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Coleccién Artes Serie Tramas Directora: Maria Isabel Baldasarre Tell, Verénica El lado visible: fotografia y progreso en la Argentina a fines del siglo XIX / Verdnica Tell - 1° edicidn - San Martin: UNSAM EDITA, 2017. 336 pp 21x15 cm. ISBN 978-987-4027-47-4 1, Fotografia. 2. Historia Argentina. I. Titulo. CDD 779 I edicién, junio de 2017 © 2017 Verénica Tell © 2017 UNSAM EDITA de Universidad Nacional de San Martin UNSAM EDITA Campus Miguelete, Edificio Tornavia ‘Martin de Irigoyen 3100, San Martin (B1650HMK), provincia de Buenos Aires unsamedita@unsam.edu.ar ‘www.unsamedita.unsam.edu.ar Disefio de interior y tapa: Angel Vega Edicion digital: Marfa Laura Alori Correccién: Wanda Zoberman Tlustraci6n de tapa: Sociedad Fotografica Argentina de Aficionados, Pasco Colén, ca. 1895. Archivo General de la Nacién Se imprimieron 500 ejemplares de esta obra durante el mes de junio de 2017 en Albors Adrién y Trabucco Carlos 8, H., California 1231, CABA Queda hecho el depésito que dispone la Ley 11.723 Editado ¢ impreso en la Argentina ae i tered total o parcial, incluyendo fotocopia, sin la autorizacién Escaneado con CamScanner El lado visible Fotografia y progreso en la Argentina a fines del sigo XIX Verénica Tell Coleccién Artes UNSAM SERIE Tramas EDITA Escaneado con CamScanner AGRADECIMIENTOS INTRODUCCION Capitulo 1 COORDENADAS DE ESPACIO Y TIEMPO. REGISTROS (Y FICCIONES) DE LA EXPANSION TERRITORIAL Capitulo 2 RETRATOS PUBLICOS. IDENTIFICACION, DISTINCION Y PROPAGANDA Capitulo 3 REGISTROS DEL PROGRESO MATERIAL. IMAGENES URBANAS Y OBRAS DE INFRAESTRUCTURA Capitulo 4 LA MODERNIDAD EN EXHIBICION. ESPACIOS Y DISCURSOS PARA LA FOTOGRAFIA EN EXPOSICIONES NACIONALES E INDUSTRIALES Capitulo 5 LA REPRODUCTIBILIDAD FOTOGRAFICA POTENCIADA. IMAGEN IMPRESA Y NUEVOS HABITOS DE PRODUCCION Y CONSUMO Capitulo 6 INSCRIPCIONES DEL FOTOGRAFO. SISTEMAS DE REPRESENTACION Y AUTORREPRESENTACION CONSIDERACIONES FINALES Anexo ESTATUTOS DE LA SOCIEDAD FOTOGRAFICA ARGENTINA DE AFICIONADOS BIBLIOGRAFIA FUENTES 11 21 65 99 157 209 245 285 291 299 325 Escaneado con CamScanner y obturadas reat Hace faltagocrearsetdesde los margenes o, en verdat ‘EI propésito central de este libro es analizar la fotografia argentina de las tiltimas décadas del siglo XIX en sus vinculaciones con‘ la culturdly Ia socie- dad contempordneas e indagar, en particularylosimodos'eniigue intervinolen La genes, buscar en ellas -y en el medio fotografico las(significaciones que sdquiieroa en la época y los La investigacién procura articular una mirada critica, que devele los sentidos construidos, que en estas imagenes se esconden bi ijo la apariencia de lo dado,} y que recupere las complejidades de estas producciones simbélicas. ¢Cudles son los diferentes sentidos que adquirieron estas imagenes\forograficas y cémo se convirtieron en qué perspectivas privilegiaron? _SenfaGIGA Estos son ‘algunos de los interrogantes que atraviesan el estudio-de las practica’ e in niigenes fotogrifitas y que guian el anilisis tanto de los espacios en que-se dieron a ver estas fepresentaciones “entre los que se- destacan las ex- \posiciones y Jos (lbumes fotogrificos— como de los @ise v Son preguntas qué se encuentran, también, en el centro de la reconstruccién 1 Reenvio aqui a Roland Barthes. “Réthorique de image” [1964], en: Liobvie et /obtus. Essais critiques Ml. Paris, Seuil, 1992. 11 Escaneado con CamScanner de la imagen fotografica y de los sistemas g ignificacion que se activaron desde estas representaciones. Imégene3; espacig, discursds, préctica} son, en fin, lasidimensiones relativa® AilalfofOgafia de, que me ocupo en este texto. EI fin del siglo XIX en la Argentina fue una época de profundos cambio; la consolidacién del Estado nacional, la planificacién econdmica y la crecient participacién del pais en la economia mundial, las grandes inversiones ex tranjeras —principalmente britdnicas-, la apertura inmigratoria, la expansid de las fronteras internas. Estos procesos, transferidos a hechos concretos d ( i6 , de desarrollo de las redes de comunica “Gi6n-o de ocupacién y explotacién_dethevOs territories, Efitre otras, fuero: capturados) por 1 cceasitransformaciones de la existencia m: al y conservar una huellaVigibIP ~~ Ciertamente, a la vez. que una fotografia constituye un testimoniondeda rea ‘Tidad, to oz sieare de on Fagmen3 por lo que resulta un objeto mucho ma «complejo y ricd que el simple registro entendido como remanente visual di determinados hechos. Se entiende que las fotografias son parte constitutiva di un proceso histérito complejo y, por lo mismo, que retornan simbélicament: ~/ sobre lo real que se supone describen. Por lo tanto, corresponde analizar esti proceso de produccién de-un i a— en su dimension dialéctica, ya que consist. ria. En este sentido, se procura indagar las selec: C es peradores) fotograficos realizaron sobre aquello que ‘Ta cambiante realidad ofrecia y, particularmente, los modos en que esta no solc “fue Tevelada sino, paralelamente,onstitida por la fotografia) Una de las Papotea principales del libro es que la fotografia constituyé ur stema apropiado para la configuracién de un relate verosimil' sobre distinto: FF 106 Un imon EI, -Acontecimientos y realidades y que jug6 un importante rol en lag jones y fecortes que los isyadecuada para cierto‘ ented idos y Proporcioné, en virtud de modos concre’ difusion, constimo Y apropiacién, elementos especialmente las ambiciones modernizadoras, Escaneado con CamScanner Siguiendo ont &squema general, cada capitulo se centra en un tipo de pro- duccién 0 espacio diferencial de produccién o circulacién de fotografias, lo cual implica atender al. funcionamiento y lugar de las précticas fotogrificas en dis- / tintos contextos considérando a la vez el s < 0s con horizonte de su especificidad. Los seis capitulos del libro siguen determinados gjes tematicas que, luego de atenerse a estos, se ordenan en sentido cronolégico para dar cuenta también de un proce- So que se estructuré en el tiempo y que es comprensible en funcién de ciertos Sucesos, concepciones. fotograficas y valoraciones estéticas que fueron modi- ficando las escenas en que operd la fotografia’ Por otra parte,.algunos temas Libro, en particular las cuestiones relativas al inedio Fotogrificoly a _! n institucional de los emprendimientos fotograficos, -—-——__ ¢s trabajar con aquello que la fotografia tiene de especifico,) en el marco de un universo mayor de gbjetos visualesypermi-- ir que funcione como una puerta de acceso posible hacia distintos aspectos dela sociedad)y la culturajen Ja Argentina de fin de siglo. En una escena - donde, en Jas elocuentes palabras de Tulio Halperin Donghi, “la alternan- © cia de etapas présperas y de crisis no lograba disimular una expansién que To dominaba todo 8 objetivo es estudiar las imagenes que se constituye- _, Fon como fepresentaciones simbdlicas de ese progreso,/La propuesta a lo , largo del libro e(intentat reponer‘los registros de. significados aplicados a la fotografia, a fin de poder analizar su contfibucién’ a la!eonstruccinsde anjimaginatiowdemacionamoderna,AAl indagar sobre los modos en que Ja fotografia se erigid como unagnatrador de Idmoderizacion, se propone ente analizar las maneras en que ella misma funcioné como un, i Romclen Fear inis: neat La ct se oe sobre un tiempo particular, enmarcado por procesos histdricos mas amplios pero no delimitado Ror ellos. Esla fotografia, : junto con sus modos de{produccién, difusién y_consumd caracteristicos y més ‘ © menos especificos, la que, en este caso, delinea un perfodo diferencial entre... construccién de una Argentina moderna fue un proyecto que en la década de 4880 se hizo programitico, pero que la dirigencia ee pre- via tenia ya como un cometido. La ideologia del progreso sustent6 el avance la ipscripcio La premis mprenderla 2 Tullo Halperin Donghi. Historia contempordinea de América Latina. Buenos Aires-Macid, Alanza, 1990, p. 258. 13 Escaneado con CamScanner ~cién de Ja cit , la definicién deliterritorioy el hacia \sampenminasiay sostuvo los discursos desniaeionalizacion y la conform, dadanf 1 desarrollo cultural, “> Es en esta clave que cabe leer el impulso gubernamental que dio origen a | Exposicién Nacional de Cérdoba realizada en(1871} que representa, a la vez, y, punto de inflexién para la produccién, circulacién y recepcién de fotografias. § las-exposiciones fueron eventos destacados para la circulacién de imagenes foto grificas ¢ ideas sobre ellas, no es menos cierto, como lo seftalara Walter Benjamir “que ambas constituyeron aspectos centrales de lyculturdy Ia fecnologia del sigh XIX. Estos certémenes instaurados en la segunda ‘mitad del siglo XIX son re presentativos de las nociones de progreso y inacionalidad; en ellos, cada nacié: exponia sus mejores productos a la vez que se entregaba a la mayor visibilidac En la busqueda de ciertos 4 HO, la QI, ccna un apa de anne ttt Por tm Eo pos constituyero1 por excelencia y, por otro, porque a través d ellas, las imagenes fot: ‘on al encuentro de un gran numero detespec adores. Ademés, las refiereusiones que suscitaron en la (prensa y la existencia d Gatélogoshhacen de estas exhibiciones acontecimientos destacados no solo a.nive “hist6rico-conceptual, sino también metodologico, dada la riqueza de las fuente La era de las exposiciones.tuvo su clausura, en el marco local, en(i910) Sir embargo, én relacidn con ciertos usos de la fotografia tal como se delinearon e1 las tiltimas décadas del siglo XIX, se percibe que la Exposicién Continental d 1898 realizada en Buenos Aires funcioné mas cabalmente como instancia d cierre o culminacién de gran parte de esas pricticas,/Ademés, es fundamenta considerar la irrupci6n de las publicaciones periddi¢as ilustradas en los tltimo: afios del siglo, las cuales impusieron un cambio en los modos de difusién } Fecepcién de imagenes fotograficas. En esta linea, y coincidentemente con k: exposicién de £898})la aparicién de | ilustrada Caras y Caretas situé cl inicio de,lo que cabria amar la “segunda fase de industrializacién de I fotografia’ La difusién de la fotografia realizada por la prensa ifustrada a par- is 7 c ir de los tltimos afios del siglo XIX en la Argentina inscribe 2 3 Siguiendo la linea de Wat Textos, 2004, pp. 21-89), de la representacion. B , Pre ler Benjamin en *Pequent Taamin en "Pequefia historia de la fotografia” (Sobre la fotografia, Valenci John Tagg se refer fa E1650 larcelona, Gustavo ‘i 1988) 2055" fase de la industrializacién de la fotografia (EI pe5° 4 Escaneado con CamScanner _previos. En relacién con Ja.copia manual, la nueva mecanizacién de laurepeo- dacciénforogeificayno solo implicé una sustancial diferencia en los modos de produccién —baste pensar que estamos en los origenes del oficio del reportero grifico-; los soporte’ y la materialidad del objeto y la cantidad de piiblico, sino qiié, 2 todas luces, todos estos factores reunidos impactaron sobre esa imagen de manera ostensible e irrevocable. / En raz6n de los objetivos de indagacién propuestos, podemos distinguir, en- tonces, un proceso_particular y diferencial circunscripto temporalmente a las tres: décadas que transcurrieron entre la primera exposicién y la_eclosién_de la prensa ilustrada, Asi, el objeto de estudio central de este libroyla fotografia, inscribe su propia periodizacién por sobre aquella que la historiografia politica suele delimitar entre 1880, con la federalizacién de Buenos Aires y el reforza- miento del poder del gobierno nacional, y 1910 0.1916, segiin se privilegie el Centenario de la existencia de la Nacién argentina a partir del acto fundante de la Revolucion de Mayo o de la universalidad del suftagio y el triunfo radical en las elecciones presidenciales, respectivamente. Corresponde aclarar aqui que, aunque los interrogantes principales apuntan auna dimensin nacional -y no portefia~, buena parte del corpus y de los estu- dios de caso se vinculan con Buenos Aires. Esta decision descansa sobre la con- sideraci6n del lugar desde el que se ha pensado la Naci6n a fines del siglo XIX. El proyecto politico e institucional fue concebido mayoritariamente desde una Buenos Aires que constituia el centro de atraccién del pais y que, por otra parte, acusaba fuertes cambios socioculturales y se encontraba a la cabeza de la mo- dernizacion finiseculakDesde esa cabecera y desde el Estado, concretamente, se impulsé la dominacién y ocupacién de regiones sobre las que el poder central no tenia un control efectivo. La anexién de zonas apartadas y su explotacién agricola-ganadera, el asentamiento de colonias que sumaran a la productividad nacional y el dominio sobre elementos humanos que interfrieran en la conse- cucién de estos planes se convirtieron en claros objetivos a partir de los afios setenta, en el marco de un proyecto autodenominado civilizador. “ del proceso nacional y deviene el modelo 4 En palabras de Noé Jitrik: "Buenos Aires refleja lo mas importante y {:Enpabras ey Noe si, pea piven presencia de Mie (252 eal os a poli acon) 8 3 concer na terion toda la intolgencia argentina y alse instala, también, el aboratore de las transformaciones concrela’fer Ey mundo ael oghenta. Buenos Aes, Centro Editor de América ating, 1982, p. 18) 15 Escaneado con CamScanner cabo durante cl avance de la ocupacién militar y del conocimiento cientificg sobre los itori i n la denominada Campafiaal/Desiettoyde1879, y en otra realizada en@1882 hacia el actual territorio de Neuquén-. La fotografia, una forma mas de ingresé como un éiedioneficaai® itori para establecer un elat6lWe ese tiempo de inflexién. La historia que ella cuenta incluye también a los qvarradores: cllos son los testigos y autores; los sujetos detras de la camara cuyaSIBORBRESE proyectan en las fotografias que toman y cuyosinombresise -agregan a los epigrafes. Estas bjetividadsdelimediosfotografico para conformar estosirelatosiverosimniles'y, Como toda imagen ~aunque por nee ra le son Price, la fotografia tiene el poder de seleccionar determinada representacién de los hechos para Janzarla al futuro, del mismo modo que puede contribuir al enaltecimiento de cicrtos personajes piblicos. Parte de la (G#at)-caracterizado como Ia imagen de alguien que yoluntariamentesla hizo producir y situada en una posicién compleja entre lo puiblico y lo privado-los roles so, 7 82 suman a eos ene década de 190, hs pubiacones istrades ys ats posts Stora eas, 18 Escaneado con CamScanner esta raz6n, se articularé la reflexin sobre los modos de operacién de la fotogra- gdocumento. En relacidn con ellos, Witter al antes que inmovilizar sentidos, le otorga una riqueza particular a Jas interpreta- ciones, usos y apropiaciones de los que fue objeto. Finalmente, en el sexto capitulo se analizan las formas en que se percibié y afirmé la autorfa en fotografia en las tiltimas décadas del siglo, con vistas a ana- liza’ el lugar oscilante de la fotografia segiin los distintos espacios de accién en que oper6 y reconstruir la concepcién de esta actividad como sitio de cruce de distintas esferas culturales e institucionales. Volver la mirada hacia el fotografo es la perspectiva final necesaria para comprender la produccién y el consumo fotograficos en el marco del proceso de construccién y modernizacidn nacional. Como si se tratara de unallimitanteyelcardctertindiciallde lafotOpratia la re- legé, con frecuencia, a un i i6 ara cotejar un hecho 0 proceso que se investigd por otras vias. No obstante, estaliidicialidad es! tambiénilo i iriichdaiecintshleapnilinimeaD su estatus y posibilidades, haciendo de ella un objeto particularmente complejo. Siguiendo Ta piemisa de sii(permeabilidad, he situado Ia fotografia —las imagenes y los iiSos y practicas~ en el centro del anilisis y de los interrogantes, para ponerla en relacién con procesos histéricos concretos. De este modo, se conforma una , porque, sin dudas, as ‘= ‘ampere dede neem afirma también su riqueza maida yjeto a través de el cual ingresar a la cultura,y la sociedad finiseculares. 19 Escaneado con CamScanner Capitulo 1 COORDENADAS DE ESPACIO Y TIEMPO. REGISTROS (Y FICCIONES) DE LA EXPANSION TERRITORIAL La civilzacién y la barbarie eran dos fuerzas que vivian invadiéndose, no era posible un limite. Manuel J. Olascoaga’ ¥; sin embargo, lo que sigue siendo decisivo en fotografia es la relaci ‘ Walter Benjamin? togratia es fa relacién del fotégrafo para con su técnica. En la década del setenta del siglo XIX, las politicas argentinas de expansién territorial, hasta entonces dispersas, alcanzaron una nueva sistematizaci6n y re- gularidad, a la vez que ampliaron el radio hacia lugares més alejados del centro politico y econémico nacional. El sur de la provincia de Buenos Aires, la Pata~ gonia y la region designada ampliamente como el Chaco fueron, en esta década y la siguiente, los objetivos privilegiados de las campajias militares. Cierto es que la ocupacién de la Patagonia no era un objetivo nuevo para el gobierno central sino que, por el contrario, lo que la llamada Campafia al Desierto aco- metié a fines de la década de 1870 fue la culminacién, por medio de un ataque coordinado y sistemético, del plan de apropiacién territorial y sometimiento de fos pueblos originarios que Juan Manuel de Rosas habia iniciado a principios de la década de 1830. La ya clasica definicién de Benedict Anderson, segin la cual una nacién es una comunidad politica imaginada como inherentemente limitada y soberana, plantea un problema, ya que por /imitada Anderson entiende “fronteras finitas, 1 Manuel J. lascoaga, Estudo topogréfco de La Pampa y Rio Negro, Buenos Aires, Eudebe, [1860] 1974, p. 62 2 Walter Berjamin. “Pequehia historia del fotografa” [1831], en: Sobre la fotografie. Valonca, Pre-Textos, 2004, p, 87. 3 Cabe tomar algunas palabras de Charles Darwin, cuyo viaje en el HMS Beagle, iniciado a fines de 1831, coincidié ‘con a acciin militar de Rosas en el sur: “Aqui todo el mundo cree que es una guerra justisima porque se hace Cor” ‘rabivbaros, ,Quién hubjeracreido que tales atrocidades podian cometerse en estos tiempos en un pas cristand Ciiizado?" (Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo en ef navio de S.M.,"Beagte™. Buenos Aires, El Elefante Bianco, [1839] 1997, p. 127) 21 Escaneado con CamScanner aunque elisticas, mas alla de las cuales se encuentran otras naciones”,* pero a el caso de la Argentina, unas fronteras internas, mas alld de las cuales se halla. ban pueblos y tribus de indios mas o menos dispersos y con vinculos variable, con la sociedad criolla, marcaban el espacio sobre el cual el Estado nacional tenia efectiva sober fl como lo expresa la frase del coronel Olascoaga en el acépite, los limites*fisicos entre ambos espacios eran difusos o inexistentes, La falta de obstculos naturales para la circulacién de los malones ~principal argumento para la intervencién- y la existencia de una sociedad de frontera —‘un area de interrelacién entre dos sociedades distintas, en la que se operaban procesos econdmicos, sociales, politicos y culturales especificos”— evidenciaban su porosidad. Asi, si bien aquellas fronteras finitas, aunque elasticas, no estaban trazadas atin, si lo estaban en un mapa: su visualizacién era una linea dibujada, cuyo disefto respondia a las pretensiones estatales antes que a hechos. En este sentido, | ” que €Xprésabamlapo- cabe agregar que, ademas de expresarla, estos mapas cha politica, pues si la avanzada levada adelante.por las armas se sumé al despliegue del aparato institucional para ejecutar la inclusién de nue- vos espacios al territorio nacional, aun. -tanto gréficas coro literarias— i i m : a En abril de1879, Julio Argentino Roca, al mando del Ministerio de Guerra dio inicio «Wdenominada Campa al Desierto, nombre que disimulaba que Ja campatia era conquista y el desierto, un territorio habitado, Y que reunidas, estas palabras implicaban someter al ocupante original. Esta fae lo alternati- ite defensivo que va agresiva y de ocupacién que siguié al modelo basicamen: habia levado adelante Adolf Alsina mediante le constrccign de oe f 0 adelan ; ‘ n casi euatrocientos klometios “Ia zanja de Alsina, disenada pos chen 2° 4 INgenierg realizaron 4 Benodiet Anderson, Comunicades Imagnadas, Reflevones sotye el origen y la cust do Fondo de Cuttura Econémnica, [1983] 1997, p. 25. Transcnibo el fragmento de la ley que i oatsmo, Méxic “Autre al Por cut axa tere has sum de un én soscietos mp henge Lay 23 de agosto de 1657, qua dispone el establecimiento de a knea de fonteras sobre a marge Suen fos Nog y Neucuén, previo sometimiento 0 desaloj do los nos barbaros dala Pampa, dese oe Diamante hasta los ros antes moncionados” (Art 1° dela Ley N? 947, octubre do 1878). Ho Quinte ra 5 Raid Mand. “indos y rontoras en ol deca parnpeana (sigos XVID), Balance y perspectivag 7, 1992, pp. 59-73. AM eye (Ger Cata Los. “Técrica, pottica y ‘deseo tenors en la cartograa ofc dota Argentina (1852-1944) Seong "Nova, Revista eoctrénica de goograta y clencias sociales, Vol. X, NP 218 (52), 1° de agisto de 2000 22 Escaneado con CamScanner incés Alfredo Ebelot y construida entre 1876 y 1877-, que tenia por objetivo mpedir, o dificultar al menos, los malones en las poblaciones de blancos en la gampa. Expandir las fronteras internas y pasar de una soberania puramente nominal a una efectiva se convirtié en condicién indispensable para la consoli- dacién del Estado nacional, que si bien se habja fortalecido luego de la Guerra del Paraguay, precisaba atin protegerse de las aspiraciones chilenas sobre tierras al este de Los Andes y lograr la integraci6n territorial. La conquista de ese es- pacio era necesaria, ademés, para impulsar un plan econémico centrado én tina explotactén-agricola-ganadera de envergadura que pudiera dar a la Argentina una nueva posicion en el sistema econémico mundial. , fordgrafo de origen italiano, solicité autorizacién para acom- pafiar al Ejércitoren la expedicién al Rio Negro y, costeando su propio viaje, se unid, junto con su ayudante Alfonso Braco, a la quinta célumna comandada por el mismo general Roca.’ Esta no era su primera incursidn a la fronteras¢omi- ya habia estado dos afios antes en la zona de Carhué esto es, al afio de su ocupacién en 1876-, de donde ahora partia la expedicion.® Esto muestra que la colaboracién de Pozzo con el proyecto de la conquista es anterior a la avanzada de 1879 y que incluso le sirvio de apoyo. : Au regreso, el fotdgrafo confeccions una seri los datos de la campafia y con a wel cranogrdiotsy penta sobre la fotografia para sweomercializaéi6a? Ademés, apenas estuvo en Buenos 7 Pozzo iba en el segundo convoy de la quinta columna, con otros tres “ciudadanos”: su ayudante, el coresponsal de La Pampa, Remigio Lupo, y alguien llamado Miguel Martinez. Este era el convoy en e! que viajaba también el capelién Antonio Espinosa, autor de un diario de viaje en ol cual, en repetidas ocasiones, mencionaba que “Pozzo 5206 una vista’. También Lupo se referia a unas vistas sacadas luego del tedeum oficiado en el Fuerte Lavalle el 31 de mayo. Antes de tomar las fotograffas de la Campara al Desierto, Antonio Pozzo trabaj para la municipalidad retraté en daguerrotipo a Mariquita Sanchez de Thompson y al general José Maria Paz -entre muchos otros; hizo retratos de convictos, que se publicaron en La Revista de Policia, en 1871; tomé fotogratias de las instalaciones y méquinas del Ferrocamtl del Oeste en 1857 y en 1875 y participé de la vida piblica y politica dando su apoyo expreso al alsinismo y luego al roquismo -esto titimo se analizaré en el presente capitulo y el préximo-, 8 Esta informacién surge de EI Portefio, en notas fechadas el 15 y 24 de mayo de 1877, 9 Se conservan varios ejemplares de Expediciin al Rio Negro. Abr! & Julio 1879. No tienen exactamente tas mis- mas fotos ni la misma cantidad, aunque retinen entre cuarenta y cincuenta fotografias (de 26 x 37 cm) cacia uno. Los archivos pdblicos que conservan ejemplares son el Museo de la Casa Rosada y el Museo Roca-Insttuto de Investigaciones Historicas, donde hay también otro élbum ~Album de vistas- que se agrega al titulo y que tiene 29 fotografias, Se conservan, también, un ejemplar en Brasil y al menos dos en colecciones particulares, y fotogratias susitas en el Departamento de Documentos Fotogréficos dal Archivo General de la Nacién (AGN) y en el Museo 23 Escaneado con CamScanner Aires, aseguré su material grifico contra todo empleo Por parte ae indicio de su afin por proteger sus intereses profesion les y com ues, y interé: ims dian suscitar en otros fotdgrafos y en el ptiblico,0 interés que sus imagenes por r ae de las foto De su lbum Expedicion al Rio Negro. Abril d Julio 1879, una + foto (fig. 1) muestra, en primer plano, unas altas matas de pasto que cubren, 5 tercios inferiores de la imagen. Al fondo, se encuentra el Fortin Salado hs Jj a este, un jinete y otros dos equinos a su lado. Un poco mas cerca de la c; seis carretas, un par de tiendas de campaiia, soldados y clérigos de pie. Otra las imagenes (fig. 2) presenta una distribucién similar: en el tercio superior, linea de horizonte coincide casi exactamente con el techo del Fortin Gent Lavalle, delante del cual se yerguen soldados y teligiosos; a un lado de Ia co: trucci6n se encuentra una gran cantidad de caballos, y al otro, la tierra, aqui rala. Una caracteristica se reitera en buen nimero de las fotografias que P tomé durante la Campajia al Desierto de 1879: son encuadres amplios. fuertes, campamentos y poblaciones que, por otra parte, dan nombre a las tos— estan rodeados de un espacio extenso, abierto, Estos objetos -o person: no aparecen descriptos en su singularidad: no es la calidad de Ia construccion sus atributos arquitecténicos, no es el orden de la tropa ni su equipamiento armas Jo que se destaca, sino su situacidn; entre los Pastizales, los fortines, y medio de la nada, el ejército expedicionario. ' aS Mitr. Todo indica que las élbumes no fueron confeccionados en la misma é todas contempordneas: la principal particularidad que las diferencia es fa, reson ic ea eeampoco 'as copias son sobre el nagatvo ~y transfer, por ende, ala copa~. Las imagenes exstentes ny Muses 0 mado apiicago un craquelado propio del paso del tiempo, como sefara Abel Alxander en inom Fotogar evidencan Museo Roca-insttto de Investigaciones Historias, 2007}- yen la colsccion phonies “toe geo NOS Aire fon ec slo, Adami, los arate fueron modicadcs: ena bum del Mazen Roce on Waller Maga SFE: 17001. so afd intormacion actualized por eemplo, a una fotografia con el rooney C2 [ios aacbispo"- ys retocaron alguns ftcgaiasnotcrament, ia de Roca con cute Nasa se le elimind de cugjo el grupo de soldados ubicados a la izquierda-. Todo permite Suponer, entonoes la el Museo Roca es una edicién posterior, con copias también posteriores hechas a pari de nes 1 el voy, generac reatzades pox Pozzo ben egress a Buenos Ares antes eepicarelsela see 08 ce Por todo lo anterior, trabejaré principalmente con el volumen del Museo de la Casa Rosada, tivog origina 10.61 periécco La América del Sur pubioé un comuricado el 11 dejo de 1879, no que i, “" Solicit “privlagio de marca de ttrica por ls vista fologréicas que ha sacado de todeh ne Puree Que py alto la expedicion al Rio Negro” (citado en Héctor Alimonda y Juan Ferguson. “La Produccign apo® done fo220 imégones de la campana del Ejrcto Argentino contra ls indios, 1879", Revista Chena a ane Seen 30 Boo oe 4.2004, cEsponible en: hitp:/www.antropologiavisual cVaimonda_& ferguson htm. Consutage a 2016), Lamentablemente no existen datos sobre la crculacion de estas imagenes, Existe un empl 6,28 eng! Coleccién Dona Teresa Cristina Maria, en la Biblioteca Nacional de Rio de Janeiro, que dabis ser envi Sune? {oridades como muestra del éxito alcanzado por el gobierno central en la expansién del territorio, aciong? Por, ae Proc si i Escaneado con CamScanner 1 Antonio Pozz0, “Fortin Salado", en: Expedicién al Ao Negro. Abi! 4 Julio 1879. Coleccién particular. 2 Antonio Pozzo, “Fortin Lavallo”, en: Expedicién al Rio Negro. Abril é Julio 1879. Coleccién particular. 25 Escaneado con CamScanner inexistencia de este tipo de imagenes es atribuible, por una parte, a la aus una fuerte actividad bélica en la columna de la cual él formaba parte. Sin embar. 80, que estas escenas no ocurrieran ante sus ojos no significa que no encon; en su marcha, los efectos devastadores de la coordinada avanzada militar, sing Solo que no fueron objeto de sus tomas.!! Si bien en la mentalidad de los coman- dantes de la expedicién una matanza de indios no era un acto censurable ante |, opinion publica -y de ello da cuenta buen ntimero de crénicas publicadas en pe Hodicos portefios que referian las cifras de indios encia de QeeonMeEMOrAtivePor otra parte, aunque es dificil plantear en qué medida sus imagenes respondian a indicaciones Provenientes del Ejército o a sus propios criterios de selecién,* lo cierto es que, sin dudse, Pox coincidfa ideoligen. En suma,el resultado. fue unalbumcuya clara finalidad laudatoria se estructuré en t ekBjéreito, sus hombres y itorio “li "antes queen los ante i ilami El relato apologéti- ginera secuela del objetivo mayor a »€ntre los que se destacé la » vacio de civilizacién: como sinénj /, Desierrosbarbasic valizas érmi- Nos correspondian a la BERHaCon de 50° espacios por Parte de quie, Sc eesernio 2aul a os argumentos de Héctor Almeonda y Juan Ferguson, quieres Sten G8 Bi 5a tra decision del Efrcito (en "La produccion del desiert, op. ot) una 26 Escaneado con CamScanner 3 Antonio Pozzo, “Ejército marchando en columna’, en: Expediciin al Rio Negro. Abni 4 Julio 1879. Museo Roca~ Instituto de Investigaciones Histéricas. escribieron sobre ellos en las décadas previas al ingreso y al conocimiento con- creto. Ese e1 q@iR0@A) cl que se extendia a Tos lados de las ciudades imaginadas para el futuro. La dificultad con la que se encontraba el fotdgrafo era que estos territorios carecfan de grandes accidentes topogrificos o vegetaciones exuberantes. Las fotografias dan cuenta de este contexto -el fisico, pero también el cultural, en el que se insertaba su produccién— mediante 1a amplitud en torno a sus obje- tos centrales (fig. 3). Una literatura proveedora de imagenes sobre el desierto dispuso un marco de representaciones con el que Pozzo necesariamente debi6 operar, y que cobré materialidad y visibilidad en sus fotografias. Asi, aquel es- 5 pacio descripto, por ejemplo en La Cautiva,” co era el contexto que, ¢ i 1 objetos 19 Esteban Echeverria, “La cautiva’, en: Rimas. Buenos Ares, imprenta Argentina, 1837. 27 Escaneado con CamScanner que, por extensién, podriamos Ilamar.el texto. Como fotdgrafo des la conquista, le importaban los pasos a través de los cuales la campafia roquista Surcaba ¢ territorio, y esa narracién cobraba envergadura al inscribirse en esa situacién espacial concreta queydesdellavoluntad:positivistayscivilizadoFay EP percibi=» daxcomolth Sitidr*vacio"=vacio de civilizacién, pura naturaleza, deshabitado de cultura. En relacién con la representacién de ese vacio que rodeaba a las tropas, conviene establecer aqui un contrapunto con el trabajo de otro partici- pante de esta misma columna del Ejército encabezada por el mismo ministro de Guerra, Julio A. Roc: En el Estudio topogrifico de La Pampa y Rio Negro, Olascoaga no se limitaba solo a la descripcién del territorio o a la narracién de tareas de relevamiento en clave cientifica. Su volumen esté tambiéi constituido por un diario de marcha, en el que hallan lugar comentarios sobre la expedicién y los sitios alcanzados, se describe la impresién de algunos paisajes en un relato que tiene al Ejército como protagonista y se transcribe, ademas, Parte de la correspondencia mante- nida con otras divisiones del Ejército. Oportunamente volveré sobre algunos de estos aspectos de la crénica (autoria, protagonistas de relatos Se levantarfan tal vez caciques nuevos volver a sus correrias y depredaciones, siempre que la Pampa huiblon nosotros lo que era hace un afi quedado como estébamos, condenados a la vigilancia fas af eee Prictico que hemos adquirido de ls condiciones topogritcascconsaine® cotranetmiento tan interesante hacen exe extenso terstorio la ecacia de nucrto domin spe ttéBicas que siempre garantida." "él queda para Con estas palabras, Olascoaga insistia, en su introduccién, en que aquely, szeguraba el triunfo dfinitivo sobre los indjosno era su eliminacign el? We nocimiento del teritoro por donde hasta entonocs estos se movian S-cl'co- Y.aue.en ese mismé momento, expedicién mediante, acababan de perder Dew 4g "4 Manuel J. Olascoaga,“intoduccién’, en: Estudio topogréico.., op. cit, pp. 127-128. = AaD Escaneado con CamScanner de esta afirmacion en relacién con el dominio ~de los indios, del territorio~ se lee claramente el principal objetivo de la campafia: tra ansformar esas tierras de frontera en tierras productivas. Unos parrafos mas adelante continuaba: . EI plano que publicamos (...) presenta por primera vez, oscurecido de nombres ¢ indicacio- nes topogréficas, un espacio de mis de 20,000 leguas de superficie que hasta hoy figuraba en blanco en nuestras cartas geogrificas; y a ese blanco dabamos los nombres de pampa, desierto, territorio indtil..5 M€ interesa aqui la traslacién del conocimiento topogréfico a la herramienta que mejor lo interpreta:cl mapa} y la conversién, segtin sus cédigos, del “blanco” al oscurecimiento dado por nombres ¢ indicaciones. En este mismo sentido, ha- bia escrito Francisco Moreno tres afios antes: “Quizas, donde las cartas geografi- cas presentan grandes claros, existan rios, lagos y montaiias que las completarfan y modificarfan al mismo tiempo”."* Los blancos en desconocimiento ¢ implicaban, a la vez, | Olaseoaga’eomo Moren los planos correspondian al ; ivili: . Si tanto \deando con ellos los puntos oscurecidos que representaban a las tropas y los fortines. Sostener el dominio efectivo sobre el territorio nacional, anexar tierras para una produccién latifundista —recordemos el apoyo de la Sociedad Rural Argen- tina a la Campafia, que aseguraria sus intereses-, avanzar en el conocimiento territorial y completar los blancos de los mapas eran todos movimientos equi- valentes y solidarios los unos con los otros. En tal sentido, cabe destacar que la fundacién de diferentes instituciones geogrdficas (el Instituto Geografico Ar- gentino y la Oficina Topografica Militar, luego Instituto Geografico Militar, ambas en 1879; la Sociedad Geogréfica en 1881; el Departamento Topogrifico existia con anterioridad) ha coincidido con el plan de expansién territorial y la politica agroexportadora que se ofrecia como culminacién de un proyecto nacional bosquejado después de Caseros. Ademés, las instituciones cientificas (como el Observatorio Nacional, de 1871, la Sociedad Cientifica Argentina, de 1872, 0 la Academia Nacional de Ciencias, de 1878) que se proveian en buena 18 bid, p. 129. 16 Francisco P. Moreno. Viale a la Patagonia Austral. Buenos Ares, El Elefante Blanco, [1876] 1997, p. 51 2? Escaneado con CamScanner medida de los datos y resultados arrojados por las exploraciones de los nuevos territorios, completaban este circulo que estaba, por afiadidura, conformado por miembros que participaban con frecuencia en més de uno de estos sectores y que coincidian, en sus trazos mas gruesos, con el proyecto liberal. En este marco, la produccién de mapas asi como la escritura de informes y diarios de viajes, que se publicaban con frecuencia en anales y boletines de estas instituciones, constitufan acciones titiles a los fines de ese programa.” Por cierto, Estanislao Zeballos ya habia anticipado en La conquista de las quince mil leguas —libro escrito en 1878 a pedido del ministro Roca para convencer a los miembros del Con- greso nacional de financiar la Campajia al Desierto— cudles eran, a su juicio, los voltimenes que debian producirse reuniendo las memorias de las operaciones militares, el informe y carta parcial de los gedgrafos y las descripciones de los naturalistas. Dado que conforman una imagen de las aspiracio: nes e intereses gubernamentales, importa comprender estos mapas més alld de los sefialamien- tos topograficos funcionales a la explotacion efectiva de Jos territorios. El modo en que mas claramente se revelan estas Perspectivas en la cartografia oficial se encuentra, posiblemente, en la historizacién de la colonizacién interna, 1a propone Olascoaga en su plano, cuestién sobre la que volveré ens Quisiera antes incorporar al anilisis o} tal como eguida. tro conjunto fotografico, resultado de ordenadas por el entonce: (1882-1883). La expedicién es da por el coronel Conrado Villegas, jefe de la linea militar de Rio Negro, y se dirigié al territorio comprendido entre el rio Negro, el rio Limay y la Cordille- ¥a, para consolidar los avances de una expedicion del la campaiia para el relevamiento de la re ; Encina y Edgardo Moreno previeron el uso de la fotografia ¢ incorpo fotografo Pedro Morelli.Con el material recopilado, realizaron dos alban titulados Vistas fotogrificas del Territorio Nacional de ao cien y el otro de ochenta y tres fotografias.'* s presidente ‘tuvo comanda- gin, los ingenieros {Limay i Neuquem, uno de (9) Sotre tos totes do exasinatuoras goog pacar oo dacs cao y one gna ce oO es oN log ayy Fenech nguyen nr Sg Panes oe CT “Ocupacion del espacio vacio. 1876-1910", en Gustavo Ferran y Ezequiel Galle (comps): La Argent, TAS Auza, ai Centenario, Buenos Aires, Sudamericana, 1980, pp. 65-89. tina dey " fa 18 Los albums Vista fotogréficas del Tertorio Nacional delLimay iNeuquem estén fechados en 1889, y, M eiempy cas, ver: Pedro Navarto Fora. “Paisajes 30 Escaneado con CamScanner Durante la Campazia al Desierto, varias cartas e informes producidos por los responsables de las diferentes columnas comunicaban estrategias, negocia- ciones, batallas, ntimero de prisioneros, de muertos. Incluso los expediciona- rios produjeron crénicas que trascendieron la comunicacién oficial (el libro de Olascoaga, las notas publicadas en La Pampa por el periodista Remigio Lupo, el diario del reverendo Espinosa, etc.). Pero, a diferencia de lo ocurrido en 1879, la Campafia de los Andes no produjo este segundo tipo de textos. Y asi como Zeballos recomends los lineamientos de aquella produccién en sus Quince mil Ieguas, parece haberla reclamado a los ingenieros en 1883.” De manera gene- ral, avanzaremos que las imagenes de esta campafia tuvieron otro propésito otro origen y otra circulacién. Asi, dada la diferencia contextual, las fotografi: Operan en ambos casos de manera muy diferente. Estudiar comparativamen unas y otras nos permitiré un mejor conocimiento de las alternativas de es! herramienta versatil en el ambito de las expediciones cientifico-militares. Desde el principio, ambos proyectos fotogrificos se distinguieron en su punto de partida. Alsinista ferviente, Pozz0 ponia el foco en la intervencién militar iba en busca del registro de un gran acontecimiento histérico, Para él, las tropas eran las protagonistas en, ese‘escenario pampeanio que dejaba de ser llanamente “un espacio. Del otro lado, atofde con su practica profesional, Enéina ylMoreno ‘riilgiabon sl elevamivnto de B®googrfis Mopografia de los territorios ex; plorados: en las paginas de sus albumeé, él primer protagonista era el territorio. Cabe'aclarar que no se traté, en los dos casos, del mismo tertitorio, y que los accidentes geogrificos que atravesaron los ingenicros, linderos a la Cordillera, inclufan sitios en altura que podian brindarles puntos de vista privilegiados para alcanzar una visién més abarcadora asi como paisajes més ricos en matices y otra diversidad de especies boténicas.®” Asi, en las tomas de 1882 y 1883, hay una de cada uno se encuentra en el Museo Roca-Instituto de Investigaciones Histéricas. Las fotogratias no tienen tama- fio ni formato uniforme, poro rondan los 15 x 20 om, aproximadamente. Tampoco son uniformes los epigrafes, ni su tipograta -hay dos diferentes-, ni su ubicacion sobre la imagen 0 debajo de ella~. Sobre la expedicion y sus partici paantes, escribfa Edgardo Moreno en La Prensa: “E18 de diciembre pasado, se puso en marcha hacia a confiuencia dos ros Neuguen y Limay, nuestra columna expecécionaria, compuesta de dos ingenieros jefes, cuatro ayudantes, un administrador general, un perito de minas, un fot6grafo y quimico, cincuenta y tres peones, y siviéndonos de escota de y siete sotdados del batallon 2 de infantera de tinea al mando del sub-teniente D. Horacio Pintos”(citado en Julio Vezub. Indios y soldados. Las fotografias de Carlos Encina y Edgardo Moreno durante la “Conquista del Desierto", Buenos Aires, El Elefante Blanco, 2002, p. 20) 18\Ver Julio Vezub. Indios y soldades, op. cit, p. 25. 20 En relacién con las vistas desde lo alto, se percibe también en Pozzo la bissqueda de algin punto de altura en 31 Escaneado con CamScanner preeminencia de paisajes, excepto por el comienzo del primer élbum se encuentra un buen ntimero de imagenes del pueblo de Carmen de Pa ‘Rng Esto contrasta con Jas fotografias tomadas por Pozzo, en las que, como sci » C0 el ay aun en las perspectivas mas abiertas convergian un fortin, un pueblo, soldado, 0 algiin elemento ajeno al paraje natural. En otras palabras, en Pozzo se tratab casi siempre de imagenes de algo nuevo o relativo a la expedicion que se inse. taba en un espacio natural -y anterior- que Io todeaba, y es esta coexistencia dy lo anterior natural y lo nuevo expedicionario la que genera en las imagenes posibilidad de una Iectura que puede calificarse de\temporal —seguin se ver BL espacio intervenido en las imagenes de Pozzo, en la mayor parte de las fotogra- de Encina y Moreno era espacio virgen 0, al menos, sin intervencién blanca, Ahora bien, los topégrafos apelaron a la palabra para completar su descrip- cién del entorno natural, . Epigrafes impresos Pproporcionaban distintas infor- maciones: indicaban con frecuencia la direccién en que era tomada la fotografia y la altura barométrica, y en algunos casos consignaban también datos como “formacién basiltica” o apreciaciones como “campo de primera calidad”, Est sefalizaciones textuales develan las précticas que sostenjan la realizacién de les fotografias y los usos a las que estaban destinadas. Asi, de primera calidad” reenvia directamente a la voluntad d ponerlas en produccién, El epigrafe que acompafia a una claro estos propésitos: Z por ejemplo, “camp ‘€ apropiar tierras pa de las fotografias de En este breve texto aparecen, de modo clocuente, habitantes originales, la apropiacién de tierras sefiala dicacién de las coordenadas del sitio. En este sentido, el desplazamiento de Jos das como Optimas ylain- , cabe sefialar Ia exi: imeros pueblos de uns huerta, colonos en marcha o la construccién de un canal de constancia de la nueva ocupacién, la cual no solo era ambicionada g stencia, blancos: 80 dejaban ino también en los ilbumes, de varias fotografias de colonos y pri planicie pampeana. El techo de su propio cartonato dabié de ser el que le offeci ‘més elavada donde instalar su cémara (ver figs. 2 y 12). ©. €M ocasiones, 4, A superficie. 32 Escaneado con CamScanner ‘técnicamente necesaria para no dejar lugar a un contraataque. El cardcter ex- ‘ plicativo del. texto en relacic 1. con la imagen adquiere un valor notable en dos | Jéminas que alternan lo visto y el punto de vista: “Confluencia de los rfos Limay vy Neuquén y Sie#ra Loca. Vista tomada del cerro que se encuentra en el origen del rio Negro sobre su margen derecha’ figura en el epigrafe de la primera de las fotografias/En la segunda, la inscripcién reza: “Origen del rio Negro. Cerro de . donde s¢ tom la vista general de la confluencia del Limay y Neuquén” _ Otras imagenes seriadas revelan mas de esta, * Cuando atin las perspectivas abarcadoras y los puntos de vista altos no llegaban » qofrecer una visi6n del territorio de modo mas o menos completo -teniendo en “ cuenta la imposibilidad de una toma de 360° sin una camara construida ad hoc o antes de la existencia de las peliculas flexibles-, los ingenieros intentaron sub- © yertir esos limites en la edicién de los albumes colocando en paginas sucesivas » continuaciones de una misma vista (fig. 4) -esto podria haberse hecho también plegando la serie para adecuarla al formato del dlbum-. Mediante estas images nes “correspondientes” —segiin se las llamaba entonces-, se construia una vista panoramica ensamblada. Se abren aqui algunas preguntas en torno a estos relevamientos del paisaje natural. Es claro, en primera instancia, que los epigrafes mencionados inscriben las fotografias en un campo cientifico antes que artistico —y que, a partir de ellos, ge percibe cémo la produccién cientifica se solidariza con los intereses econémi éos-. Mas alla de estos anclajes textuales, las mismas imagenes revelan, con sus encuadres amplios y abarcadores y con sus reenvios,.una intencién.descriptivo- cognitiva. Esto no quiere decir que fio fueran concebidas y construidas a partir de 4 Carlos Encina, Edgardo Moreno y Cia, "Aspecto de la Cordilera observada de las nacientes del arroyo Cun-Cé, Direccién N. E. & S.©."; “Continuacién de la anterior de E. & O.”; "Continuacion de las 2 anteriores toriada de S.E.AN.0.", en: Vistas fotogréficas del Territorio Nacional del Limay i Neuquem, 1883. Museo Roca-Instituto de 'nvestigaciones Hist6ricas. 33 Escaneado con CamScanner ertos cinones y tradiciones iconogrdficas o que carecieran de atributos Cstéti ino solamente quc la estética no era la esfera de inscripcion de esi togrificas. Es interesante analizar, cn este sentido, el término ropone Rosalind Krauss para fotografias norteamericanas con sultaria impropio denominarlas de tal modo, del discurso estético a fotografias ancladas ¢: tas imagen, PaisajesComa, tempordneas, 1 pues implicaria aplicar un términ, n el discurso cientifico.1 De heche en los mismos epigrafes no aparece nunca el término paisaje, sino {vi la autora, una diferencia entre ambos es que, como parte del disc “paisaje” esté asociado a las ideas de carrera, no se adecuan a la fotografia topogrifica Tal sta” Sep UISO estéticn obra y artista, todas nociones qu distincién es importante en tant, al campo de conocimiento desc —los albumes, ademas, estén dedicados a lica, Teniente General D. Julio A. Roca’ lad de la tapa de cuero-, Asi, guiadas én bue- na medida por criteri Practica cientifica, las connotaci de estos registros fotograficos derivan, en Ultima instancia, de una serie de pres 4 upuestos politicos ¢ ideolégicos: la politica de ocupacion y explotaci6n territorial ¥ la ideologia del Progreso que la sustenta. Como un muestrario de di ilidades abiertas al futuro, estas fotografias de- ie espacios Presuntamente virgenes, vale también to; érmino paisai, i A amplio que el del campo attistico y ewaria hace Dculeaeal on sentido mis Pues esto permiti cl cual fueron planeadas y producidas “Exmo. Seftor Presidente de la Reptib iones velan, con fines utilitari De todos modos, Y convenciones Proponer una “vista” de | 21 Rosati Kea Myths. C conterngrn Cartas dy 2, Te Oates cursive Spaces", en The On Jno Mit Press, 1985, pp. 131 ies También ca oon Natalia p tdlogo de expo: 200. Lima, Maso, te 2 cerns edo tt erpxtso eangaes Bowen fi Win patatsies beng tetra Cat tena euny . "era ce Neem Bosvw rae ans no Porte para relerese a to 8 W estohen, bot 84 pane, 10 estaba orn inolog ues patorescams conoit costume 8 termine de coca WFO. parte can ta “cote 4 2 | coe toca, dos talons ce, a a a ery Ae 23 Root Uretcts, de donde te Wacker ogra ai tS 34 Escaneado con CamScanner “paisaje” para este tipo de fotografias topograficas es forzarlas a participar de una esfera en la cual originalmente no estuvieron inscriptas, tal vez,ampliando @isentid!delitérmino hacia toda representacién simbélica de la naturaleza rea~ lizada a partir de determinada estructura, orden y recorte, podamos incluirlas. Y, al mismo tiempo, realizando esta operacién que nos permita ponerlas endis- eget dalasiles fotografias quizds puedan tomar distancia més facilmente de otra tendencia frecuente en los discursos de n este sentido, es pertinente sobre todo el planteo de W. J. T. Mitchell, quien entiende que un paisaje puede ser representado por medio de la pintura, el dibujo, el grabado, la fotografia, el film o'laescritura, y que esas representaciones son secundarias en tanto el paisaje.es 4 mismo un medio fisico y multisensorial en el que estan codificados significa- dos y valores culturales. Es decir que el tema del paisaje no seria simplemente un material en bruto a ser representado, sino que es siempre, previamente, una forma simbdliga por derecho propio. Desde esta concepcisn, “paisaje” es una escena natural mediada por la cultura, y no es un objeto para ser visto 0 un texto para ser lefdo, sino un proceso a través del cual se forman identidades sociales y subjetivas.* Si carrera, obra y artista son nociones que no se aplican aeste tipo de fotografia topogréfica, tampoco le cabe aquella de objetividad que forma parte de la retérica cientifica. Sobre este punto, es posible abordar aqui otra forma de representacién de ese territorio protagonista del album de los agrimensores. A la sucesién de tomas que evidencian un intento por captar un paisaje completo, se agrega, en la primera pagina, una visién sinéptica y totalizante: un mapa del Territorio Nacional del Neuquén y Limay. Si aquellas fotos)se encueni lavoluntad de dominio ~cognitivo, econémico y politico-institucional-, aqui se. trata de una imagen bien diferente. Un mapies, por empezar, la representacién de algo -de un espacio o de relaciones espaciales~ que esta ausente 0 no se vel /Ademés, las convenciones de las imagenes cartograficas solo en ocasiones 24 W. J. Mitchel. “imperial Landscape", en: Landscape and Power. Chicago-London, University of Chicago Press, 1994, p. 14 ys. 25.W. J.T. Mitchell. “introduction”, en: Landscape and Power, op. cit, p. 1 (28\Ver Carta Lois, “EI mapa como imagen: entre la ficcién especular y la memoria colectiva’, en: Original, copia... origina? It Congreso Interacional de Teora 0 Historia do las Artes. Buenos Aires, CAIA, 2005, pp. 197-205. 35 Escaneado con CamScanner apuntan a la similitud visual con su referente. Finalmente, el mapa no ame poco una reduccién grifica matemat ida de un espacio abstracto, sino may bien el resultado de un proceso intelectuahque, como tal, se encuentra histéricamente definido.” En este caso, el ma social ¢ a del territorio del Neuquén y hs fotografias que le siguen comparten el universo-discursivo_y se complementan en Ja funci6n de inventariar, cuantificar y describir los 8 tori spo- nibles para lo que cabe lam ‘su apropiacién simbélica, No obstante, esta com: plementariedad es mas ret6rica que operativa, ya que lo que hay en el dlbum es una fotografia del mapa reducida en escala y en sus cualidades cromiticas, Jo que no resulta apto para la visualizacin y el trabajo concreto. Lo poco visi- ble alli es su titulo: “Territorio Nacional del Neuquén y Limay”—el Territorio Nacional del Neuquén existiria como tal recién al afio siguiente de fechado el album, en 1884-. nuevos territorio: Para conformar ese territorio nacional y apropirselo tanto de manera simbé- lica como real, habia una condicién imprescindible: desarticular el mundo indi cna: Los dlbumes de Encina y Moreno y el de Pozzo incluyen algunas imige- ndios. En todas ellas prevalece el registro del momento de Ia dominacién por sobre el intento de conocimiento y comprensién de su cultura, historia 0 i cas —tan frecuente en afios en el trabajo fotografico de Guido Bos que la etnografia o antropologia, Posteriores, por ejemplo ggianien el Chaco, u otros~,** Asi, antes t » 19 que prima en esas fotografias es la de dominio sobre el indio y, por extensign, de sus dominios {a figura 5 reproduce una fotografia del slbum de Pozzo en | aun grupo de mujeres y nifios sentados en de la doctrina catélica, mientras en uni militares de la campaiia. Posicidl ‘4 que se muestra fila que son sometidos a las palabras a segunda linea se ordenan, de Pie, los El orden en que re 1896 y 1901 [Las mists ubICaDION del Museo de Arte His Le, Basnes bees, £3 Chost, y especiaimente ef tedeum para fes 946 Corresponds la siquente fotografia del album de mayor er@ortanca en la expedicen. Dice Olascoaga al respe ecto: “Chole Choel, 2! (Chose Choe es digno da siguiente de aquet de 1810}: porg Ha" La OC UNICO ee Lar r=, 1u8 Cons rere eo Rozz0-, fio considera come ef wera ft (fon: 5 do Mayo do Lary Ato do, 10 nauRguray et dominio de La chvzackyy qu Ma do, QU coe Mo he 46 Ae Escaneado con CamScanner 5 Antonio Pozzo, *Choele-Choel. Grupo de indios prisioneros", en: Expedicion al Rio Negro. Abn! 4 Julio 1879. Museo Roca-Instituto de Investigaciones Histéricas. estan sentados, el bautismo mismo, el acatamiento ante la camara, todo sefiala en dos direcciones confluyentes: el timiento al acto bautismal, por un lado, y la imagen que quedaria de él, por otro. También hay otra imagen con “indios amigos”: de pie, los lanceros miran al frente detrés de dos oficiales, sentados de modo distendido, y del cacique Linares, con un mate en mano —un indicador de Ja cotidianeidad de las interacciones en esa frontera porosa~. Hay que decir que en el conjunto de fotografias de Pozzo, todos, indios y también soldados, miran siemprejarcamarayincluso los soldados muchas veces posan. Encina y Moreno, por su parte, tomaron una mayor cantidad de imagenes _ de los habitantes originarios.en su expedicién de es2\i883.7 También ellos barbatie ha reinado tres siglos, es lo que verdaderamente puede lamarse ‘continuacién de la tarea principiada el 25 ‘de mayo de 1810", Fuimos entonces libres e independientes, damos ahora el paso mas trascendental de nuestra ‘Soberania adquirida” (Estudio topografico.... Op. cit., p. 220). ‘30 Para un minucioso andlisis dol registro “etnografico" en los élbumes: de Encina y Moreno, remito a Julio Vezub 37 Escaneado con CamScanner registraron el momento preciso de la conversién. fotografiando.¢1 autismo de un grupo de indios.“Por sus implicaciones en relacién al dominio del Otro, quisiera aqui situar este bautismo colectivo en el contexto de la compilaci n de imagenes de los agrimensores. Como lo sefiala Julio Vezub, el orden de las foto- grafias sigue un eje este-oeste, mientras que el recorrido comenz6 en Mendoza y terminé en Carmen de Patagones: “el album construye una organizacion ideal del espacio que se ajusta a la imaginada proyeccién atlntica del derrotero de _ja civilizacién occidental”, sostiene.2+ Me interesa recoger esta observacién para mirar las fotografias de Codihué donde tuvo lugar el bautismo en cuestién- como una secuencia o nticleo del relato completo, al cual se entra en situacién con cada imagen, produciéndose una aproximacién mayor hasta Iegar aun punto preciso, a un nombre propio. Asi, a la fotografia nimero 65 del tomo I, que corresponde a una vista general del Fuerte Codihué, le sigue otra del pueblo; después, una de la co- mandancia en la que figuran los soldados de pie, seguida de una imagen del mangrullo con la bandera argentina en alto,” otra de los hombres de la comi- sién exploradora con sus caballos y, luego, una fotografia similar cuyo epigrafe indica que se trata del teniente coronel Manuel Ruibal. De este modo, se entraba en situacién. Este acercamiento termina en la imagen siguiente, en cuyo epigrafe se consignan los nombres de dos individuos: el comandante Ruibal y el cacique Reuque Curé (fig. 6). Es la representacién de una ocasién precisa, un momento Aistérico en dos sentidos: porque se sitéa en un tiempo datado con detalle -6 de mayo-, y porque es un punto de ambas historias —la de cada parte de ese encuentro, al menos para la de los indios, quienes quedaban dominados y por lo tanto incluidos en la histor, los nuevos propietarios del territorio, aquellos que, por afiadidura, fe ee fotografiaban la llegada de los sometidos. a fechaban y quiebre, si no para (Cpor etnogréfico entiendo el conocimiento del Otro poro también de sf mismos, su otro y soldados, op. cit., p. 30). (Pid. p. 30. 32 Si bion vualmonte esta imagen del mangrull interumpo ol acorcamient. 2 ‘acercamiento progresivo, consi '08 de interpretacion, cabo loeria en of mismo sentido, puesto que esta mostrando la contre to QUE, on téemi- mono: tna desde done tod e vise, es dock doado donde 2 por so carisa’ &89 acer mara s2 va aproximando, Esto recurso de ftogratar ol lugar de toma fue rola alo al ct vin oo sr a a es jones en Ye Monstruoso*. Ver Indios 38 Escaneado con CamScanner /- esa fotografia de la legada del grupo de indios a Codihué, le siguen cuatro del bautismo colectivo ~algunas destacan a Reuque Curd en el cen- tro~. En la tercera fotografia de la serie (fig. 7), a la derecha de una escena mucho mas amplia, el comandante Ruibal posa para el retrato colectivo. Luego, en Ja cuarta fotografia (fig. 8), hay representado un grupo de hom- bres, mujeres y nifios sentados delante de unas carpas y, a la derecha, un soldado. Esta escena se desarrolla mientras se Ieva a cabo el bautismo y presenta una contracara de la imagen mds compuesta y “oficial” del episodio. En la pagina siguiente, cerrando estos cuatro recortes de la misma escena, hay una fotografia, cuyo epigrafe es “Comandante Ruibal y la Oficialidad del Regimiento Ne 11 acompafian a Reuque-Curé al ponerse en marcha para el fuerte Gral. Roca. Mayo 20 de 1883”, muy semejante en su composicién a la que representaba la Iegada a Ruibal a Codihué. Es decir que el episodi de dominacién y conversin quedaba precedido y cerrado por sus respons bles: el ejército, mas concretamente, el oficial a cargo de la columna. De estt modo, los ingenieros avanzaban y cercaban una escena histérica y la abrian, luego, para dar a ver nuevamente el contexto en que esta se habia desarro- lado. En este acercamiento, los nombres propios de los oficiales adquirie- ron una importancia esencial, tanto como lo serfan luego al consignarse sus avances en mapas y constituirse en nombres de pueblos, etc. También los nombres de los caciques fueron sustanciales a este relato: uno a uno daban cuenta de su progresivo sometimiento al Estado. Asi como Tas “fotografias d del territorio son vistas amplias que, en su su- cesién, conforman casi_una panorimica, estas de Codihué arman_un acer- camiento progresivo hacia el episodio del/“pacto”. “Se trataba de un espacio fisico que ya se conocia y de unos habitantes que, conocidos nominalmente por parte de los destinatarios virtuales de estos relatos, ya io lrepresentaban @menaza, En este sentido, el modo de ver a uno i oe en cierta medida, al n mismo criterio. Dirigida « a ese paisaje y a esos “Mupiff. Indios prisioneros. Continuacién de la anterior. Vista tomada de S. E.aN.0."0 “Bosque de Nires. Al pie del cerro Ruca Choroy (casa de Toro) 39 Escaneado con CamScanner Escaneado con CamScanner sobre la margen derecha del lago Maque Hué fuente del rio Aluminé. Indios prisioneros. Altura barométrica 1500 metros”. La descripcién de lo que habia ante sus 0j0s, scan flires o indios, les otorga un lugar semejante. No obstante, Jo que no resultaba andlogo era el interés por conocer a uno y a otro. Otras imagenes de los habitantes originarios en los albumes de Encina y Moreno son las del cacique Millamain —“Villamain” cn los epigrafes de los Albumes- y su gente (fig. 9). Si a cierto nivel formal, los objetos que rodean a Millamain, de pie en el centro del grupo familiar, podrian equipararse a 6 (p. 40) Carlos Encina, Edgardo Moreno y Cia., “El Comandante Ruibal lega a Codthue con e! cacique Reugue-Cur y su tribu sometidos. Mayo 6 de 1883", en: Vistas fotogréficas del Teritorio Nacional del Limay i Neuquem, 1883. Museo Roca-Instituto de Investigaciones Histéricas. T(p. 40) Carlos Encina, Edgardo Moreno y Cia. *Bautismo de los indios de Reuque-Curd en Cosihue. ‘Comandante Ruibal, Cofuené, Levi y Reuque. Mayo de 1883", en: Vistas fotogréficas de! Temtorio Nacional del ‘Lay i Neuquem, 1883. Museo Roca-Instituto de Investigaciones Histéricas. 8 Carlos Encina, Edgardo Moreno y Cia. “Indios de Reuque-Curd en Codinue, Campo de mujeres y criaturas", en: Vistas fotogréficas del Teritorio Nacional def Limay i Neuquem, 1883. Museo Roca-nstituto de lnvestigaciones Histéricas. 41 Escaneado con CamScanner sayonerionweyrrlgl pew om PCat Cina, Edgardo Mono y Ch, *Caclque Vilamain outro do 10). Somotido on Diciembre de 1882. Vania do cack yuo y mujovos do a tba on tue (olor d nmodaclonen dol Norquin’, en: Vistas fotogréticas del Teuton Nacional dol Linay Nouquor, 1883, Musoo Fast inttute co Invostigaciones Histéricas otros que en los retratos burgueses completan al individuo,® la lectura simbélica que deriva de ellos ¢s, sin embargo, bien diferente, Por un lado, porque si bien en un retrato burgués lo considerarse como propiedades del Sujeto fotogra- fiado ~aunque fueran Parte de una puesta en esce- na en un estudio fotografico~, aqui el cielo y Ia choza son parte de Por otro, ni conocedor del SU propia imagen ~de la fot aterial-, el solo hecho de ; Pita ps acme no sages tig pa : © esta imagen burgués, un retrato equiparable al de un E , 5, andi 1 suma, si bien esta fotografia de un indio destacado Y.¢on nombre Propio - Pues no se $ accesorios pueden 9 E Arla Paola Cons Racca on 6 tomo do fa maquina. Retratos, ‘nackin (Buenos Alo, Coline, 2011), 42 Escaneado con CamScanner trata de un otro anénimo ni indiferenciado, sino de un cacique de linaje que colaboraria con el Ejército nacional-.y con ciertas convenciones visuales, com: a distribucién de los personajes, sigue los lineamientos de los retratos burgue ses ~sefialemos que ellos surgen del fotégrafo-, la posicién simbélica y de pod dal fotografiado no.son siquicra comparables en uno y otro caso. En este sentido, estas fotografias se emparentan con aquella que Pozzo tomé del cacique Pincén algunos meses antes (fig. 10): en pose y cautivo en Buenos Aires, este era incapaz ya de constituir un peligro. El episodio que rodea esa toma fotografica comenzé con la captura del cacique y la voluntad de mostrarlo a los ciudadanos como forma de propaganda de la campafia. Roca escribfa al coronel Villegas: isi Grande impresién ha causado en esta la toma de Pincén, el cacique mas temido de la Pampa. Usted ha sentado bien su reputacidn y estoy orgulloso por usted. Pero es necesario que no de- more a Pincén y lo mande con todos los tomados. Causard novedad su entrada en esta capital. Bajo la indicacién de Francisco Moreno, presente junto a Pozzo en el mo- mento de la toma, Pincén agarr6 una lanza y pos6 con el torso desnudo “como si se hallara con sus indios en el desierto”; lo hizo para otros y en un marco de sumisién.2/La lanza misma, que funcionaba aqui como atributo, era ya un objeto del cal Pincén se encontraba desposeido. Ademis, se trataba de un doble desplazamiento: del desierto al estudio y del estudio a la simulacién del désierto® Pero vale agregar que el simulacro del desierto no es comparable a la gala dé estar, con columnas, alfombras y telones pintados que servian de marco . Y esto no solo por la posicién del retratado y el marco de al retrato burgué: coercién, sino porque la escenografla -simulacro espacial— es aqui también un simulacro temporal: era un. Pincén.temible en / pasado. 4 Transeripta en Manvel J. Olascoaga. Estudo topogrdfco... op. i, p. 118. Catafechada el 11 de novembre do 1878. 135 Pozzo tomé custo fotografas antes de la intervencién de Moreno a la que me refer: una, en la que Pincén Tevaba chips y botas, y fas tres siguientes con su gente: una, con cuatro de sus hie, otra, con tres do cus 28: osan cake do sus his, y una Tercera, con un grupo de infos (ver Juan Gémez. La fotografia en fa Argentina Paatene yewouicon en el sgl XIX 1640-1899. Buenos Aires, Abadia, 1986, p, 26). part de esta imagen de ince co pavers ol grabado que se reproduo en el oro de a priera ecicion de Vaio al pals dels araucanos, do Estanislao Zeballos (Buenos Aes, Jabobo Peuser, 1881). GB sobre esta fotografia, ver Marta Penhos. "La fotografia del siglo XIX en la construcciin de una imagen Pubica Se ea erate sds de Teoria @ Historia de las Artes “E] arte entre lo pico yo privado". Buenos Aes, CANA, 1985, pp. 79-88. 43 Escaneado con CamScanner Si Pincén sostiene una lanza que no puede utilizar, Millamain Parece hat dejado la suya, también inocua para el ejército, apoyada sobre el techo de choza. Y aqui, otro elemento disruptivo aparecia con una carga similar a Ia de decorado de la fotografia de Pincén: la vestimenta. Millamain Posaba ante cdmara con chaqueta y kepi militares. Su sometimiento es negociacién, y ¢ uniforme simboliza su lealtad al Ejército nacional y ala futura colaboracign contra otros jefes y familias rebeldes. En la foto que sigue en el album, de he. cho, ocupan los flancos del cacique no ya su familia, sino sus hombres armados con lanzas y otros pocos a caballo; una imagen que muestra de modo inequivo- co las fuerzas que, en adelante, se sumarian a las del Estado nacién, Llevar el traje de los vencedores no era infrecuente entre los indios some- tidos: también el cacique Namuncuré oso con uniforme militar junto a su familia en un estudio de Buenos Aires, luego de entregarse en marzo de 1884, Tratados y pactos mediante, muchos indios fuerot sibilidad de mantener su autonomia res el traje del Ejército equivalfa, al menos, n militarizados: ante la impo- pecto del poder central nacional Westir a mantenerse a salvo y con el presunto Desde la otra vereda, sin em- a ojos de Estanislao Zeballos, por “manchando con sus nombres el es- illado o no, el rango militar consistfa »y solo en un segundo momento, por reconocimiento de su valia por parte del Estado. bargo, la lectura tomaba un cariz diferente: ejemplo, implicaba que los indios estaban calafon militar”2’ De todas maneras, manci en un valor originariamente “civilizado” 98 Davia Viras (inos, efrcito y rontera. Buenos Air la Conquista que, mediante romisiones, ecos y citas, tes, Santiago Arcos, ) ana Se reluerzan recipr za oie una teoria estructurada de la ocupacién y sumnision erent 218 . 11982} 2009 Esta idea do intertoxtuaicg Mteratura, puede hacerse extensiva a otros textos y di ae ferente: ue S textos de iscursos: a los mapas, it untan a organizar la que V gar + las fotogratan nes 8 tere paral rates. 44 Escaneado con CamScanner -particularmente la de la fotografia, que es Ja que mejor suele simularla~, cabe analizar Io que ellas tienen de construccién y aquello que, como instrumentos | culturales, producen como nuevo significado. Tal como las vistas fotograficas constituyeron registros del territorio antes “que paisajes, los mapas representaron un espacio que podia, camino a devenir territorio nacional, ser también escenario de su historia.” Lo que distingue a un (@enarid dé un espacio es estar atravesado por acontecimientos y hechos -es decir, su reconocimiento como tales y un ordenamiento segiin cierta estructu- ra~ que se inscriben, necesariamente, en una dimensién temporal. En este sen- tido, cabe destacar que entre el mapa confeccionado que Olascoaga presentaba y enel pasaje transcripto més arriba y el plano mismo, se percibian dos tiempos diferentes: el texto le permitia referir que(habia habido espacios en blanco, y el mapa, mostrar que estos ya habjan dejado de existir.® Por otra parte, las distancias temporales no se encontraban solo entre texto y mapa, sino que el mismo plano del Estudio topogréfico también las consignaba, “dotando a la escritura cartografica de una inscripcién temporal." Aunque en sentido estricto un plano “topografico” no deja sitio a indicaciones temporales, su presencia referfa de manera simultinea al territorio y a la posibilidad de la realizacin.del mapa. Es decir, ef €ondcimientoldeliterritoriovera un logro en etapas sucesivas, qu amin x Sipe co uci Ali se indicaban las exploraciones anteriores ~consignando nominalmente el oficial a cargo y la fecha en que se llevé adelante-, se marcaba la linea de frontera militar previa, la presencia o ausencia ~desaparicién— de indios: “toldos habitados”/“toldos deshabitados”, los “terrenos reservados por 30 Esta es la propuesta de Jens Andermann en relacién con la literatura argentina. Ver Mapas de poder. Una arqueologia iteraria del espacio argentino. Rosario, Beatriz Viterbo, 2000. 40 Carla Lois (‘Técrica, poltica..., op. cit) hace notar con justeza que el plano que se presenté en 1876, en la Exposicién de Fiadela, es considerado el primer mapa oficial de la Republica, e incluia toda la Patagonia como parte de su tenitorio, Segun apunta la autora, por excluir a la Patagonia, por la imprecisién de los lites y, espe-

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