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CLARA ® Por més que haber visto a Eli me haya dejado el corazén un poco més ligero, deberia haber aprovechado ese momento para contarle todo lo ‘que me pasa por la cabeza. No me atrevo a decirle nada, sin embargo, ¥ antes de que pueda escribirle para que nos volvamos a juntar, la facultad nos arrastra a una vordgine de parcales y entregas. Logro salir bastante indemne, pero no tengo con quién hablarlo. Al salir del tiltimo parcial, me encuentro con Gabriela y Mateo, que char- lan mientras sostienen vasitos de café de maquina. La risa estridente de Gabriela me da una nostalgia que no esperaba tener por alguien a quien apenas conoct. No me miran. No me preguntan nada. Ya estén resignados. Yo también los ignoro y sigo mi camino. Me digo que, a fin de cuen- tas, no importa demasiado. No llegamos a ser amigos de verdad. Nuestra relacién se queda en el quizds (Cuando lego a casa, recibo un mensaje de Nicolés, En verdad, hoy es la reunién de Mujercitas. Tengo bastantes ganas de hablar del libro y de sus adaptaciones, pero no quiero enfrentarme ‘2 Maite. No puedo. Cada vez que pienso en la reunién, se me cierra ‘el estémago. Me sabe mal faltar es casi como una traicién. Aun ast, no estoy se- ‘gura de que sea lo peor que alguna vez les hice.

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