Está en la página 1de 3

INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN DOCENTE N °112

PROFESORA: VALERIA TRABADELO

ALUMNA: ALEGRE MIRTA ROXANA

CURSO: 2C PRIMARIA

En el ámbito de la didáctica de la lengua, es usual definir el lenguaje como la lengua


en uso.
Esta definición oculta en alguna medida la realidad del lenguaje porque lo ata a la
consideración de la lengua como objeto de estudio lingüístico y a la idea de que el
lenguaje es la puesta en marcha de una herramienta exterior al individuo. Desde esta
mirada, la lengua queda siempre como objeto último de referencia y como meta de la
enseñanza, y todo esfuerzo pedagógico queda a su vez supeditado a la lógica de
cualquier teoría que se haya propuesto o se proponga describirla.
Es posible pensar otra definición: el lenguaje como producción simbólica del hombre
(Voloshinov, 1992)

El lenguaje es producción desde una perspectiva múltiple: como producto


de la actividad social del hombre, como productor de relaciones humanas y como
producto y productor de sujetos (Benveniste, 1979)

Es necesario ahondar en este concepto del lenguaje como producción, para no


asociar esta “producción” a los modos o a una lógica de fabricación de productos, en
este caso lingüísticos: se trata de entender la producción lingüística como un modo
de acción humana y no como una forma de conducta conforme a reglas (Searle, 1969)

En principio podríamos definir la acción discursiva como la actividad de “tomar la


palabra” de un actor“entre”/ “en medio de” otros, es decir, en el ámbito de lo público.
Esta esfera pública sería un espacio de entendimiento que abarcaría a todos y desde
la cual cada uno puede entenderse mejor a sí mismo y a los demás (Arendt, 1998).
Desde esta perspectiva, el lenguaje no es solo un medio de comunicación o de
intercambio de información, sino antes bien un modo de
relación que permite revelar formas de subjetivación y nuevas maneras de actuar
sobre la realidad en comunidad con otros.

Las prácticas del lenguaje, para


revisar además un concepto que está en los fundamentos mismos del nuevo Diseño
Curricular: “la democratización de la enseñanza y de los usos del lenguaje que
permiten la apropiación de los saberes por parte de los alumnos” (Bautier, E. y
Bucheton, D., 1997)
Las prácticas del lenguaje son prácticas histórico-culturales; la oralidad, la lectura y
la
escritura es una herencia cultural que incluye no sólo las conductas lingüísticas sino
también los rituales, los usos y las costumbres relacionados con esas prácticas. Son
además, prácticas sociales en tanto diferentes grupos sociales le dan diferente valor
al uso del lenguaje: muchos
lo reivindican como factor de identidad. (Bautier, E. y Bucheton, D., op. cit.)

Las prácticas sociales del lenguaje incluyen tanto las prácticas extraescolares como
las escolares. Incluir en la escuela la referencia a prácticas sociales no escolares
presenta un verdadero desafío y un genuino interés, puesto que la sitúa en un
planteamiento de real democratización, es decir, de acceso al saber, y no en un
planteamiento en el que, en nombre de la adaptación a un nuevo público de alumnos
(por lo tanto, a una parte de los alumnos), se limita a introducir nuevos objetos que
deben producirse porque eso les puede ser útil. (Bautier, E. y Bucheton,D., op. cit.)

Hacer de las prácticas objetos de conocimiento tanto como objetos de producción”


(Bautier,E. y Bucheton, D., op. cit.).

En el diseño curricular de Prácticas del Lenguaje se definen las prácticas como


“formas de relación social que se realizan a través del uso del lenguaje”. Entendemos
de acuerdo con los planteos de Bajtín (1999) que las esferas de la actividad humana
están relacionadas por el uso de la lengua por parte de cada sujeto que habita la
“vida social”.

La lengua existe porque se la emplea en enunciados concretos y reales, singulares,


que les pertenecen a los participantes de
las diferentes esferas de actividad humana; los enunciados se caracterizan por reunir
las
condiciones y el objeto de estos ámbitos.

La reflexión o elucidación sobre el lenguaje que se usa debería promover el pensar


sobre las relaciones entre las formas lingüísticas y las prácticas del lenguaje. A partir
de esta
concepción se plantea en el Diseño, como orientación didáctica fundamental, partir
del uso y analizar las producciones lingüísticas propias y de otros “a partir de la
situaciones, de los desafíos identitarios, de las prácticas normadas de una cultura en
la que se basan” (Bautier y Boucheton, 1997.)

A su vez, el objetivo último de la reflexión sobre el lenguaje serán


también las prácticas de lectura, escritura e intercambio oral y no la descripción de la
lengua desde alguna teoría gramatical. Porque pensamos, como señala Bourdieu que
“… todos los esfuerzos para hallar el principio de la eficacia simbólica de las
diferentes formas de argumentación, retórica y estilística en su lógica propiamente
lingüística, están siempre condenadas al fracaso mientras no establezcan la relación
entre las propiedades del discurso, de quien las pronuncia y las propiedades de la
institución que autoriza a pronunciarlos.” (Bourdieu, 1985, p. 71.)

Mencione dos diferencia entre Enseñanza de Lengua y de la Prácticas del Lenguaje


La lengua existe porque se la emplea en enunciados concretos y reales, singulares,
que les pertenecen a los participantes de
las diferentes esferas de actividad humana; los enunciados se caracterizan por reunir
las
condiciones y el objeto de estos ámbitos. Y las prácticas del lenguaje son prácticas
histórico-culturales; la oralidad, la lectura y la
escritura es una herencia cultural que incluye no sólo las conductas lingüísticas sino
también los rituales, los usos y las costumbres relacionados con esas prácticas. Son
además, prácticas sociales en tanto diferentes grupos sociales le dan diferente valor
al uso del lenguaje: muchos
lo reivindican como factor de identidad.

También podría gustarte