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PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN

Parcial de Investigación Periodística

Alumno José Antonio López Robles


DNI 95.917.694
Avellaneda, mayo, 2023
Consigna del Parcial Domiciliario
Cada alumno deberá entregar en fecha un informe escrito sobre el
análisis de un libro que encuadre en el concepto de periodismo de investigación y/o de
precisión. Así mismo y previamente, se pondrá en contacto con el/la autor/a, a fin
realizarle una entrevista sobre la obra seleccionada (procedimiento de investigación,
técnicas utilizadas, etc.). Su estructura, deberá considerar:
• Ficha técnica (autor, título, casa editora, etc.)
• Síntesis de la obra (no más de 500 palabras), diferente a la de
contratapa o solapa si la tuviera.
• Justificación de por qué el trabajo elegido se encuadra en el concepto
de periodismo de investigación y/o de precisión. Esta justificación debe dar cuenta de
las características que hemos visto en los teóricos y en la bibliografía que definen le PdI
y el PdP. Es imprescindible que se cite a los autores y que se haga una reflexión crítica
que permita dejar en evidencia el entendimiento de los debates de la clase. Esta
Justificación debe ser mínimo de 1 página y contener fundamentos teóricos de las clases
y los textos leídos – citar a los autores.
• Estructura formal del libro (datos del autor, divisiones del contenido,
ilustraciones, etc.) y síntesis de los capítulos, cada capítulo debe contar con su síntesis
sin excepción (no más de 200 palabras por cada uno).
• Cartografía de la investigación, preferentemente graficada, en la que
se muestre las interrelaciones -de personas y/o hechos- que llevaron a la demostración
de la cuestión central (quién hizo qué y cómo), el o los lugares precisos (mencionar la
estructura organizacional) y las circunstancias facilitadoras (por acción u omisión). Esta
cartografía debe permitir identificar las fuentes personales consultadas y usadas por el
autor y cómo se vinculan entre ellas y con las fuentes documentales y los hechos.
Es una graficación completa que relaciona hechos y fuentes.
• Objetivo que se presume siguió el autor – A modo de OBJETIVO de
boceto- y desarrollar, qué demostró y cómo logró hacerlo el autor.
• Mención, valoración (en cuanto al hecho investigado). Deben estar
especificadas las fuentes y clasificadas en personales y documentales. Debemos, además,
dar cuenta de las herramientas utilizadas para la investigación y consecución de fuentes.
• Cualquier otro análisis que, a consideración del alumno, sea de interés
para comprender mejor el proceso de indagación realizado por el o los autores.
ADVERTENCIA: El informe será elaborado, en cuanto a su claridad y
precisión, pensando en que el lector (evaluador) no ha tenido contacto anterior con la
obra elegida.

Portada ¿Quién mató a Rosendo?


Rodolfo Walsh
Ficha técnica
Para el presente trabajo utilicé el libro digital documento en pdf:
¿Quién mató a Rosendo?, Walsh, R. 183 páginas, en español, publicado en 1969, en la
Edición: [1ª ed.] del Editorial Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires.
La ilustración de la portada es un saco de vestir con una mira que
apunta al centro. La elección del diseño no es para nada fortuita: en la investigación, la
prenda que llevaba puesta Rosendo García tiene un papel casi decisivo. Antes de ser
presentada como evidencia la misma, junto a una camiseta fue cambiada por el abogado
Torres y nadie supo explicar cómo la bala que entró y salió del cuerpo de la víctima no
había dejado orificio alguno en la parte delantera de la prenda.
La novela "¿Quién mató a Rosendo?" Rodolfo Walsh fue publicado
originalmente en la revista "Leoplán" en 1953. Posteriormente, fue incluido en el libro
"Diez cuentos policiales argentinos" en 1954 y en la colección de cuentos "Variaciones
en rojo" en 1953.
Desde muy joven estuvo vinculado al mudo del periodismo y de la
escritura. Variaciones en rojo fue su primera obra, compuesta por tres relatos enigmas,
tres cuentos clásicos basados en la tradición sajona del género. Su trayectoria cambió
con la publicación de Operación Masacre, un libro innovador en la forma, al tratarse de
una “novela de no ficción”, y que significó su implicación política en la narrativa.
Walsh continuó con la denuncia de los crímenes sociales y políticos en
sus escritos siguientes como El caso Satanowsky, coincidiendo con su estancia en Cuba
donde fundó la agencia de noticias Prensa Latina.
En 1969 publicó su famoso libro ¿Quién mató a Rosendo?, en el que
reconstruye el asesinato de un líder sindical. Desde 1974, la situación se volvió más tensa
para Walsh en Argentina, que decidió no exiliarse y permanecer en su país, a la vez que
su compromiso político aumentaba.
En resumen, aunque "¿Quién mató a Rosendo?" es una novela de ficción,
Rodolfo Walsh también fue un periodista comprometido con la denuncia de la
corrupción y la injusticia en la sociedad argentina, y sus obras periodísticas son una
fuente importante para entender su visión crítica de la realidad.
El autor

Rodolfo Walsh. Nace el 9 de enero de 1927, en Pueblo Nuevo de la


Colonia de Choele-Choel (que desde 1942 se llamó Lamarque), es una ciudad cabecera
del departamento Avellaneda, situado en la provincia de Río Negro, República Argentina,
fue Narrador y periodista argentino que destacó como singular cultivador del género
policiaco.
Es uno de los más dramáticos de la Argentina de los últimos años:
después de editar varias novelas con mucho éxito y algunos escritos con no menor
impacto entre ellos el cuento "Esa mujer", comenzó a sentir la presión del peso de las
responsabilidades, en el orden personal, que le llevaron a adquirir un compromiso con
la realidad social de su país y contra la devastación de los criterios de convivencia y de
solidaridad más elementales.
Ya en Buenos Aires, y luego de trabajar como corrector de pruebas y
traductor, publicó Diez cuentos policiales argentinos, Variaciones en rojo (ambas de
1953, la última Premio Municipal de Literatura) y preparó las antologías Diez cuentos
policiales argentinos (1953), la primera recopilación de autores nacionales del género,
y Antología del cuento extraño (1954).
Además, Rodolfo Walsh fue un reconocido periodista y escritor
argentino, y muchos de sus trabajos periodísticos también abordaron temas de
corrupción y violencia en la sociedad argentina. Algunas de sus obras periodísticas más
destacadas incluyen "Operación Masacre" (1957), "¿Quién mató a Rosendo?" (1953),
"Carta abierta de un escritor a la Junta Militar" (1977), “Casos célebres del FBI" (1969).
y El caso Satanowsky (1973). Fue uno de los fundadores de la agencia cubana de noticias
Prensa Latina. A su regreso escribió los cuentos de Los oficios terrestres (1965) y Un kilo
de oro (1967) y las obras de teatro La granada y La batalla (ambas de 1965).

Vinculado al sindicalismo de izquierda y a Montoneros, tras el golpe de


estado de Jorge Videla en 1976 hizo pública la "Carta abierta a la Junta Militar". En
Buenos Aires, el 25 de marzo de 1977, fue asesinado el periodista Rodolfo
Walsh cuando estaba distribuyendo ejemplares de su “Carta Abierta de un escritor a la
Junta Militar”. y aunque nunca se encontró su cadáver, su nombre pasó desde ese
momento a engrosar la trágica lista de desaparecidos de la dictadura argentina.
Síntesis de la obra
"¿Quién mató a Rosendo?" Es una novela del escritor argentino
Rodolfo Walsh, publicada en 1969. a partir de la investigación del asesinato del dirigente
gremial Rosendo García en 1966.
La historia se desarrolla en Avellaneda de la provincia de Buenos Aires.
El narrador, un periodista que investiga el caso, entrevista a los vecinos y descubre que
Rosendo era un hombre solitario y misterioso, que había llegado al pueblo unos años
antes y se había ganado la antipatía de muchos habitantes.
A lo largo de sus páginas se relata el episodio, cuando anochecía el 13
de mayo de 1966, se produjo un tiroteo en la confitería La Real de Avellaneda. Muere el
dirigente sindical Rosendo García, secretario adjunto de la poderosa Unión Obrera
Metalúrgica. También caen dos militantes de base, opuestos a la conducción de Augusto
Timoteo "El Lobo" Vandor: son Juan Zalazar y Domingo Blajaquis, dos participantes de
la resistencia peronista. El propio Vandor se encuentra presente cuando suenan los
disparos.
Rosendo García estaba alineado a la dirección cegetista de ese
momento, manejada por el histórico dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica Augusto
Timoteo Vandor, de quien era su mano derecha y también se encontraba en la pizzería
junto a otros militantes vinculados al sindicalismo y la política.
Horacio (probablemente Miguel Gomar) a organizar un acto de
solidaridad con los obreros cañeros de Tucumán que se encontraban en conflicto.
Lo que ocurrió en esos segundos es el alma de la investigación que
llevará adelante Rodolfo Walsh para esclarecer los hechos, que la prensa de aquel
entonces no dudará en presentar como un tiroteo. Sucede que el grupo de Blajaquis y
Zalazar iba desarmado.
Para la reconstrucción del hecho el autor se aferra a los testimonios de
los sobrevivientes (entre ellos los mozos y los dueños de la pizzería), y la reconfiguración
de una escena del crimen que había sido totalmente adulterada. El croquis del lugar, la
ubicación de las mesas y sus protagonistas, y la dirección de los disparos serán cruciales
para develar la verdad.
El minucioso trabajo de investigación permitirá a Rodolfo Walsh
demostrar casi de manera científica su hipótesis. A Rosendo García lo mató uno de los
suyos. ¿De dónde saca el autor de Operación Masacre este prejuicio? La figura de
Rosendo estaba progresivamente opacando a la de Vandor haciendo peligrar su lugar de
privilegio en el sindicalismo y la política de aquel entonces.

Un titular sobre la muerte de Rosendo García. En el centro de la foto, secándose las lágrimas, Augusto
Vandor. De pie, con traje gris y corbata, Antonio Cafiero

A medida que el periodista profundiza en la investigación, descubre que


Rosendo había sido víctima de una conspiración liderada por el comisario del pueblo,
quien lo había acusado falsamente de un robo y lo había obligado a huir de la ciudad. El
comisario, junto con otros habitantes del pueblo, había planeado el asesinato de
Rosendo para encubrir su propia corrupción y evitar que se descubriera la verdad.
La obra de Walsh es una crítica a la corrupción y la injusticia en la
sociedad argentina de la época, y muestra cómo la verdad puede ser ocultada y
manipulada por aquellos en el poder.
Justificación ¿Por qué la obra de
Rodolfo Walsh: ¿Quién mató a
Rosendo?; es Periodismo de
investigación?
"¿Quién mató a Rosendo?" Es considerado periodismo de investigación
porque, aunque es una novela de ficción, aborda temas de corrupción y violencia en la
sociedad argentina de la época y utiliza técnicas periodísticas para investigar y
denunciar estos problemas.
Dice José María Caminos Marcet que: “para que exista periodismo de
investigación es necesario que el periodista investigue a través de sus propios
cauces sobre hechos que alguien desea que permanezcan ocultos”. En este sentido
señala a través de Petra María Secanella (1986: 34) tres puntos que debería cumplir
aquello que intenta llamarse periodismo de investigación: es el periodismo producto de
la iniciativa personal, en materias importantes y que algunas personas o instituciones
quieren mantener en secreto.
El narrador es un periodista que investiga el asesinato de Rosendo
García y entrevista a los vecinos del pueblo para descubrir la verdad detrás del crimen.
A través de esta investigación, el periodista descubre una conspiración liderada por el
comisario del pueblo y otros habitantes para encubrir su propia corrupción y evitar que
se descubra la verdad.
De esta manera, hay que señalar a la periodista argentina Ana Laura
García Luna. (Profesora de Periodismo de Investigación de la Universidad del Salvador,
Buenos Aires). Quien señala como método indiscutible en “Debates actuales en el
periodismo de investigación en la Argentina” que: “…Para comenzar con el abordaje
de los pormenores del Periodismo de Investigación se debe reflexionar sobre las
cuestiones que hacen al periodista en cuanto a la tarea de investigar lo que está
oculto. De ahí que se definirá la actividad como la búsqueda de datos e
información con el fin de comprobar una hipótesis y arrojar luz sobre una
situación o hecho que se mantenía escondido, que afecta a un gran número de
personas e interesa de igual manera a un vasto público…”; y es lo que el periodista-
escritor Rodolfo Walsh, pone en práctica en: "¿Quién mató a Rosendo?", utilizando
técnicas periodísticas como la investigación, la entrevista, la planimetría, las ciencias
forenses y la denuncia para abordar temas de corrupción y violencia en la sociedad
argentina de la época. Aunque es una novela de ficción, su enfoque periodístico lo
convierte en una obra importante del periodismo de investigación en Argentina.
En cuanto, si bien la visita de Walsh a Perón, de manera de persuadir y
ya ex presidente enfrentado a Vandor, en su exilio y su encuentro con Raimundo Ongaro
fueron un punto de inflexión para la creación de la CGTA, en oposición a la CGT
vandorista, la investigación sobre los sucesos de “La Real” fueron iniciativa del propio
Walsh.
En el desafío de Rodolfo Walsh, para alcanzar la verdad del suceso, las
inquietudes del periodista fueron desarrollándose, dentro del marco, de lo que, llama
García Luna, la contextualización que tiene que ver precisamente con proporcionar
enlaces, uniones, marcos de interpretación de determinados acontecimientos respecto
de otros y criticó que: “…Esa labor en muchos casos escapa a la lógica inmediata del
prosumidor: el archivo, el propio conocimiento de la vinculación entre diferentes
sucesos, la posibilidad de ordenarlos y, sobre todo, explicarlos, pasan
necesariamente a través del periodista…”.
El hecho de que finalmente esto favorezca a la nueva CGT, no quita
mérito al trabajo personal del autor. Como materia importante, es decir de relevancia
social, basta con decir que un mes después del hecho se sucedía el golpe de estado de
Onganía, con el cual Vandor tenía no pocas afinidades.
Con respecto, a la hora de comenzar su trabajo, el autor se encontró con
pocas dificultades, las cuales no le impidieron lograr su objetivo. Para Walsh estaba claro
que había un sector empecinado en ocultar lo que había sucedido esa noche.
Desde la propia esfera de Vandor hasta la justicia y la policía habían
hecho lo posible por entorpecer la investigación. Héctor Borrat, en su artículo “El
Periódico, Actor del sistema político (1989: 81) señala: “…como un campo
específico del PdI, la búsqueda de lo que: “otros actores sociales quieren mantener
oculto…”.
Por este motivo aventurarse a una investigación como la muerte de
Rosendo García es también buscar siempre en “campo ajeno”, esto es moverse en
territorio enemigo, arriesgarse a ser una próxima víctima. En tiempos de infamia y
corrupción tal afirmación no es exagerada, sobre todo teniendo en cuenta que el
asesinato se produjo en un lugar público a la vista de varias personas.
Ahora bien, los medios de aquel entonces presentaron el incidente
como un tiroteo. Para ir más allá de la mera noticia era necesaria una ardua tarea de
investigación. Al respecto, señala Ricardo Arqués, reputado periodista español de
investigación que destacó en el descubrimiento del caso GAL (Los Grupos Antiterroristas
de Liberación fueron agrupaciones parapoliciales que practicaron terrorismo de Estado
o «guerra sucia» contra la organización separatista ETA (Euskadi Ta Askatasuna) y su
entorno entre 1983 y 1987), sobre ejecuciones extrajudiciales en España: "A modo de
símil podríamos decir que el periodismo bien hecho muestra una fotografía de la
realidad, mientras que el periodismo de investigación muestra una radiografía de
la misma. Eso que no emerge a primera vista, pero que está ahí. Algo que
permanece oculto y sólo sale a la luz con una técnica y trabajo especiales…”; Si
seguimos esta metáfora podríamos decir que Walsh, además de hacer la radiografía fue
quien se encargó de analizar y diagnosticar, como si de un médico especialista se tratase.
El trabajo, publicado en 1969, sorprende a los lectores cuando
descubren que el escritor se encargó de realizar por sus propios medios la
investigación. “…Conté con la ayuda de los sobrevivientes Francisco Alonso, Nicolás
Granato, Raimundo y Rolando Villaflor, y de su abogado defensor Norberto
Liffschitz…”, aclara el autor.
Sobre el final, Walsh narra lo que pasó después del hecho, incluyendo
la investigación policial, evidencias, testimonios de los presentes y todas las personas
que trabajaron esa noche en la confitería.
Como era de costumbre, el escritor repasa cada elemento de su
investigación y lo compara con las cosas dichas en el juicio, logrando exhibir las
contradicciones que se generan entre los “vandorista”, los “griegos”, los peritos y demás
participantes.
Objetivo que se presume siguió el
autor.
El objetivo principal en su obra "¿Quién mató a Rosendo?" es demostrar
primero quien fue la persona que mató a Rosendo, en un contexto donde los obreros y
los sectores más vulnerables de la sociedad eran víctimas de la brutalidad policial y
parapolicial y cómo la justicia estaba lejos de ser equitativa.
Además, también expondrá cómo los medios de comunicación podían
ser manipulados para encubrir las injusticias cometidas por las autoridades y cómo esto
contribuía a perpetuar el sistema corrupto del poder y de la represión, a propósito, Walsh
escribió: “No se trata, por supuesto, que el sistema, el gobierno, la justicia sean
impotentes para esclarecer este triple homicidio. Es que son cómplices de este triple
homicidio, es que son encubridores de los asesinos. Sin duda ellos disponen de la
misma evidencia que yo he publicado y que en otras circunstancias servirían para
encarcelar a Vandor y su grupo. Si no lo hacen es porque Vandor les sirve. Y si les
sirve es, entre otras cosas, porque esa amenaza está pendiente sobre él. Esto explica
de sobra que Vandor (...) sea (...) el mejor aliado del gobierno. El poder real de
Vandor es el poder de Onganía (...). Porque esta es la primera y esencial conclusión
de todo el asunto: el vandorismo es una pieza necesaria del sistema”

Qué demostró y cómo logró hacerlo.


El objetivo que sigue es claro, determinar de manera correcta el hecho
ocurrido en la pizzería y cómo se llegó a eso. Además, dejar en evidencia las internas que
había por aquel entonces en el sindicalismo argentino
Es, así como Walsh, mediante la investigación que realizó sobre el
enfrentamiento permite relevar el contexto político acelerado en que se produjeron,
además de demostrar la responsabilidad de Vandor en el asunto, puso al descubierto la
podredumbre de la burocracia sindical, sus negocios con los empresarios y las
vinculaciones con la policía.
Para el autor probar esto, recurre a los testimonios de los
supervivientes, pero también a las actas judiciales, que rectifica reconstruyendo las
evidencias destruidas por la acción policial, aportando sentido común a las pericias poco
rigurosas y a las inconsistencias en los fallos de los jueces, desestimando testimonios
contradictorios y denunciando la compra o la coerción de los testigos y la campaña de
prensa que quiso hacer pasar a las víctimas por victimarios.

Herramientas utilizadas para la


investigación y consecución de
fuentes.
La investigación es una de las bases. Los periodistas deben manejar la
mayor información posible, salir a la calle y estar en el lugar de los hechos para sentir el
palpitar de los involucrados. En este caso, Walsh funda todo su trabajo en testimonios
directos o en constancias del expediente judicial. Es decir, que como periodista asume
mayor protagonismo, ya que da su visión personal de los acontecimientos y de la forma
más objetiva posible.
En este libro vemos de manera muy marcada los pasos que se
consideran óptimos para lograr llegar a una investigación exhaustiva y correcta. Logre
identificar como comienza utilizando lo que se le llama “las fuentes abiertas”, las cuales
son de libre acceso al público.
En este caso, las herramientas que utilizó como ese tipo de fuentes
fueron: -Actas judiciales, las cuales utiliza solo como punto de partida, ya que con su
Investigación se da cuenta que habían malversado algunas cosas. Lo que lo llevó a tomar
otros caminos y así hacer uso de otros tipos de fuentes.
Como bien apuntábamos precedentemente, ese camino alternativo que
tuvo que tomar fue el de las “fuentes personales”. Estas, las obtiene luego de un trabajo
preliminar el cual le da como fruto, una lista de nombres, ósea, personas que
intervinieron en el hecho y que pueden enriquecer enormemente la investigación. Si
queremos traer a modo de ejemplo una que se encuentre en este libro sería la siguiente:
Norberto Imbelloni, cuya confesión permitió a Walsh reconstruir lo que había pasado en
La Real de Avellaneda. Este mismo ejemplo, también lo podemos identificar como una
fuente personal “puntual”, ya que el periodista utiliza la información para un estrecho y
definido marco informativo.
El relato de la historia lo realiza en base a las declaraciones de los
sobrevivientes y, tal como lo anuncia Walsh al comienzo, lo superficial del libro es la
muerte de Rosendo García; mientras que lo profundo del tema es mostrar el drama del
sindicalismo peronista a partir de 1955 y va dirigido a los trabajadores del país.
Por otro lado, y a manera de herramienta, Walsh traspuso los datos que
obtuvo de los testigos presenciales cuyos dichos le permitieron trazar un croquis del
salón con los peritajes judiciales obrantes en el expediente. Así pudo advertir su no
correspondencia con el diagrama del informe balístico sobre la posición de los
involucrados y la trayectoria de los proyectiles. Además, otras herramientas utilizadas
fueron: - Reconstrucción de evidencia perdida, borrada o desaparecida. - La utilización
de su propio razonamiento, basándose en las pistas obtenidas.
Y por ello, Walsh avanza hacia esa verdad, dudando, verificando,
interrogando, a lo largo de todo el relato: …” En la reconstrucción de los hechos que narro
en este libro conté con la ayuda de los sobrevivientes Francisco Alonso, Nicolás Granato,
Raimundo y Rolando Villaflor, y de su abogado defensor Norberto Lifschitz. La
investigación en sí fue breve y simultánea a las notas. Cuando apareció la primera el 16 de
mayo de 1968, ignorábamos aún los nombres de los ocho protagonistas “fantasmas” que la
policía y los jueces no habían conseguido identificar en dos años” …
Walsh no deja de lado sus simpatías, pero tampoco tergiversa los
hechos: contra lo sostenido en la desastrosa investigación judicial llevada a cabo, el autor
prueba que el grupo de Blajaquis no estaba armado y que los disparos provinieron
exclusivamente del sector de Vandor; para probar esto recurre a los testimonios de los
supervivientes pero también a las actas judiciales, que rectifica reconstruyendo las
evidencias destruidas por la acción policial, aportando sentido común a las pericias poco
rigurosas y a las inconsistencias en los fallos de los jueces, desestimando testimonios
contradictorios y denunciando la compra o la coerción de los testigos y la campaña de
prensa que quiso hacer pasar a las víctimas por victimarios.
Walsh mostró cómo los obreros y los sectores más vulnerables de la
sociedad eran víctimas de la brutalidad policial y cómo la justicia estaba lejos de ser
equitativa. Además, Walsh también demostró cómo los medios de comunicación podían
ser manipulados para encubrir las injusticias cometidas por las autoridades y cómo esto
contribuía a perpetuar el sistema corrupto.
Sobre el final, Walsh narra lo que pasó después del hecho, incluyendo
la investigación policial, evidencias, testimonios de los presentes y todas las personas
que trabajaron esa noche en la confitería. Como de costumbre, el escritor repasa cada
elemento de su investigación y lo compara con las cosas dichas en el juicio, logrando
exhibir las contradicciones que se generan entre los “vandoristas”, los “griegos”, los
peritos y demás participantes.
En el periodismo de investigación ese pacto está determinado por el
lugar de la verdad. En otro de sus textos, El periodismo vuelve a contar historias, el autor
dice en consonancia con esto, que, de todas las vocaciones humanas, el periodismo es
aquella en la que hay menos lugar para las verdades absolutas; y que donde los
documentos instalan una certeza, el periodismo instala una pregunta.
En resumen, "¿Quién mató a Rosendo?" Es una obra que expone las
fallas y las injusticias del sistema político y judicial argentino de la época.
.

Estructura del libro y síntesis de los


capítulos
PRIMERA PARTE: SEGUNDA PARTE: TERCERA PARTE:
Las personas y los La evidencia El vandorismo
hechos
CAPÍTULOS: 12. LA POLICÍA 1. LA BASE
1. RAIMUNDO, DESTRUYE LA PRUEBA 2. LA NEGOCIACIÓN
2. AVELLANEDA 13. “TODO BUENOS 3. EL APARATO
3. ROLANDO AIRES” 4. ¿CÓMO MATAR E
4. EL LOBO 14. ENJUAGUES Y INFLUIR SOBRE LA CGT?
5. EL INCIDENTE MISTERIOS 5. LA CAMISETA
6. ROSENDO 15. LA MONTAÑA CRECE 6. LAS IDEAS
7. GRANATO 16. EL DOCTOR CÁCERES: 7. CONCLUSIÓN/
8. LA BRONCA INCOMPETENTE EPÍLOGO DEL AUTOR/
9. EL GRIEGO 17. LOS SALTOS EPÍLOGO DEL EDITOR/
10. “JUSTO A MÍ…” GIRATORIOS IMAGEN DEL CROQUIS DE
11. ZALAZAR 18. LA CONFESIÓN DE LA REAL
IMBELLONI
19. RECONSTRUCCIÓN
Parte: Las personas y los hechos
Cap. 1 RAIMUNDO

Foto Archivo: Raimundo Aníbal Villaflor fue un trabajador metalúrgico,


sindicalista, político y militante argentino de la Resistencia Peronista.

Raimundo Villaflor era, al igual que su hijo Aníbal Villaflor, un férreo


militante peronista. A los catorce años ingresó a trabajar en la empresa Corrado. Dos
años después pasó a Baseler Limitada, de la cual fue delegado. Participó de una huelga
de metalúrgicos en el 56.
Finalmente entra a trabajar a la jabonera Conen en 1966. A mediados
de la década de 1960 militó en la Unión Obrera Metalúrgica en el sector opuesto
a Augusto Timoteo Vandor y luego se acercó a la agrupación Acción Revolucionaria
Peronista (ARP) orientada por John William Cooke y Alicia Eguren, en cuya
representación viajó a Cuba en 1968. Se incorporó a la organización guerrillera Fuerzas
Armadas Peronistas y a mediados de 1970 integró su dirección. Junto con Jorge
Caffatti configuró un sector interno denominado “Alternativa Independiente" opuesto a
la candidatura por el peronismo de Héctor J. Cámpora, lo que motivó una escisión,
Villaflor quedó con las "FAP Comando Nacional", que propiciaba la continuación de la
acción armada y se distanciaron de Perón. A raíz de la represión debió suspender la
actividad política y el 4 de agosto de 1979 fue detenido y, se presume, muerto cuatro
días después.

Cap. 2 AVELLANEDA

Foto Archivo: La Confitería "La Real" que estaba ubicada en la intersección de la avenida Mitre
y Sarmiento, en Avellaneda, fue el escenario de un hecho policial en 1966 que daría vida a una
de las grandes obras del periodista y escritor Rodolfo Walsh.

Retrato de la ciudad de Avellaneda como paisaje fabril, por lo tanto,


centro neurálgico de luchas y movilizaciones obreras. Aníbal Clemente Villaflor, padre
de Raimundo trabajaba en la Lanera Argentina. De joven estuvo involucrado en la
Federación Obrera Regional Argentina (FORA) y adhería a las ideas anarquistas. Luego
militó en el sindicato lanero y en la Comisión Sindical de Avellaneda. También participó
como parte de la Resistencia en las movilizaciones del 45 en apoyo a Perón. Fue
designado por éste como comisionado municipal. Este capítulo sirve como aporte para
contextualizar el escenario de agitación sindical en Avellaneda y también para
homenajear la tradición militante de la familia Villaflor.
Cap. 3 ROLANDO

Rolando Villaflor, era el hermano menor de Raimundo. Pasó tres años


preso por robos menores. Cuando salió de la cárcel comenzó a interesarse en la política,
inspirado por la figura de su hermano y sus compañeros, entre ellos “el griego” Blajaquis.
Comenzó así a militar en el peronismo revolucionario. En sus testimonios admite que su
vida dio un giro cuando se interesó por la política. Partidario de la vida fácil, como
delincuente, escapaba de su comprensión ser militante de una causa que promovía el
bien común, sin ningún beneficio en lo inmediato. La entrega y el compromiso del grupo
de su hermano mayor terminaron por convencerlo.

Cap. 4 EL LOBO
Foto archivo (Archivo General de la Nación) Augusto Timoteo “el Lobo” Vandor era el
secretario general de la poderosa Unión Obrera Metalúrgica

Ese era el apodo que se ganó Augusto Timoteo Vandor por su temeridad
y su frialdad para negociar con quienes se suponían eran enemigos de la clase
trabajadora. Nacido en Entre Ríos, y de ascendencia holandesa comenzó con una carrera
militar que luego abandonó para meterse de lleno al sindicalismo.
Su trabajo en la fábrica de Phillips en Saavedra le abrió las puertas a la
carrera gremial, llegando a ser delegado. A lo largo de su trayectoria de casi diez años al
frente de la UOM y la CGT se armó de un grupo de fieles seguidores constituidos como
patotas. El rumbo político que fue tomando lo alejó de Perón, quien cada vez más
disconforme con la gestión de Vandor, da órdenes de dividir al sindicalismo a través de
José Alonso. El sector vandorista acusa a estos de trotskistas. Para ese entonces la figura
de Vandor comenzaba a verse cada vez más debilitada.

Cap. 5 EL INCIDENTE
Relata el momento del encuentro en la pizzería La Real, en Avellaneda,
entre miembros de, por un lado, la facción dominante de la CGT y por otro de la tendencia
disidente: la vandorista y la “rebelde”, respectivamente. El primer grupo estaba
encabezado por el propio Augusto Vandor y sus secuaces: Rosendo García, José Petraca,
Emilio Barreiro, Raúl Valdez, Saffi, Norberto Beto Imbelloni, Nicolás Gerardi, Armando
Cabo, Maximiliano Castillo y Juan Taborda, además de los custodios Luis Costa, Tiqui
Agnon y Juan Ramón Rodríguez. El otro grupo estaba conformado por los hermanos
Raimundo y Rolando Villaflor, Francisco Granato, Domingo Blajaquis (el griego), Miguel
Gomar (probablemente Horacio), Juan Zalazar y Francisco Alonso.
Fue una pelea a puñetazos, con protagonistas a Norberto Imbelloni y
Rolando Villaflor, pero cuando estaban por el piso empezaron los tiros, con el saldo de
tres muertos. Uno de un bando, García, y, del otro, Zalazar y Blajaquis
Walsh cruzó los datos que consiguió de los testigos presenciales que le
permitió trazar un croquis del salón, con los peritajes judiciales obrantes en el
expediente. Así pudo advertir su no correspondencia con el diagrama del informe
balístico sobre la posición de los involucrados y la trayectoria de los proyectiles.

Cap. 6 ROSENDO
Rosendo García era mano derecha de Vandor. Al igual que éste, su
trayectoria en el gremialismo fue marcada por el dialoguismo y la negociación. Había
sido delegado de la SIAM en 1956 y secretario adjunto de la UOM de Avellaneda en 1958.
Supo acomodarse en las esferas de poder del sindicalismo, lo que lo llevó a tener una
fuerte reputación, posicionando como un posible heredero del lugar que ocupaba
Vandor. No solo eso, su nombre empezaba a resonar como posible candidato a
gobernador de la provincia, cosa que preocupaba a Vandor pues ponía en peligro su
poder.
El hecho había sido confuso. Había dos grupos rivales en el mismo
salón. En una mesa estaban Francisco Granato, Domingo Blajaquis, los hermanos
Raimundo y Rolando Villaflor, Miguel Gomar, Juan Zalazar y Francisco Alonso, todos
ellos enfrentados con la burocracia sindical de la CGT, cuyo máximo representante era
Vandor. En otro lugar de la confitería, luego de participar en un acto realizado en el
Teatro Roma, estaban sentados el propio Vandor, Rosendo García, Norberto Beto
Imbelloni, Armando Cabo, otros burócratas sindicales de apellidos Petracca, Valdez, Saffi
y Gerardi, a los que sumaban varios más que nunca habían sido identificados.

Cap. 7 GRANATO
Francisco Granato provenía de una familia humilde. Creció en un
rancho de chapas en Gerli. Su padre era mitad busca, mitad albañil; saltaba de una
changa a otra. Su mamá, peronista, había llegado a pedirle personalmente a Eva Perón
las chapas para terminar su pieza y una dentadura postiza. Ambas cosas fueron
entregadas.
A los 14 años, Francisco comenzó a trabajar en el taller metalúrgico
Carilino Inca. En el 55, luego de que se fundó la firma, y de pasar por la Compañía General
de Automotores, ingresó a la Shell. Por mérito fue ascendido a medio oficial, a la vez que
era elegido como delegado.
En medio de una huelga de su sector, su jefe, un holandés llamado “Kun”
lo insultó. Granato, típico obrero rebelde, dijo que debía pedirle perdón, lo cual le valió
quedar marcado de por vida dentro del sindicalismo. Tras una maniobra del sindicato,
es despedido unas horas después de ser reelegido delegado, pero antes de que su cargo
sea elevado formalmente.
Al igual que sus compañeros de esa noche en La Real, creían en otro tipo
de sindicalismo del que ahora comandaba Vandor.

Cap. 8 LA BRONCA
La tensión se apoderó del ambiente de La Real desde el momento en
que Vandor y sus colegas entraron allí. El cruce de miradas y el “apriete” a Horacio en el
baño por parte de Imbelloni eran señal de que las cosas no terminarían bien. Finalmente,
Petraca no se bancó más la mirada despectiva de Raimundo y lo increpó, desatando la
tragedia. Estos dos se enroscaron en una pelea a puño limpio, al igual que Imbelloni con
Rolando. En este capítulo se detallan los doce segundos que duró el enfrentamiento. El
saldo: Rosendo García, Blajaquis y Juan Zalazar, muertos. Saffi, Gerardi y Alonso, heridos.

Cap. 9 EL GRIEGO

Domingo Blajaquis, alias Mingo, alias El Griego era un militante


incansable. Venía del ala comunista. Sus allegados lo presentan como un profeta, de esos
que van por el mundo impartiendo ideas a la juventud y contagiando la voluntad de
luchar por un mundo mejor. Ávido lector, leal y bondadoso. Con convicciones fuertes, y
marcado por una vida agitada, el griego era el más grande del grupo. Quizá por esto y
por su trayectoria militante era respetado y querido, pero también percibido como una
especie de guía por sus compañeros. Sufrió persecución y cárcel. Quizá el siguiente
pasaje es el que mejor describe su vida política: “…lo cascarón los conservadores, lo
fajaron los radicales, lo expulsaron los comunistas, lo torturaron los libertadores y al
final lo masacraron los que se dicen peronistas”.

Cap. 10 “JUSTO A MÍ…”


Luego del tiroteo, Rosendo García agoniza. Los compañeros de Zalazar
y Blajaquis cargan a éstos como pueden al taxi de Jorge Próspero Álvarez, que los llevaría
hasta el hospital Fiorito. Rosendo se arrastra hasta la vereda de Sarmiento y sus
compañeros, Imbelloni y Castillo logran subirlo al auto de este último, un Fiat 1500. En
sus últimos segundos de vida, con el poco aliento que le quedaba, protesta “justo a mí
me la fueron a dar”, como si hubiese sido producto de la mala suerte; justamente si había
alguien que podía destronar a Vandor ese era él, Rosendo García.
Por su parte, Gerardi, mal herido también en la vereda, es socorrido por
la policía y, aunque éste hubiese preferido, por ser miembro del bloque justicialista de
la Cámara de Diputados de la provincia ser atendido en el sanatorio de la UOM, lo suben
a un taxi para llevarlo al Fiorito.

Cap. 11 ZALAZAR
Juan Zalazar había sido boxeador en su juventud y al igual que sus
amigos había participado en la Resistencia, como guardaespaldas de algunas figuras
políticas en ascenso. Figuras que luego lo olvidaron y le cobran por favores.
Tenía 34 años y era padre de cinco hijos por los que hacía de todo para
que no les falte la comida. Su principal preocupación era conseguir algún trabajo estable
que le permita cumplir tal misión. Cada tanto hacía algún mango boxeando, también
vendía flores y una vez hasta se metió a trabajar de prepo a una fábrica, lo que le valió
que lo saquen matando de allí.
Finalmente había conseguido trabajo en la Shell, igual que Granato. Esa
noche, venía de trabajar 36 horas seguidas, conservando aún algo de energías para
reunirse con sus compañeros y organizar la solidaridad con los trabajadores del interior.

Segunda parte: La Evidencia


Cap. 12 LA POLICÍA DESTRUYE LA PRUEBA
Luego del incidente en La Real, un testigo anónimo, del cual el
subcomisario no tomó el nombre y el juez ni siquiera se acordó de preguntar a éste de
quien se trataba, dio aviso de lo ocurrido.
El primer grupo de cinco policías que se presentó en el local, sin
ninguna precaución recogió parte de la evidencia, las balas, moviéndolas de su lugar
original. Cuando se enteraron que Rosendo García estaba en el hospital, el subcomisario
Martínez acudió allí y regresó al lugar de los hechos para retirarse enseguida con quienes
lo acompañaron: el ayudante Atilio Dellepiane, el cabo Santamaría y los agentes Segovia,
Cristaldo y Zacarías. Ninguno de ellos dejó una orden expresa de no tocar nada, a pesar
de que se trataba de evidencia crucial para entender qué era lo que había sucedido.
A no ser por el mozo Sánchez, que insistió en no alterar la escena del
crimen, el resto del personal y su dueño estaban de acuerdo en que se podía limpiar el
lugar sin problemas dado que ninguno de los policías había dejado alguna indicación al
respecto. Cuando llegó el perito el lugar estaba reluciente, como si no hubiese pasado
nada. ¿Incompetencia o encubrimiento?

Cap. 13 TODO BUENOS AIRES


John William Cooke, quien era íntimo amigo de Blajaquis, cuando es
avisado de lo sucedido, aconseja a los demás que se borren ya que, las acusaciones sobre
la muerte de Rosendo García irían contra ellos. Sin embargo, hay declaraciones que son
claves para comprender cómo empezó el conflicto.
Tanto Fructuoso Hevia, el copropietario Ramón García y el mozo Oscar
Díaz coinciden, cada cual, con su testimonio, en que las agresiones comenzaron desde el
grupo de Vandor, a quienes ellos se refieren como “los que entraron después”. En los
días siguientes, un cuarto testimonio, el del comerciante Mario Basello, que se
encontraba en la barra tomando una gaseosa, confirma esta teoría al afirmar que en el
salón familiar un grupo comenzó a increpar al otro y a tirarle mesas y sillas, a lo cual le
siguieron disparos.
Por último, aparece en el Fiorito otro herido de bala, presuntamente
protagonista de la pelea, que finalmente muere: Dante Navarro. Se sabrá luego, que éste
último no estuvo involucrado ni de un lado ni del otro, sino que fue agredido en otra
circunstancia, y su atacante, aprovechando la confusión, quiso hacerlo pasar como un
herido más de La Real.

Cap. 14 ENJUAGUES Y MISTERIOS


Las declaraciones del grupo de Vandor son inconexas, contradictorias,
falsas. Manipulan evidencias, dicen desconocer a los de su propio grupo. Algunos dicen
que no estuvieron allí. Saffi alega que no llegó a entrar, luego confiesa que entró, se sentó
y a los minutos comenzó la pelea. Juan Taborda, el chofer, dice que siempre permaneció
en el auto.
El abogado Fernando Torres intenta presentar pruebas falsas, a la vez
que intenta hacer pasar por presente a un hermano de Imbelloni, jugada que finalmente
le sale mal. Por su parte, Vandor, en un clima de conmoción por la muerte de Rosendo
García, jura venganza contra un enemigo invisible.
Dadas las inconsistencias en los testimonios varios de los declarantes
deben desmentir. Sin embargo, el detalle en que se ponen de acuerdo, es en una mentira
que les juega en contra de manera categórica: Los supuestos iniciadores de las
provocaciones se acercan a la mesa y Rosendo García, en un acto heroico, alzando las
manos se para frente a ellos como protegiendo a Vandor y a los suyos. Olvidaron que la
bala que mató a García le entró por la espalda.

Cap. 15 LA MONTAÑA CRECE


Los sobrevivientes del grupo de Blajaquis debieron pasar al menos dos
semanas en la clandestinidad, buscando refugio en casa de amigos. Tras la eximición de
prisión de Vandor, Barreiro e Imbelloni, el 31 de mayo el abogado de aquellos, Norberto
Liffschitz decide presentarlos como sus defendidos ante la justicia. Sin Blajaquis y sin
Zalazar, y tras la ausencia de Horacio, el grupo queda conformado por los Villaflor,
Alonso y Granato.
En una primera reunión de las defensas de las partes, es decir Torres y
Liffschitz, el abogado del grupo vandorista propone la teoría de que un tercer grupo
conformado por policías ingresó a La Real y comenzó con los disparos. Trataban de
plantear la idea de un atacante que en realidad era un fantasma. Liffschitz rechazó la
propuesta.
Mientras, las pruebas aportadas por el laboratorio de balística de la
provincia, realizadas por el subcomisario Arnaldo Romero, son contundentes. La
totalidad de los 11 accidentes balísticos realizados sobre el croquis del lugar evidencian
que los disparos salieron de una misma mesa hacia una misma dirección. Es decir, no
hubo fuego cruzado. Sencillamente, un grupo, el de Vandor, disparó contra el otro.

Cap. 16 EL DOCTOR CÁCERES: INCOMPETENTE


El juez de La Plata a cargo de la causa, Néstor Cáceres, se declara
incompetente, armado de un artículo y un inciso que en principio lo avalan para tal
decisión. La causa pasa a manos del juez de Bahía Blanca Llobet Fortuny. Éste, se ampara
sobre otro artículo del mismo Código de Procedimientos y le devuelve la causa. Se tiran
la pelota, no pueden o no quieren investigar. La causa se paraliza durante 42 días.
La ropa que llevaban puesta tanto Rosendo como Blajaquis se presenta
como prueba. La vestimenta del primero había sido, como se mencionó antes,
reemplazada por otra: La camiseta presentaba un orificio de entrada, pero no uno de
salida y no poseía manchas de sangre significativas. Inexplicable si se tiene en cuenta la
gran hemorragia que sufrió Rosendo García mientras agonizaba.
Vandor vuelve a modificar su declaración alegando que cuando
empezaron los disparos no solo se agazapó, si no que se tiró al suelo y permaneció así
hasta que terminó el enfrentamiento. Es el 14 de febrero cuando la Corte Suprema de la
provincia ratifica los pedidos de Cáceres y la causa pasa al juzgado de Bahía Blanca.

Cap. 17 LOS SALTOS GIRATORIOS


Con la causa asentada en Bahía Blanca los testigos tienen que
trasladarse hacia allí a comparecer nuevamente, ahora ante otro juez. Algunos de ellos,
como Mario Basello, se contradicen o cambian su testimonio. A todo esto, había
transcurrido casi un año desde las primeras declaraciones. El 2 de junio de 1967 Fortuny
visita por primera vez La Real sin que de esa visita surjan grandes hallazgos.
En un sinfín de idas y vueltas, lleno de irregularidades, al menos dos
testimonios coinciden. Tanto Vandor como Gerardi declaran que Rosendo da un salto y
se pone de frente al grupo de Blajaquis. ¿De qué manera puede entonces recibir un
disparo de forma perpendicular a su espalda? El juez determina, basándose en vaya uno
a saber que argumentó, que García se levantó, dio la espalda al primer grupo, recibe el
disparo y luego gira, ya herido y se pone de frente a ellos. Una hipótesis tan fantasiosa
como caprichosa.
El juez termina por sobreseer a todos ya que “no se demuestra quién o
quiénes fueron el o los autores de esos disparos, ni quién efectuó disparo alguno, ni
siquiera quién esgrimió o simplemente tenía en su poder un arma”.

Cap. 18 LA CONFESIÓN DE IMBELLONI


El 25 de mayo de 1968, Rodolfo Walsh consigue entrevistar a Norberto
Imbelloni, quien le va a ofrecer datos trascendentales para la investigación. Se presenta
a su casa de Lanús acompañado por Rolando Villaflor.
Casi como un arrepentido, Beto comienza su relato desde que salieron
desde el teatro Roma, con Vandor, García y los demás. Cuenta con detalle cómo comenzó
la pelea, incluso cuando él mismo increpa en el baño a Horacio y como luego se va a las
trompadas con Rolando. Desmiente algunas presencias como la de Sanz y Cicco, a la vez
que provee dos nombres que faltaban, el de Juan Ramón Rodríguez, y Acha. Precisa los
calibres de las armas que se usaron y quien las disparó. También asume parcialmente
que la ropa de Rosendo García pudo haber sido cambiada por Torres.
La transcripción casi completa de la entrevista que le realizó el autor
grafica el curso de los acontecimientos y apunta a la hipótesis general, que es la
respuesta casi lapidaria al título de este libro: “Vandor sabe que yo sé que él lo mató”,
dice Imbelloni.

Cap. 19 RECONSTRUCCIÓN
croquis y la representación en él de la ubicación de las mesas, las personas y las
marcas de los impactos

Para desentrañar la trama central de su trabajo, Walsh reconstruyó


minuciosamente y de manera artificial el lugar de los hechos, la posición de cada
protagonista, la ubicación de los impactos en paredes, vidrios y mostrador, así como las
heridas de las víctimas de ambos bandos, muertos y heridos. Tal misión representa un
trabajo de hormiga si se tiene en cuenta el tiempo transcurrido y la difusa pericia llevada
a cabo en su momento tras la limpieza de la escena por parte del personal de La Real.
La elaboración de un croquis y la representación en él de la ubicación
de las mesas, las personas y las marcas de los impactos fueron imprescindibles para
construir una evidencia empírica de la hipótesis. Tal hipótesis fue el prejuicio inicial que
Walsh se juró a sí mismo comprobar cuando comenzó con su investigación. La misma
denuncia que, por un lado, el grupo de Blajaquis estaba desarmado, y por otro, que a
Rosendo García lo mataron por la espalda. Como conclusión de una detallada
reconstrucción el autor afirma que quien mató a Rosendo fue Vandor o Valdés.
Tercera parte: El Vandorismo
Cap. 1 LA BASE
La industria metalúrgica, dice Walsh, figura en la mente de muchos,
entre ellos Vandor, como algo propio de la era peronista, lo cual no es cierto. Ya en el año
1935 uno de cada diez obreros industriales era metalúrgico. Para el año 1943 la
industria metalúrgica argentina ya contaba con 16.000 establecimientos y 155.000
obreros del sector. El crecimiento de la industria en Argentina era algo que venía hacía
tiempo y también era un fenómeno mundial. Lo que sí es propio de la época es la
creciente sindicalización de los obreros de esa rama. Si bien ya existían gremios de
metalúrgicos, entre ellos la Sociedad de Resistencia de metalúrgicos, de tendencia
anarquista, la Unión Obrera Metalúrgica es fundada en 1943, y en 1946 ésta ya cuenta
con 100.000 afiliados.

En ese sindicato es donde la figura como dirigente de Augusto Timoteo


Vandor cobra fuerza. En 1955 se da el índice de ocupación más alto del sector: tres de
cada cinco obreros industriales son metalúrgicos. Para 1958, Vandor ya es secretario
general de la UOM.

Cap. 2 LA NEGOCIACIÓN
Walsh señala a la huelga metalúrgica declarada el 25 de agosto de 1959
como el último enfrentamiento real del vandorismo con el régimen. Esto significa que
después de esto, en los años subsiguientes el dirigente adoptará una política dialoguista
y entregadora.
Los obreros revoltosos que no se identificaban con la burocracia de la
CGT eran despedidos no solo de sus fábricas sino también del sindicato. Esto llevó a un
gran número de militantes peronistas que habían trabajado en la metalurgia a virar de
una changa a otra durante mucho tiempo, tal es el caso de Raimundo o de Zalazar.
Sus nombres, junto a los de otros cientos de obreros figuraban en listas
negras. Ya no se sentían representados por la CGT y creían que ésta tampoco contenía el
espíritu del peronismo revolucionario.
Cap. 3 EL APARATO

“El que molesta en la fábrica, molesta a la UOM; y el que molesta a la


UOM, molesta en la fábrica”. El aparato burocrático de la UOM se consolida con esa
premisa. Para el año 1967, vandorismo ya era sinónimo de carnerismo.
Los obreros que protestan son acusados de comunistas, perseguidos y
golpeados por miembros del mismo sindicato. Esto en el mejor de los casos, si no es que
actúa directamente la policía torturando y asesinando.
En este escenario es que aparecen las listas opositoras. La lista gris
“peronista”, comprueba y denuncia la complicidad de la UOM en más de setecientos
despidos contra obreros disidentes del vandorismo en al menos 20 empresas. El
descontento se había acrecentado desde años anteriores. Para 1963 la UOM contaba con
219.000 afiliados, número que descendió a 121.000 en 1966.

Cap. 4 COMO MATAR AMIGOS E INFLUIR SOBRE LA CGT


Si para 1953 la CGT se jactaba de contar con 6.000.000 de afiliados, diez
años después el número había descendido a 2.400.000. En octubre de 1966, bajo el
gobierno de Onganía los afiliados eran 1.900.000 sobre un total de 9.000.000. Esto se
traduce en que solo uno de cada cinco obreros se sentía representado y defendido por
su sindicato. Analizando esta situación, se podría decir que las políticas entreguistas de
Vandor surtieron efecto. El movimiento obrero había sido destruido, al menos en su
organización.
En todos esos años, el sindicato que, en su razón de ser venía a defender
los derechos de los trabajadores había, muy por el contrario, velado por los intereses de
las patronales y de los gobiernos. Como era de esperarse, y luego del incidente en La
Real, el 28 de marzo de 1968 el congreso convocado por el reglamento elige a Raimundo
Ongaro como nuevo secretario general de la CGT. Nace así la CGT de los argentinos
(CGTA).

Cap. 5 LA CAMISETA

Foto Archivo: Aeropuerto de Río de Janeiro. Perón es trasladado en auto a una repartición militar. Luego
es obligado a regresar a España.

La idea de un peronismo sin Perón, resultaba todo un desafío para


Vandor ¿le era posible permanecer al frente de un movimiento social que no obedecía a
las directrices de quien lo había fundado? “Si me saco la camiseta peronista pierdo el
gremio en una semana”, lamentó Vandor en una ocasión. Su idea era la de simular
mantenerse fiel a las ideas peronistas para con las clases populares, pero negociar y
pactar con las empresas a sus espaldas. Como se mencionó antes, este mecanismo era
cada vez más evidente y generaba no poco descontento y disidencias en el movimiento
obrero.
La llamada “Operación Retorno” fue un manotazo de ahogado que
Vandor realizó en 1964, y en la cual prometía traer de regreso a Perón y rescatarlo de
un exilio de casi diez años en España. La misión fracasó y el ex presidente no pudo llegar
más lejos que Río de Janeiro.

Cap. 6 LAS IDEAS

Foto Archivo: Madrid, 1964. Perón acompañado de Isabel, Vicente Solano Lima, Delia Parodi y Augusto
Vandor.
Señala Walsh que lo que caracterizó al vandorismo es la falta de una
teoría política. En todo caso, lo que es seguro es que el dirigente hizo todo lo posible por
alejarse de posturas marxistas, descartando de antemano cualquier posición clasista.
Para él, el bienestar del obrero debía enmarcarse en un proceso que apunta al progreso
y la estabilidad del país en su totalidad. Asociaba clasismo con sectarismo.
Está claro que para Vandor el clasismo, o más precisamente la
conciencia de clase, como característica de la izquierda, traía consigo un plan de
enfrentamiento con la burguesía. Vandor prefería tener a ésta de su lado y evitar toda
confrontación. Para Vandor el sindicalismo debía tener una perspectiva nacional, y
aunque según él rescataba cierto aspecto de la revolución, o al menos lo que él entendía
de semejante concepto, lo cierto es que estaba más preocupado por mantener la paz
social y evitar el conflicto. La productividad por sobre la dignidad de los trabajadores.
De esta forma, con el vandorismo, se origina el prototipo del sindicalista
burgués, rodeado de lujos y confort, que se codea con empresarios, y alejado cada vez
más de la realidad cotidiana de los trabajadores. Esta figura persiste hasta nuestros días.

Cap. 7 CONCLUSIÓN

El autor reflexiona sobre la investigación y el duro camino que se debe


transitar para llegar a la verdad. Inquieta la desesperanza que tiene en torno al accionar
de una justicia corrompida por los intereses de quienes detentan el poder. No espera
condenas ni resultados inmediatos con la publicación de su libro. Se podría decir que su
principal objetivo es poner en evidencia que el sistema necesita personajes como
Vandor, y que, si no se lucha, gana la impunidad.
Nos guste o no, ¿Quién mató a Rosendo? es una prueba contundente de
que si la verdad no es buscada por la justicia como institución debe entonces tomarse
como un compromiso individual y colectivo y ponerse manos a la obra.
Pese a las revelaciones de la investigación de Rodolfo Walsh, la Justicia
nunca esclareció los hechos de la confitería La Real. Los asesinatos de Domingo
Blajaquis, Juan Zalazar y Rosendo García quedaron impunes.

IMAGEN DEL CROQUIS DE LA REAL

Como se aprecia en la figura, los disparos salen desde un mismo sector


y en una misma dirección. La declaración del grupo de Blajaquis que aseguraba que ellos
no iban armados parece no haber alcanzado para convencer al juez sobre la autoría del
grupo de Vandor en los asesinatos. Por lo tanto, para determinar con exactitud cómo se
dieron los hechos fue necesario graficar de manera precisa lo ocurrido.
El detalle con el que Walsh trabajó aspectos como las distancias de las
mesas y la ubicación de los protagonistas es sorprendente. Así mismo esto fue posible
gracias tanto a los testimonios recolectados como a los informes de balística y supo
probarlo al reconstruir la ubicación exacta de sus protagonistas en las mesas.
Walsh cruzó los datos que consiguió de los testigos presenciales –cuyos
dichos le permitieron trazar un croquis del salón– con los peritajes judiciales obrantes
en el expediente. Así pudo advertir su no correspondencia con el diagrama del informe
balístico sobre la posición de los involucrados y la trayectoria de los proyectiles.
MAPA DE LAS FUENTES
RECONSTRUCCIÓN DEL PLANO COBERTURA DEL CASO POR
PARTE DE LOS DIARIOS: LA EXPEDIENTE JUDICIAL.
POLICIAL. EXPEDIENTE POLICIAL
PRENSA, LA NACIÓN,
Walsh reelaboró el croquis en base a DECLARACIONES
PRIMERA PLANA, ANÁLISIS
los testimonios y trabajó con los BALISTICO, PLANIMETRIAS Y
informes balísticos. TESTIMONIALES DE TESTIGOS

El resumido recorrido
histórico en torno a la
industria metalúrgica, tales
como cantidad de obreros y
número de sindicalizados (no
Entrevista a Norberto Liffschitz especifica de qué documento
abogado defensor del grupo de
FUENTES
DOCUMENTALES extrajo los datos).
Blajaquis y ex guerrillero de las FAP

FUENTES EN INVESTIGACIÒN PERIODISTICA


¿Quién mató a Rosendo?
Por: TESTIMONIALES
FUENTES Rodolfo Walsh
TESTIGOS
Fructuoso Helvia (dueño
de la pizzería) FUENTES CONFESIÓN
Ramón García Norberto Imbelloni
TESTIMONIALES A su vuelta, engañó a un
(copropietario)
Carlos Sánchez y Oscar ladero de Vandor y
Díaz (mozos) participante del tiroteo,
Mario Basello TESTIGOS Norberto Imbelloni,
(comerciante, se SOBREVIVIENTES: diciéndole que el general
encontraba allí esa noche) Raimundo Villaflor exiliado quería que contara
Jorge Álvarez (parroquiano) Rolando Villaflor la verdad. El millón de
Francisco Alonso pesos que se entregó para
Francisco Granato negar los crímenes
Nicolás Gerardi (del
grupo vandorista)

FUENTES OFICIALES

Jueces: Dr. Néstor Cáceres y Dr. Llobet Fortuny


Personal Policial Policía Bonaerense: Subcomisario Alberto Martínez, Cabo Santamaría,
Agentes Segovia, Cristaldo y Zacarías, Ayudante Dellepiane, Comisario Da Tom.
Peritos: Alberto Giglio y Arnaldo Romero,
CLASIFICACION DE LAS FUENTES
SEGUN PEPE RODRIGUEZ
ASIDUAS
Fructuoso Helvia (dueño de
la pizzería)
Ramón García
(copropietario) Carlos
Sánchez y Oscar Díaz (mozos)
Mario Basello (comerciante,
SEGÚN LA se encontraba allí esa noche)
TEMPORALIDAD OCASIONALES Jorge Álvarez (parroquiano)
Raimundo Villaflor
Rolando Villaflor
Francisco Alonso
FUENTES PERSONALES Francisco Granato
Nicolás Gerardi (del grupo
vandorista)
Norberto Imbelloni
Jueces:
Dr. Néstor Cáceres
Dr. Llobet Fortuny
SEGÚN EL CONTENIDO PUNTUAL Peritos:
INFORMATIVO Alberto Giglio
Arnaldo Romero
Dr. Norberto Liffschitz
GENERAL (abogado defensor del grupo
de Blajaquis)
Jueces: Dr. Néstor Cáceres
PÚBLICA Dr. Llobet Fortuny
Raimundo Villaflor
PRIVADA Rolando Villaflor
Francisco Alonso
Francisco Granato
SEGÚN Norberto Liffschitz
LA ESTRUCTURA DE LA (abogado defensor del
COMUNICACIÓN grupo de Blajaquis)

CONFIDENCIAL

VOLUNTARIA
SEGÚN FUNCIÓN
ÉTICA INVOLUNTARIA Norberto Imbelloni
EXPEDIENTE JUDICIAL. DECLARACIONES
COBERTURA DEL CASO POR PARTE DE LOS DIARIOS: LA PRENSA, LA
FUENTES DOCUMENTALES NACIÓN, PRIMERA PLANA, ANÁLISIS.
RECONSTRUCCIÓN DEL PLANO POLICIAL. (Walsh elaboró el croquis en
base a los testimonios y los informes balísticos.)

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