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Ficha: El nacionalsocialismo uruguayo

El pensamiento nacional-socialista “impregnó notoriamente diversos sectores de


agentes políticos del país, más allá de aquellos explícitamente identificados con él”, según
la historiadora uruguaya María Camou.

Como en otros países, el foco de difusión del nazismo fue la colonia alemana. En
Uruguay el partido nacionalsocialista se fundó de manera independiente de Alemania en
1931, cuando Hitler todavía no había tomado el poder. Su periódico, Deutsche Wacht (El
centinela alemán), se autodefinió “órgano de lucha del movimiento nacional-socialista en
Uruguay”.

He aquí algunas de las tareas de los miembros del partido: “Cumple las leyes del
país del que eres huésped. Deja la política del país en que resides para sus habitantes.
Date a conocer siempre y en todas partes como miembro del partido. Habla y actúa
permanentemente como orgulloso integrante del movimiento nacional-socialista y de la
nueva Alemania”. El proselitismo se hacía también por medio de una emisora radial que
transmitía los discursos de Hitler y de Goebbels, su ministro de propaganda, así como
himnos y marchas del partido, y se extendía a los alumnos de los varios colegios alemanes
del país. El poeta Mario Benedetti aprendió alemán en el Deutsche Schule de Montevideo
donde cursó la primaria. Fue retirado del colegio antes del contagio nazi pero sí recordaba
que en una ocasión un profesor les pidió a él y a sus compañeros que lo saludaran con la
mano en alto.

Ese proselitismo incluía una buena dosis de antisemitismo. Según la historiadora


Camou: “El antisemitismo, como bandera política, constituyó el aspecto más elaborado y
homogéneo del discurso nazi fascista nacional, y el que logró mayor incidencia, y para cuya
difusión colaboró parte de la prensa conservadora, El Debate y El Diario, por ejemplo”.

Ya en 1936 afirmaba el periódico Tribuna Popular: “El comunismo es dirigido, lisa y


llanamente, por judíos”. El mismo diario había escrito antes: “La influencia semita se nota en
toda actividad de nuestro país, y ello es deprimente para el espíritu nacional que se ve
desplazado, desposeído y suplantado por los semitas en sus maniobras de fin utilitario y
material”.

Cercanas fueron las relaciones entre Hitler y Gabriel Terra, dictador del Uruguay de
1931 a 1938. Con ingenieros y técnicos alemanes se inició en 1937 la construcción de una
hidroeléctrica sobre el Río Negro en Rincón del Bonete. Con ese motivo Hitler telegrafió a
su homólogo: “Excelentísimo señor presidente de la República Oriental del Uruguay Doctor
Don Gabriel Terra. Montevideo. Al buen éxito de la obra monumental del Río Negro,
comenzada por iniciativa de su gobierno, expreso a su Excelencia mis más sinceras
felicitaciones. Adolfo Hitler. Canciller del Reich”.

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