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MENSAJE

HE S. E. EL SEÑOR GOBERNADOR DE LA PROVINCIA


DE BUENOS AIRES

D. JUAN ORTIZ DE ROZAS

Al. ASU M IR E L MANDO

El. 12 DE JULIO DE 1913

LA PLATA
TALLER DE IMPRESIONES OFICIALES
Señores Senadores:
Señores Diputados:
Saludo reverente en vosotros al pueblo de Bue­
nos Aires, y al asumir en su nombre y por su vo­
luntad libremente expresada el Poder Ejecutivo
de la Constitución, invoco al Ser Supremo para
que sugiera en mi espíritu levantados ideales y
medios adecuados para realizarlos.
El programa que me propongo desarrollar en
el brevísimo término de mi mandato, se sintetiza
en dos grandes aspiraciones que son eco fiel de
los anhelos públicos, del programa del partido
que levantó mi candidatura y concuerdan al mis­
mo tiempo con actos solemnes producidos por
esta Honorable Legislatura con el aplauso unáni­
me de la opinión.
Aspiro a presidir una evolución franca y sin­
cera hacia los principios y las prácticas funda­
mentales de la democracia, rodeando al comicio
de los prestigios que le corresponden como fuente
única de toda autoridad y de todo poder emana­
do de la soberanía del pueblo.
Aspiro, asimismo, a establecer en todos los de­
parlamentos del gobierno un orden perfecto, una
severa economía y el contralor a que deben estar
sometidos todos los que manejan caudales públi­
cos, desde el gobernador abajo.
Tengo plena confianza en que la primera parte
del programa ha de cumplirse satisfactoriamen­
te. La reforma electoral sancionada por Vuestra
Honorabilidad es una ley de indiscutible superio­
ridad sobre la que le ha servido de modelo y que
tan favorablemente fué acogida por el pueblo de
la Nación.
Todos los actos preparatorios de la elección,
desde el sorteo de las comisiones empadronado­
ras, hasta la instalación de las mesas receptoras
de votos, tienen el contralor de la publicidad y la
fiscalización de los representantes de todos los
partidos.
El Registro Cívico se basa en el padrón mili­
tar; pero la inscripción hecha personalmente en
el domicilio del elector, previa presentación de su
libreta de enrolamiento, evitará la incorporación
de los que pretendan figurar en él dando un falso
domicilio.
El sistema de la ley provincial es perfecto en
cuanto garantiza a todos los partidos, o grupos,
una representación proporcional al número de
sus adherentes, mientras que la representación
de la minoría por la lista incompleta, sólo lo acuer­
da — en proporción limitada — al partido que ob­
tenga la segunda mayoría, quedando las demás
agrupaciones sin representación alguna. Final­
mente la nueva ley provee a la represión de los
abusos, fraudes u omisión, con una severa pena­
lidad cuya aplicación corresponde a la justicia or­
dinaria, de suelte que, cada partido, o cada ciu­
dadano, tiene en sus manos los medios eficaces
paia protejer sus derechos.
Respecto a la intervención que corresponde al
Poder Ejecutivo o a los funcionarios de su de­
pendencia en la aplicación de la nueva ley, decla­
ro solemnemente que ningún partido gozará de
prerrogativas que no sean comunes a todos y que
no he de amparar acto alguno que tienda a coartar
en lo más mínimo la libertad de los electores.
La segunda parte de mi programa ha de ser sin
duda de más difícil cumplimiento, dado el término
angustioso de que podré disponer y la necesidad
de desarraigar viejas tendencias hacia la prodiga­
lidad reveladas en las diferentes esferas adminis­
trativas.
Llamado inesperadamente al gobierno, del que
me separé al terminar la administración del señor
Ugarle, dejándola en un estado de extraordinaria
prosperidad, no alcanzo a explicarme las causas
que hayan podido producir la difícil situación pre­
sente, cuando los ingresos del tesoro han excedido
a más del triple de los de aquella época. Me ha fal­
tado el tiempo y los elementos directos de juicio,
para traer ante esta asamblea opiniones categóri­
cas y fórmulas meditadas para reparar posibles
errores cometidos.
Me inclino a creer que la exuberante prospe­
ridad alcanzada por la Provincia y la precipitada
valorización de la propiedad raíz, han extraviado
el criterio de algunos de mis predecesores en el
gobierno, induciéndolos al aumento inconsidera­
do de los presupuestos, incorporándoles empleos
u organismos administrativos de dudosa necesi­
dad, creando un personal de asesores y comisio­
nes extraordinarias, encargado de relevar a los
funcionarios de estudios y tareas que les son pro­
pias; y finalmente, a emprender costosas obras
públicas cuyos recursos, no realizados en gran
parte, las dejan inconclusas y endeudadas.
Si a esto se agrega la falta de energía en la per­
cepción de los impuestos ordinarios y especiales,
denunciada en la reciente memoria de la Dirección
de Rentas por el celoso funcionario que ha estado
interinamente al frente de esa importante repar­
tición, no cabe dudar que ha de encontrarse en
esos hechos la causa perturbadora de las finanzas
de la Provincia.
El ícmedio que se impone, no puede ser otro
que el señalado por el señor Gobernador Proviso­
rio en su mensaje a esta Honorable Legislatura.
E s indispensable reaccionar contra la tendencia a
engrosar los presupuestos a título de realizar
obras de progreso que no sean de absoluta ne­
cesidad y a dictar leyes especiales sin crear recur­
sos efectivos para cubrir los gastos autorizados.
E s forzoso suprimir todo lo superfluo y resignar­
nos durante algún tiempo a una vida de severa
economía, mejorando y activando enérgicamente
la percepción de las rentas con que han de sanear­
se nuestras finanzas.
No se me oculta que dejo sin tratar muchos
asuntos de grande interés público, como los que
se refieren a educación común, salubridad, poli­
cía, vialidad, obras de desagües, canales, etc., de
que he de ocuparme con solícito empeño; pero
creo que incurriría en justificada crítica, si me ex­
tendiera en promesas de imposible cumplimiento
en los pocos meses de que podré disponer.
Entiendo que lo que la opinión pública ha de
reclamar de mi probidad de gobernante, es la apli­
cación estricta de la nueva ley electoral, llamada
a afianzar el imperio de la democracia y las medi­
das de previsión, orden y economía indispensables
para normalizar la Administración.
Si con vuestro apoyo lograse alcanzar tan gran­
des fines, diría, repitiendo la conceptuosa frase
evangélica, que todo lo demás nos será dado por
añadidura.

Señores Senadores:
Señores Diputados:
Al retirarme de este recinto, llevo en el alma la
grata esperanza de que durante mi gobierno nin­
gún partido político ha de sentirse inclinado a re­
clamar el auxilio de un poder extraño, que venga
a garantizarle el ejercicio de sus derechos cívicos,
deprimiendo para ello los fueros y la soberanía de
la Provincia de Buenos Aires.

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