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Introducción

A lo largo de la historia las plantas aromáticas y los aceites esenciales han sido muy

valorados por sus propiedades aromáticas, medicinales y terapeúticas. Durante siglos se

han empleado en cosmética, perfumería y medicina. En algunas civilizaciones antiguas

incluso formaban parte de la tradición y cultura, y se usaban en rituales y celebraciones

religiosas.

Con el paso de los años, la sucesión de las diferentes revoluciones industriales y el avance

tecnológico producido han permitido ampliar el conocimiento sobre estas sustancias y

desarrollar los métodos existentes para su obtención a gran escala. Así, el mundo de los

aceites esenciales ha evolucionado y crecido hasta convertirse en la gran industria que

es hoy en día, donde estos productos tienen innumerables aplicaciones y un gran valor

comercial.

Además durante las últimas décadas se está viviendo un aumento cada vez mayor del

interés por los productos naturales como alternativa a los productos químicos o sintéticos

que en ocasiones pueden ser perjudiciales para la salud. Asimismo, la gran preocupación

ambiental existente hace que se busquen alternativas ecológicas cuyo uso no entre en

conflicto con el medio ambiente. Entre estos productos naturales han tomado gran
importancia los aceites esenciales, ganando popularidad dentro de diversas industrias como

la cosmética (productos de belleza, jabones, cremas, etc.), perfumística (fragancias y perfumes)


o alimentaria (condimentos, refrescos, licores, saborizantes, conservantes cárnicos,

etc.)

Este auge del mercado de los aceites esenciales y el incremento de demanda ha hecho

que actualmente haya muchos estudios e investigaciones enfocados a la optimización y

control del proceso de obtención de los mismos. Con el fin de aumentar la producción

con el menor gasto energético y coste de operación posibles surgen nuevos métodos de

extracción y se desarrollan los ya existentes, haciendo uso de la tecnología actual.

Los aceites esenciales son fracciones liquidas volátiles,

generalmente son mezclas homogéneas de hasta 100

compuestos químicos orgánicos, provenientes de la familia

química de los terpenoides. Generan diversos aromas agradables


y perceptibles al ser humano. Bajo condiciones de temperatura

ambiental, son líquidos poco densos pero con mayor viscosidad

que el agua. Los aceites esenciales son metabólitos secundarios

sintetizados por las plantas, producidos al momento de activarse

mecanismos de defensa como respuesta a factores ambientales y

ecológicos, estos presentan roles de defensa, atracción de

polinizadores, entre otros. Son inflamables, no son tóxicos,

aunque pueden provocar alergias en personas sensibles a

determinados terpenoides (Cadby et al., 2002). Son inocuos,

mientras la dosis suministrada no supere los límites de toxicidad.

Sufren degradación química en presencia de la luz solar, del aire,

del calor, de ácidos y álcalis fuertes, generando oligómeros de

naturaleza indeterminada. Son solubles en los disolventes

orgánicos comunes. Casi inmiscibles en disolventes polares

asociados (agua, amoniaco). Tienen propiedades de solvencia

para los polímeros con anillos aromáticos presentes en su cadena.

Son aceptados como sustancias seguras (GRAS) por la Agencia

de Drogas y Alimentos de E.E.U.U. (FDA) (Code of Federal

Regulations, 2003). Los aceites esenciales presentan diferentes tonalidades, en genotipos de


albahaca presentan diferentes

tonalidades en la gama del amarillo, hasta incoloros en algunos

casos.

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