Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
REZO ABIERTO
De Claudio Ferrari
Dios habla.
Habla tanto mas allá de nuestros sentidos
que no hay esfuerzo posible
para tanta evidencia.
Es Su silencio
la presencia plena,
el espiral infinito
que abarca, atraviesa y envuelve
todo.
Silencio.
Es preciso sólo silencio.
II
El Bautismo
III
La Confesión
IV
La Comunión
La Confirmación
VI
EL Matrimonio
VII
La Extremaunción
Al final de mi vida
vuelve a dolerme el cuerpo
y temo aún mucho más que cuando fui purificado.
De qué sirvió saberme Tuyo
si al cabo tengo miedo.
Asísteme, Dios mío.
Creí tanto en Ti y en Tu palabra.
Cada vez que me alejé fue para volver
cada alba de mi vida fue buscarte
cada oscuridad de mi vida fue buscarte
y fue buscarte cada pan que compartí
y fue estar perdido cada gesto mío sin buscarte.
Asísteme, Dios mío
en esta, la última de mis horas.
Tantas veces imaginé este encuentro con mi propia muerte
que no sé si te amé o tuve pánico a tu ausencia.
¿Qué fue mi fe, mi Dios, qué fue?
Tanta duda soportada para acabar más duda.
Ceden mis fuerzas
ya no otro alivio que entregarme a Ti me consuela.
Aceptame y asísteme, Dios mío.
Tan mío de mí.
Tan pertenencia a mi imagen y semejanza
que aún en el misterio eres presencia.
10
VIII
IX
Somos tantos
tantos, tantos...
Tantos desde el principio
desde el origen tantos
somos siempre tantos
permanentemente tantos...
Tantos somos
que dañarnos
es de continuo
nuestro acto.
Tantos somos
que no vernos
es de continuo
nuestro acto.
Tantos somos
que matarnos
es de continuo
16
nuestro acto.
Tantos somos
que amarnos
es de continuo
nuestro acto.
Somos tantos
tantos somos desde siempre
tan absurdamente iguales
tan extremadamente débiles
tan religiosamente santos
tan obscenamente injustos
tan inútilmente sabios
tan absolutamente humanos
tan paradójicamente mágicos
tan constantemente tantos.
17
XI
XII
No es dado a mí ordenar
lo que será.
Es a la Sangre
a la Savia y al Río
a la Tierra y al Aire
el privilegio de disponernos.
XIII
A Lindsay Kemps
XIV
XV
No aceptar la muerte
no acabar de aceptarla jamás
seguir sufriendo su presencia
temiéndole
escapando
manteniendo el primario instinto
el original rechazo.
XVI
¿Sabré el momento
cuándo viva mi muerte?
23
XVII
XVIII
XIX
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV