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PENSAMIENTO

avanzadas ya se componen de millones y


A quién le importa millones de personalidades liberadas, las
prioridades han cambiado. Ahora la pre-
gunta no es “¿cómo ser yo mismo?”, sino

lo que yo haga “¿cómo vivir juntos?”.


¿A quién le importa lo que yo haga o
diga? Importa, y mucho. No al Estado. Se
puede estar inequívocamente a favor de la
Ya somos libres jurídicamente, ahora hay-que-ser-libres- vida privada como derecho fundamental
que protege frente a las coacciones estata-
juntos, y eso exige cambiar algunos hábitos y estilos de vida les —el caso del cinturón obligatorio— y al
mismo tiempo señalar el hecho incuestio-
nable de que el dogma de la vida privada
Por Javier Gomá Lanzón ma para sí la soberanía de las riquezas ha sido el abrigo para la vulgaridad ética y
naturales que produce. Tras una larga la anómica ausencia de reglas en el ámbito
guerra contra los ilegítimos ejércitos ocu- personal. Pareciera que hoy la ética es exigi-

E
MULANDO EL verso de Rubén Darío pantes —las metafísicas y teologías políti- ble sólo en la esfera pública y no en la
—“Yo soy aquel que ayer no más cas que codician el tesoro de fuerza, talen- Portada de No es Pecado (1986), de Alaska y Dinarama. privada, donde todo valdría lo mismo, si
decía / el verso azul y la canción to, tiempo y energía que acumula cada no perjudica a tercero. Por eso conviene
profana”—, declaro que yo soy ciudadano— , finalmente las fuerzas de distinguir entre lo que, desde una perspec-
aquel que ayer no más decía —Babelia de 6 liberación proclamaron la independencia Alaska y Dinarama, cuyo estribillo dice así: tiva jurídica, tenemos derecho a hacer co-
de noviembre— que el cinturón de seguri- del nuevo país, que recibió el nombre de “Mi destino es el que yo decido / el que yo mo ciudadanos libres, y lo que, desde una
dad obligatorio era un ejemplo de uso tota- “Vida Privada”. elijo para mí / ¿A quién le importa lo que yo perspectiva ética, consideramos formas su-
litario del Derecho. Era aquél un artículo Por respeto a la vida privada, la ley no haga? / ¿A quién le importa lo que yo diga? / periores e inferiores de vida privada. ¿Que
celoso de la libertad individual frente a las debería multar el incumplimiento del de- Yo soy así, y así seguiré, nunca cambiaré”. a quién le importa, decías? A los demás: lo
intromisiones del poder y abogaba por la ber de abrocharse el cinturón de seguri- A continuación, glosaré estos influyen- que tú hagas y digas tiene un impacto, fe-
plena competencia de cada uno para elegir dad, como se razonó en el artículo ante- tes enunciados morales. cundo o desmoralizador, en el círculo de
cómo ser feliz, si es que quiere serlo, por- rior; sin embargo, ahora hay que añadir: “Mi destino es el que yo decido, el que yo tu influencia, pues habitas en una red de
que la felicidad no es un ningún deber éti- una mala interpretación de la naturaleza elijo para mí”. Hubo un tiempo en que este influencias mutuas; y, aunque no le impor-
co ni tampoco en puridad un derecho de este concepto está conduciendo a la aserto era un electrizante y movilizador gri- ta al Estado, debería sobre todo importarle
(¿frente a quién?), sino una posibilidad hu- anomia moral que caracteriza nuestro to revolucionario, porque expresaba un a tu conciencia.
mana entre otras y quizá, por su exceso de tiempo. ¿Dónde reside el malentendido? ideal de la autenticidad —“sé tú mismo”, Cuando la canción sigue diciendo: “Yo
énfasis, hoy en día un poco anticuada. No Procedería ahora aducir textos filosóficos “vive a tu manera”, etcétera— que daba soy así, y así seguiré, nunca cambiaré”, uno
tenemos, pues, derecho a ser felices, pero de pensadores egregios que han excogitado aliento a la desinhibición de la espontanei- se acuerda de esos japoneses que conti-
sí a tomar, sin injerencias no consentidas, admirablemente sobre la vida privada, co- dad instintiva del yo largamente anhelada núan escondidos en la selva del Pacífico
las decisiones que determinan nuestro des- mo Locke, Voltaire, Kant, Mill o Isaiah y enterrada bajo una sucia costra social sin haberse enterado de que la guerra mun-
tino sobre la tierra. Berlin. Pero la vida privada es un mito fun- que la reprimía. Pero hoy la vida privada es dial terminó hace décadas. Unas vidas pri-
Durante milenios, la vida humana fue dacional —el de ese país gozosamente des- un país soberano, reconocido internacio- vadas son mejores que otras, superiores en
asunto de Estado, un instrumento político colonizado: el mundo de la conciencia li- nalmente, y si alguien dijera el verso del nuestra estima moral y más propicias para
al servicio del bien común. Pero, en deter- bre y la intimidad personal— y ese tipo de estribillo, la respuesta sería un encogimien- la convivencia y la amistad cívica. Ya so-
minado momento, el hombre tomó con- verdades no se comprenden cabalmente to de hombros: “Tu vida es tuya, por su- mos libres jurídicamente, ahora hay-que-
ciencia de sí mismo y de su condición de cuando se leen, sino sólo cuando se cantan puesto, ¿quién lo duda?”. La cuestión es ser-libres-juntos, y eso exige cambiar algu-
fin y nunca de medio, ni siquiera medio y se bailan. Y, por esa razón, y por mis ahora otra: no hagamos como esos vetera- nos hábitos y algunos estilos de vida. Si tú
del interés general del Estado, y promovió puntas de orgullo patrio —y por conceder- nos de Vietnam que, de vuelta a casa tras no lo haces, serás tan estrafalario y anacró-
un proceso de privatización de la vida per- me una tierna complicidad hacia mi febril licenciarse, siguen vistiendo uniforme mi- nico como el Rey del Glam: “Con tu tacón
sonal frente a esa permanente pretensión adolescencia—, prefiero echar mano de la metizado y pasan el día disparando a una de aguja / los ojos pintados / dos kilos de
estatal de politizarla. Se sintió como uno molto cantabile y ballabile verdad de una lata en un descampado, incapaces de inte- rímel / muy negros los labios / te has queda-
de esos territorios colonizados que recla- conocida y todavía coreada canción de grarse en la vida civil. Como las sociedades do en el 73 / con Bow y T. Rex”. O

EL PAÍS BABELIA 27.11.10 17

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