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IV

Divisiones tribales y administrativas del


solar del reino de Asturias en la época
romana

. d~ r L::r." ·~ 4-1~ .....:n,

D
EOJCAUOS a la historia medieval española, no
ilos proponernos apartarnos muy lejos del cam-
po de nuestros estudios y tc11dría111os a luca
aventura consagrarnos ahora a la investigaci<'m de la
g·eografía clásica de Espaua. Toca ésta a los cstudio-
'sos de la antigüedad hispana y a ellos la reserva-
mos íntegra. M uchos temas, incluso ajenos a la histo-
ria, nos atraen con frecuencia, pero para el avance en
España de la disciplina que cada cual cultiva son ur-
gentes sacrificios sin cuento. Si acometemos ahora el
estudio del tema apuntado eú el título, ello se explica
sin esfuerzo. 1'ara la perfecta comprensión de la his-
to'ria de los orígenes de la reconquista occidental y de
las instituciones asturleunesas, nos era necesario cono-
cer la historia ele toda la región que abarcó después
el reino de Asturias en los días· anteriores a la exis -
tencia de éste. Creímos en1presa sencilla enterarnos al
porme11or de lo qüe nos importaba y acudimos a las
obras que juzgamos podían informarnos ele modo sufi -
.
ciente. Jnsatisfrcho~, . de ~U:\ conclus iom·~. .\' a veces in -.
t:lLtso dl' sus 111~·t ud11s, 11tis rt' 111011ta11111:-. a las i°t1l'rtlcs
.

_________________ ......
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UOLETÍN DE LA REAL ACADHllA DE L A lllSTORIA

l 1 .. . ,
geográficas, epigráficas :y,.é!;rq~Je <{lógicas, . y en.tune.es QU- .•.
dimos wmpro.bar hasta' qué punto m\estros propó's itoS. ·
exigían una revisión det,enida .de 1~ mayor pa'rte de' las· ' ~
cuestiones que nos in't eresabah. · . · ' -', · .. · · ·:.· ;-
'en
pr.e óc~1i)arn6s 'fué 'la: que va'° ·a"'· !
De las primeras
l
s·e r objeto de este es.tudio. ,Np obstante hal;er . inte'i"e-' ,
• J 1

sado muchas veces a historiadores, geógrafos y arqueó'- ''


logos la distribución por el suelo de Hispaniá de las di- '
I

r
versas tribus que i.hteg¡-aban su población primitiva, no.
están aún fijados a satisfa-ccióri los límites entre ellas.
Y a pesar de haber ocupado a muchos autores, tampoco
lo están de modo definltivo las fronteras ·de, las provin-
cias y convei1tos jurídicos de la _España romana. Los ela-
tos de que disponemos para determinar aquéllos y éstas.
son tan · incompletos y ·ddeznabies, que acaso jamás se
consiga resolver de modo satü¡factorio la cuestión que la
geografía ibérica o romana supohe. Pero si es necesario
partir de este hecho i.nnegable, urge cleclarar"e:n seguida
que aún rio se ha llegádo a ui1 aprovechamiento~1austi- · ·
vo de los que se ofrecen al investigador en sti c"aú1inu. In-
tentaremos aproxima'rnos 'a él poi~ 'lo que se ·refiei--e al
• • ' 1
solar del reino asturleonés. Si, apartados de e~te gé-
nero de estudios, hemos dejado perder en ,el juego al-
guna pieza ,de importancia, los consagrados en E spaña
a la hist?r,iá antigua harán: a ésta y a nosotros un se-
fialado servicio · rectificando nuestro yerro. .·" . · ·'
Sólo de probables podemos calificar las c~nclusid- · 1 ,-•. 1 '

nes a que hemos llegado respecto a los límit~~ de'· r~s" di- , ..
versos pueblos,que hai::ia el siglo i de Jesucristo habitaban
el Norte de España, desde las · r.ías gallegas.. h a·sta d
Pirineo navarro, y sólo como probables podemos' piesen-
, ! 1 •

tar, por tanto, las fronteras entre las provi11cias .Y los. ,

:;:;:::;:i.-;;w;;;¡;;;;,.;:::;:::::;:::::;:=="'-=""'--=---~----......-------------------------------~~ ...
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Ul VISIONE ::; l<OM :\N/\ S JJEJ. f ' UTUIW J{ElNO !JE :\ 5 1'UHJAS 3 J7
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-conv,e ntos jurídicos hÍsp';.[;1orro1ml.no~. par;t t:i-azarlos nos


hemos . servid~, kin embargo, de fa.~ in's cr'i pcioncs, ele los
( 1 ' ¡, • '¡ 1

relatos de los geógrafos clásis~>s,, de I,os h~illazgus an1ueo-


lógicos y ~le 19s estucli9s Ji.í.1gt\)'st\cos 1.11ude1'nús , habiendo
l - .acudido también como :~lerriep.tos átp;j\iúes a la toponi -
mia,, a los textos me<;Iievales y ,<:~ .\a, n~isma cdnfiguración
horizontal y ~ertical . ()el. ¡faís,. . . ,. . ' 1

«t. ' 1 - 1; ' l ~ 1: :


l. D1 VlS,LONES TLUlli\LES.

Geúgrafos y ,filúlogtos coincicku en mar<Car ·t;I curso


",del Navia a partir de la ·costa cantúbrica conHl. f1'-u11te-
ra entre 'astmes y galaicos. 1->liuio, eH el último tercio
<le! siglo r (1), v Tolorne¡i; en · el .si~lo L~,·~(:¿), ;~ilalan, en
efecto, el río Naviolubion'c; ·o' N~tvia corno lit~ cl~l ·:.:r)n-
,., (r) Lib. 1 V, xxx1v-20. "Et dejride cóilveutus [uce11sis a ,flumíne
Navílubione."
(2)° En eL¡¡.b. 11, cap: •V I, concede a. 101; gaHegos lu censes la lJoC<t
<le! Nayialubión, , y después. coloca en tierras· de los astures pés icos
Flavionavia, qu e fO rrespond e. ¡t Navía, síü11acla en lit margen dere-
cha del río . .'-\ntcs del ·N avialubión menciona To lomeo en Galicia
~l Navios, que ha <lado mucho que habla r a los ernditos. Ferná1Jdez y
GonzáJ.ez: Prw1cros pobladorts de. la P cr1insuhi Ibéri<;q1 • gág·. 5, le
identifica con el .E q; · Blázquez: Las costas de Espoiia en /a. épow
• • 1 • 1! 1 t rl i 1

romatia,. . supo1~ errado a Tolomeo y c ree que c'I Navíos 'es el


Navia. También Somom: G-ijón en la. Histó1'.ia Gcu {;'. rai' ;le AsJ11-
J·ius, I, 75, hace del N~~ios de Tolo.meo y del Navi'a .attual uí1" so'lu
río; y s~1pone que ·se llamó N avialubión el río' N eg\·q, 'q ue >'d esembt>ca
"\· ¡ J_h ! j
<'n Lµarca. La pobreza de los textos- permite ctefcn<ler todas las íp-
1
ter'pretaéíóhe.s: Muchas veces :érró, .sin dLt<la .;rol<>n¡eo.; p~ro su c;o in-
cidencjÁ " con . Plínio al señalar el Navialubión como· frontera· de,
-gal,lego~ t 1¡¡stures~ 1:1 insignifíca!1cia el.el rí¿ .Negro, qu e se: aviene
mal conc:l .servir <le ray4. enlre dos pue!)¡Los, y el co rr e r aqu é lla Luda-
vía cn~re el gallego y erl asturi<\no po r el Navia, ·avaloran la s redu c-
ciones clásicas. Esto aparll' 1k que .:s insq;ura la kl'l11ra N;1vius.

318 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

vento jurídico lucense, y Menéndez Pidal, al estudia1- .


..) en nuestros días el dialecto lednés, fij'a en el rni's'mo do
la raya más occidental del gallego ( 1 ). Tierra' ·adentro, ·
en la comarca leonesa, los cambios producidos por la ré- ·
conquista hacen que no se registre igúal concor~ancicL ·
entre las indicaciones de los escritores griegos y roma-
nos y las fronteras lingüísticas. Mientras éstas corren
entre las cuencas del Cua y del Sil, primero (2), y exclu-'
yen, después, la tierra portugu.:sa de Miranda de los do-
minios del gallego portugués (3), los viejos límites
entre galaicos y astures avanzaban mucho más a po-
niente. Gallaecia no comprendía el Bierzo oriental rega-
do por el Cua, ni siquiera V<.lldeorras y Tribes. En
Valdeorras habitaban los gigurros y en Tribes los ti-
buros, aquéllos y éstos tribus de los astures, según
Tolomeo (4). Concede éste a los primeros Foro y a los. 'i.
segundos N emetóbriga. Ambas eran mansiones en la 1

vía romana de Astorga a Braga. Díez Sanjurjo (S) 1.


sitúa Foro en Petín, junto a la Puente Cigarrosa, y
Blázquez (6) en las inmediaciones de Villarnartín y h

(1) Menéndez Pida!: El dialecto leonés. Rev. A.rch. Bib. Mus.,


19o6, 130, 131.
(2) Menéndez Pida!: El dialecto leonés. Rev. Arch. Bib. Mus.,
lgOO, I31-32. Según ~· Pida!, el Bierzo bajo u occic.lentai\ partid<>
de Villafran('.a, habla gallego, y el oriental, partido e.le Por;-Ierrac.la~ ·
l .• j

leonés.
(3) Menéndez Pida! : El dialecto leonés. Lug. cit., "r;l2~"
·. ·., '\ ~ ' ·,
(4) Tolomeo, H, VI.
(5) Los cam.¡nos antiguos y el itinerario núinero 18 de Anloni~<>
en la provincia de Orense. Bol. Comisión Monumentoe; · Ór~11ú,
III, 5I.
(6) Vía romana de Brag1i a A..slorga por la provincia de Orrn-
sr. BoL. Ac. HrsT., LXXII, 23. Parecen conf.irmar la opinión de San-
DlV!SlONES ROMANAS f>EL FUTURO HElNO DE ASTUH lM; 319

Pueblica, uno y otro l\~ga r a orilla.s, del Sil y a poniente


de.Valdeorras; y Nc,me~ó. (Jriya se iq ~ nti fica por ambus
autores con Tribes el. ,Viejo, entre .e,l Bibey y el Na-
vea (1). Diversas in~~ripciunes vicp ~ 1} también, a con-
firmar la pertene1,1cia a tierras as~ uric;en~es <le Valdeo-
rras y del valle de Tribes. En efecto., en la l~uen1.e Ci-
garrosa se hapó, en fecha ya ren~o.ta, . una insc~ipción
dedicada a un g igurro (2) y en el puente (!el Navea,
en Tribes, utras dos, donde se menciona a 111¡ J\tilius-
-~stur (3). Estas oi fcl.t1i~la~1Ci as ubl ig-;u;· a 1:ech~tz.ar los'•
límites trazados a G.allaeáa en esta zona por Fl6rez ,.
Hübner y_ Saav~dra. Flún:z (4) supone yue el Sil sn -
vía de raya enlre hil\:nscs y bracaren ses desde .l'onk-
rrada, con Ju que incluy~ erradamente en tierras galle-

j urj o los hallazg-os de un rnosai·cÓ y ele d°i\11crsas const nn:cioncs ·ru-


mana s en Rua-Petin, -<le que <la noücia M. Marías en d JJol. C uw .
A'1t os. Orense, I, 5.
Véanse: JJol. Co 111. M ios. Ure11sc, lll , 3, y LluL. J\ c. H 1sT .•
( 1)
LXXlI, 23.
(2) F lórez: Esp. Sagr., X VI, q; Hübner, Co rpu s 111 scri:p1. L a!.,
número 2.610, y Vázqucz Núñcz, Lll f;,pigraffo latina de la provincia
de Orense. Ha /. Com.. M tos. Ore nse, l, 49_
(3) HÜ!rncr: C. l . i., núms'. 2.6o4 y 2.6o5. Vázc¡uez Núñez, l.ipi-
grafía ú.ilina. Bol. C om. M los. Orense, I, 48_
(4) lis p. Sagr., X V, caµ . 6. Su error estriba c11 suponer es lahl e-
ci<los . a los bibalos, braca rcnses según Tolomeu, a ori llas del B i-
bey. Para pensar a·sí se basaba en un docum ento publicado por Ye-
pes: Crónica; de l<i Orden de San B en-ita, V 11, núm . 33, en que se
lee: Usque ad ribulmn Hispaliosum que currit int er Tibres et Ccurr es,
rivulurn, que identi ficaba con el Bibey. Ya Hübner deshizo el ye r ro,
. ''
colocando a los bibalos ce rca de Verín, donde exi ste un río B uval,.
y Diez Sanjurjo ha señalado con razón que ni el Bibey es un ria-
chuelo, un rivulitm, ni el His.pali osum co rrespond e si no al ar royo.
Raspalloso, que sepa ra, en efecto, Tribes de Valdeorras.

320 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA H ISTOR!A

gas a Valdeorras y Tribes, a los gigurros y tiburos,


astures según Tolomeo. Hübner ( l) fija el punto de
coincidencia de lucenses, brúcaros y astures junto al'
Sil, frente a Castro Caldelas; pero sefi.ala lnego corno
línea di visoria de bracarenses y asturicenses el mismo
Sil aguas arriba hasta su confluencia con el Bibey, de-
jando ele este modo dentro de Gallaecia a los tiburos de
Nemetóbriga. Saavedra (z) lleva también la raya mtty
cerca del Sil, incluye asimisn:o Tribes en la región
galaica y coloca a Nemetóbriga entre los bracarenses;
todo contra lo demostrado por las inscripciones, Tolo-
meo y el ltinerario de Antonino y contra lo que pide la
naturaleza del terreno. Ha sido Díez Sanjurjo (3) el
primero en tenerla en cuenta y en dirigir la frontera
de GallaeC'Ía desde el Sil hasta la Sierra ele San Mamecl.
Vienen a darle la razón los límites medievales del obis~
paclo ele Astorga, que seguían la corriente del Navea, al
que llaman Naviola (4), y marcan así de modo pre-
1 ~ "' ••
'· (1) Véase el mapa de IGepert, que acompaña al Corpiis.
..
.
(2) Véase el mapa publicado con su discurso de ingreso en Ja
Aca<lemia de Ja Historia.
(3) Los caminos cmliy11us y el itincrariu mímero 18 de Antonino.
Bol. Co111. Mtos. Orense, llJ, 9 y sigs.
(4) Fueron estos límitc·s, como todos los <le las s:e<les españo-
las ·en la Edad Media, muy controverü<los. Como en España Ja in-
vasión árabe hizo tabla rasa, inclu so por lo que hace a las regiones
centrales y septentrionalt;s .de España, ele la geografía'. eclesiástica
visigoda, iué luego difícil la reconstitución de los viejos . límites,' tarito
más cuanto que al reconquistarse el país se crearon nuevas diócesis,
<¡ue vinieron a hacer más cornpl·e ja la cuestión. Los obispos <le Oren-
se y Astorga .d isputaron larg·o tiempo sobre Ja raya de sus obispa-
<los en esta zona. Un rey Or<.loiio había concecJi.<lo en 9 ;6 las iglesias
<le Quiroga, Cal<lelas y Tribes a un obispo llamado Teodomundo,
DIVISIONES ROMANAS DEL FUTURO REINO DE ASTURIAS J2 1

-ci.so la línea que no se atrevió a trazar Sanjurjo. La


coincidencia de las indicaciones de T olomeo -garanli-
-<las por los datos del Itinerario y por las inscripciones-
.con las lindes de la sede asturicense en la Edad Media
-iija<las después de larga disputa con Orense- y la
-existencia de dos P iedra fot:as, una en el Cebrero y otra
junto. al Navea, al Suroeste de Tri bes ( l ) , son indicios
bastantes para concluír que en este caso la división ecle-
siástica conservó el recuerdo de los viejos límites rorn; v·
nos, calcados aquí en las fronteras ele las tribus es-
pañolas. La raya entre Galicia y Asturias siguió, por
tanto, según lo más probabl e, la corri ente del Navia
.desde la costa hasta sus fuentes, y después, como la dió-
cesis de Astoq(a, las sierras de Cebrcro y Aµ;uilar hasta
Monte Furado, para continuar por el curso del Navia
hasta la Sierra de San Mamed.
A partir de ,éstas, Diez Sanjurjo no se atreve a
marcar límites a la región galaica hasta llegar a Sierra
.Segundera. Naturalmente, Hübner traza la raya muy

para que las rigi era, como antes Fo r lis, prefacio de Astorga. (Ji spa-
fia Sagr., XVI, 44r.) Pascual U, en la Bula Conqu es t11s est apud nos
(Bulario Bracareiisc. lnd·icc S uwariu de López T eixera: Bol. tla Bi-
blioteca ... de Hrag1i, LI, r, 44), ordenó a Jos obispos comprovincia-
les de Asto rga y Orense que fa llaran las contiendas ma ntenidas
por estos prelados sobre las parroquias rderi<las. Al cabo, e n u 50,
Alfonso Vll, aisisti<lo <lel .a rZ-Ol.Ji spo de Toledo y <le otros obispos .
0

.autorizados ·por E ugenio III, falló la disputa, dando a Orens·e Cal-


<lelas, y Tribes a Astorga, y marcan'do como límite entre ambas se-
.des el ·río Na viola, hoy Navea, que desagua en el Sil y que no <lebc
confundirse con el Navia que desemboca en el Cantábri co. (V éase
mi estudio: E l Obispado de Si111ancas. Honienaje a Menéndez Pida/,
III, 342-44.)
(I) Véanso los mapas de Coello de Lugo y O rense.

21

'. '
....
, .... ' .
7
322 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

al Norte desde Petín por el Bibey, la Sierra del E je,


hasta la Peña Previnca y la Sierra Segundera. Las
lindes del obi~pado asturicense corren rnús al sur, abar-
cando todo el valle, regado por el Bibey y sus afluen-
tes hasta más abajo de Bembibre, situado sobre el río.
Camba ( I ). Es probable, por tanto, que la raya de
Gallaecia desde San Mamed siguiera primero las cum-
bres de Sierra Seca y después la línea de montañas
donde se alzan los Picos ele la Portilla y Monte Mingo.
Desde este punto la naturaleza del país y la necesidad
de incluír Miranda en tierras de astures ha movido a
Menéndez Pidal a marcar la corriente del Sabor como
frontera del gallego y del leonés en el siglo décimo ( 2 ) .
. Esa pudo ser la línea que separaLa astures de gallegos
en la época que estudiamos. En esta zona no podemos
servirnos de los límites modernos de la diócesis de As-
torga porque éstos han retrocedido hacia saliente para
dejar a los obispos portugueses las parroquias de Portu-
gal, ni de los medievales, porque son muy dudosos (3).
Algunos documentos del sigfo x incluyen en la sede
astorgana Braganza, pero son diplomas amafíados, co ·
mo hemos probado en otra parte (4). Por el contrario,.
(1) Véase el mapa del obispado de Astorga que acompaña al
tomo XVI, pág. 68, de la Esp . Sagr. E n él se incluye también en la
sede astorgana Camba, que, por su situación, tanto puede corres-
ponder a Camba de Arriba como a Porto Camba, ambos a orilla5
del río de igual nombre y cer-ca de sus fuentes. Esto me deci<le a
excluír de Galicia todo el valle de este afluente del Bibey.
(2) Orígenes del Español. Mapa adjunto a la pág. 516.
(3) Véase mi estudio: El Obispado de Simarrca.s. Homenaje a
M enéndez Pidal, III, 341 y sigs.
(4) Según el diploma de 974 (Flórez, Esp. Sagr., X V[, 443), al
crearse el obispado de Simancas por Ordoño I para compensar a
DIVISIONES ROMA NAS UEL F UT UJW llElNO DE ASTU RIAS

si auténtica, es, sin duda, equivocada la bula que at ri-


buye Aliste y Laed ra al arzobispado ele Braga ( r ).
Lo está proclamando el Mirandés y la divisoria dütlec-
tal del siglo décimo ( 2 ) . El Sabor es el accidente geu-
la sede astorgana las mutil ac iones sufridas, se le co ncedieron las
iglesias portug uesas hasta el T uella. Pero la fa lsedad de este di plo-
ma fué ya apuntada por Risco (Esp. S agr., XXXIV, 283), y ha siclo
corroborada por mí en E l Obispado de S i111 anca s. Hv111cnajc a M. Pi-
dal, III, 329 y sigs .
(1) Nos r eferimos a la Bufa Co nqu.cs /11s es / apuJ 1ws dr L'a;-
etrnl II, citada en la ·pág. 320, J1 . 4, en virtud de 1:t cual el obispo d-:
Astorga hubo de devo lve r a Braga las iglesi as <le B ra ganza, Ali slL' y
Lae<lra. Si éstas hubiera n pertenecido a Ga licia , ¿cómo explicar d
leon esismo ti c la tierra de Miranda, situada 111 ás a occidente?
(2) Si lo · zuelas h11lii l'Sr 11 hahi 1; td•i l' ll la r"gi(111 d\' q11l· ,.s n ·11 -
tro Castro Av cllas, tc11Jríarn1J s un nucvo arg um c11tu para t razar pur
tales ti er ras la raya ele Callal'l: ia, pu es Pli11io les incluye entre los a s-
tur es. Así .Jo crl'yó l-liibn n (C., I, 2, págs. 362, 707 y 909), y s igui~n­
dol e M . Pida! (El dial eclo leo nés. R ei'. A rcl1. , Bibl. y Jl!l11s., J906, 1,)2,
n. 4) y Albertini (Les divisio11s admi'llistrnl ives d e /'lispag11c ro -
111ai11e. París, 1923, g6). Pero no es seg uro que los zorlas hahiLara11 en
Portugal. Flóra: J:.'sp. Sayr., XV I, 17 y 18; Vi gil: Aslurias Mo 1111 -
mental y E piyráfirn, 233, y Marcelo Macías: lipigrafía ro m ana de
la Ciudad de Aslorga. Bol. Co l//. M ios. O r c11 se, 11, 88, los sitúan e n tie-
rras de Asturia s, hacia Navia, a ·p oca distancia d<C.I mar, en Jos conce-
jos de !llano y iloal, dond e se encu entmn las aldeas de Du11cos y Tri-
dova, qu e Macías supon e co rresponden a las gent ilidades de Ül'~0 1 tcos

y Tridiava, nombrados en la t•ese ra t!e ho spitalidad de los zoelas (Hüb-


ner, 2.663). So111oza : Gijón en la. Hisl oria general de A slurias, T, 13,) ,

les lleva aún más a ponien te, a la zona comp rendida entre el Navia y
el Eo; pero les coloca también en tie r ra ast ur. Pl inio (19-2-10). ac-
tuando de á rbitro entre am bos g rupos de eruditos, pa rece <lccidi r
el pleito por Astnrias cua nd o di ce: E.r cadcm Hispania, Zocl irn1r1
(linum) venit in f/a/.iam, plagis 1~tilisimmn. Civ ilas ea, Ga llaecicic et
Occeano propincua. E n efecto, si ta nto Cast ro Avdlfts como los l·on -
ccjos rekri<los se encuentran cerca de la Galicia roma na, sólo a es-
J24 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA .

gráfico de más consideración situado entre Braganza


y la tierra de Miranda. Siguiendo su curso pudo ir la
frontera entre astures y gallegos. Abandonado el Sa-
bor por aquéllos y ganado el Duero, acaso junto a las
cimas de Mugadouro, el gran río de Castilla dividía
aguas abajo lusitanos y gallegos y aguas arriba astu -
res y vetones ( r ).
Ocupaban los astures al oriente de los gallegos la ex-
tensa zona que desde el Duero abarca hasta las costas
cantábricas. Según lo más probable, sus fronteras se-
guían al principio el curso del Sella, o mejor el límite oc-
cidental del valle de este río, y desde Cangas o las cum-
bres que delimitaban hacia poniente la cuenca del río men-
cionado o la corriente misma de éste, que atraviesa el des-
filadero de los Beyos. Más tarde servía de raya a los as-
tures hasta Cofiñ.al, situad() entre los puertos de Tarn~<
y San Isidro, la cordillera cántabrupirenaica, en seguida
la corriente del Porrna hasta Lillo y luego la sierra que

tos últimos parece convenir la fr;~se "Occcano propi11c11a". Ahora


bi en ; si los arg umentos de Macías inclinan el ánimo a favor de su
tesis, 110 consigu en atención las alegac iones de Somoza. Lleva éste
los zoelas a los alrededores de Curundeña, tan sólo por e r ce r que a
este pueblo puede r ed ucirse el de Curun<la, donde se asentó el pactu
d e hospitalidad referido. Pero, en primer término, es más que dis-
cutible tal identificación, 110 existe ni siquie ra semejanza verbal, y
ademf1s el hecho de que d pacto se firmara en Curuncla no prue-
ba que Cu runtla fu ese de los zuelas, pues el segundo compromiso
de hospitalidad incluítlo en la tcsera se co ncluyó en Aslorga, qut
pertenecía, según Tolomco, a los amac;os.
(I) Plinio, IV, 20: "Durius amnis ex rnaximis Hispaniae, or-
t1.1s in Pelendonibus et j uxta N urnantiam, lapsus dcin pcr are vacos
vaccaeosque; disterrninatis ab Asturia vettonibus, a Lusitania g·al-
laecis."

1 ' . . ..
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1
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UJVlSlONES IWMA NAS OEL FLTURO REJ :-10 UE AST U l<lA S 325

separa las cuencas ele los rí os .Porma y .Esla desde Valdo-


r é hasta más abajo ele Cistierna. Después el límite orien-
tal de los astures seguía la corriente clel J~sla; en seg-u ida
las alturas que corren hasta encontrar el Cea en /\ lman-
za, más tarde las aguas del Cea hasta Sahagún al menos
>-
1 y, por último, el Cea y el Esla hasta sn cunfln<.:ncia con d
Duero. Para f ijar estos límite· nos hemos servicio ele las
indicaciones de los geógrafos clásicos, corregidas por
algo tan preciso y digno ele fe como las inscripciones his-
panorromanas y los fenómcnns lingüísticos. En ef l'clu,
según ha demostrado Draun ( 1) comparando J_>[\niu cu11
la Divüio, la Dimensnratio y los escritos <lel monje ir-
landés Dicuil, D e mensura urbis tcrrac. ya el mapa de
J\gTipa SL'l-l<daba COllH> lí111i tc (1ccide11tal <IL" la I J.is/J1 t11ir1
nlten:ur /11sita11a . provincia lur rna la hacia el 27 a. de
J. C., que dun'1 1m~x, pu~.º ~' abarc~ba !\stu1_- ias .Y Cali-.
.- I '
cia (2), una línea tlue iba desde d ürienk <le oe¡.~:a en ·
la costa hasta Cartag·ena. Estrabón , poco después , es-
cribía: "Por Asturias cu rre el río Melso; pocu dista de
él la ciudad de 1oeg-a, y muy cerca se encuentra el es-
tuario del océano que divide a tures y cúntabros" (3) .
Pomponio l'vlela, contempor:'tnco de Claudio. hacia el
aüo 40, después de Jesucristo, decía: "En el litural ck los
astures están Noega y las a ras sextianas en una penín-
sula .. . ; desde el río Salia comienzan a recogerse puco a
poco las costas ele España (.4-); cántabros y várdulos ocu -

( 1) Die E n.twick /.ung d cr .1"P"" isc!trn Provi11:::ia/grenze11. in riiinis-


ch er Zcit., en las Qucllcn 11nd Forsclr1111!J cn ::;ur altc·n Gcsc hid11t• wnL
Geogrnphie, de Sieglin. Heft 17. Hc:rlín, 1909, pá~s. 8 y sig-s.
(2) Véase mús adelante, pág. 37Ó·
(3) Estrabón, lII , rv. 20.
(4) De Sit 11 Orbi.s, lib. 111, cap. 1: "In Asturum litare Noeg-:i.

..'
326 DOLETÍN DE LA REAL ACADE~IA DE LA HISTORIA

pan el espacio que sigue hasta los Pirineos." Minio, ha-


cia el año 78, habla de los orgenomescos, de los cánta-
bros, con su puerto V erasueca, y en seguida de la costa
astur con la ciudad de Noega (1), y, por·último, Tolo-
meo, en el siglo rr, menciona a los II º 50'-44° 25' los
vadinienses; a los r 2°-44º 30' los orgenomescos ; a los
J2º ro'-44° 55', los concanos, y a los 12° 20'-44° 50',
Octaviolca ( 2 ), todas ciudades de Cantabria. Con estos
1 '. ., "
elatos a la vista impo~t¡t~ fi¡~lr, cuál fu~ el e111r lé!.za1:iiento .•.
de las aras sextianas, 'la ciudad de Noega, el estuario y el
río Salia, ele una parte, y cuáles fueron las regiones ocu-
padas por los orgenomescos y vadinienses, tribus las más
occidentales de Cantabria según los elatos de Tolomeo.
La f ijación de las aras, la ciudad, el estuario y el río
constituyen todavía un problema no resuelto. Desde el
punto de vista de la filología identifica ienéndez Pidal
el Salia con el Saja, 4ne desemboca en el Cantábrico,
cerca de Suances (3); Schulten, sin alegar pruebas, le
hace con el Sella (4); Fernández-Guerra (5) coloca Noe-
ga en San Juan de Nj.eva y el estuario de que habla Es-
trabón en la ría de Villa viciosa; Hübner (6) y Alber-
cst oppiclum, et tres Arae, quas Sextianas vocant, in pene ínsula st -
dent, e} sunt Augusti nomine saicrae, illustrantque tc rra s ante igno-
biles. At 3'b eo flwnin e, quod Sa liam vocant, incipiunt orae paula -
tím recedere . .. Tractum Canlabri et Varduli tencnt."
( 1) IV, 20, 34: "Ürgc110mesci •C ·Canlabris, portus c-0rum Ver.ea-
sueca. Regio Asturum, Noega oppidum in península Pacsici."
(2) Lib. II, cap. VI.
(3) El dialecto leo nés. Rcv. Arch. Bibl. y M11s., 1900, 129, nota 2.
(4) Húpania. Geografía. E tnolog fo. Historio . Trad. <le Bosch
Girnpcra. Barcc.lona, 1920, .pág. 52.
(5) Canta.bria. Bol. Soc. Geográfica . l\fa.dri<l, IV, 106.
(6) Corpus, !, L. II, 374.

- -~-
DIVISIONES ROMANAS DEL FUTURO REINO DE ASTURIAS 327

ttm ( I ), concordando la ciudad y el estero, sitúan am-


bos en Villa viciosa; Schult~n confunde el estuario con
el puerto de Verasueca de los orgenomescos y lo lleva
a la bahía de Avilés (2), y Somoza le identifica con Ri-
badesella y fija Noega en Gijón (3).
A nuestro juicio no pueden aceptarse ninguna de es-
tas afirmaciones. Schulten se contradice al identificar
el Sella con el Salia, donde, según Mela, comenzaba la
-costa de los cántabros, y al llevar después el estuario que
servía de frontera entre Asturias y Cantabria a la ría de
Avilés. No hablemos de su equivocada, a lo menos infun-
' dada, equiparación de Verasueca de los orgenomescos
con el referido estero fronterizo. Fernández-Guerra, con
su habitual fanfarronería, resuelve a su capricho el asun-
to, y Hübner y Albertini yerran, en nuestra opinión, su-
poniendo que Noega se hallaba en el estuario limítrofe
entre astures y cántabros. Tanto el mapa de Agripa
como Estrabón distinguen y separan la ciudad de la ría.
_.c\ quél marcaba al oriente de Noega la raya discutida (4)
(I) Les divisions· administmtives de l'Espagne romaine. Pa-
,-is, I923, 47.
(2) Hispania, 45.
(3) Gijón en la Hist. general de Asturias, I, 143 y sigs., y 163 y
siguientes.
(4) En la Divisio del Codex Vat. Palatimts, I3'57, C., § 5, se
lee: "Hyspania lusitania cum ... asturica et galletia finitur ab oriente
noecantrum, que cst ad mar occeanum." Y en la ohra de D.icuil:
De Mensura orbis terrae, C.,§ 5: "Hispania Lusitania cum Asturica
et Gal1etia finitur ab oriente Noecantrum, quae est ad mare occea -
num." Inspiradas ambas, como Braun ha ·probado (Die Entwicklung
der spanischen Provinzialgrenzen ..., 9 y sigs.), en el mapa de J\gri -
pa, no cahe <ludár de que éste situaba el Hm~te entre A.sturia:s y Oanta-
bria (la Dimensuratio dice: "Asturia Gallicia et Lusitania ab ofi.en-
tc Cantabria et Orctania"), al oriente de Nocga.
:µ8 liOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA liIS1' 0RJA

y éste .dice que .en las cer,c anías de N o.e ga estaba el estua-
rio del océano ( J), pero no que la ciudad se encontrase·
'· emplazada en la ría. Ahora bien, forzados así a separar
N oega, próxima a las aras sextianas, del estero limítrofr.
¿a qué población y a qué ría actuales pueden reducirse?
Para poder contestar a esta pregunta importa resolver
antes otras cuestiones que los ail:ltores modernos men-
ciona.dos no concretan. El estuario indicado por Estra-
bÓJl y seña1ado por Agripa como limite de astures y
cántabros, y el r:Ío Salia mencionado por Mela como pun-
to donde comenzaba la costa ocupada por dmtabros y
vá-rdulos, ¿son uno o diversos accidentes geográficos ?
¿Qué río lleva el nombre de S ah:a? ¿ Cuál es la fron-
tera lingüística ·actual entre el dialecto leonés y el caste-
llano? Esta última interrogación ha sido contestada de
modo seguro por Menéndez Pidal. La raya del leonés
central pasaba por el Sella (2). Con este río debe, pues,
...
'.
identificarse el Salia de Mela. Cierto que, como el mismu·
Menéndez Pida! (3) afirma, fonéticamente sólo puede re-
duci.rse el Salia al Saja, que corre muy a oriente ele la lin-
de lir~güística indicada; pero obligados a elegir entre la
seguridad de ésta que aún perdura y la incertidumbre de
las copias de Mela llegadas a nosotros, no cabe vacilar.
En el origin,al de la obra del geógrafo hispanorromano.

(r) E l texui de Estrabón dioe ·a.sí:


P-0r Asturias corre el río Melsus. Un poco más allá está la ciudat.1
de N-0ega y cerca de ésta el estuari-0 del océano que divide a Jo,
;istur~de los cántal>ros.
{~) el dialecto leonés: Rev. A rch. B-ibl. y Mus., 19o6, ~38 y sip.,
154 y 156; Or-ígenes del Espafíol: La f úiicit;l perc#da, 219 y sigs .•
es~ia1mente 228-4!9 y <?33 y el mapa. La i hacia, 1 JOO .: pág. 240.
(3) El dialecto leonés. Rev. Arch. Bibl. Mus., 1900, i 29.
..,, ' '•

/,
DIVISIONES ROMANAS OEL FUTURO REINO DE ASTU1UAS 329

debió leerse S aelia donde se lee Salia ( 1 ) . E l yerro es


muy posible y la transformación de S e'1:a en Sella fo-
néticamente correcta.
Ahora bien; si el río donde Mela pone el comienzo
'../-'
de la costa cántabra es todavía frontera dialectal, ¿cabe
distinguirle del estuario que Estrabón y Agripa señalan
como límite de astures y cántabros? Para aceptar tal
distinción sería preciso suponer que desde los días de
Estrabón a los de Mela -dos decenios- se habían co-
rrido hacia oriente las lindes estudiadas, lo que no ha
.ocuródo después en dos mil años. Si se acepta esta hi-
pótesis; es decir, el a vanee de los astures hacia oriente
entre los tiempos de Estrabón y ele Mela, no nos atreve-
remos a afirmar ni a negar <1ue deban IJuscars.e las aras.
sextianas cerca ele Gijón, como quiere Hübner (2) . ni \J.Ue
se hayan encontrado en el cabo ele Pei1as al poniente de

• • -
1 :r· ..
.. .
1
.

:
aquella ciudad, como afirma Sumoza (3); pero serú po-
sible suponer que Noeya se hallaba en Gijón (4) o entre

(r) Ya propuso tal correcciói1 Fernández-Guerra: Cantabrilt,


Bol. Soc. Geográffra, IV, r878, i2i y ¡32. Debemos advertir que
.· aquí, como otras muohas veces, Fennández-Guerra no alega razón
alguna ni tenía otra que su capricho para tal reducción. Acertó esL1
vez casual.mente, como erró otras muchas en sus peligrosas y fa ntás-
ticas identificaciones, y aquí concretamente <le nu evo al suponer qu<!
los cántabros se extendían al occidente del Sella.
(2) J. H. L., 376.
(3) Gijón en la H istor ia General de A.rlurias, J, 312 y sigs.
(4) En Gijón la sitúa Somoza (G·í jón en la Híst . Gra l. Ast., I ,
163 y sigs.). Otros identifican. esta plaza con la Gig-ia de Tulomeo.
No nos atañe resolver la cuestión. Ni ello es ·posibJ.e. Mient ra,; nue-
vos datos no vengan a unirse a los mi serabl es que pose-emos ·es in-
/. útil empeño tal inten to de identificar todas las tribus y ci udades de
los astures, g-allcg·os .v cánta·h ros. Hast<.: señalar ii.<JtlÍ que n·~tns ro-
1'
330 BOLETÍN DE LA REAL ACADEM JA DE LA HISTORIA

Gijón y la ría ele Villaviciosa, que Estrabón aludía a ésta


a.l hablar del estuario cántabroastur, y Mela al Sella al
mencionar el Saelia. Mas si partimos <le la idea de que
no hubo ningún corrimiento hacia levante de la raya de
-Cantabria, poclra admitirse que Noega estuvo en Villa-
viciosa o a saliente ele ésta y que coincidían en un solo
accidente geográfico, en la desembocadura del Sella, en
la ría de Ribadesella, el punto al oriente de Noega, ele
donde arrancaba en el mapa ele Ag-ripa la línea divisoria
de astures y cántabros, el estuario que según Estrabún
separaba Asturias de Cantabria y el Saelia, desde d
c1ue, según Mela. comenzaba la costa ocupada por cán-
tabros y várdulos. lJe ro, fuera siempre el Saelia la fron -
tera o haya de :ldmilirse <¡ue a consecuencia <le la g-ue-
rra cántabra los astures se cxkn<licrun hacia saliente de
-sus antiguos límites - pudieron Agripa y Estrabón 1:c-
gistrar la situación anterior a ella, y Mela la siguien-
te- ( r ), en cualquiera ele los dos casos siempre será pre-

manos se han hal!lado, en .efecto, en l;ijún. l'eru esto nada prueha


porque también se han encontrado en .Colunga, ·por ejemplo.
(1) Estrabón escribió des-pués ele la g u ~ r ra ca ntábri ca, en Jos
-primeros decenios de nuestra ·E ra; pero pudo recoger la sit uación
de cántabros y astu11es antes ele la contienda, co mo se inspiró en
:autores anteriores a ella: Pol ibi o, Posidonio y Artcmido ro, y en el
mapa de Agripa, contemporáneo ele la misma, mas acaso descono-
cedor de sus consecuencias dcmogrfoficas. Si Estrabón pudo, pues,

. regisl;car el es ta do de cosas que pre·cedi ó a la lucha, p,o r e l contrario,


• "" ~ 4' '
Mela, cuya obra data ele los años 40-4r (lespués <le
,
J.
• •
C., refl eja, sin '•'
<luda, una distribución geog ráfi ca posterior a la g uerra, y ·pudo, por
tanto, ofrecernos los resultados de los posibles movimientos que si-
guieron a los desastres de la gente cántabra. No se vea en estas pa-
fabras una adhesión a tal hipótesis, sino una mera enunciación de
posibilidades.
DIVISIONES ROMANAS DEL FUTURO REINO lJE ASTU!UAS 3J l

óso fijar en el Sella la raya definitiva entre los dos pue-


blos. A ello obliga la fecha posterior del texto ele Mela,
la situación actual de los límites lingüísticos, nombres
tan significativos ele confín como la Sierra de Fito y
\.
Cofiño (confinwn) situados en la margen izquierda del
Sella ( I) y las . inscripciones hispanorromanas, ya que
•t
precisamente al oriente del Sella, desde Cangas de Onís,
comienza la serie de lápidas de los orgenomescos, cánta-
bros según Plinio y Tolomeo (2), publicadas por Hüb-
ner (3).
Desde el valle ele Cangas hasta Cof1ñal, cerca de
Lillo, en las fuentes del Porma, no es posible fijar la raya
con certeza. Pudo marchar cop el Sella por el desfiladcrn
de los Beyos, ganar la cordillera en las cumlm:s que li-
mitan a poniente el valle de üseja <le Sejambre y seguir
las cimas de aquélla hasta Cofiñal; pero pudo también
pasar por la serie de montañas que separan los valles del
Sella y de su afluente el Ponga, del vall.e ele alón: lle-
gar por el cordal del Ponga hasta la cordillera drntaLro-
astur y torcer desde allí hacia poniente hasta el Puerto
<le San J sidro y el mencionado Cofiñal. El nombre de

t t .. . ¡
, 1 (I) Fernán<lez-'Gue~r;a,_ <J ~ J_)feten<lió haber trazado sv geogra-.•
fía y -s u mapa de Cantabria, ac udie ndo a .pormenores <le esta clase,
pasó por alito estos dos nombres, tan denotaclores de haber existido
una frontera en s us inm ediaciones; el mi~rno .Fe rnánd ez-Guerra, qut:
había a-d ivinado la identi.fi.cación del Sal-ia de Mela con -eI Sella, ve-
cino de Cofiño y de la S ierra ele Fito.
(2) Plinio, IV, 20; y Tolomeo, JI, 5.
(3) C. l. L., JI, JlÚm. 5.729. Albertini (Les division.s a.dminislra-
Jivcs, 96) la .t iene ya en cuenrt:a; pero yerra (pág. 47) al utilizar la
presencia <le orgenomescos -e n Cangas, -p ara fijar el estua·rio cinta-
broastur en Villaviciosa. o se olvide la posición de Cangas, junto
al Sella.
e '¡ 2íUi4&i s;a:t

"~ .....
'
.~ ' .•. •

332 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA H!STO JUA

Cofiñal es expresivo de confín y en él marca, en efecto.


Menéndez 1-'idal ( I) el límite antiguo y permanente en-
tre el uso de la f y de la h en la zona norte ele Espaüa y
desde él, al oriente de la línea trazada arriba, siguiendo
el Porma primero, y luego ei Esla hasta algo más abajo
ele Cistierna, se encuentra la región donde han aparecido
la serie ele lápidas vadinienses-cántabras, publicadas por
Hübner (2) y otras muchas dadas a la estampa ahora por
Gómez Moreno (3). La coincidencia del elato lingüístico y
ele! área <le dispersión ele las inscri pe iones pcrrni k trazar
1
con cierta seguridad la frontera en estudio. A partir ele
1 Cistierna la raya oriental de los astures se corría hasta
el Cea. En el Cea ponen, en efecto, los confin es de G'a/-
laeC'ia algunos documentos medievales muy remotos (..¡.).
y como esa Gallaecia no puede ser la tierra gallega cuyus
límites antiguos y modernos conocemos y que ya distin-
guían con su nombre específico otros documentos y
fuentes narrativas de la época astur, cahe suponer que
se refiere a la Ga./laeC'ia provincia romana desde Diu-
cleciano. Ahora bien, corno esa GallaeC'ia romana abar-
caba a gallegos y astures, es claro que éstos llegaban
hasta el Cea. Junto al Cea se encontraba también Ca lll a-
(r) Orígenes del Español, 228-29. Resume su alegación a~í : '•Et
límite de f. y h. hacia las fuentes del río Sella es, pues, un límite
antiquisimo y estacionario, o casi estacionario."
(2) Véase en Hübncr, C. J. L. ll, las incripciones núme-
ros 2.696 Y 51º5 a 5.723.
(3) Ca tálogo Mon umental de España. Provincia de Lcú11. M ~t­
drid, r925, 4r-46.
(4) En un diploma dt: AHo nso llI, fechado en 905 {Escaluna,
Hútoria de Sa Jwgún, 337), se di>Ce <l e! monasterio de Sahag-úu que
estaba "in hunc locum Calzata, que est sita super ripam fluminis, cui
nomen est Ceja, in f inil.Ju s Galleciae".
f f.
~r-
.
7
...

DIVISIONES IWMANAS DEL FUTURO REINO DE AST URIAS 333

za. mansión de la vía romana de Leún a. l talia, situada


por Saa vedra cerca de Sahagún y por Blí'.Lzqucz en el
despoblado de Bobadilla, cerca también del Cea, y Cam,a-
la puede corresponder a la M aliaw astur ele To lomeo ( 1).
F inalrnentc, desde este punto al Duero era el Cea pri-
mero y el Es.la después el límite de astures y vacceos, ya
·r
que los habitantes ele Br1:geco. situado en Villabrázaro,
en Benavente o en el castro ele Socastro, pero siempre a
poniente del Esla ( 2 ), figuraban entre los astures, según
Tolomeo (J), y los ele Ocelod1trii, situada junto a Zamora
o en Zamora misma (4), pueden identificarse, como hace
(1) Véase Tolomco, Il, VI, 47, Saaveclra: Disrnrso, 92, y Bláz -
<¡uez: Vias ronw1111s del valle de/. Lhtcro y Cas lilla /u Nueva, l;l.
(2) A Yi.J lahrázarn y a Hl'11avenle lo red11rl'11 .SaavL·clra : lJis-
c ursos, 91, y Gómez-Mon:no: Ca lálogo Mon11111i.:11/ul di! lis f'aiia.
Zamora, 45; pero por la direcc.ión del camino romano LJLl·C cruzaba ei
Esla y la desaparición ele todo vest igio del nurnlm.: antiguo, hay
indicios en favor de la re<lu cciórr de Brigeco al cerro a cuyos pies
se exüende el monte <le Socastro, nombre que claramente alude a
lma ciudad desaparecida, como fué Brig·eco. Hablaremos de esto
~n otro lugar.
<:ü Tolomeo, 11, Vl, 47. El mismo, en 11, Vl, 49, coloca una
ciu<lad llamada Bargiacis entre 'los va,cceuti. Po r g;rande que sea la
semejanza de a10mhr.cs -que no es mucha- cnln.: a111bas ciudades,
110 cabe co11íu11<lirlas.
(4) En situar junto a Zamora o en Zamura misma a Ot:elodurii,
<:oinci4en tocios los autores, desde Cortés: Diccionario geográfico
Jii.stórico de la .l:ispa·ña antig1w. Madrid, i835, I, 225, hasta Gómez-
Morcno: Caltí/ogo 111 onnmc11/al de Espaiio. Zamora.. Madrid, i927,
54, sin excluír a Hühner: C. J. L.; ni a Kie.pcr.t: Mapa adjunto a. la s
l. H. L. ; ni a Saavedra: Discursos leídos an/e la Real Academia d11
Ja Hisloria, 2." ed. Madrid, 1914, 101-102; ni a Blázquez: Vías roma-
nas drl valle d el Duero y Caslilla la Nueva. Ma·drid, 1917, 14-r5; ni
a J3raun: Die J::ntwicMung der spanisch. Provinzialgren::e11, 117-18;
ni a Albertini: Les divis1:011s adminislrativcs .. ., 20.
334 BOLETÍN JJE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

L1raun { 1), con los ocelenses, que Pliniu pune en Lus~ta-­


nia y Tolomeo entre los vetones (2), o, como quieren
Hübner y Albertini (3) y opinó ya Cortés (4), con los
moradores de Odudorwn, <-iue Tolomeo ( S) concedt.: a
Jos vacceos, pero nunca incluírse entre los astures.
Menos seguros son los lírmites de los otros pueblos
situados al oriente de los astures. Las inscripciones en-
contra-das en estas tierras no son tan abundantes ni
f tan exµresivas, los autores clásicos son mucho más im-
precisos a·l delimitarlos y falta el apoyo seguro del idio-
ma. Al saliente de la frontera señalada se hallaban vac-
ceos y cántabros. Lo sabemos por diferentes autores .\·
lo confirma Tolomeo (6 ). J\su111adus a la costa los cán-
tabros (7) y acaballados en el JJueru los vacceos, no es
posible fijar con exactitud la raya <1ue los separaba (B).

(I Die Ji.11lwicklimg dcr s/Ja11. prov . (,"rc11:::c11., 117- 18.


(2) Plinio, lib. lV, i 18, y Tolomeu, lib. 11, V.
(3) Ma·pa adju nto al C. J. f-1. L, -de Hübncr, y .\l be rtini: } Js Ji-
v isions udini11islrntivcs ... , 20, 11. 2 .

(-+) JJic ciouurio geográfico hüt úrico, J, 225_


(S) V. lib. 11, cap. V 1, 49.
(6) PJinio, VI, 2 1, Tolo111eo, 11, V I, 50.
(7) E n ella les s itú a n Estrabón, Jll, 167; Mela, l ll, J; Pliniu,
1 V, 20, y Tolomco, 11, 6. :v.Lcla -escr ibe: ":\t ah eu Ilumin e, quo<l Sa-
liam vocant, incipiunt orae paulatim rccedcrc.: ... Traclum Ca nlabr i
l:l Varduli tcncnt"; y Plinio: "J\ l'yrcna·co [ll'r Occa11um vascon um
s:d tu s, Olarso . Var<lulorum o ppi·d a Morusg i, '.\l[cnosca, Vcspl'ries .
Amanum portus, ubi nun c F,laviob ri g-a colo nia_ C ivitatu111 nuvcm reg io-
cantabrorum, Flurncn Sa ng a , Porlus V ictora c J uliubri gcns ium. --
Portus BJendim. Orgcno1ncsci e C1111/cibris, Portus curum V c rca-
sueca."
(8) Estrabón (lib. IIJ) <lict: que el Duero corre por entr e lo s
vacceos, quienes tenían un puente sobre él en Acuntia. Apiano (lbé-

DIVISIONES IWMA NAS DEL FUTURO REI O DE ASTURIAS 335'

Si se tiene en cuenta que las inscripciones vadinienses.


río bajan apenas dt;· Cist1en'\a ( 1), y que~ las 'fuentes ta-'•'
•• '· máricas ele que habla Pliniu en tierras de Cantabria ( 2)
repetían aún sus prodigios en tiempos de F'lórez cerca
de Velilla de Guardo, junto al Carrión (3), y se observa
además que ése es, aproximadamente, el lbrnite de la re-
·:
gión montañesa en las zonas fronterizas de León y la-
lencia, no sedt aventurado suponer que los cántabros.
ocupaban la sierra y el llano los vacceos. Se extendían
éstos hasta el Sur del Duero, pues Plinio les concede la
ciudad de Cauca, hoy Coca, en la confluencia del Eres-
va y del Voltoya (4) y Tolomeo, Sarabis (5), que se iden-
tifica con Sabaria, mansión en la vía romana de Mérida
a Astorga (6 ), que sitúan, acurdes, Fernúndl'.z-Guerra,.
·, Saavedra y Blázquez (7) en Torre del ~abre, entre Cubo-
rica.s, 81-87) sitúa también a los vacceos junto al Duero. Plinio (lV,
21) escribe: "Durius amnis ex maximi s Hispaniae, or tus in pelendo-
nibus et juxta Numantiam, lapsus dein per an.:vacos vccceOSlJ.UC."
(1) Véase el mapa adj un to de las inscripcion es vadinienses.
(2) Plinio, XXXI, 21 escribe: "ln Cantabria fon tes Tamarici
ir. auguriis habentur. Tres sunt, octionis pedibus distantes. In unum.
alveum -coeunt vasto singuli amne. Singulis siccantur duodecics
diebus, aliquando vicies, citra suspicionem ullam aquae, curn sit vi-
cinus illis fonos sine intermissionc Jargus. Dirum ost, no11 profLuere:
eos as·picere volentibus: sicut proxim c La.r.tio Licinio kgato post
Praeturam: post septem cnim <lics occidit."
(3) Flórez: La Cantabria, 3." ctl. Madrid, 1877, 3-4; p cm
l'a primera edición data de 1788.
(4) Plinio, lII, 3.
(5) Tolomeo, II, VI. Sa r abis, 9·30 X 41'40.
(6) El camino núm. 24 "ab Emerita Caesaraugusturn " del Iti-
nerario de Antonino la sitúa entre Salmanticae (Salamanca) y Ocelo-
durii (Zamora).
(7) Saavedra : Discu.rsos leídos un/ e fo R eal Academia de la J-li.;-

IJOLETÍ N JJE LA REAL ACA DEMIA DE LA JI ! STOHJA

y San Cristóbal del Monte, en el límite de las provincias


<le Zamora y Salamanca. La raya meridional de los vac-
, -ceos iba, por tanto, entre Sabaria y Salniántica, ciudad
#
<le los vetones ( I ), y entre Coca y Segovia, que pertenecía
.a. los arévacós ( 2), tal vez por los términos de las hoy pru-
.
' vinci as, antes tierras , ele Avila y Salamanca. Al oriente
es posible que las cuencas del D uratón o del Riaza (3)
sirvieran de límites a los vacceos hasla el Uuero, en cuyas
orillas poseían las ciudades ele Fintiti y N.anda, identi -
ficadas con el cerro de las Vi11 zas, junto a Curiel, y con
Roa (4). Desde el Duero hacia el n o1·te nada sabcmus sc-
güro acerca de la po?-i•ble k ol'l kra ori.cntal'cle los v. acceos . .•

Joria. 105, y BlúzqtLez y S;'u1d1cz -. \lli u rn11 z: / 'i11s ru111 lll/U.S del vu ll c
./.le/ JJ11ao y Cus lillu la 1\ ' 111 ''1' 11. :\ladrid , 1917, 15.
( 1) Salamanca perteneció si ,·mprc a lu~ \'cluncs y cu11 ella a Lu -
:Sita nia . . \rtemidoro Ja i ncl uye ya ,·11 la U lte ri o r (. \lb crlini: Les divi-
siuns adm1:nislruli1•cs . 13, n." 7 y 19, y Tolomi:o ( ll , 5) la conce-
<ie tam bien a Jos veto nes.
(2) Pli11io, [JI , 3, la nH.: uciona entre las ci udadl's tkl conv c:11to
cluni ense perteneciente a los an'.· vacos, y i:ntre éstos la sitúa tam -
bi é n Tolomeo, lI, V l.
(3) Ca rece mos el e datos para fijar es te límiLe. I·:s impos ible con
Jos que hoy poseemos la reducción l'Xacta de la~ ci udades que L)linio
y T olom eo conceden a los va oceos y ;t s us colindantes los arévacus.
Consta por las inscr i peioll(:S 2.763 a 7 1 de las J. J-1. L, de 1-J übner,
<¡ue hubo •poblac ió n romana en l)uratón ; pero ignorarnos s i era
vacoc..< o arévaca. La raya podía llegar hasta el Riaza, p ues la pri-
mera ci ud ad arévaea de idcnli ficación seg ur a, Tcrmancia, se halla a l
o ri ent e de este r ío, y Roa, la primera vaccea, al poniente de su con -
flu encia con el Duero.
(4) Las cita Tolomeo ( 11 , V 1) e ntr e lo s v acceos. E ran mansio-
nes en la vía 27: ''ab Asturica per Ce ltiber i;un Caesar.aug ustam'',
ool Itinerario d e Antonino. Las identifican, como arriba decimos.
Saavedra : Disc1irsos, rn3-104, y Blázqucz: Vfos romanas del valle
DIVISIONES ROMA NAS DEL FUTURO REINO DE ASTURIAS 337

Es probable que en su zona septentrional siguiese aquélla


el curso del Odra primero y el deil Pisuerga luego. E n
efecto, Plinio señala como ciudad de los vacceos a La,có-
hriga y atribuye S egisanion a los turmogos ( I ), ambas
mansiones de la vía romana de Zaragoza <\ Astorga, que
se sitúan en San Mamés al oriente del Carrión y en Sasa-
•1 món al oriente de Oclra (2), y Tolomeo precisa aún más
.otorgando a los vacceos ;-Jvia, que puede reducirse a Avia
de Torres y A1tfra u Oclra a orillas del río de igual nom-
bre (3). Entre Sasamón, de una parte, y Odra, Avia y
Lacóbriga, de la otra, debía correr la raya ele vacceos y
turmogos y entre ambos grupos de ciudades corren, en
efecto, el Odra y el Pisuerga. Parecen, aclemús, confir-
mar que así ocurría en realidad: r.º, el hecho de que
.aún se encuentre a poni ente dd Oclra una comarca llama-
da Treviño, transformación obligada de 'J 'nfinúnn, en
punto donde en efecto debían juntarse los límites de t res
pueblos vecinos: cántabros, vacceos y turmogos, y 2 .", la
.del Duero. Madritl, I9IÓ, 35 y sigs. El cerro de las Pinzas que, segú11
Saav.edra, está en Piñel, se halla, seg ún Blázquez, entre Cu riel y Pes-
.quera <le Duero.
(1) Véase Pliniu, Ill, 3. Además, Tolumeo (U, VI) atribuye a los
vacceos una ciudad .Jlamada Meó riga, que acaso pueda ser la mis-
ma Lacóbriga de Plinio; y el mismo Tolo.meo concedl:', con Plinio,
.a los murbogos, Segisamón. En una in scripción publicada pur Flórez:
.Cantabria, 37, figura además un Tunmogus hispanus natus Segisamo.
(2) Las dos aparecen como mansiones en los caminos: I. De
I.talia in Hispanias. 32. Ab Asturica Tarracone. y 34. De Hispania in
Aquitaniam: Ab Asturicam, Burcligalam. Saave<lra (Eisc1.trsos ... , 99,.
105) sitúa Lacóbriga ce rca de Ca rrión, ·e n el camino francés, y Se-
_g isamón en Sasamón. Blázqu ez (Vías romana.s del vu /L c del Duero ,
I , 91j fija concretamente ~ó.britra M S.an Mamés. '• '• '
(3) Tolomoo, II, VI, ' VIII. La semeja nza de nombres es indicie
bastante •para tales reducciones. E n todo caso las dos denomi na-
ciones han perdurado en los dos ríos Avia y Odra.
2'2
338 BOLETÍN DE LA REAL ACJ\DEMlA DE LA HISTORIA

circunstanci a ele que al !ilo cid iiis11erga iba la raya


antiquí sima ele Castilla, conforme declaran Jos conoci-
dos versos del poema de Fernán Gunzález ( 1): Entonce
era Castiella u n pequeno rinco n \era de castellanos mon-
tes d'Oca mojan, e de la otra parte Fituero en. fo11do n ,
pues este Fitero es el actual Itero del Castill o, junto a
Castrojeriz, sobre el Pisuerga, en cuya orill a ve<:ina se
levantaba en tieras vacceas otro hito: ltero ele la Vega.
Respecto a la zona meridional, sólo sabemos que la
raya de los vacceos abandonaba el Pisuerga y SL'. corría
hacia el Duero en direc.ciún suresk pa ra dejar den tro
de ella a Roa y f uera a Cl1111ia, (1ne pertenecía a los aré-
vacos y se alzaba cerca de Coruoa e.le Conde. Pero hay
entre ambas ci udad es mu chas lllillas y niJJgún río o
sierra capaz de sL:parar a111IJOs pueblos. No es impo ~i ­
ble que las lindes se apartase n del Pisucrga en la con-
fluencia del A rlan úm para seguir éste y el J\rla nza
hasta las peñas de Ce rvera _v bajar después al Duero lJOr
las lindes meridionales del Esgueva, tal ez siguiendo el
río Mob rej1'm, qu e deja a saliente la ciudad arévaca <le
C/1111ia. No es posible tampoco (1 ne la frontera abando-
nase el Arlanza en la confluencia cld río l<'ranco para
busca r el D uero mtLs derechamente. En este caso pudo
remontar at1uél hasta su Luenlcs, acumpaiia r ckspués al
río Guima hasta el Esgueva y ganar, por último, el J )uero
por Olmeclillo y por A ng uix siguiendo el río Mad re.
Pero nada puede abonar tales hip('Jtesis (2).

( r) Copla I.7'0. Et!. Marde11, 17..¡. :\1. l'id ·tl : Dorn11w nl vs l in-
giiísticos rl c Esf'u il.u, ] . Reino de Cast illa , 2, p ru c:ba el carácte r tra-
di ciona l de estos versos rc:conla11dn que IJc:rn·": / ' ida d e Sa11/u Do-
mingo, 130, r eprod uce alguno de ellos.
(z) '.\1 ie11tra s 110 se rc:alic c una ex ¡1lo ració11 rnctóclica de: los
DIVISIONES ROMANAS UEL F UTU !W REINO DE ASTUH LAS JJl)

Al oriente de los vacceos y por bajo de los cántabros


se extendían por tierrél!s de Burgos los murgobos o tur-
mogos ( r ). De territorio reducido, como acreditan Plinio
y Tolomeo al concederles sólo cuatro ciudades, los ima-
ginamos establecidos entre el Odra y el Pisuerga a po-
niente, d Arlanza y los montes ele Soria al sur, la ~ierra
.;
de la Demanda y los montes ele Oca a naciente y la fron-

tera· con los cántabros al norte. Si Plinio les atribuye
Segisama, Tolomeo (2) les concede aelernús Dcobn:yula,
• mansión también en la misma vía de .Zaragoza a As-
torga (3), identificada por Saavedra con Rabé ele las
Calzadas y por Bl{tzquez (4) con Tarc.lajos, situadas am-
restos de Ja civilización prerromana en las provincias ·de Burgos,
:ealencia y Valladolid, s·erá imposible fijar esta frontera, si es que
es ello factible alg-nna vt:z.
Dun Juan Agapilu H.cvil la ha publicado en el Hu i. d.: la Cumi-
sión de Mon. de Valladolid, 111, un estudio, Lu prc/iistórico, pro-
tohistórico y romano en la provincia de Va llado/.id, pe ro en él se li-
~ita a r ecopil ar con escrupuloso cuidado lo ya conocido.
(1) PJiniv, III, 3, les llama turmogos, y Tolomco, 11, Vl, 5r,
murbogos; Floro, 1V, 12, curgon.ios, y Orosio, I , 2, turmodigos. E.n
la inscripción señalada en la nota l de Ja pág. 337 se habla de un
turmogus.
(2) Tolomro, II, Vl, 5 t, at 1- ibuye a Dcobrigula la longitud y la
Ja ti tud siguientes : II '50 X 43'20.
(3) Era man sión en el camino 32 "Ab Asturica Tarracone" y
en el 34 "De Hi~pa.nia in Aquitaniam: .A b A turica Bur<ligala m"
de( Itinerario <le Antonino.
(4) Saavedra (Disrnrsos .. ., 95), ll eva Ja ca lzada por el cami-
no de Peregrinos, que iba desde Sasamón po r M.;u1ciles y Hornillos
del Camino, y elige por eso a Rabé como emplazamiento de Deobri-
gula. Blázquez, en sus estudios Llt ma11s·i ón de Deob rigu la. HoL ACA-
DEMIA H1sT., LVI, Vías romanas del V alle del Duero, 29, combate
la tesis de H ergueta, que lleva la vía más a:I norte, dejando al sur .
Fresdelval, y salvando luego la cuenca del Urbe! para erntrar suave-
'1' ~-- ---

340 IJOLETÍN DE LA REAL ACAOEMlA DE LA HISTORIA

bas al poniente ele Burgos y al poniente también ele la


Brújula, en cuya vertiente de saliente se levantaba enton-·
ces el Tr-i6un1 ele los autrigones, clonc\e hoy se alza el Mo-
nasterio ele Rodilla ( I ). Si la frontera occidental ele los
turgomos debía seguir de nurte a sur las aguas del üdra
y del Pisuerga, entre Lacóbriga, y A utra ele una parte
y S egisa.nión ele la otra, la raya ele saliente iba, por tanto,
sin duela, por las cumbres de los montes de Oca, entre
Deobrigula y Tricio. En apoyo ele esta tesis acuden de
una parte los versos del poema ele Fernún González, cita-
dos arriba, que hacen ele los montes de Oca un viejo mo-
jón terminal, y de otra los nombres de un pueblo situado
al sureste ele la Brújula: Piedraíita de Juarros, que con-
serva el recuerdo remoto ele un hito ele la antiquísima
frontera entre turrnogos y autrigones.
Mús difíciles de preci sa r su n l!Js lí111itcs l'lltrc tur-
mogo · y cántabrns. Dijimos Y.lit: la raya meridional ele
las inscripciones vadinienscs y la si tuaci ó11 de las -fuen-
tes tamáricas movían a conceder la montaña a Canta-
bria y el llano a los vacceos. Al oriente dc esta zona la
región montañosa desciende hacia el sur en tierras ele
Palencia y mús aún en las d e Durgos, coinciclie11clo rnn
las indicaciones ele Tolurneo que, al c::;tudiar Cantabria,
señala para Vadúiia 44° 25' de latitud, para Tamári:ca
44º 40 ', para V ellica 4-1-" J S', y para Jl,J ore ca 43" 50' ( 2 ). Si
m ente en Sasamón. I-lergueta sitúa lJcobrigula en ti paso del Urbe!.
Blázqu ez se apoya en diversas razon es y en el hallazgo cerca de Tar-
dajos de una V·enus. Véase Luciano .Huidobro: La Venus de Deobri-
bula y la de Libia. BOL. Ac. J-l 1s:r., V, 502.
(1) Plinio, Ill, 3, y Tolomeo, Jl , VI, 53, atribuyen Tricio a los
autrigones, y Saavcdra: lJ.isrnrsos ... , i70, y Blázquez: Vías romanas
del Valle del Duero, 24 , le sitúan acordes en el Monast·e rio de Rodilla.
(2) Lib. Il , cap. VI . ,5º·' ·• ' .
DIVISIONES ROMANAS DEL FUTURO REINO DE AST URIAS J4I

recordamos además que Augusto se estableció en Sa-


samón, el S eg1:samón <le _los turmogos y le eligió como
ba-se de sus opera·ciones contra los cántabros, que sus
primeras batallas con éstos tuvieron lugar en esa zona
de Vellica ( r ), y que los escritores visigodos sitúan a
Amaya en Cantabria (2), podremos aventurarnos a tra-
zar como frontera meridional de ésta una línea que, par-
• tiendo de los alrededores ele Cistierna o ele Villapadierna,
'· jhnto al Esla, sigui~"'la 't'.liV'isoria <le la z'ona tnontafiosa, '•'
subiendo primero hacia Guardo, de acuerdo con las noti-
cias de Tolomeo, que sitúa Tawan:a más al septentrión
que Vadim:a; bajando después hacia Herrera ele Rí.o
Pisuerga, como hace huy b raya del partido de Cervera,
y en conformidad con los datos de Tolomeo, c.1ue concede
a Vellica una latitud inferior a la dada ~1 Ta111.an:a, y si-
guiendo, por último, h<.t·sta topar con los montes ele Oca
en dirección sudeste, según hace hoy e hizo siempre en
sus primeros pasos la linde de1 hoy partido, antes merin-
dad, de Villadiego (3), sin separarse ele Tolomeo, que aún
sitúa M.areca más al sur que Ve l!fra, y con la ayuda aho-
ra de la epigrafía, que, al registrar en Villasiclro una
inscripción terminal entre tierra ele la leg1:0 J V y de Segi-
sama, marca así un mojón fijo ele Cantabria(...¡.). Por úl-
{I) Lucio Floro, l V, 12, y Orosio, I, 2.
(2) El Hiclarense refiere la ocupación ele Am aya rn Cantab ria
por Leovigiltlo en e l año 574 (Esp. Sag ., VJ, 362).
{3) VéaU9c los mapas de Cocllo de Palencia y de B urgos y el de
González Magro: Merindades y señoríos de Cas 11:ua. en 1353, adjunto
a mi estudi o Las Belietrfos. Anuario de Hütorio, del · D ere cho Es-
pañol, I, 336.
(4) Hübnc r, l. H. C., n .º 5.8o7. t E R-A VG / ll ST. Dl VIDlT !
p RAT. LEG. lIII / et AGR.VM SE / gisa MON. Fué publicada
por Fernández-Guerra: Cantubria., Bol. Soc. Geog., IV. I<X).
342 HOLETÍ.N DE LA REAL ACAIJEMJA IJE LA 111,;TlllOi\

timo, respecto a los límites meridionales de lus tnrmogos,


sólo sabemos por Tolomeo que .por bajo de ellos se halla-
ban los pelenclones, a qui enes atribuye f"Í1lg11stó/Jr·i ya

·• (Muro de Agreda) y.•Sey'fdd:-(Canales de'"'Ja Sierra?). y ·•
entr e los que l 'linio menciona a Numancia. Con estas
noticias no se puede ir muy lejos en la fijaciún ele la raya
en estmlio; pero la sisternútica investigación que se rea-
liza hoy en la provincia ele Soria, cuyos resultados aún
no han siclo dados a la imprenta, permiten conceder a los
tnrrnogos la zona noroeste de aquélla, con ]L) que habr{L
de admitirse c111e abarcaban toda la parle 111untaí10sa me-
ridional de Burgos, hasta las l 'óías de Cervera y el Picón
ele a vi a y los Pinares ( I ) . Después, es posible que la
raya siguiera con rumbo a nordeste, y (jlll', pa ra dejar
fuera la zona ele Scycda o Canales, hubiese por las cum-
bres de la sierra que sigue tal camino hasta hallar la ele
Neila. Al encontrarla pudo doblarse rn u11 ftng ulo agu -
do para acompañarl a con rurnho al nurncste _v pro-
seguir despul:s por Ja de 1\!lonastcrio, hast ;L topar con la s
cimas que separnn el valle de Salas del de J,ara, donde
se alza, recordando la exisencia de 1111 viejo mojún ter-
minal ck tiempos muy remotos: 1)ieclrahita de lVI uíío.
Desde alli la raya pudo curvar st:: !!tra vez hacia non.les-
te, dejar al sur los 1 \arbadill< is, cuyo valle furnia u11 paso
·natural no despreciable, como hemos pocliclo comprobar
en persona este verano, y terminar con los paredones de
Ríocavaclo. en la sierra de la 1)emanda, a cuyos pies
se alzaba Seg-ecla.
Al o riente de la frontera ele las astures, trazada
arr iba, y al norte de la raya septentriona'l de los mur-
( 1) E. el seño r Tarace11a el enca rgado de la inves ligación indi ca-
da. A Gómez-Moreno d c:bo la noticia de los primeros r es ullaclos
de a,quélla, y a él otras nuevas. El debe comprohar o rechazar mis
hipótesis respecto al final de la línea que t ra zó en s·eguida.
DIVISIONES ROMANAS DEL FUTURO REINO DE ASTURIAS 343

bogos, señalada hace poco, habitaban los dmtabros.


Pero, ¿cuáles eran sus límites por oriente? Para fijar-
• los se hace preciso estudiar antes las zonas ocupadas
por los otros pueblos que se extendían entr·e el Duero y
los 1-'irineos al saliente de Cantabria y Murgobia. No
•1 resulta fácil esta empresa. A levante tenían por vecina
1a tierra vasca. Tres puntos fijos poseemos de la fron-
tera occidental de ésta: Calagurrü, citada por Estra-
bón, por Plinio y por Tolornco como perteneciente a la
Vasconia ( I); Araccb:, en la vía romana de Astorga a
,
¡ Burdeos por Briviesca y Pamplüna y capital de los ara-
celitanos, gentes del convento jurídico de. Caesaraugus-
ta según Plinio y, por tanto, vascos (2), y Olarso u
Oiarso, citado por Plinio y Tolorneo como puerto de
los vascones en el Cantábrico, al que ya les había ::i.so-
mado Estrabón (3). Dos mojones igualmente seguros
de la raya oriental de berones y várclulos, vecinos oc-
cidentales de los vascones, nos son ig ualmente cono-
cidos: Vareia, mansión en la vía romana de Zaragoza
a Astorga por Bri vi esca, en los primeros, y A Iba, man-
sión en el camino romano de Astorga a Burdeos por
(I) Estrabón, III, 24, la califica de vascona. Plinio, III, 3, la
incluye en el convento jurídico ele Zaragoza, y Tolomeo, Il, VI, 66,
la menciona entre los vascones.
(2) Plinio, IlI, 3, los menciona como estipe ndiarios.
(3) Plinio, III, 3, 29, escribe: "Latitudo a Tarracone ad litus
Olarsonis cccvn 111. p. e raclicibús Pirenaei, ubi cuneatur angus-
tiis inter duo maria", y des·ptiés (IV, 20): "Proxima ora <:iterioris est,
ejusdem tarraconensis situs a Pyrenaeo per Oceanum vasconum
·s altus, Olarso." Tolomeo, II, VI, ro, a l recorre r J.a costa cantábrica,
después de mencionar la M eilosca ele los várclulos, cita de los vascones
la ciudad de Oiaso y el promontorio del Pirineo de igual nombre.
Ambos confirman rl pasaje JII, 26, de Estrabón .

'· '
.. ,. ..... ..~ ' .
-- ~
344 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HJ STORIA

Pamplona, en los segundos, ambas atribuíclas a berones.


y várdulos por el geógrafo de Alejandría, tantas veces
citado, y l/ areia además a los primeros por Estra-
bón ( J ). Ahora bien, correspondiendo ele una parte Ca-
lagurris a Calahorra, sobre el Ebro; ,-Jracdi a Huarte
Araquil, s·e gún la mayoría ele los autores, y a Arruasu
según Blázquez ( 2 ), y Oiarso a Oyarzun, al puerto de
Pasajes o Fuenterrabía (3) y ele otra identificada Va-
reia con Varea junto a Logroíio (4), y Alba con Albizu
(1) P linio, IIl, 2r. To lom eo, l [, V1, 54. Es trabón, 111, 30, la
•.
silúa junlo al Ehru_
(2) E n el vall e de Araquil, en Arhizu, la empla zan Saavedra:
Discursos .. ., 87, r\ rtadil: De re _r¡cuyrapltico-histn rirn. Vfos y 1•cs-
tigi{)s r{)lll<ll1<1s <'11 N m 1t11-r<1. Sa 11 Sl·ha sLi:°u1, 1923, 17, Urahayc11 :
Estndios .de Geografía !111111a1w _ lfna i11taprctuáón de las comuni-
caciones en Navarra. Re1Jista lnt crnaúonal de Estudios Vascos,
XVII, 552, g ráfico nº 7- Blázr1uez expone su l t:sis en su arlÍCt)IO
Vías ro1nanas d e Bri1•icscu a P11111pl o11t1 y de Bri1•itsc a a Za.rago:::a,
Madrid, 1918, 8.
(3) La id entifi cac ión ele Oi :1rso (0 11 l'asaj es se debe al pa·d re J-{i s-
co: Esp. Saq., _'\ .\ .\ 1 r. 100, 173, 1R7. r.:i admiLt:n much os a u Lores,
enlr c ot ros, _\Jbnlini : /Ji1 ·isi{) 11 s ad111i11isfra. tiz'l~· ---, lOL Campión:
Na!varra en su. 1·id1t liist úric(/,. Gcot;ru.Jía. g cncr11l d e/. puís vasco-
navarro . Navarra, T, 394, id entifi.ca O iarso con Oyarzun, con sus
siete barrios qu e, en unión de lrún , L~ u c nl e rrabía y L czo, hablan el
dialecto alto na varrn sc ptcntri onal, ele los navarros fin iti mos o an-
tiguos va scos. Alega {locum enlos ele lo s ]~cyes Ca tóli cos en pru eba
de qu e el puerto del concejo de Oiarsu era Pasajes _ 13alparcla: J-fis-
toriu críhctt de V iz caya.. Madrid, 1924, :n-34, coloca a Oiar so en
Fuenterrabía, en la desembocadura cid Bidasoa.
(4) No hay en esto discrepancia entre lo s aulo r es . Véanse: Fló-
r ez; Cantabria, 174, Saavcd ra: Disrnrsos ... , 1o8, Blázquez : Vías
rom.u11a-s de Briv1:escn a. Pnmploua y Briviesca a Zarago z n, I I,.
Albertini: Divisions administrati1Jcs,
100, nota 2 y Balparcla: Hist o-

ria crítica d e Vizcaya, 42.

1
J

....,
t
t

DIVISIONES ROMANAS DEL FUTURO REINO DE ASTURIAS 345

junto a Salvatierra por todos y con Chinchetru en las cer-


canías por Blázquez ( I ), entre aquellas poblaciones vas-
cas y estas beronas y várdulas debía correr la raya que
estudiamos. La arqueología viene en apoyo de las indi-
.... caciones de los geógrafos. En la época romana las vas-
·t
congadas y el distrito de Estella no se diferenciaban de
sus colindantes occidentales por el aspecto de las estelas
votivas y funerarias. E n la edad del bronce igual límite
de expansión alcanzaron las modalidades <le que se en-
cuentran restos en Asturias y Cantabria, y por último,
en tiempos aún más antiguos los . epulcros megalíticos
o dolménicos, con sus vasos adornados del tipo ele Ciem-
pozuelos, se extienden también hasta las sierras de Ur-
basa, .Andía y Aralar (2). Quizú el valk del l~:ga pri-
mero, estas sierras desput·s, y el límite entre los valles.
del Urumea y del Oyarzun, por último, servirían de fron-
tera occidental a los vascos (:1).
Al otro lado ele esa línea coloca Tolorneo a los vár-

(1) Véase: Saavedra; Diswrsos ... , 86; Blázquez: Vías ro manos


de Briviesca a Pamplona y de Briv iesca a Za ragoza, 8; Alt:i.dil:
De re g eographico-hütorica. Vías y vestigios romanos en Navarra..
Hom enaje a do11 Cannclo Echcgaray, y Costu : Vías romonus e1i
Alav a,. 1'vfonumentos arqu eológ icos. Ei{s/rnJer ía Renulde: R e·uisla
de cult14ra vasca, 1928, 353 y sigs.
(2) Gómcz-Mo reno: Sobre los iberos y su /c11r111a. Homcna.je a
Menéndez Pida!, JII, 477.
• .~ (3) La extensión y las frontera s tlialectalcs del vasco de hoy
vienen a confirmar cst:i. raya fronteriza. Campión (Geografía del
país vasconavarro. Provincias Vas congadas. Lri lengua vasw, 197)
hace notar qu e el guipuzcoano penetra en Na va rra por el Valle <le
Buranda, Echarri Aranaz, situado entre las si;; rr:i.s de Antlar y de
Urbasa y que, por el contrari o, el dialecto altonavarro se extiende
por el norte de Guipúzcoa, por Oyarzun, F uenterraliía, Irún y Lezo.

----- - --~ --- .. -. --


346 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA lllSTORIA

dulos y a lo be rones ( r ). El geógrafo de Akjand rí a


atribuye a estos últimos lres ciudades: Varei:a,_. Trúiu111
M egallum y L?:bia, todas tres mansiones en la vía ro-
mana de i\ storga a í'.aragoza y LüJia, incluída por Pli-
nio entre las ciudades estipendi ar ias del conv{'.nto ju-
rídico ele Cesarauyusta . V ari:,ia corresponde a Van.:a,
aldea de la ribera del Ebro en los alrededores de Lu-
groño ( 2); el nombre ele Tritútm se conserva en un
pueblo situado junto a N új era C~ ), y 1-ibia , cuya deno-
minación perdura en Leiba, se alzaba cerca, dentro del
término de Herra.m elluri, j unto al rí o Tirón (4). Ocu-
paban, pues, los berones -Driones recuerda hoy el nom-
bre <le la tribu- la Rioja, sin que pu edan precisarse con
exactitud todos sus límites. Es dudoso si por el nurt<.:
les servían de tales el E bro o las sierras de Cantab ria
( 1) 11 , l V, 54, 65 y 66. ...1
,
(2) Vta sc la nota I {le la pág . 27.
(3) No difieren en cs lo Saavcd ra (D isrn rsus . .. , 107) y Hlázqucz
(Vías ro 111 1111us de Briz•iesca a Pa111pluna ... , 9- .ro). Co rn o h e podido
co mprobar en mi v isila a N[tjcra, se alz' t ·en una cilcvación a salien-
t e ·e n el vall e d e cs le no mbr e. En él se h a n ha ll a-do num erosas in s-
-cri pcion es romanas, qu e registra H ülm e r. /. H. L .. núm s. 2.887 a
2.900 y 4.227. Véase ad0rn ás: Baráiuar: Lúpidus ro1111mas de Tritio.
BoL. Ac. L, 256.
.
H1sT.,

,. (4) Tampoco difi e re n 5-11 . la.., id'l,!llifi cac ió¡1 de .Libia. Sa<j.veclra
{ Disrnrsos . .. , 99) y Blázyu c·z (// íos ro 11w ·1ws d e J3ri7Jicsrn n Pa111pl o-
11 u ... , 9). Las disl;bncias se ñalada s ¡>(Ir d llinerario vienen a co n-
firmar las r edu cc iones a nti guas, apoyadas en e l halhtzgo d t: l:í.pi<las
y r es to s arqu eo lógicos. Véase Salazar: Mc 111 oriu sobre los sitios qu.c
oc11paron las ciudades romana s Libia y Scgisa 111.11nclo, BoL. ACA - 1.
DEMIA HrsT. , XXXVI. 40 ; Fita: l nscripc·io ncs ro11u11ws y gri:egas de

-Cartag cna, Al111aza rrón, Pego, Vl1lcra, H erra 111 e/lu ri, Córdoba, Vé lez
Rubio y Ve ra . BuL. Ac. H1sT., L ll , 523, y Hnic\ubro: L a //r 11 11s de
-Dcobn:g11/a y la. de Libú1. B oL. Ac. H r sT., LV, 502.
DIVISIONES ROMANAS DEL l' UTU RO JlElNO DE ASTU RlAS 347

y Sonsierra. La circunstancia de que hoy abarc1ue tam-


bién la Rioja la zona situada al norte del Ebro hasta las
sierras indicadas, no deja de ser indicio favorable para
llevar hasta ellas la raya entre várdulos y berones. Con
esta línea de alturas coincide, ademús, segÚ\1 Menén-
dez Pida!, el límite de la más antigua romanización del
país vecino a V asconia ( r ).' Pero si esta raya es discu-
tible, parece seguro que después les separaba de los
autrigones el río Tirón. En efecto, Tolomeo les concede
fronteras con éstos, a quienes asigna la ciudad de Sc5¡i-
sa11iunclu:m, ( 2 ), mansión en el camino romano de As-
torga a Zaragoza. Ahora bien, identií.1cacla la ciudad
autrigona con Cer·czo, situado en la marg-en izquierda
del referido río, y con 1krr;u1ll'lluri, la l.i/Ji11 1Jn()11a ( '.) ),
en la margen derecha del Tirón, es casi segu ro qm: al hilo
1
de éste corriese l,'1' 1;a.}"f\. ··El mi smo curso del río 'fi rú¡;i
'· al curvarse hacia el mediodía primero y los montes de
Oca, la sierra ele San Mill[rn y el arranque ele la sierra
de la Demanda después, constituyen un límite natural
de importancia indudable, que pudo servir también de
frontera a berones y autrigones. Los versos del poema

(1) Menéndez Pida!: Sobre lus vocales i béricas e y o en los


ttombrcs topo11imicos. Rev. Fil. Esp., V, 249.
(2) Tolomeo, II, VJ, 54, dice que los bcrones estaban bajo los
autrigones, y en II, VI, 52, sitúa a Segisamunclo (13 X 43'55) entre
los autrigones.
(3) La identificación de Segisamu nclum no constituy e problema
difícil. La realizan acordes: Saavedra (Disrnrsos ... , 105) y Bláz-
quez (Vías r. de Briviesw a Pamplona ... , 9). Las distancias del Itine-
rario aprueban esta reducción. No interesa a hora si, como quiere
Salaza r (M e111oria sobre Libia y S egisammic/o, BoL. Ac. 1-I 1ST.,
XXXVI, 42) , se hallaba la ciudad en el mismo Cerezo o a cuatro
kilómetros, como opina Fernándcz-4Gttcrra.

348 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA lJ ISTORIA

de Fernández González, citados arriba, y algunos do-


cumentos navarros del siglo x parecen apoyar esta hi-
pótesis. En efecto, aquéllos llevan a los montes de Oca
un viejo mojón de Castilla, y en éstos el rey de Na varr;1
Sancho declara que reinaba "in N ax era usque ad M an-
tes d,Ocha (1), y como reinar en Nájera equivalía a do-
minar en la Rioja, en la antigua Beronia, no es osadía
suponer este límite tradicional acorde con el primitivo.
Más in seguras son las lindes meridia na.les y orien-
tales de los berunes. Corrí;rn estas últimas, sin <luda, en-
tre Varea y Calahorra, cu1110 quc<la indicado; ¿pero al
hilo de qué rí o o montaña? Tanto podía servir ele raya
ia divisor ia entre las CU{'l1 Cas del Cidacos y el J ubera,
como el curso de és te o el del Lcza, u los ~dios dt: La-
turce y Clavija, que dividen la s aguas del Leza y dd lrc-
guas. Al sur carecemos de datos para trazar una línea
1
,'t
hipotética de frontera. Súlo salJe mos que eran vecino s
meridional es ele los murgubus y ele los beruncs los pclcn- 1
dones y los a révacos (.z); peru, ¿ hasta dúncle llegaban es-
tos pueblos? De todas las ciudades que les conceden Fli-
nio y Tolomeo, las de identificación segura m ~ts cercanas
a los berones son N11 11w 11cia. j unto a So ria, at ribu ícla pur
Plinio a los pelenclones y ¡ or Tolomeo a los a r évacos, y
A ug'Ustúbriga ele los l'elendones, situada en Muro de
Agreda (3). Más próxima at'm a los berones se ha bría

(1) \íbnsc los yersos citado~ <: n el po<:ma <le l;n nán Gonzú-
lcz (ed. Mardcu), copla 170, y ti doc um ento de 9~7 en Moret: Jn vcs-
tiga.cion cs de Navarra, i766, 566 y 584.
(2) L<:i d0clara así T olo meo, ll , VI, 53 y 55.
(3) Plinio, IlI, 3, escr ibe a l enum e rar los pueblos del convento
jurídico de Clunia: "Eodem pe lcndones celt ibe rum quatuor populi s,
quorum nu111anti11i f ue re clari ", y en cambio Tolomeo (II, VI, 53)
DIVISIONES ROMANAS DEL FUTUl!.O REINO DE ASTURIAS 349

alzado Seyeda. si, como quieren Fernánclez-Guerra y


Pita, se hallaba donde hoy Canales de la Sierra ( r ).
Como también Scycda pertenecía a los pelenclones, de
.concede sólo a los pcl enclones Visontimn, Augustóbriga y Segeda,
mientras (11, Vl, 55) incluye Numanc ia entre los arévacos, coinc1-
.cliendo con Apiano, que en sus Ibéricos la supone también ciudad
\
arév.aca. La situación de Numancia y la de Augustóbriga fueron ya
marcadas con precisión por Saavedra en su estudio sobre la vía
rmnana que las unía. Respecto a Numancia hay, además, una biblio-
grafía numerosa, que no importa ahora regi strar.
(1) Ft:rnándcz-Guerra situó ya a S1:geda en Canalc; t:n su nM¡i.t
<le Cantab ri a (Bol. Soc. Geogrúf ica, IV, 156), y Fila mostró también
su opinión favorabl·e a tal reducción en su artículo: De Cl1mia a
Tricio. Viaje epigráfico, BoL. Ac. HrsT., L, 27i. Fila publicó en este
estudio: r. 0 , los folios 280-298 dl! un mannscritu inédito tituladu To-
phografia de la gran ciudad de Scgcdci de lo s a.rérncos, que con Ja
signatura E. 181 se gliarda en la Biblioteca dt: la Academia de la
0
Historia; 2. un extracto de otro manusc,rito proccde·ntc de Canales,
,

. escrito por don Antonio Zapata bajo el epígrafe: S ·itio y 1111/igii cdad
.de la villa de Canales y si~ valle, y 3.", diversas inscripoi o11es roma-
nas halla-das en Canales y sus alrededores. Fita aceptó en este eslu-
<lio la autenticidad de 'tll1 pasaje de ci-erta concordia lirmad a en tre
el monaiste rio de Valbanera y la villa de Canales en rn95, conser-
-vada en pergamino suelto -hoy perdido- en ti Archivo <le Valbé1-
nera y copiada en los dos manuscritos referidos. En dicha escritura se
' 1c;ía según éstos: ad costain ci'lJilatem 11b i est Segcda , a11tic¡1111 cii·itas
.deserta, et ad montem Rube11111. No es imposi b.Jc que esta cláusula sl.':1
.auténtica y que su autor dijera verdad al esc ribirla; pero si un
testimonio de tal fecha acr-eclita la existe ncia en 1095 de la s ruinas
<le una ciuda,d junto a Canales, no prueba que ésta fuese Sege<la ..
Dtro tanto ocurre con las inscripcione s y demás noticias alegadas
por Fita, en ninguna de las que consta el nombre de la ciudad pe-
lendona. No s·e puede, sin embargo, reohazar con fundam ento la re-
<lucción propuesta. La cuestión permanece, pu es, en pie. Los auto-
r~s clásicos Estrabón, Plinio y Tolomeo no resuel v·en el proble·
ma; sólo el estudio de los restos arqueológicos podrá termina rlc.
J

350 JJOLETÍN IJ I:: LA REA L ACAUEMIA DE LA 11 ISTUllJA

ser exacta la reducci ón a Cana les, co111u és ta se asienta


en el valle alto d el río Najerilla, y limitan éste, por el
norte, las sierras ele la Demanda y San Lorenzo, por
éstas habrá de lievarsc el límite mer idi onal de Ueronia.
Pero ¿y d espués? J\lbertini ( 1), sin conocer estos deta-
lles ni aleg ar prueba alguna a su hipótesis, h ace correr
la fr ontera que estud iarnos, que a su vez lo era entre los
conventos jurídicos caesarau g ustanu y cluniense por
las sierras de la Demanda, ü rbi ón y Cebollera. Sólo pue-
d e acertar A lbertini en sus afirmaciones si suponernos
equivocada la idenli ficaciém propuesta ele S c.r;cda. Mús
probable es r1ue yerre y <[Ue deban llevarse por ütros rum -
bos las lindes en estudio. Desde Valbanera pudieron
los límites de la tierra de bero11es bajar por la sierra
de Cameros hasta la de Cebol lera, cruzar ésta y descender
hasta el rí o Tera sigui endo la sierra ele L'{trca ma y las
otras cumbres que se paran el \·allc del lbz<'m del va lle
del Duero, cruzar el r ín Tcra por los fll(Jnt es situados
al norte de N uman cia y buscar las fo entes del Ci cla-
cos por la sierra de Alba Y. lus puertos de O ncab y
Castil frío. Un clucumenlo de principios del s ig-l u x 1.
.. lleva desck Vini t:gr a hasta Ca rray, donde se al zú .0J u-
manci a, al hilo de la lín ea clcscrila la frontera entre Na-
varra y Castilla (2). No es imposible que llegase tan al
sur el límite de los berones, pues ning-ún texto geog rú-
. ~
( 1) Divisio11s ath11 i11istraJi7 •cs de· l'lispag 11 c ro:11 a i11 <", 101 .
(2) , los referirno s al amujon; 11nien lo n ·alizado en 10L6 \)(Jr re-
presentanlc:s del r ey Sancho lll de .>Java rra y dl'I conde Sa ncho
de Castilla (Mo rd: h1 vcsl igaciu'll cs d e N av arru , 586) . U n donunl'.n-
to de S ancho 11 de Castilla de JOÚK ( Scrra rn >: Coltcciú 11 d<! Sa11 Sa l-
v ad or de Mora l, 262), al marcar los lí111itcs de b l¡;les ia de Oca se
a proxima a la línea se ñalada ar rib a, llevando el limite oriental de la
sede por Bi lihio, (;raiiún, 13rieva y Carray: pero, como n :co11orc
.. . ,. .I' ..,
'
... \ ..
.

DIVISIONES ROMANAS DEL FUTU!W J(ElNO DE ASTUK!AS 351

fico o histórico, griego o romano, se opone a ello, pero


suscita la duda la desproporción que hubiera existido
entre un territorio tan extenso y el número reducido
de ciudades que poseían los beroncs, ciudades que, de
otra part·e, se alzaban a mucha distancia junto al Ebro,
junto a Nájera y en las orillas del Tirón. Quizá desde
•1
Val vanera siguió la frontera berona, primero, de norte
a sur, la sierra de Cameros ueva; después, de occidente
a oriente la Sierra Cebollera, y por último, ele sur a
norte la sierra de Cameros Vieja y la divisoria de
los ríos Leza y Ciclacos. Sólo el estudio de los restos ar-
queológicos ele esta zona poclrú resolver en definitiva la
cuestión.
Raya con los vascones hacían también los v[trclulos.
Se extendían éstos a poniente de la frontera occidental
de aquéllos (1), trazada arriba por el valle del Ega, los
montes ele Orbiso, las sierras de Urbasa, i\nclía y Ara-
lar y la divisoria ele las aguas del Urumea y del Oyar-·
zun. Por el norte se asomaban al Cantábrico hasta la
desembocadura del Deva, pues Tolomeo les atribuye Tri-
tium Tuborfruni y éste se hallaba bañado por tal río
según Mela (2). Aguas arriba del Dev~L, rernu11tanclo su
cor riente o la divisoria oriental del vélllc del mismo, de-
bía correr el límite occickntal de lus v;'trdulos. Toda-
vía hoy es ésta la frontera entre los dialectos guipuzcoa-
no y vizcaíno (3).

Menéndcz Pida!: Docttmrnlos li11yiiísticos . . . Rci1w de Castilla, 3,


n. r.", la escritura refleja, al 1m1rcar otras lindes, límites tardíos.
(1) Tolomeo, II, VI, 65-66.
(2) En el lib. llI, rnp. I, se lee: D eva Trithmt Tobolicum at-
ti11g1:1.
(3) Campión, al hablar de la lengua vasca rn la Ccogrnfíci de ~

B
352 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

Traspuesta la sierra, la raya entre caristios y vár-


<lulos atravesaba la llanada de Vitoria, dejando a o ri en-
te Tullonium (Alegría) y a poniente Suessat1:0 (Z uazo),
hasta llegar a los montes del Condado de T r eviíi.o, cuyo
probable nombre antiguo, Trifiniwn, indica a las claras
la coincidencia ele tres límites, acaso ele las rayas de vár-
dulos, cari stios y autrigones. Si a sali ente de esa línea
.quedan, en efecto, las ciudades ele reducción segura, que
Tolomeo atribuye a Vardulia, a poniente se encuentran,
como veremos luego, las que Tolomeo, también, concede
a los ca ri stios: S11 cssatio (Zuazo) y Vdc ia ( lrnñ a). l ~ sta
di visión c11tn: caristius y vftrdulus ele la llanada de Vitu-
ria se explicaría, además, por la feracidad de esta tierra,
<1ue riega el /'.adorra y permite el cultivo de cereales . l ~ ra
natural que dos pueblos, asentados en zona mísera y 111011-
tañosa, se disputaran y se repa rtieran la plani cie, 4ue les
I \ -

serviría ele g ranero. 1i e11tro de la~ frónteras sc'líaladas a
1

Varclulia se alzaban, en efecto, las ciudades de 'r11//u -
ni11m , situada ele ordi na ri o en /\legTÍa y por 1 :J ;'1zquez
.cerca ele Vitor ia ( 1), y ele .J I/Ju, i(k nti Licada co n J\ lbéniz,
junto a Salvatierra, aunqut: J \lázquez la traslada a Chin-
.chetru (2), y dentro de t: llas debieron hallarse, asimis-

pa.ís v asco na v arro. l'ro v in ciu s v asco 11ga.d us , r97, con sig na qu e el
vizcaíno se extiend e L'n Cuipúzcoa pur Vngara y Salinas.
( 1) Saa vcdra , JJi.;, ·11rsos . .. , 108; Blázqucz, Vías roma11 as de
Briv i«s<a a Fu1J1.p/01w .. ., 7-8; J\ltadtl: D e re geognrphico-Jiislorica.
Vías y v estigios r o111 anos en Na v arra. H onicnajc u don Carw c/o
Ethega.ruy , 466; Cu sta : Ví.as ro11rnnus c11 Ahtva . B 11slw leríti R ena/,dc:
Rev isla de C11//11ra 1'uscu. 1928, 350 y sig ts. l)ebemos adv er ti r que
junto a AlegTÍa se encont ró en d siglo xv 111 una inscripción que reza

.así: S . SE VER / TVLLONIO / V. S. L. M .


(z) Véanse los estudi os ci tados en la nota l ele la pág. 345.

\
'.

DIVISIONES l<OMANAS DEL FUTURO l<EINO DE ASTURIAS 353

mo, las de Gebala, Gebalaca y Tabuca, ele situación ig-


norada ( r ), y las n:stantes, hasta llenar el número de las
-catorce que concede Plinio a los várdulos (2 ). Ocupa-
ron éstos, por tanto, casi toda la provincia actuál de
Guipúzcoa, la mitad oriental de la llana<la de Vitoria
con las sierras vecinas, el valle del Araquil o Burunda
•1
hasta Echarri-Aranaz y el valle alto del Ega. Prescin-
·<liendo de la parte de esa zona várdula, donde hoy no se
habla vasco, en el resto domina hoy un solo dialecto :
el guipuzcoano (3).
Al occidente del Deva y del Zaclorra y entre el Ebru
y el mar habitaban los caristios o carietes. Tolomeo les
atribuye la desembocadura del Deva en un pasaje, les
lleva hasta el Ebro en otro 't les otorga en d mismo
las ciudades de Suessat1:0, Tullica y Ve!e1:a (4). TuJ!ica
.acaso corresponda a Tuyo, situada a ori !las del L.aclu-
rra (5), y Suessatio y Veleia, mansiones de la vía ro-
mana de Astorga a Burdeos por Briviesca y Pamplona,
..se fijan de antiguo en Armentia e Iruña (6), se sitúan
(1) Las reducciones <le Cortés (DicC'ivnario, I, 237), Estella, Ta-
falla y Tolosa, y las de Fernández-Gu erra (Cantabria, Bol. Soc. Geo -
-{)Ycifica, IV, mapa), que sigue Balparcla (Historia critica de Vizca-
ya, 55). Guevara, Galarreta y Abalas, no ti L"lli.!11 en su pro a.¡.1oyo d-

,¡ 1

gupo.
~
• (' 4\ .. '
(2) Plinio, III, 3, e5cribe: "ln Cluniensem rnnvt:ntum var<lul i
I··
<lucunt ·p opulos XIV ex quibus albanense tantum nominare libea.t."
(3) Véase Campión, obra y páginas citadas en la nota 3 de la
página 345 y 3 <le la pág. 351.
(4) II, VI, 8; y II, VI, 64.
(5) Cortés, Fernández-Guerra y Bal1.)arcla (véanse las citas ele
la nota i) coinciden u1 t:sta ri.!<lucción, qui.! la semi::janza vi::rbal
apoya.
(6) Tales eran la s re<lm:ciones ele Prestamera, reproducidas to-
~avía por Altacli l: De re gcograplt-ico-/tútoricri. Homenaje a do1i Cure
_,

BOLETÍN DE LA ](EAL ACADEMIA DE LA 1.1 l STOJUA

ahora por Saavedra y Blázquez, la primera, Suessatiu.


en Iruña, y en Estabillo o Bayas la segunda ( r ), peru
quizás puedan reducirse V elegia a Iruña y Suessatio <t
L'.uazo, porque las identificaciones de Saavedra y Blúz-
quez nos parecen tan inadmisibles como las antiguas. La
de Blázquez exigiría la supresión de la mansión de Deú -
briga, supresión que contradicen Plinio y Tulomeo (2), y

melo Ech egarciy, 465, y por Costa : Víus romanas en A lci va, Enskafr -
rili Remilde, 1928, 336 y 349.
(!) Saaved ra: Discnrsus ... , 90 y 106, sigue a 13aráibar: JJiscur-
so sobre las antigüeda.des de !ruña, Vitoria, 1883, y .13J[tzr¡ucz: Vías
romanas de Briv1:esca ci Pamplona ... , 7 y s1gs ., cxpo1\c una nueva
teoría.
(2) Todos los allturts, aronk s, sit1'1;u1 a \ ' i11dcki;t c11 Jos aln:..
ckdores <le Santa María <le H.iva<lcnda , junto a Pan co.rbo; pero difie-
ren en el trazado posterior de la vía. Saavedra (Discu.rsos .. ., 90, 94,
io6 y 109) Ja ll eva a Pu entclarrá, para , cru zando allí el Ebro, marcha :·
ag uas abajo hacia Miranda y subir después ag uas arriba el Zado rra
hacia Iruña. Blázquez (Vías ronwrws de Brivicsrn a Pamplona.... , 7)
encontró inexplicabl e el qu e la vía fuese a .l:'uentelarrá, donde sitúan
la mansión de Dcóbriga, para volve r hacia Miranda, haciendo un án -
gulo agudo, cuando el camino podía ir dcr·echo desde.: .l:'ancorbo ;\
Miranda. Pern tropezó con la existencia de la mansión citada de
Deóbriga, intercalada en el itinerario entre Vindcleia y V eleia, y
para evitar esta dificultad propuso la supresión de tal mansión, ar-
g uyendo que se trataba <le un yerro de los copistas del Itinerario de
Antonino, quienes habían incluído allí por ·e rror Ja mansión de Des-
sóbriga, situada en la vía ele Astorga a Zaragoza entre Lacóbri-
ga y Segisamón, y que falta en este camino ,cJ c Aslorga a Pamplo-
na, de trazado idéntico al de aqu élla desde Aslorga a Brivicsca. De-
bemos confesar que tales suposiciones de Blázquez aparecieron tam-
bién con mi nombre, como co laborador que era de aquél en tales es-
tudios. Al volver hoy ~ubre est e tema me veo forzado a confesar
que tal supuesto error del Itinerario no es admisible : I.º, porque la
mansión de Deóbriga qne füázquez quiere suprimir a.quí para lle:-
DIVISIONES ROMANAS DEL FUTURO REINO DE AST URIAS 35.J

la de Saavedra obliga rí a a suponer que el camino ro-


mano iba de Pancorbo a P ue11telarrú, de Puentelar r á
hasta cerca de .Miranda y ele :Mi randa, por el /:aduna,
hacia la llanada ele Vitoria, describiendo un zis-za. absur-
do e inexplicable. IJa hipólesis de Saavecl ra tiene, adc-
·i mús, en contra suya la circunstancia de que no coincidan
las distancias que fija el Itinerario entre las mansiones
de S11cssatio. T111/ 011i11 m y ~· 11/J a cun las que existen entre
varla a Dcssóhriga, entre Lacóbriga y Se¡;isamún, ;tpan:c-c citada
por Tolomeo en los a utrigones, precisamente donde la sillia el lti-
nerari o que Blázquez tacha de e<juivocado, rn iem ras Dessóbr iga, a
la que él quiere reducir Deóbriga, se hallaba en la raya entre vacc-co;,
y turmogos; 2. porque no es posible admitir la trasposició"n qu e
0
,

dcfi e 11 d~ l1ln:.\q 111::t, sino ti simpk ulvido <k la 111a11~il111 1lt- J )(·~ , /, _
briga por lus copistas. 1.:11 efeclu, el Itinerari o tia co11 1u dista11cia
entre Astorga y B urdeos 421 millas, y sum adas las distancias i•ar ·
ciales que señala <le mansión a ma.nsión resultan 405, a las que, aíla-
di<las· las 15 de Lacóbriga a Dessóbriga, olvidadas, resultan con un
iigero error las 4 21. Si no admitimos que se dejara <le copiar Dessó-
l1riga, sino que se t raspuso la línea y se induyó fuera de lug-ar
entre Vinddeia y Veleia rn vez de entre La,c óbri¡;a y Sasamón, ha-
brán de aceptarse dus err-0 rcs de copia, ya que el amanu·ense c'sn!··
bió Deóbriga y no Dessóbriga y Xl V millas <:n luga r de X V, y ade -
más será preciso suponer un nuevo ye rro en el total ele las 421, pues
sumadas las distancias 1parciales nos faltarían siempre las 15 millas
indica.das. La coincidencia de Tolomeo con el ltiri.e rario y Jo ahsur-
do de tan cuádruple yerro, frente a lo explicable del simple ol vido
ele Dessóbriga, obliga a conside rar mansiones distintas Dessóbrig-a
y Deóbriga -no olvidemos que había aún ot ra de nombre parecido,
Deobrigula, en e l mismo camino- y a a<lmiü r el trazado de Saave-
dra hasta P uentelarrá. Le abona n además las ruinas del camino roma-
no, que iban, en efe.eta, a esta úl ti ma población desde Sa nta María de
Riva<lenda, según M uñoz (Dicáon.a rio. Art. At"i.anc1), mi cnLras yo dl'.IY.>
confesar que, recorrido por mí en 1917 y en 1928 el camino de Pan-
corbo a Miranda, no he hallado resto alg-uno de ra Izada.

. - A > - -'-"-'
.~ ...

~1
356 BOLETÍN DE LA REAL AC.IDHlIA DE LA HISTORIA

Jruña, Alegría y Albéniz. Blftzquez, suprimida la ele


Dcóbriya, tropieza con la misma dificultad <le las di stan-
cias, y para salvarla se ve forzado a es tablecer T ullo-
,11iu111 y. liba kj os de los lugares elunde los hallazgus de

minas e inscripcion es aconsejan situarla s. Si, como los


restos de calzada señalan, el camino iba ele Vi11dcleia
(S." M. " ele Rivarreclonda, no lej os ele Pancorbo) a Dcú-
briga (Puentelaná), desde aCJUÍ pudo y debió continuar
..
~ 1
la vía por cletrús ele la sierra de Turisso, haci a Salinas,
para desde allí, por bajo ele Sopeña y por Na nclan.:s, sa-
lir a V cle[p:a, h uy lruña. La situación ck S11 cssatio en
Zuazo se encuentra aconsejada pur la rara c11incidencia
ele ambos nombres y por la di stancia del Jtinerario, sin
' I
'1 más c1ue suponer una simple trasposición ele las seis mi -
ll
llas que, según aqué l, mediaban entre .).'/l cssatio y T11/lo-
11i11111 , con las trece que en el mis1110 sepa raban Vclc_1¡ú1 ele

Su.cssaho, pues entre Jruí'ía y L uazo bay, en efecto, unas


seis millas y trece entre Zuazo y Alegría, donde las ins-
cripciones fijan la mansión ele 'F11!1011 ,i o ( 1). Con el Dcva
y el Zaclorra a saliente. el Ebro al mecliuclía y la costa
en el norte, ¿cuál era el límite occidental de los caristios ?
Lo ignorarnos. Sabernos por Tolomeo (2) <1uc les cerra-
ban el paso hacia poniente los autrigones, que és tos babi-
taban la boca del Nervión, que dentr o de su territorio
estaba el puerto Amma110, después Colonia Flavióbri-

(1) E n Ca stillo de Hcnayo, enea -ck !\ lcg rí a, se enco ntró c 11


1799 un a in sc ripc ión qu e rezaba: S. SE VER / T\flLLO N 10 (V, S.
L. l\J. (Prestamera, Cu mino r o111a'll o, púg-. :)06.)
('.?) En ll. , \! l , 6..¡. de cla ra que se hallab;m junto a los autrigones;
en 11. Vl, 7, di ce qu e l'll la cu sla aut ri go na estaba la boca del Nen·a
y Fla\·ióbri ga, y e n IJ. VI , 53 at ribuye a ta l gente la s ciudades de
l.ixama .lfarc a, Dróliri g a y Segisamu11clum , t.:lllrc olras.

... .. \
'•
'\.
DIVISIONES ROMANAS DEL FUTURO REINO DE ASTUl!IAS 357

ga, edificada cerca de Castruurdiales, según unos, u en


Bilbao, según otros, que eran ciudades autrigonas O.m-
ina Barca, identifj¡¡:a_da,., et.in Osm.a de· Val<leg;uvia c11•.
la margen occid~ntal del Omecillu ( 1); Deú/Jriya,
mansión en el camino romano tantas veces citado de

Astorga a Burdeos por Pamplona, situada en la orilla
derecha del Ebro, frente a Puentelarrá, según lo más
seguro ( 2 ), y S egi,rnmwnclum, mansión en la otra vía
de Zaragoza a Astorga, identificada por todos con Ce-
rezo, junto al río Tirón (3). Si este ríu, curno dijimos
arriba, separó acaso en el sur los autrigones de los be-
rones, la serie de ciudades autrigonas mencionadas
ahora: U.rnnia (Osma de Valdeg-ovia) y Deóbriga (fren-
te a Puentclarrú), se sitúan de ,..;ur a t1urll'. siguiendo
una linea que arrancando ele P uentela rrá parece buscar el
mar remontando primero la vega del Omecillo hasta las
inmediaciones del valle de Orduña y descendiendo lue-
(1) No hay dificulta<l rs ni c.liscrcyancias en la ide111tificació11 c1 1-

tre Cortés: Diccionario, I, 226 y IU, 500; Fernúndez-(;uerra: C11 11 -

tabria, Bol. Soc. Geogr., IV, mapa, y Balparda: Historiti crítica de


Vizcaya, 55, 69. La s ituación <le O,;ma Je Valdcgo vi a y el nom -
bre abonan además la exactitud <le la reducción.
(2) Véase la nota 2 de la pág. 354, en que ddit:1Hlo ro11Lra !{lftz-
quez y rectificando mi vieja opinión Ja existencia <le la mansión de
Deóbriga, cuya Sll'presión pro.pusimos B lázquez y yo e n el est udi o ci-
ta<lo tantas veces. Prestamera co locaba Deó brig a en Arce, junto a
Miranda; pero Baritibar, D iscnrso sobre las a11ti9iicdadcs de Jr111/a,
Vitoria, 18813, la situó' en .l:'uenttlarrfr, y consigu ió que Saavedrn
aceptara su hipótesis. La atribució n de Deóbrig-a a los autrigon es
nos induce a creer que se hallaba en la marge n de r echa dd Ebro ,
frente a Puentelarrá; así lo c ree tambi é n Saaved ra, y la distancia que
ti Itinerario de Antonino fija entre V ind elcia y Dcóhriga , LJ. milla s,
lo pide así, además.
(3) V éasc la nota 3 de la pág-. 347.
358 JJOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HI STORIA

go aguas abajo con el valle al principio y con el río Ner-


vión después hasta el Cantábrico. ¿ Fué ésta la frontera
que dividía Autrigonia de Caristia? A tenerla por tal
inclinan numerosos indicios. En su parte meridional ella
deja al occidente las ciudades autrigonas mencionadas, _J
y da a los caristios una parte de la margen del Ebro,
como hace Tolomeo ( I ). En el norte mueve a aceptar 1
el Nervión como frontera de los autrigones el pasaje
de l\lela en {jUe hacei·c.oa-.er'\al río Nesua:·; lectura errada .•
1

de N erva, a lo que parece más probable, por entre autri-


gones y ongevwnes ( 2 ). Servía, pues, de raya a la
¡
'j { 1) ll, 6, 64.
(2) El 1p asaje ele 1vfela ( l r, J) ap;trcce vicia.dn L'n hs {li Í\' rl·1t -
1es copias ll egadas a nosotros, y así nos ofrecen lecturas rn uy va -
r ia s la s div.e rsas edic iones de Mela conocidas. Las viejas e-rhciones
de los s ig los xvr y x v11 (véa6e Balparda: Historiu Cr ít. d e Vi:::w ya ,
26; Cortés, 1Jicfrn111ri11, 52) y las mode rnas de Tauc.Jinilz y T cu1J -
11er, prese ntan las s iguientes varianll" .; de pués de la fras·r : "Ca n·
¡
1
t ahrorum a liquot popula amnesque sunt, sed quorum n om ina nostro
i ore concipi nequeant":
1
'
Edición de Giacbra Edición de Salema•ca Tauchnitz Teubncr

1>t.: r cosde rn ('L s.-. l'~r Nhdt"'m N ~;i· 1•e r Concarws et Pcr ... e u n d i e l
l enos , Sa urium ¡ pe-r lcn os Sangium pcr
1 Sn lcnos S.aunium , Salacno.s, Sa uniurn ;
Autrigones et Ori- Aurinos el O rg·eno· pcr Autrigones e t per A ulri g on cs el
gcvioncs quosda m mes..:os quoscla m Origenomcscos Na- Orgcoomescos Nam·
Ne su a dcscendlt: Nasa dcsccndit : Tri- nasa descendil Oc- nasa dcscendit et. . .
Deva Tritium Ta.- tium Tuholicum ~t- v o Tritium Tubo l l- Deval es Tritino Be-
bolicum at tin g-it. tin~it. cum c in~it. l Junt e cingil.

Este .pasaje y e stas vari a ntes susci.Lan serias clifit.:ultadcs de 111-

lnpretación. Parece seg ura la loct ura a[Jtrigoncs ; la abonan lama-


yoría de Jos códices y la ci rcun stancia de que los aurinos no figu-
1·a 1t ·rn los .e scritor.es g ri egos y romanos, ni en las in scripc iones, ni
han dej•a<lo huella al.guna s ino en esa edición salmantice ns e. Es
di scutibl e, en cambio, si l\lela esc rib ió origeviones u org-enornescos.
Cierto que nadie si no Mela habla de aquéllos; p cru no l'S sola
DIVISIONES ROMANAS DEL FUTURO REINO DE ASTURIAS 359

Autrigonia. Ahora bien, como se ig11ora la situación de


los origeviones, cabe preguntar: ¿el N erva o N ervión
una edición, sino muchas de las clásicas (véase Balparda, Historia
.de Vizcaya., 25), quienes ofrecen Ja misma lectura. Entre Nesu::i,
Nasa, Nanasa y Namnasa hay también avenencia difícil. Si del exa-
n1en externo del pasaje pasamos al interno, tropezaremos con otros
-cbstáculos. Hoy corre todavía en Ja zona occidental de Santander
un río Nansa que desemboca en la ría de Tina Menor. Supongamos
-que a éste se refiere Mela, como quieren algunos; pues en tal caso
será forzoso llevar ha·s ta allí Jos orgenomescos y los autrigones,
traslado imposible, porque sabemos que, cuando Mela escribía, La
-Notiae provinciae Tarr~conensis, compuesta por aquellos días y uti-
lizada luégo por Plinio (véase Albertini: Divisions administrntives .. .,
66) situaba a Jos autrigones en La Bureba y junto al Nervión, y ade-
más porque consta por diversas inscripciones que los orgenomescos
habitaban junto a Cangas <le Onís. Podría acrptarsc la lectura Nesua,
más cercaná. <le la que o frece Tolomeo, Nema, y así no hahría difi-
cultad en suponer situados en una de sus má~genes a los autrigones¡
pero ahora tropezaríamos con la :posición de l-0s orgenomescos y con
la rara persistencia hoy del nombre Nansa en un río que cruza tie-
rra cántabra. Si no se olvidan las otras variantes, que ahora no nos
importan, en nuestra opinión, o Mela tuvo un pésimo conocimiento
de la costa septentrional de España, su pait:ria, o, lo que es más pro-
·b able, el carácter del pasaje discuti~o, mero registro <le nombres geo-
·gráficos, siempre difíciles de transcribir sin error por los copistas,
ha sido la causa de que \legu·e a nosotros mutilado en los diversos
-cód¡.ces. No nos av.enturaremos a Ja empresa de reconstituírle c11

l su pureza prÍISti.na; pero se nos antoja que en el original de Mela


se mencionaban por separado el Nansa o N.annasa y el Nesua o
J Nerva -rara casualidad que los dos nombres persistan hoy aún-
y se les hacía servir de frontera a pueblos, entre Jos que figura ban
Jos menóonados arriba y otros dos, acaso esos misteriosos a11rinos
y origeviones, difíciles de confundir por los escribas con los autri-
-g·ones y con Jos orgenomescos, y que, por tanto, quizás deban se:·
pistinguidos de éstos. Tal vez ,¡;;era "per aurioos et, orP-enomesco;>
~~ ~ o,. •
# , , ; ' - .... # 1

Nansa, per autrigones' et origeviones quosdam Ncrva dc sccn<lit''.

4@fi' o
.

360 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

pasaba a saliente o a poniente de los autrigones? El


orden en que Mela menciona ambos pueblos, supueslu
el seguido por el geógrafo español al describir Ja costa
desde Galicia al JJirineo, hace sospechar ya que la J\utri-
gonia se hallaba a occidente de los origeviones y, por
tanto, que el Nerviún servía a aquélla de límite orien-
tal (1 ). Y a esta misma conclusión fuerza la situación ya
señalada de las ciudades autrigonas. Mientras no cono-
cemos ninguna de éstas a saliente de l,;1 línea formada
por el Ebro, el Omecillo y el Nerviún, 1 'linio (:z) con -
cede a los autrigones Tráium y Virovesca, mansiones cu -
nocidas en la vía romana de Astorga a Durclc:os. iden-
tificadas con el Monasterio de Rodilla y Briviesca (3).
y Tolomeo (.+). les atribuye ademfts 1' inrlcll'ia, situad:1
por Saavedra y Ulúzquez (S) junto a Santa María <le l:\.i -
varredon<la y Salion ca., que pudo estar en Poza ele la Sal.
donde se han hallado ruinas romanas abundantes ( 6 ).
1
., 1
(1) Traza -s u r elato de ocó<lem e a oriente y s uclt.: mencion a r,
l1
por tanto, primero a l pueblo más occidental. Véase el lib. III, I.

(2) Plinio (Ill, 3) esc ribe: "In A utri gonum decem civitatibus,
.¡ Tritium et Virov esca."
0

(3) Concuerdan con las distancias del ltinnari o, y e n L"1 ca;,"


de Briviesca la semej a nza fonética con Viroresca ªl'ºYª las r-cdUc· -
ciones a-c ardes de Saavedra: L isrnrsos... rn7-10c'), y Rlúzquu -
Súnchez-Albornoz: Ví us ro111ai10s de Rriviesrn 11 Pamplon a ... , J.
(4) Tolomeo {U, 6, 53) cita tamhié11 en .1\u t ri gn 11ia , a<.kmú, c:L

las m en cionadas arriba, Dcóbri ga, de situación ya di sc utid ;t y A11 -
1ccuia, c uya corrcspondc1 1cia <tct u;tl se ignora .
•1
' (S) Est udios c itado s, púgs. JO<J y sigl s.
•J
1 (6) Cortés: Diccionurio, ll [, 32ti; Ferniu1d ez- l;ncrra: Cant11bri11.
1

J
Bol. So c. Grog., J V, mapa. y llalpar<la: Hist. C. de V i.:::caya, 5..¡,
uno en pos {le ot ro. id entifi ca n Salio nca con Sali nas de .\iíana, e11 l:!
margen izquierda d el E bro. No <: s imposibl e la red ucc ió n de esto'

autores; p ero, dados los límites señalados arriba a la J\ntrigf)nia:
.1; los ríos Tirón, Ehni, Onwcilln y Nl' r viún, la abundancia t.k ruina ~
l

' 1

- ··-· -~~~~-~-- -- .... ----~-- ..--. -...._ . - - -


· - -- · · •.•."---!
DIVISIONES HOMANAS DEL FUTLIL<O HEJNO UE ASTUR!AS 361

Si de estas atribuciunes se desprende que La Dureba,


el valle del Oca, pertenecía a los autrig-ones, el mismo
romanas en Poza de la .Sal, la rl'lativa roncon la ncia del nombre, l.i
extraordinario del cmpbzamicnto ele l'nza ~o hr c 1111 cerro fortísimo
-.,;¡ que <lamina mucha s milla s de tierra alrcdeclor, y la sit uación mi s-

1
ma ele Poza de la Sal en La Burd.>a, donde se alzaban tamhién las.
ciudades autrigonas <le Virovcsw, Vindclcia y Trili11111., son arg-11 -
mentos no despreciables en pro tk la fijacilin en cll.<t de Salionca.
No ignoro que Fita, en sus tr.cs artículos: J?.pigrafía ro11w11u y 11i-
sigótfra de Po:::a de la Sal, Mh·idu :v .-llb11rr¡11a1¡11c', 1 ~01.. 1\ c. His-ro-
RIA, LXVII, 487; N11c1•0 i11.scrip ciú11 ro 111ana d,• Po:::a de la Sal, l:lo-

LETÍN Ac. HrsT., LXVl 11. 66, y A11tir¡iicdadcs ro111 a11as de Po:::u di~

la Sal c1t el partido de 13ri7•icsca. pro1·i11 ci11 de H11rr¡os. BOi .. Ac.


HIST., LXTX, 2o6, identifica Poza de la Sal con la mi ste riosa Flnvi:j
A119·11slii, que ningún geúgrafo antiguo menciona, y de la que só lo te-
nemos noticia por una lúpida, consagrada a Lucio 1\ufidio MasrnlillL•
Flavioaugustano, y hallada en Tarragona. H übner, /. If. L., 4.196.
Pero, en primer tórrnino, la r ed uc ció n de Fila es prec aria; se basa
en el hallazgo rn Poza de la Sal de una insrri pciún consagrada a
Saturni o por el 111i s1110 personaj e, inscripción que l' ita traduce así ~
"Lo .hizo Lucio Aufidi o Masculino, co manda n te baj o las órdenes
del coronel de cahallcrí.a alcalde de los castillos." Pero e l que ejer-
cier a aquel cargo militar en la ci ud ad abuela de Poza de la Sal ne>
indica que fuese natural de ella, si no que arguye mús bi en contra
su nacimiento allí. Diversas inscrip ciones nos presentan guarne-
ciendo poblaciones hi spanas y no españolas ciudadanos de: ut1·as.
urbes lejanas. Dada la importancia de las ruinas rrn11anas e11con-
tradas en el pasado año en l'oz.:a de la Sa l. de que se ha dado no-
ticia en el Bol. de la Cu 111isió11 de Mon11u1c11/os d1· JJur.1¡os, nú-
meros 24 y 25, parece invn o~í1nil que una ciudad ele tanta mon-
ta fuese silenciada por Plinio. y l: n t:spccial pr>r Tolomeo, qut: men-
ciona entre los autrig·om·s poblaci ones i nsi~nifi ca nt es, de las qm.:
no queda vestigio a lguno. S i Flavioaugusta se hubiese alzado sol1re
Poza de la Sal, cuya r iqu eza all:stiguan sus ruin as, no lo huh ic ra
callado Tolomeo. J-;: sto aparll: dt: qu e pueden r efe rirs e los dos n om-
hres a una misma ciudad qnc, Jlamúndosl' Salioncn primero, SC' de-

' .

- ~_.., __
__...,. ___
362 TIOLETÍN IJ E LA REAL AC:.llJEl\H¡\ DE l.A lll S TOIUA

Tolomeo nos permite suponer que también ocupaban


éstos las tierras de Villarcayo y de 1\lkd in a del Pomar.
En cfeclo, ckspnl-s de situar a lo:; caristios a orillas del
Ebro en zona que, como queda dicho, pudo abarcar
de Miranda a Puentelarrá, añ.acle que el Ebro corría por
medio ele J\utrigonia (r), pasaje que sólo puede referirse .
..,}

a la parte de dicho río que atraviesa las tierras indi-


cadas de Vi ll arcayo y de Pomar. En ellas, junto a Vi-
11arcayo, se encuentra adernús un pueblo llamado Si-
giiL·nza del f>[tramo, nornhrL· que ll"lrl'CC co in cidir co11 Ja
.\cyon lia !1arú111ic:a. atribuída pur Tulurneo a los vúr-
clulos (2). Ahora bien, como ha: ta dicho lugar no podía
extenderse la Vardulia s in atravesar por cima de caris-
tios y autrigones, cabe pensar que, corno en el caso ele
1\umancia, tr.asladada por Tolonwo ele los Pelen lones,
donde Ja coloca l>linio, a los arévacos, también at111í el
geógrafo ele Alejandría cohceclió a los vúrclulos una
ciuclacl ele los autrigones. l·~n este caso hallaríamos
una nueva prueba ele c/J1110 éstos ocupaban una faja de
tierra que abarcaba, ck sur a norte, primero La Bureba,
luego el valle del Ebro.
Nuev.o indicio de que así ocurría, de que el Nervión
servía de raya 0riL·11tal de J\ utrigu11ia, se encuentra en la
circunstancia de que TolumL·o cite: como ciucladc · las
mús orientales de Cantabria: en la costa Octa.v1:olca
( 12'20 X 44'50), en la rn ontaiía ht!ióbr~ga ( 12'10 X 44)
• I' ' .tf \ , ,. • •

y mús en el intcrioi- Vcllica ( 12'30 X 44':15) (3) . Si .111-


110111i11ase desp ués de otra rna11cra. Jü:cuérdcsc el pu e rto A111111ano,
que se 11omhró despu és 1:1aviól iri ga, y Hriganria, que se llamó más
tarde Julióbriga.
( 1) I 1, 6, 64.
(2) II , 6, 65.
(3) ll, 6, 50.

'
(
,

~~~ ~- - - ·.-:_.t._:-__; _ _ =- , .... _,.._ . - ~ ------------------


DIVISIONES ROMANAS DEL FUTURO REINO DE ASTU L<IA S 363

üóbriga se alzaba cerca de Reinosa ( 1 ), y //el hca co-


rrespondía al monte Bernor{o y llegaba su distrito a
la tierra frontera a Sasamón, ocupada por la Legio lV,
es decir, a las merindades ele Villa<liegu y Aguilar (~),
(r) E n el ce rro de Retortillo !a sitúan Flórez (!.a Cn 11labria, 3, 51
y sigs.) , Í'ernández-Guerra (Cantabria, Bol. Soc. Geog., IV, r30) y
·• cuantos se han ocupado de est·e asunto. Plinio declara su situación
cuando escribe de! Ebro: "Ortus in Cantabris haud procu! Oppido
.] uliobriga."
(2) La situación de Vellica es m[ts incierta que Ja de J.qlióbriga.
Flórez; l.a Cantabria, 47, 71, la coloca al norte de Sasa 111 ón, junto a
' 1 •i 1 1 , ..\'guifar d e Carnpóo, y F,et'.nán~z-~ucrra: CflHlú/1,:711, Bol. Sóc. Ci:og. , '• '
J V, 108 y 131, .cin el monte Bernorio a saliente de J\ guilar. Esk últi-
mo sltpt1sQ (j\lC iJa J.egio JV, vr11cc.:dora ele !ns r{111talirns, ornpf> vi
· antiguo emplazamiento <le Vclcgia u el de J\maia, y utilizó para lllar-
oear los límites del alfoz de Vekgia las inscripciones qul', sirviendo de
mojones entre los prados de la legión y los campos de J ulióbri g-a por
el norte {Hübner, L. H. L., 2.9I6) y los de Segisarnón por el sur
{liübn~r, 2.915), fueron halladas aquéllas en Las Fi11cstrosas, La Cua-
ora, Piedraescrita, Las Quintanilla s, La Quintana, Castri llo del .lJ aya
y Reinosilla, y ésta en Villasi·dro. U11a tessera militar de barro, pu.Jili-
cada ·por Blázqucz (Cnalro /cssc ras militares. Bor.. Ac. HrsTORlA,

LXX.Y II, ro2), y que man:a el ·trazado ele la vía entre León y Portus
Blendium (Santander?), distingue, si n emba rgo, Ama ia, Villelia, Le-
gio IV, Octaviolca y Julióbri ga y las sitúa a 5, 5, sy ro millas de d is-
t<incia respectivamente. El cuartel de la Lcgio 1V no coincidió, pues,
-con Vellica o Velcg ia (Villelia ?) ni con Amaya, pcru a l lindar sus
-prados con los ele Julióbriga y Sasamón, según las inscripciones, cahc
suponer que se la concedieron los términos de las dos ciudades men-
·cionadas y los de Octaviuka, ya que las tres se inlerponían entre la
Legio IV y Sasa.món, y entre ella y Julióbriga. E.n apoyo de lal
suposición y ele aquellas ·reducciones acordes pu ed..: alega rse el texto
<le Floro (IV, r2) , en que después de relatarse cómo Augusto esta-
bleció su campamento en Segisama, hoy Sasamón, se declara que
obtuvo bajo los muros de Vellica Ja primer victoria sobre Jo-s cánta-
·bros. La situación d e Octaviolca entre JulióbriKa y Vel lica, como el
.,,.
F
L .~.--~--- -
.... z:s ~ - .......
......

r: OLf.T Í >I DE L.l


.1 · ' .. '
l{E. IL .IC.IDHIJi\ DE 1..1 11 l STOIU.1
..
por mucha extensiún 4ue se conceda hacia ori·ente a e,;ta ,;
ci udades, ¿a quién atribuír Ja zona situada hasta el ?\ cr-
vión y el Omecillo? En nuestra opinión, a los autrigunt:s .
Cor respondiendo a éstos la Bureba y Villarcayo, es ex-
traño que en el norte se hallasen tan. a levante de estas
regiones que tuv icsc n el ervión por frontera ele po-
niente y que ocupasen así una especie d e ocho, cuy L~
círculo inferior es tu viese constituído por los valles del
Oca y del Ebro y el superior por la Vizcaya central -la
oriental, hasta el Deva, era Caristia- con d valle de
ürcluíia como punto ele uniún ck ambos distritos. }>or
el contrario, si los autrigones se extendían a ponien-
te del Ncrvit'm y del Omecillo, Autrigonia habría ocupa -
do 1111 krrit()rin no 11111y irreg11br, integrado pflr l ,a 1:11 ·
i::cba al sur, la s tierras de Villarcayo y de Medina dd L'u -
mar en d ct:ntru y las .Encartaci< 1ncs en el norte. Tud(,.
mueve a pen sar que así fué, en efecto. Lu quiLTt:n lo enla-
zado y la no difícil comunicación de las diversas parte,; tk
esta zona, la no existencia ele un límite natural y pn:: ci -
so que, separando la Vizcaya central de la orie ntal. si r-
viese ele raya ent r e caristios y autrigones; Jas misrn <t."
fronteras lingüí sticas clel vasco en un o de sus momen -
tos de ex pansión que se apr(lximan a la línea del 'n-
vión y del Omecillo y la mi sma con f ig uración dl'l país.
ya que de es ta mane ra la i\utrigunia habría alxt r cad\ 1 la
tierra del Ebro con los valles de sus :iflucntes, el Oca
por el sur y el Nela y el l .usa por el n()rte, y rnÚ,; al
S eptentrión el va ll e del Cadagua, que, nacil'ncl() en tic -

hallazgo de la s inscripciurll:s O·rgL· 11u rn cscas c-11 Cang«t s y 1<1 .; ya .li-


nien ses en ti e rras de Leún, vienen <L echar po r tic rr<t toclu el rnap<t
de Cantabria de Fe rnánde ¿-C uc rra, que s ituaba üct a viu.Jca en R1 -
badesclla, Jos c11nca 1111s en Ca n,i.;a s y ,·11 el N 1 ~. dl' l.cf>11 y V;tdi11i;,
L'Ii C¡tl1uérit1g-;t. >Jada qu l'ti<t ,·11 l'i<.: -Lkl apara lu >11 ,·sl 11<li11 l ·1111/ 11 /n1 :1.

~~ ...
----~~-~--~~ - ..rt ...-._..__ _,,__..,_ ____________ ~ - -- - -- .
DIVISIONES ROMANA:; UEL FUTURO RElNú DE ASTURIAS 365

rras de l\lena. riega las l·~ncartaciunes y desagua en el


Nervión.
Pero esto supuesto, queda por fijar b raya e11Lre
· Cantabria y Antrigonia. lJáginas atrLLs dijimos l1Ll<.: la
Brújula separaba a lus 111urbugos de lus autrigon<.:s,
atravesando por entre la ciudad murboga de Deobr-,:gu-
la (Ta rclajos o Rabé ele las Calzadas) v la autrigona ele
Trici 11m (monasterio ele Rodilla) (1). Si Sa!ionca corres-
ponde a Poza ele la Sal --corresponda o no, los ruun-
tes ele Poza forman un límite natural indiscutible, curno
11emos podidu comprobar personalmente- , y buscamos
1111 límite geugráfico e histórico a puniente ele La Uureba,

nos encontraremos cun las divisorias de las cuencas del


Ebro y del Duero primero, clel Omecillo y dd Rmlrón
después y del Nela y clel Ebro por último, divisorias que
cuinciclen y no casualmente de seg-uro cun la raya occi-
(lental ele las merindades ele Dureba y de Castil la la Vie-
ja (2 ). Es posible, por tanto, que esta :frontera geográ-
fica e histórica fuera en tiempos ele Plinio y Tolorncu el
límite entre Cantabria y l\utrigonia. Un nombre de con-
fín, Terrnirn'm, cerca ele Oña, marca el punto extremo
oriental ele Cantabria en aquella zona.
No encontramos razones <le tal peso para trazar en
la raya costera la continuación de tales lindes. Nos in-
clinamos a creer que primero la cordillera cantábrica y
luego el río Asón, el Sanga de Plinio (3), separaba a los
{\os pueblos limítrofes. La anchura de éste, que Je hace
(1) Véase arriba, pág. 340.
(2) Véast: el rn<Lpa de Gonzákz Magro: M erindudes y s.:iivríos

.
<le Castilla. en 1343, publicado con mi est udio Las lJ ch ctríos
Anuario de H ·i sloria del Derecho cspa·iiol, l.
e11 el

(.1) Todavía conserva el nombre de Sanga uno <le los que, clcs-
;1guando en el Asón, contribuyen a formarle .

J ~ ... . ¡ #; ' .,. " '• '


a -=-·~
-------~------ ........- -~=-- ...

366 BUf.ETÍ:'< JlE LA l<EAL AL'AIJ" i\1JA DE LA lllSTUIU.\

di üciJ de atravesar; el hecho de que a Jo largo ck b


costa sirvieran siempre ele límite a las diversas naciuncs
hispanas ríos ele consicleraciún, como el Navia, el Sella.
el Nerviún y el Deva; la circunstancia de constitnír hoy
mismo Ja raya entre dos zonas g-cog-rftficas y étnicarnL'll -
te di stintas de la tierra santanderina; el h ec ho ele que
sirva hoy también ele frontera oriental ele las última s
manifestaciones del leonés moderno (1), y m encionarle
Pliniu como primer accidente geográfico ele la regitm
de las nueve ciudades de Cantabria (2), sun indicios 11t~
despreciables en apoyo ele nuest ra tesis. Fcrnúnckz -
Guerra opina que Ja raya mirntal <k Cantabria iba ;ti
hilo del río .'.\la_vur, que desemboca en la ría de Urii'í<'n1:
peru Sll significancia SC <LViL'llC mal COll el h1i11or <k Cn111 -
tera <JUC Litiicre atribuírsclc, y, de otra parte, su adupci<.111
corno límite supondrí a . en primer término, b divisi(in
(1) V. M. Pi<lal, El dia/c ctu /cu11és, H. .l. H. 1\/., 19oü.
(2) p ,J inio escri·bc (1 V, 20): "r\manum po11l u s u!Ji nun c L; lavi " -
briga Colo11ia. l 'ivitatum no1-e111 rC'gitl cantabrorum; flumcn Sang:1.
portus Vi·clori<ue Juliobrigen sium ; ah eu loco fo11 lcs ihni XLM ¡1a -
5uum; P\:lrtus Ble11diu111, Orgc 11ornesci e Cantahri-s, portu s <· urum \ "c-
rea sueca. Regio 1\ sluru m )Joega oppid um in pl'.ninsula l\:sici. Et
<leiude cunvt:nl u s Lucc:nsi s a fluminc Nav ilubi une." 1\lgunoo., l'.:tl-
parda entre ellos (H ist ori11 d e Vi.:1cwya, 63), identifican las Encarta-
ciones con Ja Civitatmn 11u<·c111 regio wntabruruw; pero el pasaje o.l·
deduce claramente que con esa frase se alude a to<la Cantabria, como
con las palabras Rcgiu Asl11rn//1 a to<la 1\sturias. N o puede cuncluír-
5e del t exto <le Plinio que primero estuviese asomada a la costa la rv -
gió n <le las nu eve ·ciudades y luego el río Sa nga, ·pul'.s el lo eq ui valdría
a su¡xmer que Plinio s ituaba e n primer lugar la r eRión <le lus a s tur e~
y lu ego Nocga. Como en este último caso cita PJinio una ciudad den-
t ro d e la región astur, en el ortro e numera algunos acei<lentcs geogr[L.
ficos de la costa cantábrica , y a l ha ce rl o cmpil-z-t por m e nc ionar d
río Sanga.
(3) Cantabria, Bol. Soc. Gcug., TV, rn3, 123 y 13 r.

\'
1
DIVISIONES ROMANAS DEL F TURO RE! NO DE ASTUJUAS 367

en dos mitades de la tierra, muy humogénea de las En-


cartaciones, y obli garía aelcrnús a conceder a los julio-
brigenses, pueblo el mfts oriental ele Cantabria según
Tolomeo, y cuya capital era Reino.'a, un distrito cxtl'n-
sísimo hacia saliente, un distrito <1ue abarcase <lesele las
fuentes del Ebro hasta el valle del Caelagua. Fernánclez-
Guerra, además, no alega ningún indicio en apoyo ele su
opinión.
Pero ¿ fué siempre igual la extensión de C::mtabria?
Estrabón colocó al norte de los berones, que ocupaban,
como sabemos, la Rioja, a los cántabros-coniscos y a los
bardietas o bardialos ( 1 ) . Si suponemos a éstos idén-
ticos a los várdulos, identidad que la s·e mejanza de
nombre autoriza (2), habremos el<.'. concluí r que en los
dí as de Tulutm·o perduraba Ja wcindad de vftrdulus
y berones que Estrabón había registrado. Pero, como
h emos comprobado, Tolomeo no hace a los óntabros
limítrofes de los berones, sino que interpone entre am-
bos a autrigones y a turmogos (3)_. Algunos autores
resuelven el tropiezo identificando a los autrigones y
a los berones (4). Y otros suponiendo idénticos a los au-
(1 ) Libro III, lV.
(2) Alemany, en su estudio: La Geografía de la península ibé-
rica en los textos de los escrilores griegos (Rev. Arch., Bibl. y Mu -
seos, XXII, 172), al trae.lucir este µasaje e.le Fstrabón, lec ya vár-
dulos.
(J) Véase arriba, págs. 339-42 y 356 y sigs. y el mapa adjunto.
(4) Véase Ferná.n.cl.ez-Gue r ra, Canlabria, B o/. S oc. Geog., 1 V,
107, y el mapa que acompaña al estudio. Como r>ingún texto clásico,
inscripció.n o noticia ofrecen prneba ni indicio alguno · en fa vor Je
esta tan rotunda como gratuita afirmación, y Jos autores distinguen
siempre a estos pueblos, que incluso pertenecieron a conventos jurí-
dicos distintos, no creemos preciso discutir tal error.
JÜS JJULETÍN !JE L.\ HE.\L ,\C.\J;L\llA !JE L.\ lll!:>1UR1A

trigones y a los c~L11tabrus coniscos ( 1). El problema se


relaciona con la cuestión dd abolengo <le autrigones,
caristios y vúrdulo:.;. ¿Eran tres pueblos independientes
.de sus vecinos e independientes entre sí? Si ese pasaje
.de Estrabón ha movido a considerar a los autrigones co-
mo r;rrna desprendida cid tronco c'llltabru. la persis-
te ncia del vascuence en tierras de vúrdulos ha inclina-
do a otros a juzgar a 0stos fracción ele los vascones (2),
y el mismo fenómeno lingüístico y el silencio (1ue acerca
<le los caristios guardan Estra lH'm y l\J el:t ha c\erididu a
algunos a tener a estos últimos comu tribu de vúrdulos
y a vascones y várdulos corno fa milias ele un mismo pue-
blo, del ibero (3). Es forzoso hoy rechazar esta hipú- 1'

ksis. _la111;'ts cu11foudc11 ]tJs autorL'S cl;\sirus, desde l•:s -


trabún a Tolomeo, a vascones y vúrdullls. ~i hoy perdu-
I
ra el vasco en Vardulia y Carist ia, tanto puede expli-

.52
(1) Tal hace Halp;,¡_r,d a .J.Hi..1-toria crítica de J/i::;rnyu, . pitg-s. 5,1,
y 57); p ero s u ún i..:u •~puyu 1.:~ Lril1a prc..:i-,a111c11k clt q11<.' l'li11io 'J
.
Tolomco sitúan a los aulrig-u11cs L'll LL Hurnba, c.lu ndc , a s u juicio .
.colocaha Estrabón a los ..:uniscos, vtc:inus de Jo , 111.:roncs. No es pnu.:-
.ba bastante, po rque nada ga ranti za qu1.: nu se r i.::t!izasc un movirnicll-
to de .pu eb los cntr.e E,st1·ahón y Pli11io.
(2) Tal es la o•pinión e.le Campión: Nuvu.rra. en sn v idu fti sló-
Jtica. Geografía general del pciís Tasco -1w7·01.,-o. Navarra, l, :)8 J.

Bosch (El estado ac/110 / d e la úivcs/'igución d e la rn//11ra. ibérica. Ho1..


AcADOJJA HtST., XC IV, 11..J. y sig'ts.) s upone vascos a todos estos
puc l>los, incluso a los autri·go n es . !\ l.uchu r(' o, pctu rnt merecen las
teorías .tJc mi amigo d proie or de Darnclo na , pero en este c;1so fal-
ta todo apoyo a s u hipól i:sis. Se ría preciso que r ebatiera las alcga-
-ciones de Gómez M oren1) sobre la co nstan Le diferenciación de la
c ultur a de vúrclulos, cari>Li11s y autrig111N.:s, de una parle, y de va sco.> .
<le otra. En el raso de l1is autrig·011es ni siquiera puede al egars.c la
jdcntidad del idioma.
(3) l ~i: r11;'1utkz-Cunra: Cu 11/ubri11. /Ja/. Su1. Ccuy. , 1V, 99.
DIVISIONES ROMANAS DEL FUTURO REINO DE ASTURIAS 369

-carse este hecho por haber sido aquél el idioma ibero de


tales tribus y no haber llegado hasta ellos la romaniza-
ción ( I) por iguales razones que no llegó a la Vas-
conia primitiva, como por la ocupación de aquellas tie-
rras por los vascones en tiempos medievales (2). Ade-
más, corno hemos repetidamente indicado, a t ravés de
las edades y de las épocas desde la edad cuaternaria,
de cavernas y pinturas, hasta la época romana de este-
las funerarias, pasando por el período de los sepulcros
megalíticos y de la cerámica de Ciempozuelos y por la
.edad del bronce, siempre 'la zona várdula se identifica
por sus restos arqueológicos a la cántabroastur (3).
Estrabón, además, al describir sin distinción alguna las
.costumbres de todos los pueblos de la zona montañosa
y costera hasta el Pirineo, los engloba en un solo con-
junto (4). Y, por último, en nuestros días Gómez M o-
reno, mediante un certero estudio de la onomástica
personal en las inscripciones hispanorrornanas, ha pro-
1 (1) Menéndez P:~a~: ~ob\e las vo~ales if?éric~s e y o en ~o:·
· nombres toponí.111icos. N,;v. Fil. Esp., V, 248 y ~igts. Meycr-Lüblte
(Das Basllische Cemw11isch-roman.ischc Monatscltrift, Xll, 18J),
y Schuchard (Das /Jashische w1d die Sprachwisscnsc/10ft. Sit-:mngs-
bcrichle dcr A lwúcmic dcr WissenscJw.ften in {1/ien . l'/1i:t. hist. JO.
202. Bd. 1925) han probado contra Bosch la ide.ntidau del vasco y del
ibero, que defiende también Gómez Moreno.
(2) Gómez Moreno: Sobre los iberos y su lcngna. Homem1je
.a Mniéndez Pida/, III, 477, 78. Cómez Moreno insiste hoy en que el
sustrato de la toponimia de las vascongadas no es vasco.
{3) Gómez Moreno: Sobre los iberos y sn lmgna. H . M. Piúal,
III, 477.
(4) En el lib. III, cap. III. escribe: "Esta es, en suma, la mane-
ra de vida de los montañeses; es decir, de aquellos que forman el
costa.do ·boreal de Iberia, a saber: desde los ga!Lcgos, astures, cánta-
bros, hasta los vascones y el Pirineo."
370 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTOlUA

bado que también la línea divisoria del idioma y ele b


raza seguía la frontera trazada entre várclulos y vas-
cones (1).
Mas quedan pendientes los otros problemas. ¿Eran
cántabros los várdulos? ¿Eran vúrclulus los caristios?
¿Eran los autrigones cúntabros? Ya estudió esta cue~­
tión el maestro Flúrez. Accrtú, si n duda, al recha zar los
testimonios ele Mela, Plinio, Sitio J tálico y Lucio Floro,
que algunos autures alegaban para probar lllle vún.ln-
los, caristios y autrigones eran cántabros ( 2 ). Pero,
pe~e a todos sus razonamientos, Ja lectura de los text•.)s
de Estrabón y de Cés::tr por él discutidos dejan en el
ánimo la impresión de que para a111bos todos estos pue-
ulos eran clc110111i11aclos COll l'l :q>ciativu gc11éricu Je
cantalJros. En un pasaj·c, J•:stralH'Jll clcclara que el lado
septentrional de Espa1-1a k halJitaban gallegos, asturia-
nos y cúntabros hasta los ,·ascuncs y el 1'irincu (3), y
en otro, hablando de la abundancia ele ratu11cs en C~m­
tabria y de los da1ius qnL· produjo al ej<.'.rcitu rumano,
<licé que éste hubo de prnvcnsc dt.: trigo y <le olrns basi.i-
mentos de J\quitania (4), trayéndole a gran coste por
la aspereza y dif1cu ltad de los caminos. El primer texto
prueba cómo para 1:-;:strabón los cúnlabros lkgaban has-
ta el Pirineo y los vascones, y el segu ndo akstigua un a
(1) Gómcz Moreno: Sobre lo s iberos y s11 /c11guu. H. u A1. Pida/,
IIJ, 478 y sigs.
(z) l'lórcz, La Ccr11llibria, 7S, ~9, 75 y :)9, di sculicn<lo con La-
rramen<li.
(.1) \ ' éa ~ c la nu la + de la pú g- ina anlcrior. C u!llo t:ll el pasaje
copiado 1:11 L·ll;t no se 111 1:nci1m;t a los aulri .~· u111: s , caristi•J S y v[trdulos,
y éslus nu era11 va sc011es, no es av1:11lur ~1du pen ~ ar 1¡uc l·:strabón h: s
incluía L"lltrc los c;'111t11lmis.
(4) Lib. lll, c1p. IV.
DIV.ISHONES ROMANAS DEL FUTURO REINO DE ASTURIAS 37 I

vecindad entre Cantabria y Aquitania. César ( r) pa-


rece confirmada cuando, después de relatar cómo los
aquitanos, atacados por Craso, enviaron legados en bus-
ca ele socorros a las ciudades de la España citerior ve-
cinas de la Aquitania, afíade que sólo una cuarta parte
de los cincuenta mil aquitanos y cúntabrus que se ha-
bían reunido contra los romanos salvaron la vida. Si se
recuerda cómo Estrabón silenció también a los aréva-
cos, pelendones, olcades, lusones y celtíberos para agru-
parlos en una denominación genérica común: Celtiberia,
que luego los autores posteriores diversificaron en sus
diferente~ naciones, no sorprenderá que otro tanto hi-
ciese con Cantabria. Esta comunidad racial de cúnta-
bros, autrigones, caristios, etc., explicaría el pasaje en
que EstralJún hace a los cúntabrus cunisrus (rarisLios ?),
vecinos de los berones y el nombre de Sierra ele Canta-
bria <le los montes que servían de límites a berones y
várdulos.
Poco a poco pudieron ir distinguiéndose por los
geógrafos e historiadores los varios pueblos ele Can-
tabria. El mismo Estrabón sitúa al norte de los berones
ele Rioja a los cúntabros coniscos (caristios ?) y a los
bardietas o várdulos (2). Mela declara que el espa-
cio comprendido entre el Sella y el Pirineo estaba ocu-
pado por cántabros y várdulos (3), y después, al de-
tallar la costa cantábrica, cita a los salenos, a los au-

(1) De bello gallico, IlI, 23. Escribe: "Mituntur et iam a<l eas
civitatJes legati, quae sunt citcrioris Hispaniae, finitimae J\quivaniae";
y luego añade: "Ex millium quinquagi nta numero, quac ex Aqui-
tania cantabrisque convenisse constabat, vix quarla parle relicta ... "
(2) Lih. III, IV.
(3) De sit11 orbis, lib. III, cap. l.
372 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

trigones y a los origeviones, para terminar hablando ele


nuevo de los várdulos (1). Plinio coloca también en
la ribera, al oriente de los astures, a cántabros y vúr-
dulos (2), pero 111e11cio11a ya en el interior a aulri -
gones y caristios ( 3). Y, por último, Tolomeo, en el
siglo n, distingue ya en la costa ele occidente a oriente
cántabros, autrigones, caristios y várdulos (4). La se-
paración ele las diversas naciones cántabras era ya un
hecho consu mado en los días de la guerra cantúbrica .
Precisamente los roman os di e ron por pretexto para
comenzarla los atac1ucs ele los c~tnLabros a s·us vecinos
los vacceos, Jos mttrbog·os y los antrigones (5) . J)c esLt
época pudo datar el 111 {1s pcdccto conocimiento por los
romanos ele la pluralicl~d de pu eblos que intcg-raban ]a
Cantabria en su sentido rn;'1s amplio. l 'ur eso [<:strabón
y César, éste anter.i ur y aqtHJ cuntemp0r[uJcu, pcru rn s-
piraclo en fuentes <tnteriores a la g·uerra cántabra ( () ),
son los únicos en agrupar tudas esa - gcnks en un ele-

( 1) De si t 11 o rb is, 11f, J.
{2) l,ib . 1V, 2 0.
(3) l .i li. 111 , c:1p. 111 : ''111 l' llllHll'lll t'l llll' l' lllllll l c;1ridt:S L' I l ' L'l lll Cll-

ses quinqu c c ivila libu s l'ad1111!, q11•Jr11111 su 11 l 1·c li u 1'c' .. l 11 ;111 1rig-o-
num dcccm civila tib u s Tr ilium t:L Viruhc"·a.''
{4) L ib. Tr, cap. LV , 5 a 10. l ·~, l u" ataques 11tJ pueden alegarse
co mo prueba ele di ve r sidad entre los du1ta hro s y ,, u , 1·eri1100., pues
en la Hisloria <le la España rn m a11;t se v11c u 1.:11 tra11 easos d e lu ehas
entre pu eblos a fines y de alianzas e11Lre Lriliu s di spares . .'\stures
y cántabros e ran incluso ét ni ca menl~ ·dis tin tos, scg1'1n Bosc h (El
estado a.c/11al de la investi,1;aciú11 dr la rn ll11ro ibéri"'' · BOLETÍN DE
LA REAL ACAIJEMIA DE LA H1 s n>1<1A , XCl V, l '-1) y junto s lu charon
contra Rom a.
(5) F loro, lib. IV, 12.
(6) Véase la nota r ele lct pág. 330 .

." .. \
'•·
# , DIVISIONES R~~1\NA~,Dl'* FUTURO .RElNO ,,.DE A~TUR~AS 373
j ' • '

nominador común, y son Mela, Plinio y T olomeo quie-


nes alcanzan mejor información y las distinguen .
No negaremos que pueden expJicarsc de otra forma
las diferencias entre Estrabón y César y los otros au-
tores mencionados y haber sido siempre pueblos dis-
tintos cántabros, autrigones, caristios y várdulos. A tal
fin habrá de aceptarse un movimiento de dichos pueblos
entre los días de Estrabón y los de Tolomeo. ljuesto que
aquél menciona a los várdulos y a los coniscos junto a
los berones, no cita en la costa sino a los ántabros y
silencia a los autrigones y caristios, mientras Mela aso-
ma ya al mar a autrigones y várdulos, Plinio habla sólo
de los caristios tierra adentro y es Tolomeo el primero
en situarlos, como hemos indiG~du, 111ny despacio, cabe
pensar: I .°, que en la época en que se redactaron las
fuentes de Estrabón los cántabros ocupaban toda la costa
hasta el Pirineo y bajaban por el Ebro hasta los bero-
nes de Rioja, dejando hacia saliente, en tierras de Cam-
pezo y en la zona oriental de la llanura de Alava, a los
várdulos, en la parte occidental de ésta a los caristios,
y hacia los valles de la Losa y ele Mena a los autrigones.
Así se explicaría la atribución por Estrabón de todo el
litoral a los cántabros, la vecindad ele éstos con Aquita-
nia, que César y Estrabón acreditan; la presencia de los
cántabros coniscos junto a Rioja, que Estrabón ates-
tigua, y el si lencio de éste sobre autr igones y caris-
0
tios. 2 . Que a consecuencia de la guerra cántabra, re-
ducida en población y en fuerzas la Cantabria, Jos autri-
gones, siguiendo el curso del Cadagua y los várdulos
el del Deva, se asomaron ambos a.l mar, y los autrigo-
nes se extendieron, además, hacia el sur, por el valle del
Ebro y ¡.>or La Uttrl'Oa. l,a cxpansiún Sl' habría ya veri-
374 liOLETÍN DE LA UEAL ACAUEMIA DE LA JliSTUl<lA

ficado en los días de Mela, que por eso cita a ambos pue-
blos en la costa, y en los de 1-'linio, que atribuye ya J'ri-
cio {Rodilla) y IJ1;ro·vesca (Briviesca) a los autrigones.
0
3 . Uuc con posterioridad a Mela y a L>linio, 11ue aun·
que escribe después de aquél, se inspira para describir
la Hispania Citerior en una For111,11la jJrovi11ciae de tiem-
pos de Claudia ( 1 ), los <.:aristios lograrnn también ba-
jar hasta el mar, ocupando de los origeviones, vúrdti!iJs
acaso, el Durangaclo, el Nervión y el Deva.
1 '
No son imposiQle~ <$tü\I mov i1nientü"s de· tr ibus; pen~
1
1 debemos confesar que ninguna noticia dl! c1ue s¡; reali-
1
zaran en cf ccto queda en los escr itores ro1na11os. Tan
(
verosímil es suponerlos, co111u que Cantabria fuese al
pr111c1p10 un nombre genérico, aplicado por los roma-
nos a pueblos afines, é·tnica y lingüíslicamcnlc, nombre
que un mejor conocimiento del país por los invasores
relegó a una sola de las nacioues a CJUe antes se aplicaba
en grupo. Elija cada cual la hipótesis que m (ts le satis-
faga.

] l. ])1\ ' JS IONES /\l>MINISTIU\TIVJ\S.

La zona habitada por estos pueblos antes <le b µ;uc-


rra dtntabroastur se hallalJa sometida en park al g o-
bierno y en parte a la influencia de las dos provincias
Citerior y Ulterior, en que los romanos habían dividido
B ispania. 1~a primili va frontera entre ellas, desde Car-
tagena hasta el Sal tus Castulunensis, se había podido
trazar con precisión en direcciún norte a müdida <JUC las
tropas de Roma iban dominando a las diversas tribus

(1) Albertini: L es divisio11 s admi11islrativcs de /'Espa.911 c ro-


11win c , 66.
DIVISIONES ROMANAS DEL FUTURO REINO DE ASTURIAS 375

hispanas ( r ). Los pretores de la Citerior habían incorpo-


rado poco a poco a su provincia la Celtiberia y llegado
a someter en la vecindad de Cantabria las tierras de
vacceos, turmogos, berones y autrigones. Y los de la
Ulterior habían sojuzgado a lusitanos y vetones y con-
quistado también Galicia en la raya de Asturias (2).
En el año 27 antes de Jesucristo Augusto dividió
la Hispania ulterior en dos provincias: Bética y Lusi-
tania (3). La inminencia de la guerra cantábrica debió
moverle a reaiizar la nueva ordenación provincial de
España. Se esperaba una resistencia encarnizada por
parte de los cántabros e importaba concentrar en las
tierras cercanas a Cantabria el mayor número posible
<le fuerzas. in peligro pu<lía vaciarse de tropas b Bé-
tica, romanizada y pacificada de de fecha remota. Y,
en efecto, se la atribuyó como provincia. paccata al Se-
(1) A1bertini, L es divisions admi11islrutives de /'Espogne ro-
maine, I 5-17.
(2) Braun: Die Enlwic/d1111g dcr Spam'schcn Prov1:nzia./grcnzen,
94-99, y AllJertini: Les divisio11s, 17-19.
(3) Dion Cassius en sus Res Gesluc Di11i A11g11st·i, 6, fecha
12 1

en ese año la división citada. Mommscn (Ro 111 isohc Gcschichle, V, 58),
Garófalo {Sull' omministrazionc del/e J-fispm1iue. BuL. Ac. H1sTo-
RIA, XXXVI, 1900, 177-84), y Marchetti (Le provincie roma11e della
Spagna., Roma, 1917, 342), la trasladan al año 25 a. de]. C.; Wall-
rafen (Die Einrichlimg 1md komm1tnale En lwiclz /ung der romischcn
Provinz Lusitanien. Honn, 1910, 16 y s~gts.), al r5; entre el 15 y el 5
Kornemann {Die Ensle /w ng der Provin::: Lusitunien. Fes/se/tri/ 1, z11
"' Otto Hirschfelds. B,ef'Iín, 1'90~, 221-23): y e; los ''ú ltimos aíios 'e e
Augusto, Dessau (Zn den Spanischen S!adrec/1/en. Wie11. S!wiien, 241
1902, 240-47) y Mispoulct (Transformation de l'Espagnc du.rant
les lrois prem i:<:res sicc/es de l'Empire: Revuc de PJ1ilologie, 34,
1910, 301) . Contra todos convence Albc-rtini al defender la afirma-
ciún :de Dion Cassius {Les divisions, 25-33).

·.
,~ · --- ~ -- ··---- ·-- - _..... ___ - -··· - - --- ----

376 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA llISTOlUA

nado y se constituyó con el resto ele la Ulterior la Lusi--


tania, que abarcó así desde el Gua<liana hasta la costa
gallega del Cantábrico. Después, com_> había ocurrido
en la serie de largas y penosas campañas que costó a los
romanos la sumisión ele España, terminada la guerra
cántabroastur, las tierras ganadas en la lucha se adjudi-
caron separadamente a las dos provincias limítrofes,
cuyas fuerzas habían interv-eniclo en la contienda: Can-
tabria se incorporó a la Citerior y Asturias a la Lusi ta-
nia ( I ), y en adelante la divisoria entre astures y cánta-
bros, señalada arriba al hilo del Esla, del Cea y -del Se-
lla, sirvió ele frontera entre los g-obiernos del legado
consular <le la Tarraconense y del pretoriano de la Lu-
si tania ( 2 ) . Mas años después, en vida de J\ ugusto to-
(r) De los pasajes de Estrabó11 ( UI, 3, 2-152 y l ll, 4, 20-166)
se deduce que distin guía una Lu sitania redu cida que ll egaba hasta
el Duero y otra más ex ten sa que había abarca-do también Galicia.
E n Mela (II, Vl, 87) se haee lleg·ar Lu sila11i ;L por el no rte hasta d
Océano. Plinio (IV, 22 ·1 i P.) di-c e: "Lusita11iam cu111 _'\sturia et Callae-
cia"; la Divisio, 5 (JJ icuil, 1, 5): "Hispania Lusitania cum Asturica
{'' Gall ct ia", y la D·iincnsnratio, 23; " J\ sturia Gallicia el Lusitania".
Todas toman es l ~s noticia s del mapa ele Ag ripa (B raun: Die e·nt-
wiclllu.ng, 9-19, 22 y sigs., 35 y sigs . y 66-71)_
( 2) Tal era Ja raya trazada en el mapa ele Ag-ri-pa, que inter-
pretaron ele modo diverso los t:scrilorcs que le tuvieron a la vista.
La Divisio (3-6), marcando las ciudades extremas de la línea fron-
teriza que separaba la Lusitania de la Ci tcrior: N ocg-a y Lartagena;
la D·imcnsuratio (22-24) , señal;u1do alg unas de las comarcas lim:-
trofes de la Lusitania: Cantabria y Orclani a; Orosio (34-45), indi-
cando otras: las tieras <le Jos vacceos, celtíberos y oretanus; y Plinio
(Ill, 6), consigna111do las cadenas de montañas que servían de lími-
tes: Jug-a Asturum , Carpetana, O retana. Si cántabros y vacceos
confinaban con la Lusitania, la raya uccich:nlal el e ésta, del Duero a l
Cantábrico, siguió, sin d-uüa, la lí111ea fronte riza oriental de Jos as1u-
res, trazada arriba.
DIVISIONES ROMA NAS DEL FUTURO REIN O DE ASTURIAS 377

davía, entre el año 7 y el 2 antes de]. C., se alteró la di-


visión del año 27, y, al mismo tiempo qne se separaba de
la Bética la tierra cercana a Cartag-ena comprendida
entre el mar y Murgi, se a rrancaba de la Lusitania A s-
turias y Gallaecia para incorpor arlas a la Citerior ( r ).
•t Ambas mutilaciones tuvieron por fin concentrar bajo
la autoridad del legado consular de la Citerior todas
las tierras inseguras. El bandidaje que reinaba en la
zona montañosa que se extiende entre el alto valle del
Guadalquivir y el mar Mediterráneo y la dudosa f ideli-
dad de los astures y gallegos movieron qniú a Augusto
a colocar ambas comarcas, con Cantabria, a las órdenes
del gobernador de la llamada más tarde provincia ta-
rraconense. Todas las legiones <le la Lusitania acampa-
ban en Asturias y Gallecia; el resto, la parte de aquella
que después, en sentido restringido, n><:ibiú el mismo
nombre, se hallaba también pacificada como la Bética;
nada más natural, por tanto, que agrupar b tierra de as-
tures y galaicos y las legiones que la guarnecían con las
otras zonas ele la Citerior, también ocupadas aún por la
fuerza. De esta manera se reunía en una sola mano el
mando de todas las tropas romanas ele España y de to-
(r) Mie.ntras Plinjo, en un pasaje (lV. 22, n8), siguiendo a
Agripa, escribe: "Lusitanian:n cum Ast uri a et Ca'llaecia", en otro
dice: "Durius ... ·d isterminatis ... a Lusitania Callaecis", y en un terce-
ro (IV, 21, n3) "a Durio Lusitania incipit." Hubo, pues, un a altera-
ción de la divi sión del año 27 después de terminada la carta de Agri-
pa el año 12 a. de J. C. E l cambio se había ya realizado el año 2 a.
de J. C., en el que Braga pe rtenecía ya a la Ci,terior, como ac redita
una inscripción (/. H . L., 2.581), que presenta eje rci endo en ella sus
funcion es un legado de rango consular (CAESARI PA VLLV S-P A-
DIVS / M:\XVMVS .; LEGAT-CAESARIS) que nunca gobernó la
Lusitania, regida sie mpre por pretoriainos.
1-

378 HOLETÍN DE LA REAL ACAllEM1A DE LA JHSTORIA

das las tierras donde podían temerse aún levantamientos


y revueltas. Toda la 1«egión donde se asentó m;\s tarde
el reino de Asturias en su período de mayor expansión,
formú así parte ele la provincia Citerior desde la sc;gun-
cla división ele Augusto (r).
Pero no se borraron todas las huellas de la anterior
organiza·ción. En los primeros :i.fíos del reinado ele Tibe-
rio la enorme extensión de la Citerior se hallaba, si no di-
vidida en tre. diúcesis, a lo menos sometida a la autori-
dad de tres legados. Uno de cl lns. a la cal J<:za de dos le-
giones, la\' l." \'ictrix y la X." Gen1i11a, regía aquel tro-
zo, arrancado a la Lusitania pur J\ug"Listo: J\ slurias y
Galicia; otro CPn 1111a, la 1 \/." l\hcl'c11'mira, pa·sidía la til'-
rra comprendida -entre la raya occidental de J\sturias y el
l_)irincu, y d tercno, sill trupa s, gulJcrnaba la gran zona,
segura y tranqui'la. que abarcaba la may(.lr e:-.:lensión de la
provincia (2). Esta separaci(',11 del solar del reino de J\ s-
(1) Brau1111: Die 1~· 111 ·1 vick /1111 .r;. 32-33, y 1\ILH: r t i11i: Les di1·isioiis,
33-37.
(2) l\luchu se li ;1 discutido alredc·d11r de c ~ la suhdivi s ió11 d e la
Citerior. J] ll'xto de Estrabón (111, 4,20) ha s ido i11lcrpreta<lo de
manera muy diversa por los autores cs puiiu\c s y por los cxl rañ o,;.
Larramentli (2oú) cxlen<liú la jurisdi cc ión del primer legado ha sta
Vasconia; Flórez (Conlo.bria, 28) h ;1s ta la rnya oriental de Canta-
bria, e s decir, hasta los autrigones, y Balparcla (Hisloriu crílirn de
Vizcuya, 46-48) de nu eva h asta V.asconia. Korncmann (Die Dio::esc11
der Pro1·in:; Hi.1-paniu Cilcrior. l<lio, 1903, 3 , 23-25) limita Ja juris-
dicción del primer legado a L;aJla c ci~t y so111cle la r eg ión s.i.tuada al
oriente de Galicia, hasta e l M editerráneo, al segundo legado. Tocias
estas inlerprclacion es SO i) c:qui vacadas. En el texto ·ele Estrabón se
J•ee: ".El río M1els1.1s atraviesa e l país ele las ast ures; un pooo más
lejos csl[t la ciudad dl' Noeg·a y cerca un estuario, qu e se para l1>s as-
tures dL' lus dt111ahros. l.a zo na 1no11lal1<1sa que sig-uc hasta el l'iri11c1 i

# c~tá gobernada por el s:?· i!.ml~. J.e~·a<lo con la olr,¡¡ [lc~· ión ~. J•:I ter- '•
DIVISIONES ROMANAS DEL FUTURO REINO DE ASTURIAS 379

turias en dos porciones diferentes iba a perpetuarse.


Desapareció la subdivisión anterior de que Estral>6n nos
cero rige el interi or del país, gobierna a los espa ñoles, llamados t oga-
dos J>Or sus tlisposici oni: s parífirn's y Sil aclaplación a la civilización
y usos de Italia, mostrada en el Vl'slir. Estos son los celtíberos y
los pueblos vecinos que se extienckn hasta el mar y hahitan a ambas
l. ' I f' \. '•
orilla,s del Ebro." Sin,t1uCl.a <!!'! pasaje ant~rio r no es "un modelo dé•'
precisión; .pero creemos con Braun (Die T:.11Jwick/1111g ... , 31-34); Mar-
chetti (Nota ad 1111 diploma 111i/ilure del lemp o de Neronc. I3"11llclf.
della Com111isio11c archeologica'dc Romo, 1915, 99-114). y Albertini
{Les divisio11s ... , 46-47), que dice con sobra.da claridad ·cómo la ju-
risdicción del segundo legaJo comenzaba en la divisoria cnlre a stu-
res y cántabros. Mas no podemos acompañar a c5tos autores y ad-
mitir que el territorio regido por el segundo legado se extendía hasta
c;l ~uho i..IO Ccrbcr-c u l'l (k• H~11r. l·:I lcxtu de F~lr.d1i111 <lin· ricrla-
mente "hasta llorri,v11 , que así, sin artículo, Sl' empica en otros
tc::xlos para (lc.sig-11ar la ciudad <le J1 ire11e, situada en la e xtrl'llii·da<l
orie11tal <le la cordillera" (SchulLc11, J-Jispa11iu. Trad. IJosch, 33-34).
Pero en este caso, como en otros muchos·pasajeh ele Estra!Jó11, el autor
emplea el mismo ténni111¡ si11 artículo para desig11ar sin excepción los
Pirineos. La falta tld artículo 110 pern1it·c, por tanto, suponer qu r Es-
trabón aluda a la ciudad mediterránea y no a la cordillera. Así
lo quiere también la naturaleza del país, pues habrían demostrado
los 1·omanos una iucapaci<lad alisulula ck organizadorrs si hu-
biesen encomendado el gobierno de la Celtiberia y del valle del
Ebro a un lega.Jo, y a otro toda la larguísima y áspera zo11a que
se extendía desde el Sella, en Asturias, hasta el C«ho Ccrbe re, en Ca-
taluña. ¿Cómo podía acudir un legado a dominar y a 1"cgir toda cs<t
faja ·estrecha y larga de ta11 difícil comunicación? ¿No hubiese siclo
absurdo <:ntregar dos legiones al legadu de Asturias y Galicia y una
al de esa serie de montañas, que alcanzaban millares de kilómetros
desde los Picos de Europa hasta el Mediterráneo? ¿No e ra más ra-
cional que el legado gobernador de los pueblos establ ecidos a ambas
orillas del Eb ro rigi·ese también la región pirenaica de Va conia a
Cataluña, región sólo accesible por una sc.ric ele valles paralelos, re-
gados por río s que, naciendo en el Pirineo, vierlern sus aguas en el
l.-
380 DOLET.Í N DE LA REAL ACAD EMIA DE L A HI STOR IA

da noticia cuando en el reinado de Clamlio las legio-


nes V l." X.ª y l V." fueron sacadas de Espaíí.J., aquéllas
Ebro? Dada Ja fecha r<:mota d e la sumi sió n de los vascones, ilerget es
y lacetanos y de las otras tribus que habitaban en Cataluña, es cié
suponer que tocios ellos se enco ntrarían ya ro mani 7ados, y que a to -

.f ' ... ..
'
dos 1convendría el cali ficat !y.o.,cle_..to.~tdo s que ,Estr al~ón l<;.s a~lica en ...
uni ón ele los ccltí he ros. Cr; n la palabra l Juvijv·IJ debió, po r tanto, seña-
lar .Estrabón el monte y no la ciudad, la co rdillera pirenaica y no la
poblaci ón marítima de Pirene. Esta inte rpreta ció n, que nada repugna,
y que a co nseja la geografía y las noti c ia s que poseemos sobre la
agude za ha bitual d e los romanos para am o ldar s u gobierno a la natu -
raleza d el paí s gobe rnado , lleva só lo ha sta el co111ie11z" de los lllüll-

tcs Pirineos en Vasconia la circunscripción del segundo legado.


El di strit o de éste abarcó así, segú n lo más probabl e, toda la zo na li -
mitada al 1111rk, pur l'l 111ar: ;¡J iot·stt-, por vi St·ll:t, l'i t \ ·a y vi J•:sla: al
sur, por d :\rl a nza, y al sa liente, por b s co rdilleras y ríos que separa-
ron dl' spuC·s d co11vcnt1> ti c ClL111ia (kl caesa rau g·usta nn. Reducida :tsí
la circunsnipción clvl seg undo legado a la tierra ele cú ntahros, Yac-
ceos, lurinogos, autrig·ones, vú rdulo ,.; y l"a ri stios, se ex plica, adem(ts,
que és te tuviese a s us órdenes una so la legió n , y dos k g ion es el pri-
mero. La proporc ió n que g·uardah;t la tierra sometida al lcg;1do qu e
r egía de Ca ntabri a a Vascunia co n ht que gobe rnaba el o tro estab leci-
do sob r e toda la Calicia ro mana (l;<tli cia , Ast uri as, Portugal, Leún),
forzaba a ta l repa r to de la s tres leg·io ncs de la provincia Hispania
Citerior. Las inscripciones atestiguan, a demás, la p rese nci a ele la
leg ión IV.ª en Ca ntabria. Véase pá¡!;. 3+r. núm. _¡.
No se olvide, poi último, que esta división de la C ite rinr, s i de un a
par te, por lo que hacía a la divi sor ia e ntr e las c1rcun sc ripc10nes
del primero y segundo legado s, venía a contin.uar una tradición, en
lo relativo a la raya entre el segundo y el te rcero í ué antecedente
natural d e 1111a subdivi s ión posterior. E n cfcoto, e n primer ténnino,
la front e ra entr e los distritos ele los do s primeros legados, tal y cOm·J
la trazamos, de acuerdo con B raun , ~Marchetti y /\lbertini, no e1·a
distinta de la que en un tiempo ha bía se rvido de límite entr e la Lu-
sitania y la 'Cite ri o r antes el e la seg-unda divi s ión de J\ ug usto; y en
segundo lugar, la divisoria e ntre las ci rcunS<cripcioncs del segundo y
<l e! tercer legado, tal como la geografía acon sl' ja e11tc11der el textn
DIVISIONES ROMANAS DEL FUTUHO REINO DE ASTURIAS 381

para vencer la sublevación ele Civilis en el Bajo Rin, y


ésta para ser establecida en la Alta Germania ( l ). Mas
perduró siempre una distinción entre Asturias y Galicia
de una parte y el resto de la tierra limitada entre el D ue-
ro y el l'nar ele la otra. Formaba ésta, como veremos lue-
go, un solo convento jurídico: el <le Clunia, mientras
aquélla se descomponía en tres distintos, llamados: Bra-
carense, Lucense y Astur. Pero todos tres reunidos
formaron de ordinario, si no una diócesis particular, a
lo menos una circunscripción jurídica y financiera es-
pecial dentro ele la provincia tarraconense (2). Asturias
de Estrabón, coincide ·con la que se perpetuó a través <le los siglos
entre el convento de Clunia y el <le :Cesaraugusta. Ni cabe supo-
ner que habiendo sido en fecha tan reóentc la ra ya entre astures, de
un lado, y cántabros y vacceos de otro, fro11lcra de provincias, fue-
ran ahora los romanos a elegir otra distinta ¡)ara el distrito dt.:l pri-
mer legado; ni puede extraña r que habiéndose escogido la raya en-
tre .autrigones y várdulos, de una parte, y berones y vascones de otra,
para límite oriental de la tierra regida por el otro legado, fucs..:
aceptada después esta misma 1ínea divisoria como frontera de los
dos ·conventos jurídicos de Clunia y Zaragoza.
(1) La IV.• macedónica marchó primero a la exped ición de Mau-
ritania. Cagnat: L'armée romainc d'Afriqne, 2.• ed., 29.
(2) Tomando como base el texto de Estrabón, comentado arn-
ba, y algunas inscripciones .posteriores, se ha supuesto que al aban-
donar Cantabria la legión IV.• macedón ica se alteró la divi sión tri-
partita conocida, añadiéndose la circunscripción gobe r n<t{la por e!
segundo legado a la reg-id a por el tercero y perdurando sólo la cons-
tituída por Asturias y Galicia. Tal ha sido Ja opinión de Korn cmann
(Die Diozeseti der Provinz Hüpanio Citer·ior. Klio, III, 1903, 324);
Ga rófalo (Sull' amministrazionc dcllc Hisponiae, Boi.. /\ c . H1sT.,
XXXVJ, l9QO, 182); Marchetti (Le provincie romane del/o, Spagna,
152), y Mispoulet (Transforma,11:on de l'Espagne duran! les trois pre-
miers si.Celes de l;'Empire romai:ne. Rev. de Phil., XXXIV (19to),
312). Contra ella se alza Albertini (Les divisior.s ... , 49 y sigs., y 67

f ' .
'•'
382 UOLETÍN DE LA RE,\L 1\CADEMlA DE Li\ ll r s r ORfA

y Ga licia, en efecto, aunque no de continuo, cstuvil'.ron


casi siempre sometidas a un legado jurídico, particular-

y sigs.), quien mu estra. i.", que no hay noticia epigr áfica segura que
l1abJ.e ·de diócesis como s ubdivision es de la s provincias hi spana·s; 2." ,
r¡u e no cabe enlazar los J.cgados de la época de Estrabón co n los qu·~

aparecen <lespués en 1\ sturias y Calicia, pu es aquéllos eran principal-


mente ofi,c iales militares, y éstos funcionarios de la administra c iGn
j udicial, y 3.°, que, scgli n inscripciones auténticas, alg·una s dcscuhicr-·
ta.s no ha mue.hu, y de las que hahlal"cJ1111Js lueg«>, en dus o casion es a
Ju menos toda la provincia tarraconense .es tuvo sujeta :t un legado ju-
rídico. La argumentación de ,\lhe r l ini conve nce a med ias. Es di s-
cutibJ.c que no exist iera nexo alguno entre los legados militare s de
tiempos de i\u g u sto y los j urídicos poster io res. En efecto, d e una
msc ripción (l'. l. l .. \ ' !, 32.412) L'll que ~e Ice : lcr¡at11s leyiu11is Vi!
.r;cm.i11a c pia c fclicis i11ridirns .·lst11ria1• el Callacciac, resulta que los
jefes de las legio ne s er: w a \ ' L'Ce~ lc gad1JS jur'1dicus. 1\dcmús, pu ede
admitirse que no recibiese el nnmhrc de tliliL·esi ,, la c1rc un scr1p,· ilill
ga laicoa stur, regida p<Jr éstos; pero l' l hecho de la exi ·te11cia dl' tal .
_
dis tr ito se halla proliatlo por las in ~c rip c ione s que el rni smo ;\Jhe rtini
recoge. La s (1ue é l utili za para demostra r que a VL'Ces no hubo un Icg·a-
do especial para .\ sl urias y C <di cia, sino que en oc;•sionl's toda la pro-
vincia conoció 1111 so lo lcyudo jurídico, 110 son lia stanll' a ¡;robar su
aserto, y antes confirman qu1.: contradicen la pi: nnanell oia <le la cir-
cunscripción g-allegoasturiana. En efec to, son tres eslas in sc ripci o nes:
una h a llada en Astorg a (M. Macías : Inscripción /io11 orífiw cncu 11t ra-
da en .clst orga, BoL. /\ c. Jli sT .. XLVII l f<JO;i), 497) , otra en Vak11cia
(1. H. L., 3.738), y una tercn;t en Tortus; t ( t'-1 o rera: Gc oyrnfíu 1¡ c11 c·-
ra/ de· Catul 1mya, V, 711 ) . En la primera lig·ura ¡;1a111ini11s l'riscu s , 11ir
clarissim11s y lc.1Juf11s i11ridicus pro11iuciu e Turrucouc11sis ; vn la de Va -
kncia . . \lliu s :Vlaxirnu s, 11ir clarissi11111s y lcya/11.> i11ridic11s prm •i11ci11c
J-fispw1iac T11rru co 11 c11sis, y en la de Torto sa otra vez ¡;J:uni niu s lJri s-
cu<; , co n los mi s mos IÍtulos que en la de :\ s lorga. :\hora bien ; corno
Alb e rtini rccon,,n· (p(t~'. 73) , la di' \'a knria C•J1-r,·s p11nd e al imperio
d e Probo, al aito 28o; la s ch: .\ sto r ~ a, al el e Probo t a mbién, pe ro al
281, .Y Lt dL· T()l'l11s;1, :ti tk l ';trtJ y (ti aíio 2~3. Si estas i11 sni1>,·i 111n·s
<l.ataran el e fe chas rnú s se paradas entr e s í, la arg umentaci{J11 de l\1-
DIVISIONES ROMANAS DEL FUTURO REINO DE ASTUIUA S 383

mente diputado para ellas, y a un procurador exclusi-


vo encargado en especial ele sus funciones µor el le-
gado consular de la Citerior. Las inscripciones desig-
nan a'l primero muchas veces con el título ele Legatus
Augitsti iuridicus Ast11riae et Calleciae (1), y al segun-
do muchas también con el de Procurator H ·ispa111:ae Ci-
terioris per A sturiam et Callaeciani (2). Esta perdura-
ble distinción de la tierra de astures y gallegos del res-
to de la tarraconense era impuesta por diferencias ét-
nicas, geográficas y culturales. Habitaban en aquélla
sólo dos pueblos fuertes y <le extensos dominios, frente
a la .diversidad y multiplicidad de las pequeñas tribus.
bertini tendría más fuerza; pero fechadas del 280 al 283 no demues-
tran sino que ocasionalmente, y tal vez por circunstancias especiales
en día ~ tan nvumudos de la historia rom11m1, Asturias y Calicia ~e
haibían sometido al legado j urldico general de la Tarraconense. Lo ac-
cidental del caso y Jo fr.ernente <le la separación de aquellas tie-
rras se encuentra además confirmada en la frase de las <los inscrip-
ciones de Astorga y de Tortosa "legatus iuridicus lolins, prouin-
ciae Tarraconensis". No se hubie ra escrito tolú1 s si de o rdinari o un
legado jurídico hubiese ejercido funciones en tocia la provincia. Exi>-
t en además dos inscripciones en que se lec: L cgat11s A 11g11sli iuridi-
rns prouinciae H ispa11iac Cilerioris Tarracone11sis (C. ! . L., XH,
3.167) y iuridicus Hispaniae Citerioris (C. l. L., VllI, 8 ..p1); pero,
en primer término, no son dt: fecha muy apartada de las otras, y
además es posible, como indica Hübncr (Lt A rq11 colo9íu de Bs/wña.
Barcelona, 1888, 168), qtrc se refieran a otro le¡;ado jurídico que
rigiese el r-esto ·de la Citerior, que se llamó Tarracouen sc.
(1) Con ese y otros análogos apa rece en hs ! . H . L. (t. Il del
C. J. L.), núm. 2.634 y en las núms. I.486 y 32-412 del C. L. L., V[,
núms. 2.747 y 18.273 del VIII, 4.750 del X, u83 del XI, 3. 170 del
XLI y 2.941 del XIV, que registra el mismo Albenini (Les div1:-
sions .. ., 48-49).
(2) Marohcrtti ha reunido los textos en su estudio : La provincie
romane della Spagna .. ., lóg-I73.
.......... ~... -- . - - --- -
._

384 BOLETÍN DE LA JlEAL ACAUEMJA JJE LA JllSTOlUA

que ocupaban la zona situada hacia sa li ente. Geográfi-


camente con stituían también la As tu rias y Galicia de
entonces una comarca bastante: uniforme, po r su con-
figuración y po r s u clima. Desde el punto ele vista eco-
nó1:nico se caracterizaba, aclemús, po r radicar en ella
una importante red de minas de mu y di versas clases,
pero d e graneles rendim ientos, y, por último, cultural-
mente se distinguían a mbas, por ser la zona clunde
la vida urLa 11a se dese11votvía cun 111ayu r lentitud. no
obstante haber sidu asiento <k h civi li 1.aci/111, que tnvu
por núcleo el castro y la cita11ia.
La div er sidad y fa separación tradicional e.le a<-1ue-
1la r egión extr ema, tan apartada e.le los centros de go-
bierno de la tarraconense, y este aleja miento preii ado
de consecuencias política s y admin i stra ti va:-1, movieron,
sin eluda, a Caracalla a <ksg·ajar tale .~ cutnarcas de la
provincia Citerior y a rnn:-;tituí r con ellas una provincia
independiente. Con d nomon.· de JlisjJa 11a Nova Citc-
r.,;or .rl11toni11ia11u la guLL' rn <.tba C. _Juliu (.._"en.~ali s, hacia el
año 21-1-. 1 'cru contra lo qul' :->e c reía ha:-;ta 11ace poco,
esta sepa raü'm no perdur(i durante l'I siglo 111. El
aiío 238 un mi smo legado. Q. Uecius Valerianus, regía
ya ele nuevo tuda la Citerio r, desde las o rillas del Me-
diterráneo hasta las rías gallegas. Jo foé, pues, longeva
1
la provincia J\ntQ11.1
,
ini~né\. Su dc;sapa,riciú,n debió ocu-
.
rrir antes <Jel año 222 . pue:-, en esa fecha el convento
.
cluniense tom a ba por patrón a C. Ma rius l\1dens Corne-
lianus, legado ele la legión que g uarn ecía Asturias y
Galicia. l ,o:-; intereses político:-> pesaron rnús, sin eluda,
que la divc1·sidad natural, y el gobe rnador dl' b Ta-
rraconense cunsiguiú rcincDrpurar a :-;u:-; du111ini()s la
provincia f ugazmente segregada de dlo:-1. 111irnt r a:-1 se
DIVISIONES ROMANAS DEL FUTURO REINO DE ASTURIAS 385

reanudaba la serie de legados jurídicos y de procurato-


res que seguirían encargados de la justicia y de las fi-
nanzas de Asturias y Galicia, hasta la definitiva y per-
durable división ele Diocleciano ( r ).
(1) Hübner (Arqu.eo/ogíu, 169) afirmó ya que en 210 Caracalla
había creado una nueva provincia ique abarcaba Asturias y Galicia.
·1 Se basaba en una ins<:ripción consagrada en tal frcha por C. htl(iiH)
Cercalis, Cos., Leg. Au.g. pr. pr. pr(o 11incia11) Jü.Js/1a 11ia.:) N(o1wc)
C(iterioris) Anto11i11ianae post diuission(em) prou.;,ic(iae) primus
n.b eo m[i.m,s]. C. J. L., II, 2.661 y 5.660. Hübner creyó y con él to-
dos después, incluso Braun, Die li11twicld1111g . .. , 124, que esta divi-
sión perduró 1hasta Diocleciano. Pero Mispoulet (Transfon nations
.de l' Espagne durant le-s trois prcmiers siiec/es de t Empire romain
(Rev. de Phil., XXXIV, 1910, 320), ha demostrado ya que la su.puesta
11ueva provincia no se mantuvo sepa rada de la Citerior mucho tiem-
po, pues Q. /Jecius Valcria1111s Lcyut11s Auguslorum pro pruclore en
,. . . . ,. 1 ,. ~iempos de Maximino .¡-se Má.iSmo .figur11.ba taiito C11 Joi miliario~
'
de Asturias y Galici a (/. H. L., 4.756 y 4.759 (Braga) 4.788 (Valde-
tclhas), 4.816 (Pac!rocs de Cal), 4.826 (Alvergaria), 4.83I (Alvcr-
garia) , 4.834' (Portella ele 1-lomem) , 4.853 (Guinzo), 4.858 (Villar
de Santos.) 4.870 (Bert iand ios), 6.222 (Porte la de Home), como en
los del resto de la Tarraconense (/.H. L.), 4.386 (Valle <le Mena),
4.887 {Vinaia). Marchetti (La provi11cic ... , .145-46), insiste .en la tesis
<le Hübner, pretendiendo que si Deci11s Valeriam1s figura en los mi-
liarios citados <le! valle <le Mena, en el convento <le C!unia, es
porque éste figuró en .Ja nueva provincia de Galicia. Pero J\lherti-
ni .(Les divisio ns, 78) rechaza el argumento, haciendo notar que Q.
Decius Valcrianus fig ura también en otro miliario hallado cerca ele
Gerona{!. H. L., 6.243). Este argume nto de J\Jbertini es flaco, porque
esta inscripción está muy mutilada, y sólo apa-rcce el -legado citadu
en la interpretación muy aventui-ada que de ella hi zo Fita (Revis ta.
Histórica, 18¡6, 136). Pero en cambio, es decisiva su observación de
.que, conforme a las inscripciones de J\storga y Tortosa citadas arriba,
un mismo legado jurídico ejerda su funciones en toda la provincia
Cite rior, desde Galicia hasta el Me<literráneo, en el imµerio de Probo.
Y este regimiento de Galicia por el mismo legado j urídico de la Cite-
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386 JJOLlffÍN DE Li\ REAL ACAUEMlA UE LA lllSTOHii\

Por bajo <le estas divisiones y subdivisiones, que


respondían a las necesidades políticas y militares de
Roma, en más estrecha conexión con las primitivas di-
visiones indígenas, surgió el conventus. Los convcntu.s
existían en España desde la cuestura ele Ct·sa r ( L), pero
data de tiempos de Claudia, ele fecha posterior a la des-
aparición ele las subcli visiones de la Citerior,· seiíaladas
por Estrabón, la delimitación exacta y la fijación ele
las capitales de los conv·e ntos, tal y como las ]Jresenta
Fllinio. Utilizó ésk para la descripción ele las proviucias
españoles, como Detlef sen ( 2) ha probado, no los Co-
mentarii ele Agripa, ni el Brcviarúun toúus impcrii, sino
las F orniulae Prov-inciaru rn, es decir, los registros ele
noticias administrativas y estadísticas que se redac-
taban y ponían el día para cada provincia en Iecha di-
ferente. Para las provincias hi spanas manejó i->Jinio, se-
1

rior, posible si aquélla constituía sólu una c ircun scripción jurídica y


r
1

financiera especial y eve mual de la provi11cia Citerior, resulta ineu11 1-


prensible si Galicia huhi ese constituí.do d c,de los días de Caracalla una
provincia imlependic11tl'. La reincorpur;tciú11 de la 11 is1J<L11a Ul'a l i-
lerior J\111oni11i;t11a a la l'iej; t pr<>vi 11cia Ci terior tuvo lugar, proliabk -
menle, antes del al1u 222. 1·:11 esa fech a e l co11ve 1ilo <.: lu11it·11 se tu111ú ,
en efecto, por patró11 a C. l\1arius Pude11s Cu rn elia11us., k gadu lcgi1i-
nario (C. J. L., VJ. L.454). Esta elección resulLa difícil de explicar si
en ese año Galicia hubiese seguido con~tituye 11do pruvi11cia indepen -
<lieule, pu es e l legado legionariu r t:si día ci1 L eó n, é~ta formaba p a r te
<le la No va C iterior J\nluniniana , y po'co pudía se rvir al coi1vc11lo clu-
niense un patrnno que l'jer ·ía s.us [unciones t;n provincia di~tinta. \"
es muy comprens.ihk, a la i11vcrsa, qu l' el cu11vcnlu eli g ie ~e al legad"
ILgionario si Galicia intl'g ralia de 1111cv<1 la ¡;- ra11 provincia C ite ri o r.
{1) Alberlini (L es div isiu11s, 54), ~iguil'ndo a Sul:lOnio, Julius, 7r.
(2) ])ic .- /1wrd111111 y da !J'°º.1Jra['l1iscilc11 8iic/1a d.:.\ J'li11ic11 ·1111d
ihrc Q11 cllc11 , iy09, 28.
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DIVISIONES ROMANAS DEL FUTUl<U J<ElNO UE ASTUKL\ S 387

gun ha demostrado J\lkrtini ( l ), Fúrn11tlas ele <lata


muy distinta: anterior al a11o 2 d. de J. C. la de Lusi-
tania; algo posterior a ésta, pero no a los primeros años
del reinado de Clauclio, la de .Bética, y precisamente ele
~stos afio&, pero un puco a11teriur al -~.2 el. de J C., en
·• ' , , .. \ .. .
que Clauclio organizó la Miuritania, la de fa pruvinc.ia '•
Citerior que ahora nos interesa. En esta fecha el solar
del futuro reino de Asturias se dividía en cuatro con-
ventos: el Lucense y el Bracarense se repartían la co-
marca poblada de gallegos, entre el Duero y el Cant[L-
brico, las costas atlánticas y 1a línea divisoria trazada
arriba, entre galaicos y astures (2). l~ l Asturicense abar-
(I) L es divisiu11s admi11istrativcs . .. , 56-67.
(2) Carecemos de dat11 s para trazar rn11 t.:il'rt;t s«gmidatl l11s lí-
mites entr·e los dos cul\V{!ll lus de .Lug«J y llra g; t. l lul11wr pa1 '" :d 111.11 -
carlos del µunto e n r¡ue, a sn juicio, se uníall i.:011 el i.:u11vc11to astu-
ricense, junto al Sil y frente a Castro Caldelas, u frenli.: a Ca111l1a,
que puede ser la confluencia de aquél cun el Lur u el pie" dl' la
Sierra d e Aguavela·da. Desde tal ·lugar Hübn e r y Kicpert lkvan Ja
raya primero por la i.:orri,ente d e l S il ha sta su unión rn11 l'i .\l a!}, cks-
pués por la divi so ria dd J\.1iíin y dd Arnoya, tkjandu la tierra de
Oren se a n el i:onv0nto d e que Lug·1) ora ·cabeza, ·para, J~>r último,
s~g-uir, con el Miíio y d Arnaya, reunidos ha sta d mar. Dit:z
Sanjurjo {l.os ca 111i11os anliy11vs y"' Jti11l'rurio 11." 18 "" ,-/11/ 011i11 0 ""
la pro1' i11 cin de Orc11sc. H. c. M. OrL'll.\l', 111, t.Y) ckh·iv r1J111" pun-
to de concurrencia de lo s tres t.:onvt:nlos la Sie rra dv San J\lamt:d, y
traza los límit es entre los hrúcaros y los Ju,T n ses desde el l' ico de
Aguavela<la hasta el Pirn de Nouv ellc ;ti Sur d e l{ivaclavi ;1. l'ui.:-
de admitirse este trazado, s i no t:st ai>a c1 11plazadtJ cll Orense el l;a-
rum Narbasorum clcl convento hracarense; pcr u 1H1 es posible se-
g-u ir luego a llübner y a Kiqinl, y· an·ptar lut:go el .\11!1" pur
front-cra. Ya ha u bsi.: rvado 1\lhe rti11i ('-es dii•isiu11s ud1J1i11istruti-
'<'<'S, 102) que l'linio (llI, ~ 28) s61a la t' ll la costa cll' Calicia d <Js
puebl os cltl r onventu hracar c nsc ;ti N. ck Túy. y que es furzo so,
pur tanltt, ltu s,·ar ;ti N. dl'I Miii11 la r:1y-:1 q1w i11krl',;1. :\ ;ul:t ;.:ar;111-
3-88 BOLETÍN DE LA L<EAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

caba toda la zona habitada por los últimos, limitada por


el Duero y el Cantábrico, al septentrión y al rncclioclía,
por las divisorias ele Asturias y Galicia al poniente, y
por las fronteras l'.ntr·e astures, de una parte, y cúnta-
bros y vacceos, ck otra, al saliente. l 'or último, al con-
·r
vento cluniense pertenecían las tierras ele c~mtabros,
vacceos, turrnogos, arévacos, pelenclones, autrigones, CL-
ristios y várclulos. La raya occidental del con vento cc-
saraugustano, siguiendo la Sierra ele Guadarrama, el
Moncayo, las sierras Cebollera, de Cameros, de l ,a 1k -
mancla y San Lorenzo, los muntt:s ck Oca, el río Ti -
rón, las cumbres ele Sonsierra y ele Cantabria, el valle del
Ega, las sierras de Urbasa, Andía y J\ralar y el límik
entre los valles del Ururnea y del Oyarzu11 , pllr últ i111u,
serviría de frontera oriental del convento cluniense ( J ) .

tiza que ésta siguiera b s lindes naturales que suponen la s cumbres .


de Fuensanta del Pedroso, del monte Faro de Avió11 y del Suido,
que enlazan con el Pico de Nouvellc; .pero nada se OJH1ne ;t qtw
fuese, en cfcctu, éste el límite , Ci)mo hoy es todavía fr"11ter;t natu -
ral entre dos r egio nes diferentes. Nada contradice ta111poco que de-
jando el Suido buscase la raya al cabo el mar por la divisoria de
los rí os Verdugo y Lércz. Al sur de esta línea quedan , c·11 efec-
to, los 1Grovios de Túy, y los Helcni, sus vecinos el e sc plenl rió11. mn -
bos brácaros, según Plinio, y al Norte ·de ella los CL·lrnis. rn_y;t ca-
pital, Aquis Ceknis, se identifica con Caldas <k J(eyes, rn y" disl rilo
podía extenderse por el mediodía, hasl4 los con f incs ele las cuencas
del Lérez y del Verdugo. Desde ellos hace, además, Plinin comen··
zar la tierra bracarensc.
(r) Para Ja fijación de estos límites poseemos sólo la s noticias
que Plinio nos ofrece en su libro Hl, cap. IJI, dircctarnenll' sob re
les -conv~ntos d e la I-Iispania Citerior; los <latos que consigna To-
lomco en Sil libro lT, cap. V.I, acerca de las ·Ciuda<:l cs que pertene-
cían a las diversas tribus y gentes <le J.a Espaíia Tarracon cnSl', y al -
gunas inscripciones que apenas añaden algo nuevo a las inclicacio-

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DIVISIONES l<OM.ANAS DEL PUTURO REINO DE ASTUJ{rnS 3R9

Durante el siglo T 1r pracsides cq11cstrcs reemplaza-


ron en el gobierno de las privincias a los procónsules
y propretores. La sustitución ele los g:ubernadorcs de
rango senatorial ( viri clan·ss1:nú) por pracsidcs (ufr,,; pcr-
.fcct issi1111:) se hizo en la Cite rior entre el alío :2X'.) , en que
l\/I. Aurelius Valentinianus, 11ir c/arissinws, lt·.9at1ts Au-
gustoriun pro practorc y pracscs provi11 ciac f-hspaniac
Citerioris elevaba l'.Statuas a Carus y a Carin, y eJ 288-
8~), en que Fost'/lmi'/ls l . 1tjJcro 1s, titulún<lusc ya sólo 11ir
j;erfccliss1:m11s, praescs provúu;iae 11 isjJa11iac C1./crioris,
h onraba a U10clecianu y i\!laximino (1). llacia esta épo-
ca Diocleciano, al acometer la rcurganizaciún g-eneral del
imperio, realizó también importantes rdorn1as en la di -
visiún ad1lli11istraliva de l·~spa 1\L. 1\I 111i .-;111u tic111pu l1l1C
unía todas las provincias ibéricas en una unidad supe-
rior: la diócesis de Hispania, gobernada por un 11iccs
. -&*·
1agc11s praefcctorum practorio pcr f I ispa11i11s, o sim-
piementc: 11icari11s f lis/Ja11iarum (2); dividi('1 la Espaíía
nes <le Plinio y Tolom eu. Cumu Pli11io marca Jos puL"ldos qut· c1111 ··
currían a ca<la conv.enlo y Tolomco las poblaciones quL" .:orrespondían
a cada pul'lilo, y ant es hem os trazado los Jíqiiles de <·stos, no <:s preciso
repetir aq uí el tkspaciosu <.:studio antes realizado p:1ra dl'lirnilar
;

las comarcas habit:idas por las <l ivc:rsas gen te s que polilaban <:! sn ··
lar del futuro r ei110 de Asturias.
(1) C. l . L., ll (l. H. L.) , 4.rn2-4.103 y 4.104. Todas tres han
sido halladas en Tarragona. J_a 4. 10¿ <lice así: l•IOWflSSIMO ET
C.LEM J·:N / TISSJMO / lMJ'. t.rAES. M. :\ VK C:\LW / lNVlCTO
AVG P M TP COS JI/!·' l' PRCCONSVU / M. :\\ ' I{ V1\LJ·:N -·
TINJJ\JNUS V C 1 P / lllSP UT LEC AV(; l'H l'R I> N :\1 \) /
1

ElV.S. Y la 4.!04 ele .e sta manera: Mt\XJML\ 1 O .P. I·' . AVG /


PONT-MAX TJ{lli-l~O'n:sT -CONS / JJJS l'lWlONS / L>O S-
TVM. LUPERCVS V. l ' l·:I\F / J'R 1\I •:S-l'JWV. l l ISI'. UT /
_qEVOTVS-NVMJNI ~ ..~1\i11.;:s;r 1\TJ~U~ / 1;:.oJ\VfvJ. .
.. '
(2) Ambos títulos fu eron para España cquivakn tt:s, Sl'gún Mi-

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390 BOLETÍN UE LA REAL ACi\UEMIA IJE 1.A ll! STOH LA

Citerior en tres provincias diferentes, llamadas: Cal-


laeria, Tarraco11 ensis y Cartayincnsis. Unidas (·stas a las
dos peninsular{!S existente;; desde la divisiún de 1\ugus-
to: JJt~ lirn y l.usita11ia _va b Mu11ritania Ti11yitu11ia., or-
ganizada por Clauclio y unida temporalmente a t:spaña
por l\IL Aurelio, resultan las seis provincias que cita en
España la lista <le Verana del año 2<J7 ( i ).
.. .. I
La reforma ele DiocLet':ran~ afoctó en ·especial al solar •
del reino ele Asturias. Quedó -éste clividi<lu abura en tres
grandes porciones, incorporadas a cacb una de las tres
nuevas provincias en que se había seccionado la llispa-
nia Citerior. No es empresa fácil marcar los límites de
estas provincias en la tierra ele! ] )uero, es cleci-r, en el
futuro Cé.tllllJO Üc cxpansiú11 del n·i 11u asl u r. 1 .us textos
antiguos no ofrecen elatos precisos ( 2), y es, por tanto,

chon. La 11/lldi11s tic Fo11/ c }J111/idc. JIU111oircs ti" la .'·i'oci1~té des A 11-
tiq11uircs de Fro11cc. 74, 190 1, 253 y sig~., y 1\lhertini, Lrs di·11isiu11s ... ,
i24. E n el C. f. L, ·11 , súlo fig-ura un IHJCllS 1•icr11 s f>rucf cclurnm
prucluriu c:n la inscripciún 2.203, h;dlacla 1·11 Có rcl1Jh,t. En e l l. VI,
1729, lrnllamos, e n nunhio, un 11icurio Hispu11i11rn111.
(1) l la si(lo puhlicada por · ~01umsc11: Abha11l1111!J dcr !3 crli11rr
.-Jlwdr111ic dcr /J ' issc11sc/111fl. i.862, +89. Véa se la lradu cci ón de
Picot: Jll é111uircs sur les pnn•i11cics ro11111incs el sur li's listes q11c
110'/IS c11 son/ p11n•e1111cs dcp11is 111 div ision faite f lo r Diocc/cticn
jnsq-n'a11 cu 11n11 cncc111 cnl du ci1u¡11ii:111c sieclc. Rcvuc // rcliéolu9i-
q11c, 1867. Momm s0n la supone ·del mismo año ck 297. l"ll qne se es-
tablecieron la s nu evas d iócesis, o muy poco posterior. Se discute: si,
como quiere Mommsen, co nstituye 1111 te s timonio qu e conserva 110-

ücia inalte rada d e la división de J)ioclcriano, u si ha sufrido una se-


rie de interpolacion es aprovechando las actas y las s uscripciones del
'Concilio d e N icea . P.ero la polé mi ca no no s interesa, porque, como re-
conoce Braun {D ie JinlwicldH11g .. ., 125), la parle de la li sta de Vero-
na sobre <¡lll' si.: disputa nn se refiere a F.spaña
(2) Braun (Die Lntwic/d11119 .. ., 125-26), M·a rchetti (Le provi11-

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DIVISIONES ROMA NAS DEL FUTURO REINO DE J\S1.'UR1J\S 39 l

forzo so acudir a las di visiones eclesi{Lsticas medi evales_,


pues la Iglesia, corno Jung ha probado ( J ) . calcó us
g raneles circunscripciones sobre los v1c_1os límites de Ja
organizaóún ele 1 )ioclcciano. ·
Pero no nos rcsucl vl'n aquéllas el problema. L>rimero,
porque es seguro que no perduraron si 11 alteración las
primitivas divisiones eclesiústicas romanas, y segundo,
porque las noticias m ús antiguas que pus<.:cmos respec-
cíe romane, 482) y Ahertini {Les di11isio11s ... , 11X y sii.~:s.) r egis-
tran, con 1Mümmsen (A bhamllun.g .. ., 489 y 5 17), las fu entes más an-
t iguas que .consigna n la división de Espa ña po r Dioclrciano. Sus
n cti<CÍa·s son extraordin ariame nt·c brev•cs. La lista d e V crona d el ail0
' ,, . 297 dice así: Dioceusis.J.ú,~"j>11¡¡.iull(tJ11 lwb et_ proll'in.cia.s,1111111cro V II: ,
ht"lin1111 , lusit11ui<1111, /;,;rl1u¡i11 <11.si.1, y111f,·.-i11, t'1 1u-r11rru11 ·11 .1·i:I', 1uu11ri- •
/auia, lingitania. No puede cll'cirsc mtnos. Un copista hizo dos de la
Mauritania Tingitania y r •cmplazú el V 1 .drl orig in al por el V L1 tk
las copias. Entre el año '.'98 y el 400 la No t-ilia Dignitafu111 (ht. Sc-
eck) dec lara de esta man era las pr.ovincias de Espaiia: Proviuciae
1-fispaniae Sep! c111. Bac lica, L11sila11ia, Galleciu Tarraco 11 cusis, Car-
tag·inensis, Tingilania , Baleares. Polemius Silv ius, en s u Calenda-
ri o del 449 (Ecl. Seck, en su Noticia Dignúatuin, 256), transcr ibe'
también un a li sta de las provi ncias. del imperio, que Mornmsc n
(Abhandlung .. ., 517) s.upu so al 'J)rincipio obra del año 385 y que des-
pués (M. G. H. SS. /\/\. Cro n. Mi n., T, 532) ha at-rih uídn: ta part 1·
rel ativa al Imperi o de Oriente a me-di ados del siglo iv, y la referente
al Imperio Occidental a los días del a uto r. En ci Calenda rio de Po-
lemiu s S ilvius se lec: "In Hispam:a, VII: Ta rraco11cnsis, Carthagi-.nen-
sis, Bactiw, Lusilania, i11 qua cst E111erila, Ga llaccia, l n.wlae Ba-
leares, Tingi:tana. lra11 sf rcl1 11n quod ad Occcauo inf11su·111 Terra.s in-
trat inler Calp c nel A biiw.
(1) Die roinanischen Lamlsclwften des romiscltcn R ecl1tes. Ins-
bruck, i 88 r , 9. P'ara España poseemos actemfrs un testimonio preciso
qu e atestig ua ta l conco r<lancia: el acuardo del concilio lV de To-
ledo o rdenando qu e la di vi sión ecles iásti-c a se con f o.rma·sc con la
.civil.
._,,. _ .. ·-____. --- ---

392 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA lllSTORIA

to a la organización diocesana ele la Iglesia española,


aunque inspiradas en su mayor parte en fuentes ele la
época goda, proceden del período asturleonés. El mapa
eclesiástico hispanorrornano sólo ha llegado, por tanto,
hasta nosotros alterado por las naturales transformacio-
•1
nes que el avance ele la cristianización impuso en la or-
ganización ele la Iglesia, modificado por los cambios que
la potestad civil, la realeza visigoda, realizó después en
ella y deformado por las inevitables adulteraciones que
la transmisión manuscrita trae consigo. 1rnposibilitados,
además, de utilizar con segnriclacl y confianza la más
parlera de las divisiones eclesiásticas antiguas, la Hita-
ción ele Vamba ( I ), las di versas N om:ina sed-i'11m episco-
palium apenas ayudan a nuestro propósito, por contener
sólo los nombres de las diócesis ( 2 ).
o obstante estas incntidurnbres, parece, sin embar-
1 go, seguro que a la provincia cartaginense se atribuyó
i por Diocleciano léts tierras de vacceos y arévacos. De la
J archidiócesis cartaginense, luego toledana, clep~nclíal1,
¡
en efecto, las sedes ele Palencia y Osma, y existen nu-
I
1. merosos indicios ele que en los primeros tiempos de la
iglesia hispanocristiana, en el norte ele España, cada:
obispado abarcaba la comarca habitada por una gran
tribu o grupo de tribus menores y afines (3). Es, pues,.
(1) Véase nuestro estudio sobr·e las divisiones ecksiftsticas vi-
sigodas que aparecerá a la par que éste, pero en el Boletín de la
Universi:dad de Santiago.
(2) . Remitimos al lector al estudio cita·do en la nota anterior:
la más antigua de éstas Nomina es la induída en un códice de la
cated~al de Oviedo de ?So.
(3) Nos ocupamos de este asunto en el estudio sob1·e las divi-
siones eclesiásticas visigodas. Compru eban .nuestra tesis estos he -
chos: I.0 Hasta después de la época goda rigió la dilatada ti erra clr.

t.
DIVISlONES ROMANAS DEL FUTURO RETNO UE ASTlJ.H lA S 393

probable que la raya de la Cartaginense, en el valle del


Dt1ero, seguí ría así las lindes de vacceos, arévacos y pe-
lendones, frente a astures, cántabros, turmogo.s, autri-
gones y berones, que en otro lugar queda trazada. ( J ).

Jos astures un so lo prelado, el <le Asturias. 2.0


ld2.cio refiere 4ue en
el año 433 se consagr.aron obispos en eJ convento lucense a Pastor
y a S iagrius contra la voluntad del prelado <le Lug u, !u <¡ue puede
inte1;pretar.se en el sentido de que hasta en tonces un sulo obispo
había ej.ercido .Ja cura pastoral .de tüda la r egión de los g-allegos 1u-
.¡ censes. 3. 0 En Ja ·c arta - de Montano, obispo de Toledo, a Toribio,
prelado de 1-'akncia, CSCrit;L entre 323 y 3}1, a4uéJ 110 habla de Jos-
ObispOS de Compluto y Segóbriga, por ejemplo, sino de los prela-
dos de Carpetania y Celtiberi a. 4. 0 'En la mi sma MonLtno com uni-
ca a s u hijo y señor el obispo de Pa!t:ncia que para dot;1r dt.:· al¡..:-u11:t
diócesis a un presbítero consagrado obis·po se le había alrilrní<lo Coca,
Segovia y Buitrago, lo que muestra a .Jas claras que h;tsl<t t nl onces
la silla .de Palencia había abarca·do íntegro el territorio de los vac-
CCDS, que incluía dentro de sus límites a Coca, y que al no existir
.hasta aquel año la s-cde de S-egovia, Ja dióc~s <le Osma cr.a la única
que habí~ regido hasta allí la tier ra de ar~·vacos_ 5." ! .as fuentes
de la Nomina ovetense 111c11rio11ahan obispados en /\ maya, Oca y
Alesancci, que .parecen corresponder a los cántabros el primero; a
.1
1 los autrigones, c-aristios y várdulos el segu11dn, 'y a hl'Hill l's y tu r-
mogos el tercero. Aquí se agrupaba n en 'un obispa'cJo · las tribus
afines.
(r) No nega r emos que a esta suposición se oponen la s pala-
bras de !dacio al deci r: "T·heodosius natione Hisp:rnus ele Provincia

- Gallaciae, Civitate Cauca ", palabras que desconocen i\lb c r tini y


Braun. Pero, o !dacio no se refiere 'ª la Co-ca de la -provincia de
Segovia, como opina Flórez (Esp. Sag. IV, 38g), que busca la pat ria
j de Teodosio entre Braga y el Miñn, o J<lacio escribió g uiándos,c yor
la extensión alcanzada por Galicia bajo el señorío de los suevos.
Que la Coca segoviana no formó par.te de la provincia Gallaecia
resulta de que ni la diócesis de Segovia, ni las de Palencia y Osma
.. :1
dependieron nunca de la metrópoli de Braga, s ino de la cartagin,e 1¡-

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394 irciLETÍN lJE LA RE:AL ACAr)E MIA DE LA lUSTORiA

¿y la frontera entre la Gallaccia y la Tarraconense?


Corría ésta, sin dué:la, de sur a n orte, entre la raya se-
ñalada a la Carlayinense y el Cantábrico. l 'ero, ¿ pur
d ónde? De los testimonios coincidentes de la N otitia di-
gnitat11m ( r ), ele Orosio (2) y ele San J siclo ro (3), se cle-
<luce que Cantab r ia formaba parte de Gal icia, y como
por las N omi11as episcopales sabemos que la diócesis ele
Oca, ciudad de autrigones, dependía de la a r chidiócesis
de T arragona (4), y por la N otiha chgnitat111n (5) que la
se, y sa bernos que la di vis ión ' eclesi[tstica hi sp';u1 0-g·oda sigT1 e a la
división 'p olítica segú11 los acuerdos tld ctmc ilio J V d e Toledo.
(1) Al enum era r ·los tribuno s de la legión qu e g ll ilrn et\a hi. Pro-
Vincia J-f ispmiiu c &ulla ecii1 cita a l Triú1wus colwrl·is Ci:l tiberae y la
sittÍ a en Br ig-;mcia, 111mc .!11/iobr·iyu , ciudad, como sabe mos, cá n-
t abra, 111 ient ras en la Ta rraconense meuci011a V clcg ia co111u as ien-
to del tribuno de la coho r te p rim era de l~a l ia, y V.ekgia era ya ciu-
dad ,can stia.
¡ ( 2) En VI, 2 1 , 2, dice: "Cantab1·i Ast ures·quc Gallaeciae provin-
.-
ciae porti o sunt. " Se equi vorn Braun ': Die Ti.n l w i c l~lung rler spnu.
) Prrovin::: ialgren:::cn, 22, al suponer que Orus io esc ribi ó esta frase in -
fluído .por las divisiones eclcsiástioas de su época. Lo hi zo con formán-
<.lose co n las clivi sioncs políticas de la época de D ioclecia no. Preci-
sament e en la Nomina ovetense la {liócesis ·cántab ra ele Amaya se
su bordina a l metropolitano el e T arragona.
(3) FJi111o logins, XIV, c. 5: "Reg iones partes s unt Provi n cia-
rurn... sicut in Gall aecia : Cantabria , Asturia."
(4) Así ·e11 la N ómina o vetense publi cada por E wald, ·primero en
s u a rt íc ulo R cisc nach Span·i en in T1Vin tcr 11on 1878 ai~f. 1870. N e1ts

.. Archiw d cr Gcscl/s chaft fii.:i; iiltere dculscli e Geschichis /(und e, VI,


188( 276 y 77, y después ,-e\1 "'Cottibohción co 1I Loe;e en' los ·Excm - '• '
pta. Scr·i pturuc Visigotica .:. 1-Ieiclelbcrg, J 883, 5, tab. V 1; por Fe rn án-
dez -Gue rra ' en su co ntes tación al discurso ele Rada ele ing-reso en Ja
A.cacli!inla ele la Hi storia, 1 57; por Sirnonet en su Hi.d oria, de los
mozárabes, Memor ia s de la Acndc'lll'ia de la. H istoria, XII I. Ma-
<l ricl, r903, 808, y por Albertini: Les division.s ad111·i nistrat·i11es . .. , 120.
(r) ·Véase la nota l."
l>lV!SlONE~ IWMANA:;i ,IH:1. Fl ' TLllW HEI NO l>E _1\S 'J'\'l<l 1\ ~ ,'l'J.'í

tierra ele vtu-.clulos y caristios integraba t;q.11lii(·11 la pro-


vincia tarraconense, es lícito trazar los límill's entre é·st<t
y Gallaccia al hilo ele las fronteras o rient;\les. de. Canta-
bria ( 1).
CLAUJHO Sí\Nc1 11-:z-J\u:ul(:\üZ.

Madrid, enero J 929.

'( 1) En el mapa que acompaiia ·a este: estudi11, ;1d'l' 111:'1, 1k 111, lí -


mit es tribales y administrativos' ti·emo s sciialadn la~ t.'itíl!'aUcs rr>ma -
nas d" idcntific1ri{~P probable y ddc:11dibk. y r1111 l'llas la -; vi;1s 1-.1111;1 -
11a s qui.: las ~1 11Í \tU . l•:nt rc las ví;1 s cli s t, i. ~1 g:\\ Í_ 1111> ,; l:t s q11e 111;1rca l'i
1ti11erario de .J\ 1.i.to11i,po, las de t razadf! gara nl ido por .r"'L"s muy
claros o por tcx to,s clásicos, y las ele cx istc11ria 11111y prohahlc pno
<.le dirección no tan s~g ura .

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