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INTRODUCCIÓN

En la presente intervención se da énfasis y prioridad al papel que realiza el psicólogo


dentro del ámbito educativo, ya que, es bueno contar con el apoyo del psicólogo
educativo en aras de mejorar el desarrollo conductual, emocional y personal de los
estudiantes, como también la orientación y el acompañamiento de estos para el
crecimiento de su salud mental y la estabilidad, no obstante sin perder de vista que
todas las acciones antes mencionadas deben ser a nivel grupal y mantener su foco en
torno a fortalecer y promover el correcto aprendizaje escolar. Se ha de tener en cuenta
que, en la actualidad, el papel del psicólogo es muy amplio y su objetivo en la
educación es su comprensión y mejoramiento (Hernández, 2008).

La educación inicial sienta las bases para la educación regular general y también para
el desarrollo de la psicomotricidad, así como la mejora de la interrelación con los
demás, pues se podría decir que es la primera vez que interactúan con infantes de su
misma edad, están en descubrimiento de su ser y de su entorno en general,
generando esto mucha revolución, sobre todo en las conductas aprendidas en casa y
en el mismo jardín. Asimismo, es indispensable tener en cuenta que, durante esta
etapa temprana de la infancia, los niños están experimentando un rápido crecimiento y
desarrollo, lo que puede manifestarse en comportamientos desafiantes o
problemáticos, estos comportamientos son parte normal del proceso de aprendizaje y
exploración del niño, pero a veces pueden requerir de intervención para guiarlos hacia
pautas de conducta más apropiadas.

Ahora, si tenemos en cuenta la psicología en esta etapa del desarrollo humano


(infantil), se entiende lo siguiente: que cuando se está hablando de la población
infantil, básicamente se está haciendo referencia a modelos y estrategias de crianza o
educación, que puedan brindarles estos instrumentos con los cuales sean partícipes
activos y de este modo se apropien de su contexto socio-histórico sino, principalmente,
sean agentes transformadores y de cambio hacia modelos sociales, económicos,
culturales y políticos que se encaminen a la par de las necesidades humanas en la
búsqueda de equilibrio y adaptación a su contexto, esto significa impulsar la calidad de
vida humana (Ferreira, 2000). En esta exigencia de interdisciplinariedad e integralidad
para proporcionar soluciones, a los psicólogos les corresponde un sin número de
tareas y funciones a desarrollar, con tal de no quedarse pasivos e indiferentes a los
requerimientos de la actualidad. En este sentido, el objetivo del trabajo con niños no es
simplemente solucionar el problema sino de darle las herramientas e instrumentos que
le sirvan para afrontar, resolver el problema por el que vino y otros problemas que
puedan surgir, es decir, posibilitar la transferencia. Además de dotarle de capacidades
críticas, de creatividad, toma de decisiones, de producción y protagonismo en sus
propias vidas (Ferreira, 2000). Consecuentemente, la aplicación de modelos de
psicología infantil debe estar de acuerdo con las necesidades actuales tanto ética
como científicamente. Modelos efectivos que valoren las características
socioculturales, ecológicas de la población con la que se trabaje. Ya que en ello recae
la efectividad y eficacia del programa desarrollado y aplicado a los estudiantes, no
basta desarrollar un programa que significativamente no va a adecuarse o no se
centrará en corregir aquello problemas identificados por el psicólogo dentro de la
institución educativa.

Por tanto, el psicólogo educativo es un elemento clave para el funcionamiento


adecuado de los espacios académicos, por consiguiente, es un especialista que posee
los conocimientos teóricos y prácticos para tratar de resolver problemas en cualquier
aspecto de la educación, tanto en profesores como en alumnos al contar con los
conocimientos suficientes para comprender el desarrollo cognitivo, moral, social, y
psicológico de las diferentes etapas por las que pasa el alumno (Cabrera et al, 2015).
Es decir, desde el rol del psicólogo educativo se prevé necesario brindar apoyo en
cuestión de los problemas de aprendizaje, conductuales y/o emocionales que se
presentan en un centro educativo, para que así mismo mediante teorías pueda ayudar
a la mejora de estas, haciendo así una función muy importante en el área educativa.

De acuerdo con Mayor y Labrador (1983) se considera a la terapia de conducta y/o


modificación de conducta como: una orientación terapéutica que considera la conducta
normal y anormal regidas por los mismos principios, que recurre a la evaluación
objetiva y a la verificación empírica y, por ello, utiliza procedimientos y técnicas
basados en la psicología experimental para eliminar conductas desadaptadas,
sustituyéndolas por otras y para enseñar conductas adaptadas cuando estas no se
han producido. Asimismo, comentan que el modelo conductual es una psicoterapia en
donde busca resolver dificultades que se presentan en el alumno, netamente
conductuales de tipo desadaptativo, es decir conductas que impiden al estudiante a
adaptarse adecuadamente al medio (institución educativa) en el que se desarrolla.

Entonces, el modelo terapéutico por tratar en este plan de intervención es la Terapia


Conductual. Este tipo de terapia se dirige hacia la modificación de las conductas
desadaptativas que son específicas y manifiestas. También se tratan las cogniciones y
las emociones que acompañan a la conducta manifiesta, pero en una forma más
concreta y directa (Castillo et al, 2012). De igual modo, las técnicas terapéuticas se
deben basar en los hallazgos empíricos y los fundamentos teóricos de la psicología
experimental, principalmente basados en una serie de principios de aprendizaje y otras
estrategias más estructuradas como lo son: el principio del reforzamiento positivo,
principio del reforzamiento negativo, moldeamiento, economía de fichas, control de
estímulos, técnicas aversivas, reforzamiento diferencial, desensibilización sistemática
entre otras (Castillo et al, 2012).

Claramente cada técnica posee un propósito fundamental sobre las conductas que
deberán ser determinadas por el psicólogo educativo a modo de elegir las técnicas
adecuadas que le permitan conseguir el cambio deseado en los estudiantes. Los
psicólogos educativos pueden ayudar a diseñar programas educativos, fortalecer las
herramientas de aprendizaje de los alumnos, participar en el diseño de planes y
programas de estudio y en la calidad educativa, entre otras actividades (Hernández,
2008). Y entre esas actividades se encuentran apartados como la presente
intervención que promueven conductas adaptativas en los estudiantes.

Es así como, dentro del ámbito de la psicología infantil, la modificación de la conducta


se presenta como una estrategia eficaz para abordar comportamientos propios de la
edad como la agresividad, la inquietud, etc. en niños pequeños para una mejor
convivencia, trato e interrelación entre estos. La terapia de conducta es el tratamiento
más eficaz para las conductas de desobediencia que se observan en el trastorno
negativista desafiante y en el trastorno disocial. En los niños con trastorno por déficit
de atención con hiperactividad, la modificación de conducta puede mejorar tanto el
rendimiento académico como el comportamiento, si se tratan específicamente. Se
requieren componentes de castigo y de recompensa (reforzamiento) (Castillo et al,
2012).

En este sentido, el presente plan de intervención tiene como objetivo principal


promover cambios positivos en la conducta de niños de 3 años, brindándoles las
herramientas necesarias para disminuir las conductas agresivas y de desatención en
el salón de clases teniendo en cuenta el modelo conductual y por consiguiente el uso
de la técnica de economía de fichas, el reforzamiento diferencial de conductas
incompatibles, Técnica de Desvanecimiento, y desencadenamiento a través de 4
sesiones que se detallarán en adelante.
Ferreira, Y. (2000). La psicología infantil en la actualidad. Revista Universidad Católica
Boliviana. (8). http://www.scielo.org.bo/pdf/rcc/n8/a18.pdf

Castillo, I., Ledo, H. & Ramos, A. (2012). Psicoterapia Conductual en niños: estrategia
terapéutica de primer orden. Norte de salud mental. 43, 30-36. http://Dialnet-
PsicoterapiaConductualEnNinosEstrategiaTerapeutica-3969924%20(1).pdf

Hernández, M. (2008). Los campos de acción del psicólogo educativo. Psicología


Educativa. http://www.psicologíacientífica.com

Mayor, J. & Labrador, F. (1983). Manual de Modificación de Conducta. Alhambra.


Madrid.

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