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La Corte Constitucional Colombiana y la figura del “Estado de la Cosas

Inconstitucionales”

Uno de los países de América Latina que más viola los derechos fundamentales
de las personas de manera masiva y sistemática es Colombia, especialmente los
derechos de aquellas personas que por su situación de vulnerabilidad y condición
social están más expuestos a sufrir toda clase de maltratos afectando su
integridad como ser humano. ¿Es relevante que la Corte Constitucional
intervenga en la protección de estos derechos a través de la figura del “Estado de
Cosas Inconstitucionales” a pesar de las consecuencias económicas que se
puedan generar?

La Corte Constitucional, como garante de los principios y normas consagradas en


la Carta Magna, ante ese tipo de violaciones ha aunado esfuerzos en pro de la
protección de los derechos fundamentales tanto de los individuos como de la
sociedad en general, principalmente aquellos que por su situación económica,
política o social son más vulnerables.

Amparada en el artículo 241 de la Constitución Política, la Corte ha utilizado esta


figura del control de constitucionalidad protegiendo con vehemencia los derechos
de la población vulnerable. Sin embargo, debido al grado de dificultad, las
respuestas institucionales han sido poco acertadas y eficaces y no son suficientes
para dar solución a los problemas, provocando que la Corte acudiera a la figura
del Estado de Cosas Inconstitucionales para encontrar soluciones definitivas a la
violación de los derechos de la población en condición de vulnerabilidad.

En este orden de ideas, la figura del Estado de cosas inconstitucionales se puede


definir como un mecanismo jurídico creado por la Corte Constitucional para
declarar que ciertos hechos resultan contrarios a la Constitución, ya que vulneran
masivamente los derechos y principios consagrados en la misma, y en
consecuencia fuerza a las autoridades competentes a adoptar medidas necesarias
para corregir o superar tal situación.
La figura del Estado de Cosas Inconstitucionales surgió con la sentencia SU-559
del 6 de noviembre de 1997, en la cual la Corte declaró un estado de cosas
contrario a la Constitución, por la omisión de dos municipios de Bolívar de afiliar a
sus docentes al Fondo Nacional de Prestaciones del Magisterio, aun cuando se
les estaba realizando los correspondientes descuentos de sus salarios.

Más adelante, declaró un Estado de cosas inconstitucionales como fueron: la mora


habitual de la Caja Nacional de Previsión en resolver las peticiones presentadas
por jubilados (sentencia T-068 de 1998), por la falta de convocatoria al concurso
para el nombramiento de notarios (sentencias T-1695 de 2000 y SU-250 de 1998),
en el sistema carcelario en Colombia y sobre el derecho a la salud de las personas
privadas de la libertad, en centros de reclusión (sentencias T-153 de 1998 y T-606
de 1998), por la omisión del Estado de adoptar medidas para garantizar los
derechos de los defensores de derechos humanos (sentencia T-590 de 1998), y la
más reciente declaratoria de un Estado de cosas inconstitucionales se hizo en la
sentencia T-025 de 2004, por la violación de los derechos de la población
desplazada en Colombia.

De acuerdo con esta última, la Corte enumera los factores que se deben tener en
cuenta para determinar cuando existe un estado de cosas inconstitucional1:

i) La vulneración masiva y generalizada de varios derechos constitucionales que


afecta a un número significativo de personas.

ii) La prolongada omisión de las autoridades en el cumplimiento de sus


obligaciones para garantizar los derechos.

iii) La adopción de prácticas inconstitucionales, como la incorporación de la acción


de tutela como parte del procedimiento para garantizar el derecho conculcado.

iv) La no expedición de medidas legislativas, administrativas o presupuestales


necesarias para evitar la vulneración de los derechos.

1
CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA. Sentencia T-025 de 2004 (22, enero, 2004) [En línea].
http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2004/t-025-04.htm. [Consulta en 23 de mayo de 2017]
v) La existencia de un problema social cuya solución compromete la intervención
de varias entidades, requiere la adopción de un conjunto complejo y coordinado de
acciones y exige un nivel de recursos que demanda un esfuerzo presupuestal
adicional importante.

vi) El hecho de que si todas las personas afectadas por el mismo problema
acudieran a la acción de tutela para obtener la protección de sus derechos, se
produciría una mayor congestión judicial.

A través de numerosas sentencias la Corte Constitucional ha amparado los


derechos fundamentales de los grupos poblacionales más vulnerables en el país,
tales como son: mujeres en estado de embarazo o de lactancia, discapacitados,
minorías étnicas (indígenas y afrocolombianos), homosexuales, personas en
estado de indigencia, menores de edad, entre otros.

Asimismo la Corte ha ordenado según el caso “diseñar y poner en marcha las


políticas, planes y programas que garanticen de manera adecuada los derechos
fundamentales cuyo goce efectivo depende de la superación del estado de cosas
inconstitucional; apropiar los recursos necesarios para garantizar la efectividad de
tales derechos; modificar las prácticas, las fallas de organización y de
procedimiento que resultan violatorias de la Constitución; reformar el marco
jurídico cuyas falencias han contribuido al estado de cosas inconstitucional y los
más importante realizar los trámites administrativos, presupuestales y de
contratación que sean indispensables para superar la vulneración de los
derechos”.

Con respecto a lo anterior, se puede afirmar que esta figura es bastante polémica,
debido a que quebranta los esquemas tradicionales de los efectos que
caracterizan los fallos de tutela, dado que la Corte asume un papel de compromiso
con la sociedad y sobretodo con los sectores más vulnerables, explorando
soluciones definitivas a los problemas de naturaleza estructural y sistemática que
se presentan en el país, exigiendo el trabajo táctico y armónico entre las diferentes
autoridades públicas, con el fin de modificar una realidad que es abiertamente
contradictoria a los principios constitucionales de un Estado Social de Derecho
como es el colombiano.

Así las cosas, el ECI es una figura relevante en la jurisprudencia constitucional ya


que promueve la protección de los derechos fundamentales, cuando estos han
sido masivamente vulnerados, ya que por medio de esta figura, la Corte ha
denunciado graves violaciones de derechos fundamentales y con base en esa
declaratoria ha fomentado la adopción e implementación de acciones y políticas
públicas para la superación de esas situaciones.

Por el contrario, los detractores de esta figura jurídica, han manifestado


permanentemente que esa declaratoria de “Estado de cosas inconstitucional”, es
una extralimitación de las funciones de la Corte. Una de las razones en las cuales
se amparan estos detractores y los responsables de obedecer las órdenes es la
carencia de recursos debido a que las diferentes situaciones inducen
generalmente a una inversión económica que compromete de forma significativa la
estabilidad fiscal del Estado colombiano, pues se ordena la ejecución de actos
específicos que afectan el presupuesto nacional.

En conclusión, es muy importante que la Corte Constitucional colombiana siga


interviniendo en la protección de los derechos fundamentales de la población en
situación de vulnerabilidad aun cuando sus decisiones afecten el fisco colombiano
ya que es necesario que se promuevan la defensa de los derechos y el avance
continuo de las diferentes decisiones que se han tomado especialmente en
materia de los defensores de derechos humanos, población carcelaria y
desplazados forzados.

Lo que sí es necesario aclarar es que se requiere de un gran esfuerzo colectivo


para mitigar las duras problemáticas que padecen estos grupos, debido a que el
interés y compromiso no solo debe ser de la rama judicial sino también se necesita
de la intervención y respaldo de las demás instituciones.

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