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El ciclo
de división es el medio fundamental a través del cual todos los seres vivos se propagan.
En especies unicelulares como las bacterias y las levaduras, cada división de la célula
única produce un nuevo organismo.
Así, un humano adulto debe producir muchos millones de nuevas células cada segundo
simplemente para mantener el estado de equilibrio y si la división celular se detiene el
individuo moriría en pocos días.
El ciclo celular comprende el conjunto de procesos que una célula debe realizar para
cumplir la replicación exacta del ADN y la segregación de los cromosomas replicados
en dos células distintas.
La gran mayoría de las células también doblan su masa y duplican todos sus orgánulos
citoplasmáticos en cada ciclo celular: De este modo, durante el ciclo celular un conjunto
complejo de procesos citoplasmáticos y nucleares tienen que coordinarse unos con
otros.
Las plantas y los animales están formados por miles de millones de células individuales
organizadas en tejidos y órganos que cumplen funciones específicas. Todas las células
de cualquier planta o animal han surgido a partir de una única célula inicial —el óvulo
fecundado— por un proceso de división.
Esta división o reproducción celular tiene dos variantes, dependiendo del tipo de célula
que deba dividirse o reproducirse: la mitosis y la meiosis.
Mitosis
Las células somáticas de un organismo eucariótico son todas aquellas que no van a
convertirse en células sexuales.
Interfase: Es el tiempo que pasa entre dos mitosis o división celular. En ella, ocurre la
duplicación del número de cromosomas (es decir, del ADN). Así, cada hebra de ADN
forma una copia idéntica a la inicial.
Profase: las hebras de ADN se condensan y van adquiriendo una forma determinada
llamada cromosoma. Desaparecen la membrana nuclear y el nucléolo. Los centríolos se
ubican en puntos opuestos en la célula y comienzan a formar unos finos filamentos que
en conjunto se llaman huso mitótico.
Metafase: las fibras del huso mitótico se unen a cada centrómero de los cromosomas.
Estos se ordenan en el plano ecuatorial de la célula, cada uno unido a su duplicado.
Anafase: los centrómeros se duplican, por lo tanto, cada duplicado del cromosoma se
separa y es atraído a su correspondiente polo, a través de las fibras del huso. La anafase
constituye la fase crucial de la mitosis, porque en ella se realiza la distribución de las
dos copias de la información genética original.
Meiosis
Los organismos superiores que se reproducen de forma sexual se forman a partir de la
unión de dos células sexuales especiales denominadas gametos.
Los gametos se originan mediante meiosis, proceso exclusivo de división de las células
germinales (o células sexuales).
Debido a que la meiosis consiste en dos divisiones celulares, estas se distinguen como
Meiosis I y Meiosis II. Ambos sucesos difieren significativamente de los de la mitosis.
Cada división meiotica se divide formalmente en los estados de: Profase, Metafase,
Anafase y Telofase. De estas la más compleja y de más larga duración es la Profase I,
que tiene sus propias divisiones: Leptoteno, Citogeno, Paquiteno, Diploteno y
Diacinesis.
Meiosis I
Las estructuras bivalentes se alinean sobre el huso, posteriormente los dos homólogos
duplicados se separan desplazándose hacia polos opuestos, a consecuencia de que las
dos cromátidas hermanas se comportan como una unidad, cuando la célula meiótica se
divide cada célula hija recibe dos copias de uno de los dos homólogos. Por lo tanto, las
dos progenies de esta división contienen una cantidad doble de ADN, pero estas difieren
de las células diploides normales.
Muy pronto, los cromosomas homólogos se atraen entre sí, colocándose uno junto al
otro, para formar parejas que se correspondan y contactan íntimamente en toda su
extensión.
Etapas de la Profase I
Leptoteno:
En esta fase, los cromosomas se hacen visibles, como hebras largas y finas. Otro
aspecto de la fase leptoteno es el desarrollo de pequeñas áreas de engrosamiento a lo
largo del cromosoma, llamadas cromómeros, que le dan la apariencia de un collar de
perlas.
Cigoteno:
Es un período de apareamiento activo en el que se hace evidente que la dotación
cromosómica del meiocito corresponde de hecho a dos conjuntos completos de
cromosomas. Así, pues, cada cromosoma tiene su pareja, cada pareja se denomina par
homólogo y los dos miembros de la misma se llaman cromosomas homólogos.
Paquiteno:
Esta fase se caracteriza por la apariencia de los cromosomas como hebras gruesas
indicativas de una sinapsis completa. Así, pues, el número de unidades en el núcleo es
igual al número n.
A menudo, los nucléolos son muy importantes en esta fase. Los engrosamientos
cromosómicos en forma de perlas, están alineados de forma precisa en las parejas
homólogas, formando en cada una de ellas un patrón distintivo
Diploteno:
Diacinesis:
Esta etapa no se diferencia sensiblemente del diploteno, salvo por una mayor
contracción cromosómica. Los cromosomas de la interfase, en forma de largos
filamentos, se han convertido en unidades compactas mucho más manejables para los
desplazamientos de la división meiótica.
Metafase I
Al llegar a esta etapa la membrana nuclear y los nucléolos han desaparecido y cada
pareja de cromosomas homólogos ocupa un lugar en el plano ecuatorial. En esta fase los
centrómeros no se dividen; esta ausencia de división presenta una diferencia importante
con la meiosis. Los dos centrómeros de una pareja de cromosomas homólogos se unen a
fibras del huso de polos opuestos.
Como consecuencia de esta distribución al azar, cuando se separan los dos grupos
cromosómicos en dirección al polo de su respectivo hemisferio, cada conjunto incluye
una mezcla casual de cromosomas maternos y paternos, lo que se traduce finalmente en
una amplia variedad de combinaciones cromosómicas en los gametos.
Expresado de otra manera, cada gameto poseerá un material hereditario diferente del de
los otros.
Anafase I
Como en la mitosis, esta anafase comienza con los cromosomas moviéndose hacia los
polos. Cada miembro de una pareja homóloga se dirige a un polo opuesto
Telofase I
Esta telofase y la interfase que le sigue, llamada intercinesis, son aspectos variables de
la meiosis I.
Meiosis II
La segunda división meiótica es una división ecuacional, que separa las cromátidas
hermanas de las células haploides (citos secundarios).
Profase II
Metafase II
En esta fase, los cromosomas se disponen en el plano ecuatorial. En este caso, las
cromátidas aparecen, con frecuencia, parcialmente separadas una de otra en lugar de
permanecer perfectamente adosadas, como en la mitosis.
Anafase II
Los centrómeros se separan y las cromátidas son arrastradas por las fibras del huso
acromático hacia los polos opuestos.
Telofase II
En suma, podemos considerar que la meiosis supone una duplicación del material
genético (fase de síntesis del ADN) y dos divisiones celulares. Inevitablemente, ello
tiene como resultado unos productos meióticos con solo la mitad del material genético
que el meiosito original.
La Meiosis en láminas
Profase I (temprana)
Profase I (intermedia)
Profase I (tardía)
Metafase I
Anafase I
Telofase I
Citos secundarios
Profase II
Metafase II
Anafase II
Telofase II
Como los gametos masculino y femenino también se unen al azar para formar un cigoto,
se puede afirmar que este proceso de fusión y la meiosis que le precede, son importantes
fuentes de variabilidad dentro de las especies que presentan reproducción sexual.
Ciertas especies de animales pueden tener gemación interna, yemas que sobreviven en
condiciones desfavorables gracias a una envoltura protectora. En el caso de las esponjas
de agua dulce, las yemas tienen una cápsula protectora y en el interior hay sustancia de
reserva. Al llegar la primavera se pierde la cápsula protectora y a partir de la yema surge
la nueva esponja. En los briozoos de agua dulce se produce una capa de quitina y de
calcio y no necesitan sustancia de reserva pues se encuentra en estado de hibernación.
Se puede definir de tres formas, aceptadas cada una por diversos autores.
Por el contrario tienen la ventaja biológica de promover la variación genética entre los
miembros de una especie, ya que la descendencia es el producto de los genes aportados
por ambos progenitores, en vez de ser una copia genética. Cuanto mayor es la
variabilidad genética de una población, mayor es su tasa de evolución; una población
con cantidades considerables de variabilidad genética puede protegerse frente a futuros
cambios ambientales, ya que si éste cambia puede existir una forma minoritaria que
salga favorecida con ello; cada generación expone nuevas combinaciones alélicas a la
selección natural.
La gemación o yemación.
La fragmentación o escisión.
La bipartición.
La esporulación o esporogénesis.
La poliembrionía.
La partenogénesis.
En esta reproduccion no se usa nada como espermatozoides ni ovulos,es la diferencia
principal entre la : sexual y asexual.
Las mitosporas.
Los propágulos.
La multiplicación vegetativa artificial.
Ejemplos
Plantas, bacterias
Ovogénesis
En los seres humanos, y en otros mamíferos es más o menos semejante, las células
germinales diploides generadas por mitosis, llamadas ovogonias (u oogonias), se
localizan en los folículos del ovario, crecen y sufren una diferenciación para
transformarse en ovocitos primarios(u oocitos), donde se pone en marcha la primera
división meiótica, dando origen una célula voluminosa u ovocito secundario que
contiene la mayor parte del citoplasma original y otra célula pequeña o primer cuerpo
polar (primer corpúsculo polar).
Estas dos células efectúan la segunda división meiótica; del ovocito secundario se
forman otras dos células: una grande, que contiene la mayor parte del citoplasma
original, y otra pequeña o segundo cuerpo polar. Los cuerpos polares se desintegran
rápidamente, mientras que la otra célula se desarrolla para convertirse en un óvulo
maduro, haploide.
En los seres humanos el feto femenino empieza a formar ovogonias, pero se detiene el
proceso de meiosis en la etapa de ovocito primario, específicamente en profase I, en la
subfase conocida como diplotena. Este período se mantiene suspendido hasta que, a
partir de la pubertad y por efectos hormonales, se desprende un ovocito en cada ciclo
menstrual, se concluye entonces la primera división meiótica y se inicia la segunda. Ésta
a su vez se interrumpe (en la metafase II), y no se completa hasta la fecundación —si es
que ésta ocurre—, cuando se forman el óvulo y los 3 corpúsculos polares.
Espermatogénesis
La espermatogénesis es el mecanismo encargado de la producción de espermatozoides;
es la gametogénesis en el hombre. Este proceso se desarrolla en los testículos. La
espermatogénesis tiene una duración aproximada de 64 a 75 días en la especie humana.
Consta de 3 fases o etapas: fase proliferativa, meiosis o espermatocitogénesis, y
espermiogénesis o espermiohistogénesis.
Los espermatozoides son células haploides (tienen la mitad de los cromosomas que una
célula somática),móviles y muy diferenciadas. La reducción se produce mediante una
división celular peculiar, la meiosis en el cuál una célula diploide (2n), experimentará
dos divisiones celulares sucesivas sin un paso de duplicación del ADN entre dichas
divisiones, con la capacidad de generar cuatro células haploide (n). En este proceso es
necesario pasar de unas células diploides, inmóviles e indiferenciadas a otras haploides,
móviles y muy diferenciadas.
Evolucion humana
1 Homo habilis es la especie más antigua del género Homo. Vivió aproximadamente
desde 1,9 hasta ca. 1,6 millones de años antes del presente, en las edades Gelasiense y
Calabriense (principios a mediados del Pleistoceno). El descubrimiento de esta especie
se debe a Mary y Louis Leakey, quienes encontraron los fósiles en Tanzania, África,
entre 1962 y 1964. Está generalmente aceptado que Homo habilis es la primera especie
del género Homo, si bien hoy día algunos ponen en duda su pertenencia al género y
ubican a Homo rudolfensis en el primer lugar.
Su nombre significa "hombre habilidoso" y hace referencia al hallazgo de instrumentos
líticos confeccionados por éste. Se han realizado estudios detallados de los restos óseos
de sus manos para verificar si realmente sería posible que este Homo los hubiera
realizado. Los científicos concluyeron que era capaz de prensión de agarre para realizar
las manipulaciones necesarias en la fabricación de utensilios de piedra; probablemente,
era carnívoro oportunista.
Su altura era similar a Australopithecus africanus, de unos 1'3 m, así como su peso,
calculado en 40 kg, aproximadamente.
2 Homo rudolfensis es una especie de hominino fósil, que habitó en el este de África
entre hace 2,4 y 1,9 millones de años, en el Gelasiense (Pleistoceno inferior). La especie
fue propuesta por Valerii P. Alexeev en 1986,[4] cuyo espécimen tipo es el KNM-ER
1470,[5] encontrado en Koobi Fora (orilla oriental del Lago Turkana, antes lago
Rodolfo), por Bernard Ngeneo, un miembro de equipo de Richard Leakey, en 1972.[6]
Alexeev lo designó en 1986 como Pithecanthropus rudolfensis, aunque posteriormente
se ha adscrito tanto a los géneros Homo como Australopithecus.
Fue encontrado primero gran parte de un esqueleto (Vekua et al., 2002; Gabunia et al.,
2002). Posteriormente ha habido otros tres hallazgos, incluido un cráneo completo (pero
sin dientes, sólo con el canino izquierdo) y además, se han encontrado asociados con los
huesos, artefactos de piedra y de percusión, que le permitían a esta especie cazar, matar
animales y procesarlos. La condición de cazador y no de carroñero ni de simple
recolector y consumidor de alimentos blandos vegetales, del Homo georgicus, ha sido
establecida. El homínido de Dmanisi consumía carne, y este producto, pudo haber sido
la clave de la supervivencia de esta especie y de otros homínidos habitantes de altas
latitudes, sobre todo en invierno. (Lordkipanidze, D.).
Al parecer los cinco individuos del Dmanisi formaban una familia que se vio envuelta
en una erupción volcánica la que los obligó a penetrar en el abrigo, y luego murieron
por asfixia debido a las cenizas volcánicas. Esa es la explicación que se desprende del
estudio de los estratos, y la razón de por qué en este caso excepcional se encontró un
número elevado de fósiles juntos que eran de edades tan variadas.[1]
4 Homo ergaster es un homínido extinto, propio de África. Se estima que vivió hace
entre 1,75 y un millón de años, en el Calabriense (Pleistoceno medio).
Sus primeros restos fueron encontrados en 1975 en Koobi Fora (Kenia); se trata de, al
menos, dos cráneos (KNM-ER 3733, tal vez femenino, y KNM-ER 3883)[3] de hace
1,75 millones de años cuyo cerebro tenía un tamaño estimado en unos 850 cm³. Luego,
en 1984, fue descubierto en Nariokotome, cerca al lago Turkana (Kenia), el esqueleto
completo de un niño de unos 11 años, 1,60 m de estatura y cerebro de 880 cm³, con una
antigüedad de 1,6 millones de años; se conoce como el niño de Nariokotome.
A excepción del cráneo, tanto Homo erectus como Homo ergaster tienen una
constitución física bastante parecida a la del hombre actual, siendo similar en estatura,
aunque en general son de complexión más robusta y fuerte, y tienden a ser algo más
anchos de caderas. Las proporciones de piernas y brazos, ya son también totalmente
modernas.
Comportamiento [editar]Se especula que H. ergaster pueda ser el primer homínido con
capacidad para el lenguaje articulado; sin embargo la estructura de las vértebras del niño
de Nariokotome parecen refutar tal hipótesis.
Dentro de las hipótesis muy probables, se considera que los Homo ergaster pueden
haber sido los primeros homínidos en establecer relaciones sociales complejas
precisamente facilitadas por los primordios de lenguaje oral articulado que se veía
acompañado por un gran cerebro capacitado ya para elaborar rudimentarias
abstracciones (como metáforas: si observaban la huella de un animal es muy probable
que rápidamente pudieran imaginar a qué animal correspondía tal huella, esto
posibilitado por el suficiente desarrollo de las áreas corticales prefrontales y frontales
del cerebro junto con las del lenguaje — véase lateralización—); los artefactos de la ya
mencionada industria lítica correspondientes a los H. ergaster son muy refinados.
También se supone que son los primeros ancestros de la humanidad cuya esclerótica
blanca resultaba ya muy notoria haciendo contraste con las pupilas, si esto ocurría es
también probable que cada individuo Homo ergaster pudiera establecer una primitiva
teoría de la mente por la cual podría "intuir" los estados afectivos o "anímicos" de sus
congéneres observando las miradas de los mismos. Sin embargo también se considera
que no estaban capacitados como para tener una imaginación que les hiciera proyectar
pensamientos a futuro de largo plazo (de hecho el promedio de vida de los H. ergaster
habría de ser escaso y poquísimos individuos superarían los 20 años de edad).[cita
requerida]
5 El Homo erectus es un homínido extinto, que vivió entre 1,8 millones de años y
300.000 años antes del presente (Pleistoceno inferior y medio). Los H. erectus clásicos
habitaron en Asia oriental (China, Indonesia). En África, se han hallado restos fósiles
afines que con frecuencia se incluyen en otra especie, Homo ergaster; también en
Europa, diversos restos fósiles han sido clasificados como H. erectus, aunque la
tendencia actual es a reservar el nombre H. erectus para los fósiles asiáticos.1
Era muy robusto y tenía una talla elevada, casi 1,80 m de medida. El volumen craneal
era muy variable, entre 800 y 1200 cm3 (la media fue aumentando a lo largo de su
dilatada historia). Poseía un marcado toro supraorbitario y una fuerte mandíbula sin
mentón, pero de dientes relativamente pequeños. Presentaba un mayor dimorfismo
sexual que en el hombre moderno.
Herramientas
Miles de instrumentos líticos han sido encontrados en asociación con fósiles del
Hombre de Pekín: tajadores, rascadores, cuchillos, martillos, yunques y algunas puntas.
También instrumentos de huesos de ciervo, gamo y búfalo, como cavadores, cuencas,
cuchillos y puntas. Se ha comprobado además que el Hombre de Pekín usaba el fuego
para cocinar, pues en su cueva se han encontrado cenizas y carbón vegetal asociados a
huesos de animales y a semillas quemadas; sin embargo, no hay acuerdo sobre si era
fuego conservado de fuentes naturales o era ya producido artificialmente. Encontraron
también instrumentos de construcción como martillo etc.
Otros yacimientos
En China se encontraron otros yacimientos importantes de fósiles de esta especie como,
por ejemplo, Lantian, Yuanmou, Yunxian y Hexian. Los investigadores también han
encontrado gran número de utensilios fabricados por el H. erectus en yacimientos como
Nihewan y Bose, en China, y en otros lugares de antigüedad similar (al menos entre 1
millón y 250.000 años de antigüedad).
Los últimos fósiles conocidos de la especie H. erectus, procedentes del río Solo, en
Java, están datados en unos 130.000 a 50.000 años antes del presente (datación que
puede ser discutible). De esta forma el H. erectus fue una especie de gran éxito: se
dispersó ampliamente y gozó de larga vida.
Evolución
Desde el descubrimiento del Homo erectus, los científicos se preguntan si esta especie
era un antepasado directo del Homo sapiens, debido a que las investigaciones hechas no
eran suficientes para demostrarlo. Las últimas poblaciones de H. erectus —tales como
las del río Solo en Java— pueden haber vivido hace solamente 50.000 años,
simultáneamente con poblaciones de H. sapiens, y se descarta que a partir de estas
últimas poblaciones de Homo erectus haya evolucionado el H. sapiens. Aunque
poblaciones anteriores de H. erectus asiáticos podrían haber dado lugar al H. sapiens,
hoy se considera más probable que el Homo sapiens hubiera evolucionado en África
probablemente de poblaciones africanas de H. erectus, luego los primeros H. sapiens
habrían migrado desde el noreste de África hace menos de 100.000 años al Asia, donde
tal vez se encontró con los últimos H. erectus.
En cuanto a la filogenia posible Homo habilis > Homo erectus aunque esta aún (2007)
es considerada posible, no parece probable de un modo directo (existiría con más
probabilidad un nexo de estas especies con el Homo rudolfensis); lo concreto es que los
hallazgos realizados en este año en la zona del lago Turkana por Louise Leakey y
Meave Leakey indican que los H. habilis vivieron en África hasta hace al menos
1.440.000 años, esto significa que ambas especies coexistieron por un lapso de unos
500.000 años. Aunque hay autores como Erik Trinkaus que opinan que la convivencia
no descarta que los H. habilis sean ancestros directos de los H. erectus.[3]
Una especie que aparentemente desciende tardíamente del Homo erectus es el pequeño
Homo floresiensis.
Subespecies
Homo erectus erectus - Hombre de Java.
Homo erectus pekinensis - Hombre de Pekín.
La definición de esta especie es fruto de los más de ochenta restos hallados desde 1994
en el nivel TD6 del yacimiento de Gran Dolina en la Sierra de Atapuerca. De acuerdo
con sus descubridores, entre los caracteres anatómicos de estos homínidos cabe destacar
un conjunto de rasgos muy primitivos en el aparato dental, que llevaron a establecer una
relación entre éstos y los homínidos africanos del Pleistoceno Inferior. Una mandíbula
muy bien conservada de una mujer H. antecessor, de entre 15 y 16 años, recuperada del
yacimiento de la Gran Dolina tiene similitudes muy claras con las del Hombre de Pekín
(Homo erectus), lo que sugiere un origen asiático de H. antecessor. Sin embargo, el
patrón de desarrollo y erupción de los dientes es prácticamente idéntico al de las
poblaciones modernas.
Fósiles [editar]El más antiguo de los fósiles de la especie es una mandíbula inferior
encontrada por el trabajador de una mina en Mauer, cerca de Heidelberg.
Posteriormente, en una cueva llamada Caune de l'Arago, en Francia, se encontraron
los restos fragmentarios de una docena de individuos. El más completo es la cara y
parte de la caja craneana de un individuo conocido como Hombre de Tautavel, que
tiene gran parecido al cráneo del Hombre de Petralona, encontrado en una cueva en
Grecia.
Otros sitios donde se han hallado fósiles de esta especie son Steiheim (Alemania),
Swascombe (Inglaterra) y la Sima de los Huesos en la Sierra de Atapuerca (España),
donde se encontraron 5.000 fósiles pertenecientes a unos 30 individuos, que datan
de hace 400.000 años, considerados antepasados de los neandertales, restos estos
que están muy bien conservados; entre ellos destacan el cráneo número 5 (llamado
popularmente "Miguelón") que está completo, y del cual recientemente se realizaron
estudios que dan cuenta de una lateralidad en el cerebro (era diestro),[1] y una pelvis
muy bien conservada de un individuo conocido popularmente como "Elvis". En
China se han encontrado fósiles que concuerdan con este grupo, en el sitio de Dali;
un cráneo de hace 280.000 años, y un esqueleto en Jinniushan.
Hay que notar que en Terra Amata (Francia), se encontraron restos de refugios
construidos durante la época de H. heidelbergensis. Estos refugios tenían una forma
ovalada, con veinticinco pies de largo y veinte de ancho. Dentro del refugio se
encontraron restos de ceniza.
Se han encontrado fósiles relacionados con esta especie en África en los sitios de
Bodo, al noreste de Etiopía, con un ejemplar más robusto pero similar que data de
hace 600.000 años, y en Kabwe (Zambia). También en Lago Ndutu (Tanzania). Los
huesos postcraneales concuerdan con los de Arago, e indican que ésta era una forma
robusta, pero moderna. Los científicos están divididos en su interpretación sobre
estos fósiles africanos. Algunos los sitúan en la especie H. heidelbergensis. Otros
piensan que los fósiles europeos y africanos pertenecen a dos especies diferentes, y
sólo las poblaciones africanas, clasificadas como Homo rhodesiensis u H. sapiens
arcaico, evolucionaron hasta el H. sapiens. Tampoco hay unanimidad sobre la
interpretación del hombre de Petralona (Grecia), que podría ser un H.
heidelbergensis tardío o más bien un H. rhodesiensis u otro H. sapiens arcaico que
llegó a Europa desde África, por las costas del Mediterráneo.
El conjunto de estos fósiles revelan un homínido con un cráneo más "inflado" que el
de ningún H. erectus/H. ergaster, aunque todavía posee arcos supraciliares. La parte
trasera del cráneo es más redondeada que en H. erectus/H. ergaster, y las mejillas
son infladas, como en los neandertales, aunque la cara es más plana. Su capacidad
neurocraneal no dista mucho de la del hombre moderno, rondaba los 1.350 cm³.
Otro parecido con el Homo sapiens actual era su aparato fonador. Esto dio a pensar
que el lenguaje, entendido de una manera quizás diferente a la actual, ya estaba
presente en estos grupos.
Dentro de esta especie también podemos empezar a hablar sobre pequeños grupos
con una cohesión social, ya que según estudios paleontológicos de diferentes restos
se han hallado, por ejemplo, mandíbulas totalmente edentadas; esto indica que el
anciano, tras perder su dentadura, siguió viviendo ayudado por sus congéneres. Esto
se traduce en una conducta diferencial a la hora del tratamiento de sus cadáveres
(Sima de los Huesos). El estudio de las dentaduras de los heidelbergensis también
revela otro aspecto evolutivo de sumo interés: los molares y la dentadura definitiva
recién les aparecían entre los 5 y 6 años tras ser paridos (en un chimpancé actual
esto ocurre hacia los 3 años), si se considera que un individuo no puede alimentarse
por cuenta propia hasta tener bien desarrollada su dentición esto induce a pensar que
los heidelbergensis estaban caracterizados por una prematuración que implicaba un
prolongado cuidado de las crías con el posible establecimiento de fuertes relaciones
afectivas entre los individuos, la existencia de fuertes relaciones afectivas habría
cohesionado a las "sociedades" heidelbergensis de un modo que les capacitaba para,
por ejemplo, desarrollar eficaces estrategias de caza y de supervivencia en general.
9 Homo rhodesiensis es una especie de homínido fósil del género Homo, hallado por
primera vez en 1921 en la localidad llamada por los ingleses Broken Hill, actualmente
Kabwe en Zambia, (antigua "Rhodesia del Norte" por lo que se denominó Hombre de
Rhodesia). Se considera que vivió solamente en África, desde hace 600.000 hasta
160.000 años antes del presente, durante el Pleistoceno Medio.
Cráneos [editar]La capacidad neurocraneal del Homo rhodesiensis era
relativamente alta, entre 1280 y 1325 cm³. Un cráneo que podría ser el más antiguo
de esta especie, hallado en Bodo, Etiopía, datado en 630.000 años antes del presente,
tenía una capacidad endocraneana de 1.250 cm³. Otros fósiles con características
morfológicamente similares han sido encontrados en Sudáfrica (Hombre de
Saldaña), Tanzania, Marruecos y Argelia.
Relaciones y debate [editar]Morfológicamente conserva ciertos rasgos antiguos
comunes al Homo erectus, Homo ergaster y Homo antecessor, tiene otros que han
permitido relacionarlo con el Homo heidelbergensis y Homo neanderthalensis, pero
además presenta rasgos que apuntan hacia el Homo sapiens. Por tales características
intermedias ha sido comparado con el Hombre de Petralona.
Phillip Rightmire (1998) considera que los fósiles africanos del Pleistoceno medio,
deben ser incluidos dentro de la especie Homo heidelbergensis, de la que por tanto
descenderían tanto los Nenderthales como los H. sapiens. Por su parte, el
paleoantropólogo francés Jean-Jacques Hublin (2001), supuso que el Homo
rhodesiensis es de una especie precursora del Hombre de Neanderthal, que no tuvo
que ver en la filogénesis del H. sapiens. Pero, según Tim White (2003), es muy
probable que H. rhodesiensis sea antepasado de Homo sapiens idaltu.
Manzi (2004) también considera que identificar una sola especie entre Homo erectus
y Homo sapiens, resulta una simplificación excesiva y oscurece la decisiva
presencia de linajes separados en escalas macro-regionales. Desde hace años
científicos como Koenigwald (1971) habían propuesto clasificar los hallazgos de
Europa y Africa en una línea preneanderthal y una línea presapiens,
respectivamente. El estudio de los haplogrupos humanos del ADN mitocondrial y
del cromosoma Y, ha demostrado que todos los humanos actuales provienen de
África. Por consiguiente, a pesar de los parecidos, los fósiles africanos del
Pleistoceno medio pertenecen a una línea evolutiva propia y forman un grupo
separado de la línea evolutiva europea. Para designar esas poblaciones africanas en
la línea de H. sapiens se justificaría emplear entonces la denominación de Homo
rhodesiensis como una especie diferenciada (Arsuaga et al., 1999; Bermúdez de
Castro et al., 2003).
Argelia
Tighenif
Marruecos
Dar-es-Soltane
Salé
Rabat
Thomas
Djbel Irhoud
Sidi Aberrahaman
Etiopía
Bodo
Gawis
Tanzania
Eyasi
Ndutu
Zambia
Broken Hill (Kabwe)
Sudáfrica
Hopefield (Hombre de Saldanha)
Sus características definidoras, a partir de los huesos fósiles descubiertos hasta ahora
(unos 400 individuos), son: esqueleto robusto, pelvis ancha, extremidades cortas,
tórax en barril, arcos supraorbitarios resaltados, frente baja e inclinada, faz
prominente, mandíbulas sin mentón y gran capacidad craneal —1.500 cm³—.
Vivían en grupos organizados, formados por alrededor de unos treinta miembros.
Los neandertales fueron una especie bien adaptada al frío extremo. Tenían un cráneo
alargado y amplio, baja estatura y complexión robusta, y nariz amplia de aletas
prominentes;[2] rasgos que denotan adaptación a climas fríos, como se puede
observar actualmente en las poblaciones del Ártico. Sus cerebros eran igual o más
grandes que los del hombre moderno. Un neandertal promedio tendría una altura de
1,65 m, de contextura pesada, y musculatura robusta. Si bien su estructura ósea no
los hacía corredores de largo aliento, sí eran caminantes de largas distancias.
Estudios anatómicos realizados han determinado que el neandertal podía articular
una fonética limitada respecto al que actualmente posee el hombre moderno, esto
debido a la ubicación de la laringe, más arriba que el moderno.[3]
Preneandertales [editar]
Neandertal de la Chapelle-aux-Saints (Francia).El hallazgo del Homo antecessor en
Atapuerca ha esclarecido el significado de la mandíbula aparecida en 1907 en
Mauer, cerca de Heidelberg (Alemania), la cual coincide cronológicamente con los
Homo erectus, pero difiere de éstos y de los neandertales, concluyéndose que quizás
fuera un estadio intermedio entre Homo erectus u Homo ergaster y neandertales. Un
cráneo exhumado en Steinheim (Alemania) datado en 250.000 adC podría
corresponder a la misma especie de Homo heidelbergensis o preneandertaliense. En
dichos casos hablamos de la glaciación de Mindel o del interglaciar Mindel-Riss,
respectivamente. El último de estos cráneos está más evolucionado aún que la
mandíbula del primero, pero su capacidad craneal es baja (poco más de 1.150 c.c.).
[cita requerida]
Comparación craneal con los primeros humanos modernos [editar]Cada uno de los
rasgos tomados en consideración puede aparecer por separado en cualquiera de los
dos grupos, variando en grado y en frecuencia, pero la tendencia es que se den de
forma conjunta.
Homo sapiens y Homo neanderthalensis comparten el 99,5% del genoma, según los
últimos[12] estudios genéticos realizados sobre un individuo neandertal del
yacimiento de Vindija, Croacia. Gracias al estudio del Genoma Neandertal, también
se sabe que podían llegar a ser pelirrojos, ya que tenían el gen necesario.[13]
También se ha descubierto que tenían el grupo sanguíneo O, o sea uno de los cuatro
que se manifiestan hoy en día en los humanos modernos.[14]
Esta sería una práctica que se habría realizado a lo largo de largos períodos y en
diferentes regiones. Los yacimientos mencionados están uno en Francia y el otro en
Croacia; el primero está datado en 100 mil años y el segundo en 30 mil. También se
han encontrado evidencias de canibalismo ritual en El Sidrón y Atapuerca (España),
en Combe Grenal (Francia), en Krapina (Croacia) y en la cueva de Guattari (Italia).
Aunque en el caso de la cueva del Sidrón se cree[17] que podría ser un canibalismo
con fines alimenticios, debido a hambrunas. Al parecer, en los dientes de esos
individuos se pueden ver períodos de hambruna, y los huesos están triturados como
para quitarles el tuétano, es decir, los "limpiaba" con fines alimenticios, y no
rituales.
Entre los autores que consideran que los neandertales no usaban un lenguaje como
tal está el arqueólogo Steven Mithen, de la Universidad de Reading, que defiende la
teoría de que tenían un sistema de comunicación "Hmmmm" (esto es, holístico,
manipulador, multimodal, musical y mimético. Véase The Singing Neanderthals).
Lieberman realizó un modelo coincidente con la opinión de Mithen: la situación del
cuello adelantado y la disposición de la laringe parecerían haber dificultado un
lenguaje articulado, sin embargo otros estudios suponen que el hiodes estaba lo
suficientemente desarrollado y posicionado como para la emisión de fonemas
discretos con capacidad simbólica, aunque de un modo mucho más tosco que en el
Homo sapiens.
El arte (musteriense) de los neandertales aún presenta controversias: André Leroi-
Gourhan, entre otros, observó que podían, y de hecho solían hacerlo, rendir
homenajes a sus difuntos (elaborando sencillas tumbas), bastante tardíamente,
cuando ya podrían haber entrado en contacto con los H. sapiens los neandertales
parecen haber estado dotados de la suficiente habilidad como para copiar
rudimentariamente el arte de los H. sapiens primitivos: en yacimientos
correspondienes a neandertales se han hallado algunos pocos objetos de cuerno
pulido que parecen haber tenido un valor estético e incluso una muy tosca máscara
confeccionada con una basta placa de piedra a la cual se le practicaron dos
oquedades a modo de ojos.
En el País Vasco, existe la leyenda de los Basajaun, literalmente "Señor del bosque"
o "Señor salvaje" en euskera, un ser antropomorfo que habitaba en los lugares más
profundos de los bosques o en cuevas, de espesa cabellera, grande y fuerte, al que
los primeros hombres que llegaron a esa tierra se encontrarían ya habitando allí
desde tiempos inmemoriales y que les enseñó a éstos el secreto de la sierra, la
siembra, el hierro, etc. y que vendría a equivaler al clásico ogro de otros pueblos.
Ehringsdorf
Cueva Feldhofer, valle del río Neander
Salzgitter-Lebenstedt
Bélgica
Engis
La Naulette
Veldwezelt-Hezerwater
Scladina, cueva del valle Meuse.
Spy-sur-l'Orneau
Croacia
Krapina
Vindija
Eslovaquia
Ganovce
Ochoz
Sala
Eslovenia
Divje Babe
España
Abric Romaní
Atapuerca
Axlor
Bañolas
La Carihuela
Cueva Negra
Cueva de los Casares
Cueva de Zájara I
Cueva del Sidrón
El Esquilleu
L'Arbreda
Lezetxiki
Tossal de la Front
Sima de las Palomas
Valdegoba
Ventas de Zafarraya
Francia
Neandertal 1, 1856.Arcy-sur-Cure
Bau de l'Aubesier
Biache-Saint-Vaast
Combe Grenal
Fontéchevade
Hortus
La Chaise
La Chapelle-aux-Saints
La Ferrassie
La Quina
Le Moustier
La Naulette
Les Rochers-de-Villeneuve
Moula-Guercy
Regourdou
St-Césaire
Gibraltar
Forbes Qarry
Inglaterra
Jersey
Italia
Monte Circeo
Guattari
Saccopastore
Irán
Behistun
Iraq
Shanidar
Israel
Amud
Galilea
Kebara
Es Skhul
Tabun, Monte Carmelo.
Marruecos
Jebel Irhoud
Portugal
Kulna
Sipka
Rumanía
Subalyuk
Rusia
Mezmaiskaya
Siria
Dederiyeh
Ucrania
Kiik-Koba
Staroselje
Uzbekistán
Aman-Kutan
Teshik Tash
Los neandertales en la ficción [editar]El color de los ojos del neandertal, de James
Tiptree, jr.
La danza del tigre (1980), de Björn Kurtén. (novela corta que trata sobre el
encuentro de los neandertales con los primitivos Homo sapiens, en la cual hay
híbridos. Kurtén era paleoantropólogo)
El niño feo, de Isaac Asimov
Los Hijos de la Tierra
El clan del oso cavernario, de Jean M. Auel (sobre una niña cromañón adoptada por
un clan neandertal)
El valle de los caballos, de Jean M. Auel (Continuación de la serie, destierro de la
niña)
Los cazadores de mamuts, de Jean M. Auel (encuentro de culturas, la crianza de la
joven en el entorno Cro-Magnon)
Las llanuras del tránsito ("A través de las llanuras"), de Jean M. Auel (Viaje de la
niña, ya mujer, a través de la Europa prehistórica)
Los refugios de Piedra, de Jean M. Auel (Fin de la saga, incorporación definitiva de
la niña "Cabeza Chata" a un asentamiento Cro-Magnon)
La guerra del fuego, de J. H. Rosny
Los herederos, de William Golding (cuenta el encuentro entre los neandertales y los
sapiens)
Neandertal, de John Darnton (Los neandertales no se extinguieron hace 30 mil años,
fueron desplazados a rincones inhóspitos del planeta donde hoy son redescubiertos)
Planeta neandertal (Neanderthal Planet), de Brian Aldiss.
Paralaje Neanderthal:
Homínidos, de Robert Sawyer. (Paralaje Neanderthal 1)
Humanos, de Robert Sawyer. (Paralaje Neanderthal 2)
Híbridos, de Robert Sawyer. (Paralaje Neanderthal 3)
Tras la huella del hombre rojo, de Lorenzo Mediano.
Devoradores de cadáveres, de Michael Crichton (1976).
El mundo del río de Philip J. Farmer. (La resurrección de todo el género humano
como experimento de una civilización extraterrestre. Uno de los personajes
principales es un neanderthal).
Derecho a nacer (Birthright, 1990), de Michael Stewart. Plantea la situación en la
que un hombre de Neanderthal sobrevive hasta nuestros días y cómo encajaría en la
sociedad moderna.
11 Homo sapiens
Los seres humanos constituyen, desde el punto de vista biológico, una sola especie
animal: Homo sapiens. Son también llamados genéricamente hombres, aunque ese
término se aplica también específicamente a los individuos de sexo masculino.[1]
Sus capacidades le permiten aprender o utilizar matemáticas, escritura,
conocimientos científicos, tecnología y estructuras lingüísticas complejas, lo que lo
convierten en un ente muy social, capaz de concebir, transmitir y aprender
conceptos totalmente abstractos. Hasta lo que hoy se sabe, ha sido el único
organismo terrícola en visitar otro cuerpo del sistema solar; concretamente la luna.
Hasta hace poco, la biología utilizaba un nombre trinomial Homo sapiens sapiens
para esta especie, pero más recientemente se ha descartado el nexo filogenético
entre el Neandertal y la actual humanidad,[2] por lo que se usa exclusivamente el
nombre binomial. Homo sapiens pertenece a una estirpe de Primates, los
hominoideos. Evolutivamente se diferenció en África y de ese ancestro surgió la
familia de la que forman parte los homínidos.
Una connotación moderna del ser humano es la de Homo Faber, que significa
Hombre que fabrica, Hombre que crea, haciendo alusión a la tecnología de que
dispone y ha sido artífice por medio de la civilización.
El Homo americanus: raza cobriza. Se caracteriza por la piel rojiza, el pelo negro,
liso y grueso, la nariz ancha, la escasa pilosidad.
El Homo europaeus: raza blanca. Se caracteriza por la piel blanca, el pelo claro
abundante.
El Homo asiaticus: raza amarilla. Se caracteriza por la piel cetrina, por el pelo
oscuro y una estatura baja.
El Homo afer: raza negra. Se caracteriza por la piel negra, por el pelo negro y
crespo, por la nariz simiesca y por los labios gruesos.
En la actualidad existen defensores de incluir al ser humano, chimpancé, Pan
troglodites, y bonobo Pan paniscus, en el mismo género, dada la cercanía
filogenética, que es muy superior a la que se encuentra en otras especies animales sí
agrupadas genericamente.[4]
El término pensamiento define todos los productos que la mente puede generar
incluyendo las actividades racionales del intelecto o las abstracciones de la
imaginación; todo aquello que sea de naturaleza mental es considerado pensamiento,
bien sean estos abstractos, racionales, creativos, artísticos, etc. Junto con los
cetáceos superiores (delfines y ballenas), los homininos de los géneros Gorilla y Pan
y los elefantes, alcanza el mayor desarrollo en la escala evolutiva y aun muchas de
sus interacciones nos son desconocidas.
Feto, por Leonardo da Vinci.La especie humana es entre los animales pluricelulares
actuales una de las más longevas; se tienen documentados casos de longevidad que
sobrepasan los 100 años. Tal longevidad es un carácter genotípico que, sin embargo,
debe ser coadyuvado por condiciones vivenciales favorables. En el Imperio romano,
hacia el año 1 d. C., la esperanza de vida rondaba sólo los 25 años, debido en gran
parte a la elevada mortalidad infantil[cita requerida]. La edad de la pubertad es
aproximadamente a los 11 años en las niñas y a los 13 años en los niños, aunque las
edades varían según la persona.
Por otra parte, la especie humana es de las pocas, junto con el bonobo (Pan
paniscus) en el reino animal que copula cara a cara, lo cual tiene implicaciones
emocionales de gran relevancia para la especie.
La cantidad máxima natural de prole que puede tener una mujer parece estar en los
25 hijos. [cita requerida]
Por la indicada prematuración, la madurez sexo-genital es -en relación a otras
especies- muy tardía entre los individuos de la especie humana, actualmente en
muchas zonas la menarquia está ocurriendo a los 11 años, esto significa que, aunque
la madurez sexo-genital es siempre lenta en la especie humana, existe un
adelantamiento de la misma respecto a épocas pasadas (del mismo modo suele darse
una menopausia cada vez más tardía). Pero si la madurez sexo-genital es tardía en la
especie humana, aún más suele serlo la madurez intelectual y, en especial la
madurez emotiva.
Los restos más antiguos son los de Omo I llamados Hombres de Kibish, encontrados
en Etiopía con 195.000 años, y restos en cuevas del río Klasies en Sudáfrica con
125.000 años y con indicios de una conducta más moderna.[12] Esta antigüedad
coincide con lo estimado para la Eva mitocondrial, la cual está considerada la
antecesora de todos los seres humanos actuales y de la que se cree que vivió en el
África Oriental[13] (probablemente Tanzania) hace unos 200.000 años. Por otra
parte, la línea patrilineal que nos lleva hasta el Adán cromosómico, nos confirma un
origen para los humanos modernos en el África subsahariana.
Véanse también: Humanidades, Bellas artes, Música, Danza, Literatura, Historia del
arte y Filosofía
Ciencia [editar]Artículo principal: Ciencia
Véase también: Tecnología
Sociedad [editar]Artículo principal: Sociedad
Una sociedad humana es aquella que se considera a sí misma, a los habitantes y a su
entorno; todo ello interrelacionado con un proyecto común, que les da una identidad
de pertenencia. Asimismo, el término connota un grupo con lazos económicos,
ideológicos y políticos. Tal sociedad supera al concepto de nación-estado, este
plantenado a la sociedad occidental como una sociedad de naciones, etc.
El Homo erectus, por ser un animal muy vulnerable en estado de naturaleza es muy
dependiente de la tecnología (ergo: es dependiente de la ciencia por primitiva que
esta sea), así es que se dice del Homo sapiens que es "Homo faber".
Quizás, dado que todo sistema retroalimentado de forma natural llega a su fin, el fin
de un ecosistema llega cuando la vida ha logrado evolucionar hasta lograr seres con
un grado de conciencia capaz de programarse en función de la educación recibida y
no según lo termodinámicamente sostenible. La educación es, por tanto, la
demostración evidente de si somos parte de un sistema aún mayor o intentamos
independizarnos de todo, estableciendo nuestras formas de obtener nuestros
recursos, sin tener en cuenta los ya establecidos por la propia naturaleza.
Por ejemplo: La naturaleza nos dota de capacidades físicas para buscar alimentos en
el medio que nos rodea de una manera termodinámicamente eficaz. Nosotros
establecemos que lo mejor es racionalizar los medios que la naturaleza nos da y
replicarlos de forma industrial, aplicando procesos que no se dan de forma natural,
aumentando el consumo energético por redundar algo que ya existe y ampliándolo a
algo totalmente termodinámicamente innecesario, como es el hecho de que te lleven
el alimento a casa, de intervenir los códigos genéticos de los alimentos para hacerlos
resistentes a enfermedades, de influir en qué alimentos contendrán semillas y cuáles
no y un largo etcétera, que a día de hoy nos hace la vida más cómoda, pero que
ignoramos cómo nos van a afectar esos cambios en nuestra estructura genética y, por
lo tanto, si nuestra descendencia portará características fundamentales para
sobrevivir a un medio natural o, por el contrario, nacerán y dependerán tan
íntimamente del medio artificial que cualquier modificación a ese medio le
incapacite de tal manera que provoque su extinción.
Dado el lugar en el cual se hizo el hallazgo de los restos (tres cráneos) se le llamó
"Hombre de Herto". Dichos fósiles han sido datados con una antigüedad de unos
158.000 años, es decir del Pleistoceno Medio.
Los restos de Homo sapiens idaltu han sido considerados como los especímenes más
antiguos de la especie humana hasta la redatación de los fósiles de Homo sapiens
conocidos como Omo I y Omo II, a los cuales se les ha atribuido casi 200.000 años
de antigüedad.
La isla de Flores ha sido descrita (en la revista Nature) como «una especie de mundo
perdido», donde animales arcaicos, largamente extintos en el resto del mundo,
habían evolucionado a formas gigantes y enanas por especiación alopátrica. La isla
tenía elefantes enanos (una especie de Stegodon) y lagartos gigantes similares al
dragón de Komodo, así como el Homo floresiensis, que puede ser considerado una
especie de humano enano.
Los especímenes no están fosilizados, sino que tienen lo que ha sido descrito en un
artículo de Nature «la consistencia del papel mojado secándose» (una vez expuestos,
los huesos deben dejarse secar antes de que puedan ser extraídos). Además,
encontraron en el mismo lugar sofisticados utensilios de piedra de un tamaño
considerado adecuado para el Homo floresiensis.
Cuerpos pequeños [editar]La hipótesis creada por los descubridores de los restos
postula al Homo erectus como el antepasado inmediato del Homo floresiensis,
aunque el Homo erectus tenía aproximadamente la misma talla que otra especie
descendiente, la de los humanos modernos. Para explicar esta diferencia de tamaño,
esta hipótesis postularía que el Homo erectus al crecer en el entorno de limitado
alimento de la isla de Flores, habría sufrido un fuerte enanismo isleño (una forma de
adaptación evolutiva también presente en la isla en diversas especies, incluyendo el
mencionado Stegodon enano, y observada también en otras islas pequeñas).
Además, la isla de Flores permaneció aislada durante la edad de hielo más reciente
debido a un profundo estrecho, a pesar del bajo nivel marino que unió a buena parte
del resto de Sundaland. Este hecho ha llevado a los descubridores del H. floresiensis
a concluir que la especie o sus antecesores sólo pudieron haber alcanzado la isla
aislada por medio de algún transporte marítimo, quizás llegando en balsas de bambú
hace unos 100.000 años.
Supervivencia reciente [editar]El otro aspecto notable del hallazgo, es que se cree
que esta especie ha sobrevivido en la isla de Flores tan recientemente como hasta
hace 12.000 años. Eso la hace el homínido más longevo, sobreviviendo largamente
la desaparición de los neandertales (H. neanderthalensis) hace unos 30.000 años. El
H. floresiensis ciertamente coexistió con los humanos modernos, quienes llegaron a
la región hace entre 35.000 y 55.000 años, durante un largo período, pero se
desconoce cómo pudieron haber interactuado.
El análisis de la geología local sugiere que una erupción volcánica en Flores fue la
responsable de la desaparición del H. floresiensis en la parte de la isla bajo estudio
hace aproximadamente 12.000 años, junto con gran parte de la fauna local, incluido
el Stegodon enano y las ratas gigantes de la isla.
Los descubridores sospechan, sin embargo, que esta especie puede haber
sobrevivido mucho más tiempo en otras partes de la isla de Flores hasta llegar a ser
el origen y fuente de las historias sobre los Ebu Gogo contadas entre los lugareños.
Se dice que los Ebu Gogo eran cavernícolas pequeños, peludos y de lenguaje pobre,
y presentarían el tamaño del H. floresiensis. Se creía ampliamente en su existencia
en la época de la llegada de los holandeses hace quinientos años, e incluso algunas
historias dicen que estas extrañas criaturas han sido vistas hace tan sólo un siglo.
El H. floresiensis es tan diferente en forma a otros miembros del género Homo que
obliga al reconocimiento de una posible nueva e inimaginable variabilidad en ese
grupo, y reafirma una tendencia intelectual lejana a la idea de la evolución lineal.
Sin duda este descubrimiento además echa más leña al fuego del perenne debate
sobre los modelos africano y multirregional de la especiación de los humanos
modernos, a pesar de que el H. floresiensis no es propiamente un ancestro de éstos.
Ya se han oído voces argumentando en ambos sentidos.
Sin embargo las últimas investigaciones[5] ,[6] sobre los pequeños hombres de
Flores, aducirían argumentos fuertes sobre que no pertenecían a una especie extinta
desconocida hasta el momento, sino que tienen todas las características del moderno
Homo sapiens. En efecto, los huesos, parecidos a los pigmeos, parecerían haber sido
afectados de microcefalia, trastorno que hace que la cabeza y el cerebro sean mucho
más pequeños de lo normal. Igualmente el científico Peter Obendorf desde la
Universidad de Melbourne, postula que lo más probable es que los Hombres de
Flores padecieran una enfermedad llamada cretinismo o hipotiroidismo congénito, la
cual provoca un retraso físico y mental debido a una malformación de la glándula
tiroidea. El motivo de que estos humanos nacieran así, según Obendorf, pudo ser
una deficiencia de yodo y selenio en sus madres, debida a la mala alimentación, a la
que se unió la ingesta de alguna planta que las envenenó con cianida. Su argumento
se basa en el hecho de que los fósiles aparecieron en el interior de la isla, lejos del
aporte fundamental de yodo que les habría proporcionado el pescado.En cuanto a las
plantas con cianida, como el bambú, aún se encuentran en la isla de Flores, y las
consumen sus habitantes cuando hay sequía y vienen mal dadas, sólo que ahora "las
cocinan mejor".
Sin embargo, existencia de otros hallazgos en Liang Bua, que incluyen otra diminuta
mandíbula LB6 perteneciente a un adulto[3] , de hace 15.000 años, y los huesos del
brazo derecho perteneciente al ejemplar original (conocido como LB1); estarían
confirmando la presencia de una duradera población enanizada desde hace unos
74.000 años a hasta hace unos 12.000 años, que convivió con los seres humanos
modernos. Además el descubrimiento de otros restos, dejaría obsoleto el argumento
de Jacob sobre una supuesta ley fundamental de la biología, que impedidiría la
existencia de una criatura normal con un tamaño de cerebro igual a lo que se
indicaría con los restos hallados en Liang Bua. Sobre la investigación publicada en
la revista Science, Mike Morwood, quien ha estudiado los restos del Homo
floresiensis, ha dicho que la investigación realizada por R.D. Martin ignora otras
pruebas procedentes de Ling Bua, tales como las características que presentan los
demás huesos de los especímenes encontrados.
Ética sobre el descubrimiento de los restos [editar]Jacob también afirmó que los
científicos australianos habían hecho lo que denominó como «terrorismo científico»
al bautizar a los restos óseos y decidir por sí mismos (sin ni siquiera discutir el
asunto con los científicos indonesios) que éste era Homo floresiensis. Más aún,
Jacob (y algunos otros científicos indonesios) sostiene que los australianos no
actuaron éticamente al no publicar los hallazgos conjuntamente con los indonesios
(a pesar de que los restos fueron hallados conjuntamente). [4][5]
Controversia sobre el acceso a los restos [editar]El profesor Teuku Jacob que,
como se dijo, no participó en el descubrimiento original y ha adoptado una postura
fuerte y controvertida sobre la interpretación de los restos (aunque no más
controvertida que la que tomaron los científicos australianos al bautizar y publicar
los hallazgos sin discutir el asunto con Indonesia), ha tomado prestados
(aparentemente sin permiso) la mayoría de los restos para sus propias
investigaciones. [6][7][8][9] Algunos han expresados sus temores de que, como en
el caso de los rollos del Mar Muerto, unas importantes evidencias científicas sean
secuestradas por un pequeño grupo de científicos que ni permitan el acceso a otros
científicos ni publiquen sus propias investigaciones. Sin embargo, estas acusaciones
son bastante dudosas. Después de todo, los restos fueron descubiertos
mayoritariamente por los indonesios (Jacob afirmó que, en septiembre de 2003,
ningún científico australiano seguía trabajando en la excavación, mientras que
algunos indonesios sí.[10]).
También según últimos estudios se descubrió que el hombro del H. floresiensis era
primitivo con estrías osteoarticulares que lo hacen más emparentado con el del
Homo erectus que con el de los Homo sapiens.[9] [10]
Estas recientes investigaciones sobre los huesos se suman a las ya hechas sobre las
mandíbulas LB1 y LB6 que demuestran como las mandíbulas de Liang Bua carecen
de la barbilla característica de los H. sapiens, incluyendo los microcéfalos, siendo en
cambio la carencia de barbilla una característica ancestral probada de otros
homínidos como el H. erectus.[3] En 2009, la publicación de un análisis
cladístico[11] y del estudio de las medidas comparadas del cuerpo,[12]
suministraron apoyo adicional a la hipótesis según la cual H. floresiensis y Homo
sapiens son especies diferentes.
Nuevos hallazgos del 2008 [editar] Este artículo o sección necesita referencias que
aparezcan en una publicación acreditada, como revistas especializadas, monografías,
prensa diaria o páginas de Internet fidedignas.
Puedes añadirlas así o avisar al autor principal del artículo en su página de discusión
pegando: {{subst:Aviso referencias|Homo floresiensis}} ~~~~
Los llamados "hobbits de Palaos" tienen una estatura similar a la de los de Flores,
alrededor de 110-20 centímetros los adultos varones, y también comparten unos
dientes relativamente grandes, pero en otros aspectos, como la morfología del
cerebro y la mandíbula, se parecen más a un hombre actual. Berger precisa, no
obstante, que aún no se han hecho todas las pruebas para garantizar estos extremos.
Los análisis preliminares de un varón revelan que pesaba 43 kilos. En el caso de una
mujer, su peso fue de 29 kilogramos.
La datación por carbono 14 estimó una antigüedad de entre 1.410 y 2.980 años,
bastante más reciente que los homínidos de Flores, a los que se les calcula 11.000
años. En la entrada de una de las cuevas de Palaos también se hallaron los restos de
individuos de mayor tamaño que vivieron hace entre 940 y 1.080 años. Según los
investigadores, la pequeña estatura se explicaría con la teoría del enanismo isleño, es
decir, que el aislamiento y la endogamia de las islas favorece el surgimiento de
animales de talla más pequeña.
No está claro si los nuevos hobbits de Palaos pudieron llegar a convivir con los
colonizadores australianos y javaneses porque todavía se discute si el moderno
poblamiento del archipiélago se inició hace 3.000 o 1.500 años. Si realmente
vivieron en épocas coetáneas, el contacto fue inevitable: Palaos es demasiado
pequeño (459 kilómetros cuadrados) como para pensar en dos poblaciones
totalmente aisladas.
Lo cierto es que este nuevo descubrimiento echa por tierra las especulaciones sobre
posibles deformaciones o enfermedades como única causa de la estatura y
morfología de estos individuos, mundialmente conocidos como "Hobbits".