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Lecciones Fe Con Vitaminas Nin Âos 01 Conversacion
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Conversación en Familia
La obediencia a la Palabra
Lee Santiago 1:22-25 por lo menos tres veces, y si tienes acceso a otras versiones, léelas también.
Cada vez que abrimos nuestra Biblia para leerla y nuestras acciones son contrarias a lo que leemos,
nos convertimos en negligentes.
Comenzamos con el versículo 22, léelo una vez más. En este versículo encontramos un mandato.
Anótalo.
La Palabra es el espejo que nos revela aquellas áreas en nuestra actitud, carácter, obras, palabras,
pensamientos y demás que necesitan ser cambiados o que están totalmente correctos. Al vernos a
través de ella podemos darnos cuenta de aquellas áreas que están mal según el criterio de Dios y nos
muestra con qué las debemos reemplazar, según su estándar. ¡Eso es una gran bendición!
Para algunos al leer la Palabra pierden su “libertad” porque reciben una serie de mandamientos que
hay que seguir. Santiago nos recuerda que se trata de “la perfecta ley de la libertad”. Es decir, los
mandatos y las normas de Dios para nosotros, nos dan la verdadera libertad.
Reflejamos nuestra obediencia a Dios con una vida de acciones que le agradan y que pide de nosotros.
Si hacemos esto estamos demostrando que la obediencia sí es posible a pesar de nuestra naturaleza
pecaminosa.
Ahora es momento para que como familia puedan leer juntos Santiago 1:22-25, puedan contestar las
siguientes preguntas y memorizar el versículo clave de esta lección.
Comiencen haciendo parejas y que se vean de frente. Uno de ellos hará gestos y la otra persona
repetirá estos gestos. Luego cambian de rol.
Todos contesten las siguientes preguntas dando tiempo para que cada miembro responda, y todos
deben escuchar.
4. Para ser bendecidos, ¿qué nos dice Santiago que debemos hacer?
5. Pídele a cada uno, incluyéndote a ti, que piensen qué no han estado obedeciendo. Recuerda
que esto no es evaluado bajo nuestro propio criterio sino el de Dios mismo. Podría ser algo
como: “sigo mintiendo”, “no soy amable con mis palabras”, “no tengo paciencia”, etc. Ahora
deben buscar en la Biblia con qué espera Dios que reemplacen esas acciones, palabras o
pensamientos.
A continuación, tomen un tiempo para orar y comprometerse como familia a ayudarse mutuamente
a obedecer la Palabra.
Para memorizar el versículo lean en voz alta dos veces Santiago 1:25.
Luego escojan un corito o canción que les guste. Ahora juntos con esa música traten de cantar el
versículo. Será un tiempo de risas, alegría, de aprender y memorizar juntos. ¡Disfrútenlo!