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Ficha Bibliográfica Adolescencia - Juventud -Sufrimiento/s

Libro: - Dificultad de acceso - Vida adulta-


Proceso identitario - Metamorfosis
"La edad solitaria dolorosa tanto física como psícologica -
Adolescencia y sufrimiento" Comportamientos o conductas de riesgo.
Objetivos del texto
Referencia:
Abordar los sufrimientos y dificultades que
Le Breton, D. (2012). La edad solitaria. experimentan les jóvenes para acceder a
Santiago, Chile: LOM Ediciones la edad adulta, en la actualidad.
Articular los problemas del individuo
moderno con los diversos procesos
Capítulo n° 1: identitarios y subjetivos que lleva a cabo
desde la niñez hasta la adultez.
Abordar el Rol fundamental de las redes
"Difícil entrada en de apoyo y reconocimiento social (Familia,
personas afines, amores, etc) en todas las
la vida" etapas de la vida, pero por sobre todo en
la juventud y su largo viaje hacia la vida
Páginas: 29 a 56 adulta.

Integrantes: Lidia Mans, Sandra Olmos, Esperanza Gonzales, Melannie Bernal


1.-Subjetividad
moderna y Juventud/es
Síntesis
(Contexto)

Le Breton plantea que el mundo moderno ya no es comprendido como una responsabilidad colectiva, sino más bien como el marco formal válido para la producción de las condiciones y recursos básicos
para asegurar la existencia, como lo son un techo, agua, alimentación, educación y un largo etcétera de insumos y servicios básicos, como por ejemplo internet. El individualismo contemporáneo implica,
para el sujeto desenvolverse como el artesano de su propia existencia, es decir el creador de las condiciones de posibilidad para cumplir con la ambición moderna de “llegar a ser uno mismo.” Las
actuales condiciones de desigualdad social y económica fuerzan a la clase trabajadora, muchas veces a aceptar jornadas esclavizantes y mal pagadas, bajo precarias o inexistentes condiciones
contractuales estables o formales. Situación que provoca un creciente sentimiento de inestabilidad e incertidumbre, que pone en crisis el sentido de la vida, el valor sobre sí mismo y la confianza en
las propias capacidades para enfrentar dichas dificultades.
En palabras de Beck (2001) vivimos en tiempos de Individualización reflexiva, en el cual los individuos ejercen su diferencia, a través de la distancia reflexiva que adoptan ante sus roles sociales y
sus experiencias. El mundo de la inmediatez y la obsolescencia generalizada, uno mismo tiene que volverse obsolescente, fluido, reciclable y adaptarse a las condiciones materiales de la existencia.
El liberalismo económico rompe las antiguas formas de solidaridad e instaura un sistema de competencia y meritocracia generalizada, provocando un contexto de desvinculación
social, de dispersión de lo simbólico e indiferencia afectiva. El contrato simbólico pactado ente el individuo y la sociedad ha cambiado. La sociedad o la familia ya no
garantizan una posición o un rol social preestablecido, cada individuo debe autogestionar su camino, su posición social y las fuentes laborales/materiales con la que generará
sus propios recursos económicos. El individuo moderno ya no es conducido, sostenido ni contenido por el vínculo social, vive en un permanentemente estado de alerta y
experimentación, nunca descansa. Ser adolescente hoy en día es un tanto más difícil, precisamente porque la tarea de ser individuo se ha vuelto cada vez más ardua e
inestable. Debe elegir a sus referentes, establecer por decisión propia vínculos que satisfagan la confirmación de sí mismo y deshacer aquellos en los que menos se reconoce.
Le toca instruirse por sí solo y comenzar a tomar decisiones, bajo la influencia de otros, por supuesto, pero con un margen de maniobra que solo él le corresponde construir y
sostener.
Su libertad no es una elección sino una obligación, puesto que cualquier tutela desaparece y el primer artífice de su existencia es él mismo. Todo contrato es provisorio y se disuelve de inmediato si
deja de convenirle a uno de los firmantes, así desaparece todo lo que es continuo, estable y sólido, por lo que la noción de compromiso desaparece de la relación profesional o amorosa.
En el mundo contemporáneo, cualquier fijación es peligrosa. La identidad debe ser plástica y estar disponible al cambio de las circunstancias, fluir y adaptarse flexiblemente al contexto, reciclando
y ajustando las versiones de sí mismo las veces que sea necesario, en función de las ofertas del mercado y del entorno. El individuo ya no se siente enlazado a los otros, ya no considera que deba
rendirles cuentas: “El vínculo esta prestablecido, no tengo que instaurarlo, me desenvuelvo dentro de un mundo en el que no tengo que preocuparme de lo que me sujeta a los demás” (Gauchet,2002,
pág 246)
2.-Intersubjetividad y
Juventud/es (Relación
con les otres")

El autor describe a la adolescencia como una larga fase de espera y de incertidumbre, en la cual el carácter provisorio de las experiencias y las relaciones se convierte en el principio que regula su existencia.
La entrada a la vida adulta está marcada por una imprecisión creciente, un periodo de aciertos y errores con muchos cambios en los cuales la existencia forma parte de un dilema identitario permanente por
resolver.En esta etapa del ciclo vital, el individuo busca armar una forma identitaria auténtica, solo suya, busca ser capaz de producir para él mismo y para los otros cierta coherencia del relato que construye
sobre sí mismo. El tiempo vivido se vuelve secuencial, ya que el mundo es percibido como incierto, presa de un desmoronamiento fulgurante o de una urgencia generalizada (Aubert,2003) como por ejemplo las
catástrofes naturales o sanitarias que hemos experimentado en la actualidad a nivel mundial.
El joven ensaya personajes en el guardarropa, en búsqueda de elementos que coincidan con él y de los cuales pueda apropiarse cómodamente. La elaboración de sí mismo implica una multitud de pruebas, de
arrepentimientos de reanudaciones, de mezclas, de collages mientras los fundamentos de la subjetividad no sean percibidos como válidos por él mismo, a través del reconocimiento positivo de sus pares o sus
figuras afectivas más cercanas.
P. Blos (1967) plantea que la progresión hacia la edad adulta es un proceso de separación- individuación, un desprendimiento de la infancia y un re situarse en el mundo, en tanto que sujeto propio que arma y
desarma continuamente sus gustos/disgustos, sus habilidades relacionales, sus capacidades intelectuales y la idea que se hace él de sí mismo/a, a través del reconocimiento con sus cercanos/as. Hablamos de un
periodo de manufactura autogestionada del ser en sí mismo, un tanteo constante de lo que los otros/as esperan de él/ella y lo que él/ella puede esperar de los otros. En este periodo de la existencia es cuando
se establecen los cimientos de sí mismo. Incluso si estos son maleables, empiezan en ese momento a cristalizarse, razón por la cual un niño es un adulto en formación.
Para Freud (1936), la pubertad desequilibra la antigua relación entre el ello y el superyó, cierta energía desborda al joven y lo lleva hacia los otros. El movimiento de la infancia hacia la edad adulta es el
del reacomodo de las identificaciones asociadas a nuevas exigencias, para construirse apropiándose en primera persona de los fragmentos del comportamiento de los otres y de sí mismo. La adolescencia es
considerada un segundo nacimiento en el mundo social, regido por reglas respecto a las cuales el joven deviene hoy en día un individuo de pleno derecho, investido de una responsabilidad más amplia; “tomar la
iniciativa” y descubrir ¿quién soy? Y el corolario ¿Para quién?
El tiempo de la adolescencia es indeciso, caótico, ya que el joven debe entrar en la vida de los otres, a través de hacerse cargo de su propia existencia y formación, es decir nacer como un actor social situado
(clase social, ocupación, emplazamientos afectivos) activo que participa significativamente en el mundo de los otros . Es un momento de apertura al otro y, en particular, el paso de una sexualidad infantil a una
sexualidad genital que corresponde según el autor a su maduración como sujeto. La adolescencia es un periodo intenso de descubrimiento comunicación, encuentros y desencuentros con los otros/as y consigo
mismes. La entrada en la vida adulta ya no se emprende bajo los auspicios de un proyecto estable o definido por los padres, sino por actitudes y energía vital necesaria para crear la mejor versión de sí
mismos, actualizándose permanentemente a través de sus acciones y decisiones. El autor propone a la adolescencia como un tiempo deliberativo, en el cual el individuo toma conciencia de las consecuencias de sus
actos, haciéndose cargo de ellas, ya que solo él es el responsable del rumbo de su existencia.
La preocupación del adolescente es la institución de sí mismo a partir de la separación de los padres, la emancipación de la célula familiar, en otras palabras, se trata de un proceso de subjetivación en el cual
el joven no deja nunca de preguntarse sobre lo que es y en lo que se convertirá. Con frecuencia se siente incómoda/o en su propio cuerpo, sometido a las transformaciones de la pubertad que lo arrastra
constantemente a un proceso de reconquista de sí mismo, ignora el objeto de su búsqueda, solo intenta convertirse en lo que es, pero eso que es, es lo que le resulta más extraño.
2.1 "Autonomía"/
3.-Sistemas identitarios
Dependencia contemporáneos y juventud/es

(Relaciones "internas" del
joven consigo mismo/a)

La búsqueda de autonomía, el alejamiento de sus padres se lleva a cabo con tanteos y


sobre todo con ambivalencia, ya que los jóvenes no suelen estar seguros de ser capaces
de cumplir con todas las obligaciones de la vida adulta y la independencia económica
necesaria para salir de la casa de los padres.
La familia deja poco a poco de ser el refugio, el centro de gravitación de la existencia 3.-Sistemas identitarios contemporáneos y juventud/es
del joven; sus espacios transicionales se desplazan hacia los pares. Separa su universo del
de sus padres, cultiva una vida secreta inaccesible para éstos, a través de sus amistades,
(Relaciones "internas" del joven consigo mismo)
sus amores, sus pasatiempos, su diario íntimo, su red social. El grupo de pares es una El sentimiento de identidad de nuestros contemporáneos es
mediación entre el joven y la sociedad global, un lugar de domesticación del mundo
lábil, frágil, ya no se fundamenta en identificaciones
exterior. Los pares, a menudo del mismo sexo, reciben las confidencias antes dirigidas a
los padres. Las complicidades se anudan en las amistades o en los amores. simbólicas sólidas sino en referencias ambientales y en la
En una sociedad de individuos, solo el individuo puede mantener el discurso sobre sí mismo, posesión de objetos que provisoriamente adquieren valor de
y no ya los otros (padre, madre o pares), que únicamente lo reconocen como episodios
signos de reconocimiento, pero ligados al universo cambiante
(collage de experiencias). Despedir a la infancia significa aceptar el hecho de que a
partir de ese momento será el actor de su existencia. El joven inscribe su experiencia en de la mercancía y de la industria del entretenimiento.
esta ambivalencia, ya que los caminos de cada existencia ya no se encuentran trazados o “Parece que ninguna continuidad en el tiempo es asignada y
pre establecidos, es decir la socialización cede el paso a la experimentación, a la
creación y autogestión de modelos siempre renovables que valen solo por un momento, por
que no hay, en consecuencia, humanamente hablando, ni
lo que “Vivir su vida equivale a resolver en el plano biográfico las contradicciones del pasado ni futuro, sino sólo el devenir eterno del mundo”
sistema” (Beck, 2001) (Arendt, 1972,pág 14)
El joven no siempre dispone hoy en día de modelos a su alrededor, de mediadores para
ayudarlo a superar sus dificultades. A medida que la adolescencia se aleja los pares
pierden su importancia y son sustituidos por papeles más acordes con la madurez social.

3.1 Sufrimiento y conductas


de riesgo

El sufrimiento es una confusión del sentimiento de identidad. El joven ha perdido su centro, es arrojado a un mundo que no comprende y no puede hacer
una distinción clara entre quién es y en quién quisiera convertirse. Si no encuentra límites de sentido, establecidos por sus padres u otras personas
importantes para discutirlos, asumirlos o combatirlos, permanecerá vulnerable. La soledad y la desatención o falta de reconocimiento de cuidadores
hacia niñes y jóvenes provoca diversas intensidades de sufrimiento psíquico: fatiga de ser uno mismo, sentimiento de insignificancia personal, vacío
existencial, desasosiego, desconfianza de sí y de otres. El autor plantea que la insuficiencia afectiva de los padres/ cuidadores, su ausencia prolongada
y sus conflictos deterioran el proceso formativo de los niñes y adolescentes, mermando sus capacidades afectivas y cognitivas.
La falta de interlocutores le impide construir una identidad más sólida y emergen diversos comportamientos de riesgo (excesos, uso de drogas,
autolesiones, etc) que se materializan fuertes sentimientos confusión psíquica y de falta autonomía del propio ser, de fracaso en el intento de acceder
a un sentimiento de sí mismo válido. La intención no es de ninguna manera la de morir, sino la de encontrar por fin un camino de sentido.
El desapego de la carga afectiva con sus padres genera una transferencia de la carga afectiva sobre sí mismos, lo que provoca un narcisismo
adolescente por momentos exacerbado, incluso insoportable para el entorno: edad de arrogancia, de autosuficiencia, del “culto al yo” ( Debesse, 1941)
desprecio de las reglas, desafío a la autoridad, etc.
El joven solo logra vivenciarse como un sujeto completo cuando se convierte en el importante compañero de vida, de otros/as dentro del vínculo social,
junto con la sensación de que su existencia tiene un significado y un valor tanto para sí como para sus amados/as, asume la responsabilidad de sus
actos, posicionándose desde una palabra que le pertenece como propia, y por último dirigir su propia existencia sin considerar a sus padres como el
centro de su universo, sino como personas afectivamente cercanas que lo han acompañado hacia la edad adulta, sin ser siempre perfectos. Con el fin de
la adolescencia se despliega el sentimiento de reciprocidad, agradecimiento con los otros/as y simultáneamente, la asunción de la autonomía del joven.

Reflexión Crítica vinculada al


Quehacer

El proceso de "aprender a ser adulto", sumado a los cambios físicos y psicológicos que transita el individuo moderno -luego de 10 años
aproximadamente- para conseguirlo, genera lo que conocemos como “crisis de la adolescencia”, esta etapa está marcada por un quiebre evidente
en la estabilidad global del sujeto - física, psíquica, afectiva y relacional- que inicia con la llegada de la pubertad, momento crucial del ciclo
vital, ya que el menor debe aprender a reconocerse nuevamente, re hacerse, recomponerse una y otra vez adaptándose los cambios
característicos de este periodo
La psicología infantojuvenil pone su foco de atención en la etapa transitoria entre la infancia y la edad adulta, debido a que este periodo se
caracteriza por ser inestable y ambivalente, por lo tanto, muy complejo de experimentar para les jóvenes, sus pares, cercanos y cuidadores,
El objetivo esta psicología es acompañar a niñes y jóvenes en este proceso, reforzar su autoestima y evitar conductas de riesgo como
autosabotaje, autolesiones, abuso de sustancias, maternidades/paternidades precoces, que producen graves problemas de; adaptación social, salud
mental y muchas veces desórdenes alimenticios.
Es importante que en esta etapa - que según la OMS se extiende entre los 10 y los 20 años- tanto los padres como los adolescentes cuenten
con las herramientas necesarias para acompañar la transición. Para esto, les cuidadores deben tener la sensibilidad necesaria para determinar
en qué momento y de qué manera deben intervenir, pero también cuando es necesario cultivar autonomía y fuerza de voluntad para dejar que
sus hijos tomen sus propias decisiones y construya el rubo de su propia existencia.
Algunos de los problemas más frecuentes durante la adolescencia son: la rebeldía, baja autoestima, estrés, ansiedad, depresión, aislamiento,
agresividad, orientación sexual, trastornos alimenticios, problemas de comportamiento, dificultades de aprendizaje, Bull ying, consumo de drogas o
sustancias, abuso del alcohol. Por lo que se hace indispensable la ayuda de profesionales capacitados, que apoyen a les menores y sus familias
cuando la adaptación a los cambios genera conflictos y sufrimientos de mayor relevancia.

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