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El CONSUMO DE DROGAS EN EL
ADOLESCENTE.
El autor
La droga es toda sustancia, terapéutica o no,
que introducida en el cuerpo por cualquiera de
los mecanismos clásicos (inhalación, ingestión
endovenosa, etc) es capaz de actuar sobre el
sistema nervioso central del individuo hasta
provocar en él una alteración física o intelec-
tual, la experimentación de nuevas sensaciones
o la modificación de su estado psíquico.
TIPOS DE DROGAS
• LSD
• Terokal
• Cocaína
• Píldoras vigorizantes
• Anfetaminas
La curiosidad, la búsqueda de nuevas experien-
cias llevan al adolescente al consumo de drogas.
Consecuencias graves:
• Esterilidad
• Adicción
• Dependencia absoluta
• Desnutrición
• Daños al cerebro y otros órganos impor-
tantes
• Drogadicción de las personas
• Sobredosis que pueden llevar a la
muerte
SÍNTOMAS DEL CONSUMO DE DROGAS
EN EL ADOLESCENTE
Desperdicio de tabaco de
7 color distinto al normal en
los bolsillos de la ropa.
La memoria se distrae y la 8
tensión se agiganta.
Irresponsabilidad en el
cumplimiento de tareas
9 asignadas.
10
Hay amistades que no quieren
ser presentadas a la familia. 10
DESDE LA FAMILIA:
• Aprender a decir NO
• Hacer frente a mensajes contradicto-
rios
• La empatía (para que logren entender
como sufrirían los papás si él consu-
miera droga)
• Resolver conflictos de manera adecua-
da y no buscar falsas salidas
• Pedir ayuda
• Seguir instrucciones
• Convencer a los demás
Charlas educativas (dentro de la currí-
3 cula y fuera de ella) sobre el consumo de
drogas. Insistir en:
• Causas
• Tipos de drogas
• Señales de alerta
• Consecuencias del consumo
• Prevención
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Definir el problema es hacerlo concreto, po-
nerle límite y no perderse en exageraciones.
Las causas nos ayudan a entender los motivos
por los que suceden determinados problemas.
El saber el por qué es un primer paso para
poder corregir las dificultades que presenta
el adolescente.
Las consecuencias, a veces fatales, que puede
tener determinado problemas no invitan a no
quedarnos con los brazos cruzados e interve-
nir de manera rápida y oportuna.
Es cierto que a veces no intervenimos porque
no nos damos cuenta o no sabemos distinguir
los problemas propios de la adolescencia. Las
señales de alarma nos previenen y ayudan a
tomar carta en el asunto.
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