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EL AUDITOR Y LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES

Los profesionales Contadores Públicos y Auditores en general están regidos por unos
principios éticos fundamentales. Los cuales son:
Integridad: Ser directo y honesto en todas las relaciones profesionales.
Objetividad: No comprometer juicios profesionales o empresariales debido a sesgo,
conflicto de intereses o influencia indebida de otros.
Competencia Profesional y Cuidado Debido: Para alcanzar y mantener los conocimientos
y habilidades profesionales al nivel requerido y actuar diligentemente.
Confidencialidad: Respetar la confidencialidad de la información adquirida como resultado
de relaciones profesionales y comerciales.
Comportamiento Profesional: Cumplir con las leyes y regulaciones pertinentes y evitar
cualquier conducta que el contador conozca o deba saber que podría desacreditar la
profesión.
En ocasiones, un contador o auditor podría estar en una situación en la que el
cumplimiento de un principio fundamental entra en conflicto con el cumplimiento de otro.
En tal situación, dicho profesional podría consultar con:
Otros colegas dentro de la empresa o de la industria, un cuerpo profesional, un organismo
regulador o asesor legal.
No obstante, dicha consulta no exime al profesional de la responsabilidad de ejercer un
juicio profesional para resolver el conflicto o, de ser necesario, desvincularse del asunto
que crea el conflicto.

Una explicación un poco más amplia de los principios es la siguiente:


INTEGRIDAD
Este principio requiere que el auditor sea directo y honesto en todas las relaciones
profesionales y comerciales. La integridad implica trato justo y veracidad. En ese sentido,
el profesional no se asociará con informes, comunicaciones u otros datos que contengan
una declaración materialmente falsa o engañosa, que haya sido proporcionada
imprudentemente o que omita información relevante y necesaria.
OBJETIVIDAD
De acuerdo con este principio, un auditor no debe ejecutar su trabajo en los casos en que
haya circunstancias o relaciones que afecten negativamente o influyan indebidamente en
su juicio profesional frente a la actividad que debe desarrollar. Un auditor no debe actuar
con criterios subjetivos.
COMPETENCIA PROFESIONAL Y CUIDADO DEBIDO
Según este principio, un auditor debe obtener y mantener los conocimientos y habilidades
profesionales al nivel requerido para garantizar que sus cliente u organizaciones a las que
presta sus servicios, reciban un servicio profesional competente, basado en las normas
técnicas y profesionales actuales y la legislación pertinente. Así mismo, de conformidad
con este principio, se espera que el profesional actúe diligentemente y de acuerdo con las
normas técnicas y profesionales aplicables.
La debida diligencia implica la responsabilidad de actuar de acuerdo con los requisitos de
una asignación, cuidadosamente, a fondo y de manera oportuna. Para ello, el auditor
tomará medidas razonables, en caso de tener subalternos, para garantizar que tengan la
formación y supervisión adecuadas. Así mismo, cuando sea procedente, informará a sus
clientes de las limitaciones inherentes a los servicios o actividades.

CONFIDENCIALIDAD
Según este principio, el auditor debe respetar la confidencialidad de la información
adquirida como resultado de relaciones profesionales y comerciales. Por lo tanto, deberá
estar atento a la posibilidad de divulgación involuntaria, incluso en un entorno social. La
confidencialidad debe mantenerse también para la información divulgada por un cliente
potencial. Tampoco debe hacerse un uso inapropiado de la misma.
La información no debe divulgarse, excepto que exista un deber o derecho legal o
profesional para efectuar la revelación respectiva. Es importante que el profesional tome
medidas razonables para asegurar que el personal que tenga bajo control y las personas
de las que se obtenga asesoramiento y asistencia, respeten el deber de confidencialidad.
El principio de confidencialidad debe mantenerse incluso después de finalizar la relación
con el cliente. Si bien se puede usar la experiencia previa, no se debe utilizar ni divulgar
información confidencial adquirida o recibida como resultado de una relación profesional o
comercial.
COMPORTAMIENTO PROFESIONAL
Según este principio, un auditor debe cumplir con las leyes y regulaciones pertinentes y
evitar cualquier conducta inapropiada que pueda desacreditar la profesión. Al emprender
actividades de comercialización o promoción, un auditor no desprestigiará la profesión. El
auditor debe ser honesto y veraz y en ese sentido, no incurrirá en exageraciones respecto
de los servicios ofrecidos o de su experiencia y conocimiento, ni hará comparaciones sin
fundamento frente al trabajo de otros colegas.
Es conveniente que, en los casos en que tenga dudas sobre si una forma de publicidad o
marketing es apropiada, consulte con el organismo profesional correspondiente para
evitar tener un comportamiento indebido.
Como se aprecia, estos principios deberían ser obvios al ejecutar cualquier clase de
trabajo (y para cualquier profesión). No obstante, es conveniente recordarlos para evitar
tener comportamientos antiéticos. Es así como diversos organismos profesionales
incorporan los principios fundamentales en sus códigos de ética, que podrían tener
algunas variaciones sobre los asuntos acá presentados, pero que pretenden un
comportamiento profesional apropiado por parte de quienes se adhieren a estos.
No hay que olvidar que una conducta ética es patrimonio de un contador profesional y aún
más de un auditor, en virtud de su conocimiento, especialidad y relación con el cliente, por
lo que es aconsejable revisar tanto el código de ética aplicable a la profesión como aquel
propio del cliente u organización a la cual se prestan los servicios. En su ausencia, es
recomendable su diseño e implementación.

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