La importancia de leer

Laureano Guerrero

La importancia de leer
Dirigida por Isael Pérez

La importancia de leer
Laureano Guerrero
ISBN:
2020

Editorial SANTUARIO
Av. Pedro Henríquez Ureña No. 134,
La Esperilla, Santo Domingo, Rep. Dom.
Email: editorialsantuario@gmail.com
http://editorialsantuario.blogspot.com
Tels.: 809 412-2447; 809 637-1918

Diagramación y diseño de portada:

Amado Santana (amado_alexiss@yahoo.com)
(809) 4775602

Impreso en República Dominicana

Printed in Dominican Republic
C uando aprendí a leer, lo hice igual que todos los niños;
sin ninguna pretensión, quizás como una responsabilidad
familiar o tal vez como un instinto cívico desconocido.
Para la época y mucho tiempo después, muy lejos estaba
de pensar que en el otoño de mi vida, fueran las lecturas las
que cambiarían mi existencia, trasformarían mis hábitos y me
proporcionarían las mayores satisfacciones.
Sí, porque realizando las cosas propias de cada etapa,
siempre nos mantuvimos apegados a la lectura, quedándose
grabados en mí las novelas y cuentos de los clásicos que en
mi primera juventud fueron mis preferidos. Imborrables me
resultan todavía hoy los libros de Hans Christian Andersen,
Antón Chejóv, Máximo Gorki, Nicolái Gógol, León Tolstói,
Boris Pasternak y Mijaíl Sholojov.

León Tolstói Hans Christian Andersen

Antón Chejóv

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La importancia de leer
 Más tarde, impactarían en mí las obras del profesor Juan Bosch
y las de los autores que dieron origen al llamado boom de escritores
latinoamericanos, cuyos rostros más conocidos fueron Gabriel
García Márquez, Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Julio Cortázar y Mario
Vargas Llosa, entre otros.

.
Mario
Vargas
Llosa

.
Gabriel
García
Márquez

Fue leyendo a estos últimos au-

tores, y rebasados ya los cincuenta
años de edad que un día, lleno de
satisfacción por el contenido de lo
que sostenían mis manos, me dije:
“Yo podría escribir algo así”. En
efecto, entusiasmado, di inicio a mi
primera novela, que finalicé al cabo
de seis meses de trabajo, y a la que
titulé Mi niño lindo.

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Laureano Guerrero
 Tanta fue la satisfacción que provocaron en mí las opiniones de
quienes leyeron mi primera obra, que no pude parar de escribir. En
la actualidad, doy forma al que será mi décimo libro.
Esta dedicación ha traído consigo que diversos críticos litera-
rios, tanto nacionales como extranjeros, hayan tomado en cuenta
mi producción literaria para sus análisis, concluyendo siempre en
un diagnóstico positivo. Con cierta frecuencia, he tenido que asistir
a programas de radio y televisión, dar charlas en centros académi-
cos universitarios y acceder a entrevistas de enfoques literarios.
Tales ejercicios obligan cada vez más al estudio y la preparación, y
tienen además el beneficio de la satisfacción, al saberte foco de luz
y orientación para muchas personas.
El saber que en diferentes hogares reposa alguna obra tuya y que
alguien allí habrá de leerla; que al penetrar a algún lugar público ojos
que antes fueron indiferentes hoy te miren y que se hable de ti, es algo
ciertamente comprometedor, pero al mismo tiempo, muy alentador.
Si hoy en día es inocultable que el libro mantiene una rivali-
dad con la tecnología, que los grandes revolucionarios de hoy, los
famosos, los que mayores influencias ejercen en la humanidad y
acumulan mayores fortunas, no son los escritores sino los creadores
de la era digital; es decir, Bill Gates, Steve Jobs, Mark Zuckerberg
y Jeff Bezos, entre otros; también es cierto que lo que estos sabios
aprendieron, lo hicieron en los libros. Los grandes líderes mundiales
de ayer y de hoy usan las computadoras y sus aditamentos, pero
tengamos la seguridad de que sus conocimientos los adquirieron
en los libros y que, incluso, las mismas computadoras, tabletas y
aparatos telefónicos, fueron construidos por hombres y mujeres
que sacaron sus conocimientos y aplicaron sus lógicas después de
haber abrevado en los libros. Porque es en los libros, jóvenes y ni-
ños, donde se encuentra la esencia de las cosas, anida la sabiduría
milenaria y se adquieren los más elevados conocimientos.

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La importancia de leer
 El joven que se ata a la tecnología en detrimento de los libros
podrá “divertirse”, pero es seguro que perderá la oportunidad de
encontrarse con su yo profundo, y nunca obtendrá en verdad
una formación cabal ni los imprescindibles valores humanos que
embellecen y dan dignidad plena a la vida, esos que estremecen el
alma y que sólo se encuentran en las páginas de los grandes libros.
Aunque en diversos escenarios se me presenta como escritor,
nunca llego a creerlo verdaderamente; más bien, prefiero pensar
que soy apenas un aficionado.
Uno de los dioses de la literatura, el mexicano Carlos Fuentes,
al hablar del lenguaje del instinto en su libro El instinto de Inés,
expresa que si es cierto que el silencio tiene un valor fundamental
para la poesía, la música y la vida diaria, cierto es también que el
lenguaje es lo que comunica a los seres humanos. Y agrega que,
cuando el lenguaje aparece, aparece la historia, el mundo fue creado
por Dios, pero la historia fue creada por los hombres y lo primero
que éstos crearon fue el lenguaje.

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. Carlos Fuentes

Así, es propicio aconsejar que aunque en este instante de la

historia, el periódico, el libro y el papel en sentido general, viven un
momento de pocos estímulos por la presencia del mundo digital,
base de las tecnologías modernas, los hombres y mujeres conscien-
tes tenemos la imperiosa responsabilidad de luchar porque nuestro
lenguaje no se banalice cada vez más y pase a ser un instrumento
irrelevante. No importa que las librerías estén cerrando o que las
editoras se conviertan tan solo en impresoras. No, tenemos que
convencer a nuestros niños y jóvenes de que los seres humanos
no pueden retroceder hacia la incomunicación; o perderíamos
burdamente lo que nos separa de los animales, que solo balbucean
y efectúan señales; que las sociedades serán mejores en la medida
en que apliquemos humanismo genuino a los nuevos inventos y
sigamos desarrollando los ya existentes. Ese humanismo habita,
mayormente, en los libros.
Hay que insistir en que solo las personas que leen se convier-
ten en más inteligentes. De poco sirve haber nacido con un alto
coeficiente intelectual si no se le cultiva, y mucho menos si se des-
perdicia con conductas y ejercicios triviales o de autodestrucción.
Sólo los libros nos permiten concentrarnos plenamente, y nada es
tan saludable para la mente humana.

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La importancia de leer
 Tenemos que recordarles además algo elemental: quien escribe
un libro ha pasado por diversas vivencias, reflexiones, sucesos,
y nos está regalando en sus páginas un tesoro de vida vivida, de
experiencias y conocimientos que tardarían años y esfuerzos sin
par para ser adquiridos de manera personal. Nada sobre la tierra
iguala ese regalo extraordinario. Solo quien lee puede vivir una y
mil vidas, haciéndose uno y múltiple con el universo. Solo la lec-
tura ayuda al hombre de hoy a diferenciarse de los demás en este
mundo tan competitivo.
Pocas cosas agradan tanto como juntarse con otras personas
que puedan expresarse con absoluta libertad y seguridad acerca de
diferentes temas, y esto sólo es posible cuando se tiene el hábito
de la lectura.
Aunque muchos lo piensen, el escribir no es difícil, siempre
que se tenga la costumbre de leer. Al profesor Juan Bosch, nuestro
escritor por excelencia, le escuché decir en más de una ocasión que
en cada dominicano, él había conocido a Sócrates —quien fuera uno
de los más notables filósofos griegos—, con lo cual quería decir que
todos los dominicanos somos inteligentes, y yo agrego que, aunque
la afirmación es cierta, no todos somos capaces de escribir libros
como nuestro maestro, que creó decenas en diferentes géneros.
¿Por qué? Porque Bosch sí fue un lector empedernido desde su
más corta infancia, como también lo fueron, y son, la mayoría de
los grandes escritores del mundo.

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Laureano Guerrero
. Juan Bosch

Insisto en que escribir no es difícil. En cada hogar hay una his-

toria que empieza en los ancestros. Basta conversar con el padre,
con el abuelo o bisabuelo para comprobar que en cada uno de ellos
existen fuentes inagotables para cuentos, novelas, ensayos y poe-
sías; pero sólo nos encontraremos en capacidad de aprovecharlas
si tenemos ya dentro de nosotros esos conocimientos y el afán de
belleza y trascendentalidad humana que, como hemos dicho, solo
se encuentran en los libros.

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La importancia de leer
Dirigida por Isael Pérez

Cómo se escribe una novela, de Manuel Salvador Gautier.

El fascinante mundo de los libros, de José Alcántara Almánzar.

Buscando tiempo para leer. Los diez derechos del posible lector, de
José Rafael Lantigua.

Apología de las palabras, de Juan Carlos Mieses.

Carmen Natalia infantil, de Carmen Natalia.

Poética de la lectura, de Randolfo Ariostto Jiménez.

Pasión por la lectura, de Papo Fernández.

El futuro del libro, las librerías y la lectura, de Basilio Belliard.

Retazos de letras, un sueño millennials, de Víctor Escarramán.

La familia que aprendió a leer y sigue leyendo, de Mons. Ramón

Benito de la Rosa y Carpio.

Conversaciòn con los sabios, de Luis García.

La Dramàtica. El teatro revolucionario de Juan Pablo Duarte, de

Giovanny Cruz Durán.

La importancia de leer, de Laureano Guerrero.

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Esta edición de La importancia de leer, consta de una
tirada de 1,000 ejemplares y se terminó de imprimir en el
mes de septiembre de 2020, en Santo Domingo, República
Dominicana.