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Vuelve Otra Vez

Romanos 3.23
Introducción. En la versión Dios habla hoy dice: “todos han pecado y están
lejos de la presencia gloriosa de Dios.” El domingo pasado aprendimos que
todos nacimos en pecado, esto no lo reveló David, cuando dijo en el salmo
51.5 “soy pecador de nacimiento” (NTV). Esta condición de pecador nos pone
en una posición lejos de Dios, fuera de su reino. Jesús dijo que todos estamos
fuera del reino de Dios, pero el reino de Dios está cerca, está al alcance de
todos (Marcos 1.14-15).
Nacimos Fuera Del Reino De Dios. Veamos la historia de cómo pasó esto:
Génesis 2:7-8
Lo primero que aprendemos es que el hombre fue formado “del polvo de la
tierra”.
Lo segundo es que “Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso
allí al hombre que había formado.”
Primero fue el hombre y luego fue el huerto.
Adán no fue hecho de polvo del suelo del Paraíso, porque este no existía aún.
Dios puso al hombre en un huerto al oriente de Edén.
EDEN significa "PLACER" PARAÍSO.
Luego encontramos que Pablo menciona al Paraíso en el tercer cielo (2
Corintios 12.2-4).
Tenemos que Dios en el principio puso al hombre en el reino de los Cielos o el
Reino de Dios. Pero lamentablemente el hombre desobedeció.
A causa del pecado el hombre perdió el derecho a la vida. Por eso Dios dijo al
hombre: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la
tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.”
(Génesis 3.19).
Adam volvería al polvo del que estaba hecho, y eso significaba SER
ENTERRADO PARA DESCOMPONERSE EN EL.
• De nuevo Se convertiría en polvo.
• El Jardín era un Lugar Santísimo.
• Y el pecado no era permitido allí. (Es por eso que Adán tuvo que irse
después de haber pecado).
• Y como el pecado trae la MUERTE, el pecado no está permitido allí,
entonces la MUERTE tampoco está permitida allí.
Ezequiel 18:20 “El alma que pecare, esa morirá...”
Note como la muerte viene por causa del pecado (Romanos 5:12).
El hombre estaba muerto en pecado y en esa condición no podía estar en el
huerto, pues estaba en el peligro de comer del árbol de la vida y si lo hacía
perdía la esperanza de ser salvo (Génesis 3.22).
Dios quería salvar al hombre
Dios quería recuperar al hombre
Dios quería que el hombre volviera al paraíso.
Adán era pecador y en esa condición no podía vivir en el paraíso y si comía
del árbol de la vida, viviría pecador para siempre, sin esperanza y Dios no
podría ayudarlo – no podría hacer nada por él.
Así que lo echó del jardín para evitar que comiera del fruto de la vida y viviera
para siempre, sin esperanza (Génesis 3.23).
• En el Huerto está el árbol de la vida, que da vida eterna al que coma su
fruto.
• Más allá de la entrada del jardín está la vida eterna.
• Dios envió a Adán a morir en el polvo fuera del Jardín, del cual
originalmente sacó al hombre.
• El dominio de la muerte está fuera del jardín.
El hombre estaba en el dominio de la muerte.
• ¡Los pecadores deben morir!
• ¡El alma que peca debe morir!
• El dominio de La muerte está fuera del Edén.
• La muerte no pudo entrar en el jardín.
La Muerte Quedó A La Entrada. (Génesis 3.24).
• El hombre era pecaminoso y cualquier cosa pecaminosa que tratara de
entrar al Jardín sería muerta por la espada encendida.
El hombre estaba fuera del Reino de Dios y para poder entrar, primero debía
haber muerte.
• Entonces, ¿cómo iba Dios a hacer que el hombre pecador regresara a
un jardín que tenía una espada que mataría a los hombres pecaminosos, si
intentaban entrar?
• Éxodo nos da un indicio de cómo.
Israel estaba esclavo en Egipto
Egipto es tipo del pecado
Faraón no le quería dejar libre
Faraón es tipo del dios de este siglo – del príncipe de la potestad del aire.
Dios advirtió a Faraón: Éxodo 4.22-23
Note que esto fue dicho en el Capítulo 4 de Éxodo.
• Pero antes de que Dios lo hiciera, envió plagas para tratar de cambiar la
mente de Faraón.
• En el Capítulo 7, Dios comienza convirtiendo el agua del Nilo en sangre.
• Faraón se negó a ceder, y Dios hizo lo que había prometido en el
capítulo 4.
• Observe bien:
• Todos los hijos primogénitos morirían.
• Pero le dijo a Israel que tomara un cordero que fuera impecable y lo
matara.
• Luego tomara su sangre y la pusiera en la ENTRADA de sus hogares, y
permanecieran dentro de la casa hasta la mañana.
• Cuando llegara la muerte, no podría entrar en esa casa.
• La Sangre del cordero indicaría que una muerte ya ocurrió allí, y la
muerte ya se pagó en esa casa.
• LA MUERTE ENCONTRARÍA QUE YA HABÍA UNA MUERTE EN LA
ENTRADA. La sangre estaba en las entradas a las casas de los israelitas.
Hubo una muerte en la entrada.
En Éxodo, Dios mandó a Moisés a construir una morada para Él – El
Tabernáculo.
A la entrada del Tabernáculo estaba el altar del sacrificio.
Antes de entrar a la presencia de Dios un cordero debía ser muerto.
Había muerte a la entrada.
El cordero muerto en Egipto es un tipo de Jesús, el cordero de Dios que vino
para quitar el pecado del mundo (Juan 1.29).
En todo el Reino de Egipto, los primogénitos de los egipcios fueron muertos
esa noche.
• Pero ninguno de los hijos de los israelitas fue muerto.
• Porque un cordero había muerto en su lugar.
El Señor Jesús tomó nuestro lugar.
Él se hizo uno con nosotros
Se hizo pecado por nosotros (2 Corintios 5.21).
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Se hizo maldición por nosotros. Gálatas 3.13.
• Necesitas ver realmente lo que sucedió ese día cuando Jesús murió.
• Se convirtió en lo que te estaba matando para que pudieras vivir.
• Entonces Jesús tomó esa ley y murió por nosotros, para que
pudiéramos entrar.
En Egipto el cordero pagó con su muerte el derecho a que los Israelitas
pudieran estar dentro de la casa.
La sangre del cordero en la entrada decía aquí ya hubo muerte.
• Esa sangre decía que los que estaban adentro entraron porque OTRO,
SIN PECADO, HABÏA MUERTO POR ELLOS.
• La sangre en la entrada representa a Jesús que sufrió la muerte para
que pudiéramos entrar en la presencia de Dios – para que podamos entrar en
el reino de Dios.
Si no crees que Jesús murió en tu lugar para que puedas ir al cielo y que solo
por la sangre de Jesús, por Su muerte, no morirás por la eternidad, estás
perdido.
Identificado Con Jesús En Su Muerte.
Para Entrar En El Paraíso – el Reino De Dios, necesitas tener un encuentro con
la Espada y la espada es la palabra de Dios (Efesios 6.17).
La espada es la que determina quién entra y quién no entra.
Solo entran los que creen y obedecen a la espada del Espíritu.
El EVANGELIO, nos provee la información de cómo podemos CREER para
entrar en el Paraíso, en el reino de Dios.
El Evangelio nos dice que tenemos que identificarnos con Jesús en lo que Él
hizo para salvarnos.
Identificar significa estar asociado, unido, ser parte de, identificado con.
Lo primero que tenemos que hacer para entrar es identificarnos con Jesús en
su muerte.
Tenemos que asociarnos con la muerte de Jesús.
Tenemos que unirnos a su muerte
Tenemos que participar de su muerte en una manera que su muerte llega a
ser nuestra muerte 2 Corintios 5.14.
No es correcto decir que Él murió para que no tuviéramos que morir.
• En realidad, Él murió porque teníamos que morir.
• Él tomó mi lugar y murió, porque tenía que morir debido al pecado.
• Y como Jesús murió como yo, entonces es verdad que yo morí.
• A menudo se dice que Él simplemente tomó nuestro lugar.
• Pero eso no es correcto.
Jesús murió por nuestros pecados, pero nosotros tenemos que morir al
pecado (Romanos 6.2 - 3).
Muerte es separación – cuando alguien muere, hay una separación
(Eclesiastés 12.7).
El equivalente espiritual de la palabra muerte es ARREPENTIMIENTO.
La mejor definición de Arrepentimiento nos la da el sabio Salomón en
Proverbios 28.13:
Arrepentimiento incluye el confesar el pecado y apartarse –separarse – del
pecado.
En otras palabras morir al pecado.
Los componentes del Arrepentimiento son:
1. Convicción del pecado
2. Contrición, dolor, tristeza por haber pecado contra Dios
3. confesión del pecado
4. Apartarse, separarse del pecado para dedicarse y consagrar su vida en
santidad a Dios.
Una definición de arrepentimiento sería un dolor sincero por el pecado, una
renuncia al mismo y un compromiso sincero de abandonarlo y caminar en
obediencia en los caminos de Dios.
El Señor Jesús por la gracia de Dios gustó la muerte por nosotros para
llevarnos a la gloria (Hebreos 2.9-10).
Pero nosotros tenemos que morir al pecado para entrar al Reino de Dios.
El arrepentimiento es un paso importante en el plan de salvación. Es el
siguiente paso (inmediatamente después de creer) que el hombre toma hacia
Dios.
Arrepentimiento es el paso que antecede al perdón de los pecados.
La fe lleva a la persona a reconocer que necesita un salvador y que ese
salvador es el Señor Jesucristo. Es esta convicción la que lo guía al
arrepentimiento.
La primera respuesta visible, llena de acción es el arrepentimiento, que
comienza por la confesión de los pecados. "La verdadera confesión es
cuando decimos lo mismo que Dios dice acerca de nuestros"; es decir nos
ponemos de acuerdo con Dios (Isaías 1.18; 1 Juan 1.9).
Sin arrepentimiento la fe no salva.
Arrepentimiento hace la diferencia entre el que tiene fe y el que responde a
la fe.
Cuando nos arrepentimos crucificamos nuestro viejo ser pecaminoso con
Cristo y así reducir a la impotencia el pecado en nuestras vidas, de manera
que ya no somos esclavos del pecado sino siervos de Dios.
“sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él,
para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al
pecado.” (Romanos 6.6).
El arrepentimiento es el que nos prepara para ser nuevas criaturas.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5.17).
Nueva criatura significa: RECIENTEMENTE HECHO, Y DE UNA NUEVA CLASE.
• Significa SIN PRECEDENTES.
• Somos criaturas que antes no existían en esta tierra.
En el arrepentimiento se muere lo que éramos antes, para que una nueva
creación tome lugar en nosotros.
Arrepentimiento nos prepara para nacer de nuevo – Del agua y Espíritu.
En el arrepentimiento nos unimos a Jesús en su muerte (Romanos 6.3).
Al unirnos a Jesús en su muerte, la vida de Jesús se manifiesta en nosotros.
(Romanos 6.8).

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