Visión: Al contemplar al hombre como un todo, creado a imagen y
semejanza de Dios. Podemos lograr que el entorno del hombre sea mejor, enseñando los principios del Amor y el Perdón, mejorando sustancialmente su salud emocional y espiritual. Que se pueda contemplar en el día a día la maravillosa obra de Dios, buscando formar hombres, mujeres y niños felices, sanos emocional y espiritualmente hablando, que contribuyan a su entorno de manera positiva.
Misión: Basándome en la filosofía del Amor y el Perdón para la
restauración personal y familiar que nos enseñó el maestro Jesús de Nazaret, busco cambiar la perspectiva de vida de hombres mujeres y niños para que sean libres y sanos emocionalmente, con un nuevo estilo de pensamiento constructivo, positivo y propositivo, produciendo en ellos, los cambios que las nuevas generaciones de niños, adolescentes y jóvenes necesitan, anhelan y requieren. En los adultos ayudarles a formar capacidades emocionales y espirituales, que se comprometan a formar vidas estables, sobre todo que sean más sabios y capaces de sembrar en el mundo AMOR, el cual practiquen y vivan en los valores universales y eternos de: Paz, Amor, Perdón, Fidelidad, Lealtad, obediencia y dominio propio.
Objetivo: El principal objetivo es coadyuvar y contribuir a Salvar a la
familia. Tan amenazada en estos últimos tiempos. El hombre y la mujer de hoy requieren de un nuevo estilo de pensamiento y conducta, para sobrevivir al mundo y a la problemática de la sociedad actual. Promover la Unidad Familiar, estableciendo el orden correcto del rol entre padres e hijos. Está claro que como Capellán debemos de tratar al hombre como un todo, no podemos crear diferencias, al contrario, debemos de crear un paradigma que ayude a que el hombre (refiriéndome al hombre como especie) tenga más claro que al acercarse a Dios serán más felices y que tendrán más orden en sus vidas, que serán más sanos emocional y espiritualmente hablando.
Metas: Llegar a más personas, que estén en necesidad, sin importar
su credo, nacionalidad o raza. Establecer contacto, con la persona que lo requiera, tratando de anclarlos en la palabra de Dios. Estar en constante aprendizaje. Ser empático con las personas que requieren nuestra ayuda.