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El Jardín, 07 de noviembre de 2018

N° II – 2018

REMEMBRENZAS EN AA
Haciendo remembranzas sobre mi diminuto tiempo en AA, muchas brazos abiertos para formar parte de esa tan importante sociedad, no
han sido las experiencias vividas. Los compañeros que pertenecen a esta solamente para sus miembros y sus familias, sino, también para la sociedad en
vendita sociedad de Alcohólicos Anónimos en el mundo y en especial en mi general.
país El Salvador; todos tienen innumerables experiencias de vida, de las
cuales he aprendido mucho. Qué bello es ver y sentir ese abrigo que hay en los grupos de AA, que
al lugar donde usted llegue, casi siempre hay uno y que sus puertas están
Es necesario dice el Cuarto Paso, … “hacer un minucioso inventario abiertas para el necesitado; cansado de sufrir y con una pisca de esperanza de
de uno mismo” … de esa forma uno comienza a vivir en conciencia sobrio; ya no seguir sufriendo.
pues no basta solo dejar o querer dejar de beber, nuestras vidas en sobriedad
nos van ampliando el horizonte y dándonos nuevas expectativas de vida; nos
hace pensar que, con probabilidad positiva, podemos alcanzar el estado de
vejez, contrario a lo que podríamos insignificantemente pensar andando en la
bebida, pues el alcohólico en actividad no piensa, no razona, su capacidad Atte; su servidor y amigo
cognoscitiva se encuentra tan limitada que para lo único que des-nubla su
Rutilio G.
mente es para buscar más y más alcohol.
Grupo de Alcohólicos Anónimos “Una luz en El Jardín”
Y como no vivir en sobriedad, si recuerdo muchas de las ocasiones
en que otros compañeros en AA, me han enseñado que bebiendo alcohol El Jardín, La Reina, Chalatenango, El Salvador, en la América Central.
puedo alcanzar sitios impensables, llámese éstos “La Prisión”, “El Hospital” y
en el último de los anhelos “El Cementerio”. No es fácil caer en cuenta, pero
también corremos el riesgo que en una de esas borracheras caiga en el pico de
los buitres y no pueda ni tan siquiera ser sepultado Cristianamente. He pasado
muchos momentos agradables dentro de mi Grupo de sesiones “Una Luz en El
Jardín”, y así como yo los he pasado, también muchos otros los tuvieron que,
por debilidad mental, deshonestidad o falta de voluntad, ahora andan en los
caminos de la bebida nuevamente, jóvenes que yo conocí en AA, jóvenes de
mi lugar a quienes deseo lo mejor para ellos, pero que aún no han sentido el
sabor de la sobriedad. Vamos a seguir en la senda que Dios nos ha trazado,
“no beber”.

En mi grupo hemos celebrado ya algunos aniversarios desde su


fundación, conocido a muchos dentro de la Sociedad de Alcohólicos
Anónimos, personas que me han demostrado que están para ayudar al que lo
necesita y prueba de ello, es que, en AA se recibe a quien desee, con los

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