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El palmar de la COPE es una aldea perteneciente al Municipio Torbes del estado Táchira, está ubicado a 10

kilómetros de la capital del municipio, vía al llano con una extensión de terreno de aproximadamente de 20km2

Los primeros pobladores de el Palmar de la Copé, fueron, los señores Cecilio Patiño, Melanio Contreras, Miguel
Sayago, Julio Labrador y otros ya fallecidos, eran los dueños de las fincas y vivían de la agricultura, de la
ganadería y de la caza; cosechaban café, caña, cambur, ocumo, naranjas, aguacates, lechosas y limones, entre
otros rubros agrícolas.

Vivían en un ambiente rural en casas de bahareque, con techos de paja o zinc. Con la caña de azúcar y los
trapiches, que eran movidos por bestias o bueyes, elaboraban las panelas. Los obreros que trabajaban en aquellas
fincas recibían por sus labores cincuenta céntimos de bolívar diarios como pago por jornada de trabajo.

Las casas de entonces contaban con extensos terrenos, y los habitantes trabajaban esas tierras para satisfacer sus
necesidades. Comercializaban los productos obtenidos de la agricultura y de la cría de animales como gallinas,
vacas, chivos, patos y cerdos, entre otros, en aldeas y mercados de San Cristóbal, San Josecito a donde podían
movilizarse.

En aquel tiempo habían diversas fincas como las de José Moros, Segundo Ramírez y la familia Useche, en la
parte alta de El Palmar Viejo, y por la parte baja estaban las propiedades de los Useche, Colmenares, Pacheco y
Miguel Varela; por donde hoy están las Terrazas I y II, había una sociedad de los Pacheco y un potrero
denominado Los Cuberos.

En el pasado no existía transporte automotor, solo habían caminos reales y para el traslado de las cargas del
mercado, se usaban las bestias. El primer transporte que existió fue el de “Los Pirateros”, una camioneta pequeña
de los señores Dimas Carrillo y Miguel Hernández, también conocido como “Coreano”, en la que se movilizaban
los productos y traía el mercado desde los establecimientos comerciales de San Cristóbal.

Para esa época no existía el acueducto, energía eléctrica, ni servicio de cloacas. La bodega más conocida estaba
en la parte alta de El Palmar Viejo y la llamaban “Casa Teja”; allí se reunían los habitantes de la Aldea, en su
mayoría hombres a jugar bolas criollas, zicuela y boliche; vendían guarapo, chicha, masato, pasteles y miche
cachicamo, todo elaborado en la misma casa. Los domingos se convertía en centro de reunión para los
integrantes de la familia.

El agua la sacaban de las nacientes y después de mucho tiempo fue que construyeron el primer acueducto
llamado “Las Canales”. Utilizaban lámparas “Coleman”, de kerosén y velas de cebo para alumbrar en las noches.
Las mujeres parían a los hijos en las casas, asistidas por “parteras”, pues allí no había médicos, ni hospitales.

El señor Modesto Mantilla fue el pionero en solicitar la primera escuela que existió en el Palmar. Fue cuando
nació la idea en 1947, fundada en 1970 con el nombre de Escuela Mixta. El primer educador fue el maestro
Virgilio. En esos años sólo había dos salones para impartir clases de primero, segundo y tercer grado en la
mañana y de cuarto, quinto y sexto en la tarde, a donde asistían los niños de la zona.

No había red de cloacas, ni sanitarios; los habitantes hacían sus necesidades fisiológicas alrededor de sus casas o
en los pozos sépticos construidos en una parte del solar, por lo cual se contaminaba el ambiente aunque el paisaje
era en 80% natural por la baja densidad poblacional. El ambiente no ha sido modificado de modo significativo, el
aire se percibe puro por la ausencia de contaminación y por la abundante vegetación, condiciones que se
conservan.

El señor Antonio Navarro era el de mejor posición económica, debido a sus propiedades en extensos terrenos.

No había Iglesia, a los niños los bautizaba el padre Somaza en los potreros llamados “Los Balza”, donde ahora es
la casa de la señora Antonia Vivas. Allí los creyentes oraban y habían dos piedras, una con una imagen de San
Antonio y la otra de la Virgen de Lourdes. Estas aún se encuentran en ese sitio.
A los difuntos los trasladaban en hamacas o chinchorros para enterrarlos en el cementerio ubicado en el Caserío
La Mesa, distante a este sector.

Los hombres que se dedicaban a la agricultura y a la ganadería se vestían con camisas “guayaberas” y de
“galantias”, y los pantalones eran con botas acampanadas. Las mujeres por su parte, se dedicaban a la costura,
preparación de alimentos y ayudaban en la siembra de hortalizas.

Entre hombres y mujeres formaban parrandas o bailes de música con instrumentos de cuerdas como cuatros y
guitarras; las damas cambiaban el baile de una melodía por algún producto alimenticio o de limpieza, que el
caballero le brindaba para poder danzar con ellas.

En las fincas de Miguel Varela había mangas de coleo e incluso se celebraban ferias, donde elegían a la reina de
la Aldea. La primera de ellas fue la señorita Marisol Useche, pero al poco tiempo estas actividades fueron
suspendidas. Cuentan los vecinos que el señor Cecilio Pérez hizo huelga de hambre para que se continuaran
celebrando, pero esa lucha no tubo el éxito esperado.

En aquella época no existía vigilancia policial. Las personas resolvían entre ellos sus diferencias y muchos
tomaban la justicia con sus manos con hechos lamentables. En la década de los años 80, fue elegido el señor
Pablo Paredes como el primer Comisario de el Palmar, la primera autoridad civil de la zona.

La carretera de el Palmar se construyó durante el gobierno del General Marcos Evangelista Pérez Jiménez a
mediados de 1948. Se ingresaba por Caño Amarillo y se subía por Vega de Aza, pero esta vía fue destruida por el
temblor ocurrido en 1982, por lo que fue necesario construir una nueva vía, la que se encuentra actualmente.

El servicio de energía eléctrica se inició en la década de los años 70 cuando llegó la electricidad por sistema de
cable. En 1990 comenzó la ejecución del proyecto de la urbanización “Terrazas de El Palmar”, con tres terrazas
las cuales cuentan con un promedio aproximado de doscientas viviendas por sector y también se edificó un
Simoncito llamado los Chiquilines, como también una escuela de labores, donde las mujeres de esta Aldea
realizan diversos cursos, tales como peluquería, manicuristas, podologías, manualidades, cerámica, reposterías y
otros.

En 1993 se inició la pavimentación de las calles, y ese mismo año, se hizo realidad el servicio de transporte
público con el autobús de El Corozo (Bonanza), después se incorporaron las empresas Trainza, Brisas de el
Palmar, y por último la Línea Rómulo Gallegos.

En 1993, las casas de la urbanización “Terrazas de El Palmar”, fueron sorteadas y entregadas por el Gobernador
Francisco Ron Sandoval, sin sistema de aguas blancas, ni energía eléctrica; con servicio de aguas negras, pero sin
aparatos sanitarios. Sus primeros habitantes tuvieron que abastecerse del vital líquido con mangueras que venían
de la casa de la señora Isabel.

A mediados de 1994 la empresa Hidrosuroeste instaló las redes para el abastecimiento del servicio de agua
durante tres días a la semana. La energía eléctrica se interrumpía y se restituía con irregular voltaje de hasta tres
días, lo cual ocasionó daños en muchos artefactos eléctricos.

Hoy día El Palmar de la Copé, Sector Viejo, es una ciudad dormitorio, ya que, una gran parte de sus habitantes
cumplen funciones laborales, educativas u otras en la ciudad de San Cristóbal. Es importante resaltar que este
sector del estado Táchira, por las características de sus terrenos que son estables, es a corto, mediano y largo
plazo un sector de posible crecimiento en lo referente a la construcción de áreas urbanas para la solución
habitacionales, porque en un futuro cercano por ese sector se podrá construir una vía de acceso alterna para llegar
a la capital del estado.

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