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Establecimiento de biofábricas para la producción de bionsumos, como estrategia

para contribuir a disminuir la dependencia de Insumos agrícolas de síntesis


química y promover la sostenibilidad de los sistemas agrícolas
Por: Jesús Elías Rivera Velasco
Dirigido a: Cecilia López Montaño.
Cargo: Ministra de Agricultura y Desarrollo Rural

1. Introducción

El incremento en los costos de los insumos agrícolas (fertilizantes, fungicidas,


insecticidas) ha incrementado los costos de producción de cultivos como frutas y
hortalizas en 50%, y consecuentemente ha encarecido el valor de los productos agrícolas
que hacen parte de la canasta familiar, encareciendo el costo de vida para las personas
de escasos recursos. Este incremento en los precios de los insumos se debe
particularmente a efectos externos como la guerra en Ucrania y a las alzas en el valor del
dólar con respecto al peso. El país se ve seriamente afectado por este fenómeno debido
a que depende en un 80% de insumos importados lo que expone la competitividad del
agro colombiano a la volatilidad de los precios internacionales y la tasa de cambio. Por
otro lado, los insumos agrícolas de síntesis química, han causado serias afectaciones a la
salud del suelo y agua, lo que ha derivado en que los cultivos sean cada vez más
dependientes de estos insumos y a la vez menos productivos o rentables. En este
contexto urge la necesidad de plantear estrategias para la producción de insumos de
origen biológico con la finalidad, por un lado, de disminuir la dependencia y volatilidad de
los precios de los insumos, así como contribuir en la implementación de sistemas
productivos más sostenibles ya amigables con el medio ambiente.

2. Análisis del problema

En efecto, desde enero de 2020, el precio de los fertilizantes y plaguicidas ha crecido a


tasas no vistas en una década, situando las cotizaciones internacionales en niveles
similares a los máximos de 2008 (Corficolombiana, 2022). Por otro lado, el índice de
autosuficiencia de fertilizantes en Colombia es del 20%, lo que expone la competitividad
del agro colombiano a la volatilidad de los precios internacionales y la tasa de cambio.
Países como Chile (64%), México (37%), Bolivia (27%) y Argentina (25%), presentan
niveles de autosuficiencia mucho mayores que Colombia.
Además, en 2021 las importaciones de plaguicidas representaban cerca de 98% del
consumo nacional, según el Ministerio de Agricultura, lo que muestra que, frente al precio
de la importación local del producto, Colombia tiene un costo por encima al de países
como Chile, Ecuador y Perú (Corficolombiana 2022).

Las causas de este incremento de los precios de los insumos agrícolas se explican por la
subida del dólar de manera progresiva desde el año 2020, suscitada por la pandemia
mundial por COVID-19, lo que generó el aumento en el precio de los insumos entre un 20
y 25% durante el primer trimestre de ese año (López Bejarano, 2020). En segundo lugar,
por el aumento en el precio de los insumos, como resultado de la escasez mundial, a
consecuencia del conflicto en Europa Oriental que, conforme con el DANE, en relación
con diciembre del año 2021, se presentó un incremento en el precio de los fertilizantes de
51,56%, en los fungicidas de 49,40%, en los insecticidas y coadyuvantes, en 45,51% y
43,53%, respectivamente (Pérez, G. 2022).

Este incremento en el costo de los insumos agrícolas ha trasladado al precio final de los
alimentos, los cuales se han elevado en los últimos dos años en un 27,81%
(Corficolombiana, 2023) ocasionando que un aumento en lo niveles de seguridad
alimentaria del país que de acuerdo con un informe reciente del Programa Mundial de
Alimentos (2023), a inseguridad alimentaria en Colombia alcanzó en 2022 el 30 %, es
decir cerca de 15,5 millones de personas estaban en situación de inseguridad alimentaria
moderada y severa en noviembre de 2022.

Por otro lado, Colombia se sitúa como uno de los países con más altas tasas de uso de
insumos agrícolas a nivel mundial. En efecto, de acuerdo con la FAO (2022) el país ocupa
el octavo lugar en el insumo agrícolas y el tercero en América Latina, después de Brasil y
Argentina, los cuales cuentan con amplias áreas en cultivos extensivos como soya, girasol
y café. Por otro lado, de acuerdo con Uribe Pérez (2013), mientras en el resto de América
Latina el promedio de aplicación de fertilizantes es de 106,9 k/ha en Colombia es se
aplican 499,4 k/ha, lo que ha conducido que a que las emisiones de óxido nitroso a la
atmósfera sean elevadas (por ejemplo, se pasó de 11,7 millones de toneladas métricas de
CO2 en 1970 a 20,7 millones de toneladas en 2014, de acuerdo con Medina (2018),
citado por Agrosavia (2022).
Adicionalmente, este tipo de insumos de síntesis química han ocasionado impactos
significativos en lo relacionado con contaminación y degradación de suelos y aguas, y en
general del medio ambiente, así como reducción en la biodiversidad y polarización de
sociedades agrarias (León Sicard, 2013). Además, se ha producido, según Agrosavia
(2022) un “alarmante impacto en la pérdida en la calidad en términos de inocuidad, lo que
trae consigo un impacto significativo, pero no medido, en los sistemas de salud pública de
países como Colombia”.

Esta problemática se acentúa con la elevada oferta de plaguicidas de síntesis química con
registro de venta ante el Instituto Colombiano Agropecuario – ICA que, para el año 2022
fue de 2927 productos (ICA, 2022), frente a la reducida oferta de productos biológicos con
registro de venta a octubre de 2020, en el que Colombia contaba con una oferta de 332
bioplaguicidas con registro ICA, entre fungicidas, insecticidas, nematicidas y acaricidas
(ICA, 2020). Aunado a la diferencia numérica de productos biológicos con registro, se
suma la dificultad que tienen los productores para acceder a este tipo de productos, ya
que no son de fácil consecución en puntos agrícolas en todo el territorio nacional, por no
contar con la representación técnica y comercial permanente, aspecto que difiere de la
industria de agroquímicos.

En consideración de lo expuesto y ante la dependencia compulsiva a los agroquímicos


conforme lo menciona Uribe, P. (2013), la necesidad de generar o promover alternativas
con las que se reduzca el impacto generado al ser humano y en general al medio
ambiente que, a su vez optimicen los recursos, así como de la implementación de
economías verdes, agroecológicas o de economía circular, cobran gran relevancia, ante el
panorama del país, de la región y del mundo. En este sentido, la producción de
bionsumos a través del establecimiento de biofábrias surgen como una alternativa más
económica y sostenible frente a los altos precios de los insumos tradicionales, además de
que disminuir la cantidad requerida y el impacto ambiental y aportar a la solución de la
crisis actual que afecta al agro colombiano, así como mejorar el acceso a los alimentos
por parte de las personas de escasos recursos.

Las biofábricas se conciben como se pueden definir de acuerdo con INTA (2022) como
“una propuesta de producción agroecológica que tiene como objetivo principal producir
biopreparados y bioinsumos de interés agropecuario, para ser utilizados por los
productores agrícolas en sus cultivos, así como compartir tecnologías entre los
agricultores en el proceso de reconversión productiva, disminuir el uso y dependencia de
productos industriales, mejorar la productividad agrícola, reducir el impacto ambiental y
mitigar los efectos del cambio climático. Además, es un espacio de formación e
intercambio de experiencias”.

Además de la ventaja en los costos, no utilizar dichos fertilizantes contribuiría a mejorar


las propiedades del suelo y a garantizar productos competitivos en el creciente mercado
mundial de los orgánicos. Por ejemplo, favorecer una alimentación sana e incluso
contribuir a la mitigación del cambio climático y a la regulación de algunas plagas que
pueden ser estimuladas por la excesiva presencia de nutrientes como el nitrógeno (León
Sicard, T., 2013).

En el país existen organizaciones y gremios que han venido implementado y promoviendo


esta iniciativa. En efecto, gremios como la Asociación Hortifrutícola de Colombia,
Asohofrucol, desde hace dos años vienen dinamizando el uso de este instrumento para la
producción de bioinsumos, con los que han logrado reducir los costos de producción de
algunas frutas y hortalizas entre un 30 a un 50% (Asohofrucol, 2022). Otras entidades que
están promoviendo estos mecanismos son las Corporaciones Autónomas y algunas
Gobernaciones y alcaldías.

Este último elemento, así como los anteriormente mencionado se constituyen en


argumentos suficientes para impulsar una política para promover el establecimiento de
biofrábricas para la producción de bionsumos por parte del Ministerio de Agricultura y
Desarrollo Rural, en articulación con los gremios del sector agropecuario.

3. Recomendaciones/alternativas propuestas

Para solucionar la dependencia en el uso de los insumos agrícolas importados, así como,
contribuir con la regeneración del recurso suelo y de agua como principales elementos
para la producción agropecuaria, se plantean tres alternativas:

1. La importación de insumos de origen biológico de países de América Latina, con


sistemas productivos similares al caso colombiano.
2. El establecimiento o la construcción de plantas de producción de bioinsumos
en Colombia con recursos públicos
3. La producción de bioinsumos a través de biofábrica asociativas, para el
aprovechamiento de las unidades productivas agropecuarias de los pequeños y
medianos productores.

En cuanto a la primera alternativa, aunque se considera factible y se ha venido realizando


por medio de los grandes productores frutas y hortalizas, a través de los lineamientos del
para tramites de importación de insumos agrícolas ICA (ICA, 2022), no ha resultado una
medida efectiva para los pequeños productores, los cuales no carecen de información y
medios para acceder a este tipo de insumos, y como se mencionaba arriba, no son de
fácil consecución en puntos agrícolas en todo el territorio nacional, por no contar con la
representación técnica y comercial permanente, aspecto que difiere de la industria de
agroquímicos. Además, al ser un producto importado, sigue estando dependiendo de las
fluctuaciones del dólar. Finalmente, estos productos también están supeditados a los
costos de transportes a las veredas o predios de productores, los cuales para el año 2021
se incrementaron en un 40% (costo de combustible y fletes), de acuerdo con el MADR
(2021).

En cuanto a la segunda alternativa, de construir plantas de bioinsumos, aunque puede ser


una alternativa plausible, se requiere de una serie de diseños, procesos y procedimiento,
con entidades estatales y de gestión de recursos internacionales para realizar estos
emprendimientos. Adicionalmente, no es claro como seria las figuras asociativas público
privados para administrar u operar una planta de este talante. Se considera como una
alternativa viable pero en largo plazo mientras se logran los permisos, estudios y la
consecución de los recursos para lograr este cometido.

En cuanto a la tercera y última alternativa, que consiste en el establecimiento de


biofabrias artesanales, bajo estándares de seguridad y calidad de los mismos, manejadas
de manera asociativa, se posiciona como la alternativa más viable e implementar en el
corto plazo debido a factores como: los productores agrícolas, precios procesos de
capacitación y acompañamiento en la elaboración y uso de los bionsumos de acuerdo a
las demandas de los cultivos, serían los propios productores de los insumos, con lo cual la
cadena de suministro y producción se reduciría fuertemente (cabe reseñar que uno de los
factores que más incremente el costo de los insumos en el país es precisamente los
elevados costos del transporte debido en parte la mala calidad de las vías secundarias y
terciarias).

En cuanto a la disponibilidad de recursos para este emprendimiento, se podrían articular


parte de los recursos que el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural que gestionó con
la Banca Multilateral por 50 millones de dólares para la reactivación del campo (Infobae,
2023), con parte de los recursos de los fondos parafiscales, los cuales ascienden a la no
despreciable suma de cerca de 2 billones de pesos. Los operadores de dicha iniciativa,
podrían de los mismos gremios del sector, que conocen de primera mano las necesidades
de las organizaciones de productore y también tienen la capacidad de ejecutar de manera
eficiente el recurso.

Cabe señalar que el establecimiento o construcción de una biofábrica, de 3 ms x 4 ms,


con los ingredientes necesarios para la elaboración de los fertilizantes, fungicidas e
insecticidas cerca de 6 a 10 hectáreas de cultivos de frutas como el mago y el aguacate
durante 3 meses, cuesta según cálculos de Asohofrucol (2022), $14 millones. Este valor
contrata con los cerca de 55 millones que cuestan los insumos normales para el
sostenimiento de estos mismos cultivos, es decir que la diferencia en el costo de estos
insumos seria del 242%.

Por último, de mantenerse la excesiva dependencia del país a los insumos agrícolas
importados y sobre todo en el uso de los fertilizantes y plaguicidas de síntesis química, el
sector agropecuario cada ves seria menos rentable y competitivo frente a los demás
países pero sobre todo, se podría generar procesos contaminación y perdida de fertilidad
de los suelos difíciles de revertir, o a los sumo, las inversiones a realizar para regenerar
este recurso, seria mucho mas onerosas que las alternativas acá planteadas.

4. Limitaciones

Las limitaciones que podría tener la producción de bionsumos a través de biofábricas


artesanales, operadas por los mismos productores, están relacionadas principalmente en
que, si no se siguen los parámetros técnicos de manera adecuada para la elaboración de
los biopreparados, se podrían obtener productos que no tienen el efecto esperado en los
cultivos (tales como mejorar la fertilidad de los suelos, controlar de manera eficiente las
plagas y enfermedades, entre otros).
También, se presenta el hecho de que los resultados de los productos de origen biológico
tienen un efecto más lento en los cultivos, lo que puede desanimar a los productores, que
están acostumbrados a que el producto surta un efecto inmediato.

Sin embargo, estas dos limitaciones se podrían superar a través de procesos de


capacitación y acompañamiento en lo predios de los productores, así como a través de
procesos de intercambio de experiencias entre pares, es decir en donde productores que
ya son exitosos en el manejo de este tipo de bionsumos les socializan sus experiencias a
los nuevos. Dicho proceso, en muchas ocasiones resulta más enriquecedor que la
asesoría especializada a través de los técnicos.

5. Conclusiones

La producción de bionsumos a través de biofábrica se constituye en una alternativa


factible para reducir la dependencia de los insumos importados y sobre todo los de
síntesis química que son los que más afectan el suelo y las aguas. Son varias las ventajas
que ofrece esta alternativa, siendo la principal en que es una forma rápida y eficiente para
la producción de los insumos que requieren las unidades productivas, debido a que buena
parte de los ingredientes que se utilizan para elaborar los biofertizantes o bioplaguidas
pueden provenir de la misma finca.

Adicionalmente, la biofábrica al manejarse de manera asociativa (es decir de manera


coordinada entre los miembros de una organización de productores agrícolas) fomenta la
cohesión del grupo, así mismo, la estandarización de los procesos de manejo y
producción de los cultivos, que inciden en la producción de alimentos relativamente
estandarizados u homogéneos siendo una de las principales necesidades de los
mercados especializados (supermercados, restaurantes, instituciones, y el mercado
internacional).

En cuanto a las otras dos alternativas, como la importación de insumos biológicos, así
como la construcción de plantas de producción de este tipo de bionsumos, tienen el
inconveniente de que depende de la fluctuación del dólar y también, de los costos de
transporte asociados a la distribución de los mismos a las fincas de los productores, los
cuales como se mencionó con anterioridad son relativamente altos en Colombia en
comparación con otros países, debido a la deficiente calidad de las vías.

6. Bibliografía
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sostenibilidad de los sistemas productivos de aguacate en Tolima y Huila, pasifloras
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