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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD ARTURO MICHELENA


FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
ESCUELA DE FISIOTERAPIA

ULTRASONIDO
TERAPEUTICO

Materia: Rehabilitación I

Profesora YENNY DA SILVA Willber Valera C.I. 18.241.875

San Diego, 10 de Octubre de 2011


EL ULTRASONIDO TERAPEUTICO

ANTECEDENTES

En la Edad Media aparecen aplicaciones de los ultrasonidos, cuando se utilizaba el campo de resonancia de un
cristal puesto en vibración, para el tratamiento de algunas afecciones neurológicas.

Hacia finales del siglo XVIII, los biólogos pudieron comprobar con estupor que el murciélago era capaz de
orientarse y volar en una habitación oscura, con los ojos tapados. Más tarde, advirtieron que esto era posible gracias a
unos gritos ultrasónicos que emiten recibiendo luego los ecos por su aparato auditivo. Se ha comprobado que algunos
cetáceos utilizan el mismo sistema para orientarse y localizar sus presas.

En 1847 se descubre el efecto Joule de magneto-constricción por el cual una corriente eléctrica puede generar
calor.

En 1880 los hermanos Pierre y Jacques Curie, descubrieron que al someter un cristal de cuarzo a compresiones
mecánicas, se producía un campo eléctrico en su superficie, y que este efecto era reversible. Naturalmente, si se
administraban cargas eléctricas alternas al cristal, éste vibra transformando una alta frecuencia eléctrica en una
vibración mecánica de la misma frecuencia.

El hundimiento del Titanic en 1912 y la Primera Guerra Mundial aceleraron el nacimiento del sonar.

En 1927 Wood y Lois inician una serie de investigaciones sobre los efectos biológicos y la utilización terapéutica
de los ultrasonidos.

En 1939 a partir de los trabajos de Pohlman, comienza a generalizarse su utilización con fines esencialmente
antiinflamatorios y analgésicos.

En 1949 se realiza el primer Congreso Internacional de Ultrasonidos en Erlangen, Alemania.

DEFINICION DEL ULTRASONIDO TERAPEUTICO

Físicamente, el ultrasonido se define como compresiones y dilataciones periódicas de la materia en forma de


ondas longitudinales, cuya frecuencia 1, está por encima del espectro audible del oído humano, mayor a 17.000 Hz 2.
Estas vibraciones de la materia, dan lugar a la producción de variaciones de presión en la zona donde vibran, generando
así las llamadas ondas de presión.

Aplicado en Fisioterapia se denomina, ultrasonido terapéutico, y ocupa un lugar importante en la gama de


terapias por medios físicos gracias a su gran efecto antiinflamatorio y analgésico.

El ultrasonido terapéutico se aplica con un aparato conformado por un generador que produce corriente alterna
(CA) de alta frecuencia, de unos 0.8 a 1 MHz, y un transductor o cabezal, constituido básicamente por un cristal, por lo
general de cuarzo, insertado entre dos electrodos, que convierte la CA en vibraciones mecánicas produciendo así el
ultrasonido. Dicha conversión se produce gracias a la inversión del efecto piezoeléctrico, el cual, al someter el cristal de
cuarzo a una carga eléctrica, reordena sus moléculas para producir una deformación que se transmite como vibración
mecánica a otro medio que esté en contacto con el cristal.

Toda esta energía producida por el transductor en un tiempo específico se le conoce como potencia, la cual es
medida en vatios (w), y sirve de base para definir otro parámetro sumamente importante en la aplicación del ultrasonido
terapéutico, la intensidad del ultrasonido. Se define intensidad del ultrasonido, como la potencia acústica transferida
1 Frecuencia: número de repeticiones de un fenómeno en un tiempo determinado.
2 Hz: Hercio, unidad de frecuencia del Sistema de Unidades Internacional.
por una onda ultrasónica a una superficie que contiene el ultrasonido. Esta intensidad se obtiene midiendo la potencia
de un aplicador dividida por el tamaño de la superficie radiante de dicho aparato, medida en centímetro cuadrado (cm 2).
La misma se expresa en w/cm2, y se puede interpretar como la cantidad de ultrasonidos que llega a cada momento a una
zona específica, es decir, se refiere básicamente a la intensidad promedio que genera el aparato ultrasónico.

Los aplicadores de ultrasonido terapéutico, emiten haces que son casi siempre de forma cilíndrica y con
frecuencias estándar entre 1 MHz y 3 MHz, siendo la penetración del haz ultrasónico en el cuerpo humano inversamente
proporcional a la frecuencia con que se aplique. Así, con 1 MHz se puede alcanzar compresiones y dilataciones de los
tejidos de poco más de 7 cm de profundidad, y con 3 MHz la penetración efectiva es de unos 3 cm, más recomendada
para tratamientos superficiales. Se ha ensayado frecuencias más bajas para alcanzar mayor profundidad, pero esto no
ofrece ventajas suficientes. En la siguiente tabla se describe la profundidad, medida en milímetros, que alcanza el
ultrasonido en diversos tejidos humanos:

PROFUNDIDAD MEDIA EN DIVERSOS MEDIOS PARA ULTRASONIDOS DE 1 MHz Y 3 MHZ


MEDIO FRECUENCIA DE 1 MHz FRECUENCIA DE 3 MHz
Tejido óseo 2,1 mm N/A
Tendón 6,2 mm 2 mm
Músculo 9 mm 3 mm
Piel 11,1 mm 2 mm
Tejido adiposo 50 mm 16,5 mm

A medida que el haz ultrasónico penetra en el cuerpo disminuye su intensidad, efecto que se conoce con el
nombre de atenuación. Dicha pérdida ocurre principalmente, por efecto de dos fenómenos: la absorción, que convierte
la energía ultrasónica en calor, y la dispersión, donde la onda se disemina progresivamente al atravesar los tejidos.
Además, también existen otros fenómenos vinculados como la divergencia, donde el haz ultrasónico se va abriendo al
atravesar los tejidos, y la reflexión, que es el fenómeno por el cual el haz ultrasónico al chocar contra una superficie es
reflejado.

Para los ultrasonidos se establece un coeficiente de atenuación, que puede ser interpretado como la cantidad de
energía ultrasónica que absorben los tejidos. Este parámetro varía con las propiedades del medio donde se aplica el
ultrasonido y la frecuencia con que se emplea. La siguiente tabla muestra el coeficiente de atenuación de algunos
tejidos del cuerpo humano:

COEFICIENTE DE ATENUACION DE ULTRASONIDOS DE 1 MHz Y 3 MHZ MEDIDO EN cm -1


MEDIO FRECUENCIA DE 1 MHz FRECUENCIA DE 3 MHz
Sangre 0,028 0,084
Tejido adiposo 0,14 0,42
Tejido nervioso 0,2 0,6
Vaso sanguíneo 0,4 1,2
Piel 0,62 1,86
Músculo 0,76 2,28
Tendón 1,12 3,36
Cartílago 1,16 3,48
Tejido óseo 3,22 N/A

Con los datos de esta tabla se aprecia lo mencionado anteriormente. Si se quiere tratar órganos más profundos
debe emplearse frecuencias bajas, entre 0,5 MHz y 1MHz, y si se quiere tratar estructuras más superficiales, como la piel
y tejidos subcutáneos, deben aplicarse frecuencias mayores, entre 2 MHz y 3 MHz.

Conforme el haz ultrasónico va penetrando, la piel va sufriendo importantes cambios. En los primeros
centímetros el haz converge en la llamada zona de Fresnel o campo próximo, donde la intensidad muestra un máximo
cerca del aplicador y un mínimo luego de este punto. Pasada esta zona, el haz diverge uniformemente, desplazándose
con mayor intensidad central en la llamada zona de Franhofer o campo lejano o distante.

El haz ultrasónico producido por un transductor terapéutico no es uniforme en toda su superficie, ya que se
crean puntos más calientes que otros. Debido a esto, es imprescindible mover el cabezal durante el tratamiento para
uniformizar el efecto y evitar los puntos calientes que se producen en una emisión estacionaria. La mayor o menor
uniformidad depende de la calidad de fabricación del cristal transductor, el cual se indica en el aparato como índice de
no uniformidad, o BNR por sus siglas en inglés (beam nonunifirmity ratio). Normalmente el BNR es de 5:1, con un
máximo aceptable de 6:1, pero también hay cabezales de alta calidad con un BNR de 2:1.

MODALIDADES DE APLICACION DEL ULTRASONIDO TERAPEUTICO

Los modos de aplicación del ultrasonido terapéutico, son dos: de forma continua o de forma pulsada. El
ultrasonido en emisión continua consiste en la producción constante de ultrasonidos por parte del transductor; esta
modalidad se ha venido usando en los últimos tiempos, en todas las indicaciones de termoterapia profunda, ya que
permite alcanzar una mayor profundidad para elevar la temperatura de los tejidos, en especial la de los tendones, de las
vainas y de las fascias.

Sin embargo, se usa también el ultrasonido en modalidad pulsada, en la cual el transductor interrumpe la
emisión del haz cada poco tiempo, lo que minimiza el efecto térmico y permite utilizar potencias mayores. Está indicado
para tratar procesos inflamatorios agudos, zonas que presenten un escaso aporte sanguíneo, traumatismos recientes en
los que el calor esté contraindicado y en dolores de tendinopatías o atrapamientos.

TECNICA DE APLICACION DEL ULTRASONIDO TERAPEUTICO

Para poder aplicar correctamente el ultrasonido terapéutico es necesario proporcionar un acoplamiento


adecuado entre el cabezal y la superficie de la piel, tratando de mantener entre estos dos elementos un contacto plano y
sin angulaciones, ya que, de formar un ángulo mayor a 15 grados se perdería buena parte del ultrasonido por reflexión.
También debe evitarse que quede aire atrapado entre la piel del paciente y el transductor, lo que haría que la mayor
parte del haz se viera reflejado. Para ello se puede usar alguna sustancia que permita un adecuado acoplamiento y
facilite el movimiento del transductor en la zona que se desea tratar. Se ha demostrado, que los geles comerciales con
tales funciones que se aplican entre el cabezal y la piel, presentan menor atenuación, alta viscosidad, olor neutro o
agradable, son más apropiados para la aplicación de ultrasonido porque son menos propensos a producir burbujas de
gas que pueden reflejar y dispersar de manera significativa el haz ultrasónico.

Los tipos de acoplamientos adecuados, son:

• Acoplamiento directo: el cabezal se aplica sobre la piel previamente limpia con jabón o alcohol al 70%. Se debe
aplicar en el área a tratar, una capa fina de gel de contacto.
• Acoplamiento subacuático: esta modalidad se utiliza para el tratamiento de superficies irregulares y áreas
dolorosas al contacto. Se debe utilizar una cubeta grande de plástico, ya que produce pocas reflexiones en la
pared. Nunca debe emplearse en los tanques terapéuticos metálicos, porque además de generar reflexiones,
existe el riesgo de un accidente eléctrico. El agua tiene que ser previamente desgasificada o hervida. La
temperatura adecuada es de 36 – 37 °C. El cabezal se sitúa a 3 cm de distancia de la zona a tratar,
manteniéndolo en movimiento, trabajando en el campo cercano del haz. El terapeuta no debe introducir la
mano en el agua; sí es inevitable, debe emplear un guante de goma para evadir el efecto difuso por dispersión.
Se emplean dosis semejantes a las usadas en el acoplamiento directo.
• Acoplamiento mixto: es usado para el tratamiento de regiones cóncavas o que no puedan ser tratadas mediante
el método subacuático. De esta forma, se interpone un globo de látex o de plástico lleno de agua desgasificada,
que se adapte a la zona. Se coloca gel de contacto entre el cabezal y el globo, y entre éste y la piel para
completar el acoplamiento. Como en la transmisión se pierde energía, en esta modalidad se usa una dosis
superior.

Antes de aplicar el ultrasonido se debe regular el aparato y fijar la potencia que se emitirá. Las unidades de
ultrasonidos terapéuticos se encuentran constituidas básicamente, por una consola en cuyo interior se halla un circuito
oscilador de alta frecuencia y los mandos de control, que suelen ser: puesta en marcha, intensidad, tiempo de
aplicación y, en algunas unidades, selección de modalidad de aplicación continua o pulsada. El emisor piezoeléctrico se
encuentra en el cabezal, es impermeable, y puede ser de diversos tamaños y frecuencias, presentándose en algunos
aparatos la posibilidad de sustituir los cabezales para cambiar la frecuencia de emisión.

Se han desarrollado dos técnicas de aplicación del ultrasonido terapéutico, la estacionaria y la de movimiento.
En la estacionaria, el cabezal puede mantenerse fijo o moverse lentamente hacia adelante y hacia atrás, en una zona
reducida. Esta técnica se usa pocas veces, porque suele producir un aumento rápido de la temperatura en un área muy
pequeña, lo que resulta difícil de controlar. En cambio, la técnica de movimiento es mucho más usada, ya que, el
aumento de temperatura producido por ésta se puede controlar con mayor facilidad. Esta técnica consiste en emplear
movimientos relativamente cortos de unos 3 cm de longitud, superponiendo cada movimiento con la superficie,
abarcada por el movimiento anterior y con el aplicador moviéndose en forma gradual, en una dirección perpendicular a
la de los movimientos efectuados. Pueden emplearse también movimientos circulares aunque son un poco más difíciles
de dominar.

También puede ser modificada la distribución del calor generado por efecto de la temperatura de la superficie
del aplicador. Cuanto más baja es esta temperatura, mayor es la absorción de calor en la piel y más profundos los picos
máximos de temperatura que se encuentran en los tejidos, por lo que si se requiere un calentamiento profundo ha de
considerarse esta variable. Es importante emplear un aplicador con pérdidas eléctricas o mecánicas mínimas que
mantengan una temperatura constante durante todo el proceso. Si el aplicador se calienta de manera apreciable
después del tratamiento en una zona, debe enfriarse en agua corriente antes de iniciar el tratamiento en otra zona.

Se ha demostrado también que cuando se trata con ultrasonido una articulación mayor, cubierta por una
cantidad importante de tejido blando, el calentamiento más intenso se produce en la parte más superficial de los
huesos. En sujetos voluntarios se encontró que la temperatura que se alcanza en los tejidos ubicados delante del hueso,
dependía no sólo del espesor del tejido blando y de la intensidad del ultrasonido sino también de la interacción entre
estos dos factores. Por lo que, si en un individuo delgado la intensidad es muy alta, los niveles de tolerancia en la
superficie ósea se superan antes que se produzca la conducción del calor hacia los tejidos que se encuentran delante del
hueso.

Para tratar articulaciones complejas como las del hombro o cadera se deben emplear tres campos de aplicación,
uno anterior, uno posterior y uno lateral, ya que a través del hueso no es posible el tratamiento. En el caso de la
articulación de la cadera es necesario tomar precauciones especiales en la zona de aplicación lateral para evitar dirigir el
haz de ultrasonido hacia el trocánter mayor. También es esencial que algún ejercicio de estiramiento se efectúe durante
o inmediatamente después del tratamiento con ultrasonido. Por ejemplo, la cara anterior de la articulación coxofemoral
puede ser tratada con ultrasonido y estirada en la posición de Thomas, esta es con el cuerpo en decúbito supino y en la
cual un miembro inferior está extendido y el otro flexionado en la cadera y rodilla, presionando el muslo contra el
tronco, permitiendo así estirar el flexor de la cadera del miembro que se encuentra extendido.

EFECTOS FISIOLOGICOS DEL ULTRASONIDO TERAPEUTICO

Una vez que el haz ultrasónico está dentro del cuerpo, las partículas del medio penetrado reaccionan
moviéndose rápidamente a razón de 10 a 26 cm/s, creándose una presión en el entorno inmediato a las ondas
ultrasónicas de 1 a 4 atmósferas, lo que desencadena efectos fundamentales tales como:

1. Efectos térmicos: la onda ultrasónica absorbida por los tejidos atravesados por el haz, hace vibrar a altas
frecuencias las moléculas de dichos tejidos, y a consecuencia del roce, esta energía mecánica absorbida acaba
convirtiéndose en calor. El grado de absorción y conversión de esta energía depende del coeficiente de
absorción de los tejidos, de las interfaces que los separan, del tamaño de la zona tratada, de la frecuencia y del
tiempo de aplicación del ultrasonido, por lo que el aumento real de la temperatura en los tejidos resulta
bastante impredecible debido a que suelen entrar en juego otros factores, como son el aumento de la
circulación local y el grado de disipación de calor hacia los tejidos circundantes.

Las temperaturas que se obtienen en los tejidos dependen de la potencia total del aplicador ultrasónico.
Generalmente una zona de 8 a 10 cm2 requiere de 5 a 10 minutos de tratamiento y se considera la más grande a
tratar. Tres grupos de investigadores encontraron que con la aplicación del ultrasonido aumenta el flujo periférico de
sangre arterial y se puede cambiar el metabolismo de los tejidos, beneficiando los procesos de cicatrización al
aumentar la síntesis proteica.

La evidencia experimental muestra que estas reacciones se deben al aumento de temperatura causado por la
energía ultrasónica, observándose también un aumento en la permeabilidad de las membranas biológicas y una
alteración de los potenciales de dichas membranas.

La mayor absorción se produce en tejidos ricos en colágeno, haciendo al ultrasonido el medio ideal para actuar
sobre tendones, vainas y fascias, sin embargo, en los tejidos ricos en agua o sangre la absorción es escasa y es poco
eficaz para calentar los músculos, por lo que carece de fundamento la aplicación del ultrasonido en un músculo como
preparación al ejercicio. A nivel óseo, el periostio recibe siempre una intensidad mayor por la reflexión del haz
ultrasónico contra el hueso, por ser un tejido con una gran inervación, una dosis excesiva de ultrasonido térmico
ocasiona molestia y profundo dolor en esta zona.

Se han estudiado también en forma amplia, los efectos de la energía ultrasónica sobre el tejido nervioso,
demostrándose que la mayoría de ellos se debe exclusivamente al efecto del calentamiento. Así mismo, se probó que la
aplicación de ultrasonido terapéutico aumenta la velocidad de conducción nerviosa, y que además, se pueden producir
bloqueos temporales por dicha conducción, y aumentar o disminuir los reflejos espinales. La aplicación de radiación
ultrasónica sobre los nervios simpáticos puede producir un aumento en la vascularidad y temperatura de la piel.

2. Efectos no térmicos: aunque las reacciones biológicas producidas por el ultrasonido se deben mayormente a la
elevación de la temperatura, existen también reacciones que se deben a efectos no térmicos.

Se ha encontrado que la alteración de la permeabilidad de las membranas biológicas no sólo se altera por la
elevación de temperatura, sino también por el efecto mecánico de “micromasaje" que se genera a nivel celular al aplicar
ultrasonido, que comprime y separa las células sucesivamente, favoreciendo el intercambio iónico entre la célula y los
fluidos intercelulares.

También se conocen numerosas reacciones de cavitación gaseosa, no obstante la mayoría de ellas se producen
sólo en los tubos de ensayo; se ha determinado que pueden destruirse células en el organismo por presencia de grupos
aislados de burbujas microscópicas de gas o vapor en los tejidos. Durante las compresiones y descompresiones
sucesivas de las partículas del cuerpo, estas burbujas se reducen y se expanden en la llamada cavitación estable, pero a
elevadas intensidades, esta cavitación se puede convertir en cavitación inestable, lo que suele causar la implosión y
colapso de dichas burbujas.

Otro efecto no térmico observado por la aplicación de ultrasonido terapéutico es la modificación de la velocidad
de síntesis proteica, que estimula la reparación de los tejidos. El mecanismo analgésico también se debe a la
estimulación de los mecanorreceptores tisulares, los cuales modulan las aferencias dolorosas.

DOSIMETRIA DEL ULTRASONIDO TERAPEUTICO

El efecto terapéutico del ultrasonido depende de las dosis aplicadas, y aunque no hay un consenso acerca de la
dosis recomendada, la tendencia actual es trabajar con dosis bajas, por tiempos cortos y en una zona de tratamiento
muy localizada.
Los factores que determinan la respuesta biológica al ultrasonido son la elevación de la temperatura en los
tejidos y la duración de dicha elevación, sin embargo, sólo pueden obtenerse mediciones exactas de la energía
ultrasónica que entra a los tejidos y el
tiempo de duración del tratamiento con estimaciones del efecto tisular del ultrasonido.

Para fines terapéuticos es necesario determinar el total de potencia ultrasónica. Las intensidades útiles en
terapia usadas con un aplicador móvil oscilan entre los 0.5 a 4 w/cm 2 y con una aplicación fija suelen emplearse
intensidades inferiores a 1 w/cm2, dependiendo del umbral de tolerancia del paciente. Para resultados intensos en
regiones profundas como la articulación de la cadera puede llegar a ser necesario emplear intensidades de hasta 4
w/cm2 y una potencia total de 40 w. Para un calentamiento moderado pueden usarse intensidades de hasta 2 w/cm 2 y
una potencia total de 10 a 20 w, y para un tratamiento muy superficial o leve pueden utilizarse intensidades menores a 1
w/cm2 con una potencia total de 1 a 10 w.

La duración del tratamiento suele ser de 5 a 10 minutos por región afectada y generalmente con aplicación
diaria, aunque esto es una decisión muy personal del fisioterapeuta de acuerdo a su experiencia y a la evolución al
tratamiento. Para casos agudos o con inflamación se ha recomendado aplicaciones diarias, incluso hasta más de una, y
para casos subagudos y crónicos, aplicaciones interdiarias.

INDICACIONES DE APLICACION DE ULTRASONIDO TERAPEUTICO

El uso terapéutico del ultrasonido sigue teniendo gran importancia, y sus indicaciones, en lugar de disminuir con
la incorporación de nuevos medicamentos, siguen incrementándose e incluso se generalizan algunas específicas.

Un adecuado conocimiento de los principios físicos y consecuencias biológicas que rigen su actuación, así
como las técnicas de aplicación, precauciones y contraindicaciones que deben considerarse, son absolutamente
imprescindibles para quienes, como los fisioterapeutas, van a utilizarlos de manera habitual en pacientes. Entre éstos
tenemos:

• El ultrasonido puede disminuir el dolor alterando su transmisión y percepción o modificando las condiciones
locales que lo causan. La analgesia por ultrasonido está relacionada con cambios de la velocidad de conducción
de los nervios en la eliminación de mediadores del dolor por un aumento de la circulación y en la
permeabilidad de la membrana celular, que disminuye la inflamación y facilita la regeneración tisular.
• El ultrasonido, como toda termoterapia, estaba contra indicada en los procesos inflamatorios ya que podría
agravarlos, aunque se diera en dosis bajas, atérmicas. Actualmente con las modificaciones y con las
modalidades pulsadas atérmicas, se puede aplicar en la fase precoz de la inflamación aguda como revulsiva
(promotora de inflamación), sin agravar y para acelerar la curación. En el aumento agudo, es adecuada la
modalidad pulsada, con un 20% de tiempo de pulso a 0.5 W/cm durante 5 minutos; y también el ultrasonido
continuo en dosis muy bajas, de 0.5 W/cm.
• En la fase de inflamación crónica, el incremento de la inflamación y la aceleración reparadora por ultrasonido es
menos evidente. Para esto, se recomienda tanto el ultrasonido pulsado como el continuo para disminuir el
dolor y acelerar la curación. En caso de que haya poca inflamación, el pulsado actuaría por vasodilatación como
termoterapia suave. En fase muy crónica, es útil el calor para facilitar la circulación y los estiramientos; en
estos casos está indicada la modalidad continua y térmica.
• Los parámetros para acelerar la cicatrización y disminuir el dolor en heridas quirúrgicas son el ultrasonido
pulsado del 20% a 0.5-0.8 W/cm, durante 3-5 minutos todos los días. El ultrasonido también es útil en heridas
quirúrgicas ginecológicas y episiotomía, siendo capaz de reducir el hematoma y el dolor, a 0.5W/cm durante 5
minutos.
• En caso de retraso de consolidación ósea se aplica el ultrasonido en dosis muy bajas, de 0.03W/cm (a nivel de
la ecografía).
• Para las úlceras, los parámetros aconsejables son, 1 ó 3 MHz, pulsado 20%, 0.8-0.1 W/cm, por 5-10 minutos.
Se aplica primero una capa de gel, la úlcera, llena de suero y cubierta con plástico y gel, el cabezal se cubre con
la lámina de plástico fino.
CONTRAINDICACIONES Y PRECAUCIONES DEL ULTRASONIDO TERAPEUTICO

El ultrasonido es un agente de calentamiento muy poderoso, y por tanto debe aplicarse con las precauciones
adecuadas, con las dosis idóneas y con las técnicas correctas. Sin embargo, existen pocas contraindicaciones
específicas tales como:

• No debe aplicarse en el ojo ya que produciría cavitación en el medio líquido de éste.


• No debe aplicarse en el útero grávido debido a la posibilidad de cavitación del líquido amniótico y malformaciones
en el feto como resultado del daño térmico.
• No debe aplicarse en las neoplasias.
• No debe aplicarse en la columna vertebral en un nivel superior a L2 después de una laminectomía, esto por la
posibilidad de provocar daño a la médula espinal que está más desprotegida.
• No debe aplicarse en las prótesis totales con partes de cemento plástico o metacrilato debido a la posibilidad de
calentamiento excesivo no deseado de dichos materiales, que podrían fusionarse.
• No debe aplicarse en presencia de marcapasos, por la posibilidad de producir daño mecánico en el circuito.
• No debe aplicarse los casos de tromboflebitis y trombosis venosa.
• No debe aplicarse estacionariamente sobre una arteria, ya que puede producir daño epitelial.
• No debe aplicarse en las gónadas ni en los implantes mamarios de silicona, por las reflexiones múltiples que se
producen.
• No debe aplicarse en epífisis en crecimiento en niños.
• No debe aplicarse en la inflamación aguda por infección.
• No debe aplicarse en las fracturas con dosis muy bajas, ya que acelera la formación de callos, pero a dosis altas la
interfiere.
• No debe aplicarse en la isquemia.
• No debe aplicarse en las neuropatías, puede producir o agravar el bloqueo del nervio.

SONOFORESIS O FONOFORESIS

La sonoforesis o fonoforesis consiste en la utilización del haz ultrasónico para aumentar la penetración de
medicamentos aplicados tópicamente y, aunque no se sabe con certeza como esto ocurre, se cree que se debe al
aumento de permeabilidad de las membranas celulares relacionado posiblemente con el efecto térmico.

La penetración depende del grado de transmisión del gel aplicado, de la frecuencia del ultrasonido y de la
hidratación de la piel. En fármacos como la hidrocortisona se puede utilizar los geles ya listos para uso dermatológico, o
prepararlos personalmente agregando hidrocortisona al 1 ó 10% al gel normal de acoplamiento para el ultrasonido, esta
técnica se recomienda principalmente para artrosis, bursitis, capsulitis, tendinitis, fascitis, esguinces, tejido cicatrizal,
neuromas y adherencias. En la lidocaína se puede mezclar el gel normal de acoplamiento para el ultrasonido con una
solución de lidocaína al 1% o usar preparados comerciales de lidocaína con corticoesteroides para el tratamiento
mayormente de los puntos de gatillo.

En los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como el ibuprofeno, piroxicam, ketoprofeno y el dicoflenato se


pueden usar los geles comerciales del 0.5 al 5% preferiblemente con ultrasonido de 3 MHz. Al igual que los AINE, con
los fármacos salicilatos pueden usarse los geles comerciales con las indicaciones normales de los mismos. Al usar
sonoforesis con capsaicina debe hacerse con crema comercial y con mucha precaución debido a la posibilidad de
rubefacción e irritación cutánea que ésta produce.

BIBLIOGRAFIA

1- Krusen, Kottke, Lehmann. Medicina física y rehabilitación. Editorial Panamericana 1993. 325-345.
2- Martínez Morillo, Pastor Vega, Sandra Portero. Manual de medicina física. Editorial Harcourt Brace 1998.294-
307.
3- Plaja Juan. Analgesia por medios físicos. Editorial McGraw Hill/Interamericana de España 2003. 115-139.

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