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CUERPO Y PISCOLOGÍA DEL ACTOR

Nuestro cuerpo puede ser nuestro mejor amigo o nuestro peor enemigo

Es un hecho conocido que el cuerpo humano y su piscología se influyen el


uno al otro y se hallan en constante acción concentrada. De esta manera
un cuerpo poco desarrollado o muscularmente súper desarrollado puede
fácilmente ofuscar la actividad de la mente, embotando los sentimientos o
debilitando la voluntad. Porque cada campo o profesión es propicio a los
hábitos característicos ocupacionales, molestias y azares que
inevitablemente afectan a quienes lo practican o trabajan en ello. Es muy
raro que hallemos equilibrio o armonía entre el cuerpo y la psicología.

Pero el actor, que debe considerar su cuerpo como un instrumento


con el cual expresar las ideas creadoras en el escenario, debe
esforzarse por obtener la completa armonía entre ambos: cuerpo y
psicología.

Hay ciertos actores que pueden sentir sus papeles profundamente y


comprenderlos con diafanidad, pero que no aciertan a expresar ni a
transmitir al público estas riquezas que llevan dentro. Aquellos
maravillosos pensamientos y emociones se ven encadenados de algún
modo en el interior de sus cuerpos no desarrollados. El proceso de ensayar
y representar constituye para ellos una lucha dolorosa contra su propio
cuerpo. Pero no tienen por qué desanimarse. Todo actor en un grado
mayor o menor, sufre alguna vez de estas resistencias de su cuerpo.

Para dominar aquellas, son necesarios los ejercicios físicos, pero deben ser
cimentados sobre principios diferentes de los que se emplean en la mayor
parte de las escuelas dramáticas. La gimnasia, la esgrima, los ejercicios
acrobáticos, calisténicos y de lucha, son indudablemente buenos y útiles
de por sí, pero el cuerpo de un actor debe someterse a un género especial
de desarrollo de acuerdo con las exigencias particulares de su profesión.

Michael Chejov- Al actor

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