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Unamuno y Nietzsche

Con la “Crisis de fin de siglo” se originó en España un levantamiento


contra formas consideradas plenamente integradas y atávicas de la
cultura hispana. Se engendró una revisión crítica de la tradición
resumible en la rebelión estética contra el naturalismo, el rechazo
intelectual del positivismo y del cientificismo, así como el levantamiento
social contra la burguesía conformista. Se trató, por tanto, de un período
convulso del que Miguel de Unamuno se alimentó desarrollando su
perspectiva personal e independiente. De entre todas las problemáticas
tratadas durante esta época, fue el “problema de España” un aspecto al
que dedicó profundas reflexiones de corte lírico y ensayístico junto a los
pensadores finiseculares agrupados bajo el rótulo de Generación del
98. Frente a otros intelectuales que intentaron la regeneración española
de la mano de sistemas de pensamiento extranjeros como el krausismo,
Miguel de Unamuno, representante de la Generación del 98, no se
ordenó con ninguna tendencia europea, aunque era conocedor de la
obra de Kant, Hegel, Schopenhauer, Nietzsche y Kierkegaard.
En Nietzsche se encarnó la crítica social a la medianía social vivida y
que, en el caso de España, se había acentuado por las aventuras
coloniales de nefasto resultado y por la degradación política nacional.
En el alemán se descubre un referente renovador que criticó la moral
cristiana, situó el vitalismo frente al racionalismo y supuso una fuerte
enmienda a los acontecimientos desarrollados en toda Europa y en la
España de finales del XIX. El trabajo del alemán produjo un gran influjo
en los pensadores españoles de finales de siglo siendo, de esta forma,
la Generación del 98 afectada por su reflexión. La filosofía nietzscheana
puede acercarse a la unamuniana en algunos aspectos, puesto que, en
ambos casos, se trata de un pensamiento personal y marcadamente
lírico precedente, de alguna manera, al existencialista. Siendo por
añadidura el ámbito vital otro elemento a tener en consideración pues,
ambos intelectuales, crecieron en un ambiente profundamente piadoso,
fracturado al entrar en contacto con el medio universitario de su época.
Además, los dos ejercieron como profesores de Filología clásica
teniendo también en común rasgos del carácter como la vanidad y el
ímpetu verbal que terminaría por traducirse en enfrentamientos de todo
tipo. También se produce una influencia schopenhaueriana que en el
caso del prusiano fue efímera y de juventud mientras que en el
vascuence tuvo una mayor pervivencia. La crítica incansable, el
antidogmatismo y la consideración de la fuerza creadora de la palabra
fueron también principios cercanos al alemán. El mismo Unamuno
declaró: “El desgraciado Nietzsche, mal leído y peor comprendido”.
Pensador que vincula con el evolucionismo darwiniano y al que, como
queda de relieve, consideró de cierta valía. De hecho, los dos
intelectuales considerarían al hombre como un ser menesteroso
necesitado de enfrentamiento para su purificación, aunque en el
español, a diferencia del alemán, no se produce un análisis de las
pulsiones propias del ser humano.
Con independencia de la participación de ambos de una filosofía
tendente a desvelar lo que se encuentra tras la superficie intelectiva
caracterizada por la idea, puede detectarse un uso conceptual que, más
allá de los elementos en común, produce el alejamiento de sus
producciones. De esta manera, la tendencia unamuniana a buscar
prolongaciones escatológicas para la vida significa en Nietzsche, más
que un consuelo vital, la presencia de un espíritu decadente, nihilista y
negador de la vida. Además, la concepción de la muerte en Miguel de
Unamuno como dinamismo y eternización en una mortalidad cargada
de conciencia no es comparable al eterno retorno nietzscheano pues no
supone una dedicación a la inmortalidad por implicar una pérdida de
recuerdos negada por el vasco. Como contraste esencial puede tratarse
la consideración para con el Crucificado pues en Nietzsche implica un
ejemplo nihilista que viene a prolongar el error cometido por Sócrates y
Platón, mientras que el español pretende reflotar el mito cristiano con la
finalidad de dotar de sentido a la existencia. Este camino creativo
fundado en la poiesis que utiliza al Cristo agónico en rebeldía contra la
muerte supone en Nietzsche un decaimiento vital conducente a la
depresión existencial. 1

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Texto tomado de la web: https://reflexionesintempestivasblog.wordpress.com/2017/03/09/unamuno-
y-nietzsche/ (levemente modificado)

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