de San Diego, Distrito Federal,


febrero de 1913; Hugo Brehme. inah Hoffman-Brehme, 090.

Foto 85. Maderistas jugando a las cartas, Distrito Federal,


febrero de 1913; Hugo Brehme. inah Hoffman-Brehme, 092.

125
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

mente empeoraba, hicieron que la familia Brehme rar a que parara el bombardeo (foto 86). José Juan
decidiera mudarse a Estados Unidos en 1914; sin Tablada ha dejado una descripción conmovedora:
embargo, la última noche, fueron al teatro y al vol-
ver encontraron que unos ladrones habían robado Durante todo el día ha seguido el cañoneo, exaspe-
“una buena parte de sus pertenencias”.18 Se queda- rante, rabioso, infernal, sembrando la muerte en la
ron en México y Brehme se hizo famoso fotogra- ciudad y arruinando las propiedades. Cinco días de
fiándolo. diabólico cañoneo dentro de una ciudad, es algo
Es probable que los fotógrafos corrieran más inverecundo y de inaudita barbarie. Lloran en es-
peligro durante la Decena Trágica que en cualquier tos instantes centenares de viudas y de huérfanos;
otro momento de la Revolución. José Ángel Agui- sufren las mujeres y los niños, comienza el hambre
lar ha proporcionado una descripción de cómo a sentirse en los hogares de la gente pobre que no
debe haber sido la experiencia para muchos: “Do- come porque no trabaja. ¡Y mañana vendrá la peste!
cenas de fotógrafos se juegan la vida, imprimen La perspectiva no puede ser más desconsoladora.22
sus placas en distintos rumbos de la ciudad, con el
fin de capturar escenas e imágenes. […] En oca- La revista Novedades destacaba el valor de su
siones tienen que saltar por entre los cadáveres; fotoperiodista, Samuel Tinoco: “Queremos hacer
otros han de refugiarse al amparo de un muro, lle- mención muy especialmente de nuestro entendi-
vando el cuerpo encorvado y una incertidumbre do fotógrafo, Sr. Samuel Tinoco, por el magnífico
continua”.19 Se decía de los Casasola que Agustín servicio de información que nos ha proporciona-
Víctor “se familiarizó tanto con las balas que nin- do con exposición constante de su vida. Le damos
gún rasguño le tocó, mientras que a su hermano público testimonio de nuestros elogios”.23 Aunque
Miguel unas balas perdidas le atravesaron las pier- su medio le extendiera tal reconocimiento, los his-
nas”.20 Aunque se ha afirmado que “Casasola cubre toriadores todavía no se han dado cuenta de sus
desde el principio la información”, no sabemos contribuciones. En parte, eso se debe al hecho de
cuáles fotos fueron hechas por los hermanos.21 que otros fotógrafos han recibido crédito por imá-
Sin embargo, el peligro se hace evidente en imá- genes que hizo Tinoco: por ejemplo, Osuna firmó
genes como la que retrata a las familias —bastan- dos fotos que fueron publicadas en Novedades
te acomodadas a juzgar por su ropa y su color con el crédito para Tinoco.24 Por otra parte, una
de piel— escondiéndose en un refugio para espe-
22
13 de febrero de 1913, José Juan Tablada, Obras-IV, Diario
18
Dennis Brehme, op. cit., p. 17. (1900-1944), Guillermo Sheridan (ed)., México, unam, 1992, p. 86.
19
José Ángel Aguilar, La Decena Trágica, vol. 1, México, inehrm, 23
Novedades, 24 de febrero de 1913. En el transcurso de la Revolu-
1981, pp. 129-130. Véase la descripción de la experiencia del re- ción, Tinoco colaboró también en La Semana Ilustrada y La
portero Manuel de la Torre, herido en la batalla enfrente del Pa- Ilustración Semanal; Marion Gautreau, “La Revolución mexica-
lacio Nacional, en Lucio de Corpas, “Los chicos de la prensa. El na a los ojos del mundo. Diferentes perspectivas en la prensa
mundo de nuestros reporteros”, Revista de Revistas, 4 de mayo ilustrada”, en Miguel Ángel Berumen, op. cit., p. 192.
de 1913, p. 10. 24
La foto de Madero camino al Zócalo que está firmada por
20
Agustín Víctor Casasola, México, pri, 1988, p. 12. Osuna (inah 451484) fue publicada en Novedades, 20 de febre-
21
Agustín Víctor Casasola. El hombre que retrató una época, 1900- ro de 1913. En el mismo número de la revista apareció otra foto,
1938, México, Editorial Gustavo Casasola, 1988, p. 33. de un grupo en el Zócalo mirando a unos muertos; la copia

126
Fotografiar la reacción

Foto 86. Gente escondida en un sótano durante los bombardeos,


Distrito Federal, febrero de 1913. inah 451474.

foto espléndida de Tinoco, de gente corriendo durante la Decena Trágica, fotografiando los bom-
para salvar sus vidas, fue incluida en el libro Jefes, bardeos, los heridos, los soldados de ambos lados, la
héroes y caudillos, como si la hubiera hecho Agus- quema de los periódicos, los edificios destruidos,
tín Víctor o Miguel Casasola o Manuel Ramos u las tropas frente a las oficinas de la revista y los ca-
otro de los fotógrafos cuyos nombres allí apare- dáveres amontonados en Balbuena para ser incine-
cen.25 Asimismo, Miret firmó una imagen de la ar- rados y así evitar una epidemia27 (foto 87). Al acabar
tillería felicista en la calle, que hizo Tinoco.26 el vía crucis, se documentaba “La alegría desbor-
Lo que queda claro por las fotos publicadas en dante del martes 18” —como describía Novedades
Novedades es que Tinoco anduvo por todas partes las manifestaciones de apoyo a los golpistas—
ilustrándola con imágenes de Tinoco que mostra-
firmada por Osuna se encuentra en La Ciudadela de fuego, op.
cit., p. 61. Considero que el crédito en una publicación es mayor
ban como “El pueblo, con entusiasmo inmenso,
indicación de autoría; véase la Introducción.
25
Jefes, héroes y caudillos. Archivo Casasola, México, fce, 1986, p.
33; los siguientes fotógrafos están mencionados en el ensayo de 27
Esta foto tiene el credito a A.V. Mendoza en La Ciudadela de
Flora Lara Klahr, “Agustín Víctor Casasola: fotógrafo, coleccio- fuego, op. cit., 89, p. 146; Rebeca Monroy afirma que fueron “Alex
nista y editor”: “Manuel Ramos, H. J. Gutiérrez, Ezequiel Tosta- B. Mendoza y Manuel T. Pérez quienes capturaron con sus cá-
do, A. Melhado [sic], S. Osuna y Schlatman”, pp. 105-106. maras las escenas de incineración de cadáveres en Balbuena”, op.
26
La firmada por Miret es inah 451490; se publicó en Novedades cit., p. 49. Sin embargo, esta foto está publicada con crédito a
el 20 de febrero de 1913. Tinoco, Novedades, 5 de marzo de 1913.

127
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 87. Incineración de cadáveres en Balbuena; Distrito Federal,


febrero de 1913; Samuel Tinoco; Novedades, 5 de marzo de 1913. inah 37306.

se echó a la calle y recorría gran parte de la ciu- testimonio del momento posterior al combate”.29
dad, cantando y vitoreando a los generales Díaz, En cuanto a la cuestión del compromiso político,
Mondragón y Blanquet”.28 De hecho, tomada desde hay varias posibilidades para explorar. Por el lado
arriba, la multitud se ve relativamente escasa. de los leales, habrá que examinar la producción de
La participación de otros fotoperiodistas tam- Gerónimo Hernández, quien era maderista y tra-
bién está por investigarse. Uno de los más estable- bajaba para el periódico que más apoyó al gobier-
cidos y conservadores, Manuel Ramos, debe haber no revolucionario, Nueva Era; de poder identificar
pensado que tenía todo que perder, ya que sus “fo- sus imágenes en el Archivo Casasola, quizá podría-
tografías no fueron tomadas al momento de los he- mos encontrar una toma de partido.30 Por otro
chos, sino cuando la acción ya había acaecido, cap-
29
Acacia Ligia Maldonado Valera, “Manuel Ramos en la prensa
tando únicamente el panorama desolador de lo ilustrada capitalina de principios de siglo, 1897-1913”, tesis de
que quedó después del combate. Esto podría lle- licenciatura, Historia, unam, 2005, pp. 194-195.
varnos a pensar que el reportero gráfico muchas
30
Después de la Decena Trágica, Hernández “abandonó la foto-
grafía” y se unió al Ejército Constitucionalista, en el cual llegó al
veces no estaba presente durante la acción militar, grado de mayor; Marcos G. Larrain, “Historia de la fotografía de
sino que llegaba después, con su equipo, para dar prensa”, Mañana, 19 de septiembre de 1953, p. 63. Cuando se
jubiló del fotoperiodismo, regaló su archivo a Agustín Víctor y
formó parte del Archivo Casasola; Miguel Ángel Berumen, op.
28
Novedades, 24 de febrero de 1913. cit., p. 383.

128
Fotografiar la reacción

lado, habría que definir qué hicieron fotoperio- tratos con “una tarjeta que reproduce con toda
distas como Abraham Lupercio, Ezequiel Álvarez fidelidad los movimientos continuados de su ros-
Tostado, Antonio Garduño y Eduardo Melhado. He tro”.34 Fotografió la invasión norteamericana de
podido identificar pocas fotos de Lupercio, Gar- Veracruz en 1914 y después regresó al Distrito Fe-
duño y Tostado, quienes están entre los reporteros deral, donde fotografió a Venustiano Carranza en
gráficos más importantes en ese momento.31 diferentes ocasiones.
Eduardo Melhado podría ser el fotoperiodista No se han podido identificar muchas fotos de
más identificable con los golpistas. Evidentemen- la Decena Trágica hechas por Melhado, pero una
te tenía un acceso muy directo a ellos, ya que fo- de los soldados felicistas en la Ciudadela muestra
tografió a Félix Díaz y a Manuel Mondragón en- tanto su extensa experiencia como su visión mo-
frente de un pizarrón dentro de la Ciudadela, derna (foto 88). La imagen tiene una fuerza inusual
“calculando los tiros de la artillería”; además, hizo dentro de la fotografía de la Revolución: con una
otras fotos en este evento mediático de “los gene- técnica depurada, hace un acercamiento sobre los
rales vencedores”, como escribió sobre una ima- soldados que están circunscritos por el muro de la-
gen.32 Melhado había sido retratista alrededor de drillos que hace juego con sus caras. Estéticamente,
1900, con un estudio en la calle Bolívar.33 Entró a es muy lograda y eminentemente pictórica; hace
trabajar como fotodiarista en el Amigo del Hogar pensar en las imágenes que harán grandes fotógra-
en 1911 y luego pasó por El Mundo Ilustrado, Re- fos como Paul Strand y Walker Evans en las dé-
vista de Revistas y La Ilustración Semanal. A pesar cadas posteriores que encuadran a gente colocada
de su incursión en el fotoperiodismo, seguía du- contra trasfondos de casas con madera desgasta-
rante 1916 con el trabajo de estudio, a juzgar por da. En términos de metáfora, la relación desarro-
los anuncios en Revista de Revistas, para hacer re- llada entre el “muro duro” y los “hombres duros”
podría estar afirmando que los felicistas van a ser
31
Se publicó un grupo de “Fotografías hechas y coleccionadas por
Tostado” de “Los efectos desastrosos de la metralla”, en La Sema-
lo suficientemente machos como para sofocar re-
na Ilustrada, 4 de marzo de 1913. Fotos de la Decena Trágica beliones como la zapatista y restaurar la paz social
publicadas en La Ilustración Semanal al comemorar el primer porfiriana. Los conservadores acusaban a un “dé-
aniversario son acreditadas a “Melhado, Tostado y Lupercio”, pero
las que no son de Melhado fueron hechas por Tinoco; La Ilus- bil” Madero de carecer de la dureza que a estos
tración Semanal, 10 de febrero de 1914. Lupercio colaboraba en soldados no les va a faltar. Alarmados por un caos
El Heraldo Ilustrado y La Ilustración Semanal, durante la Revo-
lución, pero no está claro qué hizo durante la Decena Trágica; que se extendía, los que tenían algo que perder
Marion Gautreau, op. cit., p. 198. Garduño trabajaba para El Dia- buscaban un nuevo Díaz que regresaría el orden
rio, Revista de Revistas, Novedades y La Ilustración Semanal;
Marcos G. Larrain, op. cit., 63. Véanse fotos de Garduño sobre la
anterior y la Decena Trágica parecía resolver esta
Decena Trágica en Enrique Krauze, op. cit., pp. 43, 57, 62, 72 y 111. situación. La historiadora de fotografía Rosa Ca-
32
Véase El Mundo Ilustrado, 16 de febrero de 1913, portada; se en- sanova ha preguntado si se armaron “escenifica-
cuentra esta foto en La Ciudadela de fuego, op. cit., p. 91. La foto
de “los generales vencedores” se publicó en Enrique Krauze, ciones posteriores montadas por el bando triun-
Francisco I. Madero, místico de la libertad, México, fce, 1987,
p. 103. Las dos fotos están preservadas en el agn, que parece ser
el mejor repositorio del trabajo de Melhado. 34
Véase los anuncios en Revista de Revistas durante junio y julio
33
Miguel Ángel Morales, op. cit. de 1916.

129
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 88. Soldados con cañon; Distrito Federal,


febrero de 1913; Eduardo Melhado. agn.

fante”; tanto esta foto como la foto 83 podrían expresado en la destrucción de la casa de Madero
pertenecer a este operativo mediático.35 y el asalto al coche en que iban Madero y su vice-
Como era de esperarse, las revistas ilustradas presidente, José María Pino Suárez, que resultó en
favorecían el golpe. La mayoría esperaba el triunfo sus muertes.37 Novedades también destacaba el pa-
de los rebeldes para expresarlo, pero, en medio de pel del “pueblo, loco de entusiasmo y de alegría”
la Decena Trágica, El Mundo Ilustrado pontifica- a la derrota de Madero: según esta revista, el pe-
ba: “Está pendiente la opinión pública que, a decir riódico maderista, Nueva Era, “fue incendiado
verdad, simpatiza con el movimiento antimade- por el pueblo”, pero los periódicos derechistas, El
rista en su mayoría”.36 Para La Semana Ilustrada, País y La Tribuna, habían sido destruidos por la
todo se debía a la “furia popular” que se había “Porra”, un grupo de secuaces supuestamente con-
tratados por Gustavo Madero con el fin de inti-
midar a la prensa de la oposición.38 La revista acu-
35
Rosa Casanova, Luces sobre México, México, cnca/inah, 2006,
p. 163. Otra foto de Melhado que podría haber sido armada des- saba a los maderistas de haber “ensangrentado las
pués es de felicistas en la cárcel de Belém; La Ciudadela de fuego,
op. cit., p. 77. Sospecho que las escenas montadas tuvieron lugar
el 18 de febrero en la Ciudadela y no después. 37
La Semana Ilustrada, 28 de febrero de 1913.
36
El Mundo Ilustrado, 16 de febrero de 1913. 38
Novedades, 24 de febrero 1913.

130
Fotografiar la reacción

Foto 89. Gente huyendo de la zona de combate, en el armisticio del 16 de febrero;


Distrito Federal, 16 de febrero de 1913. inah 37311.

calles de nuestra ciudad” y alababa la “gran va- fugiados, quienes aprovecharon la amnistía del 16
lentía y tenaz decisión” de los felicistas: “Muchos de febrero para huir a lugares más seguros (foto
de ellos son paisanos y muy jóvenes, pero no es 89). Asimismo, las fotografías son testimonio de
extraño que tanta bravura tuvieran, ya que los la participación de las mujeres y los niños. En la
alentaba el ejemplo que les daban los ilustres foto 90 vemos a una mujer ayudando a un herido
jefes”.39 en la calle; por su uniforme, parece que era parte
Las fotografías de la Decena Trágica y el huer- de una organización como la Cruz Blanca.40 Di-
tismo aportan información sobre varias facetas cen que el niño trompetista, que estaba entre los
de la vida social en medio de la guerra. En primer golpistas, tenía nueve años cuando Antonio Gar-
lugar, están las imágenes de destrucción: hay cien- duño lo fotografió (foto 91). Con la llegada de Vic-
tos de fotos que documentan los destrozos que toriano Huerta al poder, los niños serían incorpo-
sufrió el Distrito Federal, desde los edificios to- rados masivamente en la Revolución.
mados a gran distancia, hasta los cuartos de las
casas. Ese nivel de violencia y peligro produjo re- 40
De hecho, la Cruz Blanca fue creada poco después de la Decena
Trágica por una revolucionaria, Leonor Villegas de Magnón;
véase Clara Lomas (ed.), La rebelde: Leonor Villegas de Magnón,
39
Novedades, 20 de febrero 1913. México-Houston, Conaculta/inah/Arte Público Press, 2004.

131
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 90. Mujer auxilia a un herido en la calle; Distrito Federal, febrero de 1913; Félix Miret. inah 451501.

Foto 91. Niño trompetista de nueve años, Distrito Federal, febrero de 1913; Antonio Garduño. inah 37466.

132
Fotografiar la reacción

Foto 92. Leva; Distrito Federal, ca. 1913. inah 5301.

La leva era el método de conscripción forza- ventud de los que se encuentran en el centro de la
da más notorio para llenar las filas del ejército fe- foto y quizá dos ellos llevan uniformes de orfana-
deral. Madero la consideraba “inmoral” e intentó to. Sin poder regresar a casa para recoger sus per-
institucionalizar un servicio militar obligatorio.41 tenencias o despedirse, los conscriptos eran baña-
Huerta no tenía tales escrúpulos y dependía de la dos, rasurados, uniformados y calzados; después
leva para proporcionar la carne de cañón necesa- los mandaban a la estación de ferrocarril, donde los
ria; dice el historiador Michael Meyer que nunca colocaban entre las filas de los soldados de más con-
se la había empleado “tan extensivamente como fianza, quienes llevan las gorras blancas para dis-
durante el verano y otoño de 1913”, cuando ignora- tinguirlos (foto 93). A cada estado le fue asignada
ron las límites de edad.42 Aunque no he visto una una cuota según su población y la leva fue am-
imagen de la leva publicada en una revista ilustra- pliamente aplicada en toda la República; a veces los
da durante la Revolución, las fotos ofrecen unas reclutados pasaban por la ciudad de México, como
vistas memorables. En la foto 92, vemos unos habi- los juchitecos que probablemente fueron fotogra-
tantes urbanos que han sido acorralados por lo que fiados en abril de 1913, quizá como parte de un
parecen ser unos Rurales; podemos apreciar la ju- evento mediático para demostrar apoyo nacional
al gobierno de Huerta43 (foto 94).
41
Alan Knight, The Mexican Revolution, vol. I, Lincoln, University
of Nebraska Press, 1990, p. 457. 43
Véase la foto de “Indios juchitecos en Mejico”, un batallón que
42
Michael Meyer, Huerta: A Political Portrait, Lincoln, University evidentemente vino acompañado por mujeres juchitecas en tra-
of Nebraska Press, 1972, p. 98. je de gala; Novedades, 23 de abril 1913.

133
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 93. Soldados reclutados por leva en la estación del Ferrocarril Central;
Distrito Federal, ca. 1914. inah 818041.

Foto 94. Juchitecos huertistas; Distrito Federal, octubre de 1913. inah 641417.

134
Fotografiar la reacción

Foto 95. Día de pago de federales; Distrito Federal, ca. 1913. inah 6085.

Francisco Ramírez Plancarte, habitante del Dis- Como el Porfiriato, las reglas del huertismo
trito Federal, hizo las siguientes observaciones sobre fueron el “pan o palo” de la jungla social. Así, en
el efecto que la leva desenfrenada tuvo en los que to- una situación económica cada día peor, el ejército
davía no habían tomado partido en la Revolución: ofreció un empleo; en la foto 95, un soldado reco-
ge su chivo o soldada. Muchos niños seguramente
Los neutrales, es decir, los que nos manteníamos fueron atraídos al ejército por la posibilidad de co-
alejados de toda lucha, al observar que la leva em- brar por el trabajo de adulto (que tenían que ha-
pezaba por doquier a hacer sus víctimas, un sen- cer de todas maneras) y, además, deben haber se-
timiento de justicia y una honda protesta de indig- guido a sus padres al enlistarse (o de haber sido
nación apoderóse de nosotros, deseando con todas agarrado en una leva junto con él) (foto 96). Pron-
las fuerzas que la Revolución triunfara, ya que ello to se encontraban en los campamentos federales,
significaba la tranquilidad de los hogares sumidos a pesar de su tierna edad (foto 97). Y, quizá, tam-
en el más triste desamparo y expuestos su miem- bién pronto estarían de pie honrando un compa-
bros a la mendicidad o a la prostitución, como re- ñero caído, como el Capitán Librado Cervantes, en
sultado de la miseria por la falta de padres, espo- Tacámbaro, Michoacán, durante 1913 (foto 98).
sos, hijos y demás sostenes de familia.44 Otra posibilidad es que a ellos mismos les destro-
zaran sus propias cabezas, como este joven foto-
44
Francisco Ramírez Plancarte, La ciudad de México durante la
revolución constitucionalista, México, Ediciones Botas, 1941,
grafiado por los hermanos Cachú (foto 99). Esta
pp. 45-46. foto probablemente fue hecha como un recuerdo

135
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 96. Soldados federales; Distrito Federal,


ca. 1913. inah 642773.

Foto 97. Campamento federal; ca. 1914. inah 38101.

136
Fotografiar la reacción

Foto 98. Fuerzas federales ante el cadáver del capitán Librado Cervantes;
Tacámbaro, Michocán, 1913. inah 38105.

para su familia, ya que no hay evidencia de que los “Grupo de tiradoras del 48 batallón en Ario”.46
Cachú tuvieran mucho interés en documentar Hay pocas fotos de mujeres en el acto de disparar
los horrores de la guerra, ni que hubiera mucho y ésta tiene una historia más allá de la revista y el
mercado para fotos así en las revistas. huertismo. Cuando la publicó Gustavo Casasola,
En lugar de anunciar los desastres de la gue- la empotró dentro del contexto de la lucha cons-
rra, las publicaciones preferían destacar la milita- titucionalista de 1916 a 1918 en contra de bandi-
rización de la sociedad para defender al huertis- dos que “cayeron como buitres hambrientos so-
mo. La Ilustración Semanal imprimió varias fotos bre las poblaciones de Michoacán”; el pie de foto
de su corresponsal en Michoacán, un J. Guerrero, de rezaba “La mujer michoacana, tan castigada por
la participación de mujeres en la lucha contrarre- las gavillas de José Inés Chávez García, se apresta
volucionaria, bajo el encabezado “Los servicios de
las amazonas en las líneas”.45 De acuerdo con el be-
licismo exagerado del régimen de Huerta, se hizo
46
Idem. La foto en la revista muestra la figura completa de un
hombre detrás de ellas como si estuviera instruyéndolas, o de
aparecer como si fueran incorporadas en el ejérci- verdad o como acto mediático para las cámaras; la copia en Ca-
to regular, identificándolas en la foto 100 como un sasola recorta al hombre a la mitad de su pecho, Gustavo Casa-
sola, Historia gráfica de la Revolución Mexicana, México, Trillas,
1967, p. 1298. El hombre estaba donde está la mancha en la es-
45
La Ilustración Semanal, 3 de marzo de 1914. quina superior izquierda de la foto aquí publicada.

137
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 99. Joven muerto, hermanos Cachú. buap.

Foto 100. Mujeres aprenden a tirar como autodefensa; Ario, Michoacán, febrero de 1914;
J. Guerrero; La Ilustración Semanal, 3 de marzo de 1914. inah 63945.

138
Fotografiar la reacción

a la defensa de sus poblaciones”.47 El historiador oscilante para que se quedara quietecito. Una vez
Luis González describía a Chávez García como “el controlado el movimiento del cadáver, con im-
más celebre bandolero del país, amparado bajo la presionante sangre fría, los Cachú disparaban su
bandera villista y movido por el triple propósito cámara como si se tratara de cualquier retrato de
de obtener botín, violar muchachas y prender fue- estudio.49
go a las fincas […] La tropa chavista robó, mató,
desvirgó, violó mujeres en presencia de sus mari- El tren era un protagonista de la lucha arma-
dos y cometió otros varios excesos. El jefe gozaba da tan central como la muerte y, en las fotografías,
con el gozo de sus soldados”.48 Así, la foto podría mucho más presente. “La Revolución se hizo so-
haber servido en la Historia gráfica como una re- bre los rieles”, afirmaba el dirigente ferrocarrilero
ferencia velada a las violaciones que fueron cons- poblano Guillermo Treviño, y los trenes y las esta-
tantes durante la Revolución, como suele pasar en ciones aparecen constantemente como escenarios
situaciones caóticas, pero de las cuales, obviamen- de las actividades fotografiadas.50 Dentro de este
te, no existen fotografías, como es el caso de tantas género, uno de los tropos que se desarrolla es el de
otras calamidades de la lucha armada. las despedidas en las estaciones de tren con solda-
Para todos los que se sentían atraídos por las dos federales y sus “amadas”; sospecho que la ma-
nuevas posibilidades de la democracia, la ferocidad yoría se tomaron durante el huertismo y que fue-
de la reacción huertista fue tal que tuvieron que to- ron eventos mediáticos armados para las revistas.51
mar una posición: o entraban en la “bola” o sufrían En general, las fotos de las despedidas se enfocan
las consecuencias. En Michoacán se conocía a sobre las parejas: el soldado —bien vestido y equi-
1913 como “el año de los colgados”, y una manera pado con mochila y cananas llenas— con su no-
en la cual los hermanos Cachú se ganaban la vida via o su madre.
era documentando a los maderistas ahorcados (en Una variante de las despedidas se ve en la foto
1914, ellos mismos saldrían para aliarse con Pancho 102. Las personas son de extracción urbana, obrera
Villa) (foto 101). Según Miguel Ángel Berumen, en su mayoría, y un par de hombres mejor vesti-
dos. También están presentes unas cinco mujeres,
Ya que estaba prohibido descolgarlos, ante la in- una de las cuales ha sido reclutada para posar como
certidumbre de lo que pasaría con sus muertos, soldadera-combatiente con un fusil que evidente-
los familiares acudían a los Cachú para que to-
maran el retrato postrero del ser querido, el cual 49
Miguel Ángel Berumen, op. cit., p. 283. Miguel Ángel Berumen
afirma que los ahorcados podrían haber sido “federales o revolu-
conservarían de recuerdo. […] Era importante
cionarios”; sin embargo, ¿quién iba a prohibir descolgarlos, sino
que el difunto se viera de cuerpo entero y, sobre las autoridades federales? Así, pienso que los que se quedaron
todo, muy nítido, de ahí que los fotógrafos pidie- colgados y tenían que ser fotografiados fueron revolucionarios.
50
Así lo dijo Treviño en la cinta de video Hechos sobre los rieles:
ran a alguna persona que sostuviera el cuerpo una historia de los ferrocarrileros mexicanos, por John Mraz y
Gloria Tirado, Puebla, Universidad Autónoma de Puebla, 1987.
47
Gustavo Casasola, op. cit., p. 1298. 51
Véase unas quince fotos de despedidas en Gustavo Casasola,
48
Luis González, Pueblo en vilo. Microhistoria de San José de Gra- Historia gráfica de la Revolución Mexicana, vol. I, México, Trillas,
cia, México, El Colegio de México, 1968, p. 162. 1967, pp. 721-723.

139
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 101. “Revolucionario maderista colgado la noche del 1 de junio de 1913


en Pátzcuaro, Michocán, por la gente de Cárdenas”; hermanos Cachú. buap.

140
Fotografiar la reacción

Foto 102. Escena en una estación de tren; Distrito Federal, ca. 1913. inah 6360.

mente le han prestado con ese fin; la pose le extra- de un fotoperiodista capitalino —no sabemos quién
ña tanto a su hijo que lo hace sonreír mirando al fo- tomó la foto, pero parecería que fue un reportero
tógrafo en complicidad. Asimismo, se encuentran gráfico— construir una representación con cam-
unos tres soldados federales, pero sus uniformes pesinos, teniendo en cuenta el prejuicio capitali-
parecen desgastados; además, hay un miembro de no en contra de ellos. Si esta foto de alguna mane-
la banda militar, parado enfrente de su tambor, y ra representa una intención de crear una imagen
un cadete en uniforme formal. El historiador de arte de México o de la Revolución, tendríamos que de-
Leonard Folgarait ha afirmado que la intención cir que es una visión sumamente metropolitana.
de la foto fue la de crear “una sección transversal de Además, si el fotógrafo ejerció un cierto poder so-
la gente de México”.52 Sin embargo, ¿dónde están bre algunas partes de la imagen —la mujer con su
los campesinos? Si uno quisiera armar un escena- rifle—, la mayoría de la gente son mirones que se
rio de “México en Revolución” tendrían que estar encontraban ahí; no es gente que vino a despedir-
los campesinos, porque son ellos quienes hicieron se de los que se iban, sino ferrocarrileros o sim-
que fuera una revolución, no los obreros urbanos. plemente transeúntes retratados con el trasfondo
Asimismo, es absurdo imaginar que era el interés del ferrocarril.
La vida entera ocurría arriba de los vagones de
52
Leonard Folgarait, Seeing Mexico Photographed: The Work of
Horne, Casasola, Modotti, and Álvarez Bravo, New Haven, Yale
tren: se dormía, se comía, se relacionaba, se daba
University Press, 2008, pp. 24-25. a luz y se moría, porque muchas soldaderas se

141
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 103. Mujeres cocinando en el techo de un tren, ca. 1914. inah 643154.

Foto 104. Cañón en un tren; Distrito Federal, ca. 1913. inah 65930.

142
Fotografiar la reacción

Foto 105. Rieles destruidos, Bocatoche, Coahuila, ca. 1913. inah 32942.

caían de ellos.53 El investigador de fotografía Mi- —por ejemplo, la de Elizabeth Salas— como en
guel Ángel Morales encontró mi afirmación de películas documentales hechas durante la Revolu-
que las soldaderas iban arriba de los trenes “teme- ción. En ausencia de un cuerpo del ejército dedi-
raria y errónea”: “Cualquiera que haya viajado en cado a alimentar a las tropas, era necesario que las
un tren, inclusive infantil, encontrará la dificultad familias acompañaran a los soldados; en la foto 103
de ponerse de pie y lo peligroso que sería viajar vemos a unas mujeres cocinando encima de un va-
tanto encima o debajo del vagón en movimiento”.54 gón. Los ferrocarriles no sólo llevaban combatien-
Sin embargo, no hay duda de que la gente viajaba tes (y a sus familias) y armamento, sino que a veces
arriba de los trenes, a pesar del peligro, como se los trenes mismos se convertían en armas (foto
puede apreciar tanto en la historia documentada 104). Por razones obvias, fueron objeto de ata-
ques, sea por medio de la destrucción de las vías
53
Elizabeth Salas, Soldaderas in the Mexican Military: Myth and
History, Austin, University of Texas Press, 1990, p. 43.
(foto 105) o al volar los trenes (foto 106).
54
Miguel Ángel Morales, “La celebre fotografía de Jerónimo Her- La interrupción del servicio regular de los fe-
nández”, Alquimia, 27, México, inah, 2006, p. 72. Morales hace rrocarriles afectó mucho a la economía, que su-
referencias a unos artículos míos: “¿Qué tiene de nuevo la histo-
ria gráfica?”, Elementos. Ciencia y cultura, 61, 2006, http://www. fría una enorme falta de liquidez: la tesorería es-
elementos.buap.mx/num61/htm/49.htm; “El Archivo Casasola: taba vacía, los banqueros europeos vacilaban en
historia de un mito”, en El siglo de la Revolución mexicana,
México, inehrm, 2000; “Historia y mito del Archivo Casasola”,
prestar dinero por el rechazo de Estados Unidos
La Jornada Semanal, 31 de diciembre de 2000. a reconocer al régimen de Huerta y la leva des-

143
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 106. Tren volado, ca. 1914. inah 5950.

guarneció a la fuerza de trabajo. Aun en la ciu- Las protestas tomaron forma menos respetuo-
dad de México, “conservadora y porfiriana hasta sa y el rechazo en aceptar la traición a la revolu-
la médula”, el descontento con los problemas ción maderista fue expresado en complots diseña-
crecía junto con la oposición al huertismo.55 A dos para derrocar a la dictadura. Unos estudiantes
pesar de la dictadura termidoriana, el terreno planeaban levantarse en armas contra Huerta, pero
moral había cambiado fundamentalmente en los fueron arrestados en San Lucas Xochimanca el 24
dos años y medio desde el derrocamiento de Díaz. de abril de 1913, antes de que pudieran actuar.57
Se puede apreciar el extraordinario desarrollo de la El diputado Néstor Monroy se confabuló con unos
conciencia popular —además del grado de deses- obreros para asesinar a Huerta, Félix Díaz y Aure-
peración a que deben haber llegado estas muje- liano Blanquet; ellos también fueron capturados
res— en una foto tomada por Abraham Luper- en el Distrito Federal, el 13 de julio del mismo
cio de “una comisión de obreras que se presentó año58 (foto 108). Aquí vemos a unos hombres que
al Presidente de la República en solicitud de tra- regresan la mirada de la cámara; saben que están
bajo”56 (foto 107). viendo la cara de la muerte y pronto serán asesi-

55
Alan Knight, op. cit., p. 475. 57
Véase la foto de los alumnos y sus captores en Gustavo Casasola,
56
La Ilustración Semanal, 16 de diciembre de 1913. Agradezco a op. cit., p. 575.
Daniel Escorza la información acerca de la publicación de una 58
Alfonso Taracena, La verdadera Revolución Mexicana. Segunda
imagen tomada al mismo tiempo. etapa (1913-1914), México, Jus, 1960, p. 62.

144
Fotografiar la reacción

Foto 107. Mujeres protestando para poder trabajar; Distrito Federal,


diciembre de 1913; Abraham Lupercio. inah 5336.

nados. Hemos visto fotos revolucionarias clásicas 109). El estilo es antiguo, como si estuviera armada
de hombres que miran fijamente a sus verdugos en un estudio; aunque ocurre afuera, su realismo
mientras esperan la carga de los fusiles (fotos 168 ni llega al nivel de las postales hechas por Aurelio
y 169 del capítulo “Las ventajas de fotografiar el Escobar durante el movimiento maderista. Típica
movimiento constitucionalista”, pp. 210-211), aquí de las fotos de estudio, esta imagen está repleta de
tenemos una variación de ese tema. símbolos obvios e impuestos, en lugar de metáfo-
El amplio y contradictorio rango de la cultura ras sutiles como los muros y felicistas duros en la
visual de la Revolución en este momento se puede foto de la Decena Trágica tomada por Eduardo
ilustrar al comparar tres fotos: una armada para la Melhado (foto 88).
portada de La Ilustración Semanal, otra de felicis- La foto del Melhado encarna la metafísica que
tas en la Ciudadela (foto 88) y la tercera publicada la historiadora de arte, Gretchen Gardner descri-
en una revista francesa. No se sabe quién tomó la be como la del “testigo espontáneo”: “un tipo de
foto del soldado posando para la revista mexicana, fotografía que enfatizaba el azar, la presencia aler-
pero si no la hizo Ezequiel Álvarez Tostado perso- ta en el mundo real y respuesta rápida”.60 Gracias
nalmente, él la mandó hacer como director59 (foto a la invención de las cámaras ligeras y la película
59
De hecho, Tostado aparece como “Director Artístico” en el di- 60
Gretchen Garner, Disappearing Witness: Change in Twentieth-
rectorio, pero es la posición más alta y la única otra persona que Century American Photography, Baltimore, The Johns Hopkins
sale allí es el gerente, Miguel Langarica. University Press, 2003, p. xiv.

145
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 108. El diputado suplente Néstor Monroy y un grupo de obreros complotistas


en contra de Victoriano Huerta; Distrito Federal, 13 de julio de 1913. inah 37723.

veloz en rollos de plástico, “El apogeo del testigo Con el deseo de ser artista en lugar de fotope-
espontáneo fue el periodo del modernismo alto en- riodista, Tostado impone significados: los símbo-
tre las dos guerras mundiales y entrando los cin- los patrióticos del maguey y la bandera y, además,
cuenta”. Melhado fue un fotoperiodista moderno: un símbolo transparentemente capitalista: una
como Henri Cartier-Bresson en las décadas siguien- cerca de alambre de púas indica que el soldado
tes, usaba su cámara para cazar, para descubrir el está allí para proteger la propiedad privada. Aun-
mundo, posibilidades creadas precisamente por la que esta foto no corresponde a nuestros códigos de
tecnología fotográfica. La suya es una estética avan- realismo y credibilidad, Tostado estaba siguiendo
zada de la fotografía, en la cual el significado del modelos premodernos, decimonónicos, que toda-
escenario parece derivarse de la realidad misma. vía tenían su expresión en el movimiento picto-
Melhado reconoce a la fotografía como un medio rialista. Su interés era producir arte, no documen-
distinto, nuevo; Tostado quiere imitar el arte: así, tar realidad. Cuando le entrevistaron en medio del
la diferencia entre estas dos fotos prefigura la po- régimen huertista, él habló con un cierto desprecio
lémica que ocurriría en México durante los años del fotoperiodismo e, implícitamente, del docu-
veinte entre los modernistas como Edward Wes- mentalismo mismo. Además, este fotógrafo-em-
ton, Tina Modotti y Manuel Álvarez Bravo y los tra- presario-grabador no parecía darse cuenta del mo-
dicionalistas como Hugo Brehme y Luis Márquez. mento histórico por el cual estaba pasando el país:

146
Fotografiar la reacción

Foto 109. Portada de La Ilustración Semanal,


10 de agosto de 1914; Ezequiel Álvarez Tostado.

Mis tendencias y mis hábitos me han llevado a la Dada esta posición, es irónico que Tostado di-
fotografía artística y principalmente a la del paisa- rigiera una revista de noticias, La Ilustración Se-
je. Indudablemente que, desde el punto de vista pe- manal, cuyo primer número saldría en octubre de
riodístico y sobre todo del diarismo, la informa- 1913.62 La única revista de tema general dirigida
ción del momento, el hecho sorprendido en la vía por un fotoperiodista en la historia de México,
pública, el incendio, el asesinato, la nota roja, son esta publicación podría haber representado un in-
muy dignos de tomarse en consideración, y su re- tento de “recapturar” el espacio fotográfico que los
producción forma el archivo de la vida nacional, aficionados iban ganando con su capacidad de do-
la historia vivida y desplegada ante los ojos de los cumentar las escenas espontáneas ofrecidas por la
lectores. Pero, si es verdad que dentro de este me-
ritorio trabajo se puede hacer obra grande, obra 62
Evidentemente, la revista fue fundada por Ernesto Chavero, an-
artística, no es menos cierto que su campo no se teriormente director de La Semana Ilustrada, y un pionero de la
presta tanto para expresar el temperamento y la prensa ilustrada durante el porfiriato. Sin embargo, su nombre
nunca aparece en el Directorio; es Tostado quién figura más
inclinación personal del individuo como la foto- prominentemente. Marion Gautreau ha hecho un análisis enfo-
grafía libre.61 cado en la actuación de Agustín Víctor Casasola durante la Re-
volución; “La Ilustración Semanal y el Archivo Casasola. Una apro-
ximación a la desmitificación de la fotografía de la Revolución
61
Lucio de Corpas, op. cit., p. 29. Mexicana”, Cuicuilco, vol. 14, núm. 41, 2007, pp. 113-142.

147
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Revolución. Para Tostado, era importante tener en das” que cazaban a los políticos en situaciones in-
cuenta los niveles del desarrollo: “Hemos de dife- discretas.65 Evidentemente, esta foto fue sacada por
renciarnos los que pasan algunos años detrás del el corresponsal de la revista francesa, M. Louis
vidrio despulido y debajo del paño de afocar, de los Botte, e indica una conciencia avanzada tanto de
que salen con su Kodak debajo del brazo una bue- la tecnología que permitió tal toma (sin que los gua-
na mañana en busca de una ciencia infusa de ha- ruras de Huerta se dieran cuenta) como de los usos
cer fotografía”.63 Ahora bien, el hecho de haber que se podría hacer de ella. Además, demuestra
podido dirigir una revista de gran calidad de im- que anduvieron por la ciudad de México personas
presión en buen papel —que empezó a escasear capacitadas en la fotografía para haber realizado
en medio de la guerra— y, además, pagar fotógra- esta imagen insólita. Publicada un mes antes de
fos y corresponsales para cubrir los diferentes fren- que renunciara Huerta (y poco tiempo antes de que
tes, indica que tenía contactos en las altas esferas la Primera Guerra Mundial borrara noticias de
del huertismo. A pesar de que Olivier Debroise México de las revistas europeas por cuatro años),
afirmaba que Tostado era un “convencido made- la foto documenta el alcoholismo de Huerta “que
rista”, la sospecha de sus vínculos con el régimen tanto le reprochan la prensa americana y el presi-
huertista se profundiza al saber que Tostado par- dente Wilson”.66 Dos meses después que los norte-
tió a Cuba con la llegada de los villistas y los zapa- americanos habían invadido Veracruz, la foto re-
tistas en diciembre de 1914 (y luego se alió con el presentaba una manera de poner presión sobre
constitucionalismo).64 Huerta y, al mismo tiempo, ridiculizar la mora-
La foto publicada a doble página dentro de la lina puritana de los gringos, quienes estaban deci-
revista francesa La Ilustración, el 20 de junio de didos a sacar a Huerta para que la Revolución no
1914, es diametralmente opuesta a la portada de La se radicalizara más y que México se mantuviera den-
Ilustración Semanal (foto 110). Habría que situar tro de la esfera imperial.
la imagen de Huerta echándose una copita de Cuando las tropas norteamericanas invadie-
champaña (o coñac) francesa dentro de un géne- ron el puerto de Veracruz el 21 de abril de 1914,
ro que sólo se desarrollaría en la década siguiente
y en una Alemania avanzada tecnológicamente (y 65
Sobre el desarrollo de este tipo de fotografía, véase Kiosk: A His-
que hoy en día ha llegado a su máxima expresión tory of Photojournalism, Göttingen, Steidl, 2001, pp. 110 y 115;
Hanno Hardt, “Pictures for the Masses: Photography and the Rise
con la fotografía de los paparazzi). Con la invención of Popular Magazines in Weimar Germany”, Journal of Commu-
de la cámara chica que utilizaba rollos de pelícu- nication Inquiry, vol. 13, núm. 1, 1989, y “Sites of Reality: Cons-
tructing Press Photography in Weimar Germany, 1928-1933”,
la de plástico de 35 milímetros, fotógrafos como The Communication Review, vol. 1, núm. 3, 1996.
Erich Salomon y Tim Gidal se hicieron famosos 66
Marion Gautreau señala que “A partir del mes de agosto de
en los años veinte y treinta por sus fotos “cándi- 1914, las revistas francesas, alemanas e inglesas abandonan por
completo cualquier tema que no esté relacionado con la Prime-
ra Guerra Mundial”, “La Revolución mexicana a los ojos del
63
Lucio de Corpas, op. cit., p. 29. mundo”, op. cit., p. 191; “Le ‘petit verre’ du President Huerta”,
64
Olivier Debroise, Fuga mexicana. Un recorrido por la fotografía L’Illustration, 20 de junio de 1914, pp. 548-549. Esta foto fue
en México, México, cnca, 1994, p. 157; Miguel Ángel Berumen, publicada en Novedades, 22 de julio de 1914, una semana des-
op. cit., p. 381. pués de la renuncia de Huerta.

148
Fotografiar la reacción

Foto 110. “Le petit verre du President Huerta”, Distrito Federal,


M. Louis Botte; L’Illustration, 20 de junio de 1914. agn.

venían acompañadas por fotógrafos marinos en canas y de las líneas de defensa, a veces desde avio-
barcos equipados con cuartos oscuros. Como ha nes que fueron utilizados por primera vez en la
descrito el historiador Paul Vanderwood, tanto en historia de Estados Unidos en contra de un ene-
la frontera como en Veracruz, México servía como migo. Además, me imagino que fueron parte de la
un laboratorio para las fuerzas armadas de Esta- maquinaria propagandística diseñada para asegu-
dos Unidos que pronto entrarían en la Primera rar que no se desarrollara resistencia contra la in-
Guerra Mundial: permitía poner a prueba nuevos tervención dentro de Estados Unidos, sea por los
equipos, procedimientos logísticos, operaciones aislacionistas (isolationists) o por los izquierdis-
sobre el terreno y el acopio de información.67 Así, tas.68 Aunque este aspecto del ejército invasor no
Veracruz fue el primer lugar en donde las fuerzas ha sido investigado, fotografías en la Biblioteca del
norteamericanas empezaron a incorporar las fo- Congreso de Estados Unidos —una banda mexi-
tografías como un elemento fundamental del re- cana marcha frente a un contingente de marinos
conocimiento previo para recoger datos sobre el
enemigo. Tomaron fotos de las instalaciones mexi- 68
Aun un historiador tan conservador como John S. D. Eisen-
hower afirmó: “En los Estados Unidos, la mayoría de la opinión
67
Véase Paul J. Vanderwood y Frank N. Samponaro, Los rostros pública reflejaba consternación y un deseo de paz”, Intervention!
de la batalla. Furia en la frontera. México en 1910-1917, trad. de The United States and the Mexican Revolution, 1913-1917, Nue-
María Elisa Moreno C., México, Grijalbo/Conaculta, 1993. va York, Norton, 1993, p. 93.

149
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

norteamericanos vestidos con sus uniformes blan- res.73 La revista mexicana imprimía imágenes del
cos— indican que debe haber sido importante.69 ejército invasor tomadas por fotógrafos extran-
Asimismo, ya que la armada no permitía fotógrafos jeros (y probablemente reprografiadas de revistas
profesionales no militares acompañar a la flota, los norteamericanas), pero las recontexualizó con co-
asignados a los barcos “ganaban dinero extra al fo- mentarios como los siguientes: “Publicamos esta
tografiar las tripulaciones en imágenes personali- información porque la estimamos de mucho in-
zadas que se volvieron tarjetas postales”.70 Además, terés como documentos para la historia de la infa-
me imagino que muchos de los marines y marine- mia yankee para con nosotros; suprimimos los
ros llevaban cámaras Kodak Brownie para docu- comentarios de la prensa gringa por su odioso ca-
mentar su turismo bélico en el trópico. Los fotó- rácter” y “Fotografías del desembarque de los ma-
grafos militares y los aficionados produjeron una rinos yankees en Veracruz, publicadas en los Esta-
cantidad importante de imágenes tomadas del lado dos Unidos con notas denigrantes para nuestro
de los invasores. Aparte, la invasión atrajo “una can- País”.74 Asimismo, señalaba la presencia de cineas-
tidad grande de corresponsales especiales” que in- tas militares encargados de producir propaganda,
cluía a nombres reconocidos como Richard Harding al reproducir una foto de “Presos de San Juan de
Davis y Jack London.71 Entre los fotoperiodistas Ulúa obligados a vitorear a los americanos para
extranjeros que llegaron a Veracruz se encuentra figurar en una película”, un acto en clara contra-
el siempre presente Jimmy Hare, enviado por la re- vención con los Convenios de Ginebra.75
vista Collier’s.72 No es fácil establecer la autoría de las fotogra-
El aparato mediático imperial fue tan podero- fías tomadas del lado mexicano, pero estuvieron
so como el militar y, seguramente, fue esa la razón presentes el reconocido Samuel Tinoco y los que co-
por la cual la revista La Ilustración Semanal se in- nocemos sólo como Torresilla y Guerrero; quizás
volucraba en una guerra periodística en contra de Eduardo Melhado también anduvo por el puer-
los medios norteamericanos. Así, reprodujo “Un to.76 Las imágenes de ellos (y seguramente algunas
recorte del World de Nueva York, que muestra
cómo el gobierno americano ha tratado de glori- 73
La Ilustración Semanal, 18 de mayo de 1914.
ficar a los que se prestaron a atentar contra nues- 74
La Ilustración Semanal, 25 de mayo de 1914 y 8 de junio de 1914.
tra soberanía”; las fotos son de invasores muertos 75
La Ilustración Semanal, 20 de julio de 1914.
76
No está claro dónde se publicaron las fotos de Melhado, pero se
y heridos, además del embarque de los cadáve- encuentran varias postales firmadas por él en Andrea Martínez,
La intervención norteamericana, Veracruz, 1914, México, Martín
Casillas Editores, 1982; están en el agn. Miguel Ángel Morales
69
Véase la foto ggbain 16376, Library of Congress Prints and Pho- afirma que “Es un misterio si esas imágenes son de su autoría,
tographic Division, http://hdl.loc.gov/loc.pnp/pp.prin. de corresponsales o de algunos fotorreporteros capitalinos que
70
Paul Vanderwood, “The Picture Postcard as Historical Evidence: se trasladaron para registrar la ocupación militar”, http://mi-
Veracruz, 1914”, The Americas, vol. 45, núm. 2, 1988, p. 205. guelangelmorales-fotgrfos.blogspot.com/2009/03/eduardo-
71
Robert E. Quirk, An Affair of Honor: Woodrow Wilson and the melhado.html. Aunque hay una que otra foto de la invasión que
Occupation of Veracruz, Nueva York, Norton, 1967, p. 123. lleva el sello “A.V. CASASOLA”, no parece que fue al puerto en
72
Véase las fotos de Hare publicadas en la revista inglesa, Sphere, este periodo; inah 287426. Entre los que claramente no fueron
en Marion Gautreau, “La Revolución mexicana a los ojos del mun- a Veracruz se encuentran Abraham Lupercio, Ezequiel Álvarez
do”, op. cit., pp. 218-223. Tostado y Antonio Garduño.

150
Fotografiar la reacción

tomadas por norteamericanos) fueron utilizadas gros que se acerque a los blancos. Así, han marcado
por las revistas ilustradas para comprobar las des- en Veracruz un lugar determinado al que no pue-
gracias causadas por los invasores. En primer lu- den acudir los mejicanos. ¡Nos tratan como a ne-
gar están las fotos de la destrucción y las víctimas gros!”79 Una fotografía tomada por Félix Miret y
civiles provocadas por la invasión. Ya que al pare- publicada en La Semana Ilustrada captaba a un
cer llegaron tarde para cubrir el combate (que duró marinero parado enfrente de una tienda; ostensi-
más o menos una semana), los fotoperiodistas me- blemente comprobó que se permitía el saqueo: “Con
xicanos armaron escenarios para representar a los motivo del alza de precios en los artículos de pri-
cadáveres (la destrucción causada por días del bom- mera necesidad en Veracruz, los americanos no
bardeo fue tal que se quedaría así por mucho tiem- tuvieron inconveniente en dejar que el pueblo se
po). Por ejemplo, Tinoco evidentemente dirigía despachara por su propia mano, lo cual se ve en la
a veracruzanos a “jugar a los muertitos” (y a ser fotografía”.80
miembro de la resistencia) enfrente de una casa Las fotografías fueron usadas también para
destruida, como se puede apreciar al comparar las comprobar e incitar a la resistencia y a la unidad
fotos 111 y 112.77 Otras fotos documentaban los he- nacional. Algunas imágenes captaban a volunta-
ridos durante la invasión (foto 113) y los prisio- rios en Veracruz entrenándose, como estos bien
neros mexicanos custodiados por marineros en vestidos tiradores que podrían haber sido estu-
uniformes entintados con granos de café o el agua diantes (foto 115). Además, había protestas a través
sucia de las calderas para camuflarlos (foto 114); de la República que fueron documentadas por las
estas fotos se hicieron en los primeros días, pero revistas ilustradas; Abraham Lupercio cubrió las
no está claro quiénes las tomaron.78 de la ciudad de México extensivamente, un Rojas
Las publicaciones mexicanas criticaban la fal- fotografiaba las en Aguascalientes, Pichardo cubrió
ta de respeto a la ley por las fuerzas invasoras. Así, las protestas en Toluca, el corresponsal de Nove-
la revista Novedades demostraba el racismo de los dades en Puebla proporcionó imágenes de la “gen-
norteamericanos con una foto de un mingitorio te entusiasta que se apresta a recibir instrucción
reservado para los invasores: “A pesar de la tan de- militar para la guerra contra los yanquis” y La Se-
cantada igualdad ante la ley, se prohíbe a los ne- mana Ilustrada dedicaba una página a “El patrio-

77
Aunque estas fotos están firmadas por Ponciano Flores Pérez, el
hecho de que he encontrado la foto 111 acreditada a Tinoco en 79
Novedades, 22 de julio de 1914.
La Ilustración Semanal (11 de mayo de 1914) me hace pensar que 80
La Semana Ilustrada, 2 de junio de 1914. Francisco Rivera Ávila,
la hizo Tinoco, por las razones explicadas en la nota 24. Debo un veracruzano que vivió la ocupación de niño lo veía diferente;
señalar que el argumento que desarrollé al comparar las fotos de él decía que “Los soldados gringos, ante la escasez de comida,
Flores Pérez y Melhado era equivocado; véase John Mraz, “Re- tuvieron que abrir con hachas las tiendas de abarrotes para re-
presenting the Mexican Revolution: Bending Photographs to partir víveres entre la población; a mi mamá le dieron frijoles,
the Will of Historia Gráfica”, en Marcy Schwartz y Mary Beth azúcar, manteca, frutas y verduras”; citado en Ricardo Pérez
Tierney-Tello (eds.), Photography and Writing in Latin America, Montfort, “La invasión a Veracruz en 1914. Aproximaciones a la
Albuquerque, University of New Mexico Press, 2006, pp. 27-30. vida cotidiana de un puerto ocupado”, en Cotidianidades, imagi-
78
Se publicaron en La Ilustración Semanal, 4 de mayo de 1914, y narios y contextos: ensayos de historia y cultura en México, 1850-
La Ilustración Semanal, 11 de mayo de 1914. 1950, México, ciesas, 2008, pp. 209-210.

151
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 111. “Estragos de un metrallazo”; Veracruz, abril de 1914; Samuel Tinoco. agn.

Foto 112. “Efectos de un metrallazo”; Veracruz, abril de 1914; Samuel Tinoco. agn.

152
Fotografiar la reacción

Foto 113. Herido con enfermeras; Veracruz, abril de 1914. inah 373917.

Foto 114. Marineros norteamericanos, entintados con granos de café o el agua sucia de las calderas
para camuflarlos, con presos mexicanos; Veracruz, abril de 1914. inah 627278.

153
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 115. Estudiantes voluntarios preparándose para combatir; Veracruz, abril de 1914. inah 627277.

tismo en los Estados”.81 Se pensaba que las imáge- riano Huerta estuviera en el poder, los medios lo
nes tenían un fuerte poder de convencimiento: promocionaron: la primera plana de El Imparcial
“Quiera el cielo que la vista de estas fotografías publicaba un gran retrato del dictador llevando en
levante el espíritu de los mejicanos y contribuya a su mano un estandarte de la Virgen de Guadalupe
que todos, cada uno en su esfera, inflamados de y, al fondo, un águila y un nopal.84 Sin embargo, ni
santo amor a la Patria, se apresten a salvarla del las plegarias de las publicaciones por la unidad
doloroso trance en que se encuentra”.82 nacional, ni sus mentiras —como la que alegaba
Los símbolos nacionales fueron incorporados que los hermanos Zapata “se unirán al gobier-
a la resistencia. La portada de La Semana Ilustrada no”— servían y Huerta se volvió más y más im-
mostraba a un soldado “Arengando al pueblo” con popular.85 Novedades esperaba que las imágenes
una bandera en la cual se había insertado una ima- funcionaran para despertar a la nación: “Publica-
gen de la Virgen de Guadalupe.83 Fotos de los hé- mos unas cuantas fotografías, tan sólo para que el
roes finados como José Azueta y Virgilio Uribe pueblo de Méjico, tan indiferente a esta situación,
aparecían a menudo. Ahora bien, mientras Victo- no olvide la ofensa y tenga ánimos para vengarla”.86
Cuando finalmente los norteamericanos decidie-
81
La Ilustración Semanal, 4, 11 y 18 de mayo de 1914; Novedades,
20 de mayo de 1914; La Semana Ilustrada, 2 de junio de 1914. 84
Citado por Ricardo Pérez Montfort, op. cit., p. 197.
82
Novedades, 6 de mayo de 1914. 85
La Semana Ilustrada, 28 de abril de 1914.
83
La Semana Ilustrada, 28 de abril de 1914. 86
Novedades, 10 de junio de 1914.

154
Fotografiar la reacción

ron salir de Veracruz, la imagen que encarnaba esa mente le abrieron las puertas a ciertos lugares
noticia fue una foto hecha por Abraham Lupercio estratégicos, vedados a otros fotógrafos. […] Sin
de “El Primer Jefe de la Revolución, Sr. Don Ve- embargo, Hadsell no se conformó con los empla-
nustiano Carranza” leyendo el telegrama del pre- zamientos militarmente privilegiados y, fiel a su cos-
sidente Woodrow Wilson el 15 de septiembre de tumbre, erró largamente por el puerto para docu-
1914.87 mentar los combates”.90
Como siempre, había mucha movilidad entre los Podría ser que la presencia de Hadsell en el
medios del fotoperiodismo y las tarjetas postales. puerto le diera la posibilidad de cubrir el primer
Por ejemplo, Félix Miret es más conocido como día de combate, como alega en el texto sobre la fo-
productor de tarjetas, pero fue a Veracruz como co- to 116, pero esta imagen es problemática por dos
rresponsal de La Semana Ilustrada y esencialmen- razones. En primer lugar, está acreditada a Tinoco
te fotografió la ocupación, ya que parece que llegó en La Ilustración Semanal y, además, existe una
a finales de mayo.88 Según Ricardo Pérez Montfort, copia firmada por Flores Pérez.91 En segundo lu-
el veracruzano Ponciano Flores Pérez “reunió un gar, creo que no es de combate, porque la imagen
álbum extraordinario de más de 70 fotografías de entera revela a tres hombres (a la izquierda) char-
la invasión, que circularían por buena parte del mun- lando tranquilamente en la línea de fuego.92 Sos-
do”.89 No obstante, es difícil saber cuáles de esas pecho que es una escena armada después de los
imágenes tomó él y así determinar su participa- combates por Samuel Tinoco, que pidió a unos
ción en el proceso. Lo mismo podríamos decir de
Walter E. Hadsell, un norteamericano que radicó 90
Miguel Ángel Berumen, op. cit., p. 296. El hecho de que Hadsell
en el puerto durante unos diez años y tenía una firmaba fotos de acontecimientos en los cuales probablemente
no estuvo presente, me hace dudar de su autoría en general; véa-
tienda de materiales fotográficos, “La Kodak”, se la foto de Emiliano Zapata al frente de sus tropas en su entra-
donde vendía cámaras y película, la cual revelaba da triunfal a Cuernavaca, Gustavo Casasola, op. cit., p. 306, tam-
bién firmada por un “Wray”. Comentó Daniel Escorza sobre
e imprimía; además, vendía postales. Según Mi- Hadsell: “Yo me inclino más por la idea de que Hadsell se atri-
guel Ángel Berumen, destacan sus imágenes de la buía fotos que no eran de él, pero todo es especulación”, comu-
invasión, “en escenarios y desde ángulos para él nicación personal, 9 de febrero de 2009.
91
La Ilustración Semanal, 11 de mayo de 1914. La copia firmada
bien conocidos. […] Su condición de estadouni- por Ponciano Flores Pérez está en el agn.
dense hizo que Hadsell se convirtiera en un inter- 92
Véase versiones en las cuales se ven dos hombres enteros en John
Mraz, Looking for Mexico: Modern Visual Culture and National
locutor perfecto para los marines, quienes fácil- Identity, Durham, Duke University Press, 2009, p. 71 (firmada
por Ponciano Flores Pérez); sin firma se encuentra en Gustavo
87
La Ilustración Semanal, 21 de septiembre de 1914. Casasola, op. cit., p. 770, y Justino Palomares, La invasión yanqui
88
Se encuentran 19 fotos atribuidas a Miret en La Semana Ilustra- en 1914, México, ¿?, 1940, p. 46, donde se identifica al hombre
da, 2 de junio de 1914. En dos de ellas aparecen cadáveres en la que apenas aparece en la foto aquí publicada como “el sargento
calle, pero son imágenes ya conocidas que deben haber circula- federal Emilio Contreras”, y se afirma que la foto se hizo el 21 de
do como postales y probablemente fueron hechas por norte- abril. La versión más completa, en la cual se ven tres hombres
americanos. platicando, fue publicada en The Illustrated London News, 16 de
89
Ricardo Pérez Montfort, op. cit., p. 211. Véase una foto de Pon- mayo de 1914; Marion Gautreau, “La Revolución mexicana a los
ciano Flores Pérez, op. cit., p. 212. Las imágenes de este fotógra- ojos del mundo”, op. cit., p. 222. Las fotos que se encuentran en
fo están en el agn y se encuentran publicadas en Andrea Martí- Justino Palomares, en la revista inglesa y en La Ilustración Sema-
nez, op. cit. nal, no llevan texto encima.

155
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 116. Soldados federales, Veracruz, abril de 1914. inah 451566.

soldados federales que actuaran como si estuvie- que nunca he visto sus fotos de la invasión pu-
ran en medio del combate. Asimismo, vale la pena blicadas ni en las revistas ilustradas ni reprodu-
señalar que la foto 114 (firmada por Hadsell) de los cidas como postales. Lo que sí se puede apreciar
marinos en uniformes entintados —indicativa de es la fuerza visual y su búsqueda de tomas y de
que se tomó durante los primeros días— fue pu- temas que otros fotógrafos no parecen haber ex-
blicada en La Ilustración Semanal, pero con crédi- plorado. Así, su imagen de los mexicanos para-
to a La Semana Ilustrada.93 El papel desempeñado dos enfrente de un buque de guerra —apenas se
por Hadsell y por Flores Pérez durante la invasión ve la bandera encima del hombro de uno—
está todavía para definir, como también es el caso de transmite un sensación de cómo los defensores
Eduardo Melhado. Además, queda abierta la cues- se vieron apabullados por el poderío norteameri-
tión de si existen fotografías tomadas durante los cano (foto 117). La toma de altura de los barcos
combates, ya que ni el gran Jimmy Hare parece estadounidenses es la única que conozco que fue
haber llegado a tiempo. hecha por alguien que no estuviera en uno de los
Otro fotógrafo que ya conocía Veracruz y aviones de la marina norteamericana y represen-
que documentó la ocupación fue Hugo Brehme. ta un intento de captar una cantidad importante
No está claro cuál era el mercado de Brehme, ya de información (foto 118). Se puede imaginar
cómo Brehme pudo convencer a los capitanes de
93
La Ilustración Semanal, 11 de mayo de 1914. barcos tanto norteamericanos como alemanes

156
Fotografiar la reacción

Foto 117. Crucero norteamericano; puerto de Veracruz, abril de 1914; Hugo Brehme. inah Hoffman-Brehme, 135.

que le dejaran fotografiar a sus tripulaciones for- no se encuentran en las caras de los soldados blan-
madas sobre las cubiertas, pero es difícil saber cos triunfantes.95
cómo Brehme pudo haber tenido acceso a la pri- Brehme captó a los refugiados también (foto
sión para hacer una imagen de tal intimidad 120). Aunque se conocen postales de los norteame-
como la foto 119.94 Uno pensaría que, de todos los ricanos residentes en Veracruz que tuvieron que
fotógrafos en Veracruz, fue Hadsell quien tuvo huir de la ira mexicana provocada por la inva-
más posibilidades de acercarse a los invasores y sión, no hay fotos publicadas ni postales que cap-
así poder documentar las relaciones entre ellos turen a los nacionales que tuvieron que salir de
y los mexicanos. Evidentemente no se le ocurrió su ciudad.96 Con la renuncia de Huerta en julio
a Hadsell meterse dentro de la prisión y mucho de 1914, la frágil alianza entre los constituciona-
menos hacer una toma con tanto poder —el me- listas y los villistas-zapatistas se acabó, y la Revo-
xicano agachado mira desde su celda; el soldado lución entró en su fase más radical. El trauma
negro se erige, pero parece tener unas dudas que de los refugiados al tener que escoger entre sus

95
Dice el historiador Leonardo Pasquel que “figuraban numero-
94
Véase las fotos en los barcos en Claudia Cabrera Luna, Mayra sos soldados de color” en la invasión; Ricardo Pérez Montfort,
Mendoza Avillés, Friedhelm Schmidt-Welle y Arnold Spitta op. cit., p. 217.
(eds.), Hugo Brehme y la Revolución Mexicana/und die Mexika- 96
Véase los norteamericanos en Paul Vanderwood, “The Picture
nische Revolution, daad/inah/Sinafo, 2009, pp. 112-113. Postcard…”, op. cit., p. 218.

157
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 118. Cruceros norteamericanos; puerto de Veracruz,


abril de 1914; Hugo Brehme. inah Hoffman-Brehme, 176.

Foto 119. Prisionero mexicano y guardia norteamericano, puerto de Veracruz, abril de 1914;
Hugo Brehme. inah Hoffman-Brehme, 184.

158
Fotografiar la reacción

Foto 120. Refugiados huyendo del puerto de Veracruz, abril de 1914.


Hugo Brehme. inah Hoffman-Brehme, 188.

pertenencias cuáles les iban a servir más para que no necesariamente en las fotografías. Hay que
sobrevivir fuera de sus casas, sus pueblos y sus señalar, sin embargo, que Brehme lo encontró de
vidas habituales iba en aumento y serían figu- tal importancia que lo plasmó en varias imáge-
ras ubicuas en el escenario revolucionario, aun- nes tomadas en Veracruz.

159
Fotografiar
¿El caudillo dealas
lacámaras?
Revolución Mexicana: compromisos e íconos

¿El caudillo de las cámaras?

La fotografía hecha durante el apogeo de Pancho torio visual de la fotografía de guerra se enrique-
Villa (1913-1915) representa un parteaguas en la ció con nuevas formas visuales derivadas del uso
imaginería de la Revolución. Así, quizá no es sim- extendido de los aparatos ligeros e instantáneos”.2
plemente una casualidad de que es el único jefe re- Probablemente las vieron en un principio carga-
volucionario que aparece en una fotografía con una das por extranjeros —por ejemplo, John Reed—,
cámara en sus manos; es más, hasta su hijo, Agus- y tanto las nuevas cámaras como los equipos y
tín, fue fotografiado a los cuatro años detrás de una materiales fotográficos deben haber entrado en el
cámara de cine de la “Hearst International News país como ingresaron armas, municiones, unifor-
Pictorial”.1 Durante tres largos años de contienda, mes y suministros. La omnipresencia cotidiana de
los fotógrafos y las fotógrafas mexicanas habían las cámaras —tan ubicuas como las otras armas—
adquirido una experiencia que les permitía ma- creó una conciencia de ellas mismas que resultó
nejarse en el terreno difícil de cubrir una guerra y en la construcción de narrativas de los que las lle-
se percibe un desarrollo notable tanto de capaci- vaban, tanto escritas como gráficas.
dades como de equipo. Con la economía en trizas, Friedrich Katz afirma que, “Es notable cuán
una cámara debe haber ofrecido varias maneras profundamente un hombre semianalfabeto como
de ganarse la vida, ya fuera vendiendo imágenes Villa comprendía la importancia de las relaciones
sensacionalistas a publicaciones ilustradas, vincu- públicas y de la influencia sobre los medios”.3 Su
lándose a un caudillo y/o trabajando para una de explosión en el escenario mundial como figura me-
las organizaciones que adquieren importancia es- diática se dio después de la toma de Ciudad Juárez
pecial en una guerra, como la Cruz Blanca Nacional. en noviembre de 1913, pero Villa ya tenía una
En la medida de lo posible, adoptaban cáma- presencia fuerte en la imaginación popular —gra-
ras de formato medio (5 x 7) —o más chica de 4 x cias a sus victorias audaces y el mito que se empe-
5— cuya portabilidad les permitía moverse con zó a construir con las canciones, los cuentos ora-
facilidad y captar escenas espontáneas. Comentó
la historiadora de arte Laura González: “El reper- 2
Laura González Flores, “Técnica fotográfica y mirada. La foto-
grafía en el país de la metralla”, en Miguel Ángel Berumen, Mé-
1
Véase la foto de Villa con la Graflex del fotoperiodista W. H. xico: fotografía y revolución, México, Fundación Televisa/Lunwerg,
Durborough en Miguel Ángel Berumen, Pancho Villa: la cons- 2009, p. 56.
trucción del mito, México, Océano/Cuadro por Cuadro, 2005, 3
Friedrich Katz, Pancho Villa, trad. de Paloma Villegas, México,
pp. 109 y 169. Era, 1998, p. 370.

161
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

les y las imágenes— y traía una conciencia de la original en realidad no contenía tales cláusulas. No
importancia de la fotografía adquirida por sus ex- había absolutamente ninguna mención de que las
periencias durante la rebelión maderista. Sin em- batallas podían escenificarse por segunda vez o de
bargo, la hazaña de meter un tren lleno de sus sol- que Villa se encargaría de que hubiera buena ilu-
dados en el centro de Ciudad Juárez —un caballo minación”.8 Gracias al contrato, estuvo presente
troyano sobre rieles que conquistó la ciudad con John Davidson Wheelan para hacer una foto fija
poca resistencia del ejército federal—, “Lo llevó de Villa durante una filmación antes de la batalla de
en pocos días a la fama mundial. […] Con la toma Ojinaga. Esta imagen inmediatamente dio la vuel-
de Juárez, la fama de Villa creció de golpe”.4 No ta al mundo y se ha vuelto un icono de la Revolu-
fue casualidad que Villa llevara a cabo esta proeza ción (foto 183 del capítulo “Epílogo: los iconos de
gracias a los medios modernos, entre ellos, la tele- la Revolución méxicana”, p. 231).
grafía engañosa que mantuvo abierta la vía al ase- De los Reyes afirma: “Gracias a la habilidad de
gurar al cuartel general en Ciudad Juárez que el Villa para la publicidad, su campaña militar desde la
tren seguía en poder de los federales.5 toma de Ojinaga hasta la caída de Torreón está mi-
En enero de 1914, Villa firmó un contrato con nuciosamente inventariada por fotógrafos y cama-
la Mutual Film Corporation para documentar sus rógrafos norteamericanos”.9 Además, la Mutual
actividades. Como comenta el historiador de cine Film Corporation se quedó tan contenta con Villa
Aurelio de los Reyes, “Villa mostró una intuición que, mientras filmaban los documentales, firma-
poco común para la publicidad al utilizar al cine ron otro contrato y realizaron una película que
para su propaganda. Su sagacidad queda a la vista combinaba noticieros con ficción, La vida del ge-
al aceptar en sus filas a camarógrafos norteameri- neral Villa, con el famoso actor Raoul Walsh en el
canos, pues eran los más capacitados para exhibir papel del joven Villa (el de Villa maduro fue actua-
sus películas en el extranjero”.6 Ahora bien, el con- do por el caudillo mismo). Para Katz, los medios
trato mismo se ha vuelto parte del mito villista, ya modernos fueron la clave de que Villa se volviera
que han insistido en que contenía cláusulas en las una figura destacada tan pronto: “El tratamiento
cuales “Se acordó que Villa llevaría a cabo sus ba- favorable que la industria fílmica y otros medios
tallas a la luz del día” y “Si los camarógrafos no le habían dado a Villa en 1914 fue de gran impor-
captaban buenas escenas de batallas, Villa se com- tancia para su posición, tanto en México como en
prometió a fingirlas”.7 Según Katz, “El contrato los Estados Unidos. Los medios lo habían desig-
nado líder nacional mucho antes de que adquirie-
4
Ibidem, pp. 261-262.
5
Véase la foto de los telegrafistas villistas, quienes vigilaban los te-
ra algunos de los requisitos básicos para ocupar
légrafos locales para garantizar que los mensajes decían que ve- ese lugar, y con ello facilitaron su ascenso a la
nía el tren controlado por federales, Gustavo Casasola, Historia fama nacional e internacional”.10
gráfica de la Revolución Mexicana, México, Trillas, 1967, p. 699.
6
Aurelio de los Reyes, Con Villa en México. Testimonios de cama-
rógrafos norteamericanos en la Revolución, 1911-1916, México, co, imcine/Lunwerg, 1992, p. 61; Aurelio de los Reyes, op. cit., p. 41.
unam, 1985. 8
Friedrich Katz, op. cit., p. 373.
7
Margarita de Orellano, “Pancho Villa: primer actor del cine de la 9
Aurelio de los Reyes, op. cit., p. 12.
Revolución”, en Jorge Alberto Lozoya (ed.), Cine mexicano, Méxi- 10
Friedrich Katz, op. cit., p. 374.

162
¿El caudillo de las cámaras?

Entre los extranjeros que sentían una atrac- el tiempo) se referían despectivamente a él como
ción tanto hacia Villa como hacia los medios mo- un “cabecilla”.13 Cuando tomó Torreón en sep-
dernos se encontraba John Reed, quien llevaba cá- tiembre de 1913, La Ilustración Semanal mostraba
maras durante los cuatro meses que anduvo con las calles llenas de cadáveres como resultado de
los villistas a principios de 1914. Afirma el crítico “la entrada de los bandidos de Villa”.14 El ícono
literario Jorge Rufinelli que el periodista tenía un realizado por Wheelan ofrece un ejemplo intere-
interés muy particular en desarrollar la relación sante de la diferencia entre los medios nacionales
de imagen y texto: “Insiste en indicar qué fotos, de e internacionales: tomada en enero de 1914, fue
las que envía o del montón de rollos remitidos a publicada en Estados Unidos, Inglaterra, Alema-
Paul Thompson, deben acompañar sus artículos, nia, Francia y España antes que finalmente pudie-
pues está consciente del poder de representación ra salir en una publicación mexicana (después de
visual de aquella revolución y de la necesidad de la caída de Huerta).15
trasmitirlo no sólo con palabras”.11 Parecería que Aun cuando ya habían transformado a Villa de
Reed se fotografió con Villa, por lo que cuenta en un “bandido” a un “jefe revolucionario”, las revis-
una carta del 17 de febrero de 1914, dirigida a Carl tas ilustradas mexicanas intentaban domesticarlo.
Hovey, editor de la Metropolitan Magazine en Nue- Así, La Semana Ilustrada publicó una “interesante
va York, quien le había encomendado a Reed que fotografía del jefe constitucionalista Francisco Vi-
escribiera sobre la Revolución: “Tengo bastante lla, en la que aparece vistiendo traje militar”.16 De
confianza en Villa ahora; y mañana me sacaré una hecho, el uniforme que lleva fue diseñado por la
foto con él, uniformado. No vaya usted a decir que Mutual Film Corporation y se supone que no po-
soy un oficial de este ejército; sólo dígalo en bro- día usarlo excepto durante filmaciones.17 Vestir al
ma. Sea precavido al respecto, haga lo que quiera, guerrillero en ropa civilizada representaba un in-
pero que sea obvio que se trata de una broma. Los tento por parte de los norteamericanos de civili-
mexicanos no entienden muy bien estas cosas, y el zarlo, una pretensión que encontró una recepción
resultado puede ser que me expulsen a la frontera. favorable en los medios mexicanos. Miguel Ángel
Y, aparte de todo, no quiero posar como un héroe Berumen confirma mi impresión del trato que re-
de guerra cuando en verdad no estoy combatiendo”.12 cibía Villa en la prensa mexicana, al sostener que
Ahora bien, no está claro que la fama interna- 13
La Semana Ilustrada, 19 de mayo de 1911; inah 33694.
cional de la cual Villa gozó fuera correspondida 14
La Ilustración Semanal, 28 de octubre de 1913.
por los medios mexicanos, donde fue, en gran me- 15
Véanse las reproducciones en Miguel Ángel Berumen, México:
fotografía y revolución, op. cit., pp. 274-277, y mi discusión de
dida, ninguneado. Su participación en el movi- este icono en el capítulo “Epílogo: los iconos de la Revolución
miento maderista fue fotografiada en su cabalga- mexicana”, pp. 229-233.
dura; junto a la imagen (que se haría conocida con
16
La Semana Ilustrada, 28 de julio de 1914; inah, 66217.
17
Margarita de Orellana afirma que no se podía usar el uniforme
diseñado por la Mutual “en otras ocasiones”, op. cit., p. 61; Aure-
11
Jorge Rufinelli, “John Reed en la Revolución mexicana”, en John lio de los Reyes traduce de un artículo que apareció en The New
Reed, Villa y la Revolución Mexicana, México, Nueva Imagen, York Times: “El uniforme que viste Villa es propiedad de la Mu-
1983, p. 46. tual Film Corporation. Villa se lo pone únicamente cuando apa-
12
John Reed, op. cit., p. 113 rece en escenas marciales para esta compañía”, op. cit., p. 189.

163
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 121. Líder villista, ca. 1914. inah 6043.

“fue muy pequeña” la influencia de los medios cuerpo de elite cuyos miembros eran escogidos
masivos mexicanos en la construcción del mito de personalmente por Villa; no sé si sea un Dorado,
Villa: “No fue sino hasta abril de 1914 que se fun- pero probablemente fue un jefe villista19 (foto 121).
dó en Chihuahua el periódico Vida Nueva, un dia- No obstante, en otras imágenes, mientras algunos
rio que garantizaba una propaganda segura a fa- sujetos posan para la cámara, el del primer plano
vor de la causa villista”.18
A pesar de que las revistas ilustradas mexica- 19
Este sujeto no parece llevar el mismo uniforme que el cuerpo de
nas no mostraban mucho interés en fotografiar al Dorados en una foto donde se encuentran unos ochenta de ellos
—inah, 65467—, pero podría ser porque sea un jefe. Se en-
movimiento villista, las imágenes existentes apun- cuentra a este hombre vestido con un saco de cuero con flecos,
tan hacia un cambio fundamental en la imagine- Gustavo Casasola, op. cit., p. 947, y Francisco Ramírez Plancarte
ría de la Revolución. No desaparecen las foto posa- afirma que “Los jefes y oficiales villistas vestían una chamarra de
gamuza que tenía grandes flecos de la misma piel en la espalda,
das tan características de los primeros años, como en los hombros y a lo largo de las mangas y que les daba el feroz
la que se ha afirmado que es de un “Dorado”, el aspecto de comanches”, La ciudad de México durante la revolu-
ción constitucionalista, México, Ediciones Botas, 1941, p. 275. El
hecho de que existan dos fotos del mismo hombre posando hace
18
Miguel Ángel Berumen, Pancho Villa…, op. cit., p. 51. pensar que quizá las pagó como recuerdos.

164
¿El caudillo de las cámaras?

Foto 122. Villistas y tren, ca. 1915. inah 32579.

le da la espalda, demasiado ocupado en su tarea va de Huerta.20 Los hombres corren, agobiados por
(foto 122). En fotos que son evidentemente espon- sus armas y cajas (¿de municiones?); uno ha caído,
táneas, un villista cruza la calle, su cara cubierta aunque no sabemos si es porque recibió un balazo
por los fusiles que lleva (foto 123) y un grupo des- o se tropezó; un hombre se agacha. La foto de la
taza a una res para abastecer a su regimiento; sólo
uno de los nueve hombres en la escena mira al fo- 20
Esta foto está reprografiada de un recorte de una revista ilustra-
tógrafo (foto 124). Las escenas captadas por algu- da que la acredita a Hugelman; Archivo Roque González Garza de
nos fotógrafos son de una modernidad tan radi- la Universidad Panamericana; véase http://biblio.upmx.mx/
asp/gl. Miguel Ángel Berumen dice que Hugelman trabajaba para
cal que no volverá a aparecer hasta la Guerra Civil publicaciones españolas y había fotografiado la invasión norte-
Española. Por ejemplo, la foto 125 —evidentemen- americana de Veracruz; Miguel Ángel Berumen, México: foto-
te tomada por un Hugelman— podría ser una de las grafía y revolución, op. cit., p. 387. El hecho de que el ícono de
Villa a caballo fue acreditada a Hugelman por una revista espa-
contadas imágenes de combate en la Revolución; ñola pone en duda su autoría en esta foto de combate; véase el
es de unos villistas cargando hacia posiciones fe- capítulo “Epílogo: los iconos de la Revolución mexicana”, pp.
229. Otra foto del movimiento villista que podría ser de comba-
derales en la toma de Zacatecas durante junio de te es de la toma de Ciudad Juárez en noviembre de 1913; inah
1914, la batalla que significaba la derrota definiti- 38079.

165
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 123. Villista con rifles, Ciudad Juárez, noviembre de 1913. inah 5904.

166
¿El caudillo de las cámaras?

Foto 124. Revolucionarios destazando a una res para abastecer a su regimento, ca. 1914. inah 643244.

Foto 125. Villistas avanzando sobre Zacatecas, junio de 1914; ¿Hugelman? inah 37837.

167
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 126. Artillería federal en Torreón, ca. 1913. inah 624171.

artillería federal también tiene un sentido muy rece que fue un productor prolífico de películas y
fuerte de acción, gracias a los animales desenfoca- filmó más de 40 000 pies de material.22 Según el
dos por su movimiento y la nube de polvo que en- historiador de cine Fernando del Moral, “Como un
vuelve la escena, aunque no sea necesariamente documentalista free lance de su tiempo, creyó im-
de combate (foto 126). Asimismo, la escena de los portante consignar en imágenes los acontecimien-
hombres en Zacatecas que cargan la camilla con un tos que, de acuerdo a su criterio y posibilidades, tu-
herido, fotografiado con un acercamiento asombro- viera la oportunidad de captar y exhibir, como eran
so, tiene una espontaneidad que difícilmente se en- los episodios civiles, militares y diplomáticos”.23
contraba dos años antes (foto 127). Pienso que Montoya empezó a fotografiar la Re-
Una figura fascinante del mundo de la imagen volución tan temprano como junio de 1911, con
de la Revolución es Eustasio Montoya, un mexica- una foto de señoritas antirreeleccionistas armadas
no-norteamericano nacido en San Antonio, Texas.21 (foto 44 del capítulo “Hacia una fotografía de gue-
Montoya fue uno de los “híbridos”, como Jesús
Abitia e Ignacio Medrano Chávez, en combinar fil- 22
Roberto Rodríguez, “The Early Years: The Portrayal of Minori-
maciones de documentales con la fotografía. Pa- ties in Hollywood Film Industry”, 16 de junio de 2007, http://
diverseeducation.com/article/7443/1.php.
23
Fernando del Moral González, Las imágenes perdidas de Eustasio
21
Véase su biografía en 160 años de fotografía en México, México, Montoya. El rescate de un camarógrafo, México, Arqueología Ci-
cnca/Océano/Televisa, 2004, p. 679. nematográfica/agn, 1994, p. 20.

168
¿El caudillo de las cámaras?

Foto 127. Cargando a un herido, Zacatecas, 1914; ¿Eustasio Montoya? Archivo González Garza, Universidad Panamericana.

rra”, p. 73). En 1913 fue capturado por las fuerzas batalla de Villaldama, Nuevo León, cuando derro-
villistas del general Roque González Garza, y pare- taron a los villistas, y fotografió a unos líderes cons-
ce que se quedó con él durante ese año. titucionalistas.26 Montoya describía sus andanzas
En 1914 Montoya se hizo el fotógrafo oficial en la Revolución: “Anduve en diferentes partes de
de la Cruz Blanca Nacional, una afiliación institu- la República, sufriendo muchas necesidades y gran-
cional que le vinculó con el constitucionalismo, des peligros, habiéndome escapado dos veces de
ya que Pablo González era presidente honorario.24 ser fusilado. Durante todo el periodo de la Revo-
Según Leonor Villegas de Magnón, revolucionaria lución y a riesgo de mi vida, anduve tomando (en
maderista-constitucionalista y fundadora de la Cruz películas) todo lo que pude de más importancia”.27
Blanca, Montoya “eventualmente se volvió el fo-
tógrafo semi-oficial del Primer Jefe”.25 Filmó una
26
Raúl Miranda, “Cronometría de un cine mexicano mudo que
película en 1915 para los carrancistas que capta la nunca fue mudo”, 25 de marzo de 2009, http://www.correcama-
ra.com.mx/index.php?mod=historia_detalle&id=823. Existen fo-
24
Véase la foto de Montoya, vestido en su uniforme de la Cruz tos por Montoya del general Maclovio Herrera y su Estado Ma-
Blanca, en 160 años de fotografía en México, op. cit., p. 435. Res- yor en Tamaulipas en abril de 1915; Herrera fue un villista que
pecto a González y la Cruz Blanca, véase Leonor Villegas de reusó romper con Carranza; Gustavo Casasola, op. cit., p. 1013,
Magnón, La rebelde, Clara Lomas (ed.), México-Houston, Co- y Los protagonistas (A-M), vol. 8 de Así fue la Revolución Mexi-
naculta/inah/Arte Público Press, 2004, p. 198. cana, México, Senado de la República/sep, 1985, p. 1614.
25
Leonor Villegas de Magnón, The Rebel, Clara Lomas (ed.), Hous- 27
Carta de Eustasio Montoya, citada en Fernando del Moral Gon-
ton, Arte Público Press, 1994, 120. zález, op. cit., p. 7.

169
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 128. “Negra odisea del fotógrafo E. Montoya”. Foto dirigida a reconstruir la experiencia de un fotógrafo
con tropas villistas, Coahuila, 1913. Eustasio Montoya. Archivo González Garza, Universidad Panamericana.

A Montoya le debemos dos narrativas des- Entre lo interesante de esta foto están las pre-
lumbrantes. La primera es una foto dirigida para guntas de cómo pudo Montoya haber convencido
reconstruir su experiencia con las tropas villistas en a los villistas de participar en la escenificación
Coahuila durante 1913 (foto 128). Debe haber sido y, además, si estableció confianza con ellos muy
una de las veces en que el fotógrafo escapó de ser pronto. La reconstrucción histórica a través de
ejecutado, porque escribió sobre la foto: una foto tiene una larga trayectoria en México,
empezando con la foto que el cirujano general del
Negra odisea del fotógrafo E. Montoya sorprendi- ejército mexicano, Pedro Vander Linden, armó
do por soldados del Gral. Roque González Garza. para representar la amputación de la pierna de un
Aprehendido por desconocido, fue llevado a pie al soldado durante la invasión norteamericana de
trote de los caballos hasta el cuartel donde se en- 1847.28 Aun así, no conozco otra foto de la Revo-
contraba el Gral. Garza, que no lo conocía y cuan- lución que sea tan cuidadosamente armada y con
do lo juzgaban por haberle encontrado en el fondo un texto tan desarrollado; hace preguntarse cuál
de su cámara 200 cartuchos 30-30 fue reconocido era su finalidad.
por el Sr. Francisco Flores Santos del Estado Ma-
28
Véase esta foto y el texto escrito por Vander Linden en Rosa
yor del capitán Felipe Muzquiz, quien por su in- Casanova y Olivier Debroise, Sobre la superficie bruñida de un
tervención fue salvado de una muerte segura. espejo: fotógrafos del siglo xix, México, fce, 1989, pp. 32-34.

170
¿El caudillo de las cámaras?

Foto 129. Fotógrafos y muerto en Nuevo León después del ataque de los huertistas,
5 de julio de 1913; Eustasio Montoya. Archivo González Garza, Universidad Panamericana.

Otra foto hecha por Montoya es una escena equipos para fotografiar, me hace preguntar sobre
más enigmática, pero abrumadoramente triste. Un la historia detrás de la imagen. ¿Fue un homenaje
grupo de hombres, civiles y desarmados, miran el a un fotógrafo que murió en la batalla de Colom-
cadáver de otro del mismo tipo (foto 129). Se puede bia, Nuevo León, en 1913? ¿Se armó el escenario
pensar que es una cotidianidad para ellos, por sus para reconocerle o para protestar por su muerte?
semblantes severos pero resignados. Obviamente, Parecería que el compromiso de Montoya fue con
el fotógrafo (la cuarta cámara presente) quería do- los constitucionalistas e hizo fotos para los villis-
cumentar más que su tristeza: hay tres equipos de tas simplemente hasta escapar de ellos.
cámara del tipo View que son relativamente lige- Los hermanos Juan y Antonio Cachú eviden-
ras y móviles, aunque tienen sus tripiés. La de la temente fueron villistas de hueso colorado.30 En
derecha es del tipo Kodak Poco, de formato me- 1900, Antonio empezó a trabajar con un fotógra-
dio (5 x 7), pero la de la izquierda parece ser un
modelo más avanzado y más chico, que podría ser
los historiadores de fotografía Jorge Carretero y John Turner
de 4 x 5.29 Más allá de demostrar los avances de los por sus observaciones tecnológicas en relación a esta foto. Véase
una imagen de una Kodak Poco en Laura González Flores, op.
29
Agradezco a Daniel Escorza nuestras conversaciones sobre la cit., p. 54.
tecnología de la fotografía durante la Revolución, así como sus 30
Miguel Ángel Berumen, México: fotografía y revolución, op. cit.,
comentarios acerca de esta foto. Asimismo, estoy en deuda con pp. 283 y 381.

171
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

fo alemán, Juan Kurt (J. C. Curd) en Pátzcuaro; Quizá fuera tanto el empuje de la represión como
Juan se unió a él tres años después. Hacían teatro el tirón de sus ideales que les hizo incorporarse en
además de fotografía; fundaron una compañía fa- la División del Norte a finales de 1914. Antonio
miliar de la farándula con otro hermano, Luis, y via- entró en una brigada sanitaria, ya que había he-
jaron por varios estados del centro del país. Por cho estudios de medicina. Juan evidentemente se
sus fotos, sabemos que se quedaron en Pátzcuaro ganó la confianza de Villa, quien le encargó comi-
durante el año 1913, haciendo retratos de familia siones de carácter confidencial.33 Su fotografía
en su día de campo y oficiales federales posando en siempre retiene algo del estilo de estudio, pero va
uniforme, documentando las fuerzas huertistas haciéndose más documental; por ejemplo, parece
en defensa de Pátzcuaro y sacando fotos de los re- que tomaron varias escenas de la toma de León,
volucionarios colgados como recuerdos (foto 101 Guanajuato, que incluye por lo menos una espon-
del capítulo “Fotografiar la reacción”, p. 140). De- tánea de la Cruz Roja “cumpliendo su deber” al
ben haber tenido un estudio propio, aunque fuera recoger los cadáveres.34 Dice Berumen: “Era fa-
sólo un telón ambulante, porque hicieron varios mosa la simpatía de los Cachú hacia el villismo, de
retratos de “parejas revolucionarias” portando ca- modo que cuando el movimiento fue perdiendo
nanas y armadas con fusiles modernos, los hom- terreno en el sur y el centro de la República, los Ca-
bres sentados y sus mujeres paradas detrás.31 Diría chú fueron objeto de persecución política, Juan,
que estos retratos representan una primera fase de incluso fue aprehendido en Pátzcuaro a finales de
la obra de los Cachú, ya que son casi decimonóni- 1916”.35 Antonio murió en 1916, pero Juan se mu-
cos en su estilo, muy similar a lo que hacía en ese dó al Distrito Federal en 1918, donde abrió un
periodo el conocido fotógrafo de estudio de la ciu- estudio y fue nombrado “Fotógrafo de la Inspec-
dad de Guanajuato, Romualdo García.32 ción de Sanidad” del Consejo de Salubridad, por
Al mismo tiempo, los Cachú empezaron a el Presidente Venustiano Carranza.36
captar escenas espontáneas de la lucha revolucio- Entre otros fotógrafos mexicanos que cubrie-
naria, por ejemplo, en una foto de un maderista ron el movimiento villista se encuentran Josephat
capturado por huertistas que pronto ejecutarían. Martínez y un tal Robles, quien debe haber sido
oriundo de Zacatecas. Las únicas imágenes de Ro-
31
Estoy basando mi análisis en las fotos que se encuentran en la bles que conozco son de la toma de esa ciudad por
Colección “Cachú-Ramírez Juan” del Departamento de Infor-
mación y Documentación de la Cultura Audiovisual, Beneméri- los villistas en junio de 1913. Tenía alguna rela-
ta Universidad Autónoma de Puebla. Agradezco el acceso que
me han otorgado a esta colección. 33
Véase la foto de Juan Cachú como villista, Miguel Ángel Beru-
32
Véase las foto de García en Claudia Canales, Romualdo García: men, México: fotografía y revolución, op. cit., p. 308.
un fotógrafo, una ciudad, una época, Guanajuato, Gobierno de 34
Texto escrito sobre la fotografía en la Colección “Cachú-Ramí-
Estado de Guanajuato/inah, 1980. Canales afirma que García rez Juan”, op. cit.
no fotografiaba la Revolución: “La renuencia de García de cap- 35
Miguel Ángel Berumen, México: fotografía y revolución, op. cit.,
tar con su cámara los grandes sucesos de su tiempo muestra, p. 283.
además de su posición de clase, que la fotografía nunca le inte- 36
Véase “Datos biográficos de Juan Cachú Ramírez por María Te-
resó como medio para documentar su momento histórico y que resa Cachú Sampers”, Dirección de Artes Visuales de la Funda-
el oficio fotográfico era para él, más que un quehacer concer- ción Televisa. Agradezco a Fernando Osorio su generosidad en
niente a lo político y lo social, un arte de gabinete”, p. 42. facilitarme esta nota biográfica.

172
¿El caudillo de las cámaras?

Foto 130. Soldado revolucionario disparando con arma “El Esmeril”;


Zacatecas, Zacatecas, julio de 1913; Robles. inah 38021.

ción con la revista Novedades, que publicó cinco pintoresca, pero “de gran importancia”, por lo que
fotos suyas, tres que destacaban la destrucción y dijo Novedades38 (foto 130). Afirma Fernando del
las muertes causadas por la batalla y las filas de Moral que Josaphat Martínez estudiaba fotografía
gente esperando para surtirse de agua.37 Una foto en Estados Unidos durante la Revolución, pero re-
de Robles es de una avanzada de los primeros re- gresó a México para cubrir la Convención de Aguas-
volucionarios que entraron en Zacatecas, lo que po- calientes en 1914.39 Allí hizo una foto de Villa mon-
dría indicar que tenía información sobre su llega- tado a caballo que, según lo que contó Martínez a
da y, quizá, no los temía. La otra foto es del general sus familiares, “agradó” al caudillo, quien le pre-
Pánfilo Natera ofreciendo garantías a la población, guntó “si estaba de acuerdo con la remuneración
una posición provillista que es muy difícil de en- recibida”.40 Es probable que fuera tomada durante
contrar en la fotografía antes de la caída de Huer- la Convención, ya que Gustavo Casasola también
ta e insólita en las revistas ilustradas en ese mo-
mento. Otra imagen de Robles fue publicada en el
38
Novedades, 9 de julio de 1913.
39
Fernando del Moral, “El acervo fotográfico de Josaphat Martí-
siguiente número de la revista: un soldado revolu- nez en Monclova, Coahuila”, Alquimia, núm. 10, México, inah,
cionario dispara un arma de fuego de apariencia 2000, pp. 41-42.
40
Véase la copia firmada por Martínez en Fernando del Moral,
quien señala que esta foto “como otras de Villa, ha circulado sin
37
Novedades, 2 de julio de 1913. el debido crédito”, “El acervo…”, op. cit., p. 42.

173
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

la sitúa en ese contexto; pero, la foto que aparece los zapatistas llevaban a cabo sus traicioneros y
en su historia gráfica no lleva firma.41 sangrientos asaltos, así como los perversos instin-
La Convención de Aguascalientes y la subsi- tos que tenían y los reprobables medios que em-
guiente ocupación del Distrito Federal por los con- pleaban para martirizar a los prisioneros. La voz
vencionistas fue, según Adolfo Gilly, “La punta popular contaba acerca de ellos numerosos actos,
más alta de la revolución en todo el mundo, cuan- todos ellos muy repugnantes, llevados a cabo con
do asumiendo la representación de las masas de tal refinamiento de crueldad que solamente al es-
todo el país se hicieron dueños de la ciudad de Mé- cucharlos sentíase intensa tensión nerviosa.44
xico. […] La ocupación de México por los ejér-
citos campesinos es uno de los episodios más her- A pesar del lavado de cerebro constante lle-
mosos y conmovedores de toda la revolución vado a cabo por los medios, los defeños fueron
mexicana”.42 Ahora bien, no fue esa la opinión de agradablemente sorprendidos por los zapatistas.
antemano de los defeños en general, quienes te- Ricardo Pérez Montfort se refiere a la diferencia
mían la aparición del Ejército Libertador, tanto entre lo que se esperaba y lo que se presentó: “La
por los prejuicios metropolitanos contra los cam- prensa capitalina se había encargado de divulgar
pesinos como porque los carrancistas —que aca- una imagen de Emiliano Zapata y los zapatistas
ban de abandonar la ciudad— habían pillado la que no correspondía a lo que pasaba frente a los
capital, dejando una “honda huella de desconten- ojos de los ciudadanos”.45 John Womack consta la
to [por] sus abusos y continuos escándalos, su gala actitud de los zapatistas: “Los primeros contin-
de impunidad y, sobre todo, el irritante desprecio gentes sureños entraron casi avergonzadamente
con que veían al elemento civil así como su des- en la capital. Por no conocer cuál era el papel que
pótica y grosera actitud”.43 Los primeros zapatistas debían desempeñar, no saquearon ni practicaron
llegaron a las once de la noche el 24 de noviem- el pillaje, sino como niños perdidos vagaron por
bre; este contingente está pasando por el Portal de las calles, tocando las puertas y pidiendo comida”.46
Mercaderes (foto 131). Decía Ramírez Plancarte: “La opinión general les
Francisco Ramírez Plancarte fue testigo a su era a los zapatistas altamente favorable y por otra
arribo; describía cómo los medios habían condi- parte era peligroso opinar de modo diferente”.47
cionado a los habitantes de la ciudad de ver a los Si fuera por el asombro amable de descubrir
zapatistas: que los campesinos son humanos o por el hecho
de que ellos ya pudieran tener injerencia en los
Muchos eran los relatos de feroz salvajismo que la
prensa gobiernista había publicado acerca de cómo 44
Ibidem, pp. 242-243.
45
Ricardo Pérez Montfort, “Zapata y Villa en la ciudad de México,
1914-1915. Un tema popular con variaciones y fuga”, en Coti-
41
Se encuentra esta foto sin firma en Gustavo Casasola, op. cit., dianidades, imaginarios y contextos: ensayos de historia y cultura
p. 911; inah 6136 e inah 655625. en México, 1850-1950, México, ciesas, 2008, p. 235.
42
Adolfo Gilly, La revolución interrumpida, México, Ediciones El 46
John Womack Jr., Zapata y la Revolución Mexicana, trad. de
Caballito, 1971, pp. 140-141. Francisco González Aramburo, México, Siglo XXI, 1969, p. 217.
43
Francisco Ramírez Plancarte, op. cit., p. 242. 47
Francisco Ramírez Plancarte, op. cit., p. 247.

174
¿El caudillo de las cámaras?

Foto 131. Zapatistas entrando al Distrito Federal; Portal de Mercaderes,


11 de la noche del 24 de noviembre de 1914. inah 33846.

medios, tanto las publicaciones como los fotó- por ejemplo, “Los zapatistas en México”.49 Parece
grafos los trataron bastante bien. La mayoría de que esa actitud encontró eco en los fotógrafos;
las revistas ilustradas habían sucumbido duran- por ejemplo, el fotoperiodista que más debería
te 1914 a la “formidable” crisis del papel (y otras haber resentido la presencia de los revolucio-
enfermedades revolucionarias) “que ha hecho que narios en la ciudad fue el porfirista Manuel Ra-
hasta los diarios más opulentos disminuyan su mos. Este fotógrafo “no se identificaba en lo más
tiraje y su tamaño”.48 El editor de La Ilustración mínimo con la Revolución”, pero hizo un par de
Semanal, Ezequiel Álvarez Tostado, había huido imágenes que muestran una perspectiva inespe-
a Cuba cuando los convencionistas llegaron, y la rada.50 En una foto, tropas zapatistas desfilan fren-
revista se limitó a publicar fotos de los zapatis- te al Palacio Nacional, los jinetes llevan banderas
tas a caballo en el Centro con títulos neutros, y el ángulo en contrapicado los hace aparecer como
si surgieran de una tolvanera que los envuelve en
48
“La crisis del papel”, Revista de Revistas, 11 de junio de 1916, p.
5; este artículo es una traducción del francés y se dirige a la crisis
mundial de papel. Véase la lista de las revistas ilustradas con su
fecha de nacimiento y muerte en Marion Gautreau, “La Revolu- 49
La Ilustración Semanal, diciembre de 1914.
ción Mexicana a los ojos del mundo. Diferentes perspectivas en 50
Acacia Ligia Maldonado Valera, “Manuel Ramos en la prensa
la prensa ilustrada”, en Miguel Ángel Berumen, México: fotogra- ilustrada capitalina de principios de siglo, 1897-1913”, tesis de
fía y revolución, op. cit., p. 199. licenciatura, Historia, unam, 2005, p. 225.

175
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

nubes de polvo.51 La otra foto de Ramos que es dis- vestido, con un traje de charro precioso, chaqueti-
cordante con su ideología —o un comentario so- lla de gamuza color beige, y en la espalda un águi-
bre la ambigüedad del medio fotográfico— es uno la bordada en oro. Pantalón negro con botonadura
de los grandes iconos de la Revolución: Villa en la de plata reluciente y un amplio sombrero. Le iban
silla presidencial, Zapata junto a él (foto 190 del a tomar unas fotografías, y mi hermano menor re-
capítulo “Epílogo: los iconos de la Revolución petía que era un hombre malo […] quizás le hizo
mexicana”, p. 237). alguna mueca. Zapata traía una caja llena de mo-
Para Heliodoro J. Gutiérrez y Aurelio Escobar, nedas, puros caballitos, eran mil, para pagarle a mi
la breve estancia de Zapata en la ciudad les ofrecía padrino por el trabajo. Por lo menos ese día llegó
diferentes oportunidades: a Gutiérrez para retra- dinero, porque ya estábamos cansados de los bi-
tar al jefe y a Escobar para restablecer contacto con limbiques. Afuera se hallaba una multitud expec-
él; resultó en una de las imágenes clásicas del cau- tante, y adentro Zapata platicaba cordialmente con
dillo.52 La ahijada jovencita de Gutiérrez, María, se Aurelio Escobar, pues eran conocidos: éste había
encontraba en “The Chicago Photo Studio” y con- sido huésped del “Atila del Sur” en el “12” y ahora
taba que Zapata fue al estudio el 6 de diciembre, correspondía a los honores con un buen coñac.
entre el desfile que hicieron las tropas revolucio-
narias en el Zócalo y la comida que se celebró en- Las fotografías tomadas durante los pocos me-
tre Zapata, Villa y Eulalio Gutiérrez en el Palacio ses que los convencionistas ocuparon la ciudad
Nacional.53 Los niños que vivían arriba del estu- nos proporcionan detalles de la vida cotidiana.
dio habían regresado del desfile para comer, cuan- Había escasez de alimentos, ya que “las frutas, las
do de repente interrumpió un hermanito para legumbres y los cereales no llegaban a la ciudad,
anunciar que, “Llegó Aurelito con un señor malo”. pues aunque las hubiera en los estados próximos
Según María, no se podían transportar porque los ferrocarriles
se destinaban exclusivamente a fines militares”.54
Ese señor, que había llegado con Aurelio Escobar, Así, no era raro encontrar a la gente con sus ca-
era el llamado Zapata. Entró a la casa muy bien nastas formándo filas esperando que llegara algo
para comer (foto 132). Comenta la historiadora
51
Véase la foto de los zapatistas montados en La Revolución Mexi- Berta Ulloa: “El contraste más palpable con esos
cana. 100 años de historia, vol. 2, México, Cordillera, 2009, p. 32;
Francisco Ramírez Plancarte describe la tolvanera durante el males lo dieron la música que se tocaba en los lu-
desfile, op. cit., p. 248. Esta foto se encuentra en el Archivo de gares públicos”.55 Un momento en que había mu-
Manuel Ramos, 0017-N; agradezco a Daniel Escorza esta infor-
mación.
cha música fue en la entrada triunfal del Ejército
52
Parece que Gutiérrez hizo varios retratos en esta sesión; véase el Convencionista, el 6 de enero de 1914, en la cual
más famoso en Gustavo Casasola, op. cit., p. 957, para quien era, apareció una banda zapatista (foto 133). Gustavo Ca-
en ese momento, “una fotografia poca conocida”; la copia re-
prografiada por Casasola es inah 639745. sasola fue testigo de la marcha de los 50 000 solda-
53
Véase Arturo Guevara Escobar, “La fotografía de Emiliano Za-
pata”, Relatos e Historias en México, núm. 9, México, 2009, p. 23. 54
Berta Ulloa, La revolución escindida, vol. 4 de Historia de la Re-
Guevara Escobar reconstruye el relato que contaba su abuela volución Mexicana, México, El Colegio de México, 1982, p. 79.
María de lo que pasó en el estudio. 55
Ibidem, p. 83.

176
¿El caudillo de las cámaras?

Foto 132. Gente esperando comida; Distrito Federal, ca. 1915. inah 5999.

dos y decía que “Las bandas de música que iban Regimiento de la Brigada Socialista de México,
en el desfile tocaban tanto y tan prolongado, que Sexo Femenil (foto 135). En marzo de 1915, estas
su descanso fue imperceptible”.56 mujeres manifestaron su decisión de “defender la
Asimismo, las fotografías pueden ser testimo- ciudad de México si ésta volvía a ser atacada por
nios tanto de la presencia de elementos común- las tropas constitucionalistas”; es un episodio y un
mente marginados por la historia escrita como de grupo revolucionario poco conocidos, pero su exis-
sus mentalidades. La imagen de los delegados za- tencia —y la participación de mujeres más allá de
patistas en la Convención de Aguascalientes mues- la soldadera— quedó embalsamada.57 Las fotos
tra la ropa de charro que llevaban los líderes —nó- también proporcionan evidencia de la importan-
tese el contraste entre los sombreros típicos y los cia de la Virgen de Guadalupes para los zapatistas,
modernos— y, además, señala la presencia de los el único ejército en incorporar sistemáticamente
de abajo en su momento de tener poder (foto 134). una figura religiosa en sus representaciones. Así, ve-
Otra imagen que documenta la determinación de mos a un contingente de caballería bajo su manta,
los subalternos de desempeñar un papel protagó- acompañado por seguidores en la calle (foto 136).
nico y su conciencia de la necesidad de organizar- En una foto de zapatistas que visitan la Basílica de
se para promover sus intereses es la del Primer Guadalupe, podemos ver imágenes de la Virgen en

56
Gustavo Casasola, op. cit., p. 941. 57
Ibidem, p. 1008.

177
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 133. Banda zapatista, Avenida Juárez, Distrito Federal, 6 de diciembre de 1914. inah 6117.

Foto 134. Delegados zapatistas en la Convención de Aguascalientes; Distrito Federal, enero de 1915. inah 638585.

178
¿El caudillo de las cámaras?

Foto 135. Primer Regimento de la Brigada Socialista de México, sexo femenil,


Distrito Federal, marzo de 1915. inah 818038.

las estampitas que llevan en sus sombreros58 (foto depresión de una cara sin sonrisa— es una gran
137). tentación en las historias gráficas.59 Sin embargo,
Ahora bien, analizar la representación de men- el problema con ese método se vuelve obvio si pen-
talidades no quiere decir que se pretenda hacer samos en los tiempos de exposición. Cuando las cá-
lecturas psicológicas por medio de la fotografía. maras eran lentas, la gente no podía aparecer con-
Las mentalidades son cuestiones muy profundas tenta porque no se podía mantener una sonrisa
y de larga duración; el psicológico, por lo menos estática durante el tiempo requerido; se volvía bo-
el que podría aparecer en las fotos, es un estado in- rrosa. Así, tenían que mantener una cara seria (aun-
mediato: tristeza, alegría, decepción, mortificación. que quizá también era resultado de las pruebas
Hacer juicios psicológicos con base en expresiones de posar). Hoy, los tiempos de exposición gene-
“aparentes” de sentimientos —por ejemplo, deducir ralmente duran entre 1/250ª a 1/60ª de segundo.
Obviamente, nadie propondría seriamente hacer
58
Yo identifiqué esta foto como “Zapatistas buscando comida”;
véase John Mraz, “¿Fotohistoria o historia gráfica? El pasado
mexicano en fotografía”, Cuicuilco, vol. 14, núm. 41, 2007, p. 27. 59
El ejemplo clásico de este error es Michael Lesy, Wisconsin Death
Sin embargo, creo que la identificación de Gustavo Casasola del Trip, Nueva York, Pantheon, 1973. Robert Levine también caía en
lugar como la Basílica de Guadalupe es la correcta; Gustavo Ca- esta tentación en Images of History: Nineteenth and Early Twen-
sasola, Hechos y hombres de México: Gral. Emiliano Zapata, tieth Century Latin American Photographs as Documents, Dur-
México, Editorial Gustavo Casasola, 1994, p. 68. ham, Duke University Press, 1989.

179
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 136. Zapatistas con la Virgen de Guadalupe; Distrito Federal, diciembre de 1914. inah 65296.

Foto 137. Zapatistas en la Basílica de Guadalupe; Distrito Federal, diciembre de 1914. inah 6267.

180
¿El caudillo de las cámaras?

Foto 138. Zapatistas en Sanborn’s; Distrito Federal, diciembre de 1914. inah 33532.

Foto 139. Zapatistas en Sanborn’s; Distrito Federal, diciembre de 1914. inah 6219.

181
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

un análisis psicológico basado en una fracción tan cen ser inofensivos campesinos, aunque un poco
pequeña de tiempo. Se puede apreciar este proble- desorientados por encontrarse en una situación
ma al comparar dos fotos de zapatistas en Sanborn’s extraña (foto 139). Que quede claro que ni una ni
durante la ocupación convencionista. En una, pa- otra lectura de estas fotos nos ofrece “la verdad”
recen ser encarnaciones de la imagen que los habi- sobre los zapatistas; lo que hacen es más impor-
tantes del Distrito Federal tenían de ellos: hombres tante: evidencian el hecho de que estos hombres
violentos, sanguinarios, con cicatrices, que pare- —como todos los convencionistas en el Distrito Fe-
cen listos para cortar al cuello de alguien por el deral— ocupaban un espacio que anteriormente
simple placer de hacerlo (foto 138). En otra pare- les había sido vedado.

182
Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista

Las ventajas de fotografiar


el movimiento constitucionalista

La imagen que proyectó Pancho Villa —y las imá- percepción actual de la cantidad de fotos relacio-
genes que de él fueron proyectadas— han dejado nadas con el constitucionalismo podría derivar de
la impresión equivocada de que los villistas fueron un patrón sabido en la historiografía: los docu-
el grupo que más se promovía con los medios mentos de los ganadores son coleccionados y pre-
modernos. Mis investigaciones, tanto en archivos servados, mientras que los de los perdedores se
fotográficos como en las revistas ilustradas e his- hallan dispersos y, muchas veces, perdidos.
torias gráficas, indican que los constitucionalistas No obstante la importancia de tener siempre
fueron los más fotografiados y, además, he detec- en mente esta advertencia metodológica, pienso
tado más fotógrafos y fotógrafas vinculadas con que había más fotógrafos y fotógrafas constitucio-
este ejército que en todos los otros movimientos nalistas y sacaron más fotografías que los de los
juntos. Según las indagaciones de Marion Gau- otros ejércitos por la misma razón que ganó este
treau, los jefes constitucionalistas fueron los que movimiento la guerra: tenían más dinero. El nú-
más salieron en las revistas ilustradas.1 Miguel Án- mero de fotografías y fotógrafos es un testimonio
gel Berumen cuestiona la “sobrevaloración” que ha de su predominio en la representación; además,
sido parte del mito de Villa y subraya: “Tuvo mu- algunas imágenes demuestran varias ventajas ma-
chas fotografías pero tampoco es el hombre más teriales. Martín Luis Guzmán describe la obsesión
fotografiado de la Revolución, como muchos pien- de Carranza por retratarse y los fondos que dedi-
san. Villa está por debajo de las fotos que hemos có a cultivar su imagen y la de su ejército:
encontrado —en archivos y publicadas— de Ca-
rranza, Obregón y Pablo González; en primer lu- A don Venustiano le repugnaban los retratos del
gar es Pablo González, quitando las foto de Carran- Presidente Mártir tanto cuanto le deleitaban los
za y Obregón como presidentes”.2 Ahora bien, la suyos. […] La figura de don Venustiano y la foto-
grafía de la Revolución se compenetran. Carranza
1
Marion Gautreau, “Les photographies de la Révolution Me- arribó de Sonora no sólo huido, sino sucio, andra-
xicaine dans la presse illustrée de Mexico (1910-1940): de la joso; y cuando todos esperaban oírle pedir un
chronique á l’iconisation”, tesis de doctorado, Université Paris
IV-Sorbonne, 2007; véase la comparación de todos los líderes
revolucionarios, op. cit., p. 333.
2
Véase los comentarios de Miguel Ángel Berumen en relación a Cuadro por Cuadro, 2005, pp. 20 y 29; Anasella Acosta, “Miguel
“la sobrevaloración de algunos autores”, en Miguel Ángel Beru- Ángel Berumen: Villa sabía que el poder militar no lo es todo”,
men, Pancho Villa: la construcción del mito, México, Océano/ Cuartoscuro, 98, México, 2009, p. 46.

183
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

baño se escuchó con sorpresa que el Primer Jefe fico de la Revolución Mexicana: “En 1919 Venus-
del Ejército Constitucionalista sólo quería retra- tiano Carranza, entonces presidente de México, lo
tarse. Para la fotografía revolucionaria fue aquél designó ‘El fotógrafo constitucionalista’.”4 Abitia
un suceso fecundo: de entonces data la conciencia siempre reconoció la participación de otros; por
de su destino como actividad llamada a grandes ejemplo, tituló su autobiografía “Memorias de un
cosas; de entonces el empuje, pronto crecido, lue- fotógrafo constitucionalista”.5 Allí contaba la his-
go en auge, de su desenvolvimiento económico. toria de cómo Carranza le dio ese reconocimiento
Porque don Venustiano cultivó a partir de allí tan en 1913, una muestra de su astucia para promover
tenaz y arrolladora inclinación a prodigarse en efi- a su movimiento: “Cuando se enteró con agrado
gie, que su sonrisa bonachona y el brillo de sus es- de la propaganda que yo hacía de la Revolución
pejuelos vinieron a ser en poco tiempo, para el por medio de películas y fotografías, al dedicarme
agosto de los fotógrafos, verdadera alondra de luz: un retrato que yo mismo tomé, me llamó ‘fotó-
de luz áurea y tintineante. Miles de pesos importa- grafo constitucionalista’”.
ban en Hermosillo las cuentas de retratos de la Nacido en 1881 en Chihuahua, Abitia tenía
Primera Jefatura; más aún las de los retratos he- un padre liberal, un ingeniero agrónomo que “co-
chos en los talleres norteamericanos de California, mentaba las injusticias del gobierno porfirista”.6
adonde se encargaban, por insuficiencia de los es- Era amigo de juventud de Álvaro Obregón y se
tablecimientos de Sonora, los trabajos en grande organizaban funciones de circo en las cuales los
escala: los tirajes de cien mil o doscientos mil ejem- niños tocaban instrumentos —guitarras, tam-
plares, las impresiones en papel de lujo o de fanta- bores y un violín hecho con costillas de cartón—
sía. Y esto mismo, importante ya, no habría que ser fabricados por Abitia.7 Luego, los dos fueron nom-
sino el comienzo de la era fotográfica, pues luego, brados maestros de escuela aunque Obregón
no contentos con la imagen estática del Primer contaba con 13 años y Abitia con 12. Su interés en
Jefe, los supremos directores de la Revolución re- la fotografía empezó en 1895, cuando vio “un apa-
currirían a la cinemática.3 rato completo de Lumiére” que un familiar traía
de París:
Jesús H. Abitia manejaba tanto el cine como
la fotografía para los constitucionalistas. Las re- 4
Diccionario histórico y biográfico de la Revolución Mexicana, vol.
voluciones ofrecen terreno fértil para cultivar las 1, México, inehrm, 1991, p. 246. Véase también Emiliano Rive-
quimeras de los grandes hombres; así, como Ca- ra, “Jesús Hermenegildo Abitia: ‘El Fotógrafo Constitucionalis-
ta’”, Fotozoom, núm. 37, 1978, p. 56. Yo mismo caí en esa trampa
sasola, Abitia también se ha vuelto un mito que en John Mraz, Looking for Mexico: Modern Visual Culture and
opaca a los demás fotógrafos. En el caso de Abitia, National Identity, Durham, Duke University Press, 2009, p. 61.
la leyenda es la de ser el fotógrafo de los constitu-
5
Jesús H. Abitia Garcés, “Memorias de un fotógrafo constitucio-
nalista”, Revista de la Semana de El Universal, 22 de febrero de
cionalistas, según el Diccionario histórico y biográ- 1959, p. 1.
6
Idem.
7
José María Sánchez García, “Apuntes para la historia de nuestro
3
Martín Luis Guzmán, El águila y la serpiente, México, Colección cine. Jesús H. Abitia”, Suplemento Dominical, Novedades, 23 de
Málaga, 1978 [1928], pp. 337-338. diciembre de 1945, p. 6.

184
Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista

Se puso a dar a conocer a los habitantes de Urua- to fotografiaron la gran sociedad mexicana, a la
chic aquel extraordinario invento, enseñándome a que ellos mismos llegaron a pertenecer”; es más,
mí de paso, su funcionamiento. Las películas, de “Fue la compañía fotográfica encargada de regis-
unos 30 a 40 metros de longitud cada una, dejaron trar los momentos importantes en la vida del pre-
boquiabiertos a mis convecinos; pero a mí lo que sidente Díaz y su esposa”.12
positivamente me fascinaba, era el aparato en sí Después de tres o cuatro meses en la capital,
mismo. En aquel punto nació en mí una irresisti- Abitia regresó a Chihuahua, dedicándose a hacer
ble afición por la técnica cinematográfica y conse- giras artísticas por los pueblos y a practicar sus
cuentemente fotográfica, que han sido pasión toda nuevos conocimientos de fotografía. En 1908 se
mi vida.8 mudó a Hermosillo, Sonora, e instaló un taller de
fotografía; según él, “al poco tiempo se convir-
Tan pronto como pudo, Abitia pidió que una tió en el más favorecido estudio de la ciudad,
tienda de su pueblo le trajera equipo fotográfico. logrando, sin pretenderlo, que los fotógrafos ya
Adquirió una camarita de madera (de 2 y media establecidos cerraron sus puertas y me dejaron
por 2 y media pulgadas) y lo necesario para reve- el campo libre”.13 Abitia prosperaba, pero la huel-
lar e imprimir. “Con aquel equipo empecé a tomar ga de Pinos Altos, Chihuahua —“la primera que
fotografías y a ganar dinero.”9 Después, fue a la hubo en la República”—, y los sucesos de Río
ciudad de Chihuahua para comprar una cámara de Blanco y Cananea, le hicieron “pensar en que se
medio formato (5 x 7), con la cual recorría como hacía necesario un cambio de gobierno”.14 Orga-
fotógrafo profesional los pueblos de la sierra del nizó una Sociedad de Obreros y Artesanos “con
estado. En 1903, viajó al Distrito Federal “en bus- el fin de mejorar las condiciones económicas,
ca de más amplios horizontes”.10 Quería comprar sociales y culturales de las clases trabajadores” y
una cámara para cine, pero no le alcanzó el dine- recibía el periódico magonista Regeneración.15 Se
ro; así, decidió “seguir estudiando el arte de la fo- vinculó temprano con el movimiento maderis-
tografía y me puse bajo la hábil tutela de los seño- ta, salvando la vida de Madero y su esposa du-
res Valleto, por entonces los mejores fotógrafos de rante una visita a Hermosillo en enero de 1910,
la capital”.11 Los Valleto seguramente conocían su un acto por el cual Abitia y su familia sufrieron
oficio, pero era una curiosa elección para alguien persecución por parte del gobierno. Dos de sus
que entraría en rebelión en contra de los sujetos hermanos huyeron al sur para hacer propagan-
favoritos de ese estudio. Según la historiadora de da maderista y llegaron eventualmente a Oaxa-
fotografía Claudia Negrete, “Los hermanos Valle- ca y Chiapas.

8
Idem. 12
Claudia Negrete Álvarez, Valleto Hermanos. Fotógrafos mexica-
9
Idem. nos de entresiglo, México, unam, 2006, pp. 38 y 159.
10
José María Sánchez García, “Apuntes para la historia de nuestro 13
José María Sánchez García, “Apuntes para la historia…”, op. cit.,
cine. Jesús H. Abitia”, Suplemento Dominical, Novedades, 30 de 30 de diciembre de 1945, p. 6.
diciembre de 1945, p. 6. 14
Jesús H. Abitia, op. cit., p. 1.
11
Idem. 15
Idem.

185
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Abitia permaneció en Hermosillo “bien vigi- Trágica. Al intentar regresarse a Hermosillo, fue
lado por la policía y hostilizado por los caciques”.16 denunciado en Colima como maderista y tuvo que
Tenía trabajos pendientes que fueron “muy im- escapar, quedándose un paso al frente de las auto-
portantes” para el gobernador y el ejército, pero se ridades hasta que finalmente llegó a Estados Uni-
enteró de que al entregarlos le iban a aprehender dos y pudo reunirse con Obregón en Nogales.
“y mandarme a las Islas Marías para quitarme lo Obregón invitó a su viejo amigo a colaborar y
revoltoso”. Abitia acabó las tareas inmediatamen- “Abitia fue designado, primero por Obregón y lue-
te y las dejó con un hermano, con la advertencia go por Carranza, fotógrafo ‘oficial’ del constitu-
de no darles ninguna noticia a los federales hasta cionalismo”.17 Fue incorporado al Estado Mayor,
que le informara que había llegado sano y salvo a pero quería mantenerse como civil y dijo a Obregón
Arizona. Escapó disfrazado de campesino —cam- que así “Puedo desempeñar las comisiones de ca-
biando su sombrero de petate por una cachucha y rácter civil o militar que me nombres y, además,
una gabardina para cruzar la frontera— y cuando tener cierta libertad de acción para tomar las pe-
los agentes llegaron para arrestarlo al día siguien- lículas cinematográficas y hacer una historia grá-
te, se quedaron “muy contrariados”. Abitia vivía fica de la Revolución”.18 Abitia seguía a las fuerzas
en El Paso y allí adquirió su primera cámara cine- constitucionalistas —“Unas veces al lado de Ve-
matográfica; regresó a México pocos días antes de nustiano Carranza, otras al del General Hill o el
la renuncia de Díaz. Había dejado su negocio de fo- General Diéguez, pero principalmente junto al Ge-
tografía en manos de su amigo Jesús Azueta Fran- neral Obregón”— documentando las batallas, los
co, y prosperó tanto que Abitia descubrió, al re- triunfos, la vida en los campos y, sobre todo, a Ca-
gresar, que tenía un capital importante de dinero rranza y Obregón.19 Filmó una cantidad enorme
y catorce empleados. de material —ya para agosto de 1916 había graba-
Invitado a formar parte del nuevo gobierno, do “cerca de sesenta mil pies de película”— que
Abitia fue elegido Síndico Procurador de Hermo- fueron editados en largometrajes como La cam-
sillo, “aprovechando este cargo para beneficiar en paña constitucionalista (y mucho después en dos
algo a las clases trabajadoras repartiéndose lotes películas de compilación tituladas Epopeyas de la
de los terrenos baldíos para que fincaran sus hoga- Revolución).20
res”. Los reaccionarios del ayuntamiento se moles- 17
Ángel Miquel, “El registro de Jesús H. Abitia de las campañas
taron con su actitud y, para deshacerse de él, lo constitucionalistas”, en Ángel Miquel, Zuzana Pick y Eduardo
comisionaron para ir al Distrito Federal y reunir- de la Vega, Fotografía, cine y literatura de la Revolución mexica-
na, Cuernavaca, Universidad Autónoma del Estado de Morelos,
se con Madero. Salió rumbo a la capital y en el ca- 2004, p. 13.
mino se enteró del golpe de Estado, pero siguió 18
Jesús H. Abitia, op. cit., p. 1.
hasta llegar y se quedó diez días fotografiando los
19
José María Sánchez García, “Apuntes para la historia…”, op. cit.,
30 de diciembre de 1945, p. 6.
daños causados por los combates de la Decena 20
“Tendremos en México fabricación de películas cinematográfi-
cas con asuntos característicos de nuestro pueblo”, El Pueblo.
Diario de la Mañana, 22 de agosto de 1916, p. 3. Ángel Miquel
16
Idem. Todas las citas en este párrafo y el siguiente están tomadas encontró en una lista de Abitia que La campaña constitucionalis-
de la autobiografía. ta tenía una longitud de 36 800 pies y calcula que hubiera dura-

186
Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista

El consentido de los fotógrafos revoluciona- tudiado a Abitia con más profundidad y ha encontra-
rios, Abitia contaba con un furgón de cola de tren do varias series de tarjetas postales que confeccionó
para llevar su equipo e hizo viajes a La Habana el fotógrafo para los mandos del ejército, aunque
para comprarlo. No le debe haber faltado dinero, probablemente las vendía a los soldados también.
sobre todo ya que fue el encargado de diseñar los Miquel identifica la primera serie como un regis-
nuevos billetes para el ejército; realizó su misión tro de la campaña del norte contra el ejército
revolucionaria con fotos suyas: un retrato de Ma- huertista durante 1913 y afirma que: “A diferencia
dero al frente, y al reverso una imagen del cañón de otros que retrataban cadáveres, casas destruidas
“Zaragoza” que hundió el cañonero federal “Mo- e incendios, Abitia hizo una descripción menos
relos” en Mazatlán en 1914 (fotos 140 y 141). Los cruda de la guerra”, enfocada en los “jefes y solda-
privilegios de los cuales gozaba no le libraban de dos preparándose para los enfrentamientos, com-
los peligros de guerra; filmando un duelo de arti- batiendo, en descanso y hasta disfrutando de una
llería contra el afamado general villista Felipe Án- corrida de toros”.23
geles, su equipo le salvó la vida: “Explotó una gra- Abitia tenía claro que su papel era el de mos-
nada a mis pies y un pedazo del casco pegó en la trar a los líderes —y sus éxitos— de un ejército
cámara tirándome para atrás; cuando me levanté compuesto por elementos diversos. Así, entre es-
me di cuenta de que la cámara y el tripié se habían tas postales, Miquel encontró una de indios mayos
inutilizado, pero yo quedé ileso”.21 con arcos y flechas, “que resulta particularmente
Las fotografías que Abitia hizo a lo largo de la significativa porque apunta hacia el reconocimien-
campaña constitucionalista deben haber servido to de la igualdad, como uno más de los integran-
a varios propósitos, pero siempre enfocadas en ha- tes del ejército, de este grupo tradicionalmente
cer “una gran propaganda para la causa”.22 Quizás discriminado”.24 Asimismo, hay postales del botín
una de sus fotos más abiertamente propagandís- obtenido, como artillería y materiales de guerra
ticas es la del General Heroico en su cabalgadura, capturados. Comenta Miquel que estas postales
tomada a contraluz para encuadrar su silueta en “no estaban compuestas con un sentido estético,
contra de un paisaje; el líder revolucionario con- pero cumplían con el cometido de mostrar clara-
templa el futuro país que va a crear (foto 142). El mente lo que retrataban”.25 El investigador com-
historiador de cine Ángel Miquel es quien ha es- para la primera serie de postales con las que hizo
dos años después y concluye que “Representaron
do ocho horas, op. cit., p. 21. Abitia menciona que había filmado un paso más en su desarrollo como fotógrafo. En
“un millón de pies de películas cinematográficas desde Sonora
hasta Yucatán”, pero no está claro si se refiere al total de su pro-
ellas logró algunas imágenes, como la del vagón
ducción o al último proyecto que hizo para Carranza, Jesús H. del tren cubierto de ramas donde convaleció el
Abitia, op. cit., p. 6. caudillo herido, o la de unos jinetes al descampa-
21
Jesús H. Abitia, op. cit., p. 6.
22
Idem. La palabra “propaganda” no asustaba a Abitia y la usó en do tomados, con una luz crepuscular, después de
varias ocasiones. La prodigiosa producción de Abitia se encuen-
tra dispersa en varios archivos, que incluyen el Archivo General 23
Ángel Miquel, op. cit., p. 11.
de la Nación, la Fototeca Archivo Fernando Torreblanco, el Fon- 24
Idem.
do Carranza de Condumex y la Fundación Carmen Toscano. 25
Ibidem, p. 12.

187
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 140. Cañon “Zaragoza” que batió el barco federal “Morelos” en la Isla de la Piedra,
Mazatlán, 1914; Jesús H. Abitia. Fondo Barragán, iiue-unam.

Foto 141. Billete constitucionalista diseñado por Jesús H. Abitia, 1914. Colección de Ángel Miquel.

188
Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista

Foto 142. General Álvaro Obregón en su cabalgadura; ca. 1914; Jesús H. Abitia. inah 374012.

la batalla decisiva, en las que la emoción de lo re- blicó varias fotos de Samuel Tinoco de tropas fe-
presentado gana en intensidad al unirse a formas derales embarcando en trenes y censuraba a “la
de gran belleza”.26 revolución antipatriótica y devastadora. Los re-
Abitia fue sólo una pieza de la maquinaria pro- beldes, en su afán de causar más daño a la nación,
pagandística constitucionalista, que abarcaba des- como si no fuera ya bastante la sangre derramada,
de la fundación de una revista bilingüe que pro- están aniquilando por completo la vasta y rica re-
movía sus intereses en Estados Unidos, The Mexican gión del norte”.28 Después de la renuncia de Huer-
Review/Revista Mexicana, hasta la contratación ta en julio de 1914, la misma revista se dedicó a
de muchos fotógrafos.27 Fue necesario armar una rescatar a Francisco I. Madero del olvido al cual
ofensiva mediática para defenderse del embate de fue condenado por los medios, para que “vuelvan
la prensa metropolitana, que seguía su conocido a estar de moda” sus ideales.29 En números subse-
patrón de apoyar generalmente a quien estuviera cuentes, Novedades cubría las exhumaciones de
en el poder. Así, en abril de 1913, Novedades pu- víctimas del huertismo, como Belisario Domín-
guez, con fotos de Antonio Garduño, y denosta-
26
Ibidem, p. 19. ba contra las “crueldades y horrores del General
27
Sobre la promoción de los constitucionalistas en Estados Uni-
dos, véase Michael M. Smith, “Gringo Propagandist: George F.
Weeks and the Mexican Revolution”, Journalism History, vol. 29, 28
Novedades, 30 de abril de 1913.
núm. 1, 2003. 29
Novedades, 29 de julio de 1914.

189
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 143. Primer reparto de tierras como resultado de la Revolución, llevado a cabo por Lucio Blanco en
Matamoros, Tamaulipas, agosto de 1913; La Semana Ilustrada, 30 de septiembre de 1913. inah 40720.

Huerta” y “los espantables crímenes que come- de tierras como resultado de la Revolución. La Se-
tieron sus secuaces y servidores para imponer su mana Ilustrada puso como cabeza a la foto del lí-
gobierno”.30 Cuando llegaron las tropas revolucio- der la leyenda “Despojar para repartir”, y abajo
narias a la capital en agosto de 1914, fotos de Gar- fustigaba: “Lucio Blanco celebró la repartición de
duño y Almagro documentaron las multitudes que las tierras que ha robado a sus legítimos dueños.
llenaron el Zócalo, mientras los pies señalaban El cabecilla, ayudado por Manuel Urquida, repar-
cómo Obregón había “conquistado simpatías”.31 te entre sus mesnadas el fruto del botín”32 (foto
Para Novedades, los constitucionalistas, incluyen- 143). Después de la caída de Huerta, esta revista
do a Pancho Villa, habían cambiado de “cabeci- celebraba a los líderes Pablo González y Pancho
llas” a “jefes revolucionarios” con la derrota de Villa, mientras publicaba fotos de Madero, “cuyo
Huerta. asesinato clamó venganza” y del exhumado cadá-
Otras revistas ilustradas también manifesta- ver del general Rafael Tapia, “valiente jefe consti-
ron su carácter de camaleones. Durante agosto de tucionalista, vilmente asesinado”.33
1913, Lucio Blanco llevó a cabo el primer reparto

30
Novedades, 5 y 19 de agosto de 1914 32
La Semana Ilustrada, 30 de septiembre de 1913.
31
Novedades, 19 de agosto de 1914. 33
La Semana Ilustrada, 28 de julio y 4 de agosto de 1914.

190
Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista

Foto 144. Joven artillero constitucionalista; Antonio Garduño;


La Ilustración Semanal, 24 de agosto de 1914. inah 638387.

La Ilustración Semanal utilizaba fotos de sus moniar la destrucción causada por los revoltosos
corresponsales en los estados para documentar y su castigo esperado; las imágenes de un P. Rey-
las ventajas materiales que tenía el ejército huer- gaud Jr. sirvieron para ilustrar “los destrozos de
tista: Ignacio Ocampo y Amezcua mostraba las las hordas mandadas por Jesús Carranza a su paso
fortificaciones defendidas con artillería de grueso por Montemorelos”, y R. Rojas fotografió una eje-
calibre en Mazatlán; un tal López en Guaymas re- cución en Aguascalientes.35 Al encontrarse desam-
trataba ametralladoras y tropas que parecen ser parado, sin el apoyo huertista que había recibido,
yaquis que “se han batido heroicamente contra el editor Ezequiel Álvarez Tostado indicó su pre-
los facciosos”; y un Guerrero ostentaba: “En una ferencia al dedicar una portada de La Ilustración
de las calles de El Oro los federales se ocupan en Semanal a Carranza, un honor comúnmente reser-
reparar las banquetas para hermosear la ciudad”.34 vado para mujeres bonitas.36 En el mismo núme-
Los fotógrafos regionales también podrían testi- ro, se publicó una foto de Antonio Garduño que
demuestra simpatía por un joven artillero consti-
34
La Ilustración Semanal, 27 de enero y 6 de abril de 1914. Miguel tucionalista (foto 144).
Ángel Berumen afirma que Ocampo y Amezcua fue activo en
Morelos y el Distrito Federal entre 1910 y 1916; Miguel Ángel 35
La Ilustración Semanal, 25 de noviembre de 1913 y 1 de junio
Berumen, México: fotografía y revolución, México, Fundación de 1914.
Televisa/Lunwerg, 2009, p. 388 36
La Ilustración Semanal, 24 de agosto de 1914.

191
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Los fotoperiodistas metropolitanos deben ha- hipótesis.40 Las imágenes de González lo captan
ber sido, en general, simpatizantes del constitucio- en varios papeles: es un general victorioso a caba-
nalismo, sobre todo cuando tuvieron que escoger llo —fotografiado en un ángulo contrapicado para
entre ellos y los convencionistas. Algunos, como otorgarle poder visual— que entra en Cuernavaca
Gerónimo Hernández y Luis Santamaría, entraron durante 1916; es un administrador revolucionario
directamente en el ejército carrancista; no hay evi- que visita a las niñas en un hospicio; es el hombre
dencia de que seguieran fotografiando.37 Agustín supermoderno que viste traje de piloto, de pie jun-
Víctor Casasola afirmó que había participado “muy to a su avión; es un mexicano a quien le importa
particularmente” en el Congreso Constituyente, la antigüedad, subido en una pirámide en Teoti-
durante el cual fue a “pasar una larga temporada” huacán o visitando ruinas en Mitla.41
en Querétaro.38 Parecería que Eduardo Melhado Como González, Mora fue un antizapatista fe-
se quedó en el Distrito Federal después de regresar roz. Documentó los cuerpos mutilados y las má-
de la invasión de Veracruz y se dedicó a hacer foto- quinas destruidas de varios trenes descarrilados
grafías típicas de eventos sociales y nota roja. Sin por los zapatistas y escribió irónicamente sobre
embargo, su compromiso con el carrancismo se ex- una imagen: “Los surianos progresistas en sus ne-
presó con fotos del Jefe del Ejército Constitucio- gros atentados”; otra foto —que es evidente de un
nalista; luego, Revista de Revistas mandó a su “fo- entrenamiento— lleva el texto: “Batiendo a los za-
tógrafo especial” a retratar al “Carranza íntimo” patistas”.42 Parecería que lo que más quería Mora
en su hogar, ya como Presidente.39 era que los zapatistas murieran: tomó una foto de
Un fotógrafo que tuvo una relación muy di- González enfrente de una tumba que Mora des-
recta con el constitucionalismo fue José Mora. cribió como un “monumento a los que firmaron
Berumen afirma que Mora “fue fotógrafo oficial el Plan de Ayala”.43 No sorprende que Mora sea más
de Pablo González” y las fotografías firmadas por reconocido como el fotógrafo de Zapata asesi-
Mora que retratan a González en Cuernavaca, nado en 1919, cuando hizo imágenes en dos di-
Querétaro, Oaxaca, Puebla, el Desierto de los Leo- ferentes escenarios: uno es del cuerpo puesto en
nes y el Distrito Federal parecerían confirmar su exhibición pública, donde la gente se amontonó y
empujó para meterse en la foto; el otro es el fune-
37
Hernández tenía el grado de mayor y Santamaría el de teniente 40
Miguel Ángel Berumen, México: fotografía y revolución, op. cit.,
coronel, Miguel Ángel Berumen, México: fotografía y revolución, p. 384. Véase inah 39461, inah 41335 e inah 64214; véanse
op. cit., pp. 383 y 385. también las fotos en el Centro de la Artes, Fototeca Conarte,
38
Luis G. Moreno Irázabal, “Figuras del periodismo mexicano. Don Monterrey, agenl 5748, 5839, 5620 y 5520. Agradezco a Abra-
Agustín Víctor Casasola”, El Demócrata, 11 de abril de 1926, Sec- ham Guerrero sus investigaciones en el Conarte.
ción revista, p. 6. 41
inah 39461; Gustavo Casasola, Historia gráfica de la Revolución
39
Véase la foto por Melhada de Carranza en la portada de La Se- Mexicana, México, Trillas, 1967, p. 1055; Conarte agenl 5480,
mana Ilustrada, 1 de septiembre de 1914; Melhado registró dos 5620, 5621 y 5839.
series fotográficas sobre Carranza en la Secretaría de Instrucción 42
Gustavo Casasola, op. cit., p. 1215; Conarte agenl 5663 y 5607.
Pública; Miguel Ángel Morales, “Eduardo Melhado”, http://mi- 43
Conarte agenl 5691. De hecho, es una tumba que mandó cons-
guelangelmorales-fotografos.blogspot.com/2009/03/eduardo- truir Zapata para sus hombres; véase una foto en Gustavo Casa-
melhado.html.; “Carranza íntimo”, Revista de Revistas, 16 de sola, Hechos y hombres de México. Gral. Emiliano Zapata, Méxi-
septiembre de 1917. co, Editorial Gustavo Casasola, 1994, p. 96.

192
Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista

ral y aparecen mujeres que estoicamente se sien- tenía noticias de nuestras actividades revolucio-
tan junto a los restos del jefe suriano.44 narias”.47
La experiencia de las hermanas Adriana y Do- Días después fueron las hermanas al domicilio
lores Ehlers demuestra tanto la participación de de Carranza para hacer entrega de las copias del
las mujeres mexicanas en representar a la Revolu- retrato. Él demostró gran interés por ellas, pre-
ción como el interés de Carranza en promover su guntándoles cuál era su mayor ambición en la
movimiento a través de los medios modernos. Se vida y las hermanas contestaron: “Perfeccionar-
ha conocido a las Ehlers más como cineastas, pero nos en fotografía, yendo a estudiar en los Estados
empezaron su vida profesional al instalar un pe- Unidos”.48 Carranza les mandó allí como parte de
queño taller de fotografía en el patio de su casa en “muchas comisiones culturales” que despachó al
el puerto de Veracruz. Allí se autoenseñaron a fo- norte, ellas becadas por un año para estudiar fo-
tografiar y tuvieron un cierto éxito, sobre todo con tografía en Boston.49 Se interesaron en la cinemato-
las mujeres: “Con una cámara que nos prestó un grafía y se les concedió otro año de pensión para
amigo, empezamos un negocio bastante aceptado estudiar en Washington. Luego ingresaron en una
por el público, sobre todo por el femenino, por- escuela que formaba parte de una fábrica de apa-
que retratábamos a las muchachas escotadas y en- ratos cinematográficos, de la cual se hicieron re-
tre gasas, cosa que no podían hacer los otros es- presentantes en México cuando regresaron en 1919
tudios que estaban atendidos por varones”.45 Su y montaron un laboratorio cinematográfico (que
familia fue siempre antiporfirista y su casa fue lu- Obregón de Presidente regalaría a Jesús Abitia).
gar de reunión de disidentes; ellas “se aliaron al mo- Entre otros fotógrafos que estuvieron vincula-
vimiento maderista y formaron parte del comité dos con el movimiento constitucionalista se encuen-
que recibió a Francisco I. Madero en el puerto”.46 tran Fernando Sosa, José Cruz Salazar Cázares, L.
En 1915, Veracruz era la capital provisional por O. She, los hermanos Mendoza, Refugio Z. García
un tiempo; Carranza fue a visitar un hospicio y el y un tal Rodríguez. Sosa colaboraba en publica-
director contrató a las hermanas para tomar fo- ciones como La Ilustración Semanal, El Pueblo, El
tos. “El señor Carranza no pudo menos que son- Heraldo de México y El Liberal; no obstante su tra-
reír al ver a dos muchachas tomando fotografías y bajo como fotoperiodista, parece haber seguido
sobre todo tan jóvenes, dedicadas a tan extraña muy personalmente a Carranza, fotografiándolo
profesión. Nos pidió que cuando estuvieran ter- en una variedad de lugares, que incluía a Puebla,
minadas, se las enseñáramos; desde luego él ya Córdoba y el puerto de Veracruz.50 Se quedó con

44
La foto más conocida del cadáver (inah 63450) también existe 47
Dolores Ehlers, op. cit., p. 33.
sin la firma de Mora (inah 63452), pero no la hizo Casasola 48
Idem; véase también José María Sánchez García, “Apuntes para
porque es una reprografía; véase también inah 63471. El fune- la historia de nuestro cine. Las hermanas Ehlers”, Novedades, 25
ral es inah 4709. de febrero de 1945, p. 7.
45
Nota autobiográfica de Dolores Ehlers, citada por Patricia Mar- 49
José María Sánchez García, Ibidem, 25 de febrero de 1945, p. 7.
tínez de Velasco Vélez, Directoras de cine. Proyección de un mun- 50
Véase Miguel Ángel Berumen, México: fotografía y revolución,
do obscuro, México, imcine/coneicc, 1991, p. 32. op. cit., p. 385; inah 287605, inah 641439, inah 39150, inah
46
Patricia Martínez de Velasco Vélez, op. cit., pp. 31-32. 32606 e inah 39166.

193
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

él hasta el último momento, porque le sacó una po.56 Rodríguez hizo una que otra foto de Carran-
foto el mediodía del 20 de mayo de 1920, unas za, pero no está claro en calidad de qué.57
doce horas antes de que fuera asesinado Carran- Hugo Brehme seguía fotografiando en el Dis-
za.51 José Salazar se alistó en el ejército constitu- trito Federal y sus alrededores después de su re-
cionalista en Piedras Negras, Coahuila, en 1913, y greso del puerto de Veracruz. Estuvo en la ciudad
está descrito en su expediente militar como “fotó- en agosto de 1914, porque las fotos 145 y 146 son
grafo en diferentes actos de servicio”; fotografió a de la entrada de las fuerzas constitucionalistas en
constitucionalistas en Saltillo, Monterrey y Tam- ese momento. Muestran las enormes diferencias de
pico, capturando en una foto cómo “El pueblo sa- desarrollo tecnológico de la Revolución: las muje-
luda al Jefe Grl. V. Carranza”.52 L. O. She se estable- res se sientan en sus caballos que seguramente
ció en Monterrey y siguió a los constitucionalistas acaban de bajar de los vagones, los hombres están
desde Coahuila en 1913 hasta Tlalnepantla en 1917.53 posando frente a un camión blindado, un ejem-
Los hermanos José y Pedro Mendoza eran oriun- plo de las ventajas materiales de que disfrutaban
dos del Distrito Federal y “cubrieron con ampli- los constitucionalistas. Por la cantidad de imáge-
tud las giras y campañas de Carranza, ente 1914 y nes que fueron tomadas en los pueblos vecinos a
1917”; pero quizá son más conocidos por sus fo- la ciudad de México, se ve que deben haber circu-
tos del Congreso Constituyente.54 La relación de lado libremente por ellos. Así, en una foto que
García y Rodríguez con el constitucionalismo es prefigura sus pintorescas panorámicas de los años
menos definida. Refugio Z. García tenía un estu- veinte, vemos a una tropa marchar por el pueblo
dio en Monterrey, “Luz y Sombra”; luego se hizo de Tomacoco, con el Ixtaccihuatl proporcionando
fotoperiodista para la revista Zig-Zag y el periódi- el trasfondo (foto 147). En otra foto hecha en
co El Porvenir.55 Fotografió a Carranza en varias oca- un pueblo, un grupo posa con armas y tambores
siones durante sus estancias en Monterrey, pero (foto 148). La ropa que llevan los pueblerinos es
García también documentó la artillería federal una mezcla de lo campesino y lo urbano: algunos
defendiendo la ciudad desde el Cerro del Obis- están vestidos en la manta blanca típica con som-
breros anchos de petate, pero otros llevan ropa
moderna y un hombre al centro utiliza overol. El
hecho de que los fusiles sean de diferentes calibres
51
Véase la foto de Carranza y el general Francisco Murguía en indica que son fuerzas irregulares; de ahí se puede
Gustavo Casasola, op. cit., p. 1415. pensar que los combatientes en las dos fotos de-
52
Véase Miguel Ángel Berumen, México: fotografía y revolución,
op. cit., p. 385; inah 32937; Conarte agenl 5337, 6079 y 5334.
ben ser grupos de autodefensa para repeler a los
53
Véase Miguel Ángel Berumen, México: fotografía y revolución, bandidos que surgieron durante la Revolución y,
op. cit., p. 387; Conarte agenl 5379 y 5319.
54
Miguel Ángel Berumen, México: fotografía y revolución, op. cit.,
p. 384. 56
Véanse las fotos de García en la Carpeta Venustiano Carranza,
55
Miguel Ángel Berumen, México: fotografía y revolución, op. cit., Colección Gráfica y de Sonido del inehrm y en el Museo del
p. 382.Véase catorce fotos de García en Monterrey en 400 foto- Obispado, Monterrey. Agradezco a Abraham Guerrero sus in-
grafías, Monterrey, Museo de Arte Contemporáneo, 1996, pp. vestigaciones en el Museo del Obispado.
168-171. 57
inah 37804; Conarte agenl 5361.

194
Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista

Foto 145. Mujeres a caballo, entrada del ejército constitucionalista en México,


Distrito Federal, 1914; Hugo Brehme. inah Hoffman-Brehme, 131.

Foto 146. Coche armado, entrada del ejército constitucionalista en México,


Distrito Federal, 1914; Hugo Brehme. inah Hoffman-Brehme, 127.

195
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 147. Tropa marcha por Tomacoco al pie del Iztaccíhuatl,


ca. 1915; Hugo Brehme. inah Hoffman-Brehme, 30.

Foto 148. Pueblerinos del Distrito Federal, ca. 1915; Hugo Brehme. inah Hoffman-Brehme, 29.

196
Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista

Foto 149. Soldada constitucionalista, Xochimilco,


julio de 1914; Abraham Lupercio. inah 5317 (detalle).

además, probablemente eran barreras en contra de una imagen más grande, una foto espontánea
de la entrada de los zapatistas a la ciudad. Aunque tomada por Abraham Lupercio de unos soldados
Brehme sacó imágenes de los villistas durante la federales que están llevando el cadáver de un ma-
ocupación convencionista, no he encontrado fo- rino muerto por los zapatistas en julio de 191459 (fo-
tografías suyas de los ejércitos revolucionarios to 150). La mezcla de soldados y civiles, de hom-
después de enero de 1915.58 bres y mujeres, muestra la movilización del pueblo
Podemos descubrir un amplio espectro de de- de Xochimilco en contra de la llegada de los zapa-
talles sociales en las fotografías del movimiento tistas, en el preciso momento en que la renuncia de
constitucionalista. Por ejemplo, queda plasmada Huerta había dejado al ejército y a los habitantes
en imágenes de combatientes la participación de del Distrito Federal desamparados frente a las fuer-
mujeres en un nivel más allá que el de la soldade- zas revolucionarias.
ra. La foto 149 es, de hecho, un detalle recortado Las fotografías ofrecen testimonios de la esca-
sez sufrida por los habitantes de la ciudad de Mé-
58
Véase las fotos de villistas en Claudia Cabrera Luna, Mayra xico. El hambre se incrementaba en la medida en
Mendoza Avilés, Friedhelm Schmidt-Welle y Arnold Spitta
(eds.), Hugo Brehme y la Revolución Mexicana/und die Mexika-
nische Revolution, Alemania-México, daad/inah/Sinafo, 2009, 59
La foto entera fue publicada en La Ilustración Semanal, 27 de
pp. 132-133. julio de 1914.

197
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 150. Soldados federales y civiles llevan el cadáver de un marino muerto por los zapatistas, Xochimilco,
julio de 1914; Abraham Lupercio; La Ilustración Semanal, 27 de julio de 1914. inah 5317.

que la Revolución se prolongaba. Hay varias imá- trefacción, con tal de aplacar el hambre devorado-
genes de mujeres con sus canastas vacías buscan- ra que sentían.60
do comida o en medio de una protesta (foto 151).
Francisco Ramírez Plancarte describía la situa- La desesperación por conseguir algo que co-
ción límite a la cual se llegó: mer produjo situaciones duras. En la foto 152
vemos cómo un soldado constitucionalista reti-
El hambre del pueblo se extremó de una manera ra a culatazos a la gente que espera alimentos.
tan intensa que en las barriadas no pocas eran las Las protestas brotaron en contra de la escasez y
personas que caían desfallecidas, viéndose cómo el acaparamiento de comida por parte de los co-
multitud de individuos indigentes levantaban del merciantes, pero el gatillo fue proporcionado
suelo las cáscaras de fruta que, no obstante estar comúnmente por los problemas causados por las
impregnadas de tierra, se llevaban ansiosa y voraz- diferentes especies de dinero que estuvieron en
mente a la boca. Otros, provistos de un palo, escar- circulación. Según el historiador John Lear, “Las
baban afanosamente los grandes montones de ba- manifestaciones ocurrieron casi inevitablemen-
sura que rodeaban los mercados, con la esperanza
de encontrar algunos despojos de aves, frutas, le- 60
Francisco Ramírez Plancarte, La ciudad de México durante la re-
gumbres o vísceras, aunque fuera en estado de pu- volución constitucionalista, México, Ediciones Botas, 1941, p. 348.

198
Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista

Foto 151. Mujeres buscando comida o protestando por su escasez, Distrito Federal, ca. 1915. inah 6348.

Foto 152. Soldado constitucionalista retira a culetazos al pueblo que espera comida,
Distrito Federal, 1915. inah 41461.

199
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 153. Protesta contra el hambre, inah 5074.

te cuando los ocupantes nuevos de la ciudad da como acto mediático, pero la ausencia de mul-
cancelaron la moneda de la facción previa”.61 La titudes me hace sospechar que es más un caso
foto 153 embalsama una manifestación y sus de relaciones públicas que de distribución de
demandas por tener circulante efectivo: “El pue- comida. La misma observación se podría hacer
blo se desfallese [sic] de hambre. No tiene más en relación con la foto 155 de los niños sentados
que cartones malos y billetes peores”. Lo curioso frente a sus platos en un orfanato: nos recuer-
de las fotos 152 y 153 es la presencia de hombres dan los problemas de comida y también las mi-
en primer plano, ya que eran las mujeres quienes ríadas de huérfanos creados por la Revolución,
generalmente se encargaban de buscar alimentos pero pudo haber sido una imagen hecha para
y, según Lear, ellas fueron quienes organizaron las fines publicitarios.
protestas relacionadas con la escasez de comida. Parecería que los constitucionalistas tendían
Fue por esa razón que el fotógrafo que tomó la a emplear actos simbólicos en lugar de dirigirse a
foto 154 respecto a la distribución de maíz en- los problemas de escasez y de la moneda. Por ejem-
focó a unas mujeres con niños; no se sabe si es plo, culpaban a los comerciantes, quienes eran
una escena encontrada por el fotógrafo o arma- en su mayoría extranjeros, y así proporcionaban
un blanco fácil para la xenofobia siempre laten-
61
John Lear, Workers, Neighbors, and Citizens: The Revolution in
te. Cuando ellos rehusaron pagar un impuesto
Mexico City, Lincoln, University of Nebraska Press, 2001, p. 310. especial, Obregón los mandó arrestar y los que

200
Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista

Foto 154. Reparto de maíz, ca. 1914. inah 6398.

Foto 155. Niños en un orfanatorio, Distrito Federal, ca. 1915. inah 6230.

201
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 156. Comerciantes, en su mayoría extranjeros, forzados a barrer las calles


por órdenes de Álvaro Obregón; Distrito Federal, febrero de 1915. inah 41469.

todavía resistieron fueron forzados a barrer las manera malignamente irónica, imitando su acen-
calles entre soldados yaquis (foto 156). Ramírez to y expresión de hablar.62
Plancarte contaba de su dilema con poca sim-
patía: Otros problemas igual de graves que el ham-
bre también fueron documentados en fotografías.
Todo el aire de petulancia, insolente orgullo y mi- La falta de agua era constante, tanto por las exi-
rada altanera de que hacían gala tras de sus mos- gencias de los ejércitos ocupantes como por la in-
tradores y despachos como señor de horca y cuchi- observancia de mantenimiento; la foto 157 muestra
llo, esfumóse como por encanto. Con el semblante a familias esperando para llenar sus cubetas con el
lívido, los labios temblorosos y los cuerpos flácci- precioso líquido. Tampoco había carbón, razón por
dos, llegaron arrastrando los pies, frente a la triple la cual tumbaron los árboles en el Parque de Cha-
hilera de yaquis que desdeñosamente los veían. Fue- pultepec para quemar la madera (foto 158). En su
ron perseguidos por las sonrisas burlonas de los condición debilitada por la falta de sustento, la
curiosos que se apretujaban para verlos, algunos gente fácilmente se enfermaba; la llegada de la lla-
de los cuales les decían sarcásticamente con voz mada “influenza española” en 1918 causó serios
gangosa al tiempo que pasaban: “¡Olé chiquillos,
que les vaya bien!”, arrastrando las sílabas de una 62
Francisco Ramírez Plancarte, op. cit., pp. 351-352.

202
Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista

Foto 157. Familias esperando el agua, Distrito Federal, 1915. inah 41444.

estragos en la población (foto 159). El caos social zado; como ejemplo de esa actitud, véase la foto
resultó en grandes tumultos urbanos; la policía se de Carranza con los niños que sostienen sus ar-
había diezmado con la leva y la deserción, sobre mas de madera (foto 161).
todo porque tenía que enfrentarse con soldados La extensa documentación del movimiento
indisciplinados y armados.63 Aunque hay pocas constitucionalista nos permite acercarnos a varias
fotos de la criminalidad y los motines, un fotope- facetas. Por ejemplo, la imagen de un hospital, los
riodista documentó un zafarrancho que se dio soldados en sus camas y atendidos por médicos,
cuando fueron sorprendidos unos asaltantes del es una muestra de las ventajas materiales que te-
templo de Santa Brígida64 (foto 160). Finalmente, nían (y quizá fue por esa razón que se hizo la foto)
la militarización de la sociedad produjo una falta (foto 162). Aun así, Martín Luis Guzmán nos re-
de respeto a las leyes y al comportamiento civili- cuerda que, de todas maneras, la guerra es un in-
fierno:
63
Véase Pablo Piccato, City of Suspects: Crime in Mexico City,
1900-1931, Durham, Duke University Press, 2001, p. 140.
64
Véase cuatro fotos de este acontecimiento en Gustavo Casasola, Miraba yo la doble fila de camas, los catres disemi-
op. cit., p. 993. Lear indentifica esta foto con el siguiente pie: nados en las salas rebosantes de heridos, y era raro
“Motines de consumidores se extendían hasta las tiendas ele-
gantes en el centro de la ciudad”, op. cit., fig. 21, pero dudo que
que en cada lecho (o en cada jergón, en cada silla)
sea el caso. no descubriese la obra maestra de un entrete-

203
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 158. Cortando árboles por carecer de carbón, Distrito Federal, 1915. inah 41455.

Foto 159. Enfermo de “influenza española”, Distrito Federal, 1918. inah 75735.

204
Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista

Foto 160. Tumulto en la ciudad como resultado de un asalto al templo de Santa Brígida;
Distrito Federal, 1915. inah 41481.

Foto 161. Carranza con niños armados con rifles de madera, Distrito Federal, ca. 1917. inehrm.

205
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 162. Hospital militar, Torreón, Coahuila, ca. 1915. inah 64597.

nimiento diabólico. Separadamente, cada herido la derecha! ¡Aquel a quien las más leves variacio-
era revelador de la existencia de una categoría par- nes de temperatura se le acumulaban, con sensa-
ticular de balas, de una personalidad actuante en ción de brasa o de témpano de hielo, a lo largo de
cada proyectil al momento mismo de asestar el gol- la espina!65
pe. Eran las balas que desnarigaban o desquijara-
ban; las que multiplicaban ociosamente los escapes Asimismo, las fotos nos permiten apreciar la
purificadores del organismo; las que perforaban el modernidad del armamento que causó tanto daño,
vientre para producir peritonitis; las que dejaban por lo menos del grupo que lleva rifles Steyr-
en el cerebro un eterno estrépito de cataratas o un Mannlicher, el arma estándar del ejército austro-
resplandor irresistible, más intenso que si el sol húngaro (foto 163). El hecho de que todos estos
estuviera dentro de los ojos; las que creaban, en soldados constitucionalistas llevaran el mismo fu-
fin, para toda la vida, focos de frío, de quebran- sil les permitía intercambiar municiones si se les
tamiento, de dolor, o inercias penosas en los órga- acabaran; en el caso de que el rifle se trabara, po-
nos de función más necesaria, más constante. ¡Aquel dían utilizar el de un compañero muerto o herido.
soldado que nunca se podría sentar! ¡Aquel otro, Ofrece un fuerte contraste la imagen de los solda-
que para comer habría que completarse la cavidad dos yaquis (o mayos) (foto 164). Se puede pensar
de la boca con la palma de una mano! ¡Aquel que
no podía doblar la rodilla izquierda ni poner recta 65
Martín Luis Guzmán, op. cit., pp. 143-145.

206
Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista

Foto 163. Revolucionarios constitucionalistas, ca. 1914. inah 37838.

que esta foto fue hecha en el periodo anterior a denes del oficial, un instrumento que era una pre-
1914, ya que existen imágenes de zapatistas en gue- sencia constante en todos los ejércitos (foto 167).
rrero en 1911 y, además, de mayos en Sonora en Hay varias fotos de ejecuciones durante la Re-
1912 y 1913 con arcos y flechas que se identifican volución. Unas son imágenes clásicas de hombres
como los “primeros contingentes de Obregón”.66 demostrando un valor inconcebible en circuns-
En la foto 165, a los nuevos reclutados se les han tancias límite, como la de Fortino Sámano (foto
distribuidos carabinas 30-30 y cananas, pero toda- 168). Según Gustavo Casasola, el capitán Sámano
vía les faltan los uniformes y, sobre todo, calzado. fue sentenciado por robo y violencia; en el cami-
No obstante, no parece que fuera raro llevarles a no al lugar donde se llevó a cabo el fusilamiento,
aprender a tirar antes de entregarles uniformes (fo- “Se mostró tan sereno como si se dirigiera a una
to 166). Un trompetista frente a ellos toca las ór- ceremonia […] Sonriente y masticando su puro
se colocó frente al paredón y suplicó que se le ti-
66
Blanca Jiménez y Samuel Villela, Los Salmerón. Un siglo de foto- rara al pecho. Con extraordinaria sangre fría es-
grafía en Guerrero, México, inah, 1998, p. 52. Véase fotos de peró la descarga”.67
indígenas en el norte en Ángel Miquel, Acercamientos al cine si-
lente mexicano, Cuernavaca, Universidad Autónoma del Estado El mayor Maximiliano Lobo Guerrero parece
de Morelos, 2005, entre las pp. 88-89, y Álvaro Obregón, Ocho haber demostrado serenidad similar cuando fue
mil kilometros en campaña, México, fce, 1973 [1917], entre las
pp. 48-49, que afirma que son los “primeros contingentes de
Obregón”. 67
Gustavo Casasola, op. cit., p. 1213.

207
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 164. Batallón de indios yaquis (o mayos) del ejército constitucionalista


con armas primitivas, Sonora, ca. 1912. inah 670059.

Foto 165. Reclutados constitucionalistas, ca. 1915. inah 624157.

208
Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista

Foto 166. Entrenamiento de reclutados constitucionalistas, ca. 1915. inah 39253.

Foto 167. Trompetista con tropas resguardando unas cajas de parque, ca. 1915. inah 662658.

209
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 168. Ejecución de Fortino Sámano; Distrito Federal, ca. 1915. inah 6013, hgrm 1213.

210
Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista

Foto 169. Ejecución de Máximo Lobo Guerrero; puerto de Veracruz, junio de 1915. inah 643137.

ejecutado (foto 169). Había sido combatiente cons- se pierde”. Afirmaba que Lobo, “tranquilo, sereno”,
titucionalista y decía en su última carta que era “el dijo al pelotón: “¡Compañeros de armas! Me des-
único ejército que podrá salvar a mi querido Mé- pido de ustedes, tiren dentro del cuerpo”.69 Por lo
xico”.68 A pesar de su lealtad articulada, fue juzga- que recordaba el general constitucionalista Fran-
do por varios crímenes que incluyeron insubordi- cisco Urquizo, Lobo Guerrero debe haber estado
nación, robo, falsificación de dinero y deserción; era muy preocupado de que le tiraran a la cara. “Pidió
convicto de todos menos deserción y fue conde- una buena cena, una botella de cognac, cigarros;
nado a la última pena. El reportero de El Pueblo des- apenas si durmió durante su última noche. Encon-
tacaba la entereza de Lobo, que le sorprendió: con- tró al alcance de su mano el sello del Comandante
testaba sus preguntas a pocas horas de la ejecución de la guardia, y largas horas estuvo estampándolo
“con gran naturalidad” y se reía después de decir- repetidas veces en su pecho desnudo sobre el cora-
le que tenía mucha esperanza, “la esperanza nunca zón”.70 En la foto, podría estar mostrando este sello
como una manera de indicar dónde deberían tirar
68
Estoy empleando varias fuentes para reconstruir este hecho que
a veces se contradicen: los reportes en el periódico El Pueblo, para evitar que su cara fuera desfigurada. Urquizo
Veracruz, 10 y 11 de junio de 1915, y las cartas de Lobo Guerre-
ro ahí publicadas y, además, Francisco Urquizo, Recuerdo que.
Visiones aisladas de la Revolución Mexicana, México, Sedena, 69
El Pueblo, 11 de junio de 1915.
1993, pp. 156-158. 70
Francisco Urquizo, op. cit., p. 157.

211
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 170. Fusilamiento de Alfonso Aguilar, Distrito Federal, ca. 1916. inah 6331.

describe la escena de manera diferente que el re- Me imagino que la gran mayoría de las personas
portero de El Pueblo: reaccionaría como Alfonso Aguilar, un desertor de
la revolución constitucionalista a punto de ser fu-
Sus ojos, antes tranquilos, se dilataron de espanto. silado. Cubre la cara y parece llorar; los soldados
Se repuso un poco; tiró el puro casi apagado que lo miran fijamente (foto 170).
mordisqueaba nervioso; se abrió con violencia, con Entre el legajo complejo que la revolución cons-
ambas manos, la camisa, mostrando el pecho des- titucionalista dejó a México durante el siglo pasa-
nudo y embadurnado de tinta morada hacia el do se encuentran el anticlericalismo, el naciona-
lado del corazón. Se irguió arrogante y dijo de pri- lismo y las reformas sociales. Siempre había actos
sa, como quien teme no contar con el tiempo sufi- aislados en contra de curas que abusaron de sus
ciente para poder hacerlo, como quien desea an- fieles, pero fueron relativamente dispersos y no for-
helosamente salir de un propósito largo tiempo maron parte de la política oficial de ningún gru-
incubado, “¡Vengan las balas!”71 po. Comenta Alan Knight que esta situación cam-
bió cuando los constitucionalistas tomaron control
Poder mirar la muerte a la cara como Sámano de la Revolución, ya que su triunfo “marcó la
y Lobo Guerrero debe ser un atributo poco común. entrada del anticlericalismo —hasta ahora una fi-
gura menor e indistinta— al centro del escenario
71
Ibidem, p. 158. revolucionario oficial”; en la foto 171, oficiales cons-

212
Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista

Foto 171. Manifestación anticlerical, Distrito Federal, ca. 1916. inah 38925.

titucionalistas participan en una manifestación Las reformas sociales llevadas a cabo por los
bajo una manta que afirma que la Revolución no constitucionalistas están encapsuladas en los ar-
debería transar con los clericales.72 Asimismo, el tículos 27 y 123 de la Constitución de 1917. Según
constitucionalismo es el movimiento más identi- el historiador Charles Cumberland: “El Artículo
ficado con el nacionalismo: Carranza tenía una vi- 123 constituía la más iluminada declaración de
sión de la nación más desarrollada que Villa o Za- los principios que protegen a los obreros en el mun-
pata y rehusaba negociar la soberanía de México. do hasta esa fecha.”73 Una de las maneras en que el
Cuando Villa atacó el pueblo de Columbus, Nuevo gobierno intervenía era por medio de inspectores
Mexico, Estados Unidos envió tropas bajo el man- de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo
do de general John Pershing. Los constitucio- que visitaban fábricas y establecimientos. Uno de
nalistas lucharon en contra de la invasión y unos esos inspectores fue Juan de Beraza, cuyas visitas
norteamericanos —soldados negros de caballe- lo habían llevado desde fábricas de juguetes hasta
ría— fueron capturados en persona y en fotogra- la “Corsetería Francesa”. En diciembre de 1919 De
fías (foto 172). Beraza tomó su tarea revolucionaria lo suficiente-
mente en serio como para investigar la situación
72
Alan Knight, The Mexican Revolution, Vol. 2, Counter-revolution
and Reconstruction, Lincoln, Universidad of Nebraska Press, 73
Charles C. Cumberland, Mexican Revolution: The Constitution-
1990, p. 203. alist Years, Austin, University of Texas Press, 1972, p. 347.

213
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 172. Soldados yanquis prisioneros en Carrizal, Sonora, junio de 1916. inah 63512.

de las obreras en once molinos-expendios de nix- hijos), aseguró de la compañía “que no le dan
tamal y decidió que la fotografía ofrecía una ma- nada”.74 El artículo 123 disponía una jornada la-
nera adicional de documentar sus investigacio- boral de ocho horas y prohibía horas extra de tra-
nes. De Beraza pudo haber sido el fotógrafo —las bajo para las mujeres. Ellas dijeron a De Beraza
fotos son de un formato chico y podrían haber que solían trabajar de 4:00 a.m. a 5:00 p.m., “sin
venido de una Kodak Brownie— o pudo haber tener en cuenta el tiempo que se invierte en la li-
llevado a un fotógrafo; de cualquier manera él es quidación (de cuentas) que por lo regular acaba
el autor intelectual de la foto 173. entre siete y ocho de la noche”. Por una jornada
Lo que encontró De Beraza fue una fuerte laboral de 13 a 16 horas, las mujeres recibían el
disyuntiva entre la ley y la realidad. El artículo 123 “mezquino salario” de entre 62 centavos y $1.50,
contenía reformas de largo alcance relativas a la cuando el costo de la vida en la ciudad de México
mujer y al alumbramiento: se debía dar a las mu- era aproximadamente de $2.50 diarios —a pesar
jeres un mes de descanso con paga total (y otros de que el artículo 123 establecía que el salario mí-
beneficios) después del parto, incluyendo dos pe- nimo tenía que “satisfacer las necesidades norma-
riodos adicionales de descanso para la alimenta-
74
He analizado este caso en el artículo, “ ‘En calidad de esclavas’:
ción. Al ser entrevistada por De Bereza, la mujer obreras en los molinos de nixtamal, México, diciembre, 1919”,
que aparece en la foto, Luz Duani (viuda con seis Historia obrera, núm. 24, 1982, México, pp. 2-14.

214
Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista

Foto 173. Luz Duani viuda de Guzmán, obrera en el molino de nixtamal “Casa blanca”;
Distrito Federal, febrero de 1919; foto hecha por, o por órdenes de Juan de Beraza,
inspector de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo. agn.

215
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 174. Campesinos deslindando terrenos; ca. 1917. inah 5841.

les de la vida del obrero, su educación y sus place- cemento (no exactamente el tipo de inmueble con-
res honestos”. Y, no obstante que este artículo templado por el artículo 123 en su cláusula corres-
obligaba a los patrones a pagar un salario legal, pondiente: “los patrones estarán obligados a pro-
De Beraza señaló: “Por la venta de masa de la com- porcionar a los trabajadores habitaciones cómodas
pañía, cuyo promedio es de mil kilos, no se les paga e higiénicas”). Sin excepción, las mujeres despre-
nada. El sueldo debe salir de las maquilas, y si no ciaban a su “muy despótico y ordinario” jefe que
hay, tampoco se les paga nada.” El artículo 123 es- las trataba “muy mal porque las ve como a bes-
tipulaba que debía pagarse por accidentes o en- tias”, y algunas se quejaban de acoso sexual, afir-
fermedades relacionadas con el trabajo; las muje- mando que él las sometía a “groserías y picardías
res dijeron a De Beraza que no sólo no recibían al entregar las cuentas”. De Beraza resumía la si-
ayuda ni compensación, sino que incluso perdían tuación de las mujeres: eran tratadas “en calidad
su trabajo y eran reemplazadas de inmediato. Las de esclavas”.
mujeres eran virtualmente prisioneras de los mo- La Revolución Mexicana fue, sobre todo, una
linos de nixtamal: prácticamente nunca las deja- rebelión popular agraria y los constitucionalistas
ban salir porque sus jefes insistían en que durmie- fueron constantemente empujados a incorporar las
ran ahí para cuidar la maquinaria, sin sanitarios demandas campesinas en su programa y en la Cons-
ni ventilación, y sólo con un delgado petate lleno titución como el artículo 27. Esta reforma afir-
de chinches entre ellas y el frío y húmedo piso de ma que las comunidades tienen derechos consti-

216
Las ventajas de fotografiar el movimiento constitucionalista

tucionales a la restitución o a la dotación de te- rrollo del campo, por lo menos en la meseta cen-
rrenos, que se podrían expropiar cuando es en el tral. Esa forma fue cancelada, anulada y se trasla-
interés de la nación. Quizá la foto 174 representa dó el crecimiento económico al sector urbano, a
un momento en el proceso de medir las tierras la industria”.75 Hay otros que ven en la rebelión
para redistribuirlas. La reforma agraria fue des- campesina un rechazo a la modernidad, en la feliz
preciable con Carranza, pero se había instituido frase de John Womack, de seres humanos “que no
como política nacional; así Obregón, y luego Láza- querían cambiar y que, por eso mismo, hicieron
ro Cárdenas, la llevarían más lejos, arrasando con una revolución”.76 La opción de modernizar, de in-
viejas formas de tenencia y explotación y acaban- dustrializar la agricultura, de desenraizar a la gente
do con algunas de las grandes propiedades que de la tierra y mudarla a las ciudades o irse al norte,
habían dominado durante cuatro siglos. no brilla tanto cuando se tiene en cuenta el pro-
Opiniones sobre los efectos de la Reforma Agra- blema del plazo más largo: la crisis ecológica que
ria varían. El historiador económico Roberto Vélez ha resultado en gran parte precisamente de la men-
Pliego argumentaba que esto fue un error a largo talidad modernizante. Quizá la visión hacia atrás
plazo: “Lo que ocasiona es un aparente aumento de los campesinos que intentaron “interrumpir”
del nivel de ingreso de la población y mayores opor- la historia contemporánea de México es lo que
tunidades, pero de corto plazo. En el mediano y faltaría incorporar para enfrentar los problemas
largo plazo la reforma agraria acabó con el desa- más apremiantes de hoy.

75
Entrevistado en “En torno al caso de Rosalie Evans”, producción
digital dirigida por John Mraz, Instituto de Ciencias Sociales y
Humanidades, Universidad Autónoma de Puebla, 2004.
76
John Womack Jr., Zapata y la Revolución Mexicana, trad. de
Francisco González Aramburo, México, Siglo XXI, 1996, p. xi.

217
Fotografiar
Epílogo: los iconos de laaRevolución
la Revolución
mexicanaMexicana: compromisos e íconos

Epílogo: los iconos


de la Revolución mexicana

Unas cuantas fotografías hechas durante la lucha tre las fotos más reproducidas de América Latina1
armada se han vuelto iconos con el paso del tiem- (foto 175). Aunque la autoría de la foto comúnmen-
po y sus reiteradas apariencias en distintos luga- te fue atribuida a los Casasola, se pensaría que la
res: en mantas políticas, tanto oficialistas como di- desconfianza que Zapata sentía por Agustín Víctor
sidentes, en los muros de los edificios públicos y hubiera hecho imposible que él la tomara.2 Después
restaurantes, en camisetas y tazas de café, en las pá- se pensó que la había hecho Hugo Brehme.3 Investi-
ginas de las historias gráficas, periódicos y revistas gaciones recientes de Mayra Mendoza Avilés, sub-
ilustradas, nacionales e internacionales, así como directora de la Fototeca Nacional, parecen estable-
en las pinturas murales tanto de la era posrevolu- cer que no fue Brehme quien hizo el famoso retrato
cionaria como recientes. Todos fueron en algún mo- del caudillo, sino otro extranjero, un F. M. (Moray
mento atribuidos a Agustín Víctor Casasola. Entre o tal vez McKay), en el Hotel Moctezuma de Cuer-
ellos, encuentro cinco de interés particular: Emi- navaca.4 El hecho de que un extranjero (sea quien
liano Zapata de pie con su traje de charro y con 1
Conocido como Korda, Alejandro Díaz Gutiérrez fue uno de los
una banda tricolor que cruza su pecho, una cara- más grandes fotógrafos de la Cuba posrevolucionaria. Aunque
bina en una mano y la otra sobre su espada; “Ade- el ícono de Zapata no ha producido muchas reflexiones, una del
Subcomandante Marcos llama la atención. Un personaje inven-
lita-la-soldadera” mira intensamente desde un tren; tado por Marcos, el Viejo Antonio, visita al guerrillero; el viejito
Francisco Villa cabalga hacia la cámara; Villa se le regala la foto de Zapata y le dice, “Yo a esta foto le he hecho
sienta en la silla presidencial, junto a Zapata; y Vic- muchas preguntas. Así fue como llegué aquí. Toma, para que
aprendas a preguntarle… y a caminar”, “Relatos del Viejo Anto-
toriano Huerta aparece en la penumbra, con su nio”, http://www.extremaduralternativa.net/chiapas/texto1.html.
Estado Mayor. 2
Agustín Víctor pretendió establecer su autoría en 1921, por lo
menos implicitamente, cuando la publicó en el Albúm histórico
gráfico como si fuera suya; todas las publicaciones de Gustavo
Casasola han seguido esta política.
3
Véase Blanca Ruiz, “Brehme, autor del Zapata de Casasola”, Re-
Zapata guerrillero forma, 4 de octubre de 1995, p. 12. Basándome en el reportaje de
Ruiz, yo erróneamente di crédito a Brehme en Looking for Mexi-
La imagen de Emiliano Zapata en Cuernavaca en co: Modern Visual Culture and National Identity, Durham, Duke
University Press, 2009, p. 68.
junio de 1911 se ha vuelto uno de los íconos revo- 4
Mayra Mendoza Avilés, “El Zapata de Brehme: análisis de un
lucionarios más famosos del mundo, igualada sólo caso”, Alquimia, núm. 36, México, inah, 2009, pp. 83-84. La cosa
se complica aún más al saber que existe una foto tomada al mis-
por la conocida foto de Korda del Che Guevara, el mo tiempo, en la cual Zapata está vestido con la misma ropa
“Guerrillero heroico”; estas dos deben de estar en- que usa en el ícono, que está firmada por Walter P. Hadsell y un

219
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 175. Zapata con rifle, banda y sable, Cuernavaca, junio de 1911; F. M. inah 63464.

220
Epílogo: los iconos de la Revolución mexicana

fuera) pudiera acercarse al temido guerrero refuer- dría ser una representación abrumadora de victo-
za la idea del interés de Zapata por construir su ima- ria: Zapata lleva la banda tricolor de los generales
gen propia; debe haber sentido que alguien de afuera maderistas y el sable que Manuel Asúnsolo había
sería más neutro que los fotoperiodistas capitali- usado como símbolos de su estatus como la auto-
nos y que la imagen podría llegar más allá de Méxi- ridad maderista en Cuernavaca9 (foto 176). Ponér-
co.5 Zapata tenía poca confianza en la prensa me- selos fue una demostración de la prerrogativa que
tropolitana y con razón, teniendo en cuenta el uso Zapata había adquirido para determinar quién go-
que se hizo de esta foto. Antes que fuera publicada, bernaría la ciudad y Morelos.10 Sin embargo, Asún-
José Guadalupe Posada la interpretó en un graba- solo mantuvo el poder en Cuernavaca y nombró
do que luego sirvió en una hoja volante de la can- gobernador de Morelos a un banquero cercano a
ción “El fandango del bautizmo del hijo de Emilia- los hacendados; así, su rendición de la banda y el
no Zapata”.6 Sin embargo, la foto no apareció en la sable podría haber sido más simbólico que real. Al
prensa hasta dos años después de hacerse, cuando mismo tiempo, llevar esos emblemas podría re-
sirvió de ilustración para que El Imparcial atacara presentar un intento por parte de Zapata para le-
a Zapata como el “Atila del sur” y un ladrón.7 gitimar su movimiento. Ya que la prensa lo retra-
La investigación de Ariel Arnal ha establecido taba a él y a sus campesinos como salvajes crueles
que la foto es de una complejidad intrigante.8 Po- y feroces, Zapata podría estar intentando contra-
rrestar esa mentalidad al presentarse como un sol-
F. Wray; Gustavo Casasola, Hechos y hombres de México. Gral. dado profesional, con el grado de general y, así, un
Emiliano Zapata, México, Editorial Gustavo Casasola, 1994, p. 19.
Hadsell trabajaba en Veracruz, pero parece que Wray se estable- hombre merecedor del reconocimiento de Made-
ció en Morelos. ro, que era vital en ese momento.
5
Dennis Brehme piensa que los extranjeros tenían una ventaja
importante porque los revolucionarios les consideraban neu- La imagen clásica de Zapata ha sido repro-
trales, “Hugo Brehme. Una vida entre la tradición y la moderni- ducida muchas veces, sobre todo como una ilus-
dad”, en Hugo Brehme. Fotograf-Fotógrafo, Berlín, Verlag Will-
muth Arenhövel, 2004, p. 27.
tración con un significado unidimensional. La
6
Véase la hoja volante en Posada y la prensa ilustrada: signos de
modernización y resistencias, México, inba, 1996, p. 223. Es difi- tica en México: 1865-1911”, Estudios Interdisciplinarios de América
cil saber cómo Posada pudo haber visto la foto, pero tenía que Latina y el Caribe, vol. 9, núm.1, 1998, Israel, pp. 65-71.
haber sido antes que se publicara en la prensa, porque murió en 9
No está completamente clara la relación entre las fotos 175 y
enero de 1913 y la foto no salió sino hasta abril de ese año. La 176. Gustavo Casasola identifica la segunda como “El general
hoja volante de la canción está fechada en 1913, pero debe haber Manuel Asúnsolo haciendo entrega de la ciudad de Cuernavaca
sido después de la Decena Trágica porque la letra habla de la al general Emiliano Zapata”, Historia gráfica de la Revolución
aprehensión de la suegra de Zapata por las fuerzas del general Mexicana, México, Trillas, 1967, p. 307; esta descripción ha sido
Robles en Morelos durante junio de 1913; así, no la pudo haber utilizada comúnmente. Sin embargo, Arturo Guevara Escobar
impreso Posada, pero él sí hizo el grabado que se usó. establece que fue tomada en la estación de ferrocarril Colonia,
7
La foto fue publicada en la primera plana de El Imparcial, 16 de Distrito Federal, el 7 de junio de 1911, cuando llegó Madero
abril de 1913. Véase el periódico en Daniel Escorza Rodríguez, triunfante; “Reflex o View”, http://fotografosdelarevolucion.
“Las fotografías de Casasola publicadas en diarios capitalinos du- blogspot.com/2009/03/reflex-o-view.html. Así, aunque la ban-
rante 1913”, Alquimia, núm. 25, México, inah, 2005, p. 38. Poco da y el sable sean los mismos, las dos fotos probablemente no
después se publicó en Revista de Revistas, el 20 de abril de 1913. fueron tomadas el mismo día.
8
Ariel Arnal “La fotografía del zapatismo en la prensa de la Ciu- 10
Véase John Womack, Zapata y la revolución mexicana, trad. de
dad de México 1910-1915”, tesis de maestría, Universidad Ibe- Francisco González Aramburo, México, Siglo XXI, 1969. Agra-
roamericana, 2002, y “Construyendo símbolos. Fotografía polí- dezco a Womack su ayuda para entender esta situación.

221
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 176. Emiliano Zapata y el general Manuel Asúnsolo en la estación de ferrocarril Colonia
para recibir a Francisco I. Madero; Ditrito Federal, 7 de junio de 1911. inah 5868.

fotoperiodista Elsa Medina la integró en una fo- particularmente juguetón con ellos. La colabo-
tografía de tal forma que ofrece una lectura más ración entre Medina y Salinas produjo una ima-
densa y, además, una crítica a la dictadura del par- gen en la cual él hace una mueca grotesca frente
tido que fue un legado persistente de la Revolu- al cuadro de Zapata, en medio de una reunión
ción (foto 177). Medina tiene una capacidad par- para acabar con el artículo 27 y la Reforma Agra-
ticular para reconocer simultáneamente, en una ria. Por un lado, es una crítica al uso que el pri
fracción de segundo, tanto la relevancia de un ha hecho de la herencia revolucionaria —encar-
suceso como la organización precisa de las for- nada en el retrato gigantesco— que le ha servido
mas que lo expresan (parafraseando el “momen- para legitimarse, pero que no la ha respetado.
to decisivo” de Henri Cartier-Bresson).11 Sabe Por otro lado es una representación certera de la
capturar lo espontáneo y tiene la habilidad de posición de Salinas en relación a la Revolución,
provocar reacciones en sus sujetos; asimismo, el ya que su tesis gobernante de “liberalismo social”
presidente Carlos Salinas de Gortari era conoci- rompió con la ideología antes reinante del “na-
do entre los fotoperiodistas como un presidente cionalismo revolucionario”. Salinas declaró el fin
de la Revolución Mexicana, pero la publicación
11
Henri Cartier-Bresson, The Mind’s Eye: Writings on Photography
que empleaba a Medina, La Jornada, o no quería
and Photographers, Nueva York, Aperture, 1999, p. 42. difundir ese mensaje o se pensó que la foto cri-

222
Epílogo: los iconos de la Revolución mexicana

Foto 177. Presidente Carlos Salinas en reunión con organizaciones campesinas para las
reformas al artículo 27 constitucional; Los Pinos, Distrito Federal, 1991; Elsa Medina.

ticaba demasiado a Salinas, porque fue censu- militar que iba rumbo al norte con tropas para
rada.12 combatir a las fuerzas de Pascual Orozco, que se
había sublevado en contra del presidente Made-
ro.13 Ahí empezó su historia icónica en el periódi-
La Adelita co maderista, Nueva Era y desde su primera apa-
rición fue denominada “la soldadera”, porque el
La imagen de la mujer que escudriña intensamente pie de la foto proclamaba: “Defenderé a mi Juan.”14
desde el estribo de un tren ha sido reclutada para Desapareció de la vista durante unos treinta años
servir como la personificación de la soldadera en (no fue incluida en el truncado Albúm histórico
la Revolución mexicana (foto 178). La fotografía gráfico de Agustín Víctor Casasola, ni en el libro
fue tomada por Gerónimo Hernández en abril The Wind that Swept Mexico de Anita Brenner).
de 1912 en la estación de Buenavista, donde la
mujer se encontraba subida al estribo de un tren
13
Miguel Ángel Morales es quien finalmente ha podido identificar
al autor de la imagen; véase “La celebre fotografía de Jerónimo
Hernández”, Alquimia, núm. 27, México, inah, 2006, pp. 68-75.
12
Entrevista con Elsa Medina, 28 de enero de 1996. Yo pensé que Previamente, la autoría había sido atribuida —implícitamen-
era una crítica a Salinas; véase La mirada inquieta, nuevo fotope- te— a Agustín Víctor Casasola, ya que la foto fue publicada en
riodismo mexicano, 1976-1996, México, Conaculta/Centro de la las historias gráficas sin crédito.
Imagen/buap, 1996, pp. 88-89. 14
Nueva Era, 8 de abril de 1912, p. 1.

223
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 178. Soldadera (o vendedora de comida o?) en el estribo de un tren en la estación


de Buenavista; Distrito Federal, abril de 1912; Gerónimo Hernández. inah 5670 (detalle).

224
Epílogo: los iconos de la Revolución mexicana

Volvió a aparecer en la Historia gráfica de la Revo- fotógrafo, que no fue Agustín Víctor; aunque los
lución, publicada por Gustavo Casasola en 1942, autores de la Historia gráfica de México no tenían
en la cual afirmaba: “Esa soldadera la ha visto Mé- esa información, hubieran podido asignar la au-
xico todo, cruzar de frontera a frontera.”15 En to- toría al Archivo Casasola. La idea de que “muy
das las subsecuentes apariciones, esta joven siempre pronto se convirtió en uno de los emblemas de la
ha llevado el significado de soldadera, por ejem- Revolución” no es la verdad, ya que no fue vista
plo en la portada del libro de Elena Poniatowska por unos treinta años hasta que Gustavo Casasola
sobre esas mujeres.16 Un autor la llamaba la “ima- la rescató. Por último, pudieron haber sido los mis-
gen paradigmática de la acompañante fiel del sol- mos editores de Historia gráfica de México quie-
dado mexicano”, y ha circulado en América, Euro- nes inventaran el título de “Adelita” para esta foto-
pa y Asia.17 grafía, y casi con certeza se derivó de la canción
Sin las identificaciones que “anclan” a los fo- “La Adelita”.19
tógrafos a su realidad, su fuerza estética a veces La serie siguió la práctica usual de recortar el
puede generar mitos, símbolos descontextualiza- negativo donde aparece la “Adelita”, quitando la
dos que desfiguran la comprensión del pasado. mitad derecha de la imagen original. Esa parte de
Por ejemplo, en la serie Historia gráfica de México la placa de vidrio está rota, pero aún podemos ver
se puso el siguiente pie de foto a esta imagen: “Ade- a un grupo de mujeres de pie en la plataforma del
lita soldadera, una foto tomada por Agustín V. Ca- carro de ferrocarril (foto 179). Cuando pregunta-
sasola en 1910, muy pronto se convirtió en uno de mos quién fue ella, su ubicación en el tren pudie-
los emblemas de la Revolución, al igual que la fa- ra proporcionar una pista importante. Normal-
mosa canción casi homónima: La Adelita.”18 Esto mente las soldaderas viajaban encima o debajo de
solamente puede ser descrito como una conden- los carros. Las mujeres que transitaban dentro de los
sada comedia de errores. Ahora sabemos que la carros con frecuencia eran prostitutas de los oficia-
foto fue tomada en 1912, pero aun sin esa infor- les federales; en un primer intento por desmitifi-
mación se podría haber imaginado que seguramen- car la imagen y contextualizarla, aventuré la hipó-
te no fue en 1910, porque en ese año hubo pocos tesis de que era “posible que fueran prostitutas”.20
movimientos de tropas. También conocemos al Tenía razón Miguel Ángel Morales al considerar
esa afirmación “temeraria y errónea”.21 No obs-
15
Gustavo Casasola, Historia gráfica de la Revolución, 1900-1940,
México, Editorial Gustavo Casasola, 1942, p. 664. tante, tengo que señalar que unos de los usos más
16
Elena Poniatowska, Las soldaderas, México, Era/Conaculta/ interesantes que se han hecho de esta imagen fue
inah, 1999.
17
Manuel Rodríguez Lapuente, Breve historia gráfica de la Revolu-
ción Mexicana, México, G. Gili, 1987, p. 74. 19
En ninguna otra historia gráfica se hace referencia al nombre de
18
Fue el pie usado en el fascículo original; Héctor Aguilar Camín “Adelita”, aunque esta foto invariablemente se reproduce.
y Lorenzo Meyer, “Siglo xx”, 7, publicado en 1987, pp. 100-101. 20
John Mraz, “El Archivo Casasola: historia de un mito”, en Jaime
En la serie publicada al año siguiente, el pie fue cambiado por “En Bailón Corres, Carlos Martínez Assad y Pablo Serrano Álvarez
la lente de Agustín V. Casasola, la mujer se incorpora al desor- (eds.), El siglo de la Revolución mexicana, México, inehrm,
den revolucionario”, Héctor Aguilar Camín y Lorenzo Meyer, 2000, p. 213, y “Historia y mito del Archivo Casasola”, La Jorna-
Siglo Veinte. I, Historia gráfica de México, vol. 7, México, inah/ da Semanal, 31 de diciembre de 2000, p. 7.
Editorial Patria, 1988, pp. 100-101. 21
Miguel Ángel Morales, op. cit., p. 72.

225
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 179. Soldaderas (o vendedoras de comida o ?) en el estribo de un tren en la estación de Buenavista;


Distrito Federal, abril de 1912; Gerónimo Hernández. inah 5670.

en los carteles de las trabajadoras sexuales inde- heridas, cuidaban a sus hijos, proporcionaban un
pendientes en el Grito del 15 de septiembre del aceite social y entretenimiento y, por si fuera poco,
2008 (foto 180). a veces agarraban las armas para defenderse del
En este punto, no creo que sean prostitutas ni enemigo.23
soldaderas, sino vendedoras de comida que aten- La imagen entera del ícono pudiera contri-
dían a los soldados mientras el tren estaba para- buir a nuestro conocimiento histórico acerca de
do.22 Tal vez la “Adelita” buscaba afanosamente a la Revolución, puesto que ofrece una “pista” acer-
su hijo o hermanita que le ayudaban a preparar y ca de las condiciones de vida de algunas mujeres.
a vender comida. O… quizá sí seguía a su Juan por La versión recortada de la “Adelita” sólo sirve como
los linderos de la Revolución, como la soldadera un mito revolucionario más, porque la vitalidad
de la foto 181, quien se encontraba en el norte, manifestada por esta mujer la hace depositaria y
donde —por las largas distancias que se alejaban símbolo de todos los atributos de las legendarias
los hombres de sus hogares— eran mucho más soldaderas. Una periodista comentó que esta figu-
vistas esas mujeres que vivían del pago (soldada) ra viene a ser “la versión femenina del héroe de la
de los combatientes y daban de comer, curaban sus
23
Véase Gabriela Cano, “Soldaderas and Coronelas”, en Michael S.
Werner (ed.), Encyclopedia of Mexico: History, Society & Culture,
22
Esta observación se debe a Alfonso Morales. Chicago, Fitzroy Dearborn Publishers, 1997, p. 1358.

226
Epílogo: los iconos de la Revolución mexicana

Foto 180. Cartel de trabajadoras sexuales independientes, 2008.


Cortesía de La Jornada.

Foto 181. Soldadera con sus clientes, fuerzas de Lucio Blanco; ca. 1914. inah 6086.

227
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 182. “La mirada” (o la “Adelita añejada”), 1990. José Hernández-Claire.

228
Epílogo: los iconos de la Revolución mexicana

Revolución”, en la cual las mujeres están caracteri- Villa cabalgando


zadas por “esa actitud de seguir indiscriminada-
mente a sus hombres, tengan éstos o no la razón”; Afirma Miguel Ángel Berumen: “Todas las versio-
preguntó si no sería preferible para las mujeres nes del mito de Villa pueden ser relacionadas con
que desarrollaran su propio criterio para “abolir una misma fotografía”: la del centauro quien pa-
los ‘sublimes’ conceptos de la Adelita y la soldade- rece compartir la fiereza de su caballo27 (foto 183).
ra, así como los nunca suficientemente loados ‘va- Este ícono nació gracias al contrato que Villa hizo
lores’ que se les atribuyen”.24 con la compañía norteamericana Mutual Film Cor-
A pesar de los intentos por desmitificar esta poration, en enero de 1914, que otorgó a la em-
imagen —y el mito de la soldadera que encarna— presa los derechos exclusivos para filmar sus bata-
siguen vigentes. Apuesto a que todos los investi- llas y ejecuciones a cambio de 25 000 dólares. Villa
gadores de la fotografía mexicana han oído de una había adquirido pronto una conciencia de la im-
viejita que vive en algún lugar alejado que alega portancia de los medios modernos (como se ha
ser la “Adelita”; muchas veces ofrece como eviden- dicho), quizá por su cercanía con la frontera. En el
cia una copia de la foto en su pared —ampliada, momento en que John Davidson Wheelan tomó
borrosa y contrastada por la reprografía realizada la imagen para la Mutual como una foto fija du-
por el Bazar Casasola. Una historia gráfica publi- rante una filmación, Villa fue favorecido por el
cada por el Centenario de la Revolución hace su gobierno y los empresarios de Estados Unidos,
contribución al mito: afirma que ha identificado a quienes se habían quedado impresionados por la
la mujer que aparece en la foto, una Adelita Velar- disciplina que mantenía sobre su ejército; aun los
de, conocida por su “talante amoroso y combati- periódicos reaccionarios de William Randolph
vo”.25 Es, a fin de cuentas, una imagen que tiene un Hearst expresaron apoyo hacia su movimiento en
profundo arraigo en la conciencia nacional, como ese breve periodo. Asimismo, fue el consentido de
se puede ver en la foto de José Hernández-Claire, izquierdistas como John Reed, cuyos informes le ga-
que él llama “La mirada”, pero que se podría titu- naron a Villa una simpatía de parte del presidente
lar “La Adelita añejada”26 (foto 182). Woodrow Wilson y los liberales; además, sus re-
portajes “le dieron una legitimidad que no poseía
antes”.28 Así, fue visto positivamente y su carisma
24
Juana Armanda Alegría, “Pero, ¿existió La Adelita? Reconsidera- natural le permitió proyectarse al público norte-
ciones del mito”, Siempre!, 26 de febrero de 1975, p. 34. La ilus- americano como un Robin Hood.
tración para este artículo es la foto del general Ramón Iturbe y
su “Estado Mayor Feminino” (foto 48).
El icono apareció primero cuando fue expues-
25
La Revolución Mexicana. 100 años de historia, vol. 1, México, to en una muestra de fotografías que acompañaba
Editorial Cordillera de los Andes, 2009, pp. 15 y 37. Se publica la
foto recortada dos veces con el nombre de la mujer; sin embar-
go, la serie no es confiable. 27
Miguel Ángel Berumen, “La historia de una fotografía”, en Pan-
26
Me comentó Hernández-Claire, “Obviamente, no hice la foto cho Villa: la construcción de un mito, México-Ciudad Juárez,
de la viejita pensando en la foto de la revolución, pero hay imá- Océano/Cuadro por Cuadro, 2005, p. 55.
genes que se quedan en tu cabeza sin que te lo sepas bien”, co- 28
Friedrich Katz, Pancho Villa, trad. de Paloma Villegas, vol. 1,
municación personal, 2000. México, Era, 1998, p. 368.

229
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

a la exhibición privada que fue la premiére del do- lismo: “Ve a tu bandera cruzar la frontera para
cumental hecho por la Mutual Film Corporation, el castigar a quienes la han insultado”33 (foto 185).
22 de enero de 1914.29 Poco después fue difundida Sin duda, esta fotografía es la que más circuló
en la revista Leslie’s Illustrated Weekly Newspaper, de la Revolución durante el conflicto. Parece que
donde señalaron que “Pancho Villa ha añadido un fue la revista The Illustrated London News que la
nuevo laurel a su corona de fama al tomar a los publicó después de las nortamericanas; salió en
cineastas bajo su protección y hacerles parte de su abril de 1914 en una página de fotos y textos diri-
ejército”.30 La revista Collier’s la publicó dos días gida al “Caso Benton”. El asesinado era ciudadano
después de Leslie’s y, en mayo, apareció en Reel inglés, pero la revista declaró que fue absuelto Vi-
Life, una publicación dedicada al cine que hizo lla del crimen y que “Por sinvergüenza que sea, es
una serie de preguntas: era Villa ¿un bandido o un un buen líder y un valiente soldado”.34 Los alema-
soldado?, ¿un Jesse James o un George Washing- nes fueron los siguientes en publicarlo en Berliner
ton?, ¿un Robin Hood o un Napoleón?, ¿un la- Illustrirte Zeitung, en mayo de 1914, y en junio de
drón y un rufián o un patriota y un héroe?31 (foto ese año apareció en Le Miroir de París. Las revistas
184). La respuesta fue proporcionada por parte de españolas Mundo Gráfico y La Ilustración Artística
“los camarógrafos de la Mutual, que han pasado la publicaron en 1914 y 1916, respectivamente; la
semanas con Villa y lo conocen bien, quienes de- primera acreditó la foto a Hugelmann, la segunda
claran que es un hombre mal comprendido y muy a M. Branger. No se publicó en México hasta la caí-
difamado”.32 El terreno que había ganado Villa en da de Huerta; apareció en La Semana Ilustrada, el
relaciones públicas pronto empezó a mermarse 21 de julio de 1914, y el antaño “cabecilla” ahora
con el asesinato de William Benton y, en la medi- era “El jefe militar de las fuerzas constitucionalis-
da en que perdió batallas ante los constituciona- tas”35 (foto 186). A pesar del reconocimiento que
listas, quienes fueron reconocidos por Estados Uni- recibió Villa durante un corto periodo de la lucha
dos como el gobierno legítimo, Villa apretó los armada, fue generalmente ninguneado por la pren-
tornillos a los intereses norteamericanos. Después sa capitalina y el gobierno hasta los años sesenta;
de su ataque a Columbus, Nuevo Mexico, en 1916, un ejemplo de su exclusión podría ser el hecho de
su personaje fue relegado al de un bandido, y en lu- que no se encuentra este ícono en la primera ver-
gar de preguntas o dudas, el anuncio que apareció sión de La historia gráfica de la Revolución, publi-
en The Moving Picture World para la película Vi- cada en 1942.36 Un año después fue incluida en
lla–Dead or Alive, afirmaba que Woodrow Wilson
había hecho la clásica llamada categórica del viejo 33
The Moving Picture World, abril de 1916.
oeste para acabar con la criminalidad —muerto o 34
Estoy construyendo esta historia de su publicación en las revis-
vivo— y el público fue convocado con el naciona- tas europeas con base en las reproducciones en Miguel Ángel
Berumen, México: fotografía y revolución, México, Fundación
Televisa/Lunwerg, 2009, pp. 274-277.
29
Miguel Ángel Berumen, op. cit., p. 56. 35
La Semana Ilustrada, 21 de julio de 1914; la revista erróneamen-
30
Leslie’s Illustrated Weekly Newspaper, 5 de febrero de 1914. te identificó la foto como “el asalto y toma de Torreón”.
31
Reel Life, mayo de 1914. 36
Sobre el ninguneo a Villa, y su arraigo popular, véase Ilene
32
Idem. O’Malley, The Myth of the Revolution: Hero Cults and the Insti-

230
Epílogo: los iconos de la Revolución mexicana

Foto 183. Villa a caballo, La Mula, Chihuahua, enero de 1914;


John Davidson Wheelan. inah 287647.

Foto 184. Villa: Bandit or Soldier? (¿Bandido o soldado?), Reel Life, mayo de 1914.

231
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 185. Villa. Dead or Alive (Vivo o muerto),


The Moving Picture World, abril de 1916.

Foto 186. La Semana Ilustrada. 21 de julio de 1914.

232
Epílogo: los iconos de la Revolución mexicana

Foto 187. Camiseta de Chihuahua, 2009.

The Wind that Swept Mexico, por esa juez siempre sidencial, con Zapata a su lado. Un fotógrafo re-
aguda de lo estético, Anita Brenner.37 Hoy en día gistró la escena, y esa placa, que pronto recorrería
se puede adquirir la imagen en una camiseta al el mundo, fue para muchos observadores una
pasar por el aeropuerto de la ciudad de Chihua- prueba adicional de que Villa se había convertido
hua (foto 187). en el verdadero hombre fuerte de México.”38 El es-
critor José de la Colina atestiguaba: “Rara vez una
fotografía habrá obtenido tan paralela fijación de
Villa en la silla la historia y de la mitología”.39 Otro escritor, Paco
Ignacio Taibo II, relaciona el ícono con el presi-
Como la imagen de Villa a caballo, este ícono te- dencialismo: “Esta foto hizo crecer todo el memo-
nía tanta importancia contemporánea como tras- rial sobre ‘la silla presidencial’. De esta silla surge
cendencia histórica. Friedrich Katz afirma: “Villa, el referente que nos ha de acompañar a los mexi-
bromeando, se sentó un momento en la silla pre- canos los siguientes cien años: la idea de que se

tutionalization of the Mexican State, 1920-1940, Nueva York, 38


Friedrich Katz, Pancho Villa, trad. de Paloma Villegas, vol. 2, Mé-
Greenwood Press, 1986, pp. 95, 97, 111 y 112. xico, Era, 1998, p. 13. Desgraciadamente, Katz no documenta la
37
Anita Brenner, The Wind that Swept Mexico: The History of the circulación del ícono, lo que ofrecería pistas sobre esa cuestión.
Mexican Revolution, 1910-1942, Nueva York, Harper & Brothers, 39
José de la Colina, “Breve lectura de la fotografía Villa en la silla
1943, núm. p. 86. presidencial”, Alquimia, núm. 9, México, inah, 2000, p. 12.

233
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 188. Villa y Zapata en el Palacio Nacional, diciembre de 1914; Antonio Garduño. inah 33536.

combate por la silla, la imagen de la silla como cen- le permite estar sujeto a burocratismos fosilizan-
tro del país, como cúpula de la pirámide, como tes”41 (foto 188). Según el pie de la foto en la revista,
centro del poder”.40 Sin embargo, el ícono de Villa la imagen de Garduño es “una ‘pose’ especial para
en la silla presidencial junto a Zapata tiene la pe- La Ilustración Semanal”, el lugar donde apareció el
culiaridad de que son dos fotos tomadas muy cer- 7 de diciembre de 1914, el día después del aconte-
cano en el tiempo y espacio por dos fotógrafos quie- cimiento.42 La imagen está dentro de la línea esté-
nes, además, no fueron los que se hubiera podido tica de fotografía de estudio y de arte que el editor
imaginar (por ejemplo, Samuel Tinoco o Agustín de esa revista, Ezequiel Álvarez Tostado, empuja-
Víctor Casasola). ba y que seguía también Garduño. La gente está
Una foto fue hecha por Antonio Garduño, un muy conciente de estar participando en una foto-
fotoperiodista muy experimentado que era cono- grafía: todos están posando y la mayoría mira a la
cido como el “maestro de los maestros en fotogra- cámara; el general Tomás Urbina tiene sus ojos
fía” y hacía postales porque “su independencia no abiertos y Rodolfo Fierro encara al fotógrafo. Des-
pués de aparecer en esa revista, la foto de Garduño
40
Paco Ignacio Taibo II, Pancho Villa, una biografía narrativa,
México, Planeta, 2006, p. 454. Taibo hace unas reflexiones inte- 41
Marcos G. Larrain, “Historia de la fotografía de prensa”, Maña-
resantes sobre la cuestión de si se trataba de la silla presidencial na, 19 de septiembre de 1953, p. 63.
o no, ya que se dice que Carranza se la llevó. 42
La Ilustración Semanal, 7 de diciembre de 1914.

234
Epílogo: los iconos de la Revolución mexicana

Foto 189. Reproducción del mural de Arnold Belkin, La llegada de los generales Zapata
y Villa al Palacio Nacional (1979), Museo Nacional de Historia.

fue publicada en la primera versión de la Historia bina tiene los ojos cerrados y Fierro está obser-
gráfica de la Revolución en 1942, y, el año siguiente, en vando la reunión de los líderes. Fue publicada en
el libro de Anita Brenner.43 Es esta la foto que in- el periódico El Monitor el 7 de diciembre. Aún an-
corporó Arnold Belkin en su pintura de grandes tes que la lucha armada hubiera acabado, Álvaro
dimensiones, comisionada para el Museo Nacio- Obregón encontró el ícono de tal importancia
nal de Historia, La llegada de los generales Zapata que incluyó esta versión en su libro Ocho mil kiló-
y Villa al Palacio Nacional (1979) (foto 189). metros en campaña en 1917.45 Recientemente, los
La otra imagen pertenece más al género del moneros de La Jornada añadieron una perspecti-
fotoperiodismo y fue sacada por el decano de los va sui generis, al burlarse de la sacrosanta imagen:
reporteros gráficos mexicanos, Manuel Ramos44
(foto 190). Esta foto es más espontánea y la gran Francisco Villa y Emiliano Zapata dieron ayer cum-
mayoría de las personas no está mirando a la cá- plimiento cabal a la demanda central de su Plan
mara: Villa y Zapata parecen estar hablando, Ur- Revolucionario denominado “Tierra y Libertad
para poner nuestras asentaderas donde se nos pe-
43
Gustavo Casasola, Historia gráfica de la Revolución, op. cit., p. 875;
Anita Brenner, op. cit., núm. 108.
44
Véase la foto firmada por Ramos en Miguel Ángel Berumen, 45
Álvaro Obregón, Ocho mil kilómetros en campaña, París-Méxi-
México: fotografía y revolución, op. cit., p. 364. co, Libería de la Vda. de Ch. Bouret, 1917, p. 353.

235
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

gue la gana”. Se sentaron en la silla presidencial, entre dos réprobos, y él, el Amoral, el bandido triun-
llamaron a los hermanos Casasola para que les to- fante y sonriente, entre dos bandoleros, asombra-
maran la foto y acto seguido abandonaron el re- dos de un triunfo que los une a los tres, en un mis-
cinto sin tomarse la molestia de desinfectarlo.46 mo soplo de soberbia.48

La prensa metropolitana fue más circunspec- Las fotos se tomaron el mismo día en que se
ta y no se hizo comentario alguno sobre el acon- realizaba un desfile de 50 000 tropas convencio-
tecimiento. Sin embargo, El Pueblo de Veracruz nistas que duró seis horas e hicieron una simbóli-
(donde las fuerzas de Carranza detentaban el po- ca entrada triunfal a la ciudad de México, pasan-
der) sí tenía algo que decir acerca de la foto de Gar- do por el Zócalo el domingo 6 de enero de 1914.
duño en marzo de 1915, cuando la publicó en la Villa venía de Tacuba con la División del Norte y
página 3, quizá por la notoriedad que había ad- Zapata de Xochimilco con el Ejército Libertador;
quirido en el mundo. Para el periódico, había que llegaron al Palacio Nacional, donde salieron al bal-
aplicar “la paleontología de los amorales” para en- cón presidencial para presenciar el evento y reci-
tender a Villa, quien fue un “bárbaro que defiende bir las ovaciones de la multitud. Dice Gustavo
su caverna”.47 El articulista parecía encontrar ins- Casasola: “Como el desfile de numerosos contin-
piración en la fotografía: gentes fue tan largo y tedioso, en un momento opor-
tuno los generales Villa y Zapata se retiraron al
Resultó más la vanidad de primitivo que domina a interior de los salones, donde Villa se sentó en la
Villa, en el fotograbado que acompaña a esta lí- silla presidencial”.49 Taibo cuenta que un viejo vi-
neas. Se ve al hombre que, sin la premeditación llista ofrece otra visión: “Villa dijo, ‘Voy a ser pre-
sino a impulso de sus pasiones instintivas, desea sidente de la república por un tantito’ y se sentó
siempre tener el primer lugar entre quienes le ro- en la silla”.50 El pri intentó incorporar el ícono en
dean. Se sienta en medio de Zapata, de Urbina, el mito de Agustín Víctor Casasola en su panegí-
nada menos que en un sillón Presidencial en el pa- rico sobre el fotoperiodista, al narrar la siguiente
lacio donde han ejercido la autoridad Suprema escena:
hombre eminentes por la virtud, el talento y el va-
lor, las abnegaciones y hasta por el martirio. No Otra anécdota que se cuenta de Casasola es que
hay oro, no hay alegría, no hay satisfacción sobre cuando Villa llegó a la ciudad de México, se sentó
la tierra que Villa cambió por este momento en en la silla presidencial, y se encontraba el salón de
que se haya [sic] en una situación de perfecta anti- Palacio Nacional rebosante de fotógrafos; se diri-
tesis con la ofrecida por la más alta virtud floreci- gió Villa a don Agustín Casasola preguntándole,
da en el mundo: Cristo enclavado en el Calvario, ¿conque ha tenido mucho trabajo? A lo que infor-

46
Ahumada et. al., El tartaranieto del Ahuizote, México, La Jorna- 48
Idem.
da, 1991, p. 79. 49
Gustavo Casasola, Historia gráfica de la Revolución Mexicana,
47
José Ortíz, “Villa jugando a la presidencia”, El Pueblo, 14 de mar- op. cit., p. 941.
zo de 1915, p. 3. 50
Paco Ignacio Taibo II, op. cit., p. 452.

236
Epílogo: los iconos de la Revolución mexicana

Foto 190. Villa y Zapata en el Palacio Nacional, diciembre


de 1914; Manuel Ramos. inah 656823.

maron que efectivamente. Villa, dirigiéndose a to- gráfica metropolitana. Es aún más problemático
dos los presentes, les dijo: “Pues tengan mucho cui- pensar que Villa amenazara a todos los fotoperio-
dado, no vayan a tener una heladita de fotógrafos”. distas, dada su conciencia del poder de la prensa.
En menos de lo que canta un gallo quedó aquel Además, aunque no soy partidario de la lectura
salón de Palacio Nacional completamente vacío.51 psicológica de fotografías, no hay evidencia en las
imágenes de un malestar por parte de Villa, quien
Aunque el relato es parte de la leyenda fami- parece disfrutar de su momento mediático, son-
liar de los Casasola, es muy difícil imaginar que riendo, relajado, “como si fuese el dueño de ese
Villa se hubiera dirigido a Casasola, quien estaba ámbito, el señor de la casa”.52 Comenta Katz que
asociado con El Imparcial y debe haber represen- ese momento fue el ápice del movimiento villista:
tado los elementos más conservadores de la prensa
Ese día tal vez llegó a su cúspide la carrera de Villa.
Nadie podía esperar entonces que, en poco más de
51
Agustín Víctor Casasola, México, pri, 1988, p. 13. Esta anécdota
se encuentra en el folleto de la apertura del Museo de la Foto- un año, los enormes ejércitos de la Convención
grafía en Pachuca, Hidalgo, noviembre de 1976. Gustavo Casa- que marchaban por la ciudad de México, con su
sola la contaba y fue confirmada por su hijo, Gustavo Casasola
Salamanca; comunicación de Daniel Escorza, a quien agradezco
su investigación de este asunto. 52
José de la Colina, op. cit., p. 12.

237
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

reputación de cuasi invencibilidad, estarían de- co insurgente” (1984)55 (foto 191). Obviamente, a
rrotados. Nadie podía pensar que tan poco tiem- López Zamora le gustó la imagen porque la puso
po después Villa y Zapata se hallarían fugitivos en sola en el cartel de la exhibición, identificándola
sus propias regiones, forzados a volver a la guerra así como la foto “clave” (signiature) de ella. Después
de guerrillas que probablemente creyeron haber de su descubrimiento y difusión, fue destacada en
dejado atrás para siempre el día que ocuparon la las historias gráficas y las historias de fotografía
capital.53 durante los años ochenta.56
Ofrece este icono una historia fascinante del
fracaso tecnológico y el rescate revolucionario. La
Huerta en la penumbra foto es fallida porque faltaba luz; Huerta y sus ofi-
ciales están iluminados sólo por la luminiscencia
El último icono es el que entró ya tarde en el pan- que proviene de una fuente lateral que debe haber
teón fotográfico de la Revolución. El origen de sido una ventana. El efecto es evocador de la ilumi-
esta foto-mito se remite a los años ochenta, cuan- nación expresiva que caracterizaba las películas
do el régimen de Miguel de la Madrid (1982-1988) de cine negro (film noir) en Estados Unidos duran-
emitía el postrero respiro del “nacionalismo revo- te los años cuarenta y principios de los cincuenta,
lucionario”. Un recurso importante para su pro- entre El halcón maltés (The Maltese Falcon, 1941,
grama de divulgación de la ideología oficial fue la John Huston) y Sombras del mal (Touch of Evil,
historia gráfica y se produjo un gran auge de obras 1958, Orson Welles). Este estilo resultó de una ex-
ilustradas del pasado mexicano, con particular hin- perimentación con la iluminación, que depende
capié en la Revolución. Su gobierno subsidió, en- de la relación entre el alumbrado de background
tre otras series, Así fue la Revolución Mexicana, (fill lighting) y el del lado (key lighting). La técnica
Biografía del poder, Historia gráfica de México y Me- normal era emplear una alta proporción de alum-
moria y olvido.54 Como parte de ese proyecto, se brado de background para dar la impresión de
mandó difundir ampliamente la fotografía del Ar- realidad, en la cual los protagonistas son ilumina-
chivo Casasola; según Eleazar López Zamora, en- dos atractivamente y sin áreas de oscuridad exa-
tonces director de la Fototeca Nacional, apareció geradas. Pero la iluminación del cine negro es
esta foto de Victoriano Huerta y su Estado Mayor otra, como explica la investigadora de cine Janey
durante la investigación para la exposición “Méxi- Place:

55
Conversación con Eleazar López Zamora, junio de 2000.
53
Friedrich Katz, vol. 2, op. cit., p. 13. 56
Esta foto apareció en todas las historias gráficas y, además, fue
54
Enrique Florescano (ed.), Así fue la Revolución Mexicana, 8 publicada en las obras siguientes: Tierra y Libertad! Photographs
vols., México, Senado de la República/sep, 1985-1986; Enrique of Mexico 1900-1935 From the Casasola Archive, Oxford, Mu-
Krauze, Biografía del poder, 8 vols., México, fce, 1987; Héctor seum of Modern Art, 1985, pp. 38-39; El poder de la imagen y la
Aguilar Camín et. al., Historia gráfica de México, 10 vols., Méxi- imagen del poder. Fotografías de prensa del porfiriato a la época
co, Editorial Patria/inah, 1988; Carlos Martínez Assad (ed.), actual, Chapingo, Universidad Autónoma Chapingo, 1985, p.
Memoria y olvido: imágenes de México, 20 vols., México, Martín 36; Jefes, héroes y caudillos. Archivo Casasola, México, fce, 1986,
Casillas/sep, 1982-1983. p. 39; Manuel Rodríguez Lapuente, op. cit., p. 59.

238
Epílogo: los iconos de la Revolución mexicana

Foto 191. Huerta y su Estado Mayor en la penumbra, Distrito Federal,


3 de abril de 1913; Agustín Víctor Casasola. inah 5764.

En el film noir la proporción de luz de key es gran- El tétrico resultado produce extraños toques
de, creando áreas de alto contraste y ricas sombras de luz que personifican lo siniestro y lo demente
negras. A diferencia de la iluminación uniforme en las caras de los “malvados”. Así, Huerta desem-
del alumbrado de background que intenta exhibir peña el papel del “malo” en el celuloide revolucio-
todas las áreas del encuadre, el estilo del noir opo- nario, la encarnación visual de la contrarrevolu-
ne la luz y la oscuridad, escondiendo las caras, los ción; su leyenda negra sirve para “blanquear” las
cuartos, los paisajes urbanos —y, por extensión, reputaciones de otros dirigentes que fueron igual-
las motivaciones y el carácter verdadero— en las mente corruptos y no mucho más revolucionarios.
sombras y las tinieblas que tienen connotaciones Ahora bien, aunque esta foto es producto de
de lo misterioso y lo desconocido. Áreas peque- un proyecto oficialista, también fue del interés es-
ñas de luz parecen estar a punto de ser completa- tético de López Zamora, quien hizo mucho hin-
mente sumergidas en la oscuridad que las amena- capié en la investigación. En este caso descubrie-
za por todos lados.57 ron una foto fallida que no fue publicada antes por
la dificultad de imprimir y reproducir una ima-
gen tan oscura. Así, el interés de Miguel de la Ma-
57
J. A. Place y L. S. Peterson, “Some Visual Motifs of Film Noir”, en
Bill Nichols (ed.), Movies and Methods, Berkeley, University of
drid por difundir la “cultura revolucionaria” y el
California Press, 1976, pp. 328-330. empeño de López Zamora por rescatar imágenes

239
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos

Foto 192. Huerta y su Estado Mayor, Distrito Federal, 3 de abril de 1913;


Agustín Víctor Casasola. inah 38789.

perdidas coincidieron en hacer accesible esta foto. Podemos inferir que en la primera toma, el fotó-
De hecho, el impacto de la foto depende comple- grafo estaba ligeramente más cercano al grupo, y
tamente en su iluminación fallida, ya que la foto el tiempo de exposición fue tan breve que decidió
“exitosa” de Huerta y su Estado Mayor tiene tan hacer otra. Para esta segunda, se alejó algunos cen-
poco interés que no la incluyó Gustavo Casasola tímetros y le otorgó un mayor tiempo de exposi-
en las 70 páginas que dedicó al régimen de Huer- ción. Muy probablemente la lámpara del techo se
ta en la Historia gráfica de la Revolución Mexicana haya encendido para reforzar la luz. La primera
(foto 192). placa resultó fallida y eso lo supo el fotógrafo in-
Daniel Escorza es quien más ha trabajado en mediatamente, por lo mismo en el laboratorio es-
estas imágenes. Las atribuye a Agustín Víctor Ca- tuvo mal fijada y mal revelada.59
sasola y afirma: “El emplazamiento de la cámara
es el que utilizaba Agustín Casasola en estos años, Las fotografías flotan, por eso viajan con tanta
sin tripié y con su cámara a la altura entre el pe- facilidad. Sin embargo, el contexto siempre deter-
cho y el abdomen”.58 El investigador desmenuza mina la connotación de una imagen técnica, en la
las diferencias entre las fotografías y su secuencia:

cuentro Nacional de Fototecas, 2008. Agradezco a Daniel su gene-


58
Daniel Escorza, “Imagen y apariencia de Victoriano Huerta des- rosidad al permitirme utilizar este trabajo.
pués de la Decena Trágica”, ponencia presentada en el IX En- 59
Idem.

240
Epílogo: los iconos de la Revolución mexicana

gran mayoría de los casos a través de palabras. Así, aparece en más sitios de la Internet— junto con
los íconos han servido a muchos amos y es revela- fotos de sus deportistas favoritos. Un lector de un
dor examinar los usos que se hacen de ellos hoy blogspot agradeció al creador el haber agregado el
en día en el mundo posmoderno de la Internet. ícono de Villa en su cabalgadura; “Es un ejemplo
Aparecen a menudo en blogs de noticias, sobre que muchos deberían seguir por defender sus de-
todo los que tienen un enfoque izquierdista, como rechos y ayudar a los necesitados; no fregar más”.
“Romper el cerco informativo”, “Red Social Club– Por otro lado, la polisemia de las fotografías per-
periodismo humanista”, “El silencio que grita”, mite que el mundo mercantil de la Internet incor-
“Iniciativa comunista”, y un sitio que se dedica a pore facilmente a los iconos. El de Zapata se usa
“Frenar el tren en el que vamos subidos todos con para promover la música de Karaoke y la Costa
dirección a la autodestrucción: el sistema capita- Alegre Travel Agency, el de Villa en la silla ilustra
lista mundial”.60 La Internet permite que la gente la oferta de casas en renta para vacacionar en San
misma construya sus propios monumentos: un Miguel de Allende, y el de Villa a caballo se em-
universitario californiano puso en “My Wall of Ins- plea para vender puros. Los iconos (con la excep-
pirations” (“Mi muro de inspiraciones”) el icono ción del Huerta y su Estado Mayor) no paran de
de Zapata con banda y espada —la imagen que circular por el mundo.

60
www.ensayo-01.blogspot.com.

241
Fotografiar la Revolución mexicana: compromisos e iconos,
se terminó de imprimir en agosto de 2010,
en los talleres gráficos del Instituto Nacional
de Antropología e Historia.
Producción: Dirección de Publicaciones de la
Coordinación Nacional de Difusión.
Este es el primer estudio monográfico en profundidad de la fotografía
de una revolución, una de las grandes revoluciones del mundo. Se
desmenuzan aquí las imágenes realizadas en México entre 1910 y 1920,
sobre todo por mexicanos, para descubrir quiénes las tomaron, por
qué y para quiénes las hicieron; cómo expresaron sus compromisos
visualmente, cuáles fueron las estrategias estéticas para tomar partido
y qué identificaciones e identidades se generaron. Lo realmente nove­
doso de la fotografía mexicana durante la lucha armada es el hecho de
que hay fotógrafos, y alguna fotógrafa, involucrados con grupos revo­
lucionarios enfrentados. Este libro deja atrás el mito de que Agustín
Víctor Casasola fue “El fotógrafo de la Revolución” y descubre a
muchos más que cubrieron la larga guerra civil comprometidos
con diferentes facciones, entre ellos se encuentran Samuel Tinoco,
Antonio Garduño, Manuel Ramos, Gerónimo Hernández, Amando
Salmerón, Cruz Sánchez, Sara Castrejón, Eduardo Melhado, Ignacio
Medrano Chávez, Jesús H. Abitia, los hermanos Cachú y la agencia
de Heliodoro J. Gutiérrez. Asimismo, ofrece una nueva lectura de
la participación de Hugo Brehme. El libro se cierra con una mirada
fascinante a los iconos revolucionarios y sus reapariciones a través de
la historia.

También podría gustarte