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APUNTE Nº1 Doctrina
APUNTE Nº1 Doctrina
Existen ciertas circunstancias que hacen que el ser humano requiera de bienes y/o
servicios que le son indispensables para vivir y en cuya razón está imposibilitado de
obtenerlos. Esta situación es lo que se conoce en doctrina como estado de necesidad o
situación de carencia de bienes, que se produce cuando ocurren los llamados riesgos y
contingencias sociales.
2.- Enumeración
Como resulta de fácil constatación, los riesgos y contingencias sociales pueden resultar
innumerables, sin embargo se ha recurrido a una enumeración convencional, a fin de
establecer las bases de un adecuado y suficiente sistema de Seguridad Social.
1
Bowen, Alfredo. "Introducción a la Seguridad Social". Ediciones Nueva Universidad.
Universidad Católica de Chile. 1971, p.26.
una protección diferente según sea el riesgo que se está atendiendo, sin importar para tales
efectos la profesión, oficio o actividad que se desarrolla por el afiliado al sistema.
Cualquiera que sea la doctrina que nos inspire puede sostenerse que toda persona tiene
derecho a la vida y no sólo a ella, sino que a una vida digna. Sin embargo, las rentas que
perciben no siempre son suficientes para cubrir también las consecuencias que ocasiona el
acaecimiento de un riesgo o contingencia social y ante tal insuficiencia, es el Estado quien
debe instituir las estructuras necesarias que permitan al hombre disponer de los ingresos
suficientes para mantener esa vida digna, cuando pueda encontrarse en un estado de
necesidad por haberse verificado alguna contingencia o riesgo social.
b) Concepto
No existe uniformidad entre la doctrina en torno a cuáles son las ramas o instituciones de
la Seguridad Social. Las posiciones giran básicamente en torno a seis divisiones que son
consideradas por algunos autores necesariamente como parte de la Seguridad Social
contemplando otros, sólo algunas de ellas.
Se ha establecido que en su concepto moderno comprende las siguientes ramas
principales: seguros sociales, asistencia social, medicina social, servicios sociales.
Se trata de una institución que tiene por finalidad proteger a los trabajadores en caso de
pérdida o disminución de sus ingresos mediante la prestación de ciertos beneficios
garantizados por el Estado.
En el Informe Prat se define como "la rama de la Seguridad Social, esencialmente
económica, que protege al trabajador y a su familia, manteniendo la continuidad del ingreso
de aquél, en caso de desempleo o de incapacidad para continuar en trabajo y la del núcleo
familiar en caso de muerte del trabajador”
Características.
a) Es un sistema de seguros que, a diferencia de los seguros mercantiles, no persiguen
fines de lucro. Esto es así en la doctrina clásica, sin embargo en la actualidad este punto ha
sufrido grandes cambios, según tendremos ocasión de analizar.
b) Es eminentemente contributivo, pues se financia con aportes del trabajador,
empleador, y en algunos casos del Estado.
c) En principio están destinados a beneficiar a la persona afiliada al sistema de previsión,
aunque también se hace extensiva a las personas a su cargo.
d) Es de carácter obligatorio.
b).- Cotizaciones.
La cotización se traduce en una suma de dinero de monto igual para todos los afiliados a
un determinado régimen de seguros sociales, con prescindencia de las remuneraciones
percibidas por cada trabajador. Esta variable, que se presenta como evidentemente
injusta, fue adoptada en la Ley de Seguridad Nacional de Gran Bretaña en 1946, en la que
se distinguía sólo entre hombres y mujeres y entre mayores y menores de 18 años.
c).- Prestaciones.
Son los beneficios que los entes gestores de la Seguridad Social otorgan a sus afiliados
una vez cumplidos los requisitos para que sean exigibles.
Tradicionalmente se distingue entre tres clases de prestaciones: en dinero, especies y en
servicios.
Las prestaciones en dinero tienen por objeto mantener la continuidad de los ingresos
frente a la terminación o disminución permanente de la capacidad de trabajo
(pensiones); a la suspensión provisoria de la misma (subsidios); o a través de una
prestación global frente a diversas circunstancias (indemnizaciones).
Las prestaciones en especies se caracterizan porque lo otorgado es el bien que
servirá para atender el estado de necesidad, como es el caso de la entrega de
aparatos ortopédicos, medicamentos, leche y elementos terapéuticos.
En el caso de los servicios la prestación está constituida por una determinada
actividad humana. Son fundamentalmente las prestaciones médicas, de
rehabilitación y reeducación.
El Informe Prat la define como "la rama de la seguridad social que se ocupa de
proporcionar condiciones de vida mínimas suficientes a aquellos miembros de la comunidad
que, por causas ajenas a su voluntad, se encuentren en situación de menor valencia psico-
física, económica o social".
La asistencia social, como rama de la Seguridad Social, tiene como objetivo proporcionar
condiciones de vida mínima y suficientes a aquellas personas que en determinado momento
de su vida, no se encuentran en condiciones de solucionar sus problemas de supervivencia.
Es necesario, eso sí, no confundir la idea de asistencia social, con la de beneficencia
pública. El punto básico que las diferencia es que en aquélla el beneficiario goza de un
derecho subjetivo frente a la prestación solicitada. La beneficencia, en cambio, realiza una
actividad meramente caritativa y voluntaria, es decir, otorga el bien como una gracia a
quien lo solicita. Esta diferenciación ha hecho hablar hoy en día de la existencia de un
seguro social no contributivo, al referirse a esta rama o división. Ello se explica porque en
este caso no es el afectado el que paga una cotización o su equivalente, sino que esa retri-
bución es financiada por el Estado o por una institución dependiente de éste.
La situación descrita se presenta en la actualidad más bien como un ideal, pues la
consagración legislativa que se ha hecho de las instituciones de asistencia social, hacen que
se tienda a confundirla en la práctica, con la mera beneficencia, haciendo sentir a quien
solicita un beneficio asistencial, que lo que se le conceda lo será en calidad de gracia y no en
cumplimiento de un deber. En otros términos, podemos señalar que hoy se otorga lo que
se quiere o se cree que se debe dar, muchas veces sin tener siquiera presente la necesidad
de quien solicita o recibe.
De otro punto de vista, no debemos pensar que esta institución está destinada sólo a
proteger al indigente, sino que basta para caer en su amparo haber sufrido una disminución
física, económica o social de cierta consideración. Si la persona que se encuentra en la
situación descrita no está amparado por la institución de seguros sociales, será protegida
por la asistencia social, por lo menos, en la moderna tendencia que informa esta rama de la
Seguridad Social.
En nuestro país la asistencia social, perfecta o no, se ha traducido en la existencia de las
llamadas pensiones asistenciales, que encuentran consagración legislativa en la ley
Nº15.386 de 1963 y en el D.L. 869 de 1975. También existe un sistema de pensiones de
gracia, consagrado en la ley 18.056 de 1981 y un subsidio familiar establecido en la ley
18.020 de 1981.
En el Informe sobre la Reforma de la Seguridad Social chilena se define como "la rama de
la Seguridad Social que se ocupa de las condiciones de salud -incluyendo su componente
económico- de los miembros de la colectividad".
En el Informe el concepto de salud se utiliza en el sentido señalado por la Organización
Mundial de la Salud, es decir, como "el estado de completo bienestar físico, mental y social y
no sólo la ausencia de enfermedades".
Podemos decir que la medicina social es la rama de la Seguridad Social que se preocupa
de la salud de la población, mediante la planificación y desarrollo de acciones de salud, no
sólo en lo que dice relación con las personas, sino también con el medio ambiente en que
éstas viven y se desenvuelven.
En la actualidad se ha comenzado a adquirir conciencia de la importancia de realizar
acciones que tiendan a proteger el medio ambiente en que vivimos. La Constitución de
1980 asegura a todas las personas en el artículo 19 Nº8 el derecho a vivir en un medio
ambiente libre de contaminación.
El profesor Novoa estima que la medicina social no es una institución o rama diferente,
sino que constituye la forma como han de ocuparse de la salud otras ramas de la Seguridad
Social, es decir, la asistencia social y los seguros sociales .
En Chile, y cualquiera que sea la posición que se adopte al respecto, la función
encomendada por la medicina social ha sido desempeñada a través del Servicio Nacional de
Salud y del Servicio Nacional de Empleados, los cuales han sido reemplazados por los
Servicios de Salud, en virtud de la dictación del D.L. 2.763 de Agosto 3 de 1979.
Según el profesor Novoa, del punto de vista administrativo el ex Servicio Nacional de
Salud -hoy reemplazado por el Sistema Nacional de Servicios de Salud- se presenta como un
verdadero seguro social frente a los afiliados o imponentes del sistema y como organismo
de asistencia social respecto de quienes no tienen la calidad de imponentes y carecen de
recursos.
Si bien lo anterior encuentra amparo legislativo en nuestro actual esquema de sistema de
salud, no puede desconocerse que existen ciertas acciones que no resulta fácil identificar
como propias de un seguro social o de un sistema de asistencia, como ocurre por ejemplo
con los planes de vacunación masiva o de prevención de ciertas enfermedades.
En el Informe Prat se definen como "la rama de la Seguridad Social que promueve,
encauza, regula y otorga aquellos beneficios adicionales o complementarios de sus
prestaciones generales, que obtienen determinados grupos de asalariados, como
consecuencia de sus condiciones contractuales de trabajo".
Pertenecen a esta rama los servicios de bienestar de las empresas, los cuales muchas
veces entregan beneficios adicionales a los trabajadores tales como préstamos de auxilio,
para adquisición de viviendas, bonificaciones de orden médico, asignaciones de vacaciones,
becas, etc. Se financian mediante aportes a un fondo común que hacen los propios
afiliados. Otras veces consisten en logros de los trabajadores a través de la negociación
colectiva y en virtud de los cuales, es el propio empleador el obligado a otorgar los benefi-
cios que ayudan a enfrentar los estados de necesidad.
a) Universalidad Objetiva.
De este punto de vista la Seguridad Social debe otorgar protección frente a todos los
riesgos y contingencias sociales consideradas como propios. No se quiere significar que
deba otorgar protección frente a cualquier hecho que configure un determinado estado de
necesidad, lo cual implicaría conferirle, un carácter amplísimo que, en definitiva, nos
llevaría a confundirla con toda o casi toda la política social del Estado. Por el contrario, se
trata que la protección que ella otorgue se condicione al acaecimiento de ciertas
eventualidades previstas y reglamentadas en forma concreta. En cuanto a cuáles son o
deben ser los riesgos y contingencias cubiertos, puede existir cierta variedad en las
diferentes legislaciones, pero la pauta ha sido marcada por el llamado Convenio sobre
Norma Mínima de Seguridad Social, que lleva el número 102, preparado por la Oficina
Internacional del Trabajo en 1952 en el cual se indica que son los siguientes: enfermedad,
cesantía, vejez, accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, maternidad, invalidez
y supervivencia.
Todos los riesgos o contingencias sociales señalados, de una forma u otra, se encuentran
amparados por nuestra legislación.
b) Universalidad subjetiva.
De acuerdo a este principio la Seguridad Social debe otorgar protección respecto de los
riesgos ya señalados a todos los miembros de la población, cualquiera sea su nacionalidad,
trabajo que desempeñen, edad o monto de los ingresos que perciban.
En los seguros sociales clásicos plasmados en la leyes de Bismarck (1883 a 1889), primó
el criterio de proteger a los económicamente débiles del punto de vista laboral. Esta
posición evolucionó y ya en 1942, en el Informe Beveridge se planteó la necesidad amparar
a todos los ciudadanos contra la miseria.
En Chile este principio ha tenido gran aplicación práctica desde los inicios de la legislación
en la materia. Podemos señalar a vía de ilustración que la Ley 4.054 desde 1924, sobre
Seguro Obrero Obligatorio de Enfermedad, Invalidez y Vejez otorgó una protección frente a
estos riesgos a todos los obreros incluidos los campesinos y los servidores domésticos,
haciendo una excepción a la tendencia de la época que era excluir a estos trabajadores de la
protección brindada.
En la actualidad igualmente encuentra buena acogida en nuestra legislación, pues se
protege por la Seguridad Social a los trabajadores dependientes del sector privado y a los
trabajadores del sector público. No podemos dejar de mencionar la incorporación genérica,
aunque voluntaria, que se hizo de los trabajadores independientes al Nuevo Sistema de
Pensiones establecido por el D. L. 3.500 de 1980.
Por otra parte, nuestra legislación protege también a la población que, sin encontrarse
ligada a la actividad laboral se ve afectada por algún riesgo o contingencia social como es el
caso de la mujer embarazada que se le otorga protección durante todo el embarazo, sin
exigírsele que tenga la calidad de imponente a alguna caja de previsión.
De acuerdo a este principio cada individuo debe efectuar aportes en base a su capacidad
económica, a fin de que éste, unido al de los demás miembros de la comunidad, permita
enfrentar los estados de necesidad que él mismo, su familia u otros individuos puedan sufrir.
Se postula que "cada individuo aporte según su capacidad y reciba según su necesidad".
Otra tendencia considera que no es necesario que los programas de Seguridad Social
deban estar destinados a redistribuir ingresos2 y realizan una diferenciación entre los
afectados por un estado de necesidad y aquellos que se encuentran en un estado de
"pobreza crónica". En el primer caso, la situación debe ser superada por algún sistema que
evite o reemplace los ingresos perdidos o disminuidos, el cual sólo debe buscar este fin y no
servir de mecanismo de redistribución de ingresos. Frente a la segunda situación deben
2
Gaete, María Elena;Matthei, Evelyn; Undurraga José Pedro. "Capitalización
Individual y Reparto en el Actual Sistema de Pensiones Chileno", en "Sistema
Privado de Pensiones". Centro de Estudios Públicos, 1988, ps. 39 y ss.
buscarse planes de ayuda que si son correctamente desarrollados pueden llevar a la ansiada
distribución de ingresos.
De acuerdo a este principio, la Seguridad Social no sólo debe otorgar protección frente a
todos los riesgos y contingencias sociales considerados como propios sino que es necesario
que, en la atención de dichos riesgos desarrolle cuatro funciones: preventiva, es decir
destinada a evitar que ellos acontezcan; recuperadora, o sea, procurar devolver al afectado
por el riesgo al estado anterior en el cual se encontraba cuando éste acaeció; reparadora,
tendiente a conceder el amparo económico que requiere; y readaptadora o rehabilitadora,
que, en general, tiene por objeto reincorporar a la actividad económica y laboral a las
personas afectadas por un riesgo o contingencia social.
Las prestaciones que la Seguridad Social otorga deben ser eficientes y oportunas, es
decir, deben asegurar la continuidad y mantenimiento de la capacidad de consumo del
afectado por el riesgo o contingencia social en forma decorosa y digna. Por otra parte
deben ser entregadas en tiempo oportuno y conservando su valor adquisitivo.
En otras palabras, se trata que las prestaciones sean tales que sus montos permitan a la
persona conservar el nivel de vida del momento en que ocurrió el riesgo o contingencia.
Sin embargo, normalmente no se confiere una prestación de monto idéntico a la
remuneración o ingreso que se deja de percibir, cuando ello es la causa de la prestación,
pues se considera que tal situación invitaría a la persona a evitar su reincorporación a la vida
activa. Por esta consideración diversos beneficios se confieren sólo en porcentaje de la
base que sirve de cálculo.
Concretamente se manifiesta en instituciones tales como la existencia de pensiones
mínimas y de sistemas de reajustes de pensiones. Se trata, en efecto, que la prestación
sea suficiente, por lo menos, para asegurar una subsistencia mínima a la persona. Por otra
parte, de nada serviría que inicialmente la prestación cumpla con ese requisito si, producto
del proceso inflacionario, a corto plazo disminuyera su valor adquisitivo.
A fin de no confundirnos debemos dejar en claro que este principio no se contradice con
la existencia de "topes" o pensiones máximas pues no es el rol de la Seguridad Social
conferir lo que podría considerarse como pensiones de "lujo". Al respecto, el autor Carlos
Martí Bufill señala "La Seguridad Social obligatoria, por razones éticas (no matar el estímulo)
y económicas (capacidad de los fondos recaudados), no sustituirá nunca la integridad de los
ingresos desaparecidos en un infortunio y se limitará a dar lo necesario para la subsistencia;
luego será siempre necesaria la acción individual y voluntaria".3
No podemos dejar de considerar que autores como don Patricio Novoa Fuenzalida lo trata
como "integridad o suficiencia" y lo enuncia de la siguiente forma: "El principio de
integridad señala que las prestaciones médicas curativas y reeducativas; las prestaciones
económicas en caso de pérdida, suspensión o disminución considerable de la capacidad de
trabajo; y, las prestaciones familiares, deben ser suficientes para atender la contingencia
social de que se trate, esto es, han de resolver el caso social". En su análisis, distingue las
diversas prestaciones señalando cómo debe manifestarse este principio en cada una de
ellas. Así, frente a problemas de salud, debe desarrollarse una labor preventiva,
recuperadora y readaptadora; en cuanto a las prestaciones pecuniarias, deben ser tales que
permitan a la persona seguir viviendo en condiciones relativamente similares a las que
gozaba antes de acaecer el hecho.
Según este principio las prestaciones que la Seguridad Social otorga a las personas
afectadas por un riesgo o contingencia, deben ser de carácter único o uniformes. En otras
palabras, los estados de necesidad deben estar cubiertos del mismo modo respecto de
todos los miembros de la comunidad. No se trata que exista un solo órgano administrador,
pues ello llevaría en la práctica a una situación de complejidad administrativa que deriva en
burocracia y altos costos de funcionamiento. Por el contrario, se sostiene que la existencia
de diferentes organismos administradores es la mejor forma de otorgar una cabal protección
frente a los riesgos y contingencias, ya que un determinado organismo puede presentarse
como idóneo frente al otorgamiento de ciertas prestaciones, pero no para otras. Por
ejemplo, el seguro contra riesgos profesionales admite su administración por instituciones
denominadas mutualidades, especialistas en la materia, pero que tal vez, podrían no contar
con la agilidad necesaria para conferir otros beneficios, como prestaciones familiares. La
unidad se manifiesta en la coordinación con que estos organismos deben desarrollar su
3
"Tratado Comparado de Seguridad Social". Madrid, 1951, p.217
labor, conformando, en conjunto, un todo que es lo que constituye en definitiva, el Sistema
de Seguridad Social.
El profesor Novoa Fuenzalida propone que la existencia de diversos organismos gestores
permite lograr la unidad del sistema de Seguridad Social en la medida que cumplan, a lo
menos con las siguientes condiciones:
que abarque un conjunto o grupo homogéneo de afiliación, ya sea sobre la base del
territorio o a la profesión a la que pertenecen.
que por la actividad sumada o conjunta de todos ellos, quede protegida toda la
población.
que operen de acuerdo con una política de conjunto orientada por el Estado, de
manera que, conservando su autonomía, lleguen a constituir verdaderas "agencias"
del sistema.
que el régimen de prestaciones sea esencialmente el mismo en cada organismo.
que el régimen de cotizaciones sea también el mismo en todos ellos.
b) D.L. 1.552 de 1976 (Acta Constitucional Nº3) en que se acoge el principio en materia de
Seguridad Social.