Está en la página 1de 7

Capítulo 1

Experiencia, Imaginación o Conocimiento…


¿Qué le da sentido a una jugada?
Una idea particularmente destacable de los enfoques más prácticos del ajedrez, tanto en la competición como
en el aspecto recreativo, es la necesidad de que los jugadores aprendan a evaluar cuándo resulta imprescindible
desarrollar análisis detallistas y flexibles de su situación estratégica, y cuándo es posible confiar
alternativamente en su intuición, omitiendo demasiadas valoraciones analíticas para hacer sus movimientos.

Los esfuerzos defensivos y ciertos ataques pueden resultar ineficaces en la práctica del ajedrez, generalmente
debido a confusiones en el orden de los cálculos e imprecisiones en la valoración posicional. Situación que se
da en especial cuando se consideran jugadas relativamente “forzadas” o “naturales”, sin tener en cuenta
matices tácticos decisivos al momento… Y al omitir dichos matices puede llegarse a la conclusión errónea de
que ciertos movimientos que uno quisiera realizar son justificables, cuando ante la realidad de los recursos
disponibles no lo son.

En otras palabras, es importante la sensibilidad para visualizar correctamente las variaciones y descartar ideas
erróneas que, de otro modo, un análisis detallado expone con claridad, a su vez ilustrando los procedimientos
lógicos de mayor influencia en el rumbo estratégico del juego.

Muchas veces ‘esperar’, ‘defender’ y ‘atacar’ en ajedrez no son diferentes a limitar el contrajuego del rival,
agotar la resistencia oponente o inducirlo a errar en sus planes… Sin embargo, el enfoque para distinguir estos
criterios y manejarlos a voluntad, ha de basarse en la familiaridad del jugador con los elementos básicos de la
teoría posicional, y su capacidad para estimar las implicaciones de las posibles jugadas a corto, medio y largo
plazo, según las técnicas y recursos más adecuados.

Esto no es, por supuesto, una finalidad arbitraria. La meta principal de todo esfuerzo por desarrollar la
percepción y habilidad para jugar ajedrez no es otra que lograr la objetividad de criterio. Este enfoque es vital
para evaluar de manera realista las diferentes posibilidades de ataque y defensa latentes en el furor de la batalla.
Pero aprender a disociar del criterio estratégico individual las ideas de lo que a uno impulsivamente le gustaría
hacer, en contraste a lo que se requiere hacer cómo lo exige la valoración posicional en un momento dado, en
correspondencia con las situaciones que surgen de manera espontánea en el combate ajedrecístico, resulta
humanamente hablando, lo más difícil de este juego sin duda alguna. Más aún, para dar un paso en agilizar los
amplios procesos didácticos y cognitivos naturalmente correspondientes al aprendizaje de esta disciplina
deberán tenerse en cuenta medios didácticos que favorezcan el desarrollo y asimilación de la abundante
información disponible acerca del juego. Lo que también ayudaría en solucionar o minimizar todo lo posible
aquel dilema de la falta de objetividad posicional durante la práctica del juego.

Es esencial enfatizar que la percepción objetiva es un elemento clave para lograr el éxito en el ajedrez.

Sin embargo, adquirir esta cualidad no es tarea sencilla, y no existen atajos para lograrla. Para desarrollarla, es
necesario dedicar tiempo al estudio y a la práctica del juego, aprender de los propios errores y avanzar a un
ritmo personalizado.

En definitiva, la percepción objetiva en el ajedrez es un enfoque complejo y esencial que requiere la


combinación de teoría y práctica, pues, intervienen varios factores psicológicos, técnicos, estilísticos, entre
otros, cuya correcta gestión manifiesta el potencial del ajedrecista para lograr un buen desempeño.

¿De qué manera pues el jugador puede ampliar su conocimiento práctico y habilidad técnica en ajedrez
paralelamente a las características individuales de su persona cómo la imaginación, experiencia y estilo, en el
proceso de forjar un sistema competitivo de entrenamiento a fin de optimizar esas áreas de su desempeño
práctico?

Es verdad que no existe respuesta única para tal intrigante cuestión si se toma en consideración la abundancia
exhaustiva de materiales instructivos a disposición del estudiante, de calidad variable, que en cualquier caso
resultan más o menos instructivos de acuerdo al enfoque didáctico aplicado… pero en algún lugar deberá uno
empezar. Y más importante, finalizar las jornadas de ejercicio mental que representan el trabajo por
perfeccionarse en ajedrez.
Todos y cada uno de los temas tácticos y estratégicos del juego (seguridad del rey, estructura de peones,
potencial de piezas, objetivos posicionales, esquemas de combinación estándar, etc.) pueden estudiarse
cohesivamente con el entrenamiento sistemático adecuado, en el que no pueden faltar la resolución de
patrones de jaque mate y combinaciones ingeniosas, el estudio de finales artísticos, la lectura de comentarios
a partidas magistrales publicadas en literatura y medios periodísticos actualizados, consecuentemente
integrados en el enfoque práctico del estudiante.

Sin embargo, en todo esto la destreza clave a desarrollar, y un punto de iniciación al “juego ciencia”
bastante coherente, es el análisis de posiciones, que nutre de significancia combinatoria y estratégica a los
movimientos realizados, y mediante el cual desarrollar la objetividad de criterio tal vez no sea una meta
imposible de abarcar, a medida que se aplica dicho enfoque sistemático para interpretar sus matices y se
optimizan los criterios que permiten al ajedrecista ser imparcial y pragmático en una actividad que por
naturaleza exige de estas cualidades a fin de cultivar una comprensión global de sus intríngulis.

La razón para destacar el análisis en ajedrez como fundamento clave de la técnica es sencilla: la eficacia de la
selección y el cálculo de jugadas depende absolutamente de la precisión de las valoraciones obtenidas durante
los procesos analíticos. Y estos procesos, que pueden ser más o menos "aleatorios", se utilizan para interpretar
e infundir un sentido lógico a cada movimiento, según la estrategia general varía en dinamismo y desequilibrios
críticos de temática posicional.

Por ello la respuesta a la incertidumbre o cualquier confusión respecto a la lógica del ajedrez deberá enfocarse
desde el raciocinio representativo del análisis, donde confluyen la técnica, la experiencia y la imaginación para
darle vida a las piezas en este juego milenario.

"¿En qué consiste el arte del maestro de ajedrez? Fundamentalmente de la habilidad para analizar las
posiciones del juego. Es cierto que el maestro sentado frente al tablero debería ser capaz de analizar bastante
rápido y sin mover las piezas, pero a fin de cuentas, el cálculo de variantes con perspectivas a evaluar las
posiciones resultantes de aquellas proyecciones, es de lo que trata el arte del análisis en ajedrez.

El análisis casero tiene sus cualidades particulares: el ajedrecista no está limitado por el tiempo ni la
prohibición de mover las piezas. Pero a pesar de estas diferencias, existe además mucho en común entre el
análisis casero (frecuentemente llamado también ‘análisis de laboratorio’) y el juego práctico. Se sabe que casi
todos los ajedrecistas destacados fueron excelentes analistas.

La conclusión es, por tanto, que quien quiera convertirse en un ajedrecista destacado, debe mejorar en el
terreno del análisis.”

– Mikhail Botvinnik
“Considero que el análisis de las partidas propias es el método principal mediante el que un ajedrecista puede
mejorar, y estoy convencido de que es imposible que un jugador mejore sin tener entendimiento crítico de su
juego.

Claro, esto no significa que uno deba despreocuparse de otras características del entrenamiento en ajedrez.

Es necesario estudiar la apertura, el final y mediojuego; es extremadamente provechoso estudiar las partidas
de jugadores destacables, etc. Pero tomando como base nuestras propias partidas generalmente aprendemos
más.”

– Artur Yusupov

“La capacidad de desglosar una posición en sus características elementales, ya sean tácticas (clavadas,
horquillas, ataques dobles, defensas ineficientes, jaques, etc.) como estratégicas (columnas abiertas o
semiabiertas, diagonales clave, islas y debilidades de peones, etc.), es necesaria para facilitar el proceso
de selección de jugadas candidatas.

Con la información mencionada, interpretable desde cualquier posición, ahora podemos considerar el
problema de formular un plan dada una posición determinada.”

– Daniel Kopec
"El análisis es una brillante oportunidad para entrenar: es aquí exactamente dónde se cultiva la capacidad de
trabajo, resistencia y perseverancia. Y estas cualidades son realmente tan necesarias para el ajedrecista como
para el atleta de maratón.”

– Lev Polugaevsky

"Asegurarse contra la derrota yace en nuestras propias manos, pero la oportunidad de vencer al enemigo surge
del enemigo mismo.”

– Sun Tzu

"Siempre comienzo por creer lo peor. El arte más difícil no está en la selección de hombres, sino en otorgar a
los hombres elegidos el servicio más elevado del que sean capaz.”

– Napoleon Bonaparte

"No es una jugada sóla, ni si quiera el mejor movimiento lo que debes hallar, sino un plan realizable."

– Eugene Znosko-Borovsky
“El mayor arte del ajedrecista consiste en no dejar a su oponente enseñar lo que es capaz de hacer.”

– Gary Kasparov

"En ajedrez, la más poderosa arma es tener la siguiente jugada.”

– David Bronstein
"La percepción es fuerte, pero los sentidos débiles. En la estrategia es importante ver las cosas distantes como
si fueran cercanas y como distantes las cosas que yacen cercanas.”

– Musashi Miyamoto

“El cálculo de jugadas no debe hacerse en base a una valoración exhaustiva de la posición final aproximada,
sino de acuerdo al criterio de si nuestra posición ha mejorado u empeorado.”

– Jacob Aagaard

"Cuando es el turno de mi oponente discuto consideraciones generales en un monologo interno. Y cuando es el


mío, analizo variantes específicas.”

– Mikhail Botvinnik

También podría gustarte