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Museum No 143 (Vol XXXVI, n° 3, 1984) Los museos y la agricultura en los afios ochenta museun Mareure, sucesorade Mossoion, esuoarevisca ppubliada en Paris por le Orgueizacion de ls ‘Naciones Unidas parla Educacia, le Ciencia yf Caloua, Publicaién qwimestal. Una wie buns internacional de informaci6n ysefiexén, sobre todo tipo de musecs. Neus, 1984 pmscroR Petey Seu CCOMITE DE REDACCION PRESIDENTE, Syed A. Nag aspacroa ‘Yudhishihic Raj Ise AEDACTORA ADJUNTA Masi-Josée Thiel AYUDANTE DE REDACCION Christine Wilkinson DIsERO GRAFICO ‘Monika Jost comsré CONSULTIVO DE REDACCION Om Prakssh Agrawal, India Temanda de Camargo ¢ Almeida-Moro, Bra Chita Chongko!, Talandia Joseph-Masie Bsomnba, presidente de ‘OMMSA Gat! de Guichen, asicemte pare focmacisncientifice, ICCROM Jon Jelinek, Checesiovaquia ‘Grace L. MeCann Mosley, conseera, “Agence teional del [COM en Asia ‘si Maus era ee ICO, Paul Perrot, Bsados Uniios de América Georges Heasi Rivte, consejero permanente del ICOM ‘Vital Soustov, Uniga de Repablicas Socialiseas Soviias Gubira: Poa aéea de un spel Manure de Goeza al sudorste dl mat (Campion la Rep Meni del eo, CCltos foaadat por las mina ce atigos asentanentos (cota les ols arabe) fos ‘pi foeon so excepeicnlmente utlizados pals agriculture Sn embargo, fenexe qe vemos se elev el tgo 9 a ‘alfa, yu qe fered que aac creta facta secon del maquinaia ‘gnola La conquist clave ead al hombre ans peupectvs txalmente mca desu hogar exesue, modelado por fnmumerables generacones de sentariento fnumno, Esa foograta fe tomads pot el fouigaf suizo Georg Geiser, que ca so libro Der Mech auf seiner Bde sala que “a fotografiaaeea(...) 03 enseia a ver de na manera diferente: par el hombre modern es un espejo en el que ve su propio ‘cfc afaiado ces entorno” 1, DerHevsch enfin BoB bombre en ssi Zaneh, Alans Vege, 2973, La comerpondenca slave al contemil de lt revista 7 pasbles colaboraiones debe set diegide al Redacoe (Division del Patimonio Calrural, Useseo, 7, Place de Rontenoy, "75700 Paris, Franca, quien esti dispuesto ¢ tomar ea considersci textor originales pare so eventual publiacsr, pero sin responce Dilldad de casiodia o de devolucign al aur, Se aconseja s lo autores drigise en primer término 2 Redacor. ‘Se pueden reproducir 9 sraducit las texos Publicado, (excepto enindo est rservady ef derecho de repradvecion 0 de tradccién) Siempre que se indigue ef extor9 ta fuente, las autores son responsables de la eleccin y presentaciin de lo datos contenidas en sus trcfculas y de ls opiniones vedas en ells, {is auses no coinciden formmamente con Is de a Uneseoo del Comité de Redaccién de Area. Bo algunos eas, los Wrles, textos lntrodvctorios y leyeadas son eserves por el Redactoe as solicides de surcrpeitn deben ser dlicgidss az Divisin de Servicios Comercial, Fditorial de te Uneseo, Uneseo, 7, Place de Fostenoy, 75700 Pads, Frand Precio del ejemplar: 34 Ganeosfranceses Suscripede (4 nGimesos 9 aGmecas dobles correspondents) 110 franco franceses © Unesco 1984 Impeso en los Pass Bajos poz Smeees Otis (NBN) B.V., 'eHerogenbosch ISSN 0250-4979 Museum (Unesco, Pats), 2 143 (ol, XXXVI, 0.93), 1984 Los museos y la agricultura : en los atos ochenta Jean Cuisenier Editorial 119 RSFLEXION SOSRE LOS MUSEOS DE AGEICULTURA Sune Zacheisson Wolfgang Jacobeic Gua Landborg Jean Caivenior Edward 1. Hawes John T. Schlebeckes Arnold Lhoing Zadentk Kutrelvater (Gérasd Colom Lia Dong Ru Jan Jelinek Monica Juneja ISSN 0250-4679 Museum (Unesco, Pats), vel 30001, 1.93, 1984 las maseos aol: historia y difusién de una idea Ta agricola y los museos 124 Reservas de varabilded técnica: ecopatlas ances de que ve devetioren 126 Tshbir 7 significa: semfaica de la exposicisn cen los muses de agrculeara 130 [Nuevas tendencas en ls museosagrieols y rules del Reino Unido 138 Hl comerida social de ls gronjashistricas en los [Exades Unidos de América 146, Tas coleecones de agriculrura de un museo regional 150 Hl Maseo Checoslorace de Agriculrura 153 Las fiestas de la ila y It cea de una imagen del trabajo agteolaen Francia 156 Fl Maseo Chino de Agricultura 160 ‘Las galecasupcolasproyectadas para el Museo Nacional Libio 166 iat ARTE Y AGRICULTURA EL camperino en ls pintuss frances de Millet a Van Gogh 168 ies df: bh, Geng GemteiRapho. 17: Gon Lane. INE 6 Muse Sousa. 3: 9 Node Meee iombger aoe Pas. 9 foplnomim. enhaae Fes Buea, a, 1: Eidos do Cale {Seta a Meee aan esa creas pple, Fi Mit tal de enigas Ante Niseum oneal Horny Uk Onenecintes Base FirValtande, 9: Biantomors. st Riksorevn oe Volkan 30" Camwell fxn sen 2 Ags! Mose, Pamper 2 Yale Mose HE Mon ape le 2: atonal Maem of ‘Wake 2: Bgpanae Tra 25, Se Bava Hae Sis: ote © Ald Sse Bra Tel Mace da Shiga, SUB. Koleos Se Gend Cobb. SP Bure 4549. Hue {hios de Aico, 30% Mal Tare 5 ao (ie A,B 6 use da en Are, Nee SS" Desoh ie oS 19 1 Curren etruca de bronee(siqlovia.c., Museode la Villa Gals, Rome), Editorial Han transcurrido doce afios desde el ntimero especial de Museune sobre “EL ‘museo y la agticultura” (vol. XXIV, n.° 3, 1972). Doce afios rics en experien- ciase innovaciones que bastarfan para justificar un nuevo nGmero especial que ‘razara un balance, evocara las controversias entre los museos de agriculeara y definiera algunas de las tendencias genetales. A ello se agtega un acontecimien- to del mayor interés: la teunién, en septiembre de 1984, del vit Congreso In- ternacional de la Asociaci6n Internacional de Museos de Agricultura (AIMA) cen Patis y Saint-Riquier (Picardia) consagrada a la funci6n de las poblaciones rutales en el desartollo de la agricultuta y a la preservacién del medio ambiente desde el siglo xvi Una serie de acontecimientos importantes ocurtidos desde 1972 ¢s la razén ‘mis profunda que incita 2 un renovado esfuetzo de reflexion y evaluacién. Las dos crisis petroleras, la ptimera de las cuales se temonta a 1973, Ia petsistente crisis econ6mica, las variaciones climfticas y sus efectos devastadores, los gran- des movimientos de opinién en favor de un retorno a ks raices y una defensa mas decidida de las identidades nacionales amenazadas, tales son los casgos principales de una situacién que los responsables de los museos de agriculcura ‘no pueden ignorar y de hecho no ignoran, ya que crean en su practica cotidiana un cfimulo de citcunstancias absolutamente diferentes de la situacién anterior 21972. ¢Cémo no interrogurse nuevamente sobre los objetivas y las funciones de los ‘museos de agricultura, sobre su historia y finalidades fundamentales, asi como sobre los medios y vécnicas que utilizan? Esto es al menos lo que se ha intentado responder en los textos que se publican en este ntimeto. Sobre la agricultura y su historia escribié Mariel Brunhes Delamarre, en 1972, de manera amplia, mientras Ivan Balassa demostraba cémo se insctibian ambas en las diversas categorias de museos. Una encuesta internacional indi- caba, por otra parte, cémo funcionaban esos museos, y cinco grandes institu- ciones fueron descritas como modelos. No es necesatio volver sobre los temas ya tratados en 1972, pero hay que poner de relieve los puntos esenciales. Es lo que logran las contribuciones de Sune Zachtisson y Wolfgang Jacobeit, ex presiden- tesde AIMA, que recuerdan los principios de estos rmuscos y trazan su desarro- lo hist6rico para mostrar la importancia de los cambios operados. No es sorprendente encontrar entonces, después de estos eextos recordatorios, el reco lanzado por el experto agricola Gun Lundborg. Si es valido colecciona® herra- ‘mientas y tities que en su conjunto constituyen una inmensa reserva de variabi- lidad téenica, ello no se debe solamente al interés cientifico que pudiera tener la historia comparada de las técnicas, sino también y sobre todo a la necesidad de estirmular una adaptacién progresiva de esas técnicas, la sola compatible, en los paises en vias de desarrollo, con una evolucién de los agroecosistemas que no sea destructiva. Qué tipo de rmuseo hace falta crear entonces para coadyuvat a formas del de- sarrollo econémico que sean mas respetuosas de los ecosistemas, de la organiza- ci6n social y de los valores culturales locales que los modelos propuestos por las organizaciones intetnacionales en los afios sesenta? Una ver delimitado el campo, podemos intentar una interpretacién de las t€cnicas de presentacién que se usan actualmente en los museos de agricultura. Alhacetlo he tratado de responder a una doble necesicad: por un lado, la de los conservadores, siempre enfrentados al dilema de elegir entte una presentacién que exprese el programa tientificd'o pedagégico de su institucién y, porel otro, el de los visitantes deseosos dle comprender las razones de la congruencia o in- 0 ‘congruencia entre el programa del museo y su expresin: por qué esta vittina es claramente comprensible y aquélla no lo es; pot qué este itinerario de museo al aie libre es agradable y este otro confuso y aburrido las t€enicas de preseataci6n tienen, en el campo de la agriculeura, una histo~ sa social y una semiologia que hasta hoy han sido explotadas s6lo patcialmente. A continuacién se analizan las innovaciones mis importantes producidas en. estos tiltimos doce afios. Edward Hawes cita ejemplos del Reino Unido, uno de los paises mejor docados en museos de agricultura, donde la documentacién, std mejor otganizada y cuyas tradiciones de consetvaci6n y presentacién del ‘patrimonio son de larga data. Una nueva generacién ha asumido los puestos de responsabilidad en este pais y ha transformado las funciones que antiguamente ‘camplian los museos de agricultura, creando nuevas normas de exhibicién con elfin de situar las colecciones en su contexto social y natural del cual no pueden, set separadas, Se crearon también nuevos tipos de museos, tales como los mu- seos de trabajo, de historia viviente y de arqueologia experimental. Semejante pujanza cenovadora no se explicaria sin el trasfondo de una estimulaciOn cienti- ica combinada con una fuerte demanda social. La estimmulacisn se origina en la investigaci6n realizada en los campos de la etnologia, la arqueologia y la histo~ tia social la demanda social por su patte se expresa a través de los visitantes y sus asociaciones, impulsadas pot una opinién pablica particularmente sensible a su legado cultural. A John Schlebecker cortespondi6 plantear los problemas téeni- 0s y prictcos relacionados con la multiplicacién de las granjas hiscGricas ‘constituidas en los Estados Unidos y el Canada. Al analizar las razones idcol casy técnicas que determinan la eleccién de un periodo de referencia y al exp «at por qué los mismos expertos en agricultura se mantienen alejados de este ti- po de instituciones, John Schlebecker destaca una de las misiones mas impor- ‘antes que deben cumplir los muscos de agticultura en los paises desartollados: ‘mantener vivas las técnicas que la industrializacién ha vuelto obsoletas y resta- blecet la continuidad entre un pasado increfblemente superado y un futuro cer- cano todavia inimaginable. ‘Los riesgos intrinsecos de este tipo de realizaciones son ahora bien conocidas, como los peligros todavia mayores que acompafian Ia folklorizacién de cicttas manifestaciones como las fiestas de Ja trilla en Francia descritas por Gérard Collomb. Las articulos de Arnold Lahning, Zdenék Kuttelvaier y Liu Dong Rui ofte- cen ejemplos concretos de museos agricolas en la RepGblica Federal de Alema- nia, Checostovaquia y China, respectivamente. Ta desctipcién que Jan Jelinek hace de las galerias proyectadas para el Museo Nacional Libio completa este ntimero de nuestra revista Iniciado en Europa, cl movimiento de los muscos agricolas se expande ahora 0 otras continentes. Qué muevos caminos deberemos andar para crear museos agricolas acordes con las citcunscancias sociales y culturales de los diferentes pafses? zY qué sen- eros seguiremos una vez que el pasado de los museos agricolas europeos se haya convertido en patte de la histotia y sus funciones deban ser reinventadas para servira sociedades transformadas por las crisis y la aceleracién de los cam- bios tecnol6gicos? Seta entonces para Museum el momento de hacet una nueva contribuci6n. En todo caso el objetivo fundamental de este atimero estari cumplido si logra dejar bien aclarado que en nuestro campo no hay doctrinas, ni profetas, ni tem- -plos sagrados, sino centenares y aun miles de experimentos en proceso, enor- ‘mes recursos aprovechados y en todas partes (en Europa y en los nuevos mun- dos) un ardor juvenil movilizado, [raducido det francés Jean Cuisenier Presidente de Ia Asociaci6n Internacional de Museos de Agriculrura 11 REFLEXION SOBRE LOS MUSEOS DE AGRICULTURA Los museos agricolas: historia y difusién de una idea ‘Sune Zachrisson Nass en Sueda ea 1952. Ph.D., Univeidad de Uppal, 1962. Director del Wasterboreen Couney Mureum, 1968, Anew monica y deco del Nuseo Municipal de Excalne, 1973. Dtetor del [otk Muster de Eneclmo desde 1973. Ex pre- fidence de ls Aci Tnrenaonal de Muses Aric, os museos especializados en lx historia dela vida rural yh industria agratia apa- ‘even en el Gltimo decenio del siglo x1x, Su caldo de eultivo son les grandes expos ciones mundiales, cuyos materiales reuni= dos en el momento de su organizacin sit- yen a menudo de base para las fururas colecciones agrcolas ‘Asuvez, parzestas muesttasinternacio- nales los museos emogrificos preparan ‘exposiciones sobre Ia vida rural y la eultu 1 popular no material, tales como pre sentaciones de danzas. En 1890, Arthur Harelius crea el Skansen, un museo etno- -rifico que reconstituye el medio ageario. Y que se converts en el prototipo de to- ‘os. los muscos al aire libre. Pero ya desde el principio habia considerables di- ferencias entre el museo agricola propia- mente dicho y el museo al ate libre, 2 Granja de Otzorp en Skansen, Estocolme, ‘Los museos agrieolas itatraban el pro- s1es0 t€enico aanzado por ta industria rural con el desartolo de nuevos instr ‘mentos y maquinaria y con los nuevos descubrimientos en las téenicas agrope- cuarias. Estes museostenfian ante todo un objetivo téenico-pedagégico.¥_sirveron cde ayuda para la ensefianza de la agrcul- ‘ura. Los primetos de esta elase, y los mis importantes, fueron cteades en el de cenio de 1890 en Hungria y Checoslo- vaquia,? fundiindose luego otros en Di- nnamarea, Egipto, Alemania, el Reino Unido, etc. Durante Ia segunda guerra 1. Vee clartculo “El Mostoal Ate ie de Slang’ un blige al sumplirnoventaaoe de vida", eadiuscon vl, XXIV, 3, 1982 12. Vee clanealo "Et Moeeongeo de la Apiclar!ulugarenue osauseo: nacional endMaeuam, "140, (0 XXXV, 4 198, ire} Sieve Zachrivon mundial resuktaron seriamente dafados los rauseos agricolas de Polonis, ln URSS ¥ otros pases. En todos ellos se expone la historia nacional de Ia agticulnira silvi- ccitara, viticultura, eaza, pesca, apical- tura, ete, Como ficlmente se compren- derf, en la segunda mitad del siglo xx aparecievon pocos sucesores de los prime= tos museos de agticulturs. En earabio se fhan multiplicedo copiasamente en todo 1 rmundo los rausecs especializados en ciercossectores de la agricultut, los museos al aire libre, por ot parte, basindose en tun medio sgratio histoico dado y ea los métodos de cultvo, tenian por finalidad representar y deseibic los antiguas modas de vide y de ealeure ru ral, Estos museos tienen una cara orien taciéa etnogetfica. El Skansen no eard6 cn verse imitado en Escandinayia y en vo da Europa, Este tipo de museo poseia in- rmensa vitelidad y su etimero ereci6 en stances proparciones, sobte todo antes y ‘Agriculeara en Julie, Sued después de ts segunda guerre mundial. Desde entoness, cai todas sus colecciones se derivan de la historia agratia, ya que estos museos se concentran en la cultura de la poblaciéo sural Bn los grandes maseos ayccols, ern6- Jogos e historiadores no tardacon en su- -matse alos técnicosy especialistas en cen- cias naturales que Figutaban ya encte su personal, en tanco que ls museos a aire libre ean atendides casi por completo pot etndlogos y sto excepcionalmente se fencontraban botinices y z06logos. Sin embargo, los investigadores se han movi: do con libertad entre una y otra clase de rmuseos, pues su interés por ln evokucisn de los instrumentos de trabajo results ser cl punto comtin de etndlogos, técnicos ¢ historiadores de kz economia, La Asocia- ci6n Internacional de Muscos de Ageicul- ura, creade en 1966, eawo su finda _mento precisamente en ese interés pot in vestigar sobre los aperos, aunque en la acuslidad su boletin, Acts Museorum Asriculrurae, publica ampliss resefas de investigaciones sobre historia yexnografia agrarias, asi como sobre axqueoborinica, arqueozoologia y exnobotinica Después de la segunda guerra mun- dial, as fanciones de ambas earcgorias de :museos se han yenide modificando y am- pliando. Unos y o1tes tienen ahora una importantisima tatea que camplir, Se hhan ido reforzando a medida que progre- saba el desarrollo agricola y ereca Ia com- plejidad de lasituacisa socal en ls paises indusetalizas Ins ingentes esfuerzos realizados park mejorar la eficacia de las eScnieas agrcolas utilizando abonos y plaguiidas en enot- mes extensiones de monocultivo ha ex- sado marcados efectos sobre el medio tmbiente, Con frecuencia se ha visto gra vemense pereurbado el equilibrfo enue el hombre y la naruraleza y quienes estia dlicectamente implicados en la conserva ciéa del medio ambiente comienzan a cocontrat un creiente apoyo tanto en los clacilos profesionales como entre el pai- blico en general. Bl desarallo de ta apri- culeara centeada en el beneficio econémi- co inmediato ha sido natoralmente sacompaiiado por un esfuerzo pot mejorar las especies animales y vegetales. ~All ‘mismo tiempo, sin embargo, se han pet~ dido maches conocimientos adguiridos durante generaciones. Mientras en. mmi- hos pales ain se mancienen vives, en aquellos donde ahora la produecién agei- cola se ka indusrializedo s6lo sobreviven «a1 Jos museos o en las piginas de los viejos ‘manuales de agricukura YY cs precisamente el conocimiento de los antiguas métodos y expetiencias lo que results necesario tna vex mis, En ‘ocasiones, fos paises en desarrollo se han percatado de la necssidad de una edapta- cin ecolgiea al introdcie Ie agiculrara ‘moderna, En los paises industralizados, Ja cisis energies iniciada en 1973 fue tuna sefal de alarma. Habia que tratar de tedescubric los viejos métodas de coltivo Y, por mocivas de seguridad, conservar las especies vegetales, las antiguas clases de ceteales y las ruzas de animales domésti- cos que hasta entonces haban resuleado ‘menos evon6micas. Se advertia con agu- deza la necesidad de conservat la tica variaciin genética que, manifestamente, se estaba malogrando, En los afossesemea y serenta, vino a sumatse a este interés la necesidad de encontar aplicaciones pric- ticas para ests especies y téonicas “anti- cnadas”. En cuanto a la teproduccién de plantas. se organiz6 e} correspondiente teabajo de rescare mediante bancos de ge- ‘nes que han eolaborado en el plano inter- ‘nacional, Las otganizaciones voluntasias than demostrado también gean interés en preservar las plantas que corren riesgo de Nuewasfunciones de los museos Cémo respondieron los museos a esta si- twacién? En general, no haa accado con clatie dad suficienre al presentar y comentar el eambiante panorama agtcola. En ‘eambio, cienifios y grupos como los que forman la “ola verde” ban venido anani- festando interés por la historia de la agri- cultura. Los jovenes abandonan la ciudad y “wuelvea” al aultvo de la tetra como tun estilo de vida que dls espalda ala so- siedad urhanizada e industria Las organizaciones fundadas pata pro- teger especies o plantas ras amenazadas de extineién logran resultados sumamen- 1 postivos. Como muchas de ella tienen aque datse a conocer al pablo y explicar su trabajo, se han abiesto parques agtico- les y otc0s tipos de “museos”. Muchos -musens se han apoyado en estas inicia- tivas de salvaguardia para presentar les implicaciones histrcasy _ecol6gicas profundas de esa labor de preservacién. interés a yeees nostilgico por la culeura rural y por el campo que ocasionalmente smanifestaban los vsitantes de los museas agricola tradicionales y de fos muscos al site libre ha ido recibiendo gradualmente rune inyeccion de seriedad y aparece ya la necesidad de un conocimiento mis s6lido del equitibcio ecologic. En este contexto, en los Estados Unidos Los mnseasogrcolas sori difusibn de wma idea selan26 fines de los aos sesenea, por i clativa del Dr.John T. Schlebecker de la Smithsonian Tnstitution, el movimiento de las “granjas histSricas vivas”. Actual mente hay doscientas de estas geanjas te partidas en todo el pais. Aparte de fos aspectos expuestes por el Dr. Schlebecker en ef atticalo que se publiea en este ‘mismo ntimero, hay que sefialar que, tan pronto como se ha completado la etapa de desarollo, la labor de investigacifn en, ‘estas granjas es con frecuencia azarosa y, cen el mejor de los casos, esporadica. Sin 1un progcama de investigacin petmanen- te, amenudo no se veifca la informaciéa ‘nueva o corregida en la que se basan los programas de interpretacin. Se llevan & cabo algunos trabajos para reproduce ti- pos hist6ricos de ganado, asf como pars ciltivar y preservar variedades herediea- vias de cultivos, pero ain hace falta una decenida investigacién sobre los produe- tos que se obtenian en ls granjasen el pa ado, Fue también a fines de los afos seren- ta cuando aparecié en los Estados Unidos una organizaci6n dedicada a la kuch pot la supervivencia de especies raras, moxi- siento que en realidad se habfa iniciado enel Reino Unido. En agosto de 1968, en cfecio, la Sociedad Real de Agricultura y la Sociedad Zoologica de Londres forma- ron un grupo de trabajo para ascsorar sobre la preservaciGn de especies raras de animales de granja briténicos. Ea 1975 se ceed una organizacién nacional lnmada Rate Breeds Survival Trust, de la. que se dan detalles en el arveulo de Edward Hawes, Fl Parque Agriola de Cotswold cessu “museo”, una vitrna de la conservae cid de especies tara en la que se cuenta al visitance la historia de Ie ganaderia brie ‘nica (lustrada con ejemplares de esas sazas)y se lealienta a apoyar a labor fun- damental que su supervivencia requiere Esuna granja donde se pueden ver ejeme plates que slo excepcionalmente se encuentran en. esta época de hibridos cometcales, criando a sus hijuelos en el verdadero ambiente agefcola. Asimismo, cn Suecia algunos museos al aite libre se hhabian unido a la empresa de preservar Jas razas nacionales tara. Ta necesidad de mantener la abundan- cia de variacién genética surgi6 del hecho de que ciertas especies pueden vivir de ppastos que son inadecuados para razasse- enfermedades son carsctristicas incstic ables que se pierden ficilmente pot cexceso de select genética y exo puede tener considerables consecuencias econd- micas, como sefalaba la FAO poo después de la introduecién en Aftica del ganado de las tievras bajas norteameric canas, A diferencia de la verofeula, esta raza no ere inmune ala moscatse-tsé y el proyecto fracas. ‘Algunes muscos han inciado una intee resante forma de colaboracién con les bancos de genes internacionales, expe- ricncia que ha dado los mejores frutos en Escandinavia, Ciectos museos de Suecia ‘Noruega mantienen huertos al aie libre, manera de archivos de clones, depart. mentes que dependen del Banco Escan- dinavo de Genes. En los Estados Unidos, Ik Sociedad Horticola. del Condado de 13 4 Granja de Moraen Skansen, Estocolme, Worcester (Massachusetts) y el Museo al Alre Libre de Old Sturbridge Village han ‘creado un vasto huerto en el que se pre- seivan unas ciento cincuenta variedades de manzana americana. Fsta labors rea- liza aparentemente con independencia de los bancos de genes. La Asociacién de Museos al Aire Libre, dirigida por el Dr. A. Zippelius, ha incluido entre sus nuevas tareas a preservacion de semillas y Ihieebas que corten el riesgo de extincin Todas estas actividades no son sino am- pliacioneslogicas de los objetivos de pre- servacién de los museos, que han vendo a abarcar no silo la maquinata y los tiles del pasado, sino tambien las plantas y los animales domésticos que Ia acci6n huima- ‘na pone en peligro de desapacicién. Co- ‘mo fuentes de instmuceién, los mus hhan de ser depositarios de informacién doade et pablice pueda llegar a compren- der la vital imporrancia de detencr el em- pobrecimicnto de a natusleza, su flora y so fauna, Este hecho ha parecidoevidente 4 numerosas organizaciones indepen- dientes del museo, Por eso se han creado objetivo de informacién piblica. Labor de investigacion El evo interés que despierta a historia de la agriculeura es otra prolongaci6n de un vieja idea, Un buen ejemplo de elloes 1 Butser Ancient Fatm Project iniciado en 1972, que describe mis adelante Edward Hawes. Como laboratorio de investiga- cones centificas al aire libre, este proyec- to, Gnico en su géacro, ha suscitado, con 124 rax6n, un considerable interés paiblico Este tipo de experimentas cientificos se {nciéen Lee (Dinamarca) yse ha exten ido varios paises. Un ejemplo recience «sel delos trabajos que se realizan alrede- dor de las aldeas de Zehlendoef, en las afueras de Bera, que se han convertido cn el museo al ate libre de “Lebendiges Mittelater” de Berlin, admitado por ‘numerosisimos visirantes. Por alentador que todo esto pueda pa- recer, es preciso reconocer que muchos de estos museos estin disminuyendo su rit- ‘mo de desarrollo y no prosiguen sus pro- ‘gramas de investgaciones, No pocos de ellos se limitan a exponer lo que en ua ‘momento dado habian preparado. Eoxo cs lamentable, mxime en estos tiempos fen que aumenta el interés por la historia de la agrcultura, no ya por el encanto de Ja novedad, sino como seaccién ante Ia complejidad del medio urbano, su atic cio y su ripida transformacin. ‘May poco he dicho hasta ahora de los departamentes “tradicionales” de los rmuseos agricols, con sus herramientas, miquinas y eultives, 0 de los museos cespecalizados en determinadas ramas de {a agticultura, Algunos de ellos han ensi- quecido su documentation y sus eoleccio- ries con clementos de Ia industria ali- rmencaria y de la moderna industria agei- cola, lo que ha venidoa aumentarsu inte- résj trae a nuevos vsitantes,Lasendillay facilmente comprensible representacién de los procesos agccolas ha cobrado tam- biga nueva ¢ inusitada signficaciin, En el museo, el visiante puede caprar las fanciones bisicas de los complejos pro duecos manufacturados de nuestros dias. En la pequefa granja lechera de un mu- seo agricola 0 al aite libre, el visitante puede verde cerca cémo se transforma la Teche en queso o mantequilla, lo que ‘nunca le seria posible en una moderna empresa lechera. Qué necesitarin saber las futures ge- netaciones de la historia de hoy? Porque no s6lo es cuestin de ampliar las colec- cones eon grandes miquinas modernas, sino de documentar las transformaciones «que acartean las nuevas técnicas agricola, Wolfgcoglacobeit sobre todo cuando afectan «Jos agrculto- resyalosobreros de hs industiaalimen- varias. Esas condiciones cambiantes som ua hecho de hoy. Dentro de cincueata aos ya no exsttin. De ala que la docu mentacién contempocinea sea particulat- mente necesntia, ‘Trece museos suecos han hallado soluciones prcicas a este problema aunzndo sus fuerzas para aco- pac documentadiéa sobre la agriculeura, la pesea y la silviculeura. Cada uno de cllosse encarg cada rece os de un gran proyecto en su propio distrto. De este modo se isin reuniendo cooedinadamen- te objetivos y daros sobre le situacin in- dividual y social del mundo agricola de nuestros dias. Y aun cuando no haya ottos museos que colaboren en este seatido, es necesa- so que los muscosageicolas organicen esa labor de documentacién contemporsnea como parte de sus teas habitwales. Re- sgburar hoy para mafana seré siempre el comeido de estas instituciones. [Tradueido del inglés] La agricultura y los museos . a Georges Henri Riviére ‘Wolfgang Jacobeit [Nass ea 1921, Bx dicot del Masco Etaopiics e etn (Replica Demaciticn Alemana), se scualmente coro lar def eden slmana a le Universidad Humbole de Ben, Cafuadador de a Azoeaia lacemace- tal de Mscor de Agitora(AIMA), dela cal oe presidente de 19764 1978 yes acualente vere. Sent. Sea especiaiado en einogealia de Easo- i, en panicle iseriade las beri ge Colas, vide de ln campesinos yebreror len as enogrfesslemanss, Es aur de numeres Dublencnes saber ests temas Por lo comtin se considera que los mascos son instituciones donde el material histé- rico se expone con arreglo sla tndole del tema, Casi no hay rama de la ciencia que no disponga de un musco de este tipo. Nadie discute hoy esea situacién y pocos saben que alguna vez la Giniea funcién de Jos museos consisti6 en servi de escapara- te para las clases ditigentes, de “eémaras del tesor0” donde se almacenaban objetos preciasos cnidadosamente seleccionados, Y que sus telaciones eon Ia ciencia se esta- blecieron mucho mis tarde gracias al de- sarrollo de las teoria racionalistas sobre la evolucién def mando, 2 fa emancipacién de la burguesia, al Iustracia y a los en- ciclopedisas. Peto esta relacién entee los masces y el desarollo de las ciencas es s6lo un aspec- to de la cuestién, No menos significativa esla importancia que los museos pueden y de hecho legan a adquitic en ciertas condiciones sociales: en algunas contri- Duyen a la “edificacién” de una cierta clase “supetior”, en otras exhiben un ‘material histStico destinado sobre todo a censalzar e idealizar el pasado, Pueden proponerse difundir los valores estéicos y el espitita de un periodo dado, o bien considerar que deben exponet material educativo destinado a un paiblico mis amplio. Nuestra época, tan eftca en casi todos sus juios, con sus actinudes contradicto- fias que van del htumanismo a la misan- ‘wopia y del progteso a lareaeciin, hadado ‘una configuracién propia a los museos, a los que se asigean nuevas funciones porque deben responder a demandas sin precedentes, ptesentar sus materiales con Ja maxima dlaridad y abrirse a seetores imis amplios de Ia poblaciéa. Si por una parte se ha accasuado la especializacion, por la otra va imponiéndose un criterio ‘mis amplio con respecto a las ineertela clones ye procura demastrar que esa ev lucién se atiene a ciertas leyes, Nuestra Epoca es cada vex mis consciente de la isin socal de los muscos. In que Georges Henri Riviére postula- bbz hace unos pocos afios con su teoria de Jos “ecomuseos" cs ea general funda- rmentalmente vélido para los museos de hhoy, que deberian ser los espejos en las Leagriealayfsraseos cuales pudiera reconocerse un pueblo. Ri- vitre os comparaba con. laboratotios “que pueden contribuir al estudio del estado hist6rico y contemporineo de un pueblo”. No tenemos ninguna duda sobre la vi- lidex general de esta afirmacin, sobre to- do en Jo que se tefiee a los museos de agricultura, que en los aos yenideros atraerin ain ms el interés del pablico. Como centto de instruceibn, este tipo de ruseo puede mostramos los resultados que han obtenido los hombres que cn to- dos los continentes han descubierto el ‘medio ambiente y que coasideran su ex- plocacién atinada y prudente como una fuente de vida y de aumento de tiqueras. Pero también puede mosttat emo la su- petpoblacin, el ansia inmoderada de hu- coy la codicia cigga pueden hacer que el hombre sobrepase, contrariando los di tados de la raz6n, los limites que permi- ten todavia la supervivencia del mundo, sidesdeiando la relacin equilibrada que debe existir entre la ptodueciéa y el me- dio ambiente se priva de fruco de los los de acividad, industria ysabidurta del oma sapiens y suptime las Fuentes de vie da de la humanidad, Bste proceso ha lle- gado a su punto ertico con le opcin que se nos propone entre la guerra y la paz, centre la destruct de la humanidad y su salvacén por la cordura, el eoraje y el re- Bl progreso y el absurdo son, pus, los os polos de este gran proceso histético del cual el “hombre de campo” esté lejos de ser el protagonists menos imporrante Somctido a ls presion de sociedades que Jo explotan, victima de una insaciable avidez de lacro, su sicuacin obliga hoy al mundo a elabotar tanto en la teoria como cn la prfctca “una estrategia de supervi- vencia”. En este contexto los museos de agricultura deben responder 2 nuevas exi- sgencias que entrafian, entre otras cosas, la renoracidacientficede su material laluz delasnecesidades que hemos descrto. En ellos se ha recogido una considesa- ble cantidad de material que se preseaca «en exposiciones, es objeto de monografias y antologias ternticas y se ordena segtin fos métodos aplicados histéricamente en das divetsas formas de practicar la ageicule tur, todo teniendo debidamemte en ‘cuenta los aspectos mis importantes de lo que se conoce como “cultura populsr”, Si poseemos hoy una informacién fide- dgna sumamente detallada acerca de ls diversas maneras de ejecutar las bores del campo y una desctipeiéa precisa de las hhecramicntas y aperos de labranza y de ls smiiquinas y su historia, siestamos familia- slzados con los tipos de habitacién y de ssentamientos rurales del pasado, si po- demos reconstmi las formas de desarto- llo mis vasiadas a través de las representa- clones coneretas de las laboresy los estos de vida de ls clases campesinas tal como se exponen en los museos de agriculeura, el mérito cortesponde también a ta dil: ggencia de fos muchas que acopiaron esos materiales en toda Europa. Sin embargo, sus actividades 10 fueron demasiado te- conocidas en su época, sobre todo en los siglos XIX y Xx, porque sus prejucis fae vorables a las formas de trabajo y a los estilos de vida tradicionales eran demasia- do evidentes, porque techazaban las in novaciones y a veces haste ignoraban los fenémenos contemporineos y porque en sus observaciones sobre o que habian re- cogido y presentaban en sus expasiciones no tomaban en cuenta las felaciones de poder existeates entre cases anragénicas y prestaban poce atenci6n a los muchos adelantos que amenazan hoy la exstencia humana y que eran ya entonces mani fiestos. Es dificil ver en todo esto mucho imi que la nostalgia por los viejos pero buenos tiempos que deben reconstruitse con dificultad a partir de los relatos de ‘maestros mayores [No obstante, no s6lo es necesaio am- piliar el campo de la observacin y de los ‘métodos de presensaci6n aplicados en la ‘muscologia agricola pare poder cubic os fenémenos a que hemes aludido. Lo que ¢s afin més imperativo es procedes @ una cabal revalorizacién conceptual de las 2c- tividades de estos museos en su conjunc. En ellos, por ejemplo, ef agricultor y sus labores no deben seguir monopolizando Ias investigaciones y las muesttas. No es cuestign de “salvar” el Geimo arado de madera sino, entre otras cosas, de ave guar cules fueron las medidas introduce das y adoptadas por los agricltores, los peones agrieolas, los terratenientes, los macstos, los pastoresy la comunidad al- deana para sincronizar la. produccién agticolacon el suelo y el medio ambiente cn condiciones de reciprocidad natural y para preservar y garantizar este equill brio, ya fers por motives politicos, ya por Fazones cmpitics y de conformidad con fa tradicibn, sce aspecto de la vida agricola del pasado deberia también ser seconocido y apreciado; de él podtian ex traere ensefianzas para el presente ¢ infe- tirse “medidas de salvaguarda” de un tipo diferente, No se tata de determinar lo que es meramente deseable sino funda- ‘mental. Bl deber y la fancién del museo de agricaltura propiamente dicho, pero 125 también como parte del sistema de los museos de historia en general, son fos de proporcionar informacion prictica ¢ ins- truce para todos ydespertar, con secie- dad y sentido de responsabilidad, tas vastasy variadas capacidades creadoras de sus visiantes, hacer al piblico mis cons ciente de que el hombre siempre ha con- formado su entorno adapeindolo 2 sus rnecesidades y de que es responsable de cello ante Ia historia y Jo seri también, ance el futuro, De todo ello la museologia debe infer que es necesasio y aun urgente crear un ‘nuevo tipo de museo cuya tearia atin a0 se ha elaborado, Su base seia intetdisc- plinasia y podria conjugar los intereses de Jos museos de agriculeura con los de los museos al aie libre y los ecolégicos, fun: dindose en parte en conceptos existences que se han discutido a. nivel intemacio- nal, Con materiales euidadosemente se- leccionadosy adeeuadamente preparados, cen este musco deberian mostrarse de una ‘manera accesible los resultados de la acti- Vidad del hombre a través de les tiempos yen todas ls clases sociales, no slo en la prictica de la agricultara sino también en las modificciones intioducidas de mmu- chas ouras maneras en el escenario nutal. Hiabria que presentar los resultados pos: tivos de estas actividades sin descuidar las causas y los efeetos de una accién auto destructora, Habria que hacer también el jntento de mostrar cGmo se podsia con- trol efecrivamente un proceso hos la nauuraleza, ala sociedad y ala culeura que avanza a us ritmo cada vez mis répido. Sélo entonces el museo de agriculrura staré en condiciones de despertar en el pblico una mayor conciencia de In nece- sidad de ayudar en forma activay desinte- tesada a abordar estos problemas del fue turo, tanto en el entorno inmediato como en el rmundo eatero, Los muscos de este tipo, que constituyen una innovacion en cl émbito de la historia agratia y de la agrieuleua, deben ser esenciaimence ins tituciones cientificas capaces de dar a co- ‘nocer al ptiblico en general los resultados de las investigaciones propias y ajenas y de discuss con el objeco de estima la verdadere creativided a través de una cooperacién del y responsable que siva para resolver los problemas de nuestro tiempo, que son también de indole histé- [Traducida de alemén| 1. Cattlogo dela xpos Hier poar dene Acar srdnonse patina. 2h Pat, 98 Examillactruxade bronce que representa ‘uneimpesinoarando con una yunte de animalesde iro (siglo VIA.C, Muszodela Villa Gila, Roma, Reservas de variabilidad técnica: acopiarlas antes de que se deterioren ‘No obstante la tendenca general, os i= les tradiconales de labranza demostra ton, alo largo de los Gilkimos diez ais, aque ademis de ejecer una foncisn edu cativa que ayuda a comptender mejoc la historia yl culnisa, constenyen un instr mento notable del proceso de desarcllo, No por casualidad se ha denominado "sector prac” a le agriultura, y aun- aque los sucesivos avances industriales y ‘ecnologicos pueden haber temporal- mente oscurecido su importancia, la pre- sid demogtifica, la eseasez de tierra y vuna declinante produecion (0, mas sim plemente, el hambre) la han devueltoa la aceaciéa general, bajo diferentes con- Aiciones y aun elevado costo amano. El hombre ha vuelto a descubric que sin agriulruta la supervivenca es imposi- ble. La agricultora constiraye el medio bisico de.producir reaursos renovables. Pero son aderusdos los procedimientas que utiliza? gPor dénde deberia comen- zary con qué metodologia? Hoy, como en el pasado, la agriculture guarda una dependencia primordial con In interaccin del clima, el suelo y el hom. bre. Han transeutrido milenios desde que el ser humano hizo el descubrimiento extraordinario de que al desprender cui dadesamente un ttozo de eubérculo de ‘tame, por ejemplo, ao tras ao planta seguitia produciendo més théreulos y mis comida. O que, inttoduciendo en la cicrra una semi, creesia otf planta con mis granos y semillas. ¥ que sise cusiva- ba la tierra manteniendo un cierto grado de humedad y eonservéndola féctl, el hombre no necesitaba ya trasladarse a ‘otras tiers y podia instalarse y practicar fa agricultura de manera pesmanente. Y asilo hizo en grandes extensiones del pla- Lasherramientas, esainmensa reserva Fuere cual fuere la regién donde vivieta (Asia, Aftca, Europa o América), un ‘déncico, invisible hilo vincul6 rodos los Gescubrimientos del ser humane: en tor daspartessembrabsen a esata adecuae day bajo a fase hanar propcia, procedia a cscardar cuando las malezas invasoras competian en exceso con el vegetal sem brado y cosechaba el fraro maduro. Ex plots las ventajas del cultivo rotativo se- ‘iin modelos cencificamente vilidos, lo- 16 los bencficios del riego mediante téc- nicas complejas ¥ maneuvo 2 todo trance cl funcionamiento del sistema con herr smientas tan simples como una azada, un machete 0 un arado. Incercambi6 expe- ricncia y produecos en el seno de su fa ia, su dan osu grupo y aunque el progre- so fue, a veces, inerefblemente lento, fue rogreso con desasollo. La ageculeura fund inmensas “reservas de vatiabilidad cécnica” (una gran vatiedad de hetra- micntas y utensils acompaid a la labranaa en todo el mundo), pattimonio ue los arqueslogos tara vez pensaron ex- cavar porque esos aperos atin se utiiza- baa y constituian una parte indispensable de la vida diara, es deci, no etan una re- liquia det pasado, En el musco de la Villa Giulia, en Ro ima, s¢ expone un pequedio broace etrus- co que muestra aun agricaltr del siglo vt antes de nuestra era arandocon una yunta de animales de tiro. El arado tiene Ia ca- Reseroas de verebilidad éevica:aopianleantos de que ce deteriaren 127 ma curva y su forma evora la de wna azada arqueada, modelo del que probablemen- te derivs. Este arado, con su mancera en- samblada en eruz, es id€atico al que se usa en el sur de italia, en Cerdetia y Cala- bia, y al que atin emplean los campesi fos egipcios para trabajar las tierras del valle del Nilo. Se utiliza desde hace siglos y elriempo transeutrido no creé la necesi- dad de algo mas efieaz ni eampoco la exi- gencia de una carrera distinta de aquella ‘euyo modelo en bronce se exhibe en el mismo museo, también del siglo V1 antes de nuestia ea y de confecci6n etrusca, que en tamafio natural y de madera toda- via citeala por los campos de Cerda. En Gaeta, pequetio poblado del norte de Napotes vive un anciano que tiempo aris, entte marzo y septiembre de cada aio, estaba a cargo de la separacin de se- senta muedas hidrulicas —o orias— utilizadas para el riegoy del arregio de los miles de eubos con que esas nosis toma- ban el agua de los ris y otras fuentes. El hombre esti hoy jubilado y una pared de ‘unas ode caias oculta las norias que han. cesado de gira, Sin embargo, conseruidas de madera ode hietro, hasta no hace mu- cos aflosellasextrafan la mitad del agua necesatia pata las areas irrgadas de Ialia meridional. Varlan en la forma, el tamafio, la capacidad, la manera de fun- clonar, tienen cubos de madera ocinaros de greda, pero desde la época romana, tal vex incluso desde antes, e sistema mar- ‘ ocagricultores de Bgipro san elmismo atado que aparece enlafigura 5 para srabajarsus tierra del valle del Nilo, Gun Lundborg Neco em 1928 on Sota. Magner em foi, Universidad de Uppmla. Espero en problema: cols del Tere Mundo, Astne dl esto I= tereacoea de Agree Topical (ITA), Tbadn, Nigeria. Autor de Ubos de economl, sclebor. dor permanente de diverse publiarone ges. ch6 de manera excelente y todavia se halla enuso en vastasregiones, como por ejem- plo en Africa del Norte donde prevalece Ia infkuencia arabe. Ouo artefacto utlizado tradicional mente en las operaciones de tego, que se poya mas en el esferzo humano que en ‘su propio soporte, ¢s el cinrio que se em- pleaba en as huertas de la Italia meridio- tal situadas a un nivel superior al de la acequia. Su elemento principal es una ca- ja oblonga de madera, de unos ciento se- senta centimetros de largo, con un lado abiero. Esti unida 2 una manivelainste- lada del otro lado de la acequia en el dn- sulo adecuado segtin el caso, yatada aun tripode. Cuando el operador mueve la manivela, la caja, al oto extrem, roza la superficie de la acequia, e llena de aguay la disemina por el retseno a la inctetble velocidad de cinco veces por minuto, de cinco a seis litros cada vex. Aunque no hnace falta agacharse, este trabajo es pesado: una sola hora de trabajo obliga al opetador a descansar dos horas, pero st cficacia de tiego debe haber sido conside- rable ya que todavia hay campesinos del altiplano de Guatemala que tiegan sus partelas con un iro que tat vez fue despojado de su tipode por los espafcles cuando lo incrodujeron en el Nuevo Mundo hace unos cuatrocientos afos. En Tralia sélo sobtevive hoy en Ia palabra iurlato, que signibicn aporado, ‘Un instrumenco mis sencillo, pero no ‘menos ingenioso, es la pequetia “Kimpa- rade bokillo” que algtin pastor debis in- ventar en una noche oscura hace miles de ais. Esde greda y tiene Ia forma de una jarvta sin asa que el pastor puede sostencr ficilmente en una mano, mientras con la otra arranca un manojode lana de la oveja mis proxima, le agrega un poco de sebo y cenciende la llama de la impara, Difun- dida porlos admadas, una de ella fue en- contrada en la aldea frabe de Abu-Gosh, «en el camino a Jerusalén, otras se exhiben cen el museo de Persepolis o fueron descu- biertas en tumbas ptinieas de Cerdedia y Sicilia. No es taro verlas hoy al anochecer, fencendidas por pastores siclianos que astean su rebatio en la montatia, Talista de los hallazgos podria ser larga y abarcar desde implementos grandes como jaca, prensas de uvas y aceitunas ‘© molinos harineros hasta otros. mas ‘pequefis, tales como cerémicas,cestria, sguadafias, yugos y azadas. La rascadera, que los latinos llamaban radida, es una hherramienta muy chica que le’sirve al campesino para limpiar azadas, pals y botas, quitindoles I sueiedad, la maleza adherida, cl barro y el extigrcol. Lo ‘acompafia 2 todas partes, prendida a la

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