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VOCES DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS

compartí en discursos y lecciones en

Mi regalo más preciado la pequeña rama de Tucumán,


Argentina, donde me bauticé y recibí
Por Consuelo Conesa Leone la confirmación. Dos años después,
mientras cumplía una misión de

M
ientras pensaba en todos proyecto para aquel sábado lluvioso, tiempo completo, también escribía
los regalos y las tarjetas resolví leer el libro “interesante”. Al notitas en trozos de papel sugiriendo
que íbamos a dar durante la abrirlo, encontré la nota que habían a los investigadores que oraran antes
Navidad, de pronto me asaltó un pen- escrito los misioneros. Puse el libro de leer el ejemplar del Libro de
samiento. De todos los regalos de sobre la cama, me arrodillé y, por pri- Mormón que mi compañera y yo les
Navidad que yo había recibido en el mera vez en mi vida, ofrecí una ora- habíamos dejado.
pasado, ¿hubo alguno que hubiera te- ción a Dios con mis propias palabras. Han pasado muchos años desde
nido una influencia particular en mi Al empezar a leer, el relato me cau- entonces, pero ¿cómo podría haber
vida? Entonces me vino a la memoria tivó. ¿Cómo podía el joven Nefi ejer- olvidado el regalo de Navidad más
el mes de diciembre de 1963. cer una fe tan inquebrantable? Y me preciado que he recibido en mi vida
Ese día mis padres habían salido y preguntaba si yo sería capaz alguna o a la vecina que me lo dio? Apenas
me encontraba sola en casa. Era jo- vez de hacer algo similar. Al leer el tengo memoria de su cara y me resul-
ven, y maestra de profesión; las clases libro de Mosíah, las palabras del rey ta difícil recordar su nombre: Marina.
habían terminado, por lo que estaba Benjamín me fortalecieron; en aque- Gracias, vecina, tienes mi gratitud
de vacaciones y la Navidad se aproxi- llos momentos no tenía idea de que eterna. ■
maba con rapidez. Busqué algo para estaba leyendo un libro que iba a ser
leer, pero ya había leído todo lo que mi favorito durante más de cua-
había en nuestra biblioteca, así que renta años.
decidí ir a la casa de una vecina que En el transcurso de aque-
tenía una excelente colección de li- llos años, las páginas del libro
bros y que muchas veces me prestaba me proporcionaron sostén,
alguno. Esa vez me ofreció uno que consuelo y fortaleza, y he
dos jóvenes —extranjeros— le ha- descubierto muchos concep-
bían dejado. tos importantes que luego
“Me gustaría saber tu opinión del
o tenía

N
libro”, me dijo. “El contenido parece
interesante”. idea de
Después comentó que los jóvenes que estaba
eran misioneros. ¿Misioneros? De in- leyendo un libro
mediato perdí interés en el libro; en que iba a ser mi
aquel momento no me sentía inclina- favorito durante
da hacia nada que tuviera que ver con más de cuarenta
religión, pero de todos modos lo años.
acepté.
ILUSTRACIONES POR DOUG FAKKEL.

Al despedirnos, la vecina agregó:


“Dentro del libro hay una notita
que escribieron diciendo que
antes de leerlo, la persona debe
decir una oración a Dios”.
Como no tenía ningún otro

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