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Bases Bíblicas y Teológicas Del Iglecrecimiento
Bases Bíblicas y Teológicas Del Iglecrecimiento
iglecrecimiento
Es interesante notar que el estudio del
iglecrecimiento usualmente cae bajo la disciplina
de la misionología, aunque también puede ser
parte de la eclesiología. El iglecrecimiento produce
un diálogo entre estas dos ramas de la teología ya
que combina los elementos de las funciones
misionológicas del cuerpo de Cristo con asuntos de la misma existencia de la
iglesia, su misión y su llamado.
Por definición, ser iglesia es —en parte— estar en misión. Emil Brunner: «La
iglesia es a la misión lo que el fuego a la
combustión». La esencia de la iglesia implica estar en misión hacia un mundo
perdido, quebrantado y adolorido. Gran parte de esa misión es fomentar que las
iglesias crezcan integralmente y se multipliquen.
1. Edificio
En 1 Pedro 2.5 se compara a todos los cristianos como «piedras vivas» que
forman parte de ese hermoso edificio, ese templo que Dios está construyendo.
Dice: «Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa
espiritual…»
La imagen se presta muy bien para expresar que se trata de algo que sigue en
proyecto de construcción y que continúa creciendo, tanto hacia los lados como
para arriba. El edificio se está agrandando. La Iglesia está creciendo. Efesios 2 lo
expresa claramente:
En Juan 15 la Biblia dice que todo pámpano que no lleva fruto será quitado.
Jesús afirma: «Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo
en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer» (v. 5).
Este fruto tiene que ver con practicar la ley del amor y guardar los mandamientos
de Dios. El Padre quiere que llevemos mucho fruto (v. 8).
En Juan 4.35 Jesús habla de su cosecha, que está madura y lista. Las
imágenes relacionadas con la agricultura también demuestran que el gran
agricultor espera recibir gran fruto en su cosecha.
4. Rebaño, grey
5. Nación santa
«Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo
adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las
tinieblas a su luz admirable…» (1 Pedro 2.9). En esta carta Pedro define a la
iglesia como sacerdocio que intercede ante Dios y trae su palabra al mundo, pero
también es una nación santa que debe anunciar las virtudes de Jesús. La iglesia
tiene un propósito misionero.
6. Familia
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es la sangre de Cristo la que nos vincula como familia espiritual. Esta sigue
creciendo a través de la historia.
7. Embajadores de Cristo
Por eso Pablo dice que ya no seamos «niños fluctuantes», sino que crezcamos
en todo en Aquél que es la cabeza, esto es, Cristo (Efesios 4.14). El autor de
Hebreos les dice a unos cristianos:
Tercero, con las oraciones lograban centrar sus vidas en lo más importante sin
enredarse en las cosas de este mundo. La oración era el lubricante que mantenía
la unidad entre los hermanos para así enfrentar la oposición, la espada y hasta
los leones. Ella incluía alabanza, gratitud, confesión y súplica. La oración
también preparaba el terreno para la obra evangelizadora.
Perseveraban … en la comunión unos con otros… Todos los que habían creído
estaban juntos, y tenían en común todas las cosas… Y perseverando unánimes…
comían juntos con alegría y sencillez de corazón.
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Los cristianos que se aman disfrutan estar en comunión —juntos, unidos. Eso
es lo que llamamos «koinonía» cristiana. Koinos es una palabra griega que
significa común. Koinonía, entonces, es compartir en unidad cristiana y tener
cosas en común. De allí también proviene la palabra comunión. Gran parte de la
vida cristiana es compartir con otros en amor fraternal. Lo importante es nunca
olvidar su propósito misionero, como lo pidió Jesús: Para que el mundo conozca
que tú me enviaste (Juan 17.23).
Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
Sabemos que uno planta y otro riega, pero que es Dios quien da el crecimiento.
Esta regla sigue vigente hoy. El hombre siembra y riega, pero Dios continúa
siendo el que da el crecimiento. Es importante que nuestras iglesias estén a la
expectativa del crecimiento que Dios pueda dar.
El último mandamiento que Cristo nos dejó antes de ascender al cielo debe ser
nuestra primera prioridad. No podemos conformarnos con el testimonio
presencial nada más, sino que donde y cuando sea posible, hay que proclamar
verbalmente las buenas nuevas de Jesucristo. Por eso Jesús da uno de sus
primeros mandatos al
comienzo de su ministerio cuando afirma: Venid en pos de mí, y haré que seáis
pescadores de hombres (Marcos 1.17).
Hechos
2.41 Bautizados… 3000 personas.
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2.47 Y el Señor añadía cada día…
4.4 Creyeron … y el número … 5000
5.14 Y los que creían en el Señor aumentaban más.
6.1 Como creciera el número de los discípulos…
6.7 Y crecía la palabra del Señor y … se multiplicaba…
8.1 Esparcidos por todas partes (Judea y Samaria)
8.4 Y las multitudes escuchaban…
9.31 Las iglesias … se acrecentaban.
12.24 Pero la palabra crecía y se multiplicaba.
13.43 Muchos … siguieron a Pablo y a Bernabé.
13.48, 49 La palabra se difundía.
14.21 Después de …. hacer muchos discípulos…
16.5 Aumentaban en número cada día.
16.14 El Señor abrió el corazón de ella … y su familia…
16.33 Se bautizó él con todos los suyos.
17.12 Así que creyeron muchos de ellos.
18.8 Y muchos de los corintios … creían…
18.10 «Tengo mucho pueblo en esta ciudad…»
19.20 Así crecía y prevalecía … la palabra del Señor.
21.20 Millares de judíos hay que han creído…
Descubrí una manera fácil de recordar estos cinco puntos clave de la Iglesia
Primitiva que deben describir a la iglesia local hoy. En Las iglesias que crecen (p.
21), el venezolano José Calixto Patricio, sugiere el siguiente acróstico:
Críticas al iglecrecimiento
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numérico por sí solo se convierte en obesidad; el orgánico, en burocracia; el
conceptual, en abstracción teórica; y el diaconal, en activismo social».
«En nuestros días, muchas de las masivas decisiones por Cristo —debemos
reconocerlo— no son resultado de la bendición de Dios, sino de una bien
planificada estrategia humana de captación de miembros. Debido a eso mucho de
lo que hoy se llama crecimiento debería ser considerado un simple engorde exterior,
que como ya manifestamos no implica un crecimiento interno de la persona ni el
desarrollo de una bien establecida personalidad cristiana en el nuevo creyente…
No debemos confundir los números con la bendición de Dios».
La Palabra de Dios, por otro lado, contiene muchos casos en los que se usan
los números en forma positiva. El libro de Hechos a menudo nos relata cuántos
fueron convertidos o tocados por el Espíritu Santo. Hechos 2.41 nos cuenta que
«los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como
tres mil personas». Esta es una manera de marcar el progreso y de saber cómo va
la obra. Los números simplemente nos dan una visión parcial de lo que está
sucediendo en la congregación. Son una herramienta más a nuestra disposición
en el ministerio.
No hay lugar para la discriminación dentro del reino de Dios. Debemos hallar
maneras bíblicas e íntegras de trabajar sin caer en discriminación, aun cuando
un ministerio se enfoque en cierto tipo de gente por razones de estrategia
misional.
Hay que reconocer que los tiempos han cambiado y que debemos hacer uso de
los adelantos en la misionología y de las herramientas provistas por el
iglecrecimiento al entrar en el nuevo milenio. Si uno no lo hace, habrá otros
grupos que aprovecharán la oportunidad.
La premisa de todo es que Dios da el crecimiento. Uno planta, otro riega, pero
Dios da el crecimiento. Dice Pablo en 1 Corintios 3.6-9:
Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que
planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. Y el que planta y el
que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme
a su labor. Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza
de Dios.
Es interesante notar que solo Dios puede hacer crecer la obra, pero nos usa a
nosotros como colaboradores del reino.
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El segundo, el gnóstico dualista, cree que lo material y lo físico nada tiene que
ver con las cosas del Señor. Aunque no lo diga en palabras, en lo práctico niega al
Dios creador que hallamos en Génesis, y solo ve a Dios obrando cuando se trata
de cosas milagrosas, místicas o sobrenaturales. Este tipo de gente no reconocen
que esta tierra fue creada por Dios y que Él está reconciliando al mundo consigo
mismo por medio de Jesucristo.
McGavran escribió su primer libro: Bridges of God [Los puentes de Dios] como
introducción al tema del iglecrecimiento. A esto dedicó toda una vida de estudio y
enseñanza. Viajó a muchos países para observar el trabajo
misionero/evangelístico y estudiar el iglecrecimiento, incluyendo países
latinoamericanos como México y Puerto Rico.
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1970 que los principios del iglecrecimiento se empezaron a aplicar al contexto de
congregaciones estadounidenses. Peter Wagner, en Su iglesia puede crecer, dice:
«La amplia difusión del movimiento empezó con la publicación de Los puentes de
Dios y Cómo crecen las iglesias. Estos libros llamaron la atención al crecimiento de
la iglesia en lo que se refiere a la evangelización, en el ámbito nacional e
internacional. Fueron discutidos detalladamente por los críticos de las revistas
misioneras, a ambos lados del Atlántico y del mundo entero… McGavran… ilustró
sus principios casi exclusivamente con datos procedentes de las misiones y de las
nuevas denominaciones de ultramar. En consecuencia, los pocos trabajadores
cristianos dedicados al ministerio en Canadá y los Estados Unidos que asistían a
sus clases y seminarios o leían sus libros, no creían que el crecimiento de la iglesia
aplicara a Norteamérica (pp. 15-16)».
«Nunca como hoy ha habido entre los cristianos latinoamericanos una preocupación
tan generalizada por el desarrollo y el crecimiento de la iglesia. No se trata de la
promoción de una determinada teoría o estrategia de crecimiento numérico, sino de
una auténtica inquietud por ver la expansión integral del reino de Dios sobre la
tierra … Es posible detectar también un auténtico proceso de crecimiento y
vitalidad en la mayor parte de las iglesias … Muchas congregaciones que por
décadas se contentaron con ser “un pequeño pueblo feliz” se están proponiendo
ganar miles de almas para Cristo … Hoy el Señor está dando a la iglesia, en
muchas partes del continente latinoamericano, un crecimiento como esta no conoció
desde el día de Pentecostés».
Pablo Deiros dice:
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Hispanos en Estados Unidos
Este grupo representa más de 18% de la población total, cuenta con unos 60
millones de personas y sigue creciendo a pasos agigantados. Las proyecciones del
censo indican que en esta década los latinos serán la «minoría» más representada
en ese país. Para el año 2050 será igual en tamaño numérico que todas las
demás minorías combinadas, según el criterio de la oficina del censo. Esto hace
que la población hispana en Estados Unidos esté en quinto lugar después de
México, España, Colombia y Argentina.
Tal vez la mayor crisis del iglecrecimiento fue tratar con el debate del principio de
las unidades
homogéneas. McGavran define esto como un grupo de personas que tienen las
mismas características y sienten que se pertenecen los unos a los otros.
Básicamente muchos teólogos reaccionaron en forma negativa ante la idea de
enfocar el ministerio en un solo tipo de persona como proponía McGavran en
Comprendiendo el iglecrecimiento al decir: «Que toda persona en el mundo tenga
la oportunidad de conocer a Cristo sin necesidad de cruzar barreras raciales,
lingüísticas o de clases».
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9. Iglecrecimiento y la Palabra de Dios, por A.R. Tippet. Este pequeño libro
expone los fundamentos bíblicos del iglecrecimiento. Tippet compara la
iglesia con un árbol que tiene solo dos opciones: «Crece o muere». El autor
intenta demostrar que la Iglesia de Jesucristo debe ser una que crece y
desafía a todo creyente a participar en la gran empresa misionera de un
Dios que está buscando a los perdidos y discipulando a los hallados. Aquí
tenemos una buena exposición bíblica, concisa y clara, acerca de la
importancia del estudio del iglecrecimiento.
10. La Iglesia de Jesucristo, de Alfredo Smith. Un curso ofrecido por
FLET en forma audiovisual. El misionólogo y pastor argentino, Alfredo
Smith, analiza la visión, iniciativa, desarrollo y resultados del movimiento
de iglecrecimiento que dirigió y llamó: «Lima al Encuentro con Dios», en
Perú. Allí relata que una iglesia de 117 miembros llegó a multiplicarse
hasta llegar a tener 25 congregaciones con 30 mil miembros en solo 15
años. El curso consta de conferencias en vídeo y una guía de estudio para
el alumno desarrollada por FLET titulada: La Iglesia de Jesucristo y cómo
hacerla crecer. Son un recurso muy valioso que estimula a trabajar.
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