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Ruth Salmerón Fierro

Solfeo III

La Música después de la tonalidad


El paso al siglo XX

Desde el amanecer del siglo XX, la mayoría de los compositores buscó nuevos
horizontes, nuevos colores, nuevas percepciones, siempre con el fin de renovar el
universo tonal.

El papel del cromatismo

El cromatismo musical, uno de los factores que impulsaron a los compositores a


abandonar la modalidad para fundar la tonalidad, es asimismo uno de los elementos
de destrucción de esta última. Dentro del universo del temperamento, el cromatismo
dio lugar a la construcción de las escalas indiferentemente sobre los 12 semitonos,
lo cual constituye el fermento de una nueva organización.

Los acordes indeterminados

Tres acordes apasionaron a los compositores de finales del siglo XIX: el acorde de
quinta aumentada, el acorde de séptima disminuida y el acorde de séptima y
quinta disminuida (séptima de sensible). La particularidad de estos acordes es,
según su ortografía musical, su posibilidad de pertenecer a diferentes tonalidades
y así servir como paso instantáneo de un tono del círculo de quintas a otro muy
lejano.

La emancipación de la disonancia

Una teoría expuesta por el compositor Arnold Schoenberg en su Tratado de armonía


de 1911, sostiene que el oído se familiariza poco a poco con las armonías más
alejadas del sonido fundamental.
Dentro de este universo, ya ningún acorde requiere de preparación o resolución.
Por consiguiente, los compositores dejan de tomar en cuenta las teorías sobre
tensión y relajación, se dejan llevar exclusivamente por su musicalidad, el color
sonoro, el rigor del contrapunto y el encadenamiento de las voces.

¿Predominio de las escalas o de los intervalos?

Hasta comienzos del siglo XX, las melodías estaban supeditadas al "dominio” de
las escalas. Al presentarse una transposición, los intervalos de un tema pasaban
indistintamente de menor a mayor según el grado de la escala a la que
correspondieran. Bastaba respetar el perfil general de la melodía.
En los primeros años del siglo XX, para los compositores de la escuela de Viena
(Schoenberg, Berg, Webern), los intervalos adquieren un carácter absoluto. En sus
temas, cada intervalo conserva su calificación cualquiera que sea el intervalo de
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transposición. Puesto que el pensamiento de estos compositores es esencialmente


contrapuntístico, la sobreposición de motivos provoca una gran distorsión de las
escalas de referencia.

El atonalismo

Schoenberg no habla de atonalismo para calificar su nuevo lenguaje, sino de


“tonalidad suspendida”.
Si bien no todos los compositores siguieron este camino, hoy día la música tonal ha
encontrado un lugar en la paleta expresiva de la música. No es raro encontrar en la
música de cine o televisión el uso extensivo del atonalismo para expresar
psicologías complejas y crear tensión o suspenso.

Las aplicaciones del atonalismo

En la música atonal, ninguna ley rige la combinación de las notas, de lo cual se


desprende rápidamente una tendencia: la complementariedad cromática.
Si imaginamos que se tienen siete notas diferentes de la escala cromática, entonces
la música por lo general también incluirá los cinco sonidos faltantes.

Otra característica importante del atonalismo es la exclusión de octavas y acordes


clasificados, verdaderas disonancias estilísticas dentro de un nuevo universo
musical.

¿De nuevo la tónica?

Al pie de la letra, una música atonal es una música sin tónica ni jerarquía alguna
entre los diferentes grados de la escala cromática. Pero la realidad es otra. Sonidos
o grupos de sonidos, diferentes para cada obra, pueden destacar y convertirse en
los polos de la percepción.
En otros casos, la tonalidad y la atonalidad pueden coexistir, creando tal vez una
música con gran fuerza dramática.

La invención de la serie

En 1923, Schoenbergl, hace un último ajuste a la serie dodecafónica. Esta técnica


permite unificar el lenguaje atonal, organizar las formas musicales y componer con
ello obras de vastas dimensiones.
Una serie es una sucesión ordenada, abstracta, de los 12 sonidos de la escala
cromática (el orden de los sonidos es fijo, pero los registros son libres).

Cada sonido del total cromático sólo interviene una vez en una serie. Sin embargo,
en contraposición a las ideas previamente mencionadas, una vez expuestos, los
sonidos pueden repetirse o formar trinos o trémolos con los siguientes.
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Una serie tiene diferentes formas que pueden sobreponerse y encadenarse por
medio de notas comunes.
Cómo utilizar la serie

Después de elegir una serie de referencia, un compositor crea un conjunto de 48


formas diferentes (incluye las 47 formas derivadas). De hecho, la serie se presta a
las transformaciones convencionales del contrapunto:

1. Transposición simple: la serie se presenta sobre los 12 grados de la escala


cromática;
2. Retrógrada: se lee comenzando por su último sonido.
3. Al espejo: los intervalos se invierten sistemáticamente (un intervalo ascendente
se vuelve descendente, etc).
4. Al espejo retrógrado: la serie se lee comenzando por su último sonido e
invirtiendo sus intervalos.

*La versión original con tres transformaciones transpuestas a los 12 grados


diferentes, 4x12, da como resultado 48 formas diferentes.

Argumento de vocabulario

Las cuatro formas de base disponen de diferente símbolo dependiendo del país de
que se trate:
• O para original e I para la inversión (espejo), una flecha indica
el movimiento a la derecha o el retrógrado.
• En Estados Unidos se utiliza P para primera, I para inversión,
R para retrógrado y RI para la inversión retrógrada.

EL UNIVERSO DEL DODECAFONISMO SERIAL

Elementos históricos

La invención del dodecafonismo (etimológicamente significa sistema de doce


sonidos) se debe a Schoenberg. Desde el siglo XVII, la tonalidad descansa en un
compromiso acústico, el temperamento, que permite establecer una escala regular
de doce semitonos en el intervalo de octava
Esta arbitrariedad permite la construcción de una gama (mayor o menor) a partir de
cualquier nota, que toma el nombre de tónica, mientras que el de dominante queda
reservado al quinto grado. El cromatismo, es decir, la afirmación latente de la escala
de los semitonos primero debilita y luego aniquila la jerarquía de los grados. La
tónica pierde su valor conclusivo y la dominante queda privada de su estatus de
nota pivote.
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Los compositores de principios del siglo XX, conscientes de que el material tonal
está agotado, parecen sin embargo retroceder ante la negación pura y simple del
principio de la jerarquía, e intentan todo tipo de escapatorias: modalidad, escalas
folclóricas o exóticas, politonalidad, tonalidad vaga, etc.
En 1923 Shoenberg, dio el paso decisivo con el “Vals”, que fue escrito siguiendo
un procedimiento totalmente nuevo: el dodecafonismo serial.

Características musicales

El principio del dodecafonismo serial se basa en un postulado intangible: la total


igualdad de cada uno de los doce semitonos que componen los grados de la
escala cromática. Pero, para que este factor de sus frutos es necesario establecer
un nuevo orden, y ésta fue la contribución fundamental de Schoenberg.

La primera tarea del compositor consiste en establecer una serie inicial, es decir,
una sucesión de doce notas diferentes que formen un conjunto cromático. Cada
nota de la serie inicial no podrá repetirse hasta que se hayan emitido las otras
once. Para evitar un principio de repetición sistemática, el compositor puede
recurrir a otras tres presentaciones de la serie: inversa, retrógrada y traspuesta.

Es evidente que las modificaciones rítmicas, dinámicas y polifónicas son


ilimitadas.

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