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Las células se reproducen duplicando su contenido y luego dividiéndose en dos.

El ciclo
de división es el medio fundamental a través del cual todos los seres vivos se propagan.

En especies unicelulares como las bacterias y las levaduras, cada división de la célula
única produce un nuevo organismo.

Es especies pluricelulares se requieren muchas secuencias de divisiones celulares para


crear un nuevo individuo; la división celular también es necesaria en el cuerpo adulto
para reemplazar las células perdidas por desgaste, deterioro o por muerte celular
programada.

Así, un humano adulto debe producir muchos millones de nuevas células cada segundo
simplemente para mantener el estado de equilibrio y si la división celular se detiene el
individuo moriría en pocos días.

El ciclo celular comprende el conjunto de procesos que una célula debe realizar para
cumplir la replicación exacta del ADN y la segregación de los cromosomas replicados
en dos células distintas.

La gran mayoría de las células también doblan su masa y duplican todos sus orgánulos
citoplasmáticos en cada ciclo celular: De este modo, durante el ciclo celular un conjunto
complejo de procesos citoplasmáticos y nucleares tienen que coordinarse unos con
otros.

Las plantas y los animales están formados por miles de millones de células individuales
organizadas en tejidos y órganos que cumplen funciones específicas. Todas las células
de cualquier planta o animal han surgido a partir de una única célula inicial —el óvulo
fecundado— por un proceso de división.

Esta división o reproducción celular tiene dos variantes, dependiendo del tipo de célula
que deba dividirse o reproducirse: la mitosis y la meiosis.

Mitosis

La mitosis es la división nuclear asociada a la división de las células somáticas.

Las células somáticas de un organismo eucariótico son todas aquellas que no van a
convertirse en células sexuales.

La mitosis, entonces, es el proceso de división o reproducción de cualquier célula que


no sea germinal (sexual). En ella, una de las estructuras más importantes son los
cromosomas, formados por el ADN y las proteínas.

Una manera de describir un cromosoma en forma sencilla sería: corresponde a dos


brazos, los cuales están unidos por el centrómero, en los brazos se ordena el ADN.
Las etapas más relevantes de la mitosis son:

Interfase: Es el tiempo que pasa entre dos mitosis o división celular. En ella, ocurre la
duplicación del número de cromosomas (es decir, del ADN). Así, cada hebra de ADN
forma una copia idéntica a la inicial.

Las hebras de ADN duplicadas se mantienen unidas por el centrómero.

La finalidad de esta duplicación es entregar a cada célula nueva formada la misma


cantidad de material genético que posee la célula original. Además, también se duplican
otros organelos celulares como, por ejemplo, los centríolos que participan directamente
en la mitosis.

Terminada la interfase comienza la mitosis propiamente tal, que se ha subdividido en


cuatro etapas:

Profase: las hebras de ADN se condensan y van adquiriendo una forma determinada
llamada cromosoma. Desaparecen la membrana nuclear y el nucléolo. Los centríolos se
ubican en puntos opuestos en la célula y comienzan a formar unos finos filamentos que
en conjunto se llaman huso mitótico.

Metafase: las fibras del huso mitótico se unen a cada centrómero de los cromosomas.
Estos se ordenan en el plano ecuatorial de la célula, cada uno unido a su duplicado.

Anafase: los centrómeros se duplican, por lo tanto, cada duplicado del cromosoma se
separa y es atraído a su correspondiente polo, a través de las fibras del huso. La anafase
constituye la fase crucial de la mitosis, porque en ella se realiza la distribución de las
dos copias de la información genética original.

Telofase: en ella se desintegra el huso mitótico, la membrana nuclear y el nucléolo


reaparecen, los nuevos cromosomas pierden su forma definida y se transforman en
hebras o largos filamentos de ADN.

Terminada la telofase se forman dos núcleos idénticos en relación con la cantidad y


calidad de ADN que posee cada célula nueva.

A medida que va ocurriendo la telofase, el citoplasma comienza a separarse en la región


de la línea ecuatorial en dos porciones iguales hasta que forma dos células idénticas
entre sí. Este proceso se llama citoquinesis.

La mitosis representa la forma de reproducción para los organismos unicelulares. A los


organismos pluricelulares, este proceso les permite reemplazar células muertas o
desgastadas, el crecimiento, la cicatrización, la formación de nuevos tejidos, etcétera.

Meiosis
Los organismos superiores que se reproducen de forma sexual se forman a partir de la
unión de dos células sexuales especiales denominadas gametos.

Los gametos se originan mediante meiosis, proceso exclusivo de división de las células
germinales (o células sexuales).

La meiosis se diferencia de la mitosis en que sólo se transmite a cada célula nueva un


cromosoma de cada una de las parejas de la célula original. Por esta razón, cada gameto
contiene la mitad del número de cromosomas que tienen el resto de las células del
cuerpo.

Cuando en la fecundación se unen dos gametos, la célula resultante, llamada cigoto,


contiene toda la dotación doble de cromosomas. La mitad de estos cromosomas
proceden de un progenitor y la otra mitad del otro.

La meiosis, entonces, consiste en dos divisiones sucesivas de una célula diploide


(primera y segunda división meiótica), acompañadas por una sola división de sus
cromosomas.

En los organismos multicelulares (el hombre es uno de ellos), la meiosis ocurre


únicamente en los órganos encargados de la formación de células sexuales. Estos
órganos se denominan gónadas en los animales y son los ovarios de la hembra, que
producen gametos femeninos u óvulos, y los testículos del macho, que generan gametos
masculinos o espermatozoides. En las plantas con flores (fanerógamas o
espermatófitas), la meiosis opera en determinadas estructuras florales: "ovario" y "
antera".

Debido a que la meiosis consiste en dos divisiones celulares, estas se distinguen como
Meiosis I y Meiosis II. Ambos sucesos difieren significativamente de los de la mitosis.

Cada división meiotica se divide formalmente en los estados de: Profase, Metafase,
Anafase y Telofase. De estas la más compleja y de más larga duración es la Profase I,
que tiene sus propias divisiones: Leptoteno, Citogeno, Paquiteno, Diploteno y
Diacinesis.

Meiosis I

La primera división meiótica es una división reduccional: el número de cromosomas en


cada célula hija se reduce a la mitad, o sea de diploide (2n) a haploide (n).

Las características típicas de la meiosis I, solo se hacen evidentes después de la


replicación del ADN, en lugar de separarse las cromátidas hermanas se comportan como
bivalente o una unidad, como si no hubiera ocurrido duplicación formando una
estructura bivalente que en sí contiene cuatro cromátidas.

Las estructuras bivalentes se alinean sobre el huso, posteriormente los dos homólogos
duplicados se separan desplazándose hacia polos opuestos, a consecuencia de que las
dos cromátidas hermanas se comportan como una unidad, cuando la célula meiótica se
divide cada célula hija recibe dos copias de uno de los dos homólogos. Por lo tanto, las
dos progenies de esta división contienen una cantidad doble de ADN, pero estas difieren
de las células diploides normales.

PROFASE 1. Al comienzo de la profase I, los cromosomas aparecen como hebras


únicas, muy delgadas, aunque el material cromosómico (ADN) ya se ha duplicado en la
interfase que precede a la meiosis.

Muy pronto, los cromosomas homólogos se atraen entre sí, colocándose uno junto al
otro, para formar parejas que se correspondan y contactan íntimamente en toda su
extensión.

En este proceso de apareamiento, llamado sinapsis, cada pareja de homólogos incluye


un cromosoma de origen "paterno" y un cromosoma de origen "materno", ambos en
proceso de condensación.

A medida que continúan acortándose y engrosando, se hace visible que cada


cromosoma está constituido por dos cromátidas hermanas unidas por un centrómero, de
modo que la pareja de homólogos forma, en conjunto, una estructura de cuatro
cromátidas, la tétrada.

Mientras integran una tétrada, las cromátidas no hermanas intercambian porciones


homólogas, fenómeno conocido como entrecruzamiento. La recombinación de material
hereditario en el entrecruzamiento contribuye a la variación de la descendencia.

Durante la profase 1, la célula sufre cambios similares a los estudiados en la mitosis.


Los centríolos (si existen) se separan y aparecen el huso y los ásteres. La membrana
nuclear y el nucléolo terminan desintegrándose.

En síntesis, la principal diferencia entre la profase I en la meiosis y la profase de la


mitosis radica en la sinapsis, proceso exclusivo de la meiosis, puesto que no ocurre en la
mitosis.

Etapas de la Profase I

Leptoteno:

En esta fase, los cromosomas se hacen visibles, como hebras largas y finas. Otro
aspecto de la fase leptoteno es el desarrollo de pequeñas áreas de engrosamiento a lo
largo del cromosoma, llamadas cromómeros, que le dan la apariencia de un collar de
perlas.

Cigoteno:
Es un período de apareamiento activo en el que se hace evidente que la dotación
cromosómica del meiocito corresponde de hecho a dos conjuntos completos de
cromosomas. Así, pues, cada cromosoma tiene su pareja, cada pareja se denomina par
homólogo y los dos miembros de la misma se llaman cromosomas homólogos.

Paquiteno:

Esta fase se caracteriza por la apariencia de los cromosomas como hebras gruesas
indicativas de una sinapsis completa. Así, pues, el número de unidades en el núcleo es
igual al número n.

A menudo, los nucléolos son muy importantes en esta fase. Los engrosamientos
cromosómicos en forma de perlas, están alineados de forma precisa en las parejas
homólogas, formando en cada una de ellas un patrón distintivo

Diploteno:

Ocurre la duplicación longitudinal de cada cromosoma homólogo, al ocurrir este


apareamiento las cromátidas homólogas parecen repelerse y separarse ligeramente y
pueden apreciarse unas estructuras llamadas quiasmas entre las cromátidas. La aparición
de estos quiasmas nos hace visible el entrecruzamiento ocurrido en esta fase.

Diacinesis:

Esta etapa no se diferencia sensiblemente del diploteno, salvo por una mayor
contracción cromosómica. Los cromosomas de la interfase, en forma de largos
filamentos, se han convertido en unidades compactas mucho más manejables para los
desplazamientos de la división meiótica.

Metafase I

Esta etapa de la primera división meiótica también difiere sustancialmente de la mitosis.

Al llegar a esta etapa la membrana nuclear y los nucléolos han desaparecido y cada
pareja de cromosomas homólogos ocupa un lugar en el plano ecuatorial. En esta fase los
centrómeros no se dividen; esta ausencia de división presenta una diferencia importante
con la meiosis. Los dos centrómeros de una pareja de cromosomas homólogos se unen a
fibras del huso de polos opuestos.

Además, los diferentes pares de cromosomas homólogos se distribuyen a ambos lados


del ecuador de la célula en forma independiente y al azar, vale decir, algunos
cromosomas de origen paterno o materno se colocan en un lado del plano ecuatorial y,
el resto, en el lado opuesto.
Para tal ordenamiento, la única regla es que cada cromosoma de origen paterno quede
siempre enfrentado a su homólogo de procedencia materna; pero el hemisferio celular
que ocupa cualquiera de ellos depende sólo de la casualidad.

Como consecuencia de esta distribución al azar, cuando se separan los dos grupos
cromosómicos en dirección al polo de su respectivo hemisferio, cada conjunto incluye
una mezcla casual de cromosomas maternos y paternos, lo que se traduce finalmente en
una amplia variedad de combinaciones cromosómicas en los gametos.

Expresado de otra manera, cada gameto poseerá un material hereditario diferente del de
los otros.

Anafase I

Como en la mitosis, esta anafase comienza con los cromosomas moviéndose hacia los
polos. Cada miembro de una pareja homóloga se dirige a un polo opuesto

Telofase I

Esta telofase y la interfase que le sigue, llamada intercinesis, son aspectos variables de
la meiosis I.

En muchos organismos, estas etapas ni siquiera se producen; no se forma de nuevo la


membrana nuclear y las células pasan directamente a la meiosis II.

En otros organismos la telofase I y la intercinesis duran poco; los cromosomas se


alargan y se hacen difusos, y se forma una nueva membrana nuclear. En todo caso,
nunca se produce nueva síntesis de ADN y no cambia el estado genético de los
cromosomas.

Meiosis II

La segunda división meiótica es una división ecuacional, que separa las cromátidas
hermanas de las células haploides (citos secundarios).

Profase II

Esta fase se caracteriza por la presencia de cromosomas compactos (reordenados) en


número haploide y por el rompimiento de la membrana nuclear, mientras aparecen
nuevamente las fibras del huso.

Los centriolos se desplazan hacia los polos opuestos de las células.

Metafase II
En esta fase, los cromosomas se disponen en el plano ecuatorial. En este caso, las
cromátidas aparecen, con frecuencia, parcialmente separadas una de otra en lugar de
permanecer perfectamente adosadas, como en la mitosis.

Anafase II

Los centrómeros se separan y las cromátidas son arrastradas por las fibras del huso
acromático hacia los polos opuestos.

Telofase II

En los polos, se forman de nuevo los núcleos alrededor de los cromosomas.

En suma, podemos considerar que la meiosis supone una duplicación del material
genético (fase de síntesis del ADN) y dos divisiones celulares. Inevitablemente, ello
tiene como resultado unos productos meióticos con solo la mitad del material genético
que el meiosito original.

La Meiosis en láminas

Profase I (temprana)
Profase I (intermedia)
Profase I (tardía)

En el cito primario los cromosomas se ven como filamentos muy delgados


Los cromosomas homólogos se aparean (sinapsis) y se hacen más cortos y gruesos
Cada cromosoma tiene dos cromátidas hermanas unidas por un centrómero. La
membrana nuclear empieza a desaparecer

Metafase I
Anafase I
Telofase I

Las tétradas se ordenan en el ecuador del huso


Los cromosomas homólogos se separan, dirigiéndose a los polos opuestos. Los
centrómeros no se dividen
Se forman dos núcleos haploides. Cada cromosoma consta de dos cromátidas adheridas
a un centrómero

Citos secundarios
Profase II
Metafase II

Durante la intercinesis no hay duplicación de material genético


En los citos secundarios los cromosomas se recondensan. La membrana nuclear
comienza a desaparecer y se reconstituye el huso acromático
Los cromosomas se alinean en el ecuador del huso como en la mitosis

Anafase II
Telofase II

Los centrómeros se dividen, separándose las cromátidas hermanas. Los nuevos


cromosomas migran hacia los polos opuestos
Reconstrucción de los núcleos. Se completa la citoquinesis formándose cuatro células
haploides que entran al periodo de interfase

Significado e importancia de la Meiosis

Básicamente, la meiosis es un mecanismo indispensable para asegurar la constancia del


número específico de cromosomas en los organismos sexuados.

Ya se ha visto que las dos primeras divisiones meióticas reducen la cantidad de


cromosomas del número diploide (2n) al haploide (n), lo que posibilita la unión de dos
tipos diferentes de gametos para originar un cigoto diploide.

Si la producción de gametos se hiciera por mitosis, la fusión de ellos duplicaría el


número cromosómico del cigoto. Así, en la especie humana con 46 cromosomas por
célula, la unión del óvulo y el espermatozoide daría lugar a un huevo con 92
cromosomas.

Al repetirse el mismo proceso, las generaciones sucesivas duplicarían indefinidamente


la cantidad de material cromosómico en cada célula, de manera que la prole siguiente
poseería 184 cromosomas, la subsiguiente 368 y, al llegar a la décima generación, los
individuos tendrían sus células con 23.552 cromosomas en los núcleos. Esta
acumulación continua de material cromosómico haría imposible la existencia de
cualquier célula.

Además de garantizar la permanencia del número específico de cromosomas, la meiosis


es muy importante porque provee la continuidad del material hereditario de una
generación a la siguiente y, a la vez, contribuye a crear variabilidad en la descendencia.

El "entrecruzamiento" de los cromosomas paternos y maternos durante la profase I y la


"combinación al azar" de esos mismos cromosomas en la metafase I, determinan la
producción de una gran variedad de gametos por cada progenitor.

Como los gametos masculino y femenino también se unen al azar para formar un cigoto,
se puede afirmar que este proceso de fusión y la meiosis que le precede, son importantes
fuentes de variabilidad dentro de las especies que presentan reproducción sexual.

La variación en la descendencia constituye la base de los cambios evolutivos que


ocurren con el tiempo. Los individuos que, por sus características hereditarias, pueden
adaptarse mejor a las condiciones ambientales tienen mayores oportunidades de
sobrevivir y dejar más descendientes que los individuos con rasgos hereditarios menos
favorables.
Gemación: se presenta cuando unos nuevos individuos se producen a partir de yemas. El
proceso de gemación es frecuente en esponjas, celentereos, briozoos. En una zona o
varias del organismo progenitor se produce una envaginación o yema que se va
desarrollando y en un momento dado sufre una constricción en la base y se separa del
progenitor comenzando su vida como nuevo ser. Las yemas hijas pueden presentar otras
yemas a las que se les denomina yemas secundarias. En algunos organismos se pueden
formar colonias cuando las yemas no se separan del organismo progenitor. En las
formas más evolucionadas de briozoos se observa en el proceso de gemación que se
realiza de forma más complicada.

El número de individuos de una colonia, la manera en que están agrupados y su grado


de diferenciación varía y a menudo es característica de una especie determinada. Los
briozoos pueden originar nuevos individuos sobre unas prolongaciones llamados
estolones y al proceso se le denomina estolonización.

Ciertas especies de animales pueden tener gemación interna, yemas que sobreviven en
condiciones desfavorables gracias a una envoltura protectora. En el caso de las esponjas
de agua dulce, las yemas tienen una cápsula protectora y en el interior hay sustancia de
reserva. Al llegar la primavera se pierde la cápsula protectora y a partir de la yema surge
la nueva esponja. En los briozoos de agua dulce se produce una capa de quitina y de
calcio y no necesitan sustancia de reserva pues se encuentra en estado de hibernación.

Esporulación: esputacion o esporogénesis consiste en un proceso de diferenciación


celular para llegar a la producción de células reproductivas dispersivas de resistencia
llamadas esporas. Este proceso ocurre en hongos, amebas, líquenes, algunos tipos de
bacterias, protozoos, esporozoos (como el Plasmodium causante de malaria), y es
frecuente en vegetales (especialmente algas, musgos y helechos), grupos de muy
diferentes orígenes evolutivos, pero con semejantes estrategias reproductivas, todos
ellos pueden recurrir a la formación células de resistencia para favorecer la dispersión.
Durante la esporulación se lleva a cabo la división del núcleo en varios fragmentos, y
por una división celular asimétrica una parte del citoplasma rodea cada nuevo núcleo
dando lugar a las esporas. Dependiendo de cada especie se puede producir un número
parciable de esporas y a partir de cada una de ellas se desarrollará un individuo
independiente.

La reproducción sexual o gámica constituye el procedimiento reproductivo más


habitual de los seres pluricelulares. Muchos de estos la presentan, no como un modo
exclusivo de reproducción, sino alternado, con modalidades de tipo asexual. También se
da en organismos unicelulares, principalmente protozoos y algas unicelulares.

Se puede definir de tres formas, aceptadas cada una por diversos autores.

 Reproducción en la que existe singamia (fusión de gametos)


 Reproducción en la que interviene un proceso de meiosis (formación de gametos
haploides)
 Reproducción en la que interviene un proceso de recombinación genética
(descendencia diferente a la parental)
Clasificación [editar]Las características morfológicas y funcionales de los gametos
permiten diferenciar dos formas de reproducción sexual: isogámica (tipo de
reproducción sexual en la que intervienen gametos morfológicamente iguales, la
transmisión hereditaria es por vía materna) y anisogámica.

La reproducción sexual isogámica se observa en algunas algas, hongos inferiores y


protozoos. En este tipo de reproducción, los gametos tienen el mismo tamaño, idéntica
forma externa y la misma fisiología. Por ello no es posible denominarlos gameto
masculino y femenino, por lo que se emplean los símbolos + y - en función de su
comportamiento.

La reproducción sexual anisogámica o heterogámica es la más frecuente, y la utilizan la


mayoría de los organismos pluricelulares. En ella, los gametos se diferencian tanto
morfológica como fisiológicamente. Uno de ellos es diminuto y móvil, recibiendo el
nombre de gameto masculino o microgameto mientras que el otro es grande y
sedentario y se denomina gameto femenino o macrogameto. Actualmente con la nueva
nomenclatura al microgameto se le conoce como espermatozoide y al macrogameto,
óvulo.

Ventajas e inconvenientes [editar]La reproducción sexual presenta con respecto a la


reproducción asexual ciertas desventajas, entre las que destacan: un mayor gasto
energético en la búsqueda y lucha por conseguir pareja, una menor rapidez en la
reproducción y un menor número de descendientes, entre otras.

Por el contrario tienen la ventaja biológica de promover la variación genética entre los
miembros de una especie, ya que la descendencia es el producto de los genes aportados
por ambos progenitores, en vez de ser una copia genética. Cuanto mayor es la
variabilidad genética de una población, mayor es su tasa de evolución; una población
con cantidades considerables de variabilidad genética puede protegerse frente a futuros
cambios ambientales, ya que si éste cambia puede existir una forma minoritaria que
salga favorecida con ello; cada generación expone nuevas combinaciones alélicas a la
selección natural.

La reproducción asexual, también llamada reproducción vegetativa, consiste en


que de un organismo se desprende una sola célula o trozos del cuerpo de un individuo
ya desarrollado que, por procesos mitóticos, son capaces de formar un individuo
completo genéticamente idéntico a él. Se lleva a cabo con un solo progenitor y sin la
intervención de los núcleos de las células sexuales o gametos.

Reproducción asexual en animales


La multiplicación asexual sólo se presenta en aquellos organismos cuyas células
conservan aún la totipotencia embrionaria, es decir, la capacidad no sólo de
multiplicarse, sino también de diferenciarse en distintos tipos de células para lograr la
reconstrucción de las partes del organismo que pudieran faltar.

Como la totripotencia embrionaria es tanto más común cuanto más sencilla es la


organización animal, no obstante, ésta tiene lugar en esponjas, celentéreos, anélidos,
nemertea, equinodermos y también en los estados larvarios y embrionarios de todos los
animales.

Las modalidades básicas de reproducción asexual son las siguientes:

La gemación o yemación.
La fragmentación o escisión.
La bipartición.
La esporulación o esporogénesis.
La poliembrionía.
La partenogénesis.
En esta reproduccion no se usa nada como espermatozoides ni ovulos,es la diferencia
principal entre la : sexual y asexual.

Reproducción asexual en plantas


Se halla extraordinariamente difundida y sus modalidades son muchas y muy variadas.
Entre ellas destacan:

Las mitosporas.
Los propágulos.
La multiplicación vegetativa artificial.
Ejemplos
Plantas, bacterias

Reproducción vegetativa artificial


Injertos: consiste en insertar en una planta, una rama similar de otra planta.
Estacas: la reproducción por estacas consiste en cortar la rama con brotes o yemas,
plantarla en otro lugar y obtener así una nueva planta.
Esqueje o gajos: tallos que se preparan, en recipientes con agua o en tierra húmeda,
donde forman nuevas raíces, tras lo cual pueden plantarse.
Cultivo de tejidos: cultivo realizado en un medio libre de microorganismos y utilizando
soluciones nutritivas y hormonas vegetales, que provocan el crecimiento de raíces,
tallos y hojas a partir de un fragmento de una planta.
Division binaria: Por estrangulacion en el plano medio, se reproducen dos nuevos
organismos, esto ocurre en la levadura.

Ventajas e inconvenientes de la reproducción asexual


Entre las ventajas biológicas que conlleva están su rapidez de división y su simplicidad,
pues no tienen que producir células sexuales, ni tienen que gastar energía en las
operaciones previas a la fecundación. De esta forma un individuo aislado puede dar
lugar a un gran número de descendientes, por medios como la formación asexual de
esporas, la fisión transversal, o la gemación; facilitándose la colonización rápida de
nuevos territorios. Así, algunos organismos se reproducen asexualmente cuando las
condiciones ambientales son favorables, mientras que lo hace sexualmente cuando son
adversas.

En cambio, presenta la gran desventaja de producir una descendencia sin variabilidad


genética, clónica, al ser todos genotípicamente equivalentes a su parental y entre sí. La
selección natural no puede "elegir" los individuos mejor adaptados (ya que todos lo
están por igual) y estos individuos clónicos puede que no logren sobrevivir a un medio
que cambie de modo hostil, pues no poseen la información genética necesaria para
adaptarse a este cambio. Por lo tanto esa especie podría desaparecer, salvo que haya
algún individuo portador de una combinación genética que le permita adaptarse al
nuevo medio.

Ovogénesis

La ovogénesis es el proceso de formación y diferenciación de los gametos femeninos u


óvulos en los animales, incluido el ser humano. La ovogénesis, al igual que la
espermatogénesis, se basa en el proceso de la meiosis, que produce, mediante dos
divisiones sucesivas, cuatro células con un genotipo recombinado y la mitad de ADN.

En los seres humanos, y en otros mamíferos es más o menos semejante, las células
germinales diploides generadas por mitosis, llamadas ovogonias (u oogonias), se
localizan en los folículos del ovario, crecen y sufren una diferenciación para
transformarse en ovocitos primarios(u oocitos), donde se pone en marcha la primera
división meiótica, dando origen una célula voluminosa u ovocito secundario que
contiene la mayor parte del citoplasma original y otra célula pequeña o primer cuerpo
polar (primer corpúsculo polar).

Estas dos células efectúan la segunda división meiótica; del ovocito secundario se
forman otras dos células: una grande, que contiene la mayor parte del citoplasma
original, y otra pequeña o segundo cuerpo polar. Los cuerpos polares se desintegran
rápidamente, mientras que la otra célula se desarrolla para convertirse en un óvulo
maduro, haploide.

En los seres humanos el feto femenino empieza a formar ovogonias, pero se detiene el
proceso de meiosis en la etapa de ovocito primario, específicamente en profase I, en la
subfase conocida como diplotena. Este período se mantiene suspendido hasta que, a
partir de la pubertad y por efectos hormonales, se desprende un ovocito en cada ciclo
menstrual, se concluye entonces la primera división meiótica y se inicia la segunda. Ésta
a su vez se interrumpe (en la metafase II), y no se completa hasta la fecundación —si es
que ésta ocurre—, cuando se forman el óvulo y los 3 corpúsculos polares.

La reserva ovárica en mujeres, definida como el número de células germinales


(ovogonias durante el desarrollo y ovocitos tras el nacimiento) presenta el máximo a los
6 meses del comienzo del desarrollo embrionario, tras el cual desciende abruptamente
justo antes del nacimiento y continúa decreciendo exponencialmente hasta la
menopausia. La cantidad y calidad de los ovocitos se puede relacionar con el posible
resultado reproductivo en mujeres cuando se realizan estudios de fertilidad, puesto que
en caso de presentar una reserva ovárica disminuida se obtendrán pocos ovocitos tras
técnicas de inducción de ovulación y, por tanto, poca probabilidad de embarazo
positivo[1

Espermatogénesis
La espermatogénesis es el mecanismo encargado de la producción de espermatozoides;
es la gametogénesis en el hombre. Este proceso se desarrolla en los testículos. La
espermatogénesis tiene una duración aproximada de 64 a 75 días en la especie humana.
Consta de 3 fases o etapas: fase proliferativa, meiosis o espermatocitogénesis, y
espermiogénesis o espermiohistogénesis.

Los espermatozoides son células haploides (tienen la mitad de los cromosomas que una
célula somática),móviles y muy diferenciadas. La reducción se produce mediante una
división celular peculiar, la meiosis en el cuál una célula diploide (2n), experimentará
dos divisiones celulares sucesivas sin un paso de duplicación del ADN entre dichas
divisiones, con la capacidad de generar cuatro células haploide (n). En este proceso es
necesario pasar de unas células diploides, inmóviles e indiferenciadas a otras haploides,
móviles y muy diferenciadas.

La espermatogénesis, en la especie humana, comienza cuando las células germinales de


los túbulos seminíferos de los testículos se multiplican. Estas células germinales dan
lugar a células madre de los espermatogonios, a partir de las cuales surgen las células
espermatogonias tipo A. Existen varios tipos de espermatogonias tipo A :
espermatogonias oscuras Ad, las cuales solo se dividen cuando tiene lugar una
reducción drástica de espermatogonias; y espermatogonias pálidas Ap, las cuales dan
lugar a más espermatogonias del mismo tipo o a espermatogonias de tipo B,que son
precursores de los espermatocitos. La producción de espermatogonias de tipo A marca
el inicio de la espermatogénesis. Todas estas células son diploides.

Cuando el individuo alcanza la madurez sexual las espermatogonias de tipo B aumentan


de tamaño y se transforman en espermatocitos de primer orden, que siguen siendo
diploides. Estas células están unidas por un puente citoplasmático para regular el
proceso, de forma que reciban la señal de hacer meiosis a la vez. En estas células se
produce la meiosis: la meiosis I dará lugar a dos espermatocitos de segundo orden y tras
la meiosis II resultarán cuatro espermátidas (gracias a la meiosis, de una célula diploide
surgen cuatro células haploides (gametos)). La siguiente fase es la espermiogénesis. En
ella, las espermátidas se convierten en espermatozoides. Para ello, se reduce el
citoplasma, el núcleo se alarga y queda en la cabeza del espermatozoide, las
mitocondrias se colocan en el cuello y los centriolos originan un flagelo. Al realizarse la
fecundación, estos espermatozoides antes de salir pasan por el epidídimo del testículo,
donde se realiza la espermiohistogénesis, donde obtienen la acrosoma, un estilo de
casco en el espermatozoide hecho de enzimas, y una glicolema (capa), que la protege
del pH de la vagina. Esta capa (glicolema), la pierde en la diferenciación natural, que
desaparece antes de llegar al óvulo para lograr entrar en él con la fuerza del acrosoma.
Además el espermatozoide está formado por una zona intermedia donde se alojan
numerosas mitocondrias que garantizan el aporte energético, también están formados
por un flagelo constituido por un filamento axial rodeado por una vaina fibrosa, que
permite la movilidad.

Un ciclo espermatogénico tiene una duración aproximada de 2 meses. Las


espermatogonias están en mitosis durante 16 días, dando lugar a los espermatocitos
primarios. Estos tardan 24 días en completar la primera meiosis y dar lugar a los
espermatocitos secundarios, los cuales tardarán horas en convertirse en espermátides.
Las espermátides tienen que diferenciarse, como se ha comentado anteriormente,
tardando otros 24 días para ese proceso. Si sumamos todo obtenemos unos 64 días
desde el paso de espermatogonias hasta espermatozoides.

Los espermatozoides presentan tres zonas bien diferenciadas: la cabeza, el cuello y la


cola. La primera es la de mayor tamaño, contiene los cromosomas de la herencia y lleva
en su parte anterior un pequeño saliente o acrosoma cuya misión es perforar las
envolturas del óvulo. En el cuello se localiza el centrosoma y las mitocondrias, y el
flagelo es el filamento que le permite al espermatozoide "nadar" hasta el óvulo para
fecundarlo.

Periodo embrionario [editar]La formación de espermatozoides comienza alrededor del


día 24 del desarrollo embrionario en la capa endodérmica del saco vitelino. Aquí se
producen unas 100 células germinales que migran hacia los esbozos de los órganos
genitales. Alrededor de la cuarta semana ya se acumulan alrededor de 4000 de estas
células, y el gen SRY determina que formen los testículos para poder producir
espermatozoides, aunque este proceso no empezará hasta la pubertad. Hasta entonces,
las células germinales se dividen por dos.

Acción Hormonal [editar]Esta regulación se produce por retroalimentación negativa,


desde el hipotálamo, el que actúa en la hipófisis, y finalmente en el testículo. Las
hormonas responsables son:

Testosterona: responsable de las características sexuales masculinas, es secretada en el


testículo por las células de Leydig o instersticiales. Esta hormona también es secretada
por la médula de la corteza suprarrenal pero en menores cantidades en comparación al
testículo, también se secreta en las mujeres pero en mínimas cantidades.
FSH u hormona folículo estimulante: secretada por la hipófisis, actúa sobre las células
de Sértoli o nodrizas para que éstas actúen sobre los espermios en desarrollo.
LH u hormona luteinizante: secretada por la hipófisis, actua sobre las células de Leydig
o instersticiales para que secreten testosterona.
Inhibina: secretada las células de Sértoli o nodrizas, actúa sobre la hipófisis inhibiendo
la secreción de FSH y con ello deteniendo la espermatogenesis.
==

Eficiencia [editar]El hecho de que durante el eyaculado se produzca una elevada


pérdida de espermatozoides, junto con un número bastante elevado de espermatozoides
malformados, convierte este mecanismo en un proceso redundante e ineficaz: de toda la
capacidad espermatogénica potencial del testículo, tan sólo un 25% consigue evitar la
pérdida por apoptosis o degeneración. A su vez, la mayoría son malformados, motivo
por el cual únicamente un 12% de las células iniciales son potencialmente.

Evolucion humana

1 Homo habilis es la especie más antigua del género Homo. Vivió aproximadamente
desde 1,9 hasta ca. 1,6 millones de años antes del presente, en las edades Gelasiense y
Calabriense (principios a mediados del Pleistoceno). El descubrimiento de esta especie
se debe a Mary y Louis Leakey, quienes encontraron los fósiles en Tanzania, África,
entre 1962 y 1964. Está generalmente aceptado que Homo habilis es la primera especie
del género Homo, si bien hoy día algunos ponen en duda su pertenencia al género y
ubican a Homo rudolfensis en el primer lugar.
Su nombre significa "hombre habilidoso" y hace referencia al hallazgo de instrumentos
líticos confeccionados por éste. Se han realizado estudios detallados de los restos óseos
de sus manos para verificar si realmente sería posible que este Homo los hubiera
realizado. Los científicos concluyeron que era capaz de prensión de agarre para realizar
las manipulaciones necesarias en la fabricación de utensilios de piedra; probablemente,
era carnívoro oportunista.

Se observa en ellos un importante incremento en el tamaño cerebral con respecto a


Australopithecus, que se ha calculado entre 650 cm³ y 800 cm³, en el cráneo aplastado
"1470", encontrado en Koobi Fora.

Los restos se han hallado en Kenia, en la localidad de Koobi Fora y en Tanzania, en la


conocida Garganta de Olduvai.

Características físicas [editar]Las principales características son las siguientes:

Cráneo más redondeado.


Incisivos espadiformes.
Molares grandes y con esmalte grueso.
Ausencia de diastema.
Foramen magnum(hueco occipital) ubicado más hacia el centro.
Rostro menos prognato que los australopitecinos.
Incisivos más grandes que los australopitecinos.
Cara corta.
Dedos curvos de pies y manos: lo que indicaba que aún utilizaban los árboles.
La posición bípeda en las hembras provoca una reducción de la pelvis que tiene como
consecuencia un adelanto de los partos (lo cual implica prematuración del neonato, un
mayor tiempo dedicado a la crianza y así la necesidad de mantener vínculos sociales
fuertes que potencialmente coadyuvan al desarrollo de una cultura).
Mayor capacidad craneal 650 cm³.
Diferencias con los australopitecinos [editar]Analizando algunos de los restos óseos
recuperados se puede reconocer que se trata de una especie con un aspecto mucho más
humano que el encontrado en los australopitecinos. La cabeza del fémur es más grande,
corta y redondeada. También la pelvis tiene un aspecto más moderno.

Su altura era similar a Australopithecus africanus, de unos 1'3 m, así como su peso,
calculado en 40 kg, aproximadamente.

Homo habilis y Homo erectus [editar]Hallazgos realizados en el noreste africano (zona


del lago Turkana) por Louise y Meave Leakey (hijas de Louis y Mary Leakey)
publicados en el 2007 aproximan la existencia del Homo habilis a fechas más recientes:
hasta por lo menos 1.440.000 años antes del presente existieron Homo habilis, tal
datado implica que al menos por unos 500.000 años coexistieron en los mismos
territorios los H. habilis y los Homo erectus, las investigadoras opinan que inicialmente
no debieron haber existido mayores conflictos entre las dos especies, sin embargo el
crecimiento de la población de H erectus habría terminado con una lucha en pos de los
recursos de la cual habrían salido exitosos los H. erectus. Ese mismo hallazgo pone en
duda – por otra parte– una filiación directa entre ambas especies. Aunque hay autores
como Erik Trinkaus que opinan que la convivencia no descarta que H. habilis fuera
ancestro directo de H. erectus.[2]
Principales yacimientos y restos fósiles [editar]Kada Hadar (Etiopía)
Shungura-Omo (Etiopía)
Chemeron (Kenia)
Koobi Fora (Kenia)
KNM ER 1805: 3 fragmentos de cráneo de un individuo adulto, datados en 1,74 Ma.
KNM ER 1813: Cráneo bastante completo de 510 cm³ de capacidad y datado en 1,9 Ma.
Descubierto por Kamoya Kimeu in 1973.
(KNM ER 1470, interpretado inicialmente como H. habilis, está actualmente asignado a
una especie diferente, Homo rudolfensis).
Garganta de Olduvai, (Tanzania)
OH 7: Mandíbula inferior con 13 dientes, un molar inferior, dos parietales y 21 huesos
de dedos, mano y muñeca izquierda. La capacidad craneal ha sido estimada por
diferentes investigadores entre 363 y 710 cm³. Los restos pertenecieron a un macho
joven, de 12 o 13 años y han sido datados en 1,75 Ma. Fueron descubiertos por Jonathan
y Mary Leakey en 1960. Homo habilis se describió en base a estos restos en 1964 por
Louis Leakey, Tobias y Napier.[1]
Fragmentos de mandíbula, maxilar y dientes de una posible hembra, datados en 1,7 Ma.
Descubiertos por N. Mbuika en 1963.
OH 24 (apodado Twiggy): Un cráneo, que se encontró muy deformado. Tras la
restauración se ha estimado una capacidad de algo menos de 600 cm³. Fue localizado
por Peter Nzube en 1968.
OH 62: Conjunto de restos fósiles que incluyen de miembros superiores e inferiores,
descubiertos por Donald Johanson y Tim White en 1986.
Sterkfontein (Sudáfrica)
STW 53: Un cráneo, localizado en el "Miembro 5" y datado en 1,8 Ma.

2 Homo rudolfensis es una especie de hominino fósil, que habitó en el este de África
entre hace 2,4 y 1,9 millones de años, en el Gelasiense (Pleistoceno inferior). La especie
fue propuesta por Valerii P. Alexeev en 1986,[4] cuyo espécimen tipo es el KNM-ER
1470,[5] encontrado en Koobi Fora (orilla oriental del Lago Turkana, antes lago
Rodolfo), por Bernard Ngeneo, un miembro de equipo de Richard Leakey, en 1972.[6]
Alexeev lo designó en 1986 como Pithecanthropus rudolfensis, aunque posteriormente
se ha adscrito tanto a los géneros Homo como Australopithecus.

Características [editar]Algunos paleoantropólogos dudan de que sea una especie


diferente de Homo habilis, pero ésta es la opinión dominante en la actualidad, debido a
unas marcadas diferencias morfológicas, entre las que hay que distinguir las siguientes:
forma de la cara (principalmente en la región supraorbital y malar, que presenta muy
larga, profunda e inclinada hacia delante); medidas craneales en su conjunto (un 45% de
las medidas que se compararon entre las dos especies superan el dimorfismo sexual de
los gorilas) y el volumen craneal (alrededor de los 750 cc, frente a los 500 cc del Homo
habilis), aunque en 2007 la capacidad craneana de Homo rudolfensis ha sido estimada
por Timothy Bromage, antropólogo de la Universidad de Nueva York en 526 cc.[7]
Asimismo, anatómicamente el Homo rudolfensis tiene, respecto al Homo habilis, una
cara más plana, unos dientes post-caninos más amplios y con raíces y coronas más
complejas y esmalte más grueso.

Antigüedad [editar]El Homo rudolfensis habitó en un periodo de tiempo comprendido


entre 2,4 (edad del espécimen fósil UR 501) y 1,9 millones de años, en el este de África,
por lo que se considera contemporáneo del Homo habilis, así como de otros homínidos,
como el Paranthropus boisei. Su área de dispersión parece haber sido exclusivamente el
este africano, por lo que muchos paleoantropólogos lo consideran un endemismo.

Relaciones [editar]A partir del descubrimiento del Kenyanthropus platyops (Meave


Leakey, et al. 1999), se acepta que Homo rudolfensis podría haber evolucionado a partir
de Kenyanthropus; si bien existen otras hipótesis sobre sus relaciones filogenéticas.

Finalmente, el hecho de la coexistencia de estas dos especies africanas (Homo


rudolfensis y Homo habilis), ha llevado a algunos autores a sugerir un interesante debate
alrededor de la coexistencia de dos especies inteligentes, pues parece estar clara la
asociación de Homo habilis con las industrias líticas de Olduvai y Homo rudolfensis
con las del lago Turkana, que todavía no ha llegado a sus últimas consecuencias.

El hallazgo de dos fósiles, un hueso de mandíbula de Homo habilis de 1,44 millones de


años y un cráneo de Homo ergaster de hace 1,55 millones de años, en el norte de Kenia,
por un equipo de expertos liderado por Meave y Louise Leakey, además de demostrar
que ambas especies coexistieron, ha dado nuevos argumentos para sostener la hipótesis
según la cual, Homo ergaster desciende de Homo rudolfensis. Algunos expertos
sostienen que H. ergaster y H. rudolfensis fueron especies hermanas descendientes de
alguna otra que vivió en África, de 2 a 3 millones de años antes del presente.[8]

Principales yacimientos [editar]Koobi Fora (Kenia)


Lago Malawi (Malawi)

3 Homo georgicus es un especie de homínido establecida en 2002 a partir de los fósiles


encontrados un año antes en Dmanisi, en el Cáucaso, República de Georgia. Se
considera intermedia entre el Homo habilis y el Homo erectus y relacionada con el
Homo ergaster. Los fósiles se han datado en 1,8 millones de años. El tamaño del cerebro
se ha calculado entre 600 y 680 c.c. La estatura se ha estimado en 1,5 m.

Fue encontrado primero gran parte de un esqueleto (Vekua et al., 2002; Gabunia et al.,
2002). Posteriormente ha habido otros tres hallazgos, incluido un cráneo completo (pero
sin dientes, sólo con el canino izquierdo) y además, se han encontrado asociados con los
huesos, artefactos de piedra y de percusión, que le permitían a esta especie cazar, matar
animales y procesarlos. La condición de cazador y no de carroñero ni de simple
recolector y consumidor de alimentos blandos vegetales, del Homo georgicus, ha sido
establecida. El homínido de Dmanisi consumía carne, y este producto, pudo haber sido
la clave de la supervivencia de esta especie y de otros homínidos habitantes de altas
latitudes, sobre todo en invierno. (Lordkipanidze, D.).

Al parecer los cinco individuos del Dmanisi formaban una familia que se vio envuelta
en una erupción volcánica la que los obligó a penetrar en el abrigo, y luego murieron
por asfixia debido a las cenizas volcánicas. Esa es la explicación que se desprende del
estudio de los estratos, y la razón de por qué en este caso excepcional se encontró un
número elevado de fósiles juntos que eran de edades tan variadas.[1]

4 Homo ergaster es un homínido extinto, propio de África. Se estima que vivió hace
entre 1,75 y un millón de años, en el Calabriense (Pleistoceno medio).
Sus primeros restos fueron encontrados en 1975 en Koobi Fora (Kenia); se trata de, al
menos, dos cráneos (KNM-ER 3733, tal vez femenino, y KNM-ER 3883)[3] de hace
1,75 millones de años cuyo cerebro tenía un tamaño estimado en unos 850 cm³. Luego,
en 1984, fue descubierto en Nariokotome, cerca al lago Turkana (Kenia), el esqueleto
completo de un niño de unos 11 años, 1,60 m de estatura y cerebro de 880 cm³, con una
antigüedad de 1,6 millones de años; se conoce como el niño de Nariokotome.

Homo ergaster, procede probablemente de Homo habilis y es básicamente la versión


africana de Homo erectus, del que es antecesor. Algunos especialistas consideran que
pueden haber sido una única especie, debido a su gran parecido anatómico, en cuyo caso
tendría prioridad su denominación como Homo erectus, pero parece asentarse la
aceptación de dos especies diferentes.[

Características [editar]Homo ergaster tiene un cráneo menos robusto y con toros


supraorbitales menos acusados que los Homo erectus asiáticos, y se asocia, en sus
comienzos, a la Industria lítica olduvayense o modo 1, para luego pasar a la achelense o
modo 2.

A excepción del cráneo, tanto Homo erectus como Homo ergaster tienen una
constitución física bastante parecida a la del hombre actual, siendo similar en estatura,
aunque en general son de complexión más robusta y fuerte, y tienden a ser algo más
anchos de caderas. Las proporciones de piernas y brazos, ya son también totalmente
modernas.

Comportamiento [editar]Se especula que H. ergaster pueda ser el primer homínido con
capacidad para el lenguaje articulado; sin embargo la estructura de las vértebras del niño
de Nariokotome parecen refutar tal hipótesis.

Dentro de las hipótesis muy probables, se considera que los Homo ergaster pueden
haber sido los primeros homínidos en establecer relaciones sociales complejas
precisamente facilitadas por los primordios de lenguaje oral articulado que se veía
acompañado por un gran cerebro capacitado ya para elaborar rudimentarias
abstracciones (como metáforas: si observaban la huella de un animal es muy probable
que rápidamente pudieran imaginar a qué animal correspondía tal huella, esto
posibilitado por el suficiente desarrollo de las áreas corticales prefrontales y frontales
del cerebro junto con las del lenguaje — véase lateralización—); los artefactos de la ya
mencionada industria lítica correspondientes a los H. ergaster son muy refinados.
También se supone que son los primeros ancestros de la humanidad cuya esclerótica
blanca resultaba ya muy notoria haciendo contraste con las pupilas, si esto ocurría es
también probable que cada individuo Homo ergaster pudiera establecer una primitiva
teoría de la mente por la cual podría "intuir" los estados afectivos o "anímicos" de sus
congéneres observando las miradas de los mismos. Sin embargo también se considera
que no estaban capacitados como para tener una imaginación que les hiciera proyectar
pensamientos a futuro de largo plazo (de hecho el promedio de vida de los H. ergaster
habría de ser escaso y poquísimos individuos superarían los 20 años de edad).[cita
requerida]

Principales yacimientos [editar]Konso Gardula (Etiopía)


Oeste del Lago Turkana (Kenia)
Koobi Fora (Tanzania)
Norte de la Depresión de Afar (Eritrea)[5

5 El Homo erectus es un homínido extinto, que vivió entre 1,8 millones de años y
300.000 años antes del presente (Pleistoceno inferior y medio). Los H. erectus clásicos
habitaron en Asia oriental (China, Indonesia). En África, se han hallado restos fósiles
afines que con frecuencia se incluyen en otra especie, Homo ergaster; también en
Europa, diversos restos fósiles han sido clasificados como H. erectus, aunque la
tendencia actual es a reservar el nombre H. erectus para los fósiles asiáticos.1

Era muy robusto y tenía una talla elevada, casi 1,80 m de medida. El volumen craneal
era muy variable, entre 800 y 1200 cm3 (la media fue aumentando a lo largo de su
dilatada historia). Poseía un marcado toro supraorbitario y una fuerte mandíbula sin
mentón, pero de dientes relativamente pequeños. Presentaba un mayor dimorfismo
sexual que en el hombre moderno.

La industria lítica que producía pertenece principalmente al Achelense y probablemente


conocía el uso del fuego.

Hombre de Java (Homo erectus erectus)


Artículo principal: Homo erectus erectus
Entre 1891 y 1892 el médico anatomista holandés Eugène Dubois creyó encontrar el
«eslabón perdido» hipotetizado por Charles Darwin al descubrir algunos dientes sueltos,
una calota craneal y un fémur —muy similar al del hombre moderno— en las
excavaciones paleontológicas que realizaba en el río Solo cerca de Trinil, en el interior
de la isla de Java (Indonesia). Dubois publicó estos hallazgos con el nombre de
Pithecanthropus erectus[2] (hombre-mono erguido) en 1894, pero más conocido
popularmente como "El Hombre de Java" u "Hombre de Trinil". En la década de 1930
el paleontólogo alemán von Koenigswald obtuvo nuevos fósiles, tanto de Trinil como
de nuevas localidades como Sangiran. No será hasta 1940 cuando se atribuirán todos
estos restos al género Homo (Homo erectus erectus).

Hombre de Pekín (Homo erectus pekinensis)


Artículo principal: Homo erectus pekinensis
En 1921 el geólogo sueco Gunnar Anderson descubrió un molar superior y un premolar
inferior humanos, en el yacimiento de Zhoukoudian (Chou-k'ou-tien), China. Desde
1926 el anatomista canadiense Davidson Black dirigió un equipo de investigación que
realizó exitosas excavaciones en la zona; en 1927 fue encontrado un molar inferior con
el que Black propuso la especie Sinanthropus pekinensis. En 1928 se encontraron dos
cráneos y Black mostró como el Sinanthropus debía estar emparentado con el
Pithecanthropus de Java. En la década de 1930, el anatomista y antropólogo físico
alemán Franz Weidenreich y otros expertos completaron el descubrimiento de la
colección más famosas de fósiles de H. erectus, cerca de Pekín, fósiles que en su
conjunto recibieron el nombre popular de hombre de Pekín. Weidenreich fue quien
reinterpretó en 1940 estos restos como Homo erectus pekinensis, una subespecie de
Homo erectus.

En la cueva de Zhoukoudian se encontraron restos de más de 30 individuos que habían


vivido entre hace 500.000 y 250.000 años. Estos fósiles, 14 cráneos, 14 mandíbulas
inferiores, 148 piezas dentales y algunos restos de esqueleto, se perdieron en 1941, al
comienzo de la II Guerra Mundial, pero Weidenreich había hecho unas réplicas
excelentes de los descubrimientos.

En excavaciones posteriores en este yacimiento, se encontraron más restos de H.


erectus. En 1959 fue encontrada una mandíbula completa, en 1966 se hallaron
fragmentos de huesos occipitales y frontales que concordaban con modelos de cráneos
encontrados antes. Las excavaciones se multiplicaron después de 1972.

Herramientas
Miles de instrumentos líticos han sido encontrados en asociación con fósiles del
Hombre de Pekín: tajadores, rascadores, cuchillos, martillos, yunques y algunas puntas.
También instrumentos de huesos de ciervo, gamo y búfalo, como cavadores, cuencas,
cuchillos y puntas. Se ha comprobado además que el Hombre de Pekín usaba el fuego
para cocinar, pues en su cueva se han encontrado cenizas y carbón vegetal asociados a
huesos de animales y a semillas quemadas; sin embargo, no hay acuerdo sobre si era
fuego conservado de fuentes naturales o era ya producido artificialmente. Encontraron
también instrumentos de construcción como martillo etc.

Otros yacimientos
En China se encontraron otros yacimientos importantes de fósiles de esta especie como,
por ejemplo, Lantian, Yuanmou, Yunxian y Hexian. Los investigadores también han
encontrado gran número de utensilios fabricados por el H. erectus en yacimientos como
Nihewan y Bose, en China, y en otros lugares de antigüedad similar (al menos entre 1
millón y 250.000 años de antigüedad).

Luego se descubrieron, en Kenia el Homo ergaster, que se puede considerar el erectus


africano y probablemente la especie original; y en Dmanisi, República de Georgia, en el
Cáucaso, el Homo georgicus, camino hacia el erectus de Extremo Oriente, pero
relacionado descendiente del Homo habilis y posiblemente del H. ergaster, con lo cual
se dibujó la ruta que siguieron los homínidos que dejaron África hasta dispersarse por
Asia.

El conjunto de estos y otros hallazgos es clasificado actualmente dentro del género


Homo y son designadas la especies de los hombres de Java (hombre de Trinil) y Pekín
como Homo erectus, que parece haber evolucionado en África como Homo ergaster, a
partir de las poblaciones anteriores de Homo habilis, para a continuación dispersarse por
gran parte de Asia desde hace unos 1,7 millones de años.

Los últimos fósiles conocidos de la especie H. erectus, procedentes del río Solo, en
Java, están datados en unos 130.000 a 50.000 años antes del presente (datación que
puede ser discutible). De esta forma el H. erectus fue una especie de gran éxito: se
dispersó ampliamente y gozó de larga vida.

Evolución
Desde el descubrimiento del Homo erectus, los científicos se preguntan si esta especie
era un antepasado directo del Homo sapiens, debido a que las investigaciones hechas no
eran suficientes para demostrarlo. Las últimas poblaciones de H. erectus —tales como
las del río Solo en Java— pueden haber vivido hace solamente 50.000 años,
simultáneamente con poblaciones de H. sapiens, y se descarta que a partir de estas
últimas poblaciones de Homo erectus haya evolucionado el H. sapiens. Aunque
poblaciones anteriores de H. erectus asiáticos podrían haber dado lugar al H. sapiens,
hoy se considera más probable que el Homo sapiens hubiera evolucionado en África
probablemente de poblaciones africanas de H. erectus, luego los primeros H. sapiens
habrían migrado desde el noreste de África hace menos de 100.000 años al Asia, donde
tal vez se encontró con los últimos H. erectus.

En cuanto a la filogenia posible Homo habilis > Homo erectus aunque esta aún (2007)
es considerada posible, no parece probable de un modo directo (existiría con más
probabilidad un nexo de estas especies con el Homo rudolfensis); lo concreto es que los
hallazgos realizados en este año en la zona del lago Turkana por Louise Leakey y
Meave Leakey indican que los H. habilis vivieron en África hasta hace al menos
1.440.000 años, esto significa que ambas especies coexistieron por un lapso de unos
500.000 años. Aunque hay autores como Erik Trinkaus que opinan que la convivencia
no descarta que los H. habilis sean ancestros directos de los H. erectus.[3]

En cuanto a la transición H. erectus/H. ergaster un "eslabón" de la misma se halla en el


fósil denominado niño de Nariokotome.

Una especie que aparentemente desciende tardíamente del Homo erectus es el pequeño
Homo floresiensis.

Subespecies
Homo erectus erectus - Hombre de Java.
Homo erectus pekinensis - Hombre de Pekín.

6 El Hombre de Ceprano es un ejemplar fósil del cráneo de un homínido, descubierto


por Italo Bidittu en 1994, en la localidad de Ceprano, provincia de Frosinone, Italia.
Tras la reconstrucción de los fragmentos encontrados, realizada por el geólogo Aldo
Segre y la paleontóloga Eugenia Segre Naldini, se calcula que la capacidad craneana de
este espécimen podría ser hasta de 1200 cc, lo que significa un cerebro claramente
mayor que el del Homo ergaster y el Homo erectus. Se ha estimado que este fósil data
de hace por lo menos 800 mil años. Las diferencias encontradas con las especies
conocidas de Homo han llevado a la definición formal de este homínido como especie
diferente: Homo cepranensis. El paleoantropólogo Antonio Ascenzi lo considera como
Homo erectus, en tanto que también deberían considerarse sus relaciones con el Homo
antecessor y Homo heidelbergensis.

7Homo antecessor es una especie fósil perteneciente al género Homo, considerada la


especie homínida más antigua de Europa. Tiene más de un millón de años de antigüedad
(Pleistoceno Inferior). Eran individuos altos, fuertes y con rostro de rasgos modernos,
aunque su cerebro era más pequeño que el del hombre actual.

La definición de esta especie es fruto de los más de ochenta restos hallados desde 1994
en el nivel TD6 del yacimiento de Gran Dolina en la Sierra de Atapuerca. De acuerdo
con sus descubridores, entre los caracteres anatómicos de estos homínidos cabe destacar
un conjunto de rasgos muy primitivos en el aparato dental, que llevaron a establecer una
relación entre éstos y los homínidos africanos del Pleistoceno Inferior. Una mandíbula
muy bien conservada de una mujer H. antecessor, de entre 15 y 16 años, recuperada del
yacimiento de la Gran Dolina tiene similitudes muy claras con las del Hombre de Pekín
(Homo erectus), lo que sugiere un origen asiático de H. antecessor. Sin embargo, el
patrón de desarrollo y erupción de los dientes es prácticamente idéntico al de las
poblaciones modernas.

La morfología facial es similar a la de Homo sapiens, con orientación coronal y ligera


inclinación hacia atrás de la placa infraorbital que determina la presencia de una fosa
canina muy conspicua. El borde inferior de esta placa es horizontal y ligeramente
arqueado. El arco superciliar es en doble arco y la capacidad encefálica, estimada a
partir de un fragmento incompleto de hueso frontal, indica una cifra superior a los 1.000
cm³. La morfología de la mandíbula recuerda a la de ciertos homínidos muy posteriores,
del Pleistoceno Medio, de la especie Homo heidelbergensis, como los de la Sima de los
Huesos, también de Atapuerca. El esqueleto postcraneal indica una cierta gracilidad en
comparación con la mayor robustez del Hombre de Neanderthal de la segunda mitad del
Pleistoceno Medio.

En la actualidad, la validez de esta denominación como especie diferente es defendida


por sus descubridores y otros expertos, que consideran que H. antecessor precede a H.
heidelbergensis y por tanto es también antepasado de H. neanderthalensis; sin embargo,
parte de la comunidad científica la considera una simple denominación, no específica,
para referirse a restos encontrados en Atapuerca, que ellos asignan a la especie H.
heidelbergensis o bien, la consideran una variedad de Homo erectus/Homo ergaster.

En marzo de 2008 se han dado a conocer nuevos restos de Homo antecessor,


concretamente parte de una mandíbula de un individuo de unos 20 años y 32
herramientas de sílex de tipo olduvayense (modo 1), datados en 1,2 millones de años de
antigüedad, lo que hace retroceder considerablemente la presencia de homínidos en
Europa. Los restos fueron hallados en 2007 en la Sima del Elefante, yacimiento situado
a unos 200 metros de la Gran Dolina.[1] [2]

8 Homo heidelbergensis (apodado "Goliath")[cita requerida] es una especie extinta


del género Homo, que surgió hace más de 500.000 años y perduró al menos
hasta hace 250.000 años (Pleistoceno Medio). Eran individuos altos (1,75 m) y
muy fuertes (llegarían a 100 kg), de grandes cráneos (1.350 cm³) muy aplanados
con relación a los del hombre actual, con mandíbulas salientes y gran abertura
nasal. Se le dio el nombre porque los primeros fósiles fueron descubiertos cerca
de Heidelberg (Alemania).
Evolución [editar]Es un antepasado directo del Hombre de Neandertal en Europa;
aun cuando es muy similar a los Homo sapiens arcaicos encontrados en África,
como Homo rhodesiensis y Homo sapiens idaltu; se sabe hoy que H. heidelbergensis
no fue antepasado directo de los humanos modernos. Entre Homo antecessor, cuyos
fósiles se han hallado en las colinas de Atapuerca (España), y los H.
neanderthalensis, existió esta especie (H. heidelbergensis). Presenta en general
caracteres intermedios entre H. erectus / Ergaster y el H. sapiens, incluido un torus
occipital hendido (en Homo erectus tal torus, o cresta, es continua) y una gran
capacidad neurocraneal.[cita requerida]

Si Homo erectus era probablemente cleptoparásito (robaba carroña que aportaban


proteínas y grasas de buena calidad) y complementaba su dieta con alimentos
vegetales, en Homo heidelbergensis se hace patente un predominio de la dieta
carnívora con evidencias de caza. La presión evolutiva para que se desarrollara la
caza se derivaría de las condiciones ecológicas del territorio que colonizaron:
Europa era fría y durante seis meses existían muchos menos recursos alimenticios
vegetales que en África, el carroñeo y el cleptoparasitismo (robar presas a los
animales predadores) no aportaba suficientes nutrientes lo que habría inducido (por
selección) a la aparición de conductas sociales dedicadas a la caza: bandas de
heidelbergensis se organizaban para perseguir a otros animales y ultimarlos en
trampas naturales (precipicios, pantanos) o arrojándoles grandes hachas líticas
bifaces e, incluso, rústicos venablos de madera aguzada.[cita requerida]

Fósiles [editar]El más antiguo de los fósiles de la especie es una mandíbula inferior
encontrada por el trabajador de una mina en Mauer, cerca de Heidelberg.
Posteriormente, en una cueva llamada Caune de l'Arago, en Francia, se encontraron
los restos fragmentarios de una docena de individuos. El más completo es la cara y
parte de la caja craneana de un individuo conocido como Hombre de Tautavel, que
tiene gran parecido al cráneo del Hombre de Petralona, encontrado en una cueva en
Grecia.

Otros sitios donde se han hallado fósiles de esta especie son Steiheim (Alemania),
Swascombe (Inglaterra) y la Sima de los Huesos en la Sierra de Atapuerca (España),
donde se encontraron 5.000 fósiles pertenecientes a unos 30 individuos, que datan
de hace 400.000 años, considerados antepasados de los neandertales, restos estos
que están muy bien conservados; entre ellos destacan el cráneo número 5 (llamado
popularmente "Miguelón") que está completo, y del cual recientemente se realizaron
estudios que dan cuenta de una lateralidad en el cerebro (era diestro),[1] y una pelvis
muy bien conservada de un individuo conocido popularmente como "Elvis". En
China se han encontrado fósiles que concuerdan con este grupo, en el sitio de Dali;
un cráneo de hace 280.000 años, y un esqueleto en Jinniushan.

Hay que notar que en Terra Amata (Francia), se encontraron restos de refugios
construidos durante la época de H. heidelbergensis. Estos refugios tenían una forma
ovalada, con veinticinco pies de largo y veinte de ancho. Dentro del refugio se
encontraron restos de ceniza.

Se han encontrado fósiles relacionados con esta especie en África en los sitios de
Bodo, al noreste de Etiopía, con un ejemplar más robusto pero similar que data de
hace 600.000 años, y en Kabwe (Zambia). También en Lago Ndutu (Tanzania). Los
huesos postcraneales concuerdan con los de Arago, e indican que ésta era una forma
robusta, pero moderna. Los científicos están divididos en su interpretación sobre
estos fósiles africanos. Algunos los sitúan en la especie H. heidelbergensis. Otros
piensan que los fósiles europeos y africanos pertenecen a dos especies diferentes, y
sólo las poblaciones africanas, clasificadas como Homo rhodesiensis u H. sapiens
arcaico, evolucionaron hasta el H. sapiens. Tampoco hay unanimidad sobre la
interpretación del hombre de Petralona (Grecia), que podría ser un H.
heidelbergensis tardío o más bien un H. rhodesiensis u otro H. sapiens arcaico que
llegó a Europa desde África, por las costas del Mediterráneo.

Características [editar]Hace aproximadamente medio millón de años se empezaron


a gestar los rasgos morfológicos que en unos cientos de miles de años dieron origen
al neandertal. Los pre-neandertales u Homo heidelbergensis mostraban una creciente
corpulencia física, expresada en el aumento de la talla, 1,75 a 1,80 metros y cerca de
100 kg de peso (media masculina). Las mandíbulas también poseían una gran fuerza
y robustez a causa del estrés al cual eran sometidas.

El conjunto de estos fósiles revelan un homínido con un cráneo más "inflado" que el
de ningún H. erectus/H. ergaster, aunque todavía posee arcos supraciliares. La parte
trasera del cráneo es más redondeada que en H. erectus/H. ergaster, y las mejillas
son infladas, como en los neandertales, aunque la cara es más plana. Su capacidad
neurocraneal no dista mucho de la del hombre moderno, rondaba los 1.350 cm³.
Otro parecido con el Homo sapiens actual era su aparato fonador. Esto dio a pensar
que el lenguaje, entendido de una manera quizás diferente a la actual, ya estaba
presente en estos grupos.

Tecnología y organización [editar]Los utensilios asociados con los fósiles


consisten básicamente en "piedras de cortar" y algunas herramientas de lascas como
puntas y raspadores de madera, hueso y asta, siendo los iniciadores de esta técnica.
Dentro de su tecnología encontramos el bifaz, también llamado hacha de mano; es
de grandes dimensiones y está tallado por ambas caras. Su utilidad es muy diversa.
Según análisis de otras piedras muestran su empleo para curtir pieles o trabajar la
madera, hace 400.000 años ya usaban rudimentarias lanzas de madera. También es
muy probable que en esta época el fuego fuese utilizado y paulatinamente
generalizado, ya que hay evidencias de fogatas.

Dentro de esta especie también podemos empezar a hablar sobre pequeños grupos
con una cohesión social, ya que según estudios paleontológicos de diferentes restos
se han hallado, por ejemplo, mandíbulas totalmente edentadas; esto indica que el
anciano, tras perder su dentadura, siguió viviendo ayudado por sus congéneres. Esto
se traduce en una conducta diferencial a la hora del tratamiento de sus cadáveres
(Sima de los Huesos). El estudio de las dentaduras de los heidelbergensis también
revela otro aspecto evolutivo de sumo interés: los molares y la dentadura definitiva
recién les aparecían entre los 5 y 6 años tras ser paridos (en un chimpancé actual
esto ocurre hacia los 3 años), si se considera que un individuo no puede alimentarse
por cuenta propia hasta tener bien desarrollada su dentición esto induce a pensar que
los heidelbergensis estaban caracterizados por una prematuración que implicaba un
prolongado cuidado de las crías con el posible establecimiento de fuertes relaciones
afectivas entre los individuos, la existencia de fuertes relaciones afectivas habría
cohesionado a las "sociedades" heidelbergensis de un modo que les capacitaba para,
por ejemplo, desarrollar eficaces estrategias de caza y de supervivencia en general.

9 Homo rhodesiensis es una especie de homínido fósil del género Homo, hallado por
primera vez en 1921 en la localidad llamada por los ingleses Broken Hill, actualmente
Kabwe en Zambia, (antigua "Rhodesia del Norte" por lo que se denominó Hombre de
Rhodesia). Se considera que vivió solamente en África, desde hace 600.000 hasta
160.000 años antes del presente, durante el Pleistoceno Medio.
Cráneos [editar]La capacidad neurocraneal del Homo rhodesiensis era
relativamente alta, entre 1280 y 1325 cm³. Un cráneo que podría ser el más antiguo
de esta especie, hallado en Bodo, Etiopía, datado en 630.000 años antes del presente,
tenía una capacidad endocraneana de 1.250 cm³. Otros fósiles con características
morfológicamente similares han sido encontrados en Sudáfrica (Hombre de
Saldaña), Tanzania, Marruecos y Argelia.
Relaciones y debate [editar]Morfológicamente conserva ciertos rasgos antiguos
comunes al Homo erectus, Homo ergaster y Homo antecessor, tiene otros que han
permitido relacionarlo con el Homo heidelbergensis y Homo neanderthalensis, pero
además presenta rasgos que apuntan hacia el Homo sapiens. Por tales características
intermedias ha sido comparado con el Hombre de Petralona.

Phillip Rightmire (1998) considera que los fósiles africanos del Pleistoceno medio,
deben ser incluidos dentro de la especie Homo heidelbergensis, de la que por tanto
descenderían tanto los Nenderthales como los H. sapiens. Por su parte, el
paleoantropólogo francés Jean-Jacques Hublin (2001), supuso que el Homo
rhodesiensis es de una especie precursora del Hombre de Neanderthal, que no tuvo
que ver en la filogénesis del H. sapiens. Pero, según Tim White (2003), es muy
probable que H. rhodesiensis sea antepasado de Homo sapiens idaltu.

Manzi (2004) también considera que identificar una sola especie entre Homo erectus
y Homo sapiens, resulta una simplificación excesiva y oscurece la decisiva
presencia de linajes separados en escalas macro-regionales. Desde hace años
científicos como Koenigwald (1971) habían propuesto clasificar los hallazgos de
Europa y Africa en una línea preneanderthal y una línea presapiens,
respectivamente. El estudio de los haplogrupos humanos del ADN mitocondrial y
del cromosoma Y, ha demostrado que todos los humanos actuales provienen de
África. Por consiguiente, a pesar de los parecidos, los fósiles africanos del
Pleistoceno medio pertenecen a una línea evolutiva propia y forman un grupo
separado de la línea evolutiva europea. Para designar esas poblaciones africanas en
la línea de H. sapiens se justificaría emplear entonces la denominación de Homo
rhodesiensis como una especie diferenciada (Arsuaga et al., 1999; Bermúdez de
Castro et al., 2003).

Principales yacimientos [editar]Se considera que pertenecen la misma especie H.


rhodesiensis los fósiles encontrados en:

Argelia
Tighenif
Marruecos
Dar-es-Soltane
Salé
Rabat
Thomas
Djbel Irhoud
Sidi Aberrahaman
Etiopía
Bodo
Gawis
Tanzania
Eyasi
Ndutu
Zambia
Broken Hill (Kabwe)
Sudáfrica
Hopefield (Hombre de Saldanha)

10 El hombre de Neandertal (Homo neanderthalensis) es una especie extinta del


género Homo que habitó Europa y partes de Asia occidental desde hace 230.000
hasta 28.000 años atrás, durante el Pleistoceno medio y superior y culturalmente
integrada en el Paleolítico medio. En un periodo de aproximadamente 5.000 años se
cree convivió paralelamente en los mismos territorios europeos con el Hombre de
Cro-Magnon, primeros hombres modernos en Europa. Evidencias de esta
convivencia se han encontrado en las cuevas de Châtelperron.[1]

Sus características definidoras, a partir de los huesos fósiles descubiertos hasta ahora
(unos 400 individuos), son: esqueleto robusto, pelvis ancha, extremidades cortas,
tórax en barril, arcos supraorbitarios resaltados, frente baja e inclinada, faz
prominente, mandíbulas sin mentón y gran capacidad craneal —1.500 cm³—.
Vivían en grupos organizados, formados por alrededor de unos treinta miembros.

Los neandertales fueron una especie bien adaptada al frío extremo. Tenían un cráneo
alargado y amplio, baja estatura y complexión robusta, y nariz amplia de aletas
prominentes;[2] rasgos que denotan adaptación a climas fríos, como se puede
observar actualmente en las poblaciones del Ártico. Sus cerebros eran igual o más
grandes que los del hombre moderno. Un neandertal promedio tendría una altura de
1,65 m, de contextura pesada, y musculatura robusta. Si bien su estructura ósea no
los hacía corredores de largo aliento, sí eran caminantes de largas distancias.
Estudios anatómicos realizados han determinado que el neandertal podía articular
una fonética limitada respecto al que actualmente posee el hombre moderno, esto
debido a la ubicación de la laringe, más arriba que el moderno.[3]

El estilo de herramientas líticas utilizadas en el Paleolítico medio por los


neandertales es la cultura Musteriense, así llamada por haber sido encontradas por
primera vez en el yacimiento arqueológico Le Moustier. La cultura musteriense está
caracterizada por la utilización de la técnica de talla Levallois. Estas herramientas
fueron producidas usando martillos de percusión blandos, como huesos o madera.
En los últimos tiempos de los neandertales se nota en el registro arqueológico el
estilo Châtelperroniense, considerado como más "avanzado" que el musteriense.

Etimología [editar]El término hombre de Neanderthal fue creado en 1863 por el


geólogo William King. Neanderthal hoy se escribe de dos maneras: La ortografía de
la palabra alemana Thal, que significa valle, fue cambiada a Tal a principios del
siglo XX, pero la primera forma de escribirlo es la que a menudo se utiliza en inglés
y siempre en la nomenclatura binominal, mientras que en alemán y español
generalmente se usa la forma moderna, que es la recomendada por el Diccionario
Panhispánico de Dudas.

El comienzo de la historia del Hombre de Neandertal es también el inicio de la


paleoantropología. En agosto de 1856 fue descubierto el espécimen que luego sería
conocido como Neandertal 1. El lugar fue la cueva Feldhofer en una zona
encañonada del valle del río Düssel, cerca de Düsseldorf, Alemania, que se llama
valle de Neander (en aleman Neandertal), tomado del compositor y teólogo Joachim
Neander.
Descubrimiento [editar]Los primeros fósiles fueron encontrados en Engis
(Bélgica), en 1829 (Engis 2). Le siguen los de Gibraltar, en la cantera de Forbe en
1848, pero no se reconoció el significado de estos dos descubrimientos hasta
bastante después de que se diera a conocer el famoso Neandertal 1. Este fue hallado
en 1856 cerca de Düsseldorf en el valle del río Düssel en Alemania, tres años antes
de que Charles Darwin publicara El origen de las especies.

El descubrimiento, en 1856, fue realizado por Johann Karl Fuhlrott y descrito en


1857 por Hermann Schaaffhausen. Franz Mayer, para explicar dicho hallazgo,
inventó una teoría curiosa. Según Franz el esqueleto pertenecía a un cosaco ruso que
perseguía a Napoleón a través de Europa. Explicaba que el cosaco sufría raquitismo,
lo que explicaría la forma arqueada de sus piernas, y que el dolor del raquitismo le
hacía arquear tanto las cejas que le produjeron unos fuertes arcos supraciliares.[4]

Clasificación [editar]William King le asignó en 1864 el nombre Homo


neanderthalensis, dándole condición humana pero considerándolo una especie
diferente. Posteriormente y debido a su elevada capacidad craneal equivalente a la
del humano actual (y muchas veces superior), se le denominó Homo sapiens
neanderthalensis durante la mayor parte del s.XX, a pesar de las notables diferencias
anatómicas. Su lugar en la clasificación científica ha sido fuertemente debatido, pero
el consenso actual lo ubica como una especie aparte (Homo neanderthalensis). La
genética ha demostrado que el Hombre de Neandertal evolucionó paralelamente al
Homo sapiens desde antepasados comunes lejanos. Los científicos han tenido éxito
en extraer el ADN de varios esqueletos de neandertales. Después de un cuidadoso
análisis, particularmente del ADN mitocondrial y además de una cantidad de ADN
nuclear, parece que el ADN de los neandertales no es muy diferente al del H.
sapiens, estudios del genoma obtenidos de huesos han evidenciado que coincide en
un 99,9%, adicionalmente presenta el gen que permite la fonación lo que se deduce
podían articular lenguaje.[3]

Al medir el grado de diferencia filogenética entre el ADN de los neandertales y el de


los humanos modernos, los investigadores sugieren que estas dos especies surgieron
de linajes separados hace por lo menos 400 mil años y hasta 1 millón de años atrás.
Aunque no se descarta un pequeño aporte neandertal al acervo genético del Homo
sapiens, el reciente estudio del material genético procedente de la muela de un niño
neandertal de hace 100 mil años ha concluido que el hombre de Neandertal no es
antepasado directo del Homo sapiens.[5] Si bien un reciente estudio[6] aporta datos
para creer que los seres humanos actuales tienen genes neandertales y el cruce entre
especies podría haber ocurrido.

Origen [editar]Mientras el Homo sapiens evolucionó en África, desde donde migró


hace entre 100.000 y 60.000 años hacia el resto del planeta, el hombre de Neandertal
se cree que desciende del Homo heidelbergensis. Estudios recientes[7] indican que
su origen podría estar en la Península Ibérica.

Preneandertales [editar]
Neandertal de la Chapelle-aux-Saints (Francia).El hallazgo del Homo antecessor en
Atapuerca ha esclarecido el significado de la mandíbula aparecida en 1907 en
Mauer, cerca de Heidelberg (Alemania), la cual coincide cronológicamente con los
Homo erectus, pero difiere de éstos y de los neandertales, concluyéndose que quizás
fuera un estadio intermedio entre Homo erectus u Homo ergaster y neandertales. Un
cráneo exhumado en Steinheim (Alemania) datado en 250.000 adC podría
corresponder a la misma especie de Homo heidelbergensis o preneandertaliense. En
dichos casos hablamos de la glaciación de Mindel o del interglaciar Mindel-Riss,
respectivamente. El último de estos cráneos está más evolucionado aún que la
mandíbula del primero, pero su capacidad craneal es baja (poco más de 1.150 c.c.).
[cita requerida]

Existencia en el tiempo [editar]En la Península Ibérica hay pruebas de su existencia


desde los primeros estadios (hace unos 230.000 años) hasta hace aproximadamente
28.000 años, como indican estudios recientes.[8]

Surgieron hace unos 230.000 años[9] en el Paleolítico Inferior y desaparecen del


registro fósil hace unos 28.000-33.000 años, después de haber creado y desplegado
la importante y extendida cultura Musteriense, que se considera como la expresión
del Paleolítico Medio, y también el Châtelperroniense, que actualmente se cree que
habría sido autóctono. Las causas de su extinción son todavía motivo de debate y se
discuten más abajo.

Comparación craneal con los primeros humanos modernos [editar]Cada uno de los
rasgos tomados en consideración puede aparecer por separado en cualquiera de los
dos grupos, variando en grado y en frecuencia, pero la tendencia es que se den de
forma conjunta.

Neandertales Primeros humanos modernos


gran moño occipital pequeño moño occipital
frente huidiza frente levantada
reborde supraorbitario marcado débil reborde supraorbitario
prognatismo cara vertical
ausencia de mentón presencia de mentón
espacio retromolar sin espacio retromolar

Genómica Neandertal [editar] Este artículo o sección se refiere o está relacionado


con un evento actualmente en curso.
Esta información es susceptible a cambios. Por favor, no agregues información
especulativa y recuerda colocar referencias a fuentes publicadas para dar más
detalles.

Ya se ha secuenciado por completo el genoma del Neandertal mitocondrial,[10] y el


genoma nuclear.[11]

Homo sapiens y Homo neanderthalensis comparten el 99,5% del genoma, según los
últimos[12] estudios genéticos realizados sobre un individuo neandertal del
yacimiento de Vindija, Croacia. Gracias al estudio del Genoma Neandertal, también
se sabe que podían llegar a ser pelirrojos, ya que tenían el gen necesario.[13]
También se ha descubierto que tenían el grupo sanguíneo O, o sea uno de los cuatro
que se manifiestan hoy en día en los humanos modernos.[14]

El equipo internacional, en el que han participado investigadores españoles del


Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha identificado un total de
83 genes diferentes entre Homo sapiens y Homo neanderthalensis, al tiempo que
plantea la hipótesis que el ser humano moderno a su llegada a Oriente Medio tras
salir de África se hibridó durante un corto periodo de tiempo con los neandertales.
Concretamente, el estudio ha desvelado que los individuos euroasiáticos comparten
del 1 al 4 por ciento de su ADN con los neandertales. En el proyecto se han llegado
a secuenciar un total de 5.525 millones de nucleótidos. El borrador genómico ha
sido producido a partir de tres muestras procedentes del yacimiento croata de
Vindija, correspondientes a tres individuos femeninos diferentes. El borrador se
complementó con la secuenciación parcial de otros tres neandertales procedentes de
Mezmaiskaya (Rusia), de Feldhofer (Alemania) y de la cueva de El Sidrón
(Asturias). La contaminación con ADN moderno ha sido calculada, a partir de
diferentes marcadores genéticos, entre el 0 y el 0,5 por ciento.[15]

Canibalismo [editar]El canibalismo es algo probado en diferentes yacimientos


neandertales,[16] como Moula-Guercy o Vindija. Los restos óseos presentan marcas
de corte realizadas con herramientas de piedra, y están muy bien conservados por
haber sido eliminada de sus huesos toda la carne. No era un canibalismo
antropofágico, sino ritual, según se cree. Al parecer la carne se quitaba de los huesos
para ser enterrados, y no para ser comida. Esto se sabe por comparación etnológica.
Bajo un microscopio se nota la diferencia de los cortes realizados en animales de
caza para ser comidos, y en los que se practican en huesos de los miembros
fallecidos del grupo.

Esta sería una práctica que se habría realizado a lo largo de largos períodos y en
diferentes regiones. Los yacimientos mencionados están uno en Francia y el otro en
Croacia; el primero está datado en 100 mil años y el segundo en 30 mil. También se
han encontrado evidencias de canibalismo ritual en El Sidrón y Atapuerca (España),
en Combe Grenal (Francia), en Krapina (Croacia) y en la cueva de Guattari (Italia).

Aunque en el caso de la cueva del Sidrón se cree[17] que podría ser un canibalismo
con fines alimenticios, debido a hambrunas. Al parecer, en los dientes de esos
individuos se pueden ver períodos de hambruna, y los huesos están triturados como
para quitarles el tuétano, es decir, los "limpiaba" con fines alimenticios, y no
rituales.

Lenguaje y arte [editar]Es polémica la cuestión de qué forma de comunicación


manejaban los neandertales: si un lenguaje relativamente similar al moderno (con
estructura compositiva y reglas gramaticales, de modo que un número limitado de
palabras se combina para crear un número ilimitado de frases posibles) o algunas
formas menos desarrolladas y, en cierto sentido, más próximas al sistema de
comunicación de los simios.

Entre los autores que consideran que los neandertales no usaban un lenguaje como
tal está el arqueólogo Steven Mithen, de la Universidad de Reading, que defiende la
teoría de que tenían un sistema de comunicación "Hmmmm" (esto es, holístico,
manipulador, multimodal, musical y mimético. Véase The Singing Neanderthals).
Lieberman realizó un modelo coincidente con la opinión de Mithen: la situación del
cuello adelantado y la disposición de la laringe parecerían haber dificultado un
lenguaje articulado, sin embargo otros estudios suponen que el hiodes estaba lo
suficientemente desarrollado y posicionado como para la emisión de fonemas
discretos con capacidad simbólica, aunque de un modo mucho más tosco que en el
Homo sapiens.
El arte (musteriense) de los neandertales aún presenta controversias: André Leroi-
Gourhan, entre otros, observó que podían, y de hecho solían hacerlo, rendir
homenajes a sus difuntos (elaborando sencillas tumbas), bastante tardíamente,
cuando ya podrían haber entrado en contacto con los H. sapiens los neandertales
parecen haber estado dotados de la suficiente habilidad como para copiar
rudimentariamente el arte de los H. sapiens primitivos: en yacimientos
correspondienes a neandertales se han hallado algunos pocos objetos de cuerno
pulido que parecen haber tenido un valor estético e incluso una muy tosca máscara
confeccionada con una basta placa de piedra a la cual se le practicaron dos
oquedades a modo de ojos.

En El Sidrón (yacimiento localizado en Asturias, de 43.000 años de antigüedad), se


han podido tomar muestras (estudiadas por Carles Lalueza) que permiten reconstruir
dos importantes genes neandertales: el FoxP2, relacionado con la posibilidad del
habla, y del MCR1, de la pigmentación, que indicaría color del pelo rubio y
pelirrojo.[18]

Extinción [editar]Se han propuesto muchas explicaciones para la extinción de los


neandertales, en relación o no con la expansión de los cromañones con los que
convivieron en Europa en los últimos milenios de su vida como especie. El
paleobotánico José Carrión, de la Universidad de Murcia, propone una tesis de
extinción por cambio ambiental ligado a los cambios climáticos.

El neandertal es un animal meridional, de bosque abierto o sabana (árboles grandes,


arbolitos sueltos y hierba), no es un hombre de estepa. Siempre los han pintado en el
norte de Europa, pero ellos se iban al norte cuando hacía calor; en los periodos
glaciales estaban en el sur de España, el sur de Italia y la península grecobalcánica.
Por su tecnología, posiblemente cazaban en grupos pequeños y al acecho,
escondiéndose detrás de árboles y arbustos. Y ocurre algo inesperado: el paisaje se
hace entonces muy abierto, muy estepario, con pocos arbustos, y el tipo de animales
cambia. Pasa de una gran diversidad de fauna a otra menor pero muy grande:
mamuts, bisontes, renos... Animales que hay que cazar de otra manera, con proyectil
o lanzando piedras a distancia. Y sus herramientas de caza son más pequeñas y
lanzables, no pesan. La mejor tecnología para esa caza la tiene nuestra especie, los
sapiens que vienen de la estepa asiática perfectamente adaptados. Pero todavía
sobrevivió miles de años.[18]
Muchas son las preguntas para las que no hay una respuesta clara ¿Los sapiens
compitieron intensamente con ellos por recursos?, ¿los mataron y exterminaron en
combate? ¿los contagiaron de enfermedades para las cuales carecían de defensa?
¿no soportaron, los neandertales, determinados cambios climáticos o ambientales?
¿Se cruzaron sapiens y neandertales?

La hipótesis de mixogénesis o hibridación Homo sapiens /Homo neanderthalensis


resulta, por los mapeos de secuencias de ADN, bastante probable; la extinción
masiva de Homo neandertalensis por la rigurosidad de la última gran glaciación
hasta la fecha parece descartada ya que los neandertales habrían estado muy bien
adaptados al clima glacial, de modo que lo más probable (reforzada tal probabilidad
por la rápida desaparición de los neandertales tras la irrupción de los Homo sapiens
en Europa) es que el principal motivo para la extinción fuera la competencia por los
recursos con los H. sapiens.[cita requerida] Los últimos reductos de neandertalensis
se encontraron en el sur de de la Península Ibérica (Andalucía, Portugal).

Pervivencia en la memoria colectiva [editar]Aunque es muy improbable,


algunos[¿quién?] mantienen que el recuerdo de la coexistencia con los neandertales
se mantiene en lo que ambiguamente se denomina memoria colectiva, en la figura
de ogros, trolls y otros seres mitológicos[cita requerida]. Estos seres, representados
como peludos, fuertes y habitantes del bosque más profundo, y que los viejos héroes
exterminaron, parecen coincidir más bien con las reconstrucciones clásicas del
aspecto físico de los neandertales (sujetas a prejuicios cognitivos muy arraigados)
que los representaban como un estadio evolutivo intermedio. Las reconstrucciones
más actuales no coinciden con esa visión tradicional, que no obstante, sigue presente
en la cultura popular.[cita requerida]

En el País Vasco, existe la leyenda de los Basajaun, literalmente "Señor del bosque"
o "Señor salvaje" en euskera, un ser antropomorfo que habitaba en los lugares más
profundos de los bosques o en cuevas, de espesa cabellera, grande y fuerte, al que
los primeros hombres que llegaron a esa tierra se encontrarían ya habitando allí
desde tiempos inmemoriales y que les enseñó a éstos el secreto de la sierra, la
siembra, el hierro, etc. y que vendría a equivaler al clásico ogro de otros pueblos.

Principales yacimientos [editar]


Restos neandertales.Alemania

Ehringsdorf
Cueva Feldhofer, valle del río Neander
Salzgitter-Lebenstedt
Bélgica

Engis
La Naulette
Veldwezelt-Hezerwater
Scladina, cueva del valle Meuse.
Spy-sur-l'Orneau
Croacia

Krapina
Vindija
Eslovaquia

Ganovce
Ochoz
Sala
Eslovenia

Divje Babe
España

Abric Romaní
Atapuerca
Axlor
Bañolas
La Carihuela
Cueva Negra
Cueva de los Casares
Cueva de Zájara I
Cueva del Sidrón
El Esquilleu
L'Arbreda
Lezetxiki
Tossal de la Front
Sima de las Palomas
Valdegoba
Ventas de Zafarraya
Francia

Neandertal 1, 1856.Arcy-sur-Cure
Bau de l'Aubesier
Biache-Saint-Vaast
Combe Grenal
Fontéchevade
Hortus
La Chaise
La Chapelle-aux-Saints
La Ferrassie
La Quina
Le Moustier
La Naulette
Les Rochers-de-Villeneuve
Moula-Guercy
Regourdou
St-Césaire
Gibraltar

Forbes Qarry
Inglaterra

Jersey
Italia

Monte Circeo
Guattari
Saccopastore
Irán

Behistun
Iraq
Shanidar
Israel

Amud
Galilea
Kebara
Es Skhul
Tabun, Monte Carmelo.
Marruecos

Jebel Irhoud
Portugal

Lagar Velho (supuesto esqueleto de un niño híbrido neandertal y sapiens)


Figueira Brava
Foz Coa Valley
República Checa

Kulna
Sipka
Rumanía

Subalyuk
Rusia

Mezmaiskaya
Siria

Dederiyeh
Ucrania

Kiik-Koba
Staroselje
Uzbekistán

Aman-Kutan
Teshik Tash
Los neandertales en la ficción [editar]El color de los ojos del neandertal, de James
Tiptree, jr.
La danza del tigre (1980), de Björn Kurtén. (novela corta que trata sobre el
encuentro de los neandertales con los primitivos Homo sapiens, en la cual hay
híbridos. Kurtén era paleoantropólogo)
El niño feo, de Isaac Asimov
Los Hijos de la Tierra
El clan del oso cavernario, de Jean M. Auel (sobre una niña cromañón adoptada por
un clan neandertal)
El valle de los caballos, de Jean M. Auel (Continuación de la serie, destierro de la
niña)
Los cazadores de mamuts, de Jean M. Auel (encuentro de culturas, la crianza de la
joven en el entorno Cro-Magnon)
Las llanuras del tránsito ("A través de las llanuras"), de Jean M. Auel (Viaje de la
niña, ya mujer, a través de la Europa prehistórica)
Los refugios de Piedra, de Jean M. Auel (Fin de la saga, incorporación definitiva de
la niña "Cabeza Chata" a un asentamiento Cro-Magnon)
La guerra del fuego, de J. H. Rosny
Los herederos, de William Golding (cuenta el encuentro entre los neandertales y los
sapiens)
Neandertal, de John Darnton (Los neandertales no se extinguieron hace 30 mil años,
fueron desplazados a rincones inhóspitos del planeta donde hoy son redescubiertos)
Planeta neandertal (Neanderthal Planet), de Brian Aldiss.
Paralaje Neanderthal:
Homínidos, de Robert Sawyer. (Paralaje Neanderthal 1)
Humanos, de Robert Sawyer. (Paralaje Neanderthal 2)
Híbridos, de Robert Sawyer. (Paralaje Neanderthal 3)
Tras la huella del hombre rojo, de Lorenzo Mediano.
Devoradores de cadáveres, de Michael Crichton (1976).
El mundo del río de Philip J. Farmer. (La resurrección de todo el género humano
como experimento de una civilización extraterrestre. Uno de los personajes
principales es un neanderthal).
Derecho a nacer (Birthright, 1990), de Michael Stewart. Plantea la situación en la
que un hombre de Neanderthal sobrevive hasta nuestros días y cómo encajaría en la
sociedad moderna.

11 Homo sapiens
Los seres humanos constituyen, desde el punto de vista biológico, una sola especie
animal: Homo sapiens. Son también llamados genéricamente hombres, aunque ese
término se aplica también específicamente a los individuos de sexo masculino.[1]
Sus capacidades le permiten aprender o utilizar matemáticas, escritura,
conocimientos científicos, tecnología y estructuras lingüísticas complejas, lo que lo
convierten en un ente muy social, capaz de concebir, transmitir y aprender
conceptos totalmente abstractos. Hasta lo que hoy se sabe, ha sido el único
organismo terrícola en visitar otro cuerpo del sistema solar; concretamente la luna.

En el pasado, el género Homo fue más diversificado, y durante el último millón y


medio de años incluyó numerosas otras especies. Desde la extinción del Homo
neanderthalensis, hace 25.000 años y del Homo floresiensis, hace unos 12.000 años,
el Homo sapiens es la única especie viva del género Homo que aún prevalece en el
tiempo.

Hasta hace poco, la biología utilizaba un nombre trinomial Homo sapiens sapiens
para esta especie, pero más recientemente se ha descartado el nexo filogenético
entre el Neandertal y la actual humanidad,[2] por lo que se usa exclusivamente el
nombre binomial. Homo sapiens pertenece a una estirpe de Primates, los
hominoideos. Evolutivamente se diferenció en África y de ese ancestro surgió la
familia de la que forman parte los homínidos.

El ser humano prácticamente desconoce los alcances y destino de nuestra propia


especie. Filosóficamente, el ser humano se ha definido y redefinido a sí mismo de
numerosas maneras, otorgándose de esta manera un propósito, ya positivo, ya
negativo, respecto de su propia existencia. Existen diversos sistemas religiosos e
ideales filosóficos que, de acuerdo a una diversa gama de culturas e ideales
individuales, tienen como propósito y función responder dichas interrogantes. Los
seres humanos tienen la capacidad de ser conscientes de sí mismos así como de su
pasado; saben que tienen el poder de cambiar, crear y destruir muchas cosas. En
función a esto, han creado diversos códigos o sistemas morales relacionados
directamente con estas conductas. Además, pueden además estar conscientes de
responsabilidades y peligros provenientes de la naturaleza así como de otros seres
humanos
Nombre científico [editar]El nombre científico, asignado por el naturalista sueco
Carlos Linneo (1707-1778) en 1758,[3] alude al rasgo biológico más característico:
sapiens significa "sabio" o "capaz de conocer", y se refiere a la consideración del ser
humano como «animal racional», al contrario que todas las otras especies. Es
precisamente la capacidad del ser humano de realizar operaciones conceptuales y
simbólicas muy complejas —que incluyen, por ejemplo, el uso de sistemas
lingüísticos muy sofisticados, el razonamiento abstracto y las capacidades de
introspección y especulación— uno de sus rasgos más destacados. Posiblemente
esta complejidad, fundada neurológicamente en un aumento del tamaño del cerebro
y, sobre todo, en el desarrollo del lóbulo frontal, sea también una de las causas, a la
vez que producto, de las muy complejas estructuras sociales que el ser humano ha
desarrollado, y que forman una de las bases de la cultura, entendida biológicamente
como la capacidad para transmitir información y hábitos por imitación e instrucción,
en vez de por herencia genética. Esta propiedad no es exclusiva de esta especie y es
importante también en otros primates.

Una connotación moderna del ser humano es la de Homo Faber, que significa
Hombre que fabrica, Hombre que crea, haciendo alusión a la tecnología de que
dispone y ha sido artífice por medio de la civilización.

Linneo definía ya la posición de los humanos en el marco general de las especies


naturales, en correlación con las especies zoológicas y botánicas. Además de incluir
a la especie humana y a los monos en el orden especial de los primates, Linnéo
estableció una clasificación que dividía de forma muy simplista a la especie
humana, según sus rasgos físicos, en estos cuatro grupos:

El Homo americanus: raza cobriza. Se caracteriza por la piel rojiza, el pelo negro,
liso y grueso, la nariz ancha, la escasa pilosidad.
El Homo europaeus: raza blanca. Se caracteriza por la piel blanca, el pelo claro
abundante.
El Homo asiaticus: raza amarilla. Se caracteriza por la piel cetrina, por el pelo
oscuro y una estatura baja.
El Homo afer: raza negra. Se caracteriza por la piel negra, por el pelo negro y
crespo, por la nariz simiesca y por los labios gruesos.
En la actualidad existen defensores de incluir al ser humano, chimpancé, Pan
troglodites, y bonobo Pan paniscus, en el mismo género, dada la cercanía
filogenética, que es muy superior a la que se encuentra en otras especies animales sí
agrupadas genericamente.[4]

Biología [editar] Cuerpo humano [editar]Artículo principal: Anatomía humana


Hombre de Vitruvio, por Leonardo da Vinci.El organismo humano, a pesar de su
similitud con otros mamíferos superiores, posee el nivel de complejidad más alto y
especializado de la escala evolutiva, pues cada órgano, tejido, aparato y sistema, está
en compleja interrelación que lo mantiene en equilibrio. Sobre él han surgido a lo
largo de la historia movimientos para admirarlo y tratar de comprenderlo,
especialmente en la edad del humanismo en Grecia y el Renacimiento europeo.

En cuanto a su locomoción y movimiento, es uno de los más plásticos del reino


animal, pues existe una gama infinita de movimientos posibles, lo que le capacita
para actividades trascendentes como el arte escénico y la danza, el deporte y un
sinnúmero de actividades cotidianas.

La especie humana aún mantiene un notorio dimorfismo sexual en el nivel


anatómico, por ejemplo, la talla media actual entre los varones caucásicos (si crecen
bien nutridos y con poco estrés) hacia los 21 años es de 1,75 m, la talla media de las
mujeres caucásicas en iguales condiciones es de 1,62 m, y los pesos promedios
respectivos son de 75 kg y 61 kg respectivamente; aunque así como se ha notado
una "tendencia secular" al aumento de las tallas (especialmente durante el siglo
XX), muchos indicadores sugieren que es probable desaparezca el dimorfismo
sexual en lo que a tallas y pesos respecta.

Véanse también: Cuerpo humano, Fisiología humana y Genética humana


Mente [editar]Artículo principal: Mente (psicología)
La mente se refiere colectivamente a aspectos del entendimiento y conciencia que
son combinación de capacidades como el raciocinio, la percepción, la emoción, la
memoria, la imaginación y la voluntad. La mente, para los materialistas, es un
resultado de la actividad del cerebro.

El término pensamiento define todos los productos que la mente puede generar
incluyendo las actividades racionales del intelecto o las abstracciones de la
imaginación; todo aquello que sea de naturaleza mental es considerado pensamiento,
bien sean estos abstractos, racionales, creativos, artísticos, etc. Junto con los
cetáceos superiores (delfines y ballenas), los homininos de los géneros Gorilla y Pan
y los elefantes, alcanza el mayor desarrollo en la escala evolutiva y aun muchas de
sus interacciones nos son desconocidas.

Véanse también: Cerebro, Consciente, Inteligencia, Pensamiento (mente) y


Psicología
Nutrición humana [editar]Artículo principal: Nutrición
Véanse también: Régimen alimenticio y Alimentación humana
Etología [editar]Artículo principal: Comportamiento humano
Ciclo vital [editar]Artículo principal: Ciclo de vida (biología)

Feto, por Leonardo da Vinci.La especie humana es entre los animales pluricelulares
actuales una de las más longevas; se tienen documentados casos de longevidad que
sobrepasan los 100 años. Tal longevidad es un carácter genotípico que, sin embargo,
debe ser coadyuvado por condiciones vivenciales favorables. En el Imperio romano,
hacia el año 1 d. C., la esperanza de vida rondaba sólo los 25 años, debido en gran
parte a la elevada mortalidad infantil[cita requerida]. La edad de la pubertad es
aproximadamente a los 11 años en las niñas y a los 13 años en los niños, aunque las
edades varían según la persona.

Véanse también: Biología del desarrollo y Longevidad


Sexualidad [editar]Artículo principal: Sexualidad
Entre otras implicaciones, la importancia del lenguaje simbólico en el Homo
sapiens, hace que los significantes sean los soportes del pensar o los pensamientos.
En nuestra especie, el pensar humano, a partir de los tres años y medio de edad se
hace prevalentemente simbólico.

Asociado con lo anterior (y esto lo explica el psicoanálisis), debe notarse que la


especie humana es prácticamente la única que se mantiene en celo sexual continuo:
es realmente destacable que en la especie humana no exista un estro propiamente
dicho. En las mujeres existe un ciclo de actividad ovárica en virtud del cual existen
cambios fisiológicos en todo su sistema reproductivo y del cual derivan ciertos
cambios de conducta. Sin embargo, como en las mujeres la aceptación sexual no se
circunscribe a una parte del ciclo reproductivo, no se debería usar el término "estro"
o "celo" en el ser humano, dado que la aceptación sexual es independiente de su
ciclo reproductivo. Ya entre chimpancés y, sobre todo, bonobos, se nota una
conducta próxima.

Ahora bien; dada la dificultad de vivir solamente practicando relaciones sexuales, un


"mecanismo" evolutivo compensatorio habría sido el de la sublimación -la cual se
considera asociada a la existencia de un lenguaje y un pensar simbólicos-, si se da
una sublimación esto parece significar que, también se da una represión (en el
sentido freudiano) que origina a lo inconsciente. El Homo sapiens es, en este
sentido, un animal pulsional. Según la reflexología de Pavlov el Homo sapiens no se
restringe a un "primer sistema de señales" (el de estímulo/respuesta y respuesta a un
estímulo substitutivo), sino que el ser humano se encuentra en un nivel de "segundo
sistema de señales". Este segundo sistema es, principalmente el del lenguaje
simbólico que permite una heurística, que es la capacidad para realizar de forma
inmediata innovaciones positivas para sus fines.

Por otra parte, la especie humana es de las pocas, junto con el bonobo (Pan
paniscus) en el reino animal que copula cara a cara, lo cual tiene implicaciones
emocionales de gran relevancia para la especie.

Cabe anotar que con el surgimiento de la teoría de la inteligencia emocional, desde


la psicología sistémica, el ser humano no debe reducirse a sus pulsiones, las cuales
sublima o reprime, sino que se entiende como un ser sexuado, que vive esta
dimensión en relación con la formación recibida en la familia y la sociedad. La
sexualidad se forma entonces desde los primeros años y se va entendiendo como una
vivencia procesual acorde a su ciclo vital y su contexto socio-cultural.

A diferencia de lo que ocurre en la mayor parte de las otras especies sexuadas, la


mujer sigue viviendo mucho tiempo tras la menopausia. En las otras especies la
hembra suele fenecer al poco tiempo de llegada la misma.

La cantidad máxima natural de prole que puede tener una mujer parece estar en los
25 hijos. [cita requerida]
Por la indicada prematuración, la madurez sexo-genital es -en relación a otras
especies- muy tardía entre los individuos de la especie humana, actualmente en
muchas zonas la menarquia está ocurriendo a los 11 años, esto significa que, aunque
la madurez sexo-genital es siempre lenta en la especie humana, existe un
adelantamiento de la misma respecto a épocas pasadas (del mismo modo suele darse
una menopausia cada vez más tardía). Pero si la madurez sexo-genital es tardía en la
especie humana, aún más suele serlo la madurez intelectual y, en especial la
madurez emotiva.

Véanse también: Amor, Sexualidad humana y Sistema reproductivo


Origen y evolución [editar]Artículos principales: Evolución humana y Origen del
hombre
Mitos sobre los orígenes [editar]Artículo principal: Mitos de la creación
A lo largo de la historia se han ido desarrollando distintas concepciones míticas,
religiosas, filosóficas y científicas respecto del ser humano, cada una con su propia
explicación sobre el origen del hombre, trascendencia y misión en la vida.

Proconsul, un primate hominoideo. De los simios del viejo mundo [editar]Artículo


principal: Catarrinos
Evolutivamente, en cuanto perteneciente al infraorden Catarrhini, el Homo sapiens
parece tener su ancestro, junto con todos los primates catarrinos, en un período que
va de los 50 a 33 millones de años antes del presente (AP), uno de los primeros
catarrinos, quizás el primero, es el Propliopithecus, incluyendo al Aegyptopithecus,
en este sentido, el ser humano actual, al igual que primates del "Viejo Mundo" con
características más primitivas, probablemente descienda de esa antigua especie.

Homínidos bípedos [editar]


Australopithecus africanus.Artículo principal: Hominina
En cuanto a la bipedestación, ésta se observa en ciertos primates a partir del
Mioceno. Ya se encuentran ejemplos de bipedación en el Oreopithecus bambolii y la
bipedestación parece haber sido común en Orrorin y Ardipithecus. Las mutaciones
que llevaron a la bipedación fueron exitosas porque dejaba libre las manos como
para coger objetos y, particularmente, porque en la marcha un homínido ahorra
mucha más energía andando sobre dos piernas que sobre cuatro patas, puede
acarrear objetos durante la marcha y otear más lejos. Sin embargo, de remontarse la
bipedestación a quizás a unos 6 millones de años aP, la andadura o forma de marcha
típica del humano se consolida aproximadamente hace al menos unos 4 millones de
años con el Australopithecus, previo a éstos los primates antropoides apoyaban toda
la planta del pie haciendo una flexión y descargando el peso en el calcanio, en
cambio el Australopithecus logra una marcha bípeda eficiente, pues se notan
claramente los cambios anatómicos a nivel del pie, en especial del dedo gordo;
también ajustando el ángulo del fémur con el cuerpo para el equilibrio, la cadera o
pelvis cambia a más robusta, corta y cóncava (forma de cuenco); la columna pasó de
ser un arco en forma de C a una forma de S y el agujero de la base del cráneo que
conecta con la columna se desplazó hacia adelante[5] como dirigiéndose al centro de
gravedad de la cabeza.
Hace 1,5 millones de años con el Homo erectus o con el Homo ergaster, la andadura
moderna implica la existencia de un pequeño ángulo entre el dedo gordo y el eje del
pie, así como la presencia del arco longitudinal de la planta y una distribución
medial del peso (notar que en las mujeres la andadura distribuye el peso más hacia
las partes internas del pie debido a la mayor anchura de la pelvis).[6]

Todos los cambios reseñados han sucedido en un periodo relativamente breve


(aunque se mida en millones de años), esto explica la susceptibilidad de nuestra
especie a afecciones en la columna vertebral y en la circulación sanguínea y linfática
(por ejemplo, el corazón recibe -relativamente- "poca" sangre).

Aparece el hombre [editar]


Homo erectus.Artículo principal: Homo
Lo que denominamos propiamente "humano", es una referencia a la aparición de la
capacidad de fabricar herramientas de piedra en un homínido bípedo: el Homo
habilis, considerado por la mayoría como la especie humana más primitiva,
mostrando además incremento en la capacidad craneana con respecto a los
Australopithecus. Es así como se establece que hace unos 2,5 millones de años, con
la aparición del género Homo, se toma como punto de inicio para el Paleolítico o
Edad de Piedra. Mayor éxito evolutivo tendrá el Homo erectus, quien logrará
expandirse por todo Eurasia.

Véanse también: Prehistoria y Paleolítico inferior


Evolución de la nutrición [editar]Probablemente cuando los ancestros del Homo
sapiens vivían en selvas comiendo frutos, bayas y hojas, abundantes en vitamina C,
pudieron perder la capacidad metabólica, que tiene la mayoría de los animales, de
sintetizar en su propio organismo tal vitamina; ya antes parecen haber perdido la
capacidad de digerir la celulosa. Tales pérdidas durante la evolución han implicado
sutiles pero importantes determinaciones: cuando las selvas originales se redujeron
o, por crecimiento demográfico, resultaron superpobladas, los primitivos homínidos
(y luego los humanos) se vieron forzados a recorrer importantes distancias, migrar,
para obtener nuevas fuentes de nutrientes, la pérdida de la capacidad de metabolizar
ciertos nutrientes como la vitamina C habría sido compensada por una mutación
favorable que permite al Homo sapiens una metabolización óptima (ausente en
primates) del almidón y así una rápida y "barata" obtención de energía,
particularmente útil para el cerebro. El Homo sapiens parece ser una criatura
bastante indefensa y como respuesta satisfactoria la única solución evolutiva que ha
tenido es su complejísimo sistema nervioso central. Espoleado principalmente por la
busca de nuevas fuentes de alimentación. Se ha observado que la cefalización
aumentó paralelamente al incremento de consumo de carne.[cita requerida] La
habilidad humana para digerir alimentos con alto contenido de almidón como las
papas, podría explicar el éxito del homo sapiens en el planeta, sugiere un estudio
genético.[7]

Homo sapiens arcaico [editar]


Homo neanderthalensis.
Hombre de Qafzeh (anatómicamente moderno).Se denomina "humanos arcaicos",
"Homo sapiens arcaico" o también "pre-sapiens", a un cierto número de variedades
de Homo que aún no son considerados anatómicamente modernos. Poseen hasta
600.000 años de antigüedad y tienen un tamaño cerebral cercano al de los humanos
modernos. El antropólogo Robin Dunbar opina que es en esta etapa en la cual
aparece el lenguaje humano. La filiación de estos individuos dentro de nuestro
género es aún controversial.

Entre los humanos arcaicos están considerados Homo heidelbergensis, Homo


rhodesiensis, Homo neanderthalensis y a veces Homo antecessor. Ya que no son
sapiens, algunos especialistas prefieren llamarlos simplemente arcaicos antes que H.
sapiens arcaico.[8]

Humanos anatómicamente modernos [editar]Se denominan propiamente Homo


sapiens o anatómicamente modernos a individuos con una apariencia similar a la de
los humanos modernos. Estos humanos pueden clasificarse como premodernos, pues
en ellos no se observa todavía el conjunto de características de un cráneo moderno,
casi esférico, con la bóveda alta y la frente vertical.[9] La similitud se aprecia a
nivel del esqueleto del cuerpo y cavidad craneana, pero esta similitud no es total
pues el rostro aún mantiene características arcaicas como los arcos superciliares
(grandes cejas) y prognatismo maxilar (proyección bucal), aunque menos
desarrollados que en los neandertales.[10]

Se consideran dentro de este grupo a los restos de Florisbad en Sudáfrica (260.000


años),[11] los de Herto en Etiopía que corresponde al Homo sapiens idaltu (160.000
años), los de Jebel Irhoud en Marruecos (160.000 años) y los de Skhul y Qafzeh al
Norte de Israel (100.000 años). También se consideran anatómicamente modernos a
los Hombres de Kibish, sin embargo estos se enmarcan mejor dentro de los
humanos modernos.

Los humanos modernos [editar]Artículo principal: Origen de los humanos


modernos
Se consideran Homo sapiens sapiens de forma indiscutible a los que poseen las
características principales que definen a los humanos modernos: Primero la
equiparidad anatómica con las poblaciones humanas actuales y luego lo que se
define como "comportamiento moderno".

Los restos más antiguos son los de Omo I llamados Hombres de Kibish, encontrados
en Etiopía con 195.000 años, y restos en cuevas del río Klasies en Sudáfrica con
125.000 años y con indicios de una conducta más moderna.[12] Esta antigüedad
coincide con lo estimado para la Eva mitocondrial, la cual está considerada la
antecesora de todos los seres humanos actuales y de la que se cree que vivió en el
África Oriental[13] (probablemente Tanzania) hace unos 200.000 años. Por otra
parte, la línea patrilineal que nos lleva hasta el Adán cromosómico, nos confirma un
origen para los humanos modernos en el África subsahariana.

Pigmentación [editar]Es casi seguro que la Eva mitocondrial y el Adán, los


primeros Homo sapiens eran melanodérmicos, esto es: de tez oscura. Esto se debe a
que la piel oscura es una excelente adaptación a la exposición solar alta de las zonas
intertropicales del planeta Tierra; la tez oscura (por la melanina) protege de las
radiaciones UV (ultravioletas), y obtiene de ellas por metabolismo un nutriente
llamado folato indispensable para el desarrollo del embrión y del feto, empero, a
medida que las poblaciones humanas migraron a latitudes más allá de los 45º (tanto
Norte como Sur) la melanina paulatinamente ha sido menos necesaria, más aún, en
las cercanías de las latitudes de los 50º la casi total falta de este pigmento en la
dermis, cabello y ojos ha sido una adaptación para captar más radiaciones U.V. -
relativamente escasas en tales latitudes; salvo que se produzcan huecos de ozono-,
en tales latitudes la tez muy clara posibilita una mayor metabolización de vitamina
D a partir de las radiaciones UV.

Comportamiento moderno [editar]La aparición del comportamiento humano


moderno significó el más importante cambio en la evolución de la mente humana,
dando lugar a que el ingenio creativo humano le llevaría a dominar su entorno
paulatinamente. Una revolución humana que nos hizo como somos hoy.

Las innovaciones que fueron apareciendo consisten en una gran diversidad de


herramientas de piedra, en el uso de hueso, asta y marfil, en entierros con bienes
funerarios y rituales, construcción de viviendas, diseño de las fogatas, evidencia de
pesca, cacería compleja, aparición del arte figurativo y el uso de adornos personales.
[14]

Las evidencias más antiguas se encuentran en África. Restos de puntas de flechas y


herramientas de hueso para pescar se encontraron en el Congo y tienen 90.000 años.
Igualmente antiguos son unos símbolos sombreados con ocre rojo en costas al Sur
de África.[15]

Véase también: Paleolítico superior


Expansión de la humanidad [editar]Según la Teoría fuera de África, hubo una gran
migración de África hacia Eurasia hace 70.000 años que produjo la paulatina
dispersión por todos los continentes. Según los estudios genéticos actuales, se
estima que en pocos miles de años hubo una migración costera por el Sur de Asia
que posibilitó la colonización temprana de Australia.

En Occidente hubo un centro de expansión en el Medio Oriente que está relacionado


con el Hombre de Cromañón y la población temprana de Europa; probable causa de
la extinción del Hombre de Neandertal.

En Oriente la población es igualmente antigua. El pliegue epicántico de los párpados


existente en gran parte de las poblaciones del Asia y de América, el pliegue que
hace 'bridados' en su aspecto externo a los ojos, ha sido una especialización de
poblaciones que durante las glaciaciones debieron pervivir en lugares con
abundancia de nieve: los ojos vulgarmente llamados "rasgados" entonces fueron el
modo de adaptación para que los ojos no padecieran un excesivo reflejo de la luz
solar reflejada por la nieve.

Véanse también: Neolítico, Civilización, Historia y Arqueología


Cultura [editar]Artículo principal: Cultura
Lenguaje y semiótica [editar]Artículo principal: Lenguaje humano
El lenguaje designa todas las comunicaciones basadas en la interpretación,
incluyendo el lenguaje humano, pero la mayoría de las veces el término se refiere a
lo que los humanos utilizan para comunicarse, es decir, a las lenguas naturales. El
lenguaje es universal y es usado por naturaleza en las personas y en los animales.
Sin embargo, filósofos como Martin Heidegger consideran que el lenguaje
propiamente tal es sólo privativo del hombre. Es famosa la tesis de Heidegger según
la cual el lenguaje es la casa del ser (Haus des Seins) y la morada de la esencia
humana. Este criterio es similar al de Ernst Cassirer quien ha definido al Homo
sapiens como el animal simbólico por excelencia; tan es así que es casi imposible
suponer un pensamiento humano sin la ayuda de los símbolos, particularmente de
los significantes que subyacen como fundamentos elementales para todo pensar
complejo y que transcienda a lo instintivo.

Actualmente la especie humana muestra esta faceta hablando en torno a 6.000


idiomas diferentes, si bien más del 50% de los 6.700 millones de personas que
actualmente conforma la colectividad humana, sabe hablar al menos una de las
siguientes ocho lenguas: chino mandarín, español, inglés, árabe, hindi, portugués,
bengalí y ruso.

Véanse también: Lenguaje, Familias de lenguas, Idioma y Lingüística


Espiritualidad y trascendencia [editar]Artículo principal: Religión
En muchas civilizaciones los seres humanos se han visto a sí mismos como
diferentes de los demás animales, y en ciertos ámbitos culturales (como las
religiones del Libro o buena parte de la metafísica del Occidente) la diferencia se
asigna a una entidad inmaterial llamada alma, en la que residirían la mente y la
personalidad, y que, en algunos casos, se imagina que puede existir con
independencia del cuerpo.

Véase también: Familias de religiones


Arte y Cultura [editar]Artículo principal: Arte
Posiblemente, la manifestación más clara de humanidad es el arte —en el sentido
amplio del término—, que produce la cultura. Por ejemplo, los individuos de una
determinada especie de ave fabrican un nido, o emiten un canto, cuyas
características son específicas, comunes a todos los individuos de esa especie. En
cambio, cada hombre puede imprimir a sus acciones los rasgos propios de su
individualidad; por eso, cuando se analiza un cuadro, una forma de escribir, una
manera de fabricar herramientas, etc., se puede deducir quién es su autor, su artífice,
su artista.

Paralelamente, también somos la única especie que dedica su tiempo y energía a


algo inútil desde el punto de vista puramente práctico. El arte es una de las
manifestaciones de la creatividad humana, pero una manifestación vacía y negativa
desde el punto de vista de la supervivencia. Si bien, esta actividad en principio
dañina, en realidad es la herramienta con la cual desarrollamos nuestra cultura,
nuestra unión, y nuestra fuerza como pueblo. Nos divide y separa de unos pueblos; y
nos hermana con otros. En esta telaraña que envuelve a nuestras sociedades, a
nuestro planeta.

Véanse también: Humanidades, Bellas artes, Música, Danza, Literatura, Historia del
arte y Filosofía
Ciencia [editar]Artículo principal: Ciencia
Véase también: Tecnología
Sociedad [editar]Artículo principal: Sociedad
Una sociedad humana es aquella que se considera a sí misma, a los habitantes y a su
entorno; todo ello interrelacionado con un proyecto común, que les da una identidad
de pertenencia. Asimismo, el término connota un grupo con lazos económicos,
ideológicos y políticos. Tal sociedad supera al concepto de nación-estado, este
plantenado a la sociedad occidental como una sociedad de naciones, etc.

Véanse también: Comercio, Economía, Política, Estado, Gobierno y Guerra


Hábitat [editar]Artículo principal: Geografía humana
En relación a la capacidad para realizar grandes modificaciones ambientales, cabe
decir que el Homo sapiens es actualmente un poderoso agente geomorfológico,
llegando incluso a ser la única especie capaz de hacer desaparecer prácticamente
todo vestigio de vida en el planeta, desde mediados de siglo XX;[cita requerida] es
en éste y otros sentidos que el ser humano es actualmente el mayor superpredador y
el ser vivo más poderoso del planeta, en comparación de los demás organismos
vivos. Sin embargo, sigue siendo frágil ante posibles eventos cataclísmicos que
pudieran afectar su hábitat, como las glaciaciones.

El Homo erectus, por ser un animal muy vulnerable en estado de naturaleza es muy
dependiente de la tecnología (ergo: es dependiente de la ciencia por primitiva que
esta sea), así es que se dice del Homo sapiens que es "Homo faber".

Quizás, dado que todo sistema retroalimentado de forma natural llega a su fin, el fin
de un ecosistema llega cuando la vida ha logrado evolucionar hasta lograr seres con
un grado de conciencia capaz de programarse en función de la educación recibida y
no según lo termodinámicamente sostenible. La educación es, por tanto, la
demostración evidente de si somos parte de un sistema aún mayor o intentamos
independizarnos de todo, estableciendo nuestras formas de obtener nuestros
recursos, sin tener en cuenta los ya establecidos por la propia naturaleza.

Por ejemplo: La naturaleza nos dota de capacidades físicas para buscar alimentos en
el medio que nos rodea de una manera termodinámicamente eficaz. Nosotros
establecemos que lo mejor es racionalizar los medios que la naturaleza nos da y
replicarlos de forma industrial, aplicando procesos que no se dan de forma natural,
aumentando el consumo energético por redundar algo que ya existe y ampliándolo a
algo totalmente termodinámicamente innecesario, como es el hecho de que te lleven
el alimento a casa, de intervenir los códigos genéticos de los alimentos para hacerlos
resistentes a enfermedades, de influir en qué alimentos contendrán semillas y cuáles
no y un largo etcétera, que a día de hoy nos hace la vida más cómoda, pero que
ignoramos cómo nos van a afectar esos cambios en nuestra estructura genética y, por
lo tanto, si nuestra descendencia portará características fundamentales para
sobrevivir a un medio natural o, por el contrario, nacerán y dependerán tan
íntimamente del medio artificial que cualquier modificación a ese medio le
incapacite de tal manera que provoque su extinción.

Véase también: Hábitat humano


Población [editar]Artículo principal: Demografía
Véase también: Población humana, Razas y Etnias

12 El hombre de Herto (Homo sapiens idaltu) es una subespecie de Homo sapiens


descrita a partir de especímenes fósiles encontrados en las proximidades de la
localidad etíope de Herto_Bouri en el año 1997 por el equipo de paleoantropólogos
dirigido por Tim White. Sin embargo, el nuevo descubrimiento no se hizo público
hasta el año 2003.[1]
Homo sapiens idaltu es un nombre trinomial, como es preceptivo, según la
taxonomía, para denominar las subespecies; las dos primeras palabras son latinas y
significan humano que sabe -capacitado para conocer y reflexionar respecto a lo que
conoce-, mientras que la tercera y última es una palabra del amhárico que significa
anciano.

Dado el lugar en el cual se hizo el hallazgo de los restos (tres cráneos) se le llamó
"Hombre de Herto". Dichos fósiles han sido datados con una antigüedad de unos
158.000 años, es decir del Pleistoceno Medio.

El descubrimiento ha suscitado alguna polémica entre los investigadores. Varios


consideran al Homo sapiens idaltu como una subespecie extinta del Homo sapiens y
es por esto que se usa la denominación taxonómica trinomial. Otros, en cambio,
consideran que Homo sapiens idaltu es sólo un ser humano de la actual especie que
mantiene ligeros rasgos morfológicos arcaicos en relación a otros fósiles que son
indiscutiblemente de Homo sapiens (i.e.: los Cro-Magnon, los hombres de Grimaldi,
etc.).

Si es correcta la tesis según la cual el Homo sapiens idaltu es una subespecie de la


nuestra, habrá que rescatar la antigua denominación de Homo sapiens sapiens para
el hombre actual. Este terminología se usaba cuando el Hombre de Neanderthal era
considerado una subespecie nuestra (Homo sapiens neanderthalensis); pero desde
que se evidenció que los neandertales y los humanos modernos representan especies
biológicas distintas, se han venido usando los términos Homo sapiens y Homo
neanderthalensis.

Los restos de Homo sapiens idaltu han sido considerados como los especímenes más
antiguos de la especie humana hasta la redatación de los fósiles de Homo sapiens
conocidos como Omo I y Omo II, a los cuales se les ha atribuido casi 200.000 años
de antigüedad.

13 El Hombre de Flores (Homo floresiensis), también apodado "Hobbit", es el


nombre propuesto para una especie recientemente descrita del género Homo,
extraordinaria por el pequeño tamaño de su cuerpo y su cerebro, y por su reciente
supervivencia, pues se cree que fue contemporánea con los humanos modernos
(Homo sapiens) en la isla indonesia de Flores. Se descubrió un esqueleto subfósil,
datado hace 18.000 años, designado como LB1, muy completo excepto por los
huesos del brazo, que todavía no se habían encontrado, en yacimientos en la cueva
de Liang Bua en 2003.[1] [2] Posteriormente, en el mismo lugar en 2004 se
recuperaron partes de otros nueve individuos, todos diminutos, incluida una
mandíbula designada como LB6, así como los huesos del brazo derecho
pertenecientes al ejemplar original y herramientas de piedras igualmente pequeñas
de estratos comprendidos de entre 90.000 a 13.000 años de antigüedad.[3]

La isla de Flores ha sido descrita (en la revista Nature) como «una especie de mundo
perdido», donde animales arcaicos, largamente extintos en el resto del mundo,
habían evolucionado a formas gigantes y enanas por especiación alopátrica. La isla
tenía elefantes enanos (una especie de Stegodon) y lagartos gigantes similares al
dragón de Komodo, así como el Homo floresiensis, que puede ser considerado una
especie de humano enano.

Los descubridores han apodado a los miembros de la diminuta especie «hobbits»,


como la raza ficticia de Tolkien que en sus libros son gente pequeña. El Homo
floresiensis, tiene unos 74.000 años de antigüedad. También están ampliamente
presentes en esta cueva sofisticados utensilios de piedra de un tamaño considerado
adecuado para un humano de 1 metro de estatura. Dichos utensilios parecen tener
una antigüedad entre 95.000 y 13.000 años y están asociados con estegodontes
jóvenes, presumiblemente presas del hombre de Flores.

Los especímenes no están fosilizados, sino que tienen lo que ha sido descrito en un
artículo de Nature «la consistencia del papel mojado secándose» (una vez expuestos,
los huesos deben dejarse secar antes de que puedan ser extraídos). Además,
encontraron en el mismo lugar sofisticados utensilios de piedra de un tamaño
considerado adecuado para el Homo floresiensis.

Los investigadores esperan encontrar ADN mitocondrial en buen estado para


compararlo con muestras de especímenes no fosilizados de H. neanderthalensis y H.
sapiens similares. Sin embargo, la probabilidad de que se haya conservado ADN es
baja, pues éste se degrada más rápidamente en entornos tropicales templados, donde
se sabe que no se conserva más que algunas docenas de años. La contaminación del
entorno cercano parece altamente probable dado el ambiente húmedo en el que
fueron encontrados los especímenes.

El Homo erectus, señalado como el antepasado inmediato del Homo floresiensis,


tenía aproximadamente la misma talla que otra especie descendiente, la de los
humanos modernos. Sin embargo, los especialistas creen que a consecuencia del
limitado aporte alimentario de la Isla de las Flores, el Homo erectus, llegado al
territorio de la isla de Flores hace ca. 500 000 años, sufrió un fuerte enanismo
isleño, una forma de especiación geográfica también presente en la isla en diversas
especies. Aparte de la diferencia de tamaño, los especímenes parecen por lo demás
semejantes en sus características al Homo erectus, del que se sabe vivía en el sureste
asiático en la misma época que los hallazgos más antiguos del Homo floresiensis.
Estas semejanzas observadas forman la base del establecimiento de la relación
filogenética sugerida.

Cuerpos pequeños [editar]La hipótesis creada por los descubridores de los restos
postula al Homo erectus como el antepasado inmediato del Homo floresiensis,
aunque el Homo erectus tenía aproximadamente la misma talla que otra especie
descendiente, la de los humanos modernos. Para explicar esta diferencia de tamaño,
esta hipótesis postularía que el Homo erectus al crecer en el entorno de limitado
alimento de la isla de Flores, habría sufrido un fuerte enanismo isleño (una forma de
adaptación evolutiva también presente en la isla en diversas especies, incluyendo el
mencionado Stegodon enano, y observada también en otras islas pequeñas).

Aparte de la diferencia de tamaño, esta hipótesis se basa en que los especímenes


parecen por lo demás semejantes en sus características al H. erectus, del que se sabe
que vivía en el sudeste asiático en la misma época que los hallazgos más antiguos
del H. floresiensis. Estas semejanzas observadas forman la base para el
establecimiento de la relación filogenética sugerida. Sin embargo hay que tener en
consideración que no se han encontrado en la isla restos correspondientes al H.
erectus, y mucho menos formas de transición; encontrándose hasta el momento
solamente pruebas materiales (herramientas de piedra), atribuible solo
presuntamente a una posible ocupación del H. erectus hace 840.000 años; no
descartándose también que sean atribuibles a otra posible especie de homínido
existente en esa época.

Así, al tener el espécimen tipo de esta especie encontrada, un esqueleto bastante


completo, y un cráneo casi completo de una hembra de 30 años de edad y 1,06
metros de altura;[2] no sólo presenta una drástica reducción en comparación con el
H. erectus, sino incluso una talla algo menor que la del Australopithecus, un
ancestro tres millones de años más antiguo y que no se pensaba previamente que se
hubiese expandido más allá de África. Esto tiende a calificar al H. floresiensis como
el miembro más «extremo» de la extensa familia humana; ya que serían ciertamente
los más bajos y pequeños.

En relación a la estatura, el H. floresiensis es también bastante diminuto comparado


con el tamaño del ser humano moderno. La altura estimada de un H. floresiensis
adulto es considerablemente menor que la altura media adulta de todas las
poblaciones humanas modernas físicamente más pequeñas, tales como los pigmeos
africanos (< 1,5 m), Twa, Semang (1,37 m para las mujeres adultas) o los
andamaneses (1,37 m para las mujeres adultas). La masa es normalmente
considerada más importante biofísicamente que una medida unidimensional de
altura, y por dicha medida, debido a los efectos de escala, las diferencias son incluso
mayores. Se ha estimado que en el espécimen tipo de H. floresiensis era de unos 25
kg.

El H. floresiensis además tenía brazos relativamente largos, quizás para permitir a


esta pequeña criatura trepar a la seguridad de los árboles cuando lo necesitaba. Estos
huesos del brazo, hacen que las inevitables comparaciones con los humanos
modernos acondroplásicos (sobre 1,2 m) u otros enanos no sean válidas, pues estas
personas no son proporcionalmente más pequeñas que las demás por regla general,
sino que sólo tienen sus miembros más cortos.

Cerebros pequeños [editar]Además de una talla corporal pequeña, el H. floresiensis


tenía un cerebro extraordinariamente pequeño. El espécimen tipo, con 380 cm³,[1]
[4] está en el mismo rango que los chimpancés o los antiguos Australopitecus. Su
cerebro está reducido considerablemente respecto al del presunto antecesor
inmediato de esta especie, el H. erectus, que con 980 cm³ tenía más del doble de
volumen cerebral que su especie descendiente. Sin embargo, la relación cerebro-
masa corporal que presenta el H. floresiensis es comparable a la del H. erectus, lo
que indica que es improbable que las especies difieran en inteligencia. De hecho, los
descubridores han asociado a la especie algunos comportamientos avanzados.

Estos comportamientos estarían asociados a la existencia de evidencias del uso del


fuego para cocinar. La especie también ha sido relacionada con herramientas de
piedra de la sofisticada tradición del Paleolítico Superior típicamente asociada con
los humanos modernos, quienes con 1310-1475 cm³ casi cuadruplican el volumen
cerebral del H. floresiensis (con una masa corporal incrementada en un factor de
2,6). Algunas de estas herramientas fueron aparentemente usadas en la caza
necesariamente cooperativa del Stegodon enano local por esta pequeña especie
humana. Igualmente en otro yacimiento llamado Mata Menge, el investigador Adam
Brumm y sus colaboradores han detectado que las herramientas encontradas tienen
importantes similitudes con las halladas en Liang Bua; presentando las herramientas
de Mata Menge una datación que arroja la asombrosa fecha de "entre 840.000 y
700.000 años" [1]. Estas fechas, indican que Homo sapiens no pudo fabricar las
herramientas descubiertas en Mata Menge, y con ello probablemente también las de
Liang Bua; ya que la especie Homo sapiens no existía en esa época.

Además, la isla de Flores permaneció aislada durante la edad de hielo más reciente
debido a un profundo estrecho, a pesar del bajo nivel marino que unió a buena parte
del resto de Sundaland. Este hecho ha llevado a los descubridores del H. floresiensis
a concluir que la especie o sus antecesores sólo pudieron haber alcanzado la isla
aislada por medio de algún transporte marítimo, quizás llegando en balsas de bambú
hace unos 100.000 años.

Estas evidencias observadas de tecnología avanzada y cooperación a un nivel


humano moderno ha impulsado a los descubridores a proponer que H. floresiensis
tendría casi con total certeza lenguaje. Estas sugerencias han resultado ser las más
controvertidas de los hallazgos de los descubridores, a pesar de la probablemente
alta inteligencia del H. floresiensis.

Supervivencia reciente [editar]El otro aspecto notable del hallazgo, es que se cree
que esta especie ha sobrevivido en la isla de Flores tan recientemente como hasta
hace 12.000 años. Eso la hace el homínido más longevo, sobreviviendo largamente
la desaparición de los neandertales (H. neanderthalensis) hace unos 30.000 años. El
H. floresiensis ciertamente coexistió con los humanos modernos, quienes llegaron a
la región hace entre 35.000 y 55.000 años, durante un largo período, pero se
desconoce cómo pudieron haber interactuado.

El análisis de la geología local sugiere que una erupción volcánica en Flores fue la
responsable de la desaparición del H. floresiensis en la parte de la isla bajo estudio
hace aproximadamente 12.000 años, junto con gran parte de la fauna local, incluido
el Stegodon enano y las ratas gigantes de la isla.

Los descubridores sospechan, sin embargo, que esta especie puede haber
sobrevivido mucho más tiempo en otras partes de la isla de Flores hasta llegar a ser
el origen y fuente de las historias sobre los Ebu Gogo contadas entre los lugareños.
Se dice que los Ebu Gogo eran cavernícolas pequeños, peludos y de lenguaje pobre,
y presentarían el tamaño del H. floresiensis. Se creía ampliamente en su existencia
en la época de la llegada de los holandeses hace quinientos años, e incluso algunas
historias dicen que estas extrañas criaturas han sido vistas hace tan sólo un siglo.

Similarmente, en la isla de Sumatra circulan leyendas sobre un humanoide de un


metro de altura, el Orang Pendek, aunque son pocos los investigadores profesionales
que las toman en serio, recibiendo más atención de la autodenominada
criptozoología (disciplina cuyo enfoque suele ser pseudocientífico). Los
investigadores que han trabajado en el hombre de Flores, han señalado que el Orang
Pendek y otros humanoides salvajes del folclore de Asia sudoriental podrían estar
relacionados de alguna forma con relatos sobre antiguos encuentros con Homo
floresiensis u otros homínidos enanos aún desconocidos.

Importancia [editar]El descubrimiento es ampliamente considerado como el más


importante de su clase en la historia reciente, y fue toda una sorpresa para la
comunidad antropológica. La nueva especie desafía muchas de las ideas de su
disciplina. Desde el siglo XIX, cuando empezaron a descubrirse los primeros
neandertales, no se habían descubierto otros homínidos coetáneos del Homo sapiens.

El H. floresiensis es tan diferente en forma a otros miembros del género Homo que
obliga al reconocimiento de una posible nueva e inimaginable variabilidad en ese
grupo, y reafirma una tendencia intelectual lejana a la idea de la evolución lineal.

Sin duda este descubrimiento además echa más leña al fuego del perenne debate
sobre los modelos africano y multirregional de la especiación de los humanos
modernos, a pesar de que el H. floresiensis no es propiamente un ancestro de éstos.
Ya se han oído voces argumentando en ambos sentidos.

Los descubridores de H. floresiensis esperan poder encontrar los restos de otra


especie de Homo igualmente divergente en otras islas aisladas del sudeste asiático; y
creen que es posible e incluso «probable» que alguna especie Homo perdida pudiera
hallarse aún viva en algún rincón inexplorado de la jungla.

Henry Gee, un editor jefe de la revista Nature se ha mostrado de acuerdo, afirmando


que «Por supuesto eso podría explicar todas las leyendas sobre la gente diminuta —
que están casi con seguridad extintas, pero que es posible que puedan quedar
criaturas como estas aún hoy. Esto es posible, ya que aún se encuentran nuevos
mamíferos grandes. Con lo cual, no creo que la probabilidad de encontrar una nueva
especie de humanos viva sea menor que la de hallar una nueva especie de antílope, y
esto ha ocurrido.» [2]

Gee también ha escrito que «El descubrimiento de que el Homo floresiensis


sobrevivió hasta tan recientemente, en términos geológicos, hace más probable las
historias de otras criaturas míticas parecidas a humanos, como los "yetis" , están
fundadas en una pizca de verdad... Ahora la criptozoología, el estudio de tales
criaturas fabulosas, puede volver del frío.» [3]

Reacciones [editar]Poco después de ser descubiertos los primeros restos, Se


informó que el profesor Teuku Jacob, paleontólogo jefe de la Universidad Gadjah
Mada de Indonesia y otros científicos están en desacuerdo con la clasificación de los
nuevos hallazgos dentro de una especie de Homo. «Se trata de una subespecie de
Homo sapiens clasificada bajo la raza austromelanesia», afirmó Jacob, quien
intentará demostrar que el espécimen hallado pertenece a una hembra de 25 a 30
años de una subespecie de H. sapiens y no de una especie nueva. Jacob dice estar
convencido de que el pequeño cráneo corresponde a un humano mentalmente
deficiente de una mujer moderna que sufría microcefalia; y que el cerebro del
‘hombre de las flores’ es “erróneamente pequeño” y contradice las leyes
fundamentales de la biología. Según Jacob “Lo que dice esta ley, es que si tu cuerpo
tiene la mitad del tamaño normal, el tamaño del cerebro sólo puede ser un 15% más
pequeño que uno normal”.
Luego se informó que algunos científicos creían que el esqueleto encontrado podía
ser de un macho y no de una hembra, con microcefalia. Cuando fue entrevistado por
el programa de la televisión australiana Lateline, el profesor Roberts admitió que el
esqueleto puede pertenecer a un macho en vez de a una hembra, pero mantuvo
enérgicamente que los restos óseos pertenecen a una nueva especie. Otro equipo
alrededor de "Alfred Czarnetzki, Carsten Pusch" (Universidad de Tuebingen) y
Jochen Weber (Schweinfurt) han podido comprobar mediante la más amplia prueba
al azar de microcéfalos que el Homo floresiensis no se puede excluir del grupo de
los microcéfalos.

Sin embargo las últimas investigaciones[5] ,[6] sobre los pequeños hombres de
Flores, aducirían argumentos fuertes sobre que no pertenecían a una especie extinta
desconocida hasta el momento, sino que tienen todas las características del moderno
Homo sapiens. En efecto, los huesos, parecidos a los pigmeos, parecerían haber sido
afectados de microcefalia, trastorno que hace que la cabeza y el cerebro sean mucho
más pequeños de lo normal. Igualmente el científico Peter Obendorf desde la
Universidad de Melbourne, postula que lo más probable es que los Hombres de
Flores padecieran una enfermedad llamada cretinismo o hipotiroidismo congénito, la
cual provoca un retraso físico y mental debido a una malformación de la glándula
tiroidea. El motivo de que estos humanos nacieran así, según Obendorf, pudo ser
una deficiencia de yodo y selenio en sus madres, debida a la mala alimentación, a la
que se unió la ingesta de alguna planta que las envenenó con cianida. Su argumento
se basa en el hecho de que los fósiles aparecieron en el interior de la isla, lejos del
aporte fundamental de yodo que les habría proporcionado el pescado.En cuanto a las
plantas con cianida, como el bambú, aún se encuentran en la isla de Flores, y las
consumen sus habitantes cuando hay sequía y vienen mal dadas, sólo que ahora "las
cocinan mejor".

Sin embargo, existencia de otros hallazgos en Liang Bua, que incluyen otra diminuta
mandíbula LB6 perteneciente a un adulto[3] , de hace 15.000 años, y los huesos del
brazo derecho perteneciente al ejemplar original (conocido como LB1); estarían
confirmando la presencia de una duradera población enanizada desde hace unos
74.000 años a hasta hace unos 12.000 años, que convivió con los seres humanos
modernos. Además el descubrimiento de otros restos, dejaría obsoleto el argumento
de Jacob sobre una supuesta ley fundamental de la biología, que impedidiría la
existencia de una criatura normal con un tamaño de cerebro igual a lo que se
indicaría con los restos hallados en Liang Bua. Sobre la investigación publicada en
la revista Science, Mike Morwood, quien ha estudiado los restos del Homo
floresiensis, ha dicho que la investigación realizada por R.D. Martin ignora otras
pruebas procedentes de Ling Bua, tales como las características que presentan los
demás huesos de los especímenes encontrados.

Así, hasta el momento la falta de hallazgos de otros cráneos ha impedido descartar


totalmente la hipótesis a favor o en contra del descubrimiento de una nueva especie.

Ética sobre el descubrimiento de los restos [editar]Jacob también afirmó que los
científicos australianos habían hecho lo que denominó como «terrorismo científico»
al bautizar a los restos óseos y decidir por sí mismos (sin ni siquiera discutir el
asunto con los científicos indonesios) que éste era Homo floresiensis. Más aún,
Jacob (y algunos otros científicos indonesios) sostiene que los australianos no
actuaron éticamente al no publicar los hallazgos conjuntamente con los indonesios
(a pesar de que los restos fueron hallados conjuntamente). [4][5]

Controversia sobre el acceso a los restos [editar]El profesor Teuku Jacob que,
como se dijo, no participó en el descubrimiento original y ha adoptado una postura
fuerte y controvertida sobre la interpretación de los restos (aunque no más
controvertida que la que tomaron los científicos australianos al bautizar y publicar
los hallazgos sin discutir el asunto con Indonesia), ha tomado prestados
(aparentemente sin permiso) la mayoría de los restos para sus propias
investigaciones. [6][7][8][9] Algunos han expresados sus temores de que, como en
el caso de los rollos del Mar Muerto, unas importantes evidencias científicas sean
secuestradas por un pequeño grupo de científicos que ni permitan el acceso a otros
científicos ni publiquen sus propias investigaciones. Sin embargo, estas acusaciones
son bastante dudosas. Después de todo, los restos fueron descubiertos
mayoritariamente por los indonesios (Jacob afirmó que, en septiembre de 2003,
ningún científico australiano seguía trabajando en la excavación, mientras que
algunos indonesios sí.[10]).

Últimos hallazgos [editar]Investigadores de la Institución Smithsoniana han


publicado recientemente (21 septiembre 2007) en la revista Science nuevas
conclusiones tras analizar tres pequeños huesos de la muñeca del
"Hobbit".Encontraron su muñeca muy parecida a la de simios africanos u homínidos
primitivos y muy diferente de la de los neandertales o a la de los seres humanos
modernos.[7] [8]

En efecto, la configuración de los huesos de la muñeca del H. floresiensis son más


semejantes a los de un chimpancé que a los de un H. sapiens no pudiendo distribuir
bien la fuerza provocada por los impactos del dedo pulgar tal cual ocurre en los H.
sapiens y ocurría incluso en los H. neanderthalensis. Esta constatación evidenciaría
que efectivamente se trata de una especie diferente, y no de un Homo sapiens
enfermo. Los humanos modernos, los neandertales y los Homo floresiensis
comparten un ancestro común.

También según últimos estudios se descubrió que el hombro del H. floresiensis era
primitivo con estrías osteoarticulares que lo hacen más emparentado con el del
Homo erectus que con el de los Homo sapiens.[9] [10]

Estas recientes investigaciones sobre los huesos se suman a las ya hechas sobre las
mandíbulas LB1 y LB6 que demuestran como las mandíbulas de Liang Bua carecen
de la barbilla característica de los H. sapiens, incluyendo los microcéfalos, siendo en
cambio la carencia de barbilla una característica ancestral probada de otros
homínidos como el H. erectus.[3] En 2009, la publicación de un análisis
cladístico[11] y del estudio de las medidas comparadas del cuerpo,[12]
suministraron apoyo adicional a la hipótesis según la cual H. floresiensis y Homo
sapiens son especies diferentes.

Nuevos hallazgos del 2008 [editar] Este artículo o sección necesita referencias que
aparezcan en una publicación acreditada, como revistas especializadas, monografías,
prensa diaria o páginas de Internet fidedignas.
Puedes añadirlas así o avisar al autor principal del artículo en su página de discusión
pegando: {{subst:Aviso referencias|Homo floresiensis}} ~~~~

Durante el inicio del año 2008 en la república de Palaos, un remoto archipiélago de


Micronesia situado a 2.300 kilómetros de Flores, unos paleontólogos han
desenterrado los restos de otra extraña población de hombres diminutos que vivieron
hasta épocas recientes, hasta hace unos 1.400 años, pero que no son idénticos a
Homo floresiensis. El debate, claro está, versa sobre si ambas poblaciones deben ser
consideradas especies únicas o, como varios estudios sugieren, o si aun esta vigente
la hipótesis de que son simplemente H. sapiens modernos con algún problema de
crecimiento.

En la investigación, que se ha publicado en la revista Plos (Public Library of


Science), han participado investigadores de las universidades de Witwatersrand, en
Suráfrica, y de Duke y Rutgers, en EE. UU., con el patrocinio de la National
Geographic Society. Los investigadores, encabezados por Lee Berger, encontraron
los huesos en unas cuevas situadas en las llamadas Rock Islands, en el sur de Palaos.

"Estábamos haciendo una excursión en kayak cuando un guía me preguntó si quería


ver una cueva con huesos --relata Berger--. Vi un pequeño cráneo y enseguida supe
que se trataba de algo importante". La densidad de huesos era extraordinaria, pues se
recuperaron más de 1.200 fragmentos tras excavar 50 centímetros en un metro
cuadrado de suelo. Quizá se trataba de un lugar de enterramiento.

Los llamados "hobbits de Palaos" tienen una estatura similar a la de los de Flores,
alrededor de 110-20 centímetros los adultos varones, y también comparten unos
dientes relativamente grandes, pero en otros aspectos, como la morfología del
cerebro y la mandíbula, se parecen más a un hombre actual. Berger precisa, no
obstante, que aún no se han hecho todas las pruebas para garantizar estos extremos.
Los análisis preliminares de un varón revelan que pesaba 43 kilos. En el caso de una
mujer, su peso fue de 29 kilogramos.

La datación por carbono 14 estimó una antigüedad de entre 1.410 y 2.980 años,
bastante más reciente que los homínidos de Flores, a los que se les calcula 11.000
años. En la entrada de una de las cuevas de Palaos también se hallaron los restos de
individuos de mayor tamaño que vivieron hace entre 940 y 1.080 años. Según los
investigadores, la pequeña estatura se explicaría con la teoría del enanismo isleño, es
decir, que el aislamiento y la endogamia de las islas favorece el surgimiento de
animales de talla más pequeña.

Berger contribuye al debate al postular una explicación nueva: ni son individuos


deformes ni pertenecen a una especie diferente. Son, simplemente, un tipo de grupo
de Homo sapiens muy pequeños, que serían comparables a poblaciones aisladas
como los actuales san (bosquimanos), en África. En cualquier caso, lo que es
sorprendente es que los humanos fósiles de Palaos pudieran haber evolucionado tan
rápido. Sin embargo hay que recalcar que los hobbit de Palaos no son idénticos a los
fósiles de Homo floresiensis.

No está claro si los nuevos hobbits de Palaos pudieron llegar a convivir con los
colonizadores australianos y javaneses porque todavía se discute si el moderno
poblamiento del archipiélago se inició hace 3.000 o 1.500 años. Si realmente
vivieron en épocas coetáneas, el contacto fue inevitable: Palaos es demasiado
pequeño (459 kilómetros cuadrados) como para pensar en dos poblaciones
totalmente aisladas.

Lo cierto es que este nuevo descubrimiento echa por tierra las especulaciones sobre
posibles deformaciones o enfermedades como única causa de la estatura y
morfología de estos individuos, mundialmente conocidos como "Hobbits".

No obstante, un amplio análisis posterior de los restos humanos encontrados de la


isla de Palaos desmientes la existencia de estos "hobbits", ya que un estudio
detallado de los huesos demuestra que están dentro del rango normal del tamaño
corporal del hombre moderno.[13

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