Está en la página 1de 3

Leyendas

Mari se bebe la vida de los hombres y los hace infelices. En la tradición aragonesa, Mari es, sin
embargo, un ser benéfico que ayuda a los humanos.

El clima según en qué morada esté

Aunque su morada principal está en Anboto, las cumbres del Oiz y del Aketegi (es conocida
también como la «Dama de Aketegi» o «Aketegiko Dama») son también de importancia para
ella, junto con otras como el Murumendi o el Txindoki. Dicen que cada siete años cambia de
morada, y en ese cambio se le puede ver surcar los cielos en un carro de fuego; dependiendo
de la cumbre que habite, así será el tiempo que haga, lluvioso o seco. Otra característica es su
larga cabellera rubia y la costumbre de peinarla al sol con un peine de oro a la entrada de su
cueva.

Una de las leyendas más importantes es la que nos cuenta por qué Mari habita y es vista en
todos los montes vascos. Mari es la encargada de llevar el buen y el mal tiempo de un lado a
otro en el País Vasco, y se dice que cuando Mari está en Anboto llueve, cuando está en Aloña
hay sequía y cuando está en la cueva de Supelegor (macizo de Itxina en el Gorbea, en Orozco)
las cosechas son abundantes.

La semejanza en la montaña

Su presencia se hace incluso visible para el que observa el efecto del perfil de las montañas,
que se asemeja a una dama tumbada: la nariz de la dama (el Alluitz), la boca (el llamado paso
del diablo o puente del infierno, Infernuko zubia) y los pies (el Amboto).

El compromiso con el diablo

Distintas leyendas cuentan el origen de Mari; la más conocida dice que en una familia sin
descendencia la mujer deseaba como fuese tener un hijo, a pesar de que a los veinte años se le
tuviese que llevar el diablo, y al fin quedó embarazada de una hermosa niña. Días antes de que
la muchacha cumpliera los veinte años su madre la encerró en una caja de cristal y la vigiló día
y noche, esfuerzo inútil, ya que el mismo día de su cumpleaños el diablo, rompiendo la caja, se
la llevó consigo a la cima del Amboto, donde habita desde entonces.

Otra de las leyendas sobre la procedencia de Mari, de la cual existen distintas versiones, cuenta
que una madre y una hija vivían juntas. Un día la madre, enfadada, maldijo a la muchacha
diciéndole: «Ojalá te lleve el diablo». Al decir esto apareció el mismo diablo y se la llevó, y la
dejó vagando por los montes de la zona para siempre.

En otras versiones de esta leyenda la maldición de la madre es distinta: "Ojalá vueles por los
aires tantos años como granos tiene una fanega de alubias rojas".

Eguzkilore

Gaueko ("de la noche"), el dios de las tinieblas, se decía que comía pastores y ovejas, y por ello
se le temía. Por el miedo que inspiraba a los que allí vivían, los humanos pidieron a Mari que
los ayudase. Ella les bendijo con la luz de su primera hija, Ilargi (la luna), pero su luz era
insuficiente y los humanos pidieron de nuevo a Mari su ayuda, esta vez la Diosa les bendijo con
su segunda hija, Eguzki (el sol). Pero la noche siguió siendo peligrosa, y Mari bendijo con su
protección cualquier morada que tuviese una Eguzkilore ("flor sol", Carlina acanthifolia, flor
parecida al cardo muy abundante en el País Vasco) en la entrada. Si algún espíritu maligno
pretendía entrar en la casa y encontraba una Eguzkilore, tenía que pararse para contar los
numerosísimos pelos o brácteas de la inflorescencia y el día le sorprendía sin haber terminado
su tarea.

La mala mujer

Existe aún otra leyenda de Ataun, con sus correspondientes variantes, que refiere el origen de
Mari de otra manera. Según esta leyenda, había una mujer muy mala, casada con un buen
cristiano y madre de cinco hijos, que vivía en un caserío de Beasain (Guipúzcoa). Como no
quería que los niños fuesen bautizados, el padre los subió a un carro, ató a él a la madre, y se
encaminaron hacia la iglesia en busca de bautismo para los pequeños. Pero por el camino la
mujer se envolvió en llamas, quemó las ligaduras que la ataban al carro, y, volando por los
aires, gritó: «Mis hijos para el cielo y yo ahora para Muru». Y hacia el Murumendi se dirigió,
donde desde entonces está. En ocasiones ha sido vista cerca de una sima existente en aquel
monte, sentada al sol, peinándose su larga cabellera rubia con un peine de oro. Leyenda de
similares características es conocida en Arano.

Emparentada con los señores de Vizcaya

Frecuentemente se ha asociado a la «Dama» con personajes de la historia de Vizcaya, creando


una simbiosis entre mitología e historia, dando lugar a leyendas con diversas versiones:

Una de las leyendas cuenta cómo Doña Urraca, hija del rey de Navarra, se casó con Pedro Ruiz,
señor de la casa de Muntsaratz de Abadiano. El hijo mayor, Ibon, era el destinado para ser el
heredero de tan noble estirpe y odiado por su hermana menor, Mariurrika. Un día en que se
encontraban en el monte Amboto, después de comer, mientras el hermano dormía, movida
por el odio y la envidia, arrojó a su hermano, con la ayuda de una criada, por las verticales
paredes de la montaña. A su regreso dijo que su hermano se había despeñado. Acosada por la
conciencia, una noche se presentaron en Muntsaratz los ximelgorris o genios diabólicos. Desde
entonces ha desaparecido y se dice que habita en las cuevas del Amboto.

En esta misma línea otra leyenda dice que al quedar viuda Urraca de Pedro Ruiz una noche
desapareció de la torre de Muntsaratz trasladándose a vivir a la cueva del Amboto.

También se le vincula con el primer señor histórico del territorio de Vizcaya, Diego López I de
Haro, al que se supone casada. Al casarse le hizo prometer que nunca se santiguaría en el
interior de la casa, pero un día este incumplió su promesa y Mari, inmediatamente, salió de la
casa volando con su hija. Esta leyenda es similar a la que narra otra historia, la maldición de
Melusina. Debido a una maldición que le echa su madre, Melusina está obligada a convertirse
en mitad serpiente las noches de los sábados, cosa que ocultó a su marido hasta que este la
descubrió, lo que provocó que ésta huyera volando.

Existencia histórica

Hay una referencia documental de Doña Urraca, el testamento que redacta en 2 de octubre de
1212 en donde indica que es hija del rey navarro. También se señala que se casó con Pedro
Ruiz en el año 1172. Existe la sospecha de que el documento sea falso y que fuera utilizado en
beneficio de los señores de Muntsaratz. No hay referencia de que el rey de Navarra por esas
fechas hubiera tenido una hija llamada Urraca o Mari Urraca.
En el brote de herejía que se produjo en el duranguesado a principios del siglo XV, conocido
como "el de las brujas de Amboto", una de las encausadas fue la señora de Muntsaratz.
Popularmente se asoció a esta señora con Mari, Mari Urrique o Urraca.

También podría gustarte