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Wa0057.
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Introducción
El viejo y el mar es una novela que cuenta la vida de un pescador de avanzada edad a quien
todos llaman “el Viejo”. A su edad ya no era tan exitoso en su oficio como lo había sido en
otros tiempos. El Viejo pensó que su mala racha terminaría un día. Una mañana, el Viejo se
lanza a la mar desde muy temprano y hacia el mediodía un pez espada enorme pica la
carnada. La lucha por capturarlo dura muchas horas tras las que el Viejo se queda con la
victoria, disfrutó el momento y constantemente lo miraba para estar seguro de que era real
su tamaño y de que no había sido un sueño. Sin embargo, pronto los tiburones se acercan a
arrebatarle el pez y, tras luchar contra ellos, solo quedaron las espinas del pez espada. El
Viejo regresa a casa cansado y con un sentimiento de derrota. A la mañana siguiente,
Santiago llega emocionado porque los pobladores estaban asombrados porque daban por
desaparecido al Viejo y, sin embargo, regresa con vida. En esta historia podemos ver que el
Viejo tuvo confianza en sus capacidades y con ella se enfrentó a un pez gigante sin la
necesidad de que alguien más fuera testigo de ello.
Trabajemos con excelencia y dando lo mejor de nosotros mismos, pero sin olvidarnos que
tenemos un Padre que nos provee. No te afanes ni te preocupes, confía en que el Señor
suplirá tus necesidades. Si te sientes cargado es porque te enfocas más en tus fuerzas que en
Dios. Deposita tu confianza en Él y agradece por las bendiciones que ya te ha dado: esa es la
clave que producirá mejores frutos.
Conclusión y aplicación
Debemos enfocarnos en el lugar al que queremos llegar. Pongamos nuestra mirada en Dios y
en Su reino. Tenemos la promesa de que todo cuanto necesitamos nos será dado. La
preocupación no produce nada más que malestar.
Llamado y ministración
La Biblia nos enseña que el antídoto para el afán y la preocupación es seguir a Dios. La mejor
decisión es seguir a Jesús. Confiemos en el Hijo, quien murió y resucitó para darnos vida
eterna.
Oremos por las personas para que reciban sabiduría. Que Dios nos dé la capacidad de decidir
enfocados en Su reino y en Su Palabra.
Las Escrituras nos enseña que quien crea y confiese que Jesús es el Hijo de Dios tendrá vida
eterna; por eso continuemos predicando Su Palabra. Sembremos en Su reino para que Su obra
siga esparciéndose sobre la Tierra.