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Un titular sobre la muerte de Rosendo García. En el centro de la foto, secándose las lágrimas, Augusto
Vandor. De pie, con traje gris y corbata, Antonio Cafiero
Cap. 2 AVELLANEDA
Foto Archivo: La Confitería "La Real" que estaba ubicada en la intersección de la avenida Mitre
y Sarmiento, en Avellaneda, fue el escenario de un hecho policial en 1966 que daría vida a una
de las grandes obras del periodista y escritor Rodolfo Walsh.
Cap. 4 EL LOBO
Foto archivo (Archivo General de la Nación) Augusto Timoteo “el Lobo” Vandor era el
secretario general de la poderosa Unión Obrera Metalúrgica
Ese era el apodo que se ganó Augusto Timoteo Vandor por su temeridad
y su frialdad para negociar con quienes se suponían eran enemigos de la clase
trabajadora. Nacido en Entre Ríos, y de ascendencia holandesa comenzó con una carrera
militar que luego abandonó para meterse de lleno al sindicalismo.
Su trabajo en la fábrica de Phillips en Saavedra le abrió las puertas a la
carrera gremial, llegando a ser delegado. A lo largo de su trayectoria de casi diez años al
frente de la UOM y la CGT se armó de un grupo de fieles seguidores constituidos como
patotas. El rumbo político que fue tomando lo alejó de Perón, quien cada vez más
disconforme con la gestión de Vandor, da órdenes de dividir al sindicalismo a través de
José Alonso. El sector vandorista acusa a estos de trotskistas. Para ese entonces la figura
de Vandor comenzaba a verse cada vez más debilitada.
Cap. 5 EL INCIDENTE
Relata el momento del encuentro en la pizzería La Real, en Avellaneda,
entre miembros de, por un lado, la facción dominante de la CGT y por otro de la tendencia
disidente: la vandorista y la “rebelde”, respectivamente. El primer grupo estaba
encabezado por el propio Augusto Vandor y sus secuaces: Rosendo García, José Petraca,
Emilio Barreiro, Raúl Valdez, Saffi, Norberto Beto Imbelloni, Nicolás Gerardi, Armando
Cabo, Maximiliano Castillo y Juan Taborda, además de los custodios Luis Costa, Tiqui
Agnon y Juan Ramón Rodríguez. El otro grupo estaba conformado por los hermanos
Raimundo y Rolando Villaflor, Francisco Granato, Domingo Blajaquis (el griego), Miguel
Gomar (probablemente Horacio), Juan Zalazar y Francisco Alonso.
Fue una pelea a puñetazos, con protagonistas a Norberto Imbelloni y
Rolando Villaflor, pero cuando estaban por el piso empezaron los tiros, con el saldo de
tres muertos. Uno de un bando, García, y, del otro, Zalazar y Blajaquis
Walsh cruzó los datos que consiguió de los testigos presenciales que le
permitió trazar un croquis del salón, con los peritajes judiciales obrantes en el
expediente. Así pudo advertir su no correspondencia con el diagrama del informe
balístico sobre la posición de los involucrados y la trayectoria de los proyectiles.
Cap. 6 ROSENDO
Rosendo García era mano derecha de Vandor. Al igual que éste, su
trayectoria en el gremialismo fue marcada por el dialoguismo y la negociación. Había
sido delegado de la SIAM en 1956 y secretario adjunto de la UOM de Avellaneda en 1958.
Supo acomodarse en las esferas de poder del sindicalismo, lo que lo llevó a tener una
fuerte reputación, posicionando como un posible heredero del lugar que ocupaba
Vandor. No solo eso, su nombre empezaba a resonar como posible candidato a
gobernador de la provincia, cosa que preocupaba a Vandor pues ponía en peligro su
poder.
El hecho había sido confuso. Había dos grupos rivales en el mismo
salón. En una mesa estaban Francisco Granato, Domingo Blajaquis, los hermanos
Raimundo y Rolando Villaflor, Miguel Gomar, Juan Zalazar y Francisco Alonso, todos
ellos enfrentados con la burocracia sindical de la CGT, cuyo máximo representante era
Vandor. En otro lugar de la confitería, luego de participar en un acto realizado en el
Teatro Roma, estaban sentados el propio Vandor, Rosendo García, Norberto Beto
Imbelloni, Armando Cabo, otros burócratas sindicales de apellidos Petracca, Valdez, Saffi
y Gerardi, a los que sumaban varios más que nunca habían sido identificados.
Cap. 7 GRANATO
Francisco Granato provenía de una familia humilde. Creció en un
rancho de chapas en Gerli. Su padre era mitad busca, mitad albañil; saltaba de una
changa a otra. Su mamá, peronista, había llegado a pedirle personalmente a Eva Perón
las chapas para terminar su pieza y una dentadura postiza. Ambas cosas fueron
entregadas.
A los 14 años, Francisco comenzó a trabajar en el taller metalúrgico
Carilino Inca. En el 55, luego de que se fundó la firma, y de pasar por la Compañía General
de Automotores, ingresó a la Shell. Por mérito fue ascendido a medio oficial, a la vez que
era elegido como delegado.
En medio de una huelga de su sector, su jefe, un holandés llamado “Kun”
lo insultó. Granato, típico obrero rebelde, dijo que debía pedirle perdón, lo cual le valió
quedar marcado de por vida dentro del sindicalismo. Tras una maniobra del sindicato,
es despedido unas horas después de ser reelegido delegado, pero antes de que su cargo
sea elevado formalmente.
Al igual que sus compañeros de esa noche en La Real, creían en otro tipo
de sindicalismo del que ahora comandaba Vandor.
Cap. 8 LA BRONCA
La tensión se apoderó del ambiente de La Real desde el momento en
que Vandor y sus colegas entraron allí. El cruce de miradas y el “apriete” a Horacio en el
baño por parte de Imbelloni eran señal de que las cosas no terminarían bien. Finalmente,
Petraca no se bancó más la mirada despectiva de Raimundo y lo increpó, desatando la
tragedia. Estos dos se enroscaron en una pelea a puño limpio, al igual que Imbelloni con
Rolando. En este capítulo se detallan los doce segundos que duró el enfrentamiento. El
saldo: Rosendo García, Blajaquis y Juan Zalazar, muertos. Saffi, Gerardi y Alonso, heridos.
Cap. 9 EL GRIEGO
Cap. 11 ZALAZAR
Juan Zalazar había sido boxeador en su juventud y al igual que sus
amigos había participado en la Resistencia, como guardaespaldas de algunas figuras
políticas en ascenso. Figuras que luego lo olvidaron y le cobran por favores.
Tenía 34 años y era padre de cinco hijos por los que hacía de todo para
que no les falte la comida. Su principal preocupación era conseguir algún trabajo estable
que le permita cumplir tal misión. Cada tanto hacía algún mango boxeando, también
vendía flores y una vez hasta se metió a trabajar de prepo a una fábrica, lo que le valió
que lo saquen matando de allí.
Finalmente había conseguido trabajo en la Shell, igual que Granato. Esa
noche, venía de trabajar 36 horas seguidas, conservando aún algo de energías para
reunirse con sus compañeros y organizar la solidaridad con los trabajadores del interior.
Cap. 19 RECONSTRUCCIÓN
croquis y la representación en él de la ubicación de las mesas, las personas y las
marcas de los impactos
Cap. 2 LA NEGOCIACIÓN
Walsh señala a la huelga metalúrgica declarada el 25 de agosto de 1959
como el último enfrentamiento real del vandorismo con el régimen. Esto significa que
después de esto, en los años subsiguientes el dirigente adoptará una política dialoguista
y entregadora.
Los obreros revoltosos que no se identificaban con la burocracia de la
CGT eran despedidos no solo de sus fábricas sino también del sindicato. Esto llevó a un
gran número de militantes peronistas que habían trabajado en la metalurgia a virar de
una changa a otra durante mucho tiempo, tal es el caso de Raimundo o de Zalazar.
Sus nombres, junto a los de otros cientos de obreros figuraban en listas
negras. Ya no se sentían representados por la CGT y creían que ésta tampoco contenía el
espíritu del peronismo revolucionario.
Cap. 3 EL APARATO
Cap. 5 LA CAMISETA
Foto Archivo: Aeropuerto de Río de Janeiro. Perón es trasladado en auto a una repartición militar. Luego
es obligado a regresar a España.
Foto Archivo: Madrid, 1964. Perón acompañado de Isabel, Vicente Solano Lima, Delia Parodi y Augusto
Vandor.
Señala Walsh que lo que caracterizó al vandorismo es la falta de una
teoría política. En todo caso, lo que es seguro es que el dirigente hizo todo lo posible por
alejarse de posturas marxistas, descartando de antemano cualquier posición clasista.
Para él, el bienestar del obrero debía enmarcarse en un proceso que apunta al progreso
y la estabilidad del país en su totalidad. Asociaba clasismo con sectarismo.
Está claro que para Vandor el clasismo, o más precisamente la
conciencia de clase, como característica de la izquierda, traía consigo un plan de
enfrentamiento con la burguesía. Vandor prefería tener a ésta de su lado y evitar toda
confrontación. Para Vandor el sindicalismo debía tener una perspectiva nacional, y
aunque según él rescataba cierto aspecto de la revolución, o al menos lo que él entendía
de semejante concepto, lo cierto es que estaba más preocupado por mantener la paz
social y evitar el conflicto. La productividad por sobre la dignidad de los trabajadores.
De esta forma, con el vandorismo, se origina el prototipo del sindicalista
burgués, rodeado de lujos y confort, que se codea con empresarios, y alejado cada vez
más de la realidad cotidiana de los trabajadores. Esta figura persiste hasta nuestros días.
Cap. 7 CONCLUSIÓN
El resumido recorrido
histórico en torno a la
industria metalúrgica, tales
como cantidad de obreros y
número de sindicalizados (no
Entrevista a Norberto Liffschitz especifica de qué documento
abogado defensor del grupo de
FUENTES
DOCUMENTALES extrajo los datos).
Blajaquis y ex guerrillero de las FAP
FUENTES OFICIALES
CONFIDENCIAL
VOLUNTARIA
SEGÚN FUNCIÓN
ÉTICA INVOLUNTARIA Norberto Imbelloni
EXPEDIENTE JUDICIAL. DECLARACIONES
COBERTURA DEL CASO POR PARTE DE LOS DIARIOS: LA PRENSA, LA
FUENTES DOCUMENTALES NACIÓN, PRIMERA PLANA, ANÁLISIS.
RECONSTRUCCIÓN DEL PLANO POLICIAL. (Walsh elaboró el croquis en
base a los testimonios y los informes balísticos.)