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CAPITULO III

".. lA TIERRA EN BUENOS AIRES Y lA


EXPANSION TERRATENIENTE DE FINES
DEL SIGLO XVIII

Se deberá estorbar a aquellos que por sus muchos


caudales quieran ambiciosa mente abarcar
cuantos campos se lesproporcionen.
Manuel Belgrano.

Los investigadores de la historia colonial bonaerense hemos notado, sin


" aportar aún suficientes explicaciones al respecto, ciertas diferencias en el
paisaje socioeconómico de la campaña entre los siglos XVIII y XIX .
Mis exactamente, estos cambios deberían situarse ~tre el ~odo
·\i.rreinillemgrano (I776-17222J la d~a de 1820, cuando Buenos Aires
:. se \llelca d eno a la explotación económica de su hinterland agrario. A
~sar de que se ha dicho y repeti o demasiado a menudo que el origen
dela expansión territorial -eseIlClahnenteganadera- data de los tiern-
é?Sde Martín Rodríguez, nuestra hipótesis coloca de lleno el comienzo
~t ),1, ~y -?-
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de este proceso enjQs últi!!!QSveinte aaos del dominio colonial, I
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./, ~J~ aunque su p;J.rciif detenimiento durante los J'ños caracterizados por la
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L:~~r¿( ~ , \J6,O " "


l,
revolución y la guerra, y el peso de estos sucesos, no facilitan su percep- I
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ción, razón por la cual permaneció relativamente oculto] justa que la
I
I

11

revisión del proceso de denuncias y apropiación de tierras realengas -al 1/

que hemos dedicado los últimos años de nuestra investigación+- arrojó 1:

una luz definitiva sobre el origen colonial del fenómeno,


¿Qué ocurrió entonces entre los siglos xvm y XIX?
Para intentar una explicación, que requiere dejar de lado algunas
imágenes consagradas, como aquella que indicaba la extensión del dere-
cho de propiedad hasta el S.\L1do, es preciso comenzar por puntualizar

] Entre las excepciones a este juicio puede mencionarse: Mayo, Carlos y Lauubesse,
Amalia, Terratenientes, soldados y cautivos, La frontera (J 736-1816). U,'l,M,O,P .. 1993. p.
13 L También, complementario con los factores propios de la expansión ganadera: Maleo,
jos¿, Los labradores de Lobos, .\figraciones y migrantes be/da un ecosistema agrícola de la
frontera sur rioplatense. Congreso Internacional de Historia Económica de América Latína.
UNLu" 1990,

~..~..-c:e. HUM. 63
Cen\IO Mfs\Ul!i!nte& de Hum8~
U.N.S
que fuera de las suertes de tierras "principales", casi siempre las "cabeza, era de menor importancia la mencionada existencia de un poblamiento
das" y eventualmente las "sobras'? (todas ubicadas en la zona de antiguo previo de campesinos detentadores de un precario dominio útil de los
asentamiento), el espacio "fronterizo", si bien estaba irregularmente pobla- terrenos, llamados a ser la fuente básica del plus trabajo motriz de los nue-
do -a menudó por núcleos campesinos cuya producción no sobrepasaba vos establecimientos-, aquellas otras vinculadas a la inseguridad que
la mera subsistencia- no estaba ocupado legalmente. ..;., representaba, para vidas y bienes, la asidua presencia indígena en la zona,
Antes de 1790 sólo fue perfeccionado..el dominjo_juI1~o sobre apenas contenida con el establecimiento de la línea fronteriza y otras polí-
aquella porción del territorio que de acuerdo con la lógica y los intereses ticas que neutralizaron en parte aquella amenaza. Como se ha señalado
del exiguo número de personas que podía embarcarse en los gastos de la campaña "hasta la paz del año de 1790 no pudo gozar el cultivo, la
una subasta o composición de tierra r~nga -o compra a particulares estabilidad, ni gran fomento, a cuyo tiempo parece debe referirse la pri-
de propiedades originadas en las antiguas mercedes y donaciones- era mera época de su felicidad ... [que] determinó a algunos hacendados a
conveniente apropiar con posibilidades de obtener, a partir del dominio establecer sus estancias al sur del Salado".'
de los terrenos, algún tipo de renta, entendida como la forma normal en Con respecto a los factores específicamente económicos, recién a par- .c:
que los productores directos rurales (C:!!D.I2esino~jomale!:.9s, agregados, tirde la doble presión de las necesidades del abasto de car.ne al mercado ~:
esclavos ...) rendían un plustraba'o/ lus roducto a los propietaa~ de las urbano en creClllllento y la demanda extenor de cueros y aftnes, comienza ~
3 pnnclpios de los '90 el proceso, Ciertamente taraío,ae expansión ganade- <",q

t
c<5ñCíiciones e produccíófi=comó ocurría ñabltualmente en el estrecho A

corredor recostado sobre los.ríos Paraná y de la Plata- desde Ti misma ra-yapropiación del espacio fronterizo. "Lo que ocurrió" entonces a fines ~~
fundaciÓn ypr~os años del si819 XVII. - ¿.. 1<:7 r :; , -ersiglo >"YIII es ni más ni menos que la puesta en marcha de los elernen- 7)
Obviamente, falta de propietarios legales no significa ausencia de tos fundamentales, presentes pero adormecidos, de la explotación ganadera \7
. ~ ~
pobladores, en particular en la franja territorial que se extendía paralela al en una escala absolutamente nueva para esta banda occidental del Río de ( . ~,
corredor antes indicado y hasta el Salado. De esta manera, al diferenciar la Plata: "entretanto crecía el comercio, y el interés de sus habitantes era ~;::.,.. +"
ocupación precaria -el débil dominio útil de los simple poseedores- y cada vez más excitado a la cría de' ganados, lo que hacía que desatendién- =r" ~
apropIaCIón Jurícgca, se deslindan en parte las perspectivas de aquellos dose los riesgos de la inseguridad, se fuese aumentando el número de las '"!.-; ~
que mayoritariamente se asentaban de hecho en los campos obligados estancias que se habían avanzado sobre la línea de la frontera"> ,,1

por la necesidad de reproducir su vida, de la lógica terrateniente de quie- En el contexto previo al inicio de estos cambios, y aún durante su r-

nes esperaban obtenéfC1e1 dominio directo de los terrenos diversas rentas transcurso, la vieja campaña podía presentar una imagen "más campesina" .."
que les permitieran incrementar sus patrimonios dinerarios, en medios de y, en comparación, el abasto de trigo a la ciudad resultaba significativo en t---
próducción.resclavos o en alguna otra de las expresiones en que podía relación con la ganadería, llegando algunos autores a exagerado -con- ~
materializarse la acumulación de algún grado de riqueza en la época. fundidos acaso por estas particularidades- hasta asignar erróneamente a .J.;,

- ASí;Iasrazones de los futuros propietarios al norte y sur del Salado la agricultura una importancia mayor que a la explotación de los diversos
incluiaru además de las eminentemente económicas -entre las cuales no tipos de ganados.s O a subestimar el rol de los grandes propietarios y los
latifundistas, como contrapartida de una falaz "oferta casi ilimitada de tie-
~a,;d€.~~ \
rra... gratis o muy barata"," que sólo precaria, peligrosa y temporariamente
I 2 "Las cabezadas son aqueilas que empiezan donde acaban la legua y media de fondo
de las suertes principales de estancia, hasta otra legua y media de fondo, y las sobras las que
I¡I" ,,' ••• siguen a estas". AHPBA. 7-2-108. 4 García, Pedro A. Informe al gobierno, 26/11/1821. Colección de Angelis, Plus Ultra,
~ Se trata de una franja territorial de aproximadamente 400 kilómetros de largo y alre- Bs. As., 1969. t. IV, p. 412 y 418.
dedor de unos muy irregulares 50 kilómetros de ancho, de antigua ocupación, en la que 5 "Historia de nuestra frontera interior". La Abeja Argentina nQ 2. Bs. As., 15 de mayo
buena parte de los terrenos está controlada por propietarios más o menos legales -"públi- de 1822. Biblioteca de Mayo, Bs. As., 1960, t. VI, p. 5285.
r-- ea y notortarneme" propietarios, aunque no siempre exhiban títulos-e- como se puede vis- 6 Garavaglia, Juan C. Economia, sociedad y regiones. Ed, de la Flor, Bs. As., 1987, p. 38.
f¡)j"", lumbrar a partir de los censos de hacendados que conocemos hasta ahora: Areco, Pilar, 7 Gelman, Jorge. Familia y relaciones de producción en la campaña rioplatense colo-
Cañada d: la Cruz, Magdalena; y, por ejemplo negativo, también un sector de Pergamino y nial. Algunas consideraciones desde la Banda Oriental. En: Moreno, J. L. y Garavaglia, J. C.
Chascomus, donde hacia 1789 sólo esporádica y aisladamente se reconoce otra propiedad (comps) Población, sociedad, familia y migraciones en el espacio rioplatense. Cántaro, Bs.
que la realenga. As., 1993, p. 82.
J..rt-v
G,

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.... -- --.-----_.
o desplazada a otras regiones coyunturalmente más propicias, como lo
permitía el asentamiento de los núcleos campesinos que huían del arren,
ejemplifica el caso de los terratenientes bonaerenses inclinados a instalar
darniento forzoso vigente en las "tierras de semilla", ubicadas en las :íreJ!
sus estancias en la Banda Oriental.l? menos peligrosa y más abundante en
más seguras de la campaúa.s
ganados hasta el desencadenamiento de la revolución.
l' Esta situación, determinante de aquella fisonomía socioeconómica
_ "Significativa" y "limitada" en concreto.u es decir: dados los recursos
más "campesina" -no obviamente de una "economía campesina", inexís.
disponibles para cada tipo de actividad, podría afirmarse que la demanda
Ir tente dada la presencia de la figura del terrateniente- es la que comienza
sustentada en el consumo de la población bonaerense ponía en juego
\ a entrar en crisis a partir de la expansión territorial y ganadera, que es un
e, muchas de las posibilidades objetivas inmediatas de despliegue de las
proceso contradictorio, iniciado con paso todavía incierto a comienzos de
labranzas; mientras que la estrechez de la campaña, el lento avance hacia
1~ a década de 1790, desarrollado de un modo lento pero sostenido hasta
1810, disimulado -acaso amortiguado- durante el período de guerras
(y de) las fronteras y el recurso a los ganados externos a la provincia,
contribuían a mantener subutilizadas gran parte de las posibilidades pro-
independentistas y civiles, y elevado por fin a un plano superior de auge
ductivas de la ganadería vacuna. Y aquí conviene ser conceptualmente
y crecimiento a partir de 1820, cuando tierra y ganado vacuno son parte
cuidadosos: que la ganadería no tuviera un papel similar al que desernpe-
esencial del ciclo económico que se extiende hasta bien entrada la mitad
naba en la Banda Oriental, o al que cumpliría más tarde en la misma Bue-
L- del siglo XlX.9
nos Aires, no significa que no fuera ciertamente la producción
Una crisis lenta, en suma, que con interrupciones, avances y retroce-
principal.
sos, tiene en general más que ver con el avance de la ganadería que con
En la ~790 la_camp~ña de la capital aportaba anualmente (:
un retroceso significativo de la producción agrícola -quizá deba hablarse
de estancamiento en relación al crecimiento de la explotación pecu a ria , el
alreded9~ 3C!9.000 c eros a_~ exportación virreinal, "independienternen- .,..!)
te de que con.los s y manejos de! país se consuma otra porción consí-
elemento dinámico de la economía y base de la exportación de la provin-
derable de este género que sirve en lugar de! cáñamo y esparto en Espa-
cia-, la que de todas formas encontraría serias dificultades para cumplir,
ñu" 12 Por otra parte sólo para el abasto de la ciudad era utilizada
en condiciones de competencia con harinas importadas cada vez más fre-
anualmente la carne de 55.000 novillos y =-contra lo .que se cree habitual-
cuentemente luego de la independencia, su viejo rol de proveedora de
mente- de 15-0-:-000 carneros, resultando imposible estimar e! incremento
uno de los alimentos básicos de la población urbana.
de- estas cifras en caso deSumarse los consumos rurales, aunque sería sin
Es posible afirmar entonces que el orden social colonial tardío
duda importante toda vez que efectivamente la ca;:;e era e! componente
vigente en la campaña de Buenos Aires se vincula principalmente con
privilegiado de la dieta cotidiana de los moradores7n los sampos.13 Sin la
esta evolución de 1:1 situación productiva. Y su parcial modíficación,
envergadura que registraba antes de los grandes levantamientos anticolo-
caracteristica del XIX, responde a la ruptura del equilibrio entre una
males de 1780-81, también la cría de mulas fue una actividad presente en
agricultura relativamente significativa =-tanro como podía serio abas-
muchas estancia.s ...9..ue:lportaron varios miles-de-animales con destino al
tecer el mcrc.u!o porter'lo- y una ganadería territorialmente limitada;
Perú, Paraguay y Chik:..Agregando a los anteriores rubros de la ganadería,
el producto de sebos y grasas -para exportación y para consumo inmedia-
1> El cor.cepio de "oferta Ilimitada" de tierras, al que nos hemos referido ya en el capítu- to-en alimentos, ilumin:lción, etc.-, además de otros ítems de menor
!8 Il, e, reó-Icamcnre erróneo e tdcológícamenre reaccionario, \"3 que no sólo la tierra importancia, queda completado el cuadro que justifica el predominio
.s limitada por na.u-aleza. v iCIoferta de realengos por la monarquía reservada a la élite que p~, aun en el marco de las limitaciones que se han señáládoPor eso,
podiJ afrontar sin diflcuhades las restricciones de la ley de 1¡54; sino que, al igual que el
'Jr we,«.' prccu"'(O por :1;dp~r'l1 Don¡;hi, induce a imaginar una relación de los campesi- 10 Aunque en menor medida, también la región de Entre Ríos fue objeto de la expan-
nos "con !J [,l.:rl":1·' que ni por .isorno guarda alguna <irnilitud con el proceso estadounidense. sión terrateniente de un sector de la élite porteña. AGN. IX 35-1-5 Y Al). Doc. n" 10.
Aquellos que se asentaron precariamente en los campos -no siendo propietarios ni arren- 11 Nunca ser:í suficientemente reiterado el extremo atraso de las fuerzas productivas
datarios-e- m:ís temprano que tarde fueron expulsados o sometidos y forzados a tributar por bonaerenses, donde nada parecido a una manufactura permite avanzar sobre la antiquísima
\"ie¡n.:.:v nuevos terrateme ntes labor de pastores y labradores.
:J Sobrc ri enajenación de tierras fiscales en la segunda década del siglo XIX se puede 12 AGI. Buenos Aires, lego 590.
consultar: !:1fC:SI3 ~ Cuerci, María Elena. "Aportes para el estudio del poblamiento de la 13 Ap. Doc. n" 11.
frontera del Salado". En: Estudios sobre la provincia de Buenos Aires. La Plata, 1986.

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entre muchos testimonios en igual sentido, se podía afirmar en 1791: "Es1 En relación a las explicaciones que hemos propuesto hasta aquí,
ilustre capital no tiene otros minerales que los ganados de sus campañas retornamos ahora el an~isis_ de la historia de la apropiación jurídica de las
cuya conservación y aumento depende la de la provincia".14 Y reiterar en tierras bon~~~s modalidades, en tanto el conocimiento de sus
1792: "El producto que proporcionan las estancias, y que es el nervio del áltemativas fundamenta en gran medida la tesis de la expansión territorial
comercio activo de la provincia con otras, consiste en el cuero".15 ";.': colonial tardía, al igual que la presencia de la gran propiedad y el latifun-
La relación entre una agricultura extendida -que en buena pa~ dio como patrones de apropiación vigentes en la mayor parte de la cam-
expresaba-una economía de subs¡-stenc~cado- Y una ganadeñ~ paña, con sus determinaciones señoriales y coactivas respecto a la mayo-
territorialmente constreñida, se mantuvo hasta poco después que los pr6! ría de los productores directos.
cesos productivos, demográficos, y de la demanda exterior de productoJ Interesa, en principio, reflexionar so~e las razones por las que hasta
pecuarios -junto a otros factores- favorecieron el conjunto de _medidaS fines del siglo XVIII ~trucción cf§ 1754Jue relativamente poco utilizada
de todo orden que tienen su- siiñbolo político-administrativo en la crea! para la apropiación de las tierras bonaerenses. Al respecto, una memoria
ción del virreinato. Estas políticas, que recogían las necesidades de la ael síndico ael consulado de Buenos Aires, fechada en 1796, propone la
dominación colonial y del mercado mundial en formación, tanto como las clave interpretatíva. "cuando se publicó la Real Cédula del año de 1754
tendencias profundas de desarrollo de la estructura, colaboraron a dinarní, prescribiendo- reglas para la venta y composición de tierras realengo baldí-
irQ o zar una situación previa que las explica tanto como se beneficia de las as,ya estabañ TeCIüCidaslas de la campaña de esta ciudad por esta banda
) reformas y nuevas facilidades que -en favor principalmente de la metr6- occlOentaI;-ala ocupación de varios particulares por estos títulos y otros",:íj7
poli- permitieron la puesta en tensión de los elementos y recursos espe- - -Esta explicación aparece coherente con el resultado de nuestras _
cíficos de la producción pecuaria del área bonaerense, siquiera como prO. investigaciones sobre el proceso de apropiación de las tierras bonaeren-
yecto de viable realización.,l ses, ya que recién a partir de, 1791 se}comienza a tonificar el movimiento
El balance de las clases y grupos sociales, la readae!ación del poder ex¡'5l"nsivodé las estancias hacia las áreas fronterizas; 19 mientras que hasta
~.JJ,~ estatal rel crecimiento dela influencia terrateniel}t¿ en elimbito- rural, ese momento la ocupación legal del suelo se mantenía predominanternen.
especialmente de los grandes ganaderos, tienen que ver con esto tanto
. como con la posterior desaparición -por obra de larevolución- de un
té circunscripta _. -
-- en- las denominadas zonas de vieja colonización, apropia-
das en lo fundamental durante los siglos XVI y XVII por vía de mercedes y
-.....,

r~& "'- \centro estatal predominantemente exterior a s~s intereses~16(;~I';".¡) Q donaciones, modalidad típiCamente feudal que, contra lo que se afirma
--.4- También con la dislocación del viejo espacio económico virreinal, y generalmente, tOdavía continuaba en vigoren el siglo XVIII, como lo ejern-
de sus tradicionales circuitos mercantiles .. En particular la viga maestra que plifican las gf:rctas concedidas en la décaaacle-I730 á Juan Francisco
otorgaba su sentido principal a Buenos Aires en el orden colonial: la inter- Bazurco (Arrecifes), José Sosa (Fontezuelas), José Ferreira (Pergamino),
mediación entre la plata potosina y los efectos y géneros importados, a lo Nicolás de la Quintana (Luján), etc. 20
que se le sumará posteriormente la crisis de la ganadería en las otras
regiones productivas del litoral y Banda Oriental.
Consecuentemente, los cambios que señalamos, a lo largo de unos haya quedado vistosamente circunscripta a las áreas más específicamente agrícolas, lo que
treinta o cuarenta años, aun con contramarchas: reforzaron la presión tarde o temprano llevará a la crítica de la visión "tradicional", halperinJana, sobre la ecua-
ción tierra-vacunos, llamando la atención sobre .... los labradores del siglo XIX.
'\\sobre la tierra, el crecimiento de--Ia gran .explotación-estancia vacuna, el
18 AHPBA. 7-2-108. Los "otros" títulos que se mencionan son el repartimiento de Garay y
~ control de la mano de obr-ª-y de l:Lpobla<jó_nrural, el ejercicio del dere- las mercedes de tierras posteriores. AD. Doc. nQ 9.

1 Cho de propiedad sobre el ganado, etc.'?

14 AHPBA.7-2-108.
19 Con más exactitud cabría afirmar que se produce un salto de calidad en dicho proce-
so, puesto que este se había iniciado unos años antes por parte de algunos hacendados
como los que aparecen censados en 17@ en Chascornús en calidad de ocupantes de tierras
15 AGN. IX 36-3-5. realengas. La real novedad consiste en el creciente interés por obtener derechos legales
16 Azcuy Ameghino, Eduardo. Historia de Artigas y la independencia argentina. Ed. sobre los terrenos, basado en la clara percepción que viejos y nuevos terratenientes tenían
Banda Oriental, Montevideo, 1993. por entonces de la firmeza de la expansión ganadera bonaerense y de sus posibilidades
17 En este sentido la imagen campesina de la vieja campaña virreinal, con pequeños y fUturas.
medianos labradores y/o pastores -propietarios, arrendatarios y sin tierra- probablemente 20 AHPBA.208-14530/1.

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.,
Sin subestimar las consecuencias del fraccionamiento de. muchOSil compOSición, o mera apropiación a partir del sólo hecho de iniciar aquel
terrenos por los efectos de las particiones por herencia que se sucedieron a trámite -así, por ejemplo, los López Osomio controlaron 60.000 hectáre-
través de casi doscientos años en las zonas pobladas de antiguo, y las alter- as al norte del Salado desde 1775 hasta 1811, cuando perfeccionaron su
nativas de la compra-venta partícular.i! que sin embargo se círcunscribió j derecho de propiedad-23 deben ser también tenidas en cuenta, aunque,
las tierras previamente donadas, debe afirmarse -sin prejuicios y sin temor .~~~omo luego se verá, su significación recién se revela en plenitud a partir
a error- que la gran propiedad y el latifundio eran dominantes en la de 1791, cuando se tonifica la expansión terrateniente sobre los terrenos
geografía bonaerense jurídicamente apropiada desde la misma fundación realengos. También puede mencionarse la existencia de una gran diversi-
de Buenos Aires. Dicho con palabras de Belgrano publicadas en 1810 en ~i dad de fuentes que, aunque a propósito de las más variadas cuestiones,
Correo de Comercio: "El repartimiento, pues, subsiste a poco más-o menos suelen contener esporádicamente alguna referencia o datos sobre el domi-
como en los tiempos primeros, porque aun cuando hayan pasado las tierras nio del suelo, como en parte queda reflejado en el apéndice documental.
a otras manos, éstas siempre han llevado el prurito de ocuparlas en aquella Hemos dejado intencionadamente para el final de este pequeño
extensión aunque nunca las hayan cultivado ..."22 inventario una fuente que consideramos de importancia superlativa: los
¿Cuáles son las fuentes y los modos de investigar que permiten apro- censos de hacendados realizados en Buenos Aires en 1789.24
ximar este juicio respecto a la estructura de la tenencia en propiedad (de Por su propia especificidad y cualidades, tanto por la tendencia
particulares, porque la realenga también es propiedad) de la tierra hacia positiva con que responden al cruzamiento y control con muchos de los
fines de la década de 1780? documentos mencionados más arriba, los consideramos un elemento de
En principio nos han brindado elementos de juicio significativos tanto juicio determinante para la caracterización del modo en que se encontra-
los testamentos y sucesiones como los documentos de escribanías referidos ba apropiado el medio de producción fundamental por los diferentes suje-
a la compra y venta particular de terrenos, y otros similares aunque no pro- tos sociales rurales.
tocolizados. También los papeles de las viejas donaciones reales y otras A falta de otros registros de similar alcance, los padrones de 1789
mercedes posteriores aportan referencias de utilidad. Igualmente son esti- que conocemos hasta ahora, constituyen una muestra sumamente
mables los registros de numerosos conflictos y pleitos por tierras que, des- representativa de grandes áreas de los partidos de Magdalena, Cañada
de los lejanos testimonios de Hernandarias, reflejan el constante interés que de la Cruz,25 Pilar (Luján, Cañada de Escobar y Conchas) y Areco, igual-
despertó el ejercicio del derecho de propiedad territorial en todos aquellos mente permiten confirmar la limitación del proceso de apropiación legal
habilitados socioeconómicamente para aCCedera dicha prerrogativa. de la tierra en Chascornús y Pergamino, caracterfstica de las vísperas de la
Las denuncias de tierras realengas con vistas a su pública subasta, expansión terrateniente de fines del XVIII. En este sentido la fecha en que

21 Respecto a la compra-venta particular de tierras previamente entregadas por la corona 23 AHPBA.21-384.


por merced, remate o composición, recientemente Se ha publicado una valiosa obra dedica- ~4 Hace ya un tiempo hemos publicado el texto de los censos realizados en Areco, Pilar,
da al estudio del -volumen y la intensidad del mercado y la subdivisión de tierras bonaeren- Magdalena, Chascornús y Hermanas o Pergamino, acompañados de un estudio de la historia
ses en siglo )(\'III"'. Entre sus conclusiones, muchas Veces contradictorias, el autor afirma que de su gestación y de un análisis estadistico sobre los tres primeros. Azcuy Arneghino, E. y
"durante el siglo :--"\'I![ el mercado inmobiliario rural de Bs. As. se mantuvo con algunos alti- Martínez Dougnac, G. Tierra y ganado en la campaña de Buenos Aires según los censos de
bajos en una tónica por dem:ís modesta, hasta la misma revolución de 1810 se registraron en hacendados de 1 ;'89. llHES, B5. As., 1989.
total 16&1 operaciones notariales sobre chacras y estancias". 2S Debo el conocimiento de este interesantísimo censo a la gentileza de Carlos Birocco.
En relación con los efectos de las particiones de terrenos por ejecución de herencias, El registro incluye un detalle de tierras, vacas, ovejas, regu;¡S, caballos y bueyes, ade-
muy importantes en las zonas de antiguo poblamiento, se señala sin embargo que "ei régi- más de una original innovación introducida por .::1alcalde de la hermandad Francisco Casco,
men capellánico, con sus instituciones de la primogenitura, el grado, la línea sucesoria yel consistente en la calificación de la persona de cada uno de los censados; por ejemplo:
sexo, esgrimidas en litigios por la sucesión de los patronatos y los beneficios capellánicOS, 'consta es hombre de bien", o contrariamente, "consta dicen no es de buena fama".
era otro mecanismo que favoreció la concentración de la propiedad rural." Saguier, Eduardo. Recientemente se ha conocido una primera e interesante ponderación cualitativa y
Mercado inmobiliario y estructura social. El Río dé la Plata en el siglo XVIII. Centro Editor, cuantitativa de la riquísima información que proporciona este padrón: Higa, Mónica. El censo
Bs. As., 1993, pp. 9, 10 Y 23. de hacendados de 1-89 en Cariada de la Crux. Ponencia presentada en las XIV Jornadas de
22 Belgrano, Manuel. Escritos económicos ... p. 160. Historia Económica. AAHE-UNC. Córdoba, 1994.

70 71
~

se efectuaron los censos no pudo ser más afortunada, en tanto que radio;: reponer en algunos casos la cantidad de tierra correspondiente a unos
grafían la situación inmediatamente anterior al inicio de las denuncias de' pocos propietarios -exactamente cuatro- que si bien son mencionados
los campos realengos fronterizos. ~ explícitamente por los padrones, estos no proporcionan la superficie de
A continuación presentamos algunos de los resultados estadís~~cos SUS estancías.w pudiendo concluirse que los censistas -los respectivos
más significativos en relación con la afirmación del predominio de la gtá'n alcaldes de la hermandad- no consideraron necesario indicar dato algu-
propiedad y el latifundio, analizándolos por censo y luego a través de los no sobre unos terratenientes, sumamente conocidos no sólo en el ámbito
guarismos generales de toda la muestra. :n . rural sino en la misma ciudad de Buenos Aires.
Si bien en anteriores trabajos hemos utilizado, siguiendo la modalí, En relación con las frecuencias de tamaño que utilizamos para
dad epocal, a las varas de frente como unidad de medida; en esta oportu, encuadrar los diversos tipos de la tenencia en propiedad de la tierra, y sin
nidad nos ha parecido más conveniente transformar aquellas notaciones perjuicio de otras observaciones que se efectúan en el texto, debe quedar
en unidades de superficie de uso más habitual como son las hectáreas. De claro que el contenido concreto que se asigna a las categorías utilizadas
esta manera se han transformado las varas de frente en leguas dividiendo para definir las superficies correspondientes a la pequeña, mediana y gran
por 6.000 varas (1 legua), luego se ha multiplicado el frente por el fondo propiedad, latifundio, etc., depende en gran medida de las característi-
habitual de 1,5 leguas (9.000 varas), lo que proporciona un resultado cas del conjunto global del que forman parte; además de otras deter-
\ expresado en leguas cuadradas, que luego es multiplicado por 2.500 hec- minaciones de tiempo, lugar y circunstancias. En este sentido· fijar, por
táreas (1 legua cuadrada) para quedar transformado en hectáreas.oi Res; ejemplo, el límite inferior de la gran propiedad entre 1.000 y 1.500 hectá-
pecto a atribuirle a todos los establecimientos censados un fondo de 1,5 reas depende de la naturaleza geográficamente restringida de la campaña
leguas, se trata de un procedimiento fundado en que la casi totalidad de bonaerense hasta comienzos de la década de 1790; mientras que la
la muestra lo registra de esa manera, mientras que los escasísimos casos expansión y apropiación del espacio rural fronterizo iniciada por entonces
en que aparece como menor, o la información se presta a confusión, ade- se expresará, con seguridad a partir de la década de 1820, en un conteni-
más de resultar estadísticamente irrelevantes se compensan sobradamente do distinto de las frecuencias definitorias de los tipos de propiedad de
con los también escasos registros en que debiendo asignar un fondo acuerdo con su tamaño que utilizamos en este trabajo, sobre las que vol-
mayor se ha preferido, por existir alguna duda, mantener la mencionada veremos una y otra vez en busca de su más ajustada caracterización.
legua y media. ¡ Comenzando por el partido de Magdalena,29 se registra allí la pre-
El propósito de estas operaciones es procurar facilitar la compren- sencia de "la estancia del Convento de Nuestra Señora de Mercedes", la
sión de un tema que, como el de la propiedad de la tierra en la Argentina, "estancia del finado Don Antonio Romero", la "estancia de Don ]anuario
obtiene su significación más trascendente en el presente.s? mientras que la Fernández", y finalmente se censa -por ejemplo- a Ramón Giles,
conexión activa que la investigación histórica puede establecer con el "poblado en tierra de los Lara". Sobre estos cuatro terratenientes, nuestros
pasado permite retratarlo en su etapa fundacional. datos son inseguros respecto al Convento y al terreno de Romero, en este
Respecto a la operativización de la información contenida en las caso en lo referido a 1789, ya que sabemos que a fines de la década de
fuentes censales, como resultado de su análisis y crítica a través del con- 1760 era titular de un latifundio de alrededor de 21.000 hectáreas.30
trol con datos contenidos en otros documentos, se ha creído conveniente Excluidos estos dos propietarios, se ha procedido a reponer la superficie
controlada por ]anuario Femández, consistente en por lo menos 31.750

26 Por ejemplo, para un terreno de 500 varas de frente y legua y media de fondo, se
divide 500 sobre 6.000, el resultado se multiplica por 1,5 y luego se multiplica por 2.500. La 28 Una primera aproximación -muy ajustada ahora por la exclusión de un propietario de
superficie estimada de dicho terreno es entonces de 312,5 has. Más en general se puede con- Chascomús que en rigor no 'debía sumarse en Magdalena y por el prorrateo del latifundio de
siderar 1 vara de frente (por 9000 de fondo) equivalente a 0,625 has. Otálora entre Areco y Cañada de la Cruz- a esta pauta de corrección de algunos baches infor-
27 Según el censo de 1988, en la provincia de Buenos Aires los establecimientos de más mativos de los padrones, en: Azcuy Arneghíno, Eduardo. La propiedad de la tierra en los cam-
de 1.000 hectáreas controlan el 52,3% de la tierra, representando apenas el 8,1% de los pro- pos bonaerenses y el censo de hacendados de 1789. Revista Ciclos n"l, I1HES, Bs. As., 1991.
pietarios. En el otro extremo, los establecimientos de O a 500 has. sólo disponen del 29,3% 29 AGN.IX 9-7-7.
de la tierra mientras que se componen del 82,4% de las explotaciones. 30 AGN. Registro de Escribano n" 6.

72 73

íV
hectáreas tomando solamente en cuenta el "Rincón de Noario",31 no así el En Cañada de la Cruz, donde se ha tratado la información estadísti-
"de Vielma que por entonces se hallaba en litigio. Y la correspondiente
n a ca sin necesidad de ajuste alguno, los resultados son también elocuentes.
los terrenos de "los Lara" -otorgados en merced al capitán Lorenzo Lara
en 164()-32 compuesta por unas 48.750 hectáreas.»
CUADRO 2
CUADRO 1 Cañada de la Cruz: propietarios y superficie ocupada
Magdalena: propietarios y superficie ocupada de acuerdo de acuerdo al tamaño de los terrenos.
al tamaño de los terrenos
Prop. Has. % Prop. %Has: I

Prop. Has. % Prop. l % Has. 0,5


Hasta 50 has. 13 380 9,2 .,
Hasta 50 has. - - 51-200 55 6399 39,0 8,8
51-200 4 394 8,2 0,3
201-500 45 14754 32,0 20,2
201-500 13 4688 26,5 3,0
501-1000 14 10553 28,6 6,7 501-1000 21 15154 14,9 20,8

1001-3000 8 15244 16,3 9,7 5 7625 3,5 10,5


1001-3000
-
3001 Y más 10 125500 20,4 80,3
3001 Y más 2 28594 1,4 39,2
Totales (49) I 156379 I 100,0 I 100,0
72906 100,0 100,0
Totales 141

Valg.i acotar a tan significativos resultados que aun en el caso de no


A tono con la ubicación geográfica de este partido, y al igual que se
haberse tomado en cuenta los terrenos de Femández y Lara, los grandes
podrá observar en el de Pilar, resulta remarcable la cantidad de muy
terratenientes y latifundistas del pJrt~do continuarían controlando práctica-
pequeños y pequeños propietarios, el 48,2% del total, que controlan un
mente el 80010 de la superficie relevada.
muy escaso 9,3% de la tierra, dedicando sin duda buena parte de ella a la
Por su parte si se efectuara el corte determinante de la gran propie-
producción agrícola. También se nota la presencia de un nutrido grupo de
ad increrncntando su límite inferior a las 1. 500 has., a favor del tipo de
medianos y mediano-grandes propietarios, representativos del 46,9% de
especiahzación productiva predominante en el partido, laescala de exten-
los establecimientos y del 41% de la tierra, indudablemente dedicados a la
,:;,')[1 de l.001 a 1.500 --que podría calificarse de mediana-grande- suma-
ganadería en la medida que sus terrenos exceden en mucho -sobre todo
ria un .i.l", de propietarios y un escaso 1,6% de la tierra. En este caso la
los de 501 a 1.000 has.- las necesidades de la siembra de granos que
gr.!n propiedad y el latifundio controlarían un 88,4% de la superficie cen-
pudieran efectuar. Finalmente, la cantidad de tierras enmarcadas en la
sada en manos de un 32,6% de los titulares del dominio directo.
gran propiedad y el latifundios+ definen nítidamente su predominio al
Se destaca también la ausencia de propiedades muy pequeñas y el
abarcar el 49,7% de la superficie censada, la que se revela en poder de un
gran turnano ,~el establecimiento promedio de Magdalena =-resultantc de
escaso 4,9% de propietarios terratenientes.
dividir la superficie total sobre la cantidad de estancias=-, que alcanza las
:319-1hectáreas, 3. tono con el gran peso de la ganadería en la región.
34 Aquí aparece con peso decisivo el inmenso latifundio titular izado por José Anto?io
.:1 .~G.\Suce sicnes 5873. Otálora, que con el 42% de su superficie situada en Cañada de la Cruz, se extendía hasta
32 AHPBA. Mercedes de tierras .. p. 286. abarcar parte del partido de Areco, En total abarcaba unas 59.000 hectáreas, que original-
33 .'¡'¡PBA. 13-2·6. mente habían pertenecido a los jesuitas hasta el momento de su expulsión. '

74 75
historiográfica reclaman una aproximación al menos hipotética,39 a cuya
Si como se efectuó al analizar el censo de Magdalena íncrernentára- construcción contribuyen eficazmente los seis censos de 1789 conocidos
mas el límite inferior de la gran propiedad a las 1.500 has., el nuevo inter- hasta ahora.
valo de superficie 1.001-1.500 has. comprendería un 5,6% de la tierra cen- Una primera observación del cuadro 5 obliga a fijar la atención
sada y un 4,3% de los propietarios; por lo que la gran propiedad y el"'';;' sobre la superficie ocupada por los grandes latifundios, por los inmen-
latifundio seguirían expresando un elevado 69,2% de los terrenos en sos latifundios instalados en el área de antiguo poblamiento que
manos de un 11,6% de los titulares del dominio directo. abarcan el 55,9% de la superficie considerada, porcentaje que se extiende
- al 72,7010 de la tierra en caso de considerarse también la gran propiedad.
4 CUADRO
Poco se reducen estos guarismos si, como se ha practicado en los casos
Areco: propietarios y superficie ocupada de Magdalena y Areco, se incrementa el límite inferior de la gran propie-
de acuerdo al tamaño de los terrenos
dad hasta las 1.500 has., a pesar de que en relación a Pilar y Cañada de
Prop. Has. % Prop. I % Has.
la Cruz puede resultar una ampliación excesiva: los fundas de 1.501 has. y
más abarcan el 67,1% de la superficie censada hallándose en poder de un
Hasta 50 has. - - - - escaso 8,7% de los "hacendados".

51-200 25 3362 36,3 4,6


CUADRO 5
201-500 20 5772 29,0 7,9 Propietarios y superficie ocupada de acuerdo al tipo de propiedad
según escala. (Sobre total de muestra censal)
501-1000 13 9313 18,8 12,7

Prop. %Prop. % Has.


1001-3000 I 9 I 16906 I 13,0 23,1 Has.

0,2
I I I 51,7
O-50 Has. 31 794 7,6

h:
3001 Y más 37750 2,9
Muy pequeña
I I 34,7 4,5
Totales 73103 100,0 I 100,0 51-200 142 17018
Pequeña
201-500 116 37546 28,4 10,0
Mediana
Llegados a este punto, vale la pena interrogarse respecto a los tota- 501-1000 67 47092 16,4 12,6
les de la muestra, que -atendiendo a las prevenciones que a menudo rei- Mediana-Grande
teramos-> no debe ser confundida con la realidad, en la medida que es 37 62923 9,0 16,8
1001-3000
sólo un reflejo mediatizado de ella, pero acaso el mejor que podamos dis- Grande
poner a la hora de escribir la historia de la apropiación legal de la tierra 55,9
3001 y más 16 209719 3,9
en vísperas del fin del siglo Xvlll bonaerense ... Latifundio
Las cifras son indudablemente impresionantes, especialmente por
tratarse de sitios próximos y relativamente próximos a la ciudad de Bue- Totales 409 375092 100,0 100,0
nos Aires, en los que la propiedad legal de los terrenos alcanzaba en
muchos casos a los doscientos años de antigüedad.
Tanto las cantidades totales de hectáreas -y su distribución geográ-
fica- como de propietarios, son relevantes en relación con los universos 39 Un ejercicio de aproximación a la superficie bonaerense legalmente apropiada hacia
que respectivamente integran,38 que aunque incuantíficables por la labor 1790 y a la significación cuantitativa de los censos de 1789 en relación con aquel total, en:
Azcuy Arneghino, Eduardo. Expansión terrateniente y conflicto social ...
38 ACBA. s. m, t. IX, p. 304.

79
78
Vale insistir: en virtud del resultado del muestreo e~rtinente afir- tos puramente epocales-, el papel que todavía en 1789 desempeñan los
m~ue..fasi las tr~tas partes de la tie_rraocupada desde la funda: terrenos de una "suerte de estancia" o más (cuadro 6), indica la conve-
ción de Buenos Aires~ poco después, lo está por estancias mayores de niencia de enfatizar, por sobre el efectivo proceso de subdivisión, el no
1.000 hectáreas; mientras que si se consideran extensiones superiores a-las . menos efectivo y seguramente más impactante de supervivencia de la
- - -
3.000 hectáreasresuIta
-- que ta,lef'Íatifund~barcan
..•.•••..... - más de la mitad --
~uperficie de ~a_c~paña. Estos terrenos son los que "por compras a los
dela gran propiedad y el latifundio. Supervivencia que luego de doscientos
años de herencias y compra-venta se debe conceptualizar como consoli-
mismos pobladores, o a sus descendientes, o por permutas, o cesiones u dación, aun cuando no supiéramos que a partir de 1791 se iniciaría el
otros títulos han pasado a otros, y que sus dueños los han ido aumentan- proceso de expansión terrateniente llamado a profundizar los rasgos fun-
do con varias compras a vecinos, para que sean más abundantes sus crías dacionales de la ocupación del espacio rural bonaerense.
de ganados. Y estas haciendas, desde luego son más útiles".40 Poco se puede agregar en este caso al resultado estadístico, salvo la
En segundo término parece imprescindible reflexionar respecto a ratificación de que las dos terceras partes de la superficie censada están
que, contra todas las apariencias que se han agitado en contrario, ;.1 pro- ocupadas por establecimientos agrarios encuadrados en lo que se cono da
ceso de fraccionamiento, -por herencias, ventas, etc.- de la propiedad como "suerte de estancia" y mayores. Tipo de propiedad completamen-
te;r¡[onal sólo queda reflejadOen un modestísimo 4,7% de la tierra;- o te alejada de aquella que podríamos llamar campesina, y que sin
e\:eñtualmente en un 14,7%; pudiendo llegar a un 27,3% si se consjderan perjuicio de ulteriores precisiones bien debe denominarse propie-
la~ estancias de hasta mil hectáreas, de lo que resulta que en alrededor dad terrateníente.e atendiendo al tipo de sujetos sociales que detenta-
de una cuarta parte de la superficie-considerada se apiña el 87,1% ban derechos legales sobre estos grandes fundas, considerados en su épo-
~ 1 de los propietafi:üs:-- ca como "bien útiles .para conservar en ellos la cría de ganados y el
DVlamente, nos referimos al fraccionamiento de la tierra en la zona comercio con sus regulares proporciones'v+t
bonaereñsé de vieja colonización en el sentido "que h:iDiKJ:ilmentesele
otorga, de formaaon de áreas extremadamente significativas de pequeña CUADRO 6
propiedad.t' No por cierto a la lógiCa subdivisión de la propiedad en una Significación de la "suerte de estancia".
estrecha campaña donde, entre 1580 y aproximadamente 1640, se había (Sobre total de muestra censal)
repartido prácticamente toda su superficie a través de mercedes reales,
donacíones y gracias diversas, resultando la suerte de estancia más peque- Prop Has. %Prop. % Has. Has. x Prop.
ña de alrededor de 1.875 hectáreas, llegando algunos latifundistas -como
Juan de Vergara, en la primera mitad del siglo XVlI- a disponer del domi- Menos de 1 suerte 376 128441,8 91,9 34,2 341,6
nio jurídico de decenas de leguas cuadradas.f- (0-1874 has.)
Así Y lodo, dejando por un momento las categorías analíticas que Una suerte estancia y más 33 246650,2 8,1 65,8 7474,2
sirven para caracterizar la extensión de los terrenos -y concediendo a los (1875 Y + has)
apologistas del fraccionamiento de la propiedad la utilización de concep-
TO!31es 409 375092,0 100,0 100,0 -
40 AHPBA.7-2-108. Retornando por un momento las categorías analíticas, especialmente
41 Evidentemente una cosa es reconocer la existencia (especialmente en las áreas más
las que hemos utilizado para diferenciar las frecuencias de tamaño de los
inmediatas a la ciudad de Buenos Aires) de un proceso de subdivisión de tierras -y la pre-
sencia de un sector de pequeños y medianos propietarios- en el marco del nítido predomi-
nio del latifundio y la gran propiedad, como explícitamente lo hacemos aquí; y otra muy 43 En tanto se trata de relaciones de propiedad que expresan jurídicamente un conjunto
diferente es postular a partir de estos fraccionamientos de tierras la no dominancia de las de relaciones de producción basadas en la no propiedad de la mayoría de los productores
grandes estancias. De estas visiones encontradas resultan, sin duda, dos campañas -y dos directos, que se ve obligada a rendir su plustrabajo -en calidad de peones, arrendatarios,
historias- diametralmente opuestas, con las consecuencias lógicas (y prácticas) que derivan agregados o esclavos-e- a los propietarios de las condiciones de producción, resultando las
de cada interpretación. suertes de estancia un componente decisivo de dichas condiciones.
42 Molina, Raúl. Juan de Verga,.a: señor de vidas y haciendas ... p. 68. 44 .rIHPBA.7-2-108.

80 81
establecimientos rurales, resulta indudable que los límites cuantitativos de
cada una -por ejemplo de la mediana propiedad o del latifundio-- serán antes se consideraron de 201 a 500 has., pasan ahora a 101-500 has.; efec-
necesariamente aproximativos, pudiendo registrarse un grado de variabili- tuándose también un cambio en la definición de la gran propiedad que se
dad no siempre pequeño en la determinación de dichas frecuencias y en... hace extensiva a los establecimientos rurales de hasta 5.000 has., a partir
/'
el tipo de propiedad que representan. de las cuales se considera la presencia de los latifundios.
Por otra parte también debe tenerse presente que al analizar los Igualmente, con esta nueva operativización de la muestra, el lector
tipos de propiedad de acuerdo a la extensión de los establecimientos se podrá completar (ver cuadro 5) una visión comparativa de los cuatro par-
corre el riesgo de que este criterio de clasificación puede ocultar algunos tidos censados.
casos en los cuales otras variables -ganado, esclavos, patrimonios diver- Si bien respecto a Magdalena toda una tradición historiográfica se
sos, importantes cosechas, etc.- hagan "grande" a una estancia o chacra ocupó de señalar la presencia de las grandes estancias -la cual queda
que por sus dimensiones físicas no necesariamente encuadre en dicha ampliamente verificada-, los cuadros 7 y 8 permiten afirmar que, con las
categoría. particularidades propias de cada pago (muchas puestas en evidencia en la
A pesar de esto, la clasificación en virtud del tamaño resulta un pará- estadística), la gran propiedad y el latifundio dominan en todos: 90,1% de
metro aceptable en sociedades como la colonial rioplatense, donde sin la tierra en Magdalena, 74,8% en Areco, 56,4% en Pilar y 49,7% en Cañada
duda contiene' un grado aún mayor de aproximación que en economías de la Cruz. Por otra parte se reitera en este conjunto, al igual que cuando
dominadas por el modo de producción capitalista, en las que resulta más se efectuó el corte en las 3.000 has., el peso de los latifundios, que aun
habitual la intensividad de las expíotaciones.s> Con estas salvedades, y al sin considerar la gran propiedad abarcan prácticamente la mitad de la tie-
excluirse del análisis la zona cuasi suburbana aproximadamente compren- rra censada.
dida entre los ríos Conchas y Riachuelo y de allí hasta Merla-Marón, con Se destaca también al observar los cuadros la significativa cantidad
presencia de chacras grandes, consideramos que en la mayoría de los de establecimientos agrarios distribuidos en las bajas frecuencias. A efec-
casos la clasificación de los fundas virreinales de acuerdo con su tos de ampliar la visión estadística sobre este subconjunto, se ha procedi-
tamaño señala adecuadamente sus características definítorías, como do a construir los cuadros 9 y 10, donde se puede apreciar con todo deta-
hemos podido comprobar en numerosos casos en que se han cruzado los lle la modalidad de distribución de las superficies correspondientes a las
datos provenientes de distintas fuentes documentales concurrentes. propiedades de hasta 500 has. (equivalentes a 800 varas de frente por
En este sentido, procurando enriquecer la indagación, y en base a legua y media de fondo).
los datos de los censos de estancias -manteniendo la clasificación de los En base al cuadro 9 es posible afirmar que, en relación con el total
terrenos por su extensión (en muy pequeños, pequeños, medianos, de propietarios de los cuatro partidos, los pequeños y medianos centrv
mediano-grandes. grandes y larífundíosj->, se ha procedido a efectuar O y 500 has.) suman el 70,6%,46 distribuidos en un escaso 14,8% de V
algunos cambios en la superficie que definiría cada una de las Irecuen- la tierra, de acuerdo al siguiente detalle: el 34,7% de los propietarios ocu
cias, a los efectos de captar aquellos matices contenidos en la información pan el 3,2% de la tierra en Magdalena, el 65,2% el 12,5% en Areco, el 76%
que no hayan sido puestos en evidencia por los cuadros anteriores. el 27% en Pilar y el 80,1% el 29,5% en Cañada.
Asf, se ha contraído hasta I:J.s 25 hectáreas el límite de las muy La proximidad a la ciudad de Buenos Aires, una ocupación más ple-
pequeñas, y hasta 100 el de las pequeñas (anteriormente fijados en 50 y na y prolongada del espacio rural, más población y labranzas vinculadas a
200 has. respectivamente). De esta manera las medianas propiedades, que un menor peso relativo de la ganadería, son algunos de los factores que
determinan en parte la fisonomía de la pequeña y mediana propiedad en
Pilar y Cañada de la Cruz -que como puede observarse presentan rasgos
45 Aprovechamos para dejar perfectamente aclarado que en ningún caso resulta lícito
asimilar mecánicamente dos conceptos tan distintos como "propiedad" y "explotación"
(aunque tendencialmente, sobre todo en establecimientos ganaderos precapitalistas suela 46 Excluimos los mediano-grandes propietarios de entre 501 y 1.000 has. por considerar-
haber una relación positiva entre ellos); en este sentido nuestro estudio está focalizado en el los un sector intermedio, que puede reflejar comportamientos y rasgos tanto del conjunto de
plano de la propiedad, claro que entendida no sólo en sus aspectos legales o consuetudina- los más pequeños como de los mayores. De todos modos los resultados de su inclusión no
rios (nivel jurídico) sino también como relación social de producción (nivel económico). alteran sustancialmente la esencia de la realidad que reflejan las cifras: el 87,2% de los propie-
tarios de establecimientos de hasta 1.000 has. se ubicarían entonces en el 27,4% de la tierra.

82
83
CUAIWI) 7
Propierarfos j SU} rficie ocupada, por partidos y total, de acuerdo al tamaño de los terrenos
( En cantidades)

MACDALENA AHECO PILAR CAÑADA TOTALES

Prop. u.« Prop. t u«. Prop. l las. Prup. tu». Prop. Has.

- - - - 9 124 6 143 15 267


Hasta 25 has.

26-100 224 8 500 31 1897 27 1746 69 4367


3

14 4858 37 1::\635 74 17587 80 19644 205 50724


101-500

14 10553 13 9312 19 12073 21 15154 67 47092


501-1000

12 30244 10 20656 16 27273 6 11219 44 89392


1001-5000

6 1105CXl 1 34000 1 13750 1 25000 9 183250


Más de 5000

49 156379 69 73103 150 72704 141 72906 409' 375092

• Son 409 "estancias", péro ·lO!j propietarios, y.l que Otálora es poseedor de dos establecimientos.

CUADRO 8
Propietarios y superficie ocupada, por partidos y total, de acuerdo al tamaño de los terrenos
( En porcentajes)

MAGDALENA ARECO PILAR CAÑADA TOTALES

Prop. Has. Prop. Has. Prop. Has. Prop. Has. Prop. I Has.

00
Hasta 25 has. - - - - 6,0 0,2 4,3 0,2 3,7 0,1
V\

26-100 6,] 0,1 11,6 0,7 20,7 2,6 19,1 2,4 16,9 1,2

101-500 28,6 3,1 53,6 11,8 49,3 24,2 56,7 26,9 50,2 13,5

501-1000 28,6 6,7 18,8 12,7 12,7 16,6 14,9 20,8 16,4 12,6

1001-5000 24,5 19,4 14,5 28,3 10,7 37,S 4,3 15,4 10,8 23,8

Más de 5000 12,2 70,7 1,5 46,S 0,6 18,9 0,7 34,3 2,0 48,8

100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
r-- \O r<) r-, 00_
sumamente homogéneos-, y seguramente, con los matices del caso, tam-
r-- \O r<) '<1' V"\
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~ bién de otros partidos como Marón y Matanza.
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Los cuadros 9 y 10 son útiles en más de un sentido, y ayudan espe-
(OS cialmente a comprender el contenido concreto de las nociones de peque-
~ ~
U O V"\ \O 00 V"\
•....• O C\ C\ C\ 00
•....• C\ \O ña, mediana y gran propiedad. Efectivamente, una de las dimensiones, y
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seguramente no la menos importante, para ponderar estos conceptos Con-
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siste en establecer las relaciones entre propietarios y no propietarios, y de
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aquellos entre sí.
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tipo de propiedad según escala (En % sobre total de la muestra)
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....• ....• V\ La gran mayoría de la población rural bonaerense jamás alcanzó el
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< dominio directo de los terrenos que constituyeron el laboratorio natural
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propiedad se caracterizaron -según el muestreo censal de cuatro partidos
'0.. importantes, y también según múltiples evidencias documentales cuantita-
o tivas y cualitativas- por una gran polarización entre la absoluta mayoría,
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"" restringida al control de una pequeña porción de la superficie legalmente
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apropiada (el 70,6% en 14,8% que muestra el cuadro 10), y una estridente
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V minoría compuesta del 12,9% de los propietarios que logró absorver el
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::R 72,7% de la tierra censada. Resulta razonable suponer que este porcentaje,
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86 87
de acuerdo con todos los indicios que disponemos, poco variaría en caso Sobre esta base, proyectando hipotéticamente los datos de nuestro
de tenerse información sobre la totalidad de los pagos bonaerenses colo- muestreo sobre la campaña recostada sobre los ríos Paraná y de la Plata,
niales, a excepción del cinturón de chacras asentado en los partidos más resulta que un puñado de latifundistas se apropia del plus trabajo de todos
inmediatos a la ciudad, en los que generalmente -como se excusaba el los núcleos campesinos asentados en las dos terceras partes del territorio
alcalde de hermandad en 1789- "no hay hacendados sino tal cual vecino . bonaerense relativamente alejado de los peligros que agitaban la extensa
que tiene algunos ganados para sus alimentos'v'? franja fronteriza.
Queda claro entonces que los grandes propietarios lo son en rela- En función de las consideraciones conceptuales que se han efectua-
ción con los pequeños y medianos; también con los arrendatarios, agrega- do hasta aquí, y de los resultados de la indagación estadística, resulta ade-
dos en tierras ajenas, en realengos, en no conocidas y otras categorías de cuado proponer la siguiente ponderación de los distintos tipos de propie-
no propietarios; y los latifundistas en relación al conjunto. O sea, una dad vigentes hacia 1789 (cuadro 11).
caracterización concreta en una región concreta y en un tlem po y
circunstancias determinadas, especialmente aquellas derivadas del tipo
de producción dominante en la campaña bonaerense de viejo poblamien- CUADRO 11
to. la agricultura del cereal y la ganadería de cría, ya sea vacuna, mular, Distribución de la superficie ocupada, por partidos y total, de acuer-
ovina o caballar. Y en aquellas otras determinadas por los límites que do al tipo de propiedad según escala (En porcentajes)
imponían a la expansión territorial porteña un conjunto de problemáticas
entre las que se destacaba la combativa presencia de los pueblos indíge-
MAGDALENA CAl\lADA PILAR ARECO TOTAL
nas.
Frente a los riesgos de una ponderación sesgada hacia los elementos 0-200
puramente -unilateralmente- técnicos, propios de una visión economí- Pequeña 0,3 9,3 10,0 4,6 4,7
cista, vale reafirmar los contenidos sociales que determinan el sentido de
los conceptos de grandes y pequeños propietarios; toda vez que la pro- 201-1000
Mediana 9,7 41,0 33,6 20,6 22,6
piedad es, en su esencia, una relación social de producción.
Si 3,9% de los propietarios controlan el 55,9% de la tierra (cuadro 5): Más de 1000
¿cómo no llarnarlos latifundistas? Si un 9% dispone del 16,8% de los terre- Grande 90,0 49,7 56,4 74,8 72,7
nos en unidades promedio de l.700 has.: ¿cómo no caracterizados como
grandes propietarios? Totales 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Basta con señalar una de las variables inherentes a la significación
de la gran propiedad y el latifundio para ejemplificar las posibilidades
socioe conórnicas de tales dominios: las tierras correspondientes a los Esta visión de conjunto, que refleja el régimen de tenencia de la tie-
pagos de antiguo poblamiento son las que habitualmente se denominaban rra en propiedad en las 375.092 has. de la muestra examinada, no deja
"tierras de semilla", es decir aquellas en las que se imponía a los arrenda- lugar a dudas respecto a los resultados que arroja, y debería bastar para
tarios la carga de entregar un tributo en "semillas correspondiente al dis- fundamentar al papel dominante, incontrastable, de la gran propiedad yel
frute de los terrenos".48 Esto es, como lo enfatiza un informe del cabildo latifundio en la mayor parte de la geografía bonaerense colonial.
De todas maneras, retornando la problemática analizada al observar
de Buenos Aires, la obligación de los pobres, "que son los más, de ser
el contenido del cuadro 6 -y las consideraciones metodológicas relacio-
preciso pagar una fanega por cada otra que siembran, teniendo que pagar
nadas con el 7 y 8--, nos ha parecido conveniente interrogar la informa-
también de ellas el diezmo ... " 49
ción censal introduciendo una nueva estructuración de las frecuencias
expresivas de los distintos tamaños de establecimientos, reubicando a la
47 AGN. IX 19-3-12.
48 AHPBA. 152-1~091. suerte de estancia como el fundo definitorio a partir del cual considerar la
49 ACBA. s. 1Il, L ¡X, p. 354. existencia de la gran propiedad (Cuadro 12).

88 89
Más allá de las diferencias apuntadas, los cambios porcentuales no
alteran las tendencias anteriormente establecidas, como lo corrobora el
¡ especialmente del conjunto de ,no propietarios conformado por campesi-
nos, peones y esclavos. -i? f -
Aunque parcialmente imaginarios, acaso algunos pequeños ejercicios
cuadro 13. Igualmente no podemos dejar de señalar que, en este análisis,
numéricos puedan contribuir a una comprensión cabal de la envergadura
las superficies elegidas para delimitar los distintos tipos de propiedad es
del espacio rural bajo análisis: suponiendo que se siembre media fanega 50
muy factible que se encuentren en los límites máximos razonables, dadós
de trigo por hectárea y que el rinde correspondiente sea de cinco
que resulta difícil aceptar que una propiedad de, por ejemplo, 1.500 has.

• pueda ser eventualmente considerada como "mediana" en una campaña


donde -reténgase este dato- el 91,2% de los propietarios poseen menos
de esa cantidad de tierra; y de estos alrededor del 90% no llegan ni
fanegas.>' resulta que en la superficie de una suerte de estancia de 3000
varas de frente -en la que hemos coincidido que resultaban frecuentes
las labranzas- se podrían cosechar potencialmente unas 9.375 fanegas, es
decir más o menos el diez por ciento del total de la producción triguera
siquiera a la mitad.
bonaerense, que siguiendo con el ejemplo equivaldría a la cosecha de
diez unidades de 1875 hectáreas.v
CUADRO 12
Propietarios y superficie ocupada de acuerdo al tipo de propiedad
• según escala (En porcentajes sobre total de la muestra) CUADRO 13
Propietarios y distribución de la superficie ocupada
de acuerdo al tipo de propiedad según escala

, Prop. Has. (En porcentajes sobre total de la muestra)


O-50
51-200
201-500
Muy pequeña
Pequeña
Media- Pequeña
7,6
34,7
28,4 70,7
0,2
4,5
10,0 14,7
Pequeña

Mediana
0-500 has.

501-1874 has.
I
I
% Prop.

70,7

21,2
rs as

14,7

19,5
.

~ 501-1000 Media 16,4 12,6


.\ 1001-1750 Media-Grande 4,8 21) 6,9 19,5 Grande 1875 y más I 8,1 I 65,8

1751-3000 Grande 6,1 17,0

3001 y más Latifundio 2,0 8,1 48,8 65,8


50 La fanega es una medida de capacidad para áridos que en la región rioplatense solía
Totales 100 100 100 100
pesar en el C:lSO del trigo entre 9 y, más habitualmente, 9,5 arrobas de 25 libras cada una. Es
~ decir que una fanega local resultaba equivalente a unos 109 kilogramos, más o menos. Se-
gún otras ponderaciones su peso sería de 8,5 a 9 arrobas, promediando unos 100 kg. AGI.
~ Teniendo presentes estos datos, vale destacar que algunos autores Buenos Aires, leg. 333.


--que corren el riesgo de reproducir, al menos en este asunto, los puntos 51 ACBA. s. 1Il, l. VIII, p. 681.
de vista de la elite colonial- consideran que las casi dos mil hectáreas 52 El ejemplo tampoco perdería en nada su significación si se considerasen cifras míni-
~ características de la suerte de estancia no autorizan, en el Buenos Aires mas, como ser un rinde de 2,5 fanegas por hectárea. En ese caso la totalidad de las 100.000
fanegas cosechadas en años buenos cabría en la superficie de 20 'estancias de 1.875 has. En
virreinal, a hablar de gran propiedad.
el eventual caso de un rinde de 10 fanegas por hectárea, la producción bonaerense de trigo
y vale insistir que al referimos a la propiedad de la tierra en ningún se distribuiría sobre una superficie equivalente poco más de 5 suertes de estancia. Estos
~ caso pensamos en una relación del hombre con LIs cosas, sino entre los datos, a pesar de su precariedad estadística, ayudan a pensar -y ajustar- la evaluación de
hombres a través de las cosas. En este sentido (económico) la propiedad la agricultura colonial, al menos teniendo en cuenta la porción de terrenos involucrados en
esunarel~ocial a través de los medios de producción; ye¡{particu- tal tipo de producción.
l lar, la "gran propiedad" terrateniente bonaerense que analizamos era una
Una argumentación parecida en: Arnaral, Samuel y Ghio, José M. Diezmos y produc-
ción agraria. Buenos Aires, 1752-1804. Mimeo.
~ p~piedad d~_:1Oproductores fundada en la explotación del trabajo ajeno,
~
91
90

~,
En caso que se supere la perplejidad originada en "ver" la magnitud Se dirá que el ejemplo no atiende a las detenninaciones de tiempo,
de la agricultur;pcolonial, llegará el momento de la reflexión. Entonces lugar y circunstancias, en tanto diversas condiciones están ausentes para
deberá concluirse que esta extensión de tierras -más expresiva aún si se justificar la realización de labranzas en la escala de estas unidades territo-
la estima en 2.025 has.,» y si el rinde como ocurría a menudo fuera ríales;:8-pues entonces afirmamos que de acuerdo con esas precisas con-
mayor- o es muy significativa, o hay que revisar algunas valoraciones , díciones ':l2s fiallamo~ ~ presencia de una extensión decampo que pue-
recientes sobre el desarrollo de la producción agrícola, o acaso ambas ~e y debe denominarse gran propiedad,59 _Xa que lo_que ~ultaba
cosas. 54 t in..ciert~y peligroso concentrar en una "empresa" con costos mercan ti-
Restrinjamos el radio del ejemplo para concentrar la atención ahora les,60se tornaba mi~~ro -y/o más rentable- combinando (o direc-
solamente en las tierras censadas eí~Pilar,55
'----- correspondientes a la .
catego- tameñtereemplazando) la~ricultura coul arreñdamlento (pensamos
ria de suertes de estancia de 3.000 varas y más de frente: resulta gue siete entonces en una gran propiedad cuyo titular se puede beneficiar con otra
propietarios controlan 23.315 hectáreas detierras próximas a! principal""' modalidad de percepción del plustrabajo campesino) y/o la ganadena,
mercaao consumidor de trigo. En ellas, a un rinde arbitrariamente estima- todo lo cual era.,potencialmente posible en el marco de casi dos~c-
;f "'ór-e ~ docre-cinco fanegas por hectárea, se poarEln cosechar 116.720 fanegas táreas. ;. . "', /" ~ . ,) )
1ú'll<.\ <." de- cereal, cifra ligeramente superior al total de la producción bonaerense --"Tampoco en términos de explotación ganadera la suerte de estancia
\·jrrein:d-general~~e ~timad.!, con exceso, en [l00.000-fanegasF Si se bonaerense era poca cosa según los parámetros de la época, pues alber-
atiende simplemente a la hipótesis sostenida por el cabildo respecto a la gando un rodeo de, digamos, 1.000 vacunos, permitía un procreo razona-
exislenciJ,l fines Cid XVIII, de unos 4.o~¡¡-labradores (que implican de ble de unos 250 animales anuales que vendidos a dos pesos significaban
ocho a diez mil personas) -en la jurisdicción de Buenos Aires.r? se podrá unos 500 pesos, los que descontados algunos costos indispensables impli-
-:J.firmándose en la perspectiva de la masa campesina que mayoritaria- can un ingreso que supera en mucho los que pueden obtener los campe-
mente los confonna- evaluar la significación de una suerte de estancia, sinos medios, pobres y jornaleros, es decir la inmensa mayoría de los pro-
en particular en las zonas de viejo poblarníento cercanas a -la cíudad-rner- ductores directos.
ciclo y al puerto~- Igualmente es necesario tener presente que los campos no se encon-
- - traban ~rca~ razón por la cual las posibilidades de control sobre el
anado propio y ajeno aumentaban sensiblemente de acuerdo con la sig-
5_~ Algunos autores, partiendo de asignar 2.700 has. a la legua cuadrada, estiman en nificación local del terratenieñt~n _la inmensa mayoría de los casos
2.025 has. la superficie correspondiente a las "medidas tradicionales de media legua de fren- eSta significación coincide con la propiedad de terrenos de una}
te pcr legua v media de fondo". Por ejemplo: Infesta de Guerci, María Elena. Aportes para el suerte y más. Acaso por estas razones, y no por lo que anacrónicamente
estud.o ... p. 6~.
podna considerarse un cálculo de receptividad de animales por hectárea,
54 Si se tornasen otras estimaciones también proporcionadas por las fuentes de la época,
íncrementando la cantidad sembrada a una fanega por hectárea con su correspondiente rin- podía afirmar Belgrano, en el Correo de Comercio, que una suerte de
de de 10 fanegas de cosecha, la superficie bonaerense colonial cultivada ascendería a unas
1I)..::<JOhectáreas, es decir el terreno que aproximadamente abarcan cinco "suertes de estan- 58 Conviene no olvidar que un "gran" agricultor podía organizar una siembra de, diga-
cia". síse supusiese -siguiendo a autores como Garavaglia que consideraban bajo el de mos 30 fanegas de semilla, para lo cual se necesitaba trabajar sobre una superficie de 30 a
uno a díez=- un rinde del doble Cl a 20) o del triple Cl a 30) la superficie cultivada se red u- 60 hectáreas según la cantidad de simiente utilizada por hectárea fuera de una a media fane-
ciria a 5.000 y 3.333 hectáreas respectivamente. ga. En el caso extremo de un cuarto de fanega de sembradura, la superficie necesaria no
S5 Azcuy Ameghino, E. y Martínez Dougnac, G. Tierra y ganado en la campaña de Bu e- excede las 120 hectáreas. Al respecto debe señalarse que disponer de una propiedad de dos
l/OS Aires ... p. 95.
mil hectáreas facilitaba además una rotación de la zona de cultivo a efectos de garantizar el
56 Sólo para orientar al lector poco familiarizado con el tema, vale señalar que la pro- mantenimiento de los rendimientos, en condiciones del extremo atraso técnico que caracteri-
ducción triguero de toda la campaña bonaerense colonial (aprox. 10.000 toneladas) equivale zaba la producción agraria.
-insisto en que la comparación es anacrónica- algo así como a la tercera parte de la pro- 59 Este es también el criterio de otros autores que se refieren a "Ja gran propiedad
ducción del partido de Colón, digamos en 1963 01.000 toneladas); a igual proporción en representada por aquellos que poseen una suerte de estancia .," Marquiegui, Dedier N.
relación a Baradero 01.500 tn.): o a la doceaba parte de la cosecha de Pergamino 022.850 Estancia y poder político en un partido de la campana bonaerense. Luján 1756-1821. Biblos,
tn.), siempre según cifras del año indicado. 8s. As., 1990.
;7 ACEA. S. III, t. XI, p. 351. 60 Gelman, Jorge. Familia y relaciones ... p. 81.

92 93
estancia -media legua de frente y legua y media de fondo- "al que tie- Es_decir: desde el_I>unto de vista de la mayoría de la población
ne dos mil vacas le es bastante".61 j rural, cuyo núcleo ...=-reiteradamente aludido por las fuentes documenta-
Igualmente deberá tenerse en cuenta que los ingresos de una explo- les- e~ba constituido por las "muchas familias pobres que hay en la
tación de 1.875 hectáreas se podían ver fácilmente incrementados -~ ... j~sdicción que no tienen tierras propias para sembrar y criar".66 Familias
veces sustancial mente- con la combinación, bastante frecuente en la" - como las que registra ~calde de Pergamino cuando, al empadronar a
campaña de Buenos Aires, de la cría con la agricultura del cereal y la los "vecinos hacendados" de su jurisdicción, establece que sobre 39 uní-
imposición de arrendamientos, por lo que valen aquí las consideraciones ~ censales solamente cinco_ apjlre~ instaladas en terrenos propios,
acomodándose el resto en tierras arrendadas, realengas o francas.s?
anteriores.
Se sugerirá, por fin, que en comparación c0!1 los fundes de la Banda - Naturalmente otra.es.la valoración de la élite local bonaerense, para -c-:

OrjenE1Ja suerte de úe!!!. bonaerense promedio resultaba menos exten- la cual -según informe d~ síndico capitular de 1792- unas dos mil hec-(
sa. Esto es cierto, y obliga a distinguir adecuadamente los rasgos singula- táreas de buena tierra constituían un "ámbito tan corto que algunos cria- ~
7es que sobre un fondo común caracterizan a una y otra campaña, donde dores de considerable fomento suelen unir dos o tres suertes seguidas 7 ~.--¿/
además de señalarse -entre otras diferencias de peso- los límites que la para dar a sus ganados la extensión que ne~esitan".68 ~l
presencia indígena impuso por dos siglos a la potencial expansión fronte- Este punto de vista autojustificativo, aristocrático y embellecedor de '5>
riza de la sociedad bonaerense, debe enfatizarse la discrepancia en las los terratenientes coloniales, en condiciones que la gran propiedad abar-
~::¡\idades predominantes de lá explotació!:!...8anader:l:: a~á lLc'!E del caba entre un 65.8% (cuadro 13) y un 72,7% (cuadro 11) de la campaña
vacuno corporizada en la vaquería, la "changa", la "estancia cimarrona"62 bonaerense según la proyección de los datos de la muestra que se ha
y la "estancia de alzados";63 acá la cría de ganado de rodeo, aunque con considerado, resulta desde todo punto de vista inaceptable. Y lo mismo
excepciones como el rincón de "Vie1ffia" y otr~OS análogos. ' ocurre con las afirmaciones respecto a que I~ ~ropiedad expresaría
Realidades productivas, geográficas y socioeconómicas distintas, meras "salpicaduras" en un mapa dominado po~ la pequeña propiedad y
requieren conceptualizicjones diferenciadas, ce.rnanera.que lasñOciones otras formas más precarias de posesión.
de pequeña, mediana, y gran propiedad.; así como la de latifundio, debe- . La Jealidad era exactamente la inversa: en una campaña dominada
rán ser aplicadas de acuerdo al análisis concreto de la situación vigente en por la gran proRiedad Y el latifundio lerra~I!i~, los sitios de asentarnien-
cada caso, "sin confundir campañas con campañas ... ni confundir especies toCieia pequeña propiedad (4~7°t9 s:ie la tierra según el cuadro 5) resultan
y colorear con ejemplares de lo sucedido en la otra (banda oriental), pro- las verdaderas s;!!picadur.3s si es que puede uúlizars~esta ~gen. Dicho de
posiciones sentadas que no puede calificar en ésta". 64 otra manera: dividiendo los terrenos reportados censalmente en más y
Atendiendo a e~eriO, se puede afirmar que en Buenos Aires la
9.,
s~ de estancia d~ectáreas ~s una unidad territorial significaúva,
sobre todo, como ya se ha dicho -y esto resulta decisivo en este y otros las cuatro hectáreas -2 ha. de tierra destinadas al cultivo de trigo; 1 ha. al cultivo de legum-
problemas- si se la pondera desde la perspectiva de la producción carn- bres, más la tierra necesaria para el alimento del ganado, y siempre de acuerdo con los rendi-
pesina;65 en particular desde la ninguna propiedad, la pequeña y aun la mientos medios predominantes (sobre los 11,4 hl. por hectárea y año}- la cantidad de tierra
imprescindible para que una familia de seis miembros pudiese reproducirse como unidad
mediana. productiva". Suau Puig, Jaume. Estudio sobre la renta de la tierra. Mallorca, 1750-1860. En
Saavedra, P. y Villares, R. (eds.) Señores y campesinos en la península ibérica, siglos XVIII-XX.
61 Belgrano, Manuel. Escritos Económicos ... p. 179. Crítica, Barcelona, 1991.
En este caso, el ejemplo anterior se toma pertinente para fundamentar la importancia Complementariamente señalemos que por la Homestead Act de 1862 en EEUU se
de las estancias de 1000 y más hectáreas, que bien pueden incluirse en la categoría de gran entregaban a los colonos lotes de 64 hectáreas. Y que en Santa Fe, en la década de 1850, se
propiedad. facilitaba a los inmigrantes suizos la compra de terrenos de unas 33 hectáreas.
62 Pivel Devoto, Juan. Raíces coloniales de la reoolucion oriental de 1811 ... 66 AHPBA.152-12091. -
63 Pérez, Osvaldo. La estancia de "alzados" en la Banda Orienta7, 1993, mimeo. 67 AGN. IX 9-7-7. Azcuy Ameghino, E., Gresores, G., Martínez Dougnac, G. Reflexiones
64 AHPBA.7-2-108. sobre los censos de "hacendados" bonaerenses de 1789. Ponencia presentada a las X Jornadas
65 Salvando las distancias, y de utilidad para enriquecer la reflexión, puede señalarse de Historia Económica. AAHE-UBA, 1989.
que en Mallorca entre fines del siglo X'V1lI y comienzos del XlX, es posible "fijar en tomo a 68 AGN. IX 36-3-5.

94 95
menos de una suerte de estancia (cuadro 6), resulta que el 92% de los pro: armonizar las "imágenes" del pasado con necesidades ideológicas genera-
pietarios se concentran en un escaso 34% de la superficie censada. das en el presente del historiador.
Se dirá que los censos de hacendados que sirven de base a este aná- "ómo puede interpretarse desde ese tipo de presupuestos una histo-
lisis son apenas un muestreo de la campaña bonaerense. En ese caso ria como la de Calíxto Gadea, relatada por él mismo en 1780: "estando
reclamamos que se reconozca el valor cognocitivo que en estadística establecido con su familia y ganados en el pago de la Magdalena y tierras
posee un rnuestreo, aun con las obvias deficiencias propias de la época, de Don Antonio Romero, en que tenía su galpón y sembraba grano, el
no existiendo por otra parte ninguna razón para creerlo inapropiado o dueño, sea por parecerle poco el reconocimiento o por necesitar de sus
arbitrario. En todo caso afecta a cuatro sitios de antiguo poblamiento don- tierras le ha obligado a abandonarlas con perjuicio de su familia y gana-
de sin duda fue importante el efecto de las particiones por herencias. dos, pasando a otro terreno cuyo dueño podrá sacarle y hacerla vagante
Se~ntará, todavía,-'lue la gran propiedad no es "~Jorma típi- en aquellos campos sin sembrar y sin pastos para sus ganados ... ; engaña-
ca de estancia". ¿Qué significa ésto? ¿Qué la moda estadística, es decir el do que las tierras heríales que se hallan en el mismo pago pasada la
valor que aparece con más frecuenaa en cualquIer conjunto de valores, Cañada Larga eran pertenecientes a las temporalidades le dio el adminis-
tifrKIe a reflejar propiedades pequeñas y medianas? Si de eso se trata, en trador de estas papel para posesionarse en ellas con el reconocimiento de
principio queremos aportafalgunos datos más: la "moda" -considerando seis pesos anuales de censo ..., y habiéndose presentado al alcalde provin-
el total de propietarios- er M.agdakna son las ""Unidades de 625 has., en cial de aquel pago Don Clemente López para tomar posesión, le dijo tener
Areco de 312 has., y en Pilar de 125 has .. dueños las referidas tierras .. ".
-EStO no ha estado nunca, al menos por nuestra parte, e~scusiQn. La conclusión, obvia, que extrae Gadea de las vicisitudes pasadas
Resulta evidente que laIñ:lyorcantidad de "estancias" censadas encuadran para poder asentarse en la tierra con alguna mínima seguridad jurídica
eñ la pequeña y mediana propiedad .._l\hora, este datatan significativo resulta aleccionadora. "los ricos del campo quieren absorverse la cam-
para el estudio de una parte del campesinado bonaerense -especialmen- paña para extenderse sin límites"Jo
te el acomodado--, de algunos terratenientes menores y de otros temas A la misma conclusión seguramente llegaban centenares de campesi-
de gran interés, ¿en qué desmiente el predomínío de la gran propie- nos instalados en los terrenos realengos -como los pobladores de Chas-
dad y el latifundio como la forma principal de apropiación y domi- comús en 1786- cuando descubrían la precariedad e inestabilidad de su
nio legal de la mayor parte del espacio rural? ¿En qué se modifica el dominio útil, a pesar de las promesas que se les habían efectuado: "y por
hecho que los propietarios de 1.875 has. y máscontrolen el 66% de la tie- no haberse verificado dicha oferta y a este tiempo hallarse midiendo o
rra involucrada en la muestra porque dentro de los que controlan el resto mensurando en estas inmediaciones y en terrenos del Rey un vecino de
haya "muchos" propietarios pequeños y medianos? esa capital llamado Don Antonio Rivera, y estos ser precisamente en los
En este sentido resulta un verdadero dislate pretender negar el peso parajes en donde comen nuestras haciendas", con la consecuencia de que
de la gran propiedad y el latifundio porque los titulares de estos terrenos luego podría "hacerles exigir contribuciones o semillas"JI
son pocos y los pequeños y medianos muchos. ¿Qué se pretende? ¿Qué y vale destacar que nos hemos referido estrictamente a la situación
haya un número mayor de grandes propietarios que pequeños y media- vigente en los campos bonaerenses an~ del período 1791-95, cuando a
nos? ¿No se sabe acaso que desde la colonia hasta el censo de 1988 esta favor de cambios locales e internacionales se asistirá al comienzo de la
es la constante de todos los relevarníentos que han informado sobre el apropiación I~g:ll Jt: una inmensa masa de terrenos realengos ubicados al
régimen de tenencia de la tierra (propietarios) en la Argentina? norte y sur del río Salado, región que se caracterizará "por el señorío de la
Cómo puede sosteners~or fiI1-que "la noción de. una clase terrate- gran propiedad=?
niente que hunda sus raíces en l<Lhistoria colonial ha quedado definitiva- ~s orígenes de esta expansión terrateniente son elocuentemente
mente sepultada por la evídencía.w sin aceptar que lo que se denota al graficados por el comandante de la frontera, Nicolás de la Quintana, a
hacerlo es un inmenso preTu1ci~, inexplicable salvQ.por la necesidad de
"0 AHPBA. 13-2-5-18.
69 Fradkin, Raúl. "L:1 historia agraria y los estudios de establecimientos productivos en His- 71 AHPBA. 12-422.
panoamérica colonial: Una mirada desde el Río de la Plata: En: La historia agraria ... p. 25. 72 Marquiegui, Dedier N. Estancia y poder ... p. 23.

96 97
CUADRO 14

propósito de la critica que realizara en 1797 de la "muy corta o ninguna Denuncias de tierras entre 1791 y 1810 según cantidad y superficie
ventaja en las denuncias y compras de terrenos realengos", y el perjuicio de acuerdo a escala (En cantidades)
que ello implicaba para sus antiguos pobladores: "mientras nos han ayu- Denuncias Hectáreas Has. x Den.
dado estos infelices vecinos a sostener la guerra con los infieles ni aun ~ .•
sabía de quien fuesen estos terrenos que teníamos por realengos, respectó 0-1.249 - - -
a que jamás ninguno cobró semi\la ... hasta que sentada la paz que obser- 1.250-2.499 1 1.250 1.250

4<- -------ª~
vamos todo ha sido trabajar en esclarecer antiquísimos derechos, y los 2.500-3.749 2.667
que no han girado por este conducto se aplican a denuncias de despro- 3.750-4.999 45.000 ~ ,3.750 ;~
porcionadas y exorbitantes posesiones".73 5.000-7.499 -9.fS7' 5.271
No es objeto de este trabajo la exposición y análisis del proceso de 7.500-9.999 62.500 7.813
10.000-12.499 193.750
la expansión territorial con vistas al incremento de la producción ganade-
ra _y al sometimiento del campesinado instalado en los realengos fronte- 12.500-14.999 ~~J- - -- ---90~óOO--_·- .__.____ )Q19L:::
12.857
11__ .__
rizos-, sin embargo algunas pocas cifras permitirán resumido adecuada- 15.000-17.499 ""--_?~~·2~9..... - ._.____ ~ ~.-268-::::J
mente. Se trata de guarismos correspondientes a una serie de denuncias 17.500-19.999 2 37.750 18.875
\ de tierras ocurridas entre 1791 y 1810,74 de las que hemos senado 108
casos abarcativos de una superficie de 577,6 leguas cuadradas (equivalen-
tes a 1.444.000 has., o 1.559.520 si se transforman multiplicando por 2.700
has.), con un promedio
has.)."
por denuncia de unas 13.370 has. (o 14.440
l
20.000-22.499
22.500-24.999
25.000 Y más
TOTALES
G
108
10
40.000
270.000
387.000
1.444.000
e 8700

13.370

Ratificando y documentando algunas afirmaciones efectuadas más


arriba, vale destacar que de este total aproximadamente el 71% correspon- CUADRO 15

de a tierras ubicadas al norte del Salado, dato absolutamente relevante Denuncias de tierras entre 1791 y 1810 según cantidad y superficie
para clarificar numerosos problemas en debate sobre la economía y la de acuerdo a escala (En porcentajes)
sociedad asentadas en la campaña bonaerense, antes y después de este % Denuncias % Hectáreas Has. x Den.
proceso de despliegue del derecho de propiedad rural.
Igualmente, en los 16 casos de denuncias entre 1.250 y 4.999 hectá- 0-1.249 - - -
reas, todas están localizadas al norte del Salado, con la siguiente distribu- 1.250-2.499 0,9 0,1 1.250
ción: 1 en Areco, 2 en frontera de Areco, 5 en San Vicente, 4 en frontera 2.500-3.749 2,8 0,5 2.667
de Lujin, 2 en Ranchos, 1 en Chascomús y 1 en Samborombón. 3.750-4999 -JJ) 3,1 3.750
.. ~
5.000-7.499 @ 6,6
-
5.271 "
73 AHPBA.7-242. 7.500-9.999 7,4 4,3 7.813
74 No se contemplan ahora denuncias escandalosas como la de Antonio Obligado -<¡ue 10.000-12.499 (-11:'6 13,4 \~
llegaría a pretender "cien leguas de tierra en longitud y cinco en latitl:ld"- porque sus 6,5 12.857,
12.500-14.999 6,2
dimensiones alterarían las cuantificaciones por defecto de exceso, en condiciones en que
tampoco alcanzaría el derecho de propiedad sobre tan inmensa superficie. AGN-BN 187. La
15.000-17.499 í3:o
""-......-
14,8 1~.~6§ j
17.500-19.999 1,8 2,6 -18.875
historia de esta denuncia y sus vicisitudes, junto al resto de las efectuadas entre 1791 y 1810,
en: Azcuy Ameghino, Eduardo. Expansián terrateniente y conflicto social .... 20.000-22.499 1,8 2,9 20.000
22.500
75 Estas son estrictamente
documental
las que hemos podido hallar hasta el momento en la revisión
efectuada principalmente en el Archivo Histórico de la Provincia de Buenos
22.500-24.999 .J}) 18,7
25.000 Y más 9,3 26,8 38.700
Aires; no deben por lo tanto tomarse como las únicas en tanto todo indica que una cantidad
desconocida por nosotros puede todavía incrementar la magnitud del proceso orientado a la TOTALES 100 100 13.370
apropiación legal del espacio rural bonaerense colonial. Obviamente las va relevadas bastan
para fundamentar las hipótesis que sustentamos en este trabajo. .

99
98
Nótese también que si se consideran las 66 denuncias de 10.000, y terrenos menores de diez mil hectáreas, habrá estado sin duda el punto
más hectáreas --que abarcan casi el 86% de las 1.444.000 has.- a un pro- de vista de muchísimos pobladores fronterizos que para siempre conser-
medio de 18.670 has. (7,; leguas cuadradas), puede considerarse como varían "la inhumana memoria del modo con que se arrastró y arrojó en
bastante ajustado a la realidad el juicio de Azara, emitido ai inicio del los campos a aquellos que se llevaron violentamente a poblar las antiguas
siglo XIX, al indicar que "una estancia o deheza que no tiene más que cua- guardias: porque además de haberles faltado en darles terrenos en propie-
tro o cinco leguas cuadradas de superficie o~xtensión está considerada dad para sus labranzas, fueron sacrificados muchos a manos de los infie-
en Buenos Aires como poco considerable'v's s r !Q;'. IIA"" les, y los que aún se conservan, si no son feudales o reconocen pensión,
Claro que esta afirmación debe to~e como de quien viene, un son arrojados con sus familias y haciendas de los terrenos, que han baña-
intelectual progresista ... de fa córtede Carlos IV, de la que es fiel funcio- do con su sangre para defenderlos")9
nario; desde esa, su perspectiva (de clase), que estambién, con los mati- Sin que se nos oculte que lo que discutía de fondo era el mejor modo
ces del C:ISO, la visión de la élite virreinal -"está considerada en Buenos de asegurar el dominio colonial frente a la resistencia indígena al robo de
Aires" ... (¿por quiénes?)- ~e pensarse el sentido de su planteo, retorna- sus tierras, una postura historiográfica crítica no podrá dejar de interrogarse
do ~riQD1lente por estudiosos como Levene y toda una tradición histo- sobre el significado práctico, concreto, que revestía la gran propiedad y el
riográfica gue~nciliando con la gran propiedad por la vía de su subesti- latifundio para quienes, como informaba el coronel García, "se hallaron con
mación, se prolonga hasta la actualidad."? el más próximo riesgo de perder también la vida y vieron regar con la san-
L~ lógica de los gj:!ndes denunciantes y propietarios terratenientes gre de sus hijos, hermanos y parientes más inmediatos esta campaña".
su autojustificación- fue ~bien expresada por Antonio ObJigado en Los mismos campesinos sobre cuya situación informa el comandante
1797: "Quienes tengan fondos no es fácil que se inclinen a fomentar crías de la QUIiiliiña:-"les he visto con el mayor 9010r me~s pasados Ilorar g, mi
de ganados sino- fUereCon el fin de criar y tener mu~hos. Para criar presencia y lamentarse del corto aprecio que merecían aquellas penurias y
muchos necesitan mucha tierra ..",78 fatigas, pues se hallaban constituidos a transportar sus ranchos, haciendas
¡\Iúy distintQ. esnuestro juicio, y nos permitimos pensarg~también y cuanto tenían de los terrenos que poseían por aquel tan caro precio, a
lo habrá sido la opinióq (inexistente a los ojos y oídos deTaS fuentes estata- OI1'OS realengos donde- sólo procuran mantener lo muy preciso a su sub-
les que re6istuban la historia oficial) de la inmensa mayoría de la pobla- sistencia, sin aspirar a adelantamiento alguno, pues justamente recelan
ción rural. De los miles de hombres y mujeres, campesinos medios, pobres. ~ndo no salgan algunas otras escrituras de mercedes concedidas a
y ~OSl:Sin menciOñ:iresclavos;-indiosy otros segmentos sumergidos) principios, a mediados del siglo pasado, como ha sucedido ... no faltarán
g:¡r~quienes -desde la no propiedad; desde el arrendamiento forzoso; algunos poderosos que solicitando una denuncia logren adquirir absoluto
j desde el agregamiento o desde las 9, 50, 100, 500 o 999 varas de terreno,
como es el caso del 810/0de los censados en 1789- una suerte de estancia
dominio en ellos".80
No debe pasar inadvertido al lector el sentido de afirmar un punto
de 1875. de 10.000 o de 18.670 hectáreas resultaba' algo tan inalcanzable de vista, toda vez que esta opción está en el origen de muchas de las
orno el poder. las influencias, ¿y por qué no el dinero?, de los grandes profundas discrepancias respecto, entre otros asuntos, a la valoración del
pf-?~pielariOsyiatifundistas. - - - peso de la gran propiedad y a su origen colonial. Desde la perspectiva del
~1uy alejado del sentir de Azara sobre la poca significación de los historiador, este posicionamiento define las coordenadas de nuestra
objetividad.
76 Azara, Félíx. Viajes porla América meridional. Espasa-Calpe, Madrid, 1969. p. 285.
77 Garavaglla, Juan C. Las 'estancias' en la campaña de Buenos Aires ... p. 162. Los jui-
No ren~nciamos a la convicción de que son las masas las q~e hacen
la historia, y de que en una sociedad de clase -que podría ser tanto la
I NV1

I
cios de este autor coinciden con toda una corriente ideológica preocupada por enfatizar aCtUal como la colonial- sólo vinculándose orgánicaJTlente a sus necesí-
.,...... que "los estancieros nativos no tenían gran importancia social a causa de lo exiguo de sus d~es, pasadas y presentes, reponiendo las visiones, situaciones y sentí-
I - entradas ... El ganadero más acaudalado poseía alrededor de 15.000 cabezas de vacunos en
su c:1mp? .. y su producto apenas alcanzaba para cubrir los gastos del establecimiento y de
su familia". Moncaut, Carlos A. Esta~cias bonaerenses. Historia y tradición. El Aljibe, La Pla- 79 García, Pedro A. Nuevo plan de fronteras, 15 de julio de 1819. Colección de Angelis, t.
ta, 1977, p. 23. . VIII. p. 625.
78 AGNBN187. 80 AHPBA. 7-242.

100 101
mientos de los explotados, que generalm~e parecieran no existir a los como receptivo a sus intereses-- sustentadas en la cuota de autoridad e
ojos de las fuenres documentales (estatales~ es posible fundar un punto iñfiuencia q~e les otorgaba su poS@ón eco~ómica,el ejercicio del poder
de vista realmente objetivo en ciencia social. : de policía y justicia inmediata en los campos a través del dominio de las
-No es a nuestro juicio, en última instancia, una cuestión de técnidl instituciones de la hermandad, el poder de super!<?resmilitares en la orga-
de investigación, de metodología o de ~e~tes, lo que dividió, divide~' nización miliciana, su control de otras instituciones estatales menores
dividirá las opiniones sobre el pasado, sino el tipo de compromiso queel como la deTOSComisionados, y por la regulación de las normativas del
~ historiador asume al producir sus historias. En este sentido la amplitud de orden social colonial en la campaña, facilitada por el control de los lazos
miras, la superación tendencial del unilateralismo -esencia del idealismo fundamentales con los poderes urbanos y por redes de vinculación fami-
teórico--, la elusión de los prejuicios que transmiten los documentos cuá- liar82 y clientelismos rurales. Además de otros atributos eventuales -
litativos y también los cuantitativos, la posibilidad de evitar las trampas como pulperías, oratorios, facultad de cobro de rentas estatales como
que tienden las antiguas y actuales ideologías dominantes en la sociedad, alcabalas y diezmos, prisiones en las estancias y hasta algún fuerte priva-
están cifradas en la opción por la perspectiva de las mayorías sociales. do...- que dibujan con trazos tan claros como firmes su capacidad de
Este punto de vista obliga, como condición de su propio interés, a la intervención en los asuntos de la campaña.

I
indagación más integral, al análisis más completo de lo real en tanto nada
tiene que ocultar, disimular o adecuar. ';)
Sobre esta base, cuando la expansión terrateniente gue indign I~
denuncias de tierras (cuadros 14 y 15) se comience a efectívizar, lo hará

I De esta manera se puede coincidir en que para los patrones virrei- en muchos casos --en realidad en casi todOs- sobre tierras ocupadas por

I nales de riqueza monetaria y mercantil, muchos terratenientes bonaeren-
I)ses coloniales no resisten la comparación ,=-onlos ricos mercaderes inter-
e.obladores que en general no tendrán oportunidad de sostener sus ~ere-
chos" de antiguos pOSeedores; reproduciéndose en la venta y composi-
t
I @ I mediarios: pero se puede ta~~gregar que para los productor~
directos de la campaña esos mismos terratenientes alcanzaban una impor-
ción de estos terrenos laSmismas características _que se señalaran crítica-
mente respecto a la enajenación de tierras !eale_ngas en otros sitios, en
t rancia superlatíva por su_capa~is!adae interv~nción en todos 10spEmos condiciones que la IEayoría de los damnificados "ni queremos, ni pode-

I
I
de su vida cotidiana. '.} mos por nuestra suma pobreza que apenas nos sufraga para mantenemos
Se puede acordar además en que el significado de una propiedad de escasamente, seguir pleito, ni ningún juicio contencioso ..", 83
I 2.000 hectáreas resultaba poco relevante para muchos comerciantes urba- En este sentido es necesario destacar el valor de las fuentes_ que

¡ nos, funcionarios metropolitanos, o a los latifundistas orientales; pero se


puede -y se debe- al mismo tiempo, <ki~per(ectamente establecido
q~e para la absoluta mayoría de los campesinos bonaerenses esa propie-
dad constituía un objetivo de imposible realización. -
registran los pocos casos en que los conflictos sociales en tomo a la
ocupación del espacio salen a la luz, en condICiones que la mayoría de
los campesinos desalojados o sometidos "contempla dimana principal-
mente su ruina de su ninguna posibilidad, o por mejor decir su falta de
Se podrá coincidir también, como un último ejemplo, en que los expediente y de resortes para instruir una representación ... ".84
terratenientes coloniales com;tituían ~na clase en vías de afirmación .• Dando cuenta de la situación originada en la venta de "campañas
bastante plasmada hacia 1810-~ubordinada en la sociedad al centrp inmensa?,"' afirmaba García en 1819: "La falta depropiedad, aunque una
e,statal metropolitano y en muchos casos con lazos de dependencia res- posesión inmemorial se la haya dado, hace que anden errantes (numero-
~cto al gran ~er..fio .intermediario. - - - - sas familias), porque se apareció un propietario por una reciente denun-
~ Pero, pero ... ~ afirmará además que esos terratenientes concentra-
I cia. gue o los desaloja o hace feudales".85
ban el monopolio del derecho de propiedad sobre vastas extensiones de
•1 la campaña, el dominio de las mejores tierras y-mayores rodeos, y el con-
,
~
~ol de la p~bla.ción rural mediante variad~ repertorios de compu1sion~
extraeconomicas -sólo limitadas por aquel centro estatal tan ajeno
82 Birocco, Carlos M, Los dueños del pueblo, Los Casco de Mendoza. Un acercamiento al
tema de la familia en la campaña bonaerense colonial. XIII Jornadas de Historia Económica.
Mendoza, 1992.
83 AHPBA. 12422.
84 AHPBA, 7-242.
81 Chesneaux, Jean. ¿Hacemos tabla rasa del pasado? Siglo XXI, Bs. As., 1981, p. 34. 85 García Pedro A. Nuevo plan ... Colección de Angelis, t. VIII, p. 631.

102 103
Por este tipo de razones es que los colonos españoles poblados en a que les paguemos tributo y prestásemos vasallaje en la forma de
la guardia de Ranchos pueden, en 1803 -al solicitar el socorro prometido regalía de dominio directo".89
por el gobierno--, fundamentar su pedimento indicando "verse necesita- '-- A la luz de estos testimonios, reiterados y recurrentes, resulta dificil
dos sin poder sembrar en los terrenos por estar ocupados y denunciados . .aceptar que a fines del período colonial e inicios de la época indepen-
de varios particulares.w , diente "la 'cuestión agraria' ... paradójicamente y por efecto de la relativa
Ya en 1796 se había señalado, y muchos pensaron que el juicio sólo abundancia de tierras no llegó a ser tal".90
valía para la Banda Oriental, que "lo primero que hace el comprador es Se comprenderá acaso mejor ahora la significación que otorgamos a
echar a muchos pobres que estaban poblando en lo comprado, O los hace la cuestión del punto de vista que guía la indagación histórica, en COndi-¡
sus tributarios, justificando que ha poblado cuando no ha hecho más que ciones en que la metodología y los documentos son inexorablemente uti-
esclavizar a los verdaderos pobladores.e? lizados y seleccionados en función de las hipótesis y el marco teórico-ide-
Otra interesante mención -que alude a la difícil situación de los ológico del investigador. Esto obliga a prestar especial atención a los
campesinos agricultores- consta en los registros capitulares bonaerenses segmentos de historia sin fuentes airectas;conde las Víctimas de la expo-
correspondientes a 1798, donde luego de señalarse que muchos labriegos Íiaciói1Y el sometimiento -así como su rebeldía ¡ntela oQresión- son
indigentes procuran establecerse en terrenos realengos para escapar a los ajenos al dominio de la escritura, y sólo indirectamente, a través de regis-
arrendamientos, impuestos y diezmos, se afirma que ello "no basta, la tros adm1rUstrativoso jUclTCÍales,e~ posiblecóñocerlos; así se hapoaldo
codicia los va a buscar denunciando e! terreno para comprarlo a la Real aTíñ'ñar;=pOfejemplo, qué-"tÓda revuel~u~ escape a E r~presión escapa
Hacienda por una cortedad"; ejemplificándose con e! caso de un campo a la historia". 91
"de tres leguas de frente y cuatro de fondo que había rematado un pulpe- r-- "Nuestra metodología y fuentes -muchas veces las mismas que se
ro, no para cultivarlo, sino para tener por colonos a más de cuarenta utilizan para construir interpretaciones opuestas- nos llevan a plantear la
pobres labradores que se habían allí establecido para hacerlos sus tributa- existencia, o acaso, mejor, e! recrudecimiento, de una violenta disputa
rioS".88 No escapa a la atención de! lector que se trata de un latifundio, por el espacio rural encarnada en los nuevos y viejos terratenientes
ubicado parte en Matanza y parte en Magdalena, de 12 leguas cuadradas, denunciantes de vastas extensiones de campo en perjuicio de sus antiguos
equivalentes a unas 30.000 hectáreas ... pobladores sin títulos, ni capacidad económica y social suficiente para
Este tipo de situaciones es retratado -en los pocos casos que algu- alcanzarlos, como era el caso =-descrípto desde el interior del nuevo esta-
no de los perjudicados dispone de posibilidades de representar ante las do mercantil terrateniente- de la "multitud de familias establecidas en
autoridades coloniales- en testimonios sumamente eiocuentes: "los expo- terrenos realengos que ocupan a su arbitrio, o bien en los que arriendan
nentes como los demás convecinos de dicho pago (cincuenta agricultores por un ínfimo precio. Estas familias se dicen labradoras porque envuelven
de la Cañada de los Pozos, en 1799) hace más de treinta años nos halla- en ia tierra una o dos fanegas de trigo al año, y son en realidad la polilla
mos poblados y establecidos en dichos campos realengos con casas, chá- de los labradores honrados y de los hacendados a cuyas expensas se
caras y haciendas de labor de pan llevar, y otras semillas y frutos, sin que mantienen".92
persona alguna nos haya impedido estas faenas hasta que de poco tiempo Respecto J esta problemática, y en relación a la posibilidad de inves-
a esta parte Don Pedro Villamayor y Don Juan Almada se han querido tigar la madeja de contradicciones que vincularon a terratenientes y cam-
titular dueños no sólo de dichas tierras realengas sino también de las pesinos, partimos de considerar que "la ausencia de conciencia de clase
casas y demás que comprende aquella vasta población, y lo que no es en sentido moderno no implica la ausencia de clases ni de conflicto de
menos, pues ha llegado el arrojo de estos a estrechamos con violencia

[89JAHPBA.13-2-7-26.
86 .4GN IX 30-3-4. 90 Garavaglia. Juan c. Las 'estancias' en la campaña de Buenos Aires ... p. 174.
87 Azara Félix. "Informe acerca de un reconocimiento de las guardias y fortines que 91 Furet, Francois. Lo cu antitatico en historia. En: Le Goff, J. y Nora, P. (cornp.) Hacerla
guarnecen la frontera de Buenos Aires. n En Memoria ... p. 176. Historia. Nuevos Problemas. Laia, Barcelona, 1985, p. 64.
88 ACBA. s. 11I, t. XI, p. 353. 92 Garc[a, Pedro A. Memoria ... Colección de Angelis, t. IV, p. 265.

104 105
clases".93 Así, aquella imagen "más campesina" que mencionábamos <al Juan Almeyra --denunciante de varias leguas cuadradas de tierras en la
comienzo, y con ella la supuesta "economía campesina",94 chayanoviana, zona de Navarro-- impondría por este único derecho de denuncia toda
e productores "independientes", que se le quiso adosar arbitrariamemg vez que aún no había pagado las tierras ni obtenido los correspondientes
fue cediendo aceleradamente su lugar, en las áreas exteriores próximas al títulos, su ley y su voluntad "a los infelices labradores poblados en los
Salado, al estado de cosaS"que ya reinaba de antiguo en las tierras inten&' terrenos que dice suyos ... ha aniquilado a unos, ha quitado a otros, ha
res, "en que se paga semilla según el estilo de la campaña". En este senti- perseguido a muchos, ha puesto los que le ha parecido y últimamente ha
do no parece contraproducente reflexionar respecto a que "la presenS,ia tolerado a los pudientes sin meterse con ellos porque callasen, pues al
del terrateniente en el proceso productivo como propietario de la tierra desvalido la miseria le hacía sufrir y consentía sólo al que le pagaba ... ". 9B
queel campesino trabaja-determin~ una economía feudal o modo de pro- rente a estos cargos Almeyra responde, justificando su señorío con
ducción-feudal y nunca economía campesina".95 'f conceptos que introducen en la tipicidad de los mecanismos de s~bor-
n También, desde otras historiografías, se ha señalado que en la actua- ----
dinación campesina a partir de la propiedad terrateniente. "Se ha
lidad "hay una fuerte tendencia, resultado en parte de una reacción frente querido _t~n _hacerse misterio de que yo cobrase de 19s arrendatarios
al marxismo, de ver la historia dividida simplemente en sociedades 'tradi- las semillas correspondientes al disfrute de los .terrenos según el estilo de
cionales' y 'modernas' o 'postindustriales'. Esta es básicamente la misma la campaña, pero si los terrenos eran míos nada tiene 9~ particular que
JJ teoría que la que supone que la 'sociedad campesina' o 'economía cam- exigiese el reconocimiento que es debido a este título ... ", 99
pesina' es una formación social acabada, dado que los campesinos consti- - 'El conflicto entre este latifundista y otros terratenientes y campesinos
tuyen una mayoría de la población, sin considerar las características de las de la región que se veían perjudicados por su denuncia,l00 se resume en
otras clases sociales, incluso de la clase dirigente".96 la siguiente problemática: "El hecho está precisamente reducido a si han
Mas allá de esta cuestión, polémica, de caracterizar el tipo de socie- de quedar en su posesión sesenta o más familias empleadas en la labran-
dad instalada en los campos rioplatenses como parte del espacio virreinal, za que están situados en la cañada de las Saladas, o si se han de dejar
que en todos los casos debe ser la unidad de análisis fundamental a con- estos terrenos a Juan Almeyra valiéndose del presente remate para cobrar
siderar, lo que sería conveniente que quede claro es que no son las semillas y tener arrendatarios en ellos" .101
impresiones de García o Azara las que nos llevan a sostener el fenóme- Salvo que se suponga que los actores del pleito están equivocados en
no de la expansión terrateniente y la consecuente subordinación campesi- sus afirmaciones por participar de una "visión tradicional"IO! sobre los
na, sino que ello surge de la investigación en numerosas fuentes coinci- temas que los ocupan, deberá reconocerse que las "impresiones" de Azara,
dentes en evídenciarlo, controlando y confirmando aquellos testirn..2nios.97 Sagasti, De la Rosa, Lastarría, De la Quintana y otros funcionarios críticos
Casos de este tipo se multiplican en la documentación colonial: así del sistema de enajenación de la tierra realenga coinciden, como se verifica
}
93 Hobsbawrn, Eric. Marxismo
.
e historia social. Universidad Autónoma de Puebla, Méxi-
en este caso, con la más rigurosa realidad. ¡Y estamos hablando de terrate-
nientes y latifundistas de Buenos Aires y no de la Banda Oriental!
co, 1983, p. 69. Sin embargo, y a pesar de las evidencias en contrario, algunos auto-
94 Sobre el concepto de "economía campesina" resulta interesante consultar: Vilar Pierre,
res como Juan Carlos Garavaglia -a tono con su tesis del predominio de
Iniciación al vocabulario del análisis histórico. Crítica, México, 1988, p. 267.
95 Archetti, Eduardo y Stolen, Kristi Anne. Expiotacián familíar y acumulación de capital
en el campo argentino. Siglo XXI, Bs. As., 1975, p. 135. 98 AHPBA. 152-1209l.
Agrega este autor que "caracterizamos al sistema económico feudal como estando cons- 99 AHPB.4. 12-424.
tituido por productores domésticos que son propietarios de sus medios de trabajo, pero no de 100 Azcuy Arneghino, Eduardo. "¿Oferta ilimitada de tierras? Un análisis de caso: Navarro
la tierra que pertenece a un terrateniente. Las características económicas son: la existencia del 1791-1810." Revista Cic/osno6, FIHES, Bs. As., 1994.
intercambio y el comercio, el productor campesino no acumula su trabajo excedente sino 101 AHPR4. 12-424.
excepcionalmente cuando una brusca subida de precios se encuentra con una renta fija y el 102 Dada la forma abusiva con que algunos historiadores, en particular en relación con el
tra~aj",excedente adquiera la forma de renta, es decir el ingreso del terrateniente." estudio de la evolución agraria argentina, utilizan en la actualidad el calificativo de "visión
2§/ Hilton, Rodney. Conflicto de clases y crisis del feudalismo. Crítica, Barcelona, 1988, tradicional" -<> visión "impresionista", queriendo sugerir que las diferencias interpretativas
p. 14. pasan por una cuestión metodol6gica- para etiquetar y dividir la historiografia rioplatense
97 Azcuy Ameghino, Eduardo. Expansián terrateniente y conflicto social. en un antes y un después de sus propios aportes a la disciplina, parece necesario precisar

106 107
las relaciones de producción capitalistas103 en la campaña litoral colo. meras décadas ~ este (no obviamente circa 1750) no pudo menos que
nial-, prefieren enfatizar que si bien "no se trata de los 'productores pro. resultaraébil, deforTiUao, tardío y sumamente condicionado por la domi-
gresistas' que uno estaría encantado (sic) de hallar.¿ están lejos, muy lejos nación imperialista y el atraso agrario,
de ser una 'casta feudal": ,". 104 - Posiblemente-si~o pensáramos así podríamos escribir otra historia,
Contrariamente a este tipo de juicios, encubridores de los orígenes más parecida a las que florecen en tiempos del neoliberalismo y el nuevo
coloniales e indudablemente precapltalistas de los grandes propietarios de orden internacional, pero, y en esto sí tiene razón Halperín Donghi -y
tierras, consideramos que los terratenientes bonaerenses constituyen en la vale para todos, él incluido-, el historiador para entender el pasado "se
x
historia argentina una de las vigas maestras de la consolidación de la maneja con sus propias experiencias de vida, que son las actuales; no tie-
inserción dependiente, latifundista y agroexpottadora del país en la eco- ne otra manera" :ras-- - -
nomía mundial a partir de fines del siglo XIX.
E~ contexto, el desarrQllo_~maduración deIas relaciQlli!S de
-
~é¡:;sado para qué futuro? ..
---
-
producción capitalistas entre la segunda mitad del siglo pasado y las pri-
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que, en última instancia, si es posible reducir a dos las perspectivas en historia, lo que debe
tenerse presente es que existe una visión de los que ganaron, y que de algún modo continú-
an haciéndolo, y otra de los oprimidos,
H3y una historia oficial que naturalmente transforma en tradicionales sus puntos de
vista Iundamentales (el contenido de ellos, no su forma, que suele "renovarse") en función
del tiempo y la reiteración con que los presenta y difunde en el conjunto de la sociedad,
que por la vía privilegiada de los aparatos ideológicos del estado es educada en dicha pers-
pectiva. (En este sentido algunas de las "novedades" de la historiografia agraria argentina rei-
teran. oaradójicarnente. puntos de vista tan tradicionales como los de la Sociedad Rural.)
y hav orr •• historia, que es la que procura expresar el pasado -activamente vincula-
do .11 ?r~seme :. futuro-- de las mayorías sociales, del movimiento obrero y popular; es
decir ':;c los que hasta ahora perdieron, Es una historia que intenta reponer lo excluido, crití-
car io oficial izado. reivindicar lo denigrado, y sobre todo mostrar las luchas que otras mayo-
';:lS ;",:.lles, en otros momentos y hasta hoy, desplegaron por transformar la realidad, Tanto
en la historia oficial corno en la que provisoriarnente podríamos denominar popular nacional
-amb.s con rnuluples modulaciones en su interior provenientes de las heterogeneidades de
los sujetos sociales que las sustentan- resulta natural 13 dialéctica de lo nuevo y lo viejo, de
lo ;~:'O\':ldOr y :0 conservador, de nuevas y viejas metodologías y conceptos, Pero son los
contenidos v no las formas las que definen la cuestión.
Por orra porte resulta plenamente deseable que la perspectiva que procura enfrentar a
ia historia ofk a: utilice al máximo todos los nuevos aportes teóricos y metodológicos siem-
pre! qUe! resulren útiles para fundamentar mejor su visión crítíco-transformadora, refor-
zando ~1~:,Jt1osargumentos tradicionales, rectificando otros y abandonando algunos más.
103 ¿:\I¡;u,,~n puede! imaginarse una Argentina colonial capitalista antes de la revolución
fr:;nce"a' Finalmente: se trataría de embellecer la conquista española, dado que de haber
,#~é:E~HUM.
existido un prc'coz modernidad toda la historia argentina sería un largo retroceso, acaso
Centro. Emientel ~HumenidedIJI
marech.niano, de! la edad de oro a la de hierro, es decir del capitalismo .., colonial al atraso, U.N.S
el lat itundio v b ceoendencia de fines del XIX v el xx.
1O~ G a,2\':lg l'la, ;\1:1:1
l' e , Las '1es anCtas
" en l'a campana- de Buenos A'tres... P: 16/o.
Aunque lo hemos dicho ames, debe quedar claro que la crítica que efectuamos de esfuerzo y los aportes historiográficos que con respecto a numerosos asuntos han prc;>porcio-
J:¡;unas tesis interpretatlvas de Garavaglia y otros autores -para quienes también vale la nado a través de una producción insoslayable, tanto para el estudio como para la polémica,
observación-, inexcusable en tanto fundan una posición a nuestro juicio incorrecta en la que 105 H••lperín Donghi, Tulio. "De historia, íunerarios y persFectivas," Entrevista realizada
algunos denominan ·suerra de imágenes" sobre el pasado colonial, no implica desconocer el por ~l:Hía L Da Orden y julio C. Melón. Cuadernos del CL4EH n" 69, Montevideo, 1994,

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