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La 

Llorona es un espectro del folclore hispanoamericano originario del Mundo


Prehispánico que, según la tradición oral, es el alma en pena de una mujer que ahogó a
sus hijos, que luego, arrepentida y maldecida, los busca por las noches por ríos, pueblos y
ciudades, asustando con su sobrecogedor llanto a quienes la ven u oyen en la noche. Su
leyenda posee gran diversidad de versiones, con generalidades y particularismos propios
de muchas regiones geográficas. A pesar de ello, su relato mágico y sobrenatural,
emergido de múltiples orígenes, es constante y reconocible, con añadidos, texturizaciones
e hibridaciones de muy diversos manejos.

La leyenda de la Llorona comenzó a documentarse hacia 1550, cuando Fray Bernardino


de Sahagún recogió la leyenda de Chocacíhuatl en su obra monumental Historia general
de las cosas de Nueva España (1540-1585) e identificó a este personaje con la
diosa Cihuacóatl. Según el Códice Aubin, Cihuacóatl fue una de las dos deidades que
acompañaron a los mexicas durante su peregrinación en busca de Aztlán. De acuerdo a la
concepción dual de las divinidades mesoamericanas, Cihuacóatl es a la vez la diosa
dadora de la vida y de la muerte, capaz de crear y de destruir a sus hijos. Es a la vez una
madre nutricia y destructora.14 Según la leyenda, antes de la llegada de los conquistadores
españoles a México, se dieron una serie de presagios que auguraban la caída del Imperio
mexica a manos de hombres procedentes del oriente. Uno de estos presagios fue la
aparición de la diosa Cihuacóatl en la forma de una mujer vestida con un vaporoso vestido
blanco,nota 1 y sueltos los negros y largos cabellos, se materializaba sobre las aguas
del lago de Texcoco,nota 2 y vagando entre los lagos y los templos del Anáhuac, lloraba y se
lamentaba gritando «Ay mis hijos, ¿dónde los llevaré para que escapen de tan funesto
destino?», aterrorizando a los habitantes de Tenochtitlan, 1510 Después de la Conquista de
México, durante la Época Colonial, los pobladores reportaban la aparición del fantasma
errante de una mujer vestida de blanco que recorría las calles de la Ciudad de
México lanzando tristes alaridos,nota 3 pasando por la Plaza Mayor (antigua sede del
destruido templo de Huitzilopochtli, el mayor dios azteca e hijo de Cihuacóatl), donde
miraba hacia el oriente,nota 4 y luego siguiendo hasta el lago de Texcoco,nota 5 donde se
desvanecía entre las sombras.

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