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El Extraño 33

Me es increíble recordar el tiempo en el que pasó horas entre lúgubres recintos, siendo una
sombra entre grandes árboles, oculto entre sus enredaderas que caen desde las alturas de sus
ramas. Es un sentimiento extraño. Siento que siempre he estado en este castillo que
ciertamente no entra en el término hermoso o agradable, más bien es horrible, por donde
camine está lleno de pasadizos a plena oscuridad y que con mirar a lo alto sólo se visualizan
telarañas y más oscuridad.

Es un lugar lleno de piedras, humedad y moho; Lo que obviamente desprende olores


desagradables, olores que te recuerdan a que huele la muerte. Nunca entra ni siquiera un rayo
de luz, solo miras el destello de las velas las cuales son hasta hipnotizantes en esta inmensa
oscuridad. Recuerdo haber atendido sus necesidades pasando desapercibido, en mi defensa
creo que se ven mucho más atractivas por asi decirlo si no es que aterradoras las ratas,
murciélagos y arañas a pesar de su silencio.

Cuando camino por los pasillos logro divisar esqueletos entre los cimientos, pero son cosas
cotidianas, le enseñé y lo guié sin alguna voz ni ruido. Siempre me pregunte sobre sus
inquietudes ya que el solía pasar horas soñando, despues de ojear entre los libros me
preguntaba cuáles eran sus añoranzas. Alguna vez lo vi tratando de escapar, pero a medida
que se alejaba más me acercaba como una gran sombra.

Me pregunto, porque tomo la decisión de escalar la torre sabiendo que podría caerse y aun
asi subió los peldaños de piedra y luego escalo. Un avance lento y ciertamente horrendo, se
le notaba con frio y espanto. Por mi afán de verlo y cuidarlo lo seguí y fue cuando lo visualice
frente a una puerta; su rostro mostraba un éxtasis profundo, maravillado por la vista y
ciertamente no era para más pues se lograba divisar a través de una ornamentada verja de
hierro como brillaba en todo su esplendor la luna llena, una imagen que él nunca había visto.

Supongo que entre su exaltación y prisa se descuidó y termino tropezando, luego de eso
camino con mayor cuidado y lentitud, aun al rayo de la luz de la luna se visualizaba un
entorno oscuro. Supongo quedo anonadado por la impresiónate vista de su alrededor algo
lúgubre a la luz de la luna.
Podía ver nuevamente su frenético y tambaleante caminar hacia la luz; ciertamente era una
experiencia de locura. Inclusive tuvo que cruzar un rápido río en el cual se divisaban los
restos mohosos de un puente ya desaparecido.

Ciertamente ya habían pasado varias horas y aún asi me encontraba decidido a seguirlo,
llegamos a un castillo cubierto de hiedras y con una espesa arboleda, me fije que estaba
atónito observando a través de una ventana en el cual se podía ver un grupo de personas
vestidas. Tal cual fue mi sorpresa al mirar que salto por la ventana para entrar, pero si bien
no termino de cruzar y ya se veía entre todos los presentes un gran miedo con tal intensidad
que desbordaba gritos espantosos. Tal cual era el caos que parecía una estampida en la que
huían enloquecidos dejando un gran caos a su paso. Me percate que se encontraba
desorientado mirando de lado a lado como buscándome.

Lo seguí ya que aparentemente el lugar parecía vacío fue cuando se dirigió a una de las
alcobas, al llegar a la alcoba lo vi horrorizado viendo a través de ese arco dorado al cual se
aproximaba y de un momento a otro hizo su primer sonido un tipo de grito realmente
detestable, no imagino que tantas cosas pasaron por su mente al ver esa creatura que causa
repudio, un tipo de monstruo que con solo su presencia causaría un gran desorden en la
multitud.

Yo solo estoy como una mera sombra indetectable, solo haciendo presencia; él se encuentra
atónito imaginando y pensando quien sabe en qué. Solo sé que esa creatura bajo ese marco
dorado no era algo de este mundo, poseía rasgos carcomidos, con huesos que se entreveían,
ropas destrozadas y llenas de moho. El estaba como paralizado, tambaleo un par de veces y
no lo culpo, al ver esos ojos brillantes que lo miraban fijamente, él dio unos pasos hacia
adelante, al hacerlo también levanto su mano y en ese momento sus dedos tocaron la
extremidad putrefacta del monstruo.

Él no realizó ningún sonido, solamente aparto los dedos y salió corriendo de aquel castillo
con gran prisa, pero silenciosamente bajo luz de la luna. Lo seguí nuevamente hasta al
mausoleo y en su descenso. Supongo que prefiere andar entre lúgubres recintos, entre la
noche y las catacumbas.
En realidad, la luz no es para nosotros. Solamente somos extraños y sé que ahora él lo sabe,
desde el momento en que levanto su mano y sus dedos tocaron esa cosa repugnante bajo ese
marco dorado; para ser más claros desde que él levanto su mano extendió sus dedos y toco
la fría superficie del pulcro espejo.

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