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La Pasion Por La Marinera
La Pasion Por La Marinera
Estaba confundido no sabía cómo había llegado ahí, pero después de muchos minutos,
recordé.
Jorge era un chico de 18 años de edad, él vivía con su madre en una Ciudad a unos
pocos minutos de Lima. Era huérfano de padre desde los 10 años, pero nunca lloro por
él, porque su padre gastaba el dinero que juntaba la mama de Jorge en bebidas
alcohólicas
Jorge era muy trabajador, y siempre ayudaba a su mamá con los gastos de la casa,
para Jorge su mamá era su prioridad.
A Jorge le gustaba la marinera norteña, por eso cada día en sus tiempos libres iba a la
plaza de su ciudad, y con su radio ponía la canción de la marinera y se ponía a bailar el
solo sin compañera, a él nunca le avergonzó bailar solo. La gente que pasaba lo
llamaba “loco” por eso se ganó el apodo antes mencionado.
Un día mientras él estaba bailando una joven simpática se le acerco muy maravillada
de como bailaba Jorge, y le dijo:
Ellos empezaron a bailar; Jorge estaba sorprendido porque si sabía bailar muy bien la
chica
- ¿Cuál es tu nombre?
- Jorge, ¿y el tuyo?
- Rosa, pero que bien bailas Jorge – respondió.
- Gracias, igualmente tú bailas muy bien.
Cuando se miraron sus ojos de los dos brillaron como la arena de la playa en el
atardecer, pero no duro mucho esta mirada porque los dos se sonrojaron. Y Jorge dijo:
Ellos practicaron por varios meses hasta que un día Rosa vino muy alegre más de lo
habitual. Y le dijo:
- Desperté muy emocionado, con las mejores energías, llego el día por fin era mi
momento de brillar y convertirme en un gran bailarín de la marinera Norteña. - dijo
Jorge.
- Era el día; por fin voy a bailar con el amor de mi vida y también convertirme en una
gran bailarina de marinera norteña. - dijo Rosa.
La gente empezó a aplaudir y dimos inicio a nuestro baile; todos se maravillaron, sus
ojos de todos empezaron a brillar porque era hermoso como los dos bailaban.
Los dos nos emocionamos por fin todo lo trabajado por varios meses dio sus frutos,
ganamos la competencia.
Mi corazón se paralizo no podía ser que mi mamá había fallecido y me empezó a doler
el pecho; todos los médicos se me acercaron y me dijeron:
Al atardecer Jorge no pudo dormir le aturdía la muerte de su mamá, ¿Por qué murió?,
¿acaso es mi culpa?, son algunas de las preguntas que se hacía a él mismo y de
tantas preguntas se durmió.
- Ya estás listo, un momento porque estas así y donde está tu mamá. – dijo Rosa.
- Mi mama falleció. - dijo Jorge llorando.
- No llores (lo abrazo) ¿cómo murió? – dijo Rosa.
- No sé. - dijo Jorge.
- Jorge debemos alistarnos porque el vuelo sale a las cinco de la tarde. – dijo Rosa.
- De acuerdo ya nos vemos. – dijo Jorge.
- Chao Jorge te cuidas vendré a las tres de la tarde para ir a Lima por un bus y
después a Trujillo, apúrate chao. – dijo Rosa.
Me aliste no tan emocionado como antes, llego Rosa y nos fuimos rápidamente hasta
Lima, llegue a Lima a las 3 y 45 de la tarde y nos fuimos rápido al aeropuerto y salimos
hacia Trujillo, llegamos a las cinco de la tarde a Trujillo; llegamos al hotel muy
cansados nos dormimos rápido sabiendo que mañana era la competencia Nacional.
Y desperté.
Estaba confundido no sabía cómo había llegado ahí; pero después de muchos minutos
recordé y dije:
- Rosa apúrate nos toca ir a Trujillo a competir.
- Perdimos Jorge, en si nos descalificaron. – dijo Rosa.
- Discúlpame Rosa. - dijo Jorge.
- No Jorge, no te disculpes, primero es tu salud. – dijo Rosa.
- Gracias por entenderme mi amor.
40 años después.
- Rosa prepara un evento y llama a mis hijos, ya sé que mis hijos están ocupados
con sus familias, pero llámales igual, voy hacer mi último baile antes de morir.
- Jorge no lo hagas. – dijo Rosa.
- Lo voy a hacer igual Rosa. – dijo Jorge.
- Después de horas Jorge salió a bailar con Rosa los dos bailaban como si
estuvieran en su plena adolescencia, la gente y sus hijos estaban maravillados de
tanta belleza, pero de un momento Jorge se desplomo, todos se acercaron para
auxiliarlo, pero Jorge ya estaba muerto.
En el pueblo Jorge es reconocido como “el hombre que cayó de pie”, por que murió
bailando marinera norteña fue tan reconocido que hasta le hicieron una estatua. Todos
sabían que había muerto en paz porque murió haciendo lo que más le gustaba.