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En la historia

Castillo Berthier citó que el principal contacto entre Oriente y Occidente


respecto a los tatuajes se dio con los marineros llegados a la Polinesia, quienes
comenzaron a tatuarse y extendieron esta costumbre por Estados Unidos.
Después, fue común entre prisioneros y ello le llevó a tener grupos socialmente
estigmatizados. A partir de esa fecha se popularizó sobre todo en jóvenes y
celebridades del cine, la televisión, cantantes como los roqueros de los años
1960, deportistas como jugadores de futbol, beisbol, futbol americano,
boxeadores.
La palabra tatuaje viene del polinesio Ta que significa golpe, que a su vez
evolucionó en la palabra tahitiana tatau que significa marcar algo. Es por ello
que en la época moderna los tatuajes se asocian con la Polinesia.
El vestigio más antiguo se encuentra en una momia de un glaciar de los Alpes
ubicados en la frontera entre Austria e Italia, que tenía la espalda y las rodillas
tatuadas. Vivió durante la Edad de Cobre, un periodo del Neolítico tardío, hace
aproximadamente tres mil 250 años. Es conocido como la momia Ötzi, “el
hombre de hielo”, y se encuentra en el Museo de Arqueología de Tirol del Sur en
Bolzano, Italia.
Un prolífico pueblo tatuador fue el polinesio, donde llevaban a cabo esta
práctica con sus pobladores de manera paulatina desde pequeños, hasta que, al
ir creciendo, no quedara ningún área del cuerpo sin tatuajes. La función de esto
era asustar a los enemigos.
Este arte fue practicado en el antiguo Egipto durante el Imperio Medio. Parece
que los tatuajes se los hacían únicamente las mujeres como símbolo de una
clase inferior a la que pertenecían las bailarinas y prostitutas.
En otras culturas antiguas como Grecia y Roma eran utilizados como símbolos
de culto hacia una deidad, como marca que simbolizaba servidumbre, señal de
un tipo de actividad o para recibir protección.
En Japón lo practicaron desde el siglo V antes de Cristo, donde era símbolo de
las clases sociales altas y decoraban sus cuerpos con pequeñas obras de arte.
En esta nación también se identifica con el grupo criminal Yakuza, que tatúa
extensamente su cuerpo. Cabe señalar que el origen de esta práctica se
encuentra en China, donde en el siglo VIII a los criminales se les empezó a
marcar con tinta permanente en la piel, como una forma de castigarlos e
identificar el conjunto al que pertenecían.
En el artículo “Alteraciones culturales en el cuerpo”, de la revista Estudios
Mesoamericanos, Josefina Bautista Martínez, profesora investigadora en el
Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), relata que entre los
habitantes del México prehispánico alterarse de distintas formas el cuerpo fue
una costumbre muy difundida.
Las causas de estas modificaciones, agrega la autora, fueron varias; algunas
están relacionadas con sus festividades, otras con ciclos agrícolas y algunas
más con ciclos de vida. Fue común que celebraran alguna festividad o
acontecimiento natural, pintándose la cara y el cuerpo con diseños y colores
específicos y efectuaran algunas dantas.
Bautista Martínez establece en el texto que también acostumbraban hacerse
escarificaciones sobre la piel de la cara, brazos o piernas. Asimismo, era común
deformarse la cabeza, limarse y/o incrustarse piedras semipreciosas en los
dientes anteriores. Hay evidencias de estas prácticas culturales en sellos de
cerámica, figurillas, cráneos, dientes y relatos de cronistas.

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