Está en la página 1de 1

Highlights Cap.

12

Los seguros y las apuestas

La fascinante historia del origen de los seguros y su relación con las apuestas
• Aló, ¿en qué le puedo ayudar?
• Quería apostar que yo, me voy a morir en este año... ¿puedo apostar por mi muerte?
• No estoy segura, déjeme preguntar…
• Aló, ¿señor? No, no aceptamos apuestas por la muerte, pues es una apuesta negativa.

Legal y culturalmente hay una distinción clara entre los juegos de azar y los seguros. Pero económicamente, es
más difícil encontrarla. En ambos casos se acuerda que una suma de dinero cambiará de manos dependiendo
de lo que suceda en el futuro.

Cada vez hay más evidencia de que los seguros no sólo proporcionan tranquilidad, sino que también son un
elemento vital de una economía sana. Un estudio reciente hecho en el Reino de Lesoto, África, por ejemplo,
mostró que agricultores altamente productivos no se especializaban o expandían por el temor a las sequías, un
riesgo contra el que no se podían asegurar. Cuando los investigadores crearon una compañía aseguradora y
les empezaron a vender seguros, los agricultores expandieron sus negocios.

Hoy en día, el mercado más grande de seguros de todos desdibuja los límites entre asegurar y apostar: es el
mercado de los derivados financieros. Los derivados son contratos financieros que permiten que dos partes
apuesten en algo que puede ir desde las fluctuaciones del tipo de cambio hasta la posibilidad de que una deuda
sea pagada, pasando por el precio de los cereales o el clima. Pueden ser una forma de seguro: un exportador
se cubre contra un aumento en el tipo de cambio apostando que subirá; una empresa de cultivo de trigo se
protege apostando que el precio del trigo caerá.

¿Te ha pasado por la mente alguna vez adquirir una póliza de seguro? Bien sea para accidentes personales,
maternidad, hospitalización o de vida, todos en algún momento hemos considerado la opción de adquirir una
para nosotros mismos o nuestra familia. Sin embargo, a pesar de conocer lo importante que es estar
asegurado, dejamos pasar el momento para “cuando tenga más tiempo”, “cuando salga de unas deudas”, o “el
año que viene” y no le damos la debida importancia a vivir protegidos, en caso de ocurrir alguna eventualidad.

Uno nunca sabe cuándo se puede tener que requerir del apoyo financiero que ofrecen las pólizas de seguro
para momentos inesperados. A pesar de que lo ideal es no tener que hacer uso nunca de este recurso, es
mejor ser lo más prevenido posible. Esto nos demuestran que, en ocasiones, la vida puede depender de si se
tiene un seguro o no se tiene, para atender compromisos financieros, médicos u otros.

MBA. Juan José Salas M.


Finanzas Personales y Empresariales
ITESM – CEM

También podría gustarte