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Bukowski en palabras de Bukowski

Peleas infantiles

En las calles pobres de Los Angeles imperaba el desorden en aquellos días, y sólo sobrevivían los
fuertes. Yo era un chico grande, huesudo y fuerte. Lo conseguí. El problema era que me gustaba.
Me encantaba el impacto de los nudillos en los dientes, sentir el terrorífico rayo que te atraviesa el
cerebro cuando alguien encaja uno limpio y tienes que procurar soltarte y recuperarte y saltarle
encima antes de que acabe contigo.

Soledad

En los peores momentos, en la peor ciudad, si conseguía una habitación pequeña, si podía cerrar
la puerta de esa habitación pequeña y estar solo en ella con la cama, la cortinita rota, empezaba a
embargarme una sensación agradable; una serenidad singular. No tenía problemas conmigo
mismo sino con los lugares de ahí afuera, con las caras de ahí afuera, con las vidas desperdiciadas
y destrozadas: la gente que se conforma con la solución más barata y más fácil. Cerrar la puerta de
mi habitación era una forma de decir no a todo eso.

El alcohol

Trabajas en un empleo de lo más asqueroso, llegas a casa de noche, estás cansado, ¿qué vas a
hacer?, ¿ir al cine?, ¿poner la radio en una habitación de tres dólares a la semana? ¡Diablos, no! Te
compras una botella de whisky y te la tomas, y bajas a un bar y quizá te metas en una pelea a
puñetazos y conozcas a una zorra. Luego vas a trabajar al día siguiente y haces tus cosas. Soy un
partidario del alcohol, te lo aseguro. Es necesario.

EL sexo

No sólo soy un tipo sucio. Tengo mucho de puritano. Por eso mis novias me dicen: “Santo cielo,
eres casi un puritano, y escribes esas cosas...”. En el acto sexual, al hacer el amor, no suelo ser muy
lanzado. Me molesta incluso hacerlo de día; ya sabes, la miras a los ojos, ella te mira a ti. Resulta
un tanto incómodo. Menos mal que he conocido a una mujer que me está enseñando mucho
sobre las relaciones sexuales, ya sabes, lo que quiere una mujer. Obedezco y disfruto. Así que
estoy aprendiendo a edad avanzada. Supongo que he sido un desastre con muchas mujeres
durante veinte o treinta años.

Los Angeles

Mi ideal de vida es aquí, donde están los proxenetas negros, donde suena la música, donde las
máquinas de discos tocan en los bares, donde las luces están encendidas, ahí es donde hay vida.
Estás en un tugurio bullicioso y algo está pasando. Creo que la degradación, los proxenetas y las
prostitutas son las flores de la tierra. En esos tugurios hay una gran felicidad. Es animación.
Cuando limpias la ciudad, la matas.
La escritura

No tengo idea de lo que voy a escribir cuando me siento a la máquina. Nunca me ha gustado el
trabajo arduo. Y planificar lo es. Prefiero que salga del aire o de algún lugar situado detrás de mi
oído izquierdo. He descubierto que me encuentro en un estado como de trance cuando escribo. A
veces entra mi esposa cuando estoy escribiendo y grito. No porque la obra sea tan valiosa, o
porque yo sea valioso, sino porque me despierto asustado.

Las feministas

No consigo entender qué las pone tan furiosas. Sólo me hace sonreír. No llego a entenderlo. He
escrito una gran cantidad de historias de amor que son solamente historias de amor, nada más.
Creo que esas no las leen. Luego, de vez en cuando, me atacan. Veo solamente la boca que se
mueve y el odio. No sé por qué... de vez en cuando aparecen y tienen pinta de detestarme.

La poesía

La poesía siempre es lo más fácil de escribir, porque se puede escribir cuando uno está
completamente borracho o completamente feliz o completamente desgraciado. Siempre se puede
escribir un poema. Así que un poema es algo muy cómodo, es una expresión emotiva que salta
afuera.

David E. Oprava

Flesh Bottle Bukowski

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