Los equipos efectivos traen consigo una serie de ventajas,
las que logran transmitir hacia toda la organización así como a sus propios miembros. Estos se caracterizan por crear una cohesión de grupo que los caracteriza como un ente individual y unido. “Cuando un equipo eficiente trabaja, la estructura que se forma ayuda a que el grupo obtenga resultados productivos” (Root, 2018).
Liderazgo: los factores como la empatía y saber guiar a sus
subalternos, logran ser elementos claves que un buen líder debe aplicar para llevar al equipo con éxito hacia la meta.
Metas específicas: el equipo debe saber e internalizar en
todo momento cuál es la meta que ha de alcanzar, y para eso la comunicación debe fluir en todas sus direcciones, con la idea de que no exista confusión o desacuerdos.
Respeto, compromiso y lealtad: estos tres factores logran
ser relevantes al momento de trabajar en un equipo efectivo, generando una cohesión y una cultura interna que logra unir los esfuerzos realizados.
Comunicación eficaz: el problema que poseen muchas
organizaciones es la mínima comunicación que tienen, lo que provoca un desorden, confusión, una baja motivación, entre muchos otros factores.
Pensamiento positivo: los equipos de trabajo eficaces logran
que las ideas y aportes puedan fluir libremente, las cuales son respetadas y no son criticadas por el resto del equipo, sino que son bien recibidas ya que son vistas como oportunidades de aprendizaje.
Reconocimiento: las expresiones de agradecimiento y
compensación por el trabajo realizado son de gran importancia para mantener la motivación de los miembros del equipo.
Valoración del trabajo en equipo: en este punto, es deseable
considerar que todos los miembros del equipo logran reconocer y apreciar los beneficios que el trabajo les trae, tanto a ellos mismos como a toda la organización.
Conciencia del entorno: los equipos de trabajo son parte de
un sistema, del engranaje completo que hace funcionar a la organización.