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El retrato rioplatense en el siglo XIX: un espejo de la mentalidad burguesa AA partir de Ia llegada del daguerrotipo al Rio de la después del anuncio del in- Para 1848 ya operaban en Buenos diez daguerrospistas, la mayorla de ellos extranjeros res que instalaban sus galerias en casas de familia o Jocales de los alrededores de la Plaza de Mayo. La fotografia, que con ete ve cualquiera de los pintores instala- ps en el pais en ese momento, fue acogida con entusias- . tpt ‘i embargo, los daguerro- zaba entre cien y doscientos pesos, el equivalente de mil metros cuadrados de tierra. El debia pagar 20, por que la forograffa en sus primeras dos decadas fuera Lejos de la instantaneidad de las imagenes actua- fos rer guerrotipo implicabat fe, hacia 1844, osclaban entre vein- segundos y el minuto y medio, dependiendo de las con- ones de luz’. Esto significaba que eran ante tod n las que ha continuado viviendo, Jaques Le propone hablar més bien de in este sentido, podemos decir que estos Andrea L. Cuarterolo Facultad de Filosofia y Letras, Universidad de Buenos Aires (Argentina) El ascenso del individualismo Durante el siglo XIX se acentia y difunde lenta- mente hom bbre se desprende paulatinamente de los vinculos de dependeneia que lo unian con su comunidad y le pro- porcionaban proteccién y seguridad, y se convierte en el ‘sujeto de su propia aventura, José Luis Romero dice que: “el burgues se dexcubre protagonista de un proceso socal en virtud del cual e evade de la esructura a la cual pertenece _y corre una aventura, igualmente individual, cuya meta es ‘el ascenso social”*, El hecho que mejor ilustra este sentimiento de in- dividualidad es la "El burgués en ascen- S0 experimentaba una creciente necesidad de hacerse valer y esta necesidad encontré su mas perfecta expresion, cen el retraton eq cence umperraien época creaba nuevas formas y téenicas para satisfacer esta creciente voluntad 95 de verse representado. A principios del siglo XIX, el leo fue la primera y més popular forma de retrato en ser adoptada por la burguesfa rioplatense. Le siguid en po- pularidad la pineura en miniatura, ya fuera sobre papel o ‘marfil. Hacia 1826 la introduccién de la litografiasigni- ficé el primer intento de EI gusto por el realismo La mentalidad burguesa en el siglo XIX estaba atravesada por una nueva concepcién de la realidad: el En el plano de la creacién estética, esto se 1 lucia en la de la naturaleza y del hombre, de un evitara toda idealizacién o interpretacién, Aunque desde cl arte gético el realismo tuvo un avance continuo, el rea- lismo como movimiento artstico propiamente dicho aparecié en Francia hacia 1840 como una reaccién co tra las obsesiones subjetivas del romani sophie pictérics, por la burguesfa que veia en ella colmadas sus expectat- vas de representaciones realistas. El 25 de febrero de 1840, Mariquita Sanchez de Thompson, luego de obser- vat los primeros ensayos fotogrdficos realizados en Mon- tevideo en el verano de 1840, le eseribié a su hijo: ‘Ayer hemos visto wna maravilla, la ejecucién del daguerrotipe es wna cou admirable... imaginate una cedmara oscura en la gue se coloca una plancha ya pre- ‘Parada con los ingredientes... se pone la direcién que quieres y a les seis minutos la sacan de ally la ponen ‘en otra preparacién con los grades de calor necesario y después de todas esas precauciones te ves la plancha como si hubieras dibujado con lipiz negro la visea que ‘has tomado con tal perfecciin y exactitud que seria imposible obtenerla de otro modo”® Poco después, el periodista argentino Florencio Varela decta que el daguerrotipo copiaba “le naruraleca con una perfeccién inconcebible, sin mds agentes que la uz” y tenia ‘una verdad y un primor que desafiaban al pincel mds delicado, al mds pulido buril” *. Asimismo la fidelidad y exactitud fueron los valores més destacados por los avisos publicitarios de los primeros daguerrotipi- tas que arribaron al pais. Después de ver la verdad que aportaba la forografia la gente comenzé a exigir del arte la misma veracidad. Los retratos mediocres que ofrectan los pintores miniaturistas no podian competir con los retratos fotogrificos y es asi que muchos artistas debie- ton cambiar el pincel por la cimara © cl del car m. — hiimedo, n primer lugar, estos pr- eros proceoe Bo ae by en segun- do lugar estabar fe, es decir que los prolongados tiempos de exposicién hacian que cual- quier ‘neansabte busqueda de verdad que dominaba la mentalidad del siglo XIX llewé a que se intentara encontrar una solucién también para estos problemas. La falta de color se solucioné cox Pinceles y luego se los cubria con una capa delgada de ‘goma ardbiga en polvo. El coloreado a mano era una es- 96 pecialidad cara pero apreciada por la dlientela de la época. Se pintaban las mejillas de las sefiorasy ls nina, la piel, los vestidos, las alhajas 0 ciertos objetos del deco- ado, como las flores o los telones de fondo . Durante la rapa rosista, los hombres se hacfan colorear también la divisa punzé que debian llevar obligatoriamente en la solapa de las levitas. El iluminado continu vigente tam- bign en la etapa de la carte de visite. La limitacién temporal, aunque solo seria solu- cionada en forma definitiva con el cine, también encon- #6 una solucién parcial. Como los largos tiempos de icién exigian que el ido, habia un M Habia entonces una fuerte inten- positivo muy utilizado por los daguerrotipistas para ‘movilizar al sujeto, constituia el pedestal dela estarua en la que el retratado iba a convertirse, era el corsé de su csencia imaginaria!. se evidencia ademés en el manejo que se hace de nla pintura me- dieval se utlizaba un fondo plano, gencralmente dorado que neutralizaba la figura y la colocaba sobre el infinito. Con el arte burgués aparecieron los fondos mis elabora- dos que inclufan elementos arquiteeténicos o paisajes y ‘que introdujeron a la figura en el contorno de un mundo de realidades. Contrariamente a la pineura de inspiracién, cristiano feudal, en la que la ausencia de fondo repres taba una negacion del sie {que comenz6 timidamente con ), con la irrupeién de remadamente popular, al punto que los fotSgrafos lo promocionaban en sus avisos como un valor adicional para sus estudios!', el daguetrou por creer que lo que ea razonable era verdadero y terminaria por eeer que 10.que veia sobre una foto era lo verdadero” Asimilaci6n del prestigio social con riqueza Durante el perfodo analizado, la estructura social portefia se dividfa en dos grandes sectores la gente de- Ce ee t eee =e m sepa. Foxigrafo no identificado, Pareja en extuche doble Daguerrotipo, 1/6 de placa, Buenos Aires, ca. 1850, Coleccién Cuarterolo ru comin que ls tures dable se tlzaran para expr simbiicamentevinculos familiares. En certs csiones el mene je que e queria tancmii se nfticasa de tal mane gue reutaba redundant, come em eles del ria de te vind seeniende el dagueratpe desu ope que ge ba side colcud em wna cx debut cm imagen orignal. cente, es decir la clase alta y culta, que por sus antepasa- dos, educacién 0 riquera goraba de prestigio y poder dentro de la comunidad, y la gente de pueblo, los traba- jadores que mis que dirigir la sociedad dependian de clla. La gente decente, segiin James Scobie", reclutaba a sus miembros entre su propias filas esta elite esfaba determinada por la posesién de algéin :eérito individual reconocido por los demés miembros Welasodiedadycomo Is forcuna, ef Tingjeo ef poder. La burguesfa rioplatense se regia por sus propias FEBlasp!c comportamienco e imponia sus propias modas. Por To general, imitaba el modo de vida, los gustos y las, costumbres europeas, aunque sin poder alcanzar sus es- plendores. Habia un/@Piijeesidad de diferenciarsede (RELeRmferHGFEDque intentaban ascender y copiaban sus costumbrcs, En este sentido, el retrato fotogréfico se convirtié en el medio mas perfecto para que el burgués triunfante inmortalizara sus conquistas para las gener ciones fururas. Fl retrato ofrecfa una multiplicidad de posibilidades para demostrar el status social y econsmi- co. La marca de clase més utilizada fue la vestimenta. No existen practicamente ejemplos, al menos en las prime- ras décadas de a fotografia, en la que los retratados posa- ran sin sus mejores ropas de domingo. El fot6grafo tucu- mano, José Maria Aguilar, por ejemplo, anunciaba en los diarios locales hacia 1861 “disponer de una sala decente para recibir y para el que guste cambiar el traje". Las joyas eran otto elemento importante y uno que los bur- 97 sueses se empefiaban en destacar con sumo cuidado. En cl daguerrotipo, las alhajas, los botones, los relojes de cadena, las condecoraciones militares y las empufiaduras de los bastones solian colorearse con un aceite dorado, que los realzaba y les daba brillo. A. su ver, el Fotdgrafo, ponfa a disposicién del re- svatado otra marca de clase: el decorado. Los estudios fo- ‘ogréficos estaban ambientados a la manera de un salén Bbungués Segiin Eric Hobsbawm'', la impresién més in- mediata del interior de una casa burguesa de mediados del siglo XIX era el apifiamiento y la ocultacién, una ma- sa de objetos cubiertos por colgaduras, cojines, manteles yempapelados. La austeridad en la decoracién significa- tba también austeridad econdmica y los objetos eran un simbolo de status y de los logros obtenidos. El viajero inglés William Mac Cann cuenta en 1847 en su libro Viaje a Caballo por las provincias argentinas!® que las fa- rilias de elevado rango social, gustaban mantener sus casas con lujo y splendor, lo que se ponia de manifiesto en los costosos y clegantes mobiliarios. dasspfonbgrafs contaban, entonces, con una serie de abjetos reales y de utileria, que servian para recrear la intimidad de un hogar de la clase alta de la épaca El ideal de fami (Otro de los valores fundamentales sostenidos por Ja burguesia era ERR Esta era unfifexgio separado del materialismo ai reglas de liber- tad ¢ igualdad individual q sociedad burgue- sa no se aplicaban ala familia que funcionaba con un cri- terio estrierament. JEstaba dominada en pri- mer grado por el paterfemulias, cuya autoridad era soste- niida a su vez por la Ighei da a rincipal funcién era dar hijos ala familia y erans- mitiles el capital cultural necesario para convertirse en individuos productivos. Debia ser moralmente vircuosa y ocultar toda posible superioridad con respecto al hom- bre, mostrindose inferior précticamente en todo senti- do. En retribucién, ella ejecta el poder sobre los sirvien- tes y los nifios, El santuario del hogar la protegia, a su vez, de las tentaciones del mundo exterior y evitaba que se desviase de su rol de esposa y madre. ‘ary eternizar ls grandes dia fy) reafirmar, en suma, Jfirmando el sentimiento que tiene de i mismo y de su uni- dad" '*. Los lazos de parentesco se representaban de dis- ‘momentos de la fami- commie 5 tintas maneras desde ds simple como tuna ma- no sobre un hombro o dos brazos entrelazados hasta las ‘composiciones mas elaboradas como por ejemplo el caso de la viuda ola hija que sostiene en sus manos la imagen de su esposo o padre ausente. En este caso, as partido, re ce tipo de retral ademds otto propésito. El luto era casi un mandaro so- ial, Las mujeres seguian vistiendo de negro, pasados incluso varios afios de la muerte de sus esposos o hijos. La fotografia mostraba asi que la mujer era una buena crisciana y cumplia las pautas y costumbres establecidas para la gente de su cl A veces of vinculo forraba ademés por medio de por ejemplo colocando di ee cat y wi en un estuche doble. aparece una ecuentemente expuesto en cl sa- Wn del hogar Burgués para curiosidad del visitante, el Album era un objeto para presumir, para mostrar a los emis Ja hija casada, el hijo en el eérato, Ta famitir Goyer Alamancra de un et, OO ‘a roolgeamene los hits cries de ia Faris ia comenzar con la foro de boda, seguida del nnacimiento de los hijos, la madurez de la pareja, los nie- tos y extenderse incluso a la muerte de alguno de los cSnyuges con la correspondiente foro postmortem, el traje de luto 0 la rumba diffe decir hasta qué punto estas erénieas forogrificas respondian a una imagen predeterminada que estas fa- milias tenian de sf mismas, lbum fe ‘Con frecuencia, an, ademés F ejemplo es menos comin ver forografias de padres con sus hijos. Por lo general, era la madre la que se retrataba con los nifios ‘mostrando asf cual era la funcién tradicionalmente as nada ala mujer. ‘Cuando los nifios eran lo suficientemente gran- des para posar solos, se los retrataba siguiendo las mis- mas pautas utilizadas para los adultos: en poses rigidas y ‘excesivamente formales, vestidos con sus mejores ropas, incluso con objetos simbélicos que daban cuenta de su status social. En definitiva se los representaba como ver- siones en miniatura de sus padres. Otra caracteristica formal que da cuenta de esto es el hecho de que rara ver cl fotgrafo bajaba la cimara al nivel del nifio, sino que se solia subirlo a algiin tipo de mueble o plataforma para fotografiarlo a la misma altura que a un adulto. Hacia fines de siglo, una nueva percepcién cultural de la nificz, celebrada como una etapa importante en la vida, impu- 0 nuevas formas de retratar a los nifios, enfatizando su individualidad. Cambia entonces el punto de cémara, a parecen las poses relajadas, los juguetes, los mucbles en miniatura, los disfraces y la ropa de juego. El valor de la educacién Otro valor sumamente enfatizado por la burgue- sia cra la @QERBIBR La educacién general servia a los b 1eses como base comtin de comunicacidn, una base mo lo eran la musica, la literatura y las artes. Los hijos de Jas familias burguesas recibian se fama de aur: (@GRBATSMaREAP 22 cl hombre esto significabs una cacién universtaria", la carrera militar, la eclesidstica, 0 Ja adquisicién de experiencia en la banca, cl comercio 0 la ganaderia, A las nifias se les ensefiaba bordado y otras labores de aguja, el mancjo de la casa y los sirvientes, ‘dsica y algtin idioma extranjero. En este sentido son sumamente ilustrativas las miltiples imégenes en las que | los retratados aparecen cof 98 Estos elementos eran_ muchas veces En una época en que sélo blacién podia le nial <3 «estas imagenes un indudabf 1869 hhabja un 77% de analfabetos en el total del pais, siendo ‘mayor la incidencia entre las mujeres que entre los varo- nes”, Por tanto, saber leer era considerado tanto un me- dio como un indicador de éxito. Los letrados eran sim- plemente més ricos, més influyentes y més poderosos {que los iletrados. Los libros, a su vez, eran objetos caros Y muy apreciados, por lo que poscerlos y poder leerlos era una clara indicacién de riqueza, conocimiento y Linaje, todos valores sumamente enfatizados por la bur- aguesia. Lo mismo puede decirse en el caso de los retra- tos que incluyen cartas. La carta en esta época era esen- cialmente un medio de comunicacién de las elites ya que implica que tanto el remitente como el destinatario podian leer y escribir. Con respecto a aquellos reratos cn los que aparecen periédicos_puede encontrarse una justificacién adicional. Segin Keith B Davis”, el sujeto que decidia identificarse a sf mismo con wi declaraba de alguna manera como Ee crisdioneen =a) “omni yen limando tener acceso a ls nove- dades cientificas, sociales y artisticas y por tanto era algo indispensable para el mejoramiento personal y el avan- ‘ce social. Con la masificacién de la educacién y la demo- cratizacién de los diferentes materiales impresos, més y mis personas tuvieron acceso a la lectura. En 1884 con la sancién de la ley 1420 que establecia la ensefianza pri- maria obligatoria, gratuita y laica la cifra de iletrados comenz6 a descender 1 porcentaje habia baja- do a 539%. Sin embargo, la po- 4QEBUBRB' y Fue también imitada por las nuevas clases que accedian a la educacién y que tomaban como mode- lo los usos y costumbres de la tradicional burguesia. Es frecuente, por tanto, ver muchos ejemplos de este tipo de retratos en la fotografia papel, proceso fotogrifico ‘mucho més barato y por tanto més accesible para las cla- ses menos acomodadas. ‘También son ilustrativas de este valor que los bur- gueses daban a la educacién, los retratos en los que se incluyen Segiin Phillippe Aries Sie repusacién juvenil, demuestra piblicamente la buena edu- cacién. El virtwossme forma parte de la estategia matri- ‘monial, junto ala date estética””. La educacién musical cra frecuente en los nfs y nifias de la elites portefias ¢ inclufan por lo general clases de piano o violin. La importancia del trabajo y el logro individual Finalmente los burgueses tenfan un gran respeto vce abo oreo 2s ares mundo burgués estaban abicrtas af talento y se creia que cl éxito era consecuencia deli por eso la See et lr cs superior e independiente, eraser un hombre al que nadie daba érdenes salvo el Estado y Dios. aquel en el cual el sujeto aparece fotografiado con ‘No habfa ninguna indieacion en fos avisos de los For6grafos de la época que incitara a los potenciales clientes a concurrir a los estu- dios con este tipo de objetos, por lo que debe concluirse que la decision de ser retratado de esta manera proventa de los propios sujetos y del orgullo que sentian hacia su trabajo. Las ocupaciones burguesas en nuestro pais ex- cluian cualquier tipo de tarea manual (@XigHUHTee- re las profesiones de Ta gente decente’ la de cestanciero, banquero, empresario, clérigo, abogado, con- tador, médico, escribano, profesor, escritor, periodista, militar y funcionario publico. Algunas de estas ocupa- ciones eran bastante difciles de representar visualmente. Es por ello que, sobre todo en la etapa del daguerrotipo, ‘encontramos muchas fotografias en las que no existe ningiin elemento que pueda proporcionarnos datos sobre la ocupacién del retratado. Sin embargo hay casos en los que la representacién de la profesién resulta ficil, como por ejemplo en el caso de retraros a) 1 tipo mds comin de imagen ocupacional en nues- t2o pats. En esta Fotografias los sujetos aparecen retrata- dos con sus uniformes, generalmente de gala, sus armas y con todas sus medallas y condecoraciones, que una ver revelado el retrato, eran cuidadosamente coloreadas con pigmentos dorados para resaltarlas atin mds. Las heridas de guerra eran también exhibidas con orgullo: un par de muletas, un miembro amputado no se ocultaban sino {que por el contrario se destacaban. Eran un simbolo del deber cumplido. En la etapa del daguerrotipo solo podi- an acceder a un retrato los militares de mayor rango, pero con la irrupcién de la foto papel pudieron retratar- se también los soldados rasos. ‘Otra profesién facil de identificar es que generalmente se retrataba con atuendos ‘Sees 008. Una de las imagenes mds antiguas que se conocen sobre esta ocupacién es un daguerrotipo tomado probable- mente en la localidad bonaerense de Exaltacién de la ‘Cruz hacia 1860 que muestra a cuatro estancieros irlan- deses vestidos con las ropas tpicas de los gauchos. La imagen est lena de algunos casos insertaba al sujeto en tn medio acorde con su atuendo y usiizaba para ello fondos con imagenes campestres ose trasladaba al medio natural del retratado para fotografiarlo con su caballo o en frente de J. Sin embargo era més comin {que esta fotos se romaran en estudio, en medio de finos muebles tapizados 0 " i El foto de sta manera tenfa un epreseritarse 2 1a vez co- toneces, En Estados Unidos la gran competencia que s generd entre los fot6grafos hizo que los costos del dague- rrotipo bajaran pronto, permitiendo el acceso a los estu- dios a estratos més humildes de la poblacién y por lo tanto a una més amplia variedad de * irrupeidn de la carte de visite per- de la pequefia burguesia acceder a la fotografia. Con el abaratamiento del retrato fotogrifico vemos aumentar también la gama de ocupaciones bur- Bibliografia ARIES, Philippe y Georges Duby, Historia de la vida priva- da, Tomo 8: Sociedad burguesa: aipecos comcrees de la vide privada, Madrid, Taurus, 1989. BARTHES, Roland, La cdmant hicida, Buenos Aires, Pai- 6s, 1997. BORDIEU, Pierre, “Culto de la unidad y diferencias culti- vadas", La fotografia. Un arte intermedio, México, Nue- va Imagen, 1989. 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Cada vez que me hago fotografiar me roza indefectiblemente una sensaciin de ‘indutenticidad e impostura (..) [El retrato] representa ese momento en que, a decir verdad, no soy sujet ni objeto, sino mds bien un sujeto que se siente devenir objeto”? . ISEMBURG, Mathew, “Occupational, Tableux and Na- rrative Daguerreotypes” en The Daguerreian Annual, Pittsburgh, The Daguerreian Society, 1998 KOCKA, Jurgen, “Las clases medias en Europa’ sd. LA PIERRE, A. y B. AUCOUTUNIER, Cuerpo ¢ incon- ciente en educacin y terapia, Barcelona, Editorial Cien- tfico Médica sd. LE GOFF, Jacques, El orden de la memoria, Buenos Aires, Paidés, 1991. MAC CANN, William, Vigje a Caballo por las provincias argentinas (1847), Buenos Aires, 1939, traduccién de José Luis Busaniche MATTISON, Ben, “The social construction of the Ame- rican daguerreotype portrait" tesis de doctorado, Vassar College, 1995. ROMERO, José Luis, Eitudio de la mentalidad burgue, Buenos Aires, Alianza, 2002. 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[8 VARELA, Florencio, Descripcién del daguertoripo en el diario Correo del Plata, de Montevideo, 4 ce marzo de 1840. 9 MATTISON, Ben, “The social construction of the American Se doctorado, Vassar College, 1 10 BARTHES; Roland, Le almars lida, Buenos Aises, Pidés, 1997. daguerrotipia Adolfo Alexander, por ejemplo, ffece en 1863 en si estudio portefio de la calle Ares 37, retratos en relieve con lindos paras 220 pesos. 12 Citado por Harold Rosemberg. en Introducién a Richard _Avendon: Portwity Trad. de Andrés Salinero), La Plats, Foro- galeria Omega, 1985. 13 SCOBIE, James, Buemor Aires del ceniro a ls barrias 1870- 1910, Buenos Aires, Ediciones Solar, 1977. 14 HOBSBAWM, Eric]. "El mundo burgués", La en del capita lirma, Bacelona, Calica, 1997. 101 15 MAC CANN, Wiliam, Vigie « Caballo por la provncas “argentina (1847), Buenos Kites, 1939, traduccin de Jose Las Busaniche. 16 BORDIEU, Pierre, “Culto de la unidad y diferencias clkiva- das’ La fotgnfi. Un arte intermedio, México, Nueva Imagen, 1989, pug 38. V7LAPIERRE, A. y B. AUCOUTUNIER, Guerpe¢incoicente en eduction y tropa, Barcelona, Editorial Cienfico Médics, sd 18 La Universidad de Buenos Aires fue fundada en 1821 durante al gobierno de Bernardino Rivadavia. Comprendia 5 depars- mento: Ciencias Sagradas, Jurisprudencia, Medicina, Mate miticas y Ciencias Preparaorias. 19 TORRADO, Susana, Historia de la familia en fo Argentina ‘moder, Buenos Aires, Ediciones de la Flr, 2003, pag 183. 20 DAVIS, Keith F, "Reading Daguerreorypes’ en The Daguercian Annual, Pieaburgh, The Daguerseian Society, 1998, 21 ARIES, Philippe y Georges Duby, Hieria del vida privada Tomo 8: Sociedad burguesa: pects coneetes del vida privada, Madtid, Taurus, 1989, pag 188. 22 Ene es un término acuado en este siglo por los coleccionistas norreamericanos para refeine a imdgenes dl siglo XIX que muestra a una o varias pesonas trabajando. Ver por ejemplo: ISEMBURG, Mathew, “Occupational, Tablews and Narrative Daguerrorypes” en The Daguerreian Annual. Pitsburgh, The Daguercian Sociery. 1998 23 BARTHES; Roland, La ciara licida, Buenos Aires, Peds, 1997, pp 45-46

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